IV. Funerales y Sorpresas
Severus continuó mirando por la ventana durante un rato más. Lentamente se daba cuenta del giro que había dado su vida al pronunciar ese juramento. Su vida corría peligro, pero también se sentía bien por poder asegurarse de la futura felicidad de Harry. Pero en esos momentos tenía que pensar en apoyarlo por el latente funeral de su padrino. Severus aún lo consideraba un vagabundo pulgoso, pero en lo más profundo de su alma le daba las gracias por haber arriesgado su vida y poder tener a Harry con él. Gracias a esos acontecimientos tenía a Harry a su lado, gracias a la desdicha también podía hacer feliz a Harry. Muchas ideas y sentimientos se arremolinaban en la mente de Severus mientras oía unos pasos atrás de él.
-Severus, todo está listo. Debemos bajar enseguida. – puntualizó Albus. …l ya se encontraba vestido con una larga túnica negra, algo inusual en el, pero que la ocasión lo ameritaba.
-Enseguida bajo Albus, estaba unos momentos a solas. – respondió Severus.
-¿Sigues pensando en lo que te he dicho allá en el despacho? – inquirió Albus.
-No realmente, estoy más ocupado pensando en que pasará a partir de hoy.- dijo Severus mientras recargaba un brazo en la pared que tenía más cerca y miraba fijamente al piso.
-Nada cambiará Severus, ¿a que es a lo que le tienes miedo?- preguntó Albus.
-Miedo nunca.-
-¿Entonces porque te lo preguntas?-
Severus levantó la cabeza y miró directamente a Albus a los ojos.
-Porqué…-vaciló Severus – no estoy realmente seguro de que Harry sienta amor por mí, realmente no sé que me ve si no soy atractivo, simplemente soy el mismo profesor que ha tenido desde hace cinco años, ¿qué me hace diferente ahora? –
-Severus…-suspiró Albus – ese chico ve en ti algo más poderoso y mas allá de lo físico, tu corazón. Ese amor que le inspiras junto con esa bondad que parece oculta detrás de una barrera de hierro que tú mismo te has impuesto. Si quisieras mostrar más tu parte amable, sería todo muy distinto, e incluso más sencillo.
-Más sencillo, - se burló Severus – mi vida nunca ha sido sencilla y tu eres testigo de eso.
-Severus, ambos sabemos que sus vidas nunca han sido sencillas. Nada más mira, acaba de perder a su padrino y apenas cuando era un bebé perdió a sus padres. En cambio tú perdiste al amor de tu vida y haz arriesgado tu vida para proteger al muchacho y sobre todas las cosas ambos están enamorados y son correspondidos, eso debería bastarte.-
-Lo sé, solo que la vida a partir de ahora será difícil para ambos.-
-Siempre lo ha sido y espero que salgan bien librados de esto. Por eso les tengo una propuesta, váyanse de vacaciones juntos. Creo que se las merecen, después de todo puede hacerles bien a ambos y afianzar su relación.-
Albus guiñó un ojo.
-Albus… no te pases. No sé qué quieres decir con eso.- dijo Severus sonrojado.
Albus soltó una carcajada.
-Bueno como veo que ya estás de mejor humor creo que es momento de bajar, todos ya han de estar ahí y Harry necesitará más apoyo que nunca, y tú eres el más indicado para eso.
-Sí, es lo más indicado. Enseguida bajo Albus, gracias. – dijo Severus dando una cabeceada.
-De acuerdo, te veré abajo.-
Albus echó a andar hacia los terrenos dejando a Severus hundido en sus pensamientos.
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- Harry, es el momento de bajar amigo.- decía Ron mientras se acomodaba la corbata negra frente al espejo.
-Si claro, enseguida bajo. ¿Quisieras adelantarte un poco? Te alcanzaré abajo.-
-Vale, te veo en unos minutos.- asintió Ron – ¿Hermione ya estas lista?
Hermione salió vestida con una camisa negra y un pantalón a juego. Llevaba el pelo alisado y se le notaba un poco triste.
-Si Ron, adelantémonos.-
Ambos cerraron la puerta del dormitorio mientras Harry seguía tirado sobre la cama, enseguida se incorporó y sacó el viejo álbum de fotografías que le había regalado Hagrid durante su primer año en Hogwarts. Ahí se encontraban su madre y su padre saludando alegremente, en otra imagen se observaba a Harry con su escoba de juguete, y finalmente en la última imagen se veía a Harry celebrando su primer cumpleaños junto con sus padres. Harry tomó una de las pocas fotografías que tenía de su padrino y la colocó cuidadosamente junto a la imagen de sus padres. Lentamente cerró el álbum de fotos mientras una silenciosa lágrima resbalaba por su rostro. Una punzada de dolor se encontraba en el fondo de sus entrañas, subía hasta su garganta y volvía a bajar. Finalmente tenía que enfrentar su destino y ver como la muerte de Sirius era real, todo lo que había pasado hasta ahora era real, como el amor prohibido entre Severus y él. Miró por la ventana de la habitación, como la primera vez que llegó a Hogwarts, solo que esta vez lo que logro mirar fue una tarde nublada con posible lluvia. El cielo parecía llorar la muerte de Sirius al igual que él.
Se dio por vencido, era la hora de la verdad, se levantó y se dirigió hacia los terrenos, dispuesto a enfrentar lo que venía.
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Todos estaban en silencio sentados sobre sillas blancas, se podía sentir un ambiente bastante pesado con todos los presentes vestidos de negros. Hermione y Ron se encontraban en segunda fila sentados detrás de Dumbledore, McGonagall y Remus. Albus tenía la mirada perdida mientras recordaba todas las travesuras que realizaba Sirius junto con los demás merodeadores. McGonagall lloraba desconsolada mientras recibía palmadas en la espalda por parte de Hermione quien también se encontraba desconsolada y recargaba su cabeza en el hombro de Ron. …ste tenía la mirada clavada en el piso y no escuchaba nada de lo que se decía y finalmente estaba Remus, el cual lloraba silenciosamente. Sus lágrimas resbalaban por su rostro y se perdían en sus labios, los cuales estaban pronunciando palabras vacías sin emitir sonido alguno.
Al frente se encontraba un hombre de estatura baja, vestido con un traje completamente blanco, muy distinto al que todos utilizaban. Pronunciaba un discurso a favor de la memoria de Sirius, todos los presentes escuchaban atentamente y un poco más alejado de todo el gentío se encontraba Harry recargado sobre el tronco de un árbol, sentado.
Sus brillantes ojos esmeraldas se encontraban empañados en lágrimas, se sorbía la nariz mientras con la manga de la camisa intentaba quitar las lágrimas que corrían por su cara. Recordaba los pocos momentos que había disfrutado al lado de Sirius, el momento cuando albergó la esperanza de poder irse de la casa de sus tíos para irse a vivir con él. Ahora todas esas palabras habían quedado en el pasado, nunca podría decirle a Sirius cuanto lo quería y cuanta falta le iba a hacer en ese momento. De repente sintió una mano sobre su hombro y levantó la mirada y se encontró con un par de ojos negros mirándolo tiernamente.
-Severus…-susurró Harry mientras se hacía a un lado para que el mayor se sentara.
-Harry, Albus me dijo que en estos momentos necesitabas todo el apoyo posible, así que llegó la artillería pesada.- dijo
Severus mientras le daba un tierno beso en la mejilla y se sentaba a su lado, pasó un brazo por detrás de la cintura de Harry para acercarlo más a su pecho. Harry recargo su cabeza en Severus, podía oír su respiración y los latidos de su corazón. Severus acariciaba el cabello de Harry desordenándolo.
-Gracias, en serio significa mucho para mí que estés aquí conmigo.-
-Siempre estaré contigo, eso nunca lo dudes.- contestó estrechándolo más fuerte contra su pecho.
-Severus, lo he estado pensando y no quiero volver este verano con los Dursley. ¿Crees que exista alguna manera de que no se… pasemos algún tiempo juntos? – preguntó inocentemente Harry mirando hacia otra dirección.
Severus soltó una carcajada mientras Harry se le empezaban a poner coloradas las orejas.
-Entonces joven Potter…- comenzó Severus con su voz fría y calculadora - ¿me estas sugiriendo que nos vayamos de vacaciones?- enarcó una ceja.
-Solo si tú quieres.-sonrió picaronamente Harry.
-Bueno, no es el momento ni el lugar para discutirlo, por ahora centrémonos en el lugar y el porqué de estar aquí.- dijo Severus mientras se levantaba y le daba una mano para que este también se levantara. Harry se incorporó lentamente mientras veía a la distancia que Remus empezaba a hablar mientras todo el mundo le prestaba toda la atención posible.
-¿Te importa si nos acercamos más? Casi no se escucha desde aquí.-
-Claro.- contestó Severus – pero si piensas acercarte, te reto a que me lleves tomado de la mano.-
-Severus, ¿estás seguro de esto?- dudó Harry
-¿Y porque no habría de estarlo?- contestó divertido- finalmente no debería importarnos lo que digan los demás, ¿o sí?-
-Por supuesto que no es solamente que no estoy acostumbrado a esas reacciones viniendo de ti.-
-Y yo no estaba acostumbrado a tener un pequeño demonio tan cerca de aquí. – dijo llevándose una mano al corazón.
Harry tomó la mano de Severus y con paso seguro se dirigió hacia donde estaba Remus hablando. Todos voltearon a ver cuando Harry se acercaba tomado de la mano del mismo profesor de pociones con el cual hasta hace poco parecía su peor enemigo, y ahora se encontraban en una situación comprometedora. Todos empezaron a murmurar distintas cosas pero Harry no les hizo el menor caso a ningún comentario que hicieran sobre ellos.
-¿Remus, podrías darme unos minutos para hablar con los presentes?- preguntó Harry a un Remus que se encontraba hipando.
-Por supuesto Harry.-
Harry suspiró hondo para decir las pocas palabras que tenía que decir. Sintió la suave mano de Severus que apretaba su mano en señal de cariño y seguridad. Harry se sintió más que nunca seguro de las palabras que iba a decir.
-Hola a todos los que se encuentran aquí para recordar la memoria de un gran hombre, amigo y padrino. Sirius Black fue considerado durante trece años un asesino psicópata, hasta que hace poco dado un ataque de mortífago en el Ministerio de Magia se pudo comprobar que Black no tuvo nada que ver y que Peter Pettigrew fingió su propia muerte para tenderle una emboscada a quien todos creían, era su mejor amigo. Tristemente todos se dieron cuenta
demasiado tarde. Ahora quisiera que le dedicaran un minuto de silencio a esta gran pérdida para el mundo mágico.-
Todo el mundo guardó ese minuto de silencio en memoria de Sirius, y poco a poco todos se fueron levantando y elevando su varita en señal de despedida.
Harry le dio un ligero tirón del brazo a Severus para que se fugaran de ahí. Severus entendió a la perfección la indirecta, rápidamente salieron hacia uno de los pasillos vacios cerca del aula de Encantamientos dado que Flitwick no se encontraba cerca y se abrazaron pasionalmente.
-Nunca creí que fueras tan valiente, me enorgulleces pequeño diablillo. – dijo entrecortadamente Severus mientras depositaba besos en el cuello de Harry.
-Creo que este diablillo merece una recompensa, ¿no lo crees?-
-No tengo por qué dudarlo ni un segundo, creo que es momento de recompensarte.- contestó Severus mientras lo empujaba unas escaleras más abajo dirigiéndose al aula de Pociones.
Severus estaba igual o más impaciente que Harry por hacerlo suyo finalmente. Harry no era ningún ángel y se encontraba debatiéndose con la lengua de Severus introducida en su boca mientras éste tenía su mano en la entrepierna de Harry. Poco a poco la situación subía de tono mientras se dirigían a la habitación de Severus.
-¿Estas completamente seguro de esto Harry? – preguntó Severus mientras lo depositaba cuidadosamente sobre la cama.
-Completamente, ahora ven aquí.-
Severus obedeció poniéndose a horcajadas sobre el joven. Harry hábilmente bajo la cremallera de Severus dejando a la vista unos bóxers rojo pasión que enmarcaban muy bien los atributos del pocionista. Severus mientras tanto le quitaba la camisa a Harry dejando a la vista un muy bien trabajado torso, lentamente empezó a juguetear con los pezones de Harry lamiéndolos y dejándolos lo suficientemente sensibles mientras Harry intentaba ahogar sus gemidos. Harry comenzó a delinear con s mano el abdomen de Severus mientras intentaba arrancarle aunque fuera un suspiro al mayor. Ya no aguantó más y tiró de los bóxers dejando a la vista una creciente erección, con la cual comenzó a jugar y ahora si escuchó los gemidos de Severus pidiendo más. Severus no se quedo atrás y comenzó a desabrochar los pantalones del ojiverde. Tiró de ellos junto con los bóxers para dejar a la vista también una erección bastante pronunciada, Severus se relamió los labios mientras empezaba a engullir ese delicioso plato que tenía a la vista, Harry no estaba muy preparado para eso pero lo disfrutó al máximo.
-Severus…- susurró Harry en medio de tanta pasión con voz ronca- tómame.
Severus no lo dudó ni un segundo mientras volteaba al muchacho dispuesto a hacerlo sentir al máximo. Dudó los primeros segundos recordando que Harry nunca había estado con nadie, así que intento hacerlo con el mayor cuidado posible. Mientras tanto Harry se concentraba mentalmente para lo que venía, poco a poco sintió como Severus se introducía en el cuidadosamente. Sintió una ligera tensión que poco a poco fue disminuyendo. Asintió en señal de que Severus podía continuar, el cual lo embistió poco a poco mientras iba aumentando la velocidad.
-¡Severus! – gritó Harry al momento de mayor éxtasis.
Severus sonrió al escuchar su nombre proviniendo del amor de su vida. Severus unos cuantos segundos más tarde también llegó al éxtasis gritando el nombre del muchacho.
Cuando finalmente terminaron Harry tenía su cabeza recargada en el hombro de Severus mientras este lo miraba fijamente a los ojos.
-Te amo, nunca dejaré que te pase nada. Siempre estaré aquí para cuidarte. – susurró Severus mientras le daba un tierno beso en la boca en el cual sus lenguas se volvieron a entrelazar como si fuera un baile.
-Severus, tu eres al hombre que amo, quiero estar siempre contigo. –
-Lo sé mi pequeño diablillo, ahora descansa. Has de estar agotado.- sonrió maliciosamente Severus.
-Antes de que me quede dormido, he de admitir una cosa.-
-¿Cuál? – preguntó Severus.
-Eso que tú tienes ahí – dijo Harry apuntando hacia la entrepierna de Severus con todo el descaro del mundo – es lo más maravilloso que he visto en mi vida.
Severus soltó una estruendosa carcajada mientras acercaba más la mano de Harry hacia su entrepierna.
-Y la tendrás cuando quieras. – enarcó la ceja Severus mientras se acomodaba para dormir aunque fuera unos cuantos minutos.
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