CAPITULO I: LA RUPTURA
Sujetándole de las ropas y mirándole con los ojos llorosos, con su rostro rojo de tanto llorar, estaba en el suelo arrodillado y mirándole a su cara... no podía creer lo que estaba escuchando, según él todo marchaba a la perfección, pasaban momentos agradables y nunca se habían enojado... ¿Que era en lo que había fallado? ¿Que es lo que había hecho mal?
El otro como siempre le miraba directo a los ojos pero aquellas lágrimas no parecían afectarle en lo más mínimo, estaba relajado y tranquilo y con toda seguridad de lo que estaba haciendo. No daría paso atrás aunque el otro se mostrara deshecho.
- Por que? - pregunta un Shura desesperado, queriendo encontrar una respuesta.- Solo dime... Quiero escuchar una razón... - Parecía que sus sollozos querían matar las palabras que de su boca temblorosa salían. Su cuerpo se estremecía y lo hacía ver tan vulnerable.
Camus se inclina, lo sujeta de los brazos y lo levanta, era incómodo para verlo así; no por que se sintiera culpable, si no que no sabía como actuar, le mira directamente a los ojos de la cabra cuando parecía que se había recuperado un poco, pero este vuelve a reventar en llanto y se lanza a abrazarlo.
- ¡¿Que hice mal?!... dime... ¿Por que tan repentinamente me dices que todo terminó? Volvía a humedecer el hombro de Camus, volvía a asfixiarlo en ese abrazo desesperado. Parecía que solo así podría retenerlo y jamás dejarlo ir.
Camus lo retira y esta vez le sujeta fuerte para mantenerlo a una distancia prudente. Sabía que pudo ser menos crudo al terminar aquella relación pero sólo sabía ser directo y quizás el tacto con lo que hizo las cosas era el menos adecuado. Sabía bien lo que Shura sentía y día a día se lo había demostrado. Sentía que no se lo merecía por que simplemente no podía corresponderle de la misma manera.
- No soy lo que buscas, ni te daré lo que esperas... es mejor para ambos... - Intentó que su voz fuera tranquilizadora. Simplemente le decía la verdad pero al parecer el otro estaba renuente a comprenderlo. El galo se sintió un poco culpable por iniciar aquella relación sabiendo que no era amor lo que sentía; erróneamente intentó transformar ese gran cariño de amigos en algo más.
- ¿Y quien lo decidió?... yo... yo te amo... - Insistía. Shura pensaba que con tiempo el podría lograr que el joven acuariano lo amara tan intensamente como el lo hacía. Sentía que su corazón estaba siendo acuchillado una y otra vez, era un dolor continuo desde que Camus pronunció la palabra "separarnos".
Camus dando un fuerte suspiro cierra los ojos por un pequeño instante, Shura tenía la esperanza de escuchar salir de sus labios que no lo abandonaría... le mira con atención y por fin se separan los labios del peli-rojo.
- Eso es lo que me falta... - Dijo como hablando consigo mismo. Su frente se unía en un ligero gesto de molestia que poco a poco se suavizó logrando uno de tristeza.
-¿Que? ¿Amor?... Pero si yo te lo doy por completo. - Repuso de inmediato Shura pensando que con eso haría cambiar de parecer a su ya ex pareja. Tenía la esperanza que fuera una pequeña crisis pero que pronto pasaría y saldrían victoriosos y seguirían adelante con su noviazgo.
- No... Carácter Shura... sólo eso... - Se confesó. Shura era demasiado blando, cambiaba de opinión al saber que Camus no coincidía con la de el. Dejaba de ser el mismo para intentar complacer al otro. El galo no buscaba a alguien complaciente, buscaba a alguien firme, seguro de lo que desea, que luche como una fiera por lo que cree es lo correcto y se mantenga con la cabeza en alto sin doblegarse a las voluntades ajenas que quieran cambiar el rumbo de su vida sin pedir permiso. Shura no lo tenía.
Camus se da la media vuelta saliendo de la pequeña cabaña correspondiente al caballero de Capricornio; aquella cabaña que ocupaban cuando no les era requerido cuidar su templo. Eran tiempos pacíficos. Cierra la puerta y deja parado ahí, absorto, a un Shura que aún no entendía nada, ¿Cómo? si en la noche anterior habían reído, habían tomado sus manos y lograba sentir su calidez o al menos eso creía el caballero de capricornio. ¿Carácter? pero ¿Cómo tenerlo si sólo verlo le inspiraba ternura y amor?... ¿ahora que haría?.. Con tan solo 4 meses de estar juntos ya sentía la necesidad de estar junto a él cada día...si ya le había enamorado, si ya se había llevado su alma. Era injusto, muy injusto y parecía ser que había encontrado el lado frío de Camus el cual se iba sin decir más nada ya que las explicaciones no eran su fuerte, las detestaba.
Camus estaba sentado observando el atardecer, aunque no quisiera reconocerlo estaba algo triste por lo sucedido... Shura era grande, amoroso y detallista... ¿que más podía pedir?... quizás solo amarlo... las cosas buenas que le sucedían casi siempre él mismo terminaba por dejarlas o alejarlas de si. Saboteaba su propia felicidad y eso le dejaba siempre mal sabor de boca por herir a quien le profesaba amor. Pero si sabía algo, Shura no es el amor de su vida.
- No, no es lo que espero.- Pensó mientras miraba como se ocultaba el sol...- Carácter... - Se repetía a si mismo.
El sentimiento de arrepentimiento jamás lo invadió, solo sus pensamientos se dirigían a saber que es lo que realmente buscaba... ¿Qué era aquello que le faltaba a su antiguo amante?... llegaba a la misma conclusión... carácter...
::C::
Hora de entrenamiento, se iban a enfrentar, Shura le miraba aun con melancolía, mientras Camus parecía de lo más normal, eso a Shura le molestaba, todos miraban atentos pues bien sabían lo que había pasado entre ellos. Milo le miraba con coraje pues era gran amigo de Shura y le molestaba lo que el peli rojo le había hecho y lo que más detestaba es que estaba como si nada hubiera pasado... o al menos eso aparentaba.
La cabra lanza el primer golpe sobre la mejilla de Camus el cual escupe sangre, sonríe y con su mano hace una seña provocadora a Shura, este con coraje se lanza y Camus logra aplicarle una llave que deja inmovilizados los brazos y con su rodilla golpea el estómago de Shura sofocándolo, Camus le suelta permitiendo que tomara aire y aprovecha para sujetarse el cabello que lo tenía bastante crecido.
- ¡Concéntrate! - Grita Milo viendo que el galo lo dominaba fácilmente haciendo quedar en ridículo al guardián de la casa de capricornio el cual parecía no importarle nada que el otro acertara cada golpe lanzado.
Shura conecta varios golpes a Camus pero otros tantos fueron detenidos o esquivados, Camus relajado en sus expresiones parecía divertirse, disfrutar de su "entrenamiento"... Nuevamente le detiene el puño y le conecta varios golpes rápidos en pecho y estómago al pelicorto.
- Debes mejorar tu defensa Shura...es un consejo de amigos. - Dijo mientras el otro estaba inclinado apoyándose con sus manos colocadas sobre sus rodillas y jadeaba. Se veía derrotado totalmente.
Camus se da la vuelta y se sienta en los escalones para ver a los demás... Aioria contra Aldebarán...
Después de ayudar a Shura a atender sus golpes, Milo enfadado se dirige hacia Camus con pasos apresurados, salta varios escalones para llegar más rápido y estando frente a él le sujeta de la muñeca con fuerza, Camus solo voltea a verle pero sin decir nada.
- Eres el peor ser humano, ¿acaso así es tu amor por Athena? - Su mirada era agresiva y retadora, casi le mataba con ella, pero Camus seguía igual, sereno y sin decir nada.
- ¡Contéstame!... ¿Acaso disfrutas haciendo sufrir a los que te quieren? - Podría decirse que Milo intentaba inyectar veneno en cada frase dirigida al galo el cual solo pasaba un escáner en aquellos ojos turquesas.
Camus le observaba sin dejarse intimidar aunque el otro parecía querer matarlo; era interesante como ese tipo con el que contadas ocasiones había cruzado palabras le hablara de esa forma... Milo apretaba con más fuerza la muñeca de Camus a tal grado de esta ponerse algo azulada por falta de circulación sanguínea. Aun así el maestro de los hielos no hacía nada.
- No me importa lo que pienses o digas... ese asunto solo fue entre Shura y yo... además, no me gustan las explicaciones a terceros. - Sus palabras salieron con la tranquilidad de las aguas serenas de un lago, cosa que irritó más al Escorpión.
Milo le suelta la mano y simplemente se da la vuelta, consideraba que no valía la pena, lo mejor sería acompañar a su mejor amigo.
El peli rojo había quedado con mucho interés sobre la actitud del escorpión, le había gustado verle enojado... después que se retiró esbozó una ligera sonrisa mientras que con su otra mano sujetaba la que estaba ahora roja...
- Tiene algo que me llama la atención... el tiene...CARÁCTER - Pensó para si mismo mientras esa sonrisa se dibujaba con más claridad.