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Carácter por 7cielos

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Notas del capitulo:

Ains, se complica!

 

CAPITULO III: AMOR EN SILENCIO.

 

Varios días habían pasado, nada de novedad, los tres solo se veían en ratos de entrenamiento pero Milo y Camus ni las miradas cruzaban, Shura seguía implorando con sus ojos a un Camus que nunca volvía atrás en sus decisiones y eso el peli azabache lo sabía. Antes que pareja fueron amigos y por eso habían intentado ese algo más pues coincidían en muchas cosas pero al parecer ser tan semejantes era lo que había echado a tierra todo intento de seguir como amantes.

 

El patriarca había mandado llamar a Camus, el cual de inmediato se dirige a la sala del gran maestro. No tenía idea para qué era el llamado así que solo se preocupa por presentarse a tiempo.  Con sumo respeto se inclina mientras escucha la voz imponente de aquel hombre que irradiaba bondad a la vez que poder.

 

- Camus de Acuario... te irás a Siberia a entrenar a un futuro caballero de bronce para la constelación de Cygnus...- La orden fue directa, aquel Patriarca era preciso en sus llamados e iba siempre directo al punto.

 

-Si maestro. – No dejó de sorprenderse por la orden. Regresar a Siberia era algo que había anhelado algunas noches pero no pensó que sería así tan de pronto.

 

- Partirás dentro de dos semanas, el nombre del pequeño aspirante es Isaac... quizás más delante lleguen otros jóvenes a competir para obtener la armadura del cisne, tu sabrás quien es merecedor de ella...- Sólo las manos del Patriarca parecían tener vida ya que su postura recta y ese casco acompañado de una máscara evitaba ver aquellas expresiones que bien el guardián del 11avo templo podía imaginar.

 

- Si maestro, me honra que se haya fijado en mi como entrenador... – Pronunció mientras una nueva esperanza y un nuevo motivo de seguir adelante aparecía sin ser buscado. Su corazón dolía por todo el sentimiento guardado que tenía en él y que sabía tendría que dejarlo ahí. Nunca imaginó que no sería difícil encontrar a la persona correcta pero en cambio ganárselo y amarse mutuamente era terriblemente complicado.

 

- Si, si... solo te digo que tu estancia allá será de seis años... así que arregla lo que tengas pendiente. – El Patriarca sabía que la persona indicada para ser maestro de la constelación de Cygnus era precisamente Acuario debido a que dominaba los hielos y soportaba temperaturas tan bajas que otros caballeros ni en su imaginación hubieran aguantado.

 

- Si gran maestro. – Sus orbes se dilataron al escuchar el tiempo. ¿Serán suficientes seis años para olvidar a Milo? ¿Serán suficientes seis años para desaparecer su aroma sobre su propia piel? ¿Serán suficientes seis años para enterrar en su memoria que fue a la primera persona que le permitió invadir su intimidad corporal? ¿Es verdad que el tiempo lo cura todo? Todo su cerebro trabajó en segundos intentando obtener respuestas pero quedaba en donde mismo. Amar duele. Por que estaba convencido. Lo amaba.

 

- Puedes retirarte. – Ordenó el hombre cabecilla del Santuario. Había logrado sentir la perturbación en aquel joven caballero de Athena pero también sabía de qué trataba aunque nada le dijera. Pero para el gran Patriarca primero estaba el deber de guerrero y así sería.

 

Camus se da la media vuelta, pensó que sería lo mejor, irse y no ver ni a Shura ni a Milo por buen tiempo, se aclararían así muchas cosas en su mente y de paso Shura le olvidaría o quizás se enamoraría de alguien más... no es que fuera cobarde, ni mucho menos que estuviera huyendo, era solo una oportunidad que le ofrecía el destino.

 

La siguiente semana se la paso recorriendo todo el santuario, quizás para que no se le olvidara como era por si estaba igual o cambiaba para cuando regresara de Siberia, ese lugar donde él mismo entrenó, ahora cargaba también una pequeña libreta y cada vez que se le venía una idea de lo que le iba a enseñar a sus alumnos lo anotaba, le entusiasmaba la idea de ser maestro... - Les enseñaré que tengan carácter -... se repetía constantemente. Entonces pensó en formarlos como Milo. Determinados, confiables, seguros, leales, fuertes. Apretaba sus ojos cada que su pensamiento era invadido por el rubio Escorpión.  

 

Siente la presencia de alguien, gira su rostro y ve a un Shura inquieto, sus dedos estaban entrelazados jugando extrañamente, sus ojos abiertos y mirándolo directo. Andaba con ropa de entrenamiento aun y el sudor comenzaba a oscurecer zonas de la tela haciendo notar que cierto nerviosismo le ocupaba el cuerpo.

 

- ¿Es cierto que te vas? – Había escuchado rumores de Aioria y de inmediato quiso saber si eran ciertos. Tan solo imaginar que no vería más aquella cabeza roja andar por el Santuario le causaba desazón a su vida.

 

- Si, lo es... por seis años. – Entonces se inclinó para atar aquella agujeta de su pie derecho para darle menos tensión e importancia a lo que acababa de decir. Vio que aquellos pies españoles se acercaban a el, entonces el pelicorto se puso en cuclillas y entonces Camus tuvo que mirarlo sin escapatoria. Aquel rostro estaba serio como no lo había visto hace mucho.

 

- ¿Tu se lo pediste al patriarca? – Shura a veces se odiaba por perder todo lo que era cuando estaba frente al galo. Se reprochaba ser tan dócil con él siendo que para todos era el firme y sereno caballero.

 

- No, fue orden directa de él. – Le dijo entonces tomando asiento en el suelo como en viejos tiempos cuando eran simplemente amigos. Shura lo siguió acomodándose a un lado en aquel suelo de tierra y con rocas que ligeramente se enterraban en sus muslos y glúteos.

 

- No quiero que te vayas, no quiero dejar de verte aunque sea, yo... – Agachó su postura formando una concha con su espalda. La noticia le abatía. Dolía. Tenía sus manos sobre sus rodillas y luego simplemente se desplomaron sobre ellas.

 

No sabía como hacer que Camus entendiera que era todo para él. Quería decirle con palabras todo lo que su corazón sentía pero las palabras no podían explicar eso. Sufría por que desde hace mucho que no lo tenía consigo y más por que lejos le sería más difícil recuperarlo. No entendía que el galo no lo había querido como el y que por mas intentos que hiciera, Camus no lo aceptaría nuevamente por que eso significaba dañarlo más.

 

- Es lo mejor... sobre todo para ti. – El chico tomó la mano de su amigo el cual giró su rostro lleno de tristeza. A pesar de todo, el pelirrojo extrañaba al antiguo amigo. Se había cansado de esquivarlo y alejarlo más de si porque antes que nada se llevaban bien. Le estimaba y por eso había tomado la decisión de terminar la relación para así recuperar al Shura compañero y confidente; ahora no sabía si lo lograría algún día.

 

- Solo quiero que sepas que siempre te amaré, hasta después de la muerte... si es necesario buscaré estar de tu lado. – Apretó más fuerte aquella mano que suavemente se deslizó para terminar aquel contacto. ¿Dónde estaba su voluntad? ¿Dónde su dignidad? ¿Por qué seguir rogando? No sabía nada solo que lo había perdido.

 

Camus se levanta y se acerca a él, este abre sus ojos al sentir los dedos de Camus sobre su rostro, le mira sonreír para luego retirarse, sabía que eso había sido un “Gracias”... a pesar de solo estar cuatro meses juntos como pareja sabía algunas cosas de él y sabia que no se expresaba fácilmente pero había aprendido a interpretar ciertas actitudes. Agradeció ese gesto y también sonrió aunque el galo ya no lo hubiese visto. Nunca probó aquellos labios pero sabía que eran el manjar mas preciado que pudiera anhelar y ver que le había esbozado una sonrisa le daba un poco de esperanza. ¿A qué? Quizás a recuperarlo.

 

     Shura se dirige a la cabaña de Milo, su confidente y mejor amigo; con lágrimas en los ojos le cuenta de la partida de Camus. El griego se esforzaba por entender lo que el otro emitía con un tono de voz apenas audible. Le abrazó para confortarlo y hacerlo sentir que no estaba solo.

 

- ¿Cuando se va? – Pregunta mientras daba ligeras palmadas a su amigo. No podía ser tan malo, era común que los enviaran a misiones. Generalmente eran asuntos de días y quizás Shura estaba tan sensible que estaba dimensionando las cosas.

 

- En cinco días. – Dijo dando un respingo para controlarse un poco y hablar mas claro. De alguna manera llorar le había hecho que se desahogara. No, no tenía miedo mostrarse débil con Milo, no tratándose de Camus. Como guerrero, como caballero de oro era poderoso e imponente pero con el griego amigo se permitía flaquear. Ni con el mismo Camus en etapa de amistad lo había hecho.

- No puede ser tan malo... ¿por cuanto tiempo? – Se separó un poco de Shura para que este tomara mas aire. Le dolía ver a su compañero así, pero ahora mismo esas preguntas eran para saber sobre aquella persona que él mismo se había prohibido. Era difícil ser sincero con Shura y confesarle que desde hace tiempo no deja de pensar en aquella persona que lo ha lastimado. Tenía miedo de lastimar a su amigo. Shura siempre le había acompañado en las buenas y en las malas, ¡No puede pagarle de esa manera!

 

- Por seis años. – Dijo secando sus ojos y no pudo ver aquella expresión del rubio. Aquella noticia le caía como balde de agua helada. Ahora debía guardarse también su dolor enfrente de Shura.

 

Milo se queda con un mal sabor de boca... sabía que había tomado una decisión y que al igual que Camus, difícilmente no cumplía... pero le amaba, estaba perdidamente enamorado de él... ¿acaso Shura aceptaría eso? No, no quería perder a su amigo... todo quedaría así, sin que nadie supiera nada, se guardaría su amor en alguna parte del corazón para no hacer sufrir a quien consideraba un hermano mayor... ¿Cómo es que se había enamorado de él?, quizás por las múltiples virtudes que Shura le contaba o por haber probado su piel y sentir su calidez como nunca antes con alguien en su vida, quizás por haberlo hecho por primera vez con el galo; recordó aquel calor, ese que jamás esperaba del hombre de hielo al que consideraba incapaz de dar amor por lo que le había hecho a su español amigo. Lo sintió pero no diría jamás a nadie de eso, ni al propio Camus que tenía la seguridad que ya lo sabía por que quizás sentía lo mismo por él.

 

Notas finales:

Se vale dejar comentarios y críticas n___________n


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