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Historias por Shiochang

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Historias
Vals interminable

El tiempo transcurría rápidamente cuando había paz y alegría, al menos eso sentía Dúo mientras hacía compras en el centro comercial, le daría un hermoso regalo a su novio, a su cuñado y a su concuñado. Sus idas y venidas del centro a la casa de los Winner eran muchas, en especial en esas fechas importantes. Ya después de la Navidad vería que le preparaba a Heero para San Valentín, y sonrió para sí, todo lo planeaba de antemano, no quería errores en su relación con el hermoso ex - soldado perfecto, ya llevaba casi un año y medio con él y no pretendía cambiar su actual estado.
Entró en otra tienda más y revisó las estanterías, ya tenía listo el regalo para Quatre y el regalo para Trowa, pero aún no se decidía que regalarle a Heero, y no es que fuera muy complicado complacerlo, pero quería algo único como su novio, algo que realmente valiera la pena, que le sacara una sonrisa, que pese al tiempo que llevaban juntos eran escasas, y que le demostrara su sincero amor.
- Hola, Dúo - dijo una voz femenina a sus espaldas y éste se volvió hacia su dueña - ¿Cómo te va?
- Hola, Noim, tanto tiempo - le respondió un tanto preocupado, que ella estuviera allí sólo podía significar una cosa, Relena estaba allí también.
- ¿No te da gusto ver a una vieja amiga?
- No - le dijo sinceramente sorprendiéndola - si tú estás aquí, la arpía esa también ya que eres su guardaespaldas.
- Aún no le perdonas que te mintiera respecto a Heero ¿verdad?
- Perdí todo un mes a su lado por su culpa.
- Ya te explicó por qué hizo aquello, deberías intentar perdonarla, Heero lo hizo.
- …l podrá, yo no, más si cada vez que lo ve, viene y acapara su presencia como sí realmente él fuera su novio y no mi pareja.
- La señorita Relena tiene una reunión en esta Colonia con los líderes pacifistas de las demás, así que Preventers está por completo aquí...
- ¡Eso sólo significa una cosa para mí, que una vez más irá a la carga por el amor de Heero! - la interrumpió molesto - y que Heero se enojará conmigo una semana si le monto una escena de celos una vez más - apretó los dientes - ¿por qué me tiene que arruinar la Navidad? Voy a tener que cambiar mis planes para esta noche por su culpa.
- No puede ser tan terrible ¿o sí?
- Al menos lo sé antes que se ausente por horas - respondió el trenzado aún molesto - la vez pasada me dejó plantado casi cinco horas antes de acordarse de que teníamos una cita por nuestro aniversario y todo porque "tenía una reunión de líderes de colonias" - lo imitó - y me llamó por teléfono y todo lo que tenía preparado para esa noche se echó a perder.
- Siento, Dúo, que te pasen estas cosas - trató de conformarlo la mujer - pero son los gajes de ser pareja de uno de los más poderosos líderes de las colonias.
- Pero es peor cuando andan de negocios con Quatre, allí pierde hasta Trowa.
- Bueno, pero ¿en qué andas?
- Le buscaba un regalo a Heero para la cena de esta noche, pero si hay una reunión, es mejor que no invite a Trowa y a Quatre, este último tampoco va poder asistir y Trowa va a querer hacerle una "fiesta privada"
- ¿Y que vas a hacer ahora?
- Poner en acción el plan B, eso, si es que Heero llega a una hora decente a casa.

Trowa estaba sentado en un sillón en la sala de estar escuchando a Quatre que le decía que lamentablemente esa tarde había una reunión de líderes pacifistas de las colonias y como él y Heero lo eran de esta colonia y de la nueva que aún se construía en el espacio, debían asistir. Estaba muy molesto pero no quería demostrarlo, tanto tiempo haciendo planes especiales para esa noche y ahora le salía con eso, vaya cosa.
- ¿Y se puede saber por qué la reunión el día de Navidad?
- La señorita Relena no tiene más tiempo para estas reuniones y aprovechó que tenía libre para venir aquí...
- A buscar a Heero y aprovechar de molestar a Dúo - dijo molesto.
- Y le encasquetaron esta reunión - terminó ignorando las palabras de su novio.
- Pudo haber venido en año nuevo o mejor, para San Valentín - dijo mostrando su ira finalmente - estos tipos creen que los lideras de las colonias no tienen familias con las que estar en estas fiestas, yo lo tenía todo listo para esta noche y ahora me sales con que no se puede.
- Trowa, yo... - el rubio no encontraba qué decirle, era raro que el ex - cirquero mostrara sus sentimientos tan claramente, pero era obvio que esto lo había afectado bastante - lo siento, sé que debí oponerme, pero creo que no habría logrado mucho.
- Pero habrías hecho el intento - se puso de pie - y tal vez otros te hubiesen apoyado y postergado la reunión.
- Perdóname, no lo pensé, sé que había mucha gente molesta, pero...
- Yo no era tan importante como aquella reunión ¿verdad?
- No me refiero a eso, es por la paz - intentó rebatirle - mira, podemos hacer algo, tan pronto se termine la reunión, yo te llamo y nos reunimos en alguna parte, vamos a cenar, y a bailar, lo que tú quieras ¿si?
- No quiero - le dijo huraño y salió de la habitación.
- ¡Trowa! - lo llamó.
- Amo Quatre, la limusina lo espera.
- Gracias, Aura - dijo y se dio media vuelta marchándose triste - ya veré que hago para compensarte esta noche, Trowa.

Dúo había adornado la sala a un estilo muy sexy, las luces bajas daban un ambiente muy romántico alrededor de la mesa ratona que usaría para bailarle a Heero, no sería un streep tease profesional, pero de seguro el intento valdría la pena y a él le gustaría, sólo le faltaba saber a qué hora lo tendría en casa para tenerlo todo a punto cuando llegara.
Se paró en la puerta una vez más para comprobar el efecto que tendría la sala y luego tomó el teléfono, si había alguien que sabía a que hora terminaría la reunión, ese era Rasid, uno de los guardaespaldas de Quatre, aunque el rubio no necesitara protección, por algo había sido un piloto gundam, además, siempre tenía a Trowa para que lo protegiera de ser necesario. Levantó el teléfono y marcó el número del celular del antiguo jefe de los Maguanacs.
- Rasid al habla - le respondieron casi al primer toque.
- Hola, Rasid, habla Dúo ¿de casualidad has visto a Heero por allí?
- Abandonó la reunión tan pronto esta se dio por terminada.
- ¿Cuándo fue eso?
- Hace unos quince minutos aproximadamente, el joven Quatre acaba de retirarse y vamos a su casa.
- Entonces Heero debe de estar por llegar - murmuró - gracias por el dato, Rasid.
- De nada, joven Dúo, que tenga buena noche - se despidió y colgó.
- Si Heero salió hace quince minutos, eso significa que ¡Me quedan cinco minutos para cambiarme! - exclamó mirando su reloj y echando a correr hacia su habitación - menos mal que dejé todo listo - se dijo quitándose aceleradamente la ropa para ponerse una más seductora y en cinco minutos estuvo listo y perfumado - ahora a esperar a mi galán - regresó a la sala y se sentó en un taburete arrinconado en la oscuridad con el control de las luces en la mano.
Heero entró intentando meter el menor ruido posible, de seguro Dúo le armaría un escándalo por no avisarle que llegaría tarde a causa de una reunión, pero su trenzado no tenía cabeza para los celos, en especial cuando Relena estaba de por medio. Entonces, algo llamó su atención, la casa estaba totalmente a oscuras y en silencio ¿sería que Dúo se había enojado y marchado? No, él lo amaba con la misma intensidad que él ¿o no? Las dudas lo llenaban, pero al entrar en la sala se quedó de una pieza al verlo sobre una tarima improvisada.
- Asiento, serás espectador exclusivo de mi show - le dijo con voz sensual activando las luces y la música.
Heero, aún en shock, se sentó en el sofá sin protestar mirando fijamente a Dúo que vestía un apegado traje de cuero negro que parecía ser una segunda piel mientras se movía al compás de la música como una serpiente. Se soltó el cabello y se quitó lentamente la chaqueta dejando al descubierto una camisa semitransparente de gasa también negra que revelaba mucho más de lo que cubría, la dejó caer al suelo y se paró delante de Heero moviendo sensualmente las caderas mientras se levantaba el cabello y lo dejaba caer como cascada libre de la trenza. Se abrazó lentamente y acarició sus contornos hasta llegar a la hebilla de su pantalón, la soltó y se quitó el cinturón de un tirón dejándolo caer al suelo mientras se seguía moviendo.
Heero estaba excitado, eso era algo inesperado de parte de Dúo, pero era fantástico, sin embargo, una duda entró en su cabeza ¿dónde habría aprendido a moverse así?
Lentamente el trenzado comenzó a quitarse la camisa de espaldas al japonés acariciando sus brazos, sentía que un fuego ardiente lo abrasaba, eran los ojos de su amado que no perdían movimiento, podía ver perfectamente que estaba en las mismas condiciones que él, aquel bulto en su entrepierna era la clara evidencia. Acarició sus caderas y se quitó lentamente los pantalones quedando totalmente desnudo frente a él. Heero le extendió los brazos y se arrojó a ellos.
- Eres hermoso - susurró el japonés acariciando levemente su pecho - hueles muy bien y bailas mejor ¿dónde aprendiste a hacerlo?
- Lo saqué de una película - le dijo ruborizado.
- Vamos a la cama, corazón - se levantó y lo llevó a su cuarto.
Dúo se sentó en la cama y comenzó a acariciar a Heero que aún conservaba la ropa acariciándolo por encima de ella mientras se la quitaba. El japonés le acariciaba con ternura el cabello dejándose hacer, sabía que se lo debía por arruinar la noche, pero estaba excitado también así que dejó caer la chaqueta mientras desanudaba la corbata.
Dúo levantó la cabeza y vio las mejillas sonrojadas de su novio y le sonrió acariciando sus brazos antes de ofrecerle su boca en un dulce beso que este tomó sin pensárselo dos veces. Mientras lo besaba comenzó a desabotonarle la camisa que sacó a tirones de la cinturilla de los pantalones, bajó por el mentón y comenzó a acariciarle el pecho a medida que le quitaba la camisa.
Heero sentía que le faltaba el aire y que los pantalones le estorbaban, sentía que iba a reventar, así que se soltó el cinturón para quitárselo, pero fue detenido por las manos de Dúo que le acariciaban las caderas, este le bajó lentamente el marruecos pasando sensualmente su mano por aquella zona.
- ¡Ahhhhh! - dejó salir.
Dúo sonrió antes de comenzar a bajar el pantalón junto con su ropa interior dejando al descubierto su miembro orgulloso, se inclinó hacia él y le besó la punta mientras terminaba de quitarle la ropa. Heero lo detuvo echándose hacia atrás.
- ¿No te gusta?
- No es eso - dijo sin aire arrojando lejos los pantalones que aún tenía en los tobillos - hagámoslo bien - se subió a la cama y se sentó en la cabecera - así no me caeré.
Dúo sonrió una vez más y se sentó frente a él volviendo a comenzar a acariciarlo desde el cuello hacia abajo pasando suavemente la lengua por el cuello, dando pequeños mordiscos y chupando levemente la carne enrojecida llegando primero a los pezones que se veían ansiosos de ser acariciados. Los atrapó entre sus dientes y los masajeó lenta y suavemente provocando que su dueño se arqueara de placer soltando gemidos apenas audibles. Su mano, traviesa, comenzó a vagar por su vientre hasta llegar a su sexo excitado frotándolo con placer.
- ¡Dúo! - gimió en voz alta - por favor.
Dúo dejó de torturarlo y lo besó en los labios.
- ¿Qué quieres, Heero?
- Poséeme - le pidió y Dúo se quedó de una pieza ¿se daba cuenta de lo que le estaba pidiendo? Eran muy pocas las veces en que le permitía hacerlo y era sólo cuando estaba de humor - ¿qué pasa?
- ¿En serio quieres?
- Sí - le acarició el rostro ruborizado - sólo te pido que seas más cuidadoso conmigo de lo que eres normalmente - le bromeó.
Dúo se sonrió de nuevo y lo besó con pasión desenfrenada en los labios antes de volver a su labor en la entrepierna del japonés tomando entre sus labios el miembro excitado de Heero mientras lo preparaba lenta y cuidadosamente hundiendo con cuidado los dedos en su agujerito prieto dilatándolo y preparando el camino con vaselina de una manera deliciosa, al menos eso pensaba y sentía Heero que se arqueaba de placer. Se arrodilló a su lado y lo tomó por las caderas hundiéndose en él con delicadeza lentamente.
Heero sentía que Dúo era demasiado lento, su cuerpo requería alivio y ya, así que de un solo envión se sentó sobre los muslos del trenzado haciendo la penetración más profunda de una vez, pese al dolor que sintió a su paso.
- ¡Heero! - dijo Dúo entre asombrado y preocupado.
- Te amo - dijo moviéndose provocando que miles de oleadas de placer llenaran sus cuerpos mientras subía y bajaba hundiéndolo más en él.
Dúo se aferró con fuerza a las caderas de Heero tratando de detenerlo un poco, el movimiento lo volvía loco, pero el placer era demasiado, así que metió la mano entre los dos y tomó el miembro de Heero que estaba necesitado de atención y comenzó a frotarlo con la misma intensidad con que se acoplaban sus cuerpos en su ir y venir hasta que ambos acabaron en un estallido de placer y se derramaron a la vez.
- Guau - dijo Dúo saliéndose de su amante pese a que este se aferraba a él con su rostro en su cuello - ¿estás bien, Heero?
- Sin aire - respondió - estuviste genial ¿por qué no siempre eres así? - le sonrió.
- Malo - gimoteó.
- Te amo - lo besó en los labios - pero estoy agotado ¿nos dormimos?
- Claro - contestó conteniendo un bostezo.
Heero destapó la cama y acostó a Dúo sobre su pecho, al poco rato estaban ambos profundamente dormidos.

Quatre entró en su habitación mirando a su alrededor preocupado, había llamado a Trowa cuando terminó la reunión pero este se negó terminantemente a hablar con él, así que había planeado en el camino un plan de seducción, pero al llegar a casa no había encontrado al ex - piloto del Heavyarms por ningún lado ¿se habría enfadado en serio y lo habría abandonado? Sabía que el circo del latino estaba en su colonia y él nunca dejaba de ir a ver a sus amigos y a sus amados leones si podía. Un ruido proveniente del baño llamó su atención, tal vez estaba allí tratando de relajarse con un baño de tina. Lentamente abrió la puerta y lo que vio lo dejó asombrado. Allí estaba su amado Trowa en medio de una bañera llena de espuma y pétalos de rosas rojas con tenues luces de las velas que se reflejaban en los espejos a sus lados.
- ¿No quieres hacerme compañía, mi pequeño Quatre? - le dijo mirándolo por el reflejo de uno de los espejos tendiendo una mano hacia él.
- Claro - respondió ruborizado y excitado quitándose la ropa lo más rápido que podía acercándose a la tina - perdóname por no estar aquí esta noche.
- Me puedes compensar - lo atrajo hacia él al meterse este al agua - ¿cómo les fue con la famosa reunión?
- Esos tipos se van en puros discursos y poco hacen para lograr la paz, no se gana nada discutiendo con todo el mundo ¿no crees? - dijo acariciando su pecho - ni a Heero ni a mí nos dieron la palabra.
- ¿Qué opina Relena?
- Está un poco extraña, creo que está agotada de tantas reuniones, después de todo no tiene tiempo para relajarse.
- Ni quien la relaje - dijo Trowa frotando la espalda de Quatre haciendo figuras sensuales en su espalda - pero sólo porque no quiere, dicen que tiene muchos pretendientes, además, Heero jamás dejará a Dúo por ella.
- ¿Se te quitó el enfado conmigo?
- Quiero algo a cambio de mi perdón - le mordió la oreja.
- ¿Dime?
- Hazme el amor.
- ¿Cómo? - lo miró asombrado.
- Siempre soy yo quien lo hace, supongo que sabes como hacerlo - se burló.
- Bien, te haré ver fuegos artificiales - le dijo desafiante.
Trowa sólo sonrió y separó los brazos que rodeaban al rubio apoyándolos en el borde de la bañera mirando a Quatre directamente a los ojos.
- Cierra los ojos - le ordenó el árabe ruborizado y este obedeció sin chistar. El rubio se sentó sobre las piernas de su amante y comenzó a acariciarle delicadamente el rostro primero con los dedos y luego con los labios bajando lentamente por un costado de su rostro llegando hasta el cuello donde latía su pulso acelerado, fue un poco hacia atrás atrapando una oreja - disfruta, Trowa - le pidió y volvió a bajar, esta vez hacia una tetilla que se erguía al roce de sus dedos.
- ¡Quatre! - gimió arqueando la espalda aferrándose a los bordes de la bañera para no abrazarlo y ser él quien terminara poseyendo en vez de ser poseído por aquel hermoso ángel.
Quatre dejó que sus manos vagaran por los contornos de su amado, acariciando la espalda y las nalgas sin pudor regresando hacia el frente a frotarle con suavidad el miembro excitado con lo que consiguió que un nuevo gemido saliera de los labios del castaño, se retiró un poco y puso sus piernas en torno a sus caderas mientras preparaba la entrada de su amado.
Trowa luchaba con desesperación por relajarse para apartar el dolor de su mente mientras los finos dedos de Quatre entraban en él, pero sentía que ya no podía más, hasta que sintió que su pequeño le frotaba con la otra mano el pene y le atrapaba los labios en un apasionado beso. Allí el ex - piloto perdió la cabeza, le echó los brazos al cuello y se adueñó del beso. Quatre, incansable, siguió con su trabajo y entró en Trowa lentamente, no quería causarle más dolor, pero este se echó hacia delante hundiéndolo por completo en él.
- Eres delicioso - le dijo Trowa moviéndose lentamente adelante y atrás mientras Quatre aún sujetaba su miembro - me gusta esto.
- Trowa - dijo Quatre sintiendo que tocaba las estrellas en cada embestida - te amo - gimió.
- Yo también - le respondió él dándole un nuevo beso aún más apasionado si se puede.
Lentamente las envestidas se hicieron más rápidas y violentas, el placer iba creciendo hasta órbitas insospechadas, sus cuerpos calientes se frotaban una y otra vez hasta que ambos sintieron que una lluvia de estrellas los acompañaba y acababan en fuegos artificiales, derramándose en un enorme mar de sensaciones placenteras.
- Te amo - dijo Quatre saliéndose de Trowa, pero este se aferró a su espalda - ¿te sientes mal?
- Déjame recuperar el aire y el habla - murmuró en su cuello con voz cansada.
- Salgamos del agua, se está enfriando - le dijo Quatre divertido.

Heero escuchó sonar el teléfono y miró el reloj lanzando un gruñido de protesta ¿quién sería el inteligente que lo llamaba a las ocho de la mañana en un día festivo? Miró a Dúo que aún dormía a su lado y con cuidado se salió de su lado, si no quería que despertara, tenía que responder en la sala. Con cuidado le retiró de su pecho y lo puso sobre las almohadas. Se sentó en la cama y sintió el dolor en la parte baja de su espalda, pero lo soportó como siempre y se puso de pie, se puso una camiseta sin mangas y unos pantalones grises antes de bajar a la sala y tomar el ruidoso aparato.
- Yuy al habla.
- Tienes una misión - le dijo una voz femenina y de inmediato colgó.
Apretó los dientes ¿una misión? Pero si ya no había guerra. De todas maneras, encendió su computadora y abrió el mensaje en su correo.
"Relena Darlean ha sido secuestrada en la colonia MX987203 por Marimeia Kusrenada, que dice ser hija de Traize y es guiada por Dekim Barton. Ellos pretenden hacerse con el dominio de la Tierra y para eso pondrán en práctica el plan Meteoro original. Tu misión es rescatarla y protegerla"
- Heero, ¿pasa algo malo?
- Secuestraron a Relena - apagó el aparato saliendo de la sala.
- ¿Acaso amas a esa chica? - salió detrás de él molesto.
- No seas tonto, llama a Quatre para que intente rescatar nuestros gundams - le ordeno - pretender poner en práctica el plan meteoro que yo deseché.
- ¡Demonios! - y tomó el teléfono - Rasid, necesito hablar con Quatre, sí, ya sé que hora es, pero dile que es urgente.

Quatre escuchó un suave golpe en la puerta que lo despertó, hacía tiempo que no tenía esta sensación de preocupación su pecho, así que se enderezó con violencia despertando a Trowa de paso.
- ¿Amo Quatre?
- ¿Qué pasa, Rasid?
- El joven Dúo está al teléfono, dice que es urgente que hable con usted.
- Voy de inmediato - se sentó y tomó su bata, ya tendría tiempo de vestirse, su amigo y cuñado no lo llamaría tan temprano si no era una emergencia ¿le habría pasado algo malo a Heero? No, él estaba bien.
- Voy contigo - le dijo Trowa poniéndose su bata también.
Ambos bajaron corriendo y el rubio tomó el teléfono mientras se sentaba en una pierna de su novio que lo abrazaba.
- ¿Qué ocurre, Dúo?
- A Heero le han encomendado una misión - le respondió un tanto molesto - secuestraron a Relena y pretenden poner en práctica el plan meteoro original, él dice que intentes rescatar nuestros gundams mientras nosotros tratamos de detenerlos.
- Me haré cargo de eso, no vamos a dejar que la paz que tanto nos costó ganar se vaya por un caño.
- Heero quiere hablar con Trowa - dijo Dúo - de seguro estás sentado en una pierna suya - lo bromeó.
- No molestes - replicó rojo como tomate y le entregó el teléfono a su novio.
- ¿Qué quieres que haga yo?
- Tú conoces perfectamente la organización Barton, necesito alguien que desde dentro nos dé acceso.
- Bien, allí me tendrás - aceptó y colgó.
- Esto se pone feo - dijo Quatre poniéndose de pie - ¡Rasid! - llamó al hombre que ahora era su guardaespaldas y mayordomo - que preparen un transportador, debemos interceptar la nave que lleva los gundams hacia el sol - ordenó mientras subía a su habitación para vestirse. Trowa lo seguía de cerca.
Trowa, una vez listo, tomó por los hombros a su novio y lo besó en los labios con ternura.
- Buena suerte, corazón - le dijo el latino a modo de despedida antes de salir corriendo fuera de la casa para cumplir su parte de la misión.
- ¡Para ti también! - le gritó el árabe terminando de vestirse para dirigirse luego al puerto de lanzamiento donde todos los Maguanacs lo esperaban para ayudarlo a cumplir su parte de la misión.

Una pequeña nave viajaba por el espacio en dirección al satélite de recursos naturales M4, desde allí, según averiguó Heero, controlarían toda la operación desestabilizando de paso las órbitas de cuantas colonias se declararan contrarias al mandato de Marimeia.
- Espero que Trowa haya conseguido infiltrarse sin problemas - dijo Dúo mirando el espacio.
- Trowa es mucho mejor para esas cosas que tú - le replicó Heero.
- Oye ¿estás buscando pelea conmigo? Ya me has insultado dos veces el día de hoy - le recordó molesto.
- Por supuesto que no - le dijo calmado.
- Entonces, si no me vas a decir nada bonito, mantén la bocaza cerrada - le contestó enojado.
- Perdóname, Dúo, es que estoy cansado y adolorido de anoche.
- Me dijiste que te había gustado - le reclamó.
- Si, pero estoy pagando las consecuencias - le extendió la mano - no me quejo, es mi culpa, sólo necesito descansar un poquito - le acarició la mejilla - ¿puedes hacerte cargo?
- Muy bien, pero no quiero más insultos o terminamos - le advirtió, pero Heero ya estaba dormido - mi amado Heero - susurró inclinándose hacia él y besándolo en los labios con delicadeza.
Una señal lo hizo enderezarse bruscamente, pero su novio no se despertó. Miró la pantalla y respondió a quienes le ordenaban identificarse.
- ¡Hola, amigas! - les sonrió - aquí van dos pájaros de cuenta, aunque uno esté dormido por el momento, a la fiesta en M4, lamento no poder hablar más con ustedes, pero no queremos llegar tarde a la fiesta, ¡nos vemos! - y cortó la comunicación aumentando la velocidad.

Trowa estaba asombrado mirando los suit que tenía Dekim Barton preparados para invadir la Tierra, su ejército era bastante grande, sin embargo, había sido relativamente sencillo penetrar sus defensas, su nombre le había abierto muchas puertas y eso que supieran que había sido uno de los pilotos Gundams hacia que muchos de los soldados lo respetaran.
Iba siendo la gran hora, debía ver la manera de retrasarlos un poco para darle tiempo a Heero y a Dúo que llegaran, pero no se le ocurría la forma. Pronto llamaron a formación y Trowa vio perfectamente a los suit alineados para iniciar la invasión.
- Ha llegado la hora, valientes soldados, de cumplir nuestras verdaderas ambiciones bajo el mando de la señorita Marimeia, pero primero vamos a destruir al traidor Trowa Barton - le apuntó al latino y este saltó hacia él haciendo una graciosa pirueta aterrizando frente a él para llevarse la sorpresa de su vida, ya que la catana de Wufei se detuvo a escasos milímetros de su cuello - tú no eres Trowa Barton.
- Es él, el piloto del Heavyarms - dijo el chino.
- El verdadero Trowa Barton fue asesinado antes que comenzara la misión y yo fui puesto en su lugar para no levantar sospechas - explicó el latino sin amilanarse ante el filo de la espada.
- Señor Dekim, un gundam se acerca a toda velocidad hacia nosotros - informó un soldado.
- ¿Un gundam? - miró a Trowa.
- No es uno de los pilotos - aseveró - enviamos nuestros gundams al sol para que se destruyeran - informó.
- Muy bien, destrúyanlo.

- ¡Tú no quieres que sea feliz porque no soy tu sangre! - le gritó apretando al animalito herido contra su pecho - ¡nunca me has querido! - y en respuesta había recibido una bofetada de parte del líder pacifista.
Sin derramar una sola lágrima, salió corriendo y llegó a la casa del veterinario con el pequeño perro y este se quedó con el animalito al que iba a ver todos los días sin que Quatre lo supiera, ese sería su secreto.
- Te presento a mis sobrinos, Traize e Ícaro Kusrenada - le dijo un día - Ícaro se llevará a la Tierra al cachorro para que tenga un hogar de verdad ¿estás de acuerdo?
- Claro que sí, después de todo, yo no puedo tenerlo en casa.
- ¿Por qué no?
- Soy adoptado y no tengo hogar - contestó sin ninguna emoción en la voz.
"Debemos borrar los restos de amabilidad que le quedan en el corazón a Heero" decía una dura voz masculina.
"No creo lograrlo, más si vive con los Winner"
"Heero Yuy algún día será líder de todas las colonias, no debe tener contemplaciones a la hora de tomar decisiones, recuerda, es un arma, UN ARMA" replicaba furioso. >>

- Heero, despierta - lo remecía Dúo - estamos por llegar.
Heero abrió los ojos mirando al trenzado pensativo ¿cómo era que no se había acordado jamás del hermano de Traize?
- Parece que te dejé demasiado agotado anoche, corazón - le sonrió el trenzado acariciando su mejilla.
- Vanidoso - le replicó - ¿te haces cargo? - señaló los controles.
- Claro, verás que soy muy bueno.
- Siempre he sabido que lo eres - le dijo malicioso.
- Gracias, me encanta escucharlo - se adueñó de los controles y comenzó a esquivar enemigos - van a necesitar algo mejor que eso si quieren derribar al dios de la muerte - se burló.
- ¡Cuidado a tu derecha! - le advirtió Heero y a duras penas esquivó los misiles.
- Malditos, vamos a entrar aunque no quieran - gruñó arrojándose contra un Tauro mientras desprendía los motores del trasbordador y los estrellaba contra él - afírmate bien, que vamos a entrar - le advirtió.

Quatre y los maguanacs viajaban lo más rápido que podían hacia la nave con chatarra que viajaba hacia el sol llevando en su interior los cuatro gundams que ellos habían reunido para destruirlos, habían soñado en que jamás volverían a necesitarlos, sin embargo, había resultado ser sólo aquello, un bonito sueño y debía rescatarlos.
- Amo Quatre - le dijo Aura desde los controles - nos tomará 10 horas llegar hasta el depósito, apenas alcanzaremos a toparnos con él cuando salga de la órbita de Mercurio.
- Debemos apurarnos más - dijo el rubio - Heero y Trowa van a necesitarlos lo antes posible o no podremos detener la operación meteoro.
- No se preocupe tanto, amo Quatre, lo lograremos - le dijo Rasid - aún podemos aumentar la velocidad e interceptarlo antes.
- Pero si nos acercamos demasiado, podemos quedar atraídos por su gravedad e ir directo al sol porque la nave es más grande - comentó Aura preocupado.
- Lo que vamos a hacer, muchachos, es usar el efecto catapulta - dijo Quatre - haré una explosión en la sala de motores que provocará que el depósito se aleje del sol con mayor rapidez que si lo remolcáramos.
- Amo, eso sería peligroso - le dijo Rasid - si no llegara a resultar usted se quedaría atrapado allí.
- Debo arriesgarme, fue idea mía enviar a los gundams al sol para que se destruyeran, así que debo ser yo quien los rescate - le respondió - ahora aceleremos, no podemos permitir que destruyan al Tierra y se adueñen de las colonias sin darles guerra primero.
- Claro que sí, ya muchos inocentes murieron antes como para permitir que caigan más - dijeron los maguanacs y la nave aumentó la potencia de sus motores.

Heero y Dúo habían conseguido infiltrarse en la colonia y tomaron dos suit espaciales para penetrar más adentro, pero habían tenido problemas con ellos, no eran ni remotamente parecidos a los gundams, eran lentos para responder a su órdenes y el que más rabiaba con eso era Heero cuya capacidad de respuesta era la mejor. Avanzando por los pasillos se encontraron con dos accesos.
- A la derecha, Dúo - le dijo Heero mientras se iba por el otro camino.
- Como ordene, jefe - replicó él y avanzó un par de metros antes de toparse con un enemigo - diantre.
El Tauro frente a él tenía una extraña particularidad, se dijo, mientras luchaba contra él, su respuesta era más rápida que la del suyo y tenía otro tipo de armamento.
- Yo conozco la manera de pelear de ese tipo - dijo molesto tratando de recordar ansiosamente - pero ¿de dónde? - lo miró una vez más mirando la pose y vio al Heavyarms - ¡este tipo no puede ser otro que Trowa Barton!
Por unos segundos los recuerdos de cuando fue enviado a L4 a buscar a los otros pilotos pasaron frente a sus ojos, había intentado destruir a su gundam pero el detonador falló y el profesor le dijo que las órdenes habían sido cambiadas por Heero Yuy y que se convirtiera en el dios de la muerte en vez de un asesino.
- ¡Trowa, soy Dúo! - le gritó.
- Yo no soy Trowa Barton - dijo el latino - soy solo un soldado sin nombre y sin familia que ocupó su lugar para evitar que la Tierra y su gente fueran destruidas.
Recordaba muy bien aquella tarde, estaba reparando por enésima vez el brazo izquierdo de Heavyarms ya que su piloto era muy torpe con él y en cada prueba terminaba forzándolo y dejándolo inutilizable. El verdadero Trowa discutía con el profesor porque este le explicaba que el alto mando de la organización había cambiado el plan de ataque, que ya el plan Meteoro no era el mismo de un principio, pero él no estaba de acuerdo, era un tipo ambicioso y le habían prometido muchas cosas una vez cumplida la misión como para dejar pasar la oportunidad.
"¡Se lo diré a mi padre, esto es traición!" - gritaba furioso.
"El único con poder para decidir algo así es Heero Yuy" le dijeron mientras corría hacia la sala de comando, pero se escuchó un disparo y un grito, Trowa Barton estaba muerto en el suelo, lo había matado uno de los ingenieros que trabajaba en el proyecto. Para evitar levantar sospechas, fingió ofrecerse a ocupar su lugar aunque él había sido preparado para ser el piloto oficial.
- Debemos detener al enemigo - dijo y disparó varios misiles que impactaron por todos lados levantando humo por todos lados.

Heero alcanzó a avanzar varios metros cuando se topó con varios suit que intentaban detenerlo, algo le dijo que venía un ataque por la espalda y saltó dándose vuelta. Frente a él, lanza en mano, estaba ni más ni menos que Wufei con Nataku.
- Siempre quise enfrentarme con un tipo fuerte como tú.
- ¿Estás loco, Wufei? - se alejó al ver que pretendía atravesarlo con su lanza - yo no soy Traize - le dijo.
- ¡Cállate, no ensucies su nombre!
- Tenía razón, estabas enamorado de él - lo esquivó usando a los otros suits como escudo - pero fuiste tú quien lo mató ¿no es cierto?
- Silencio - ordenó furioso.
Wufei venía de una orgullosa familia de guerreros chinos, había aceptado ser parte del proyecto de la operación meteoro para demostrar que era bueno, pero cuando le dijeron en que consistía aquello se puso furioso, demasiada gente inocente iba a morir, no iba a convertirse en un asesino de masas sin sentido.
"¡Eso no es justo, abuela!" Había gritado saliendo de la casa rumbo a su guerrero.
"Muéstranos tu justicia, Wufei" le respondió su abuela.
- Dudas de tu propia justicia, Wufei, tú sabes qué es la operación meteoro, estuviste de acuerdo en que sólo sería una masacre y aceptaste el cambio que propuse, entonces ¿por qué quieres que gente inocente, que confió en nosotros, muera?
- Sólo los débiles buscan la paz - le replicó.
- ¡Débil es aquel que no es capaz de sostener sus ideales! - replicó atacándolo - lo más seguro es que si tu familia, que murió por ser libre hasta el final, se muriera de vergüenza si te viera ahora.
- Maxwell te ha vuelto hablador - le replicó e intentó atacarlo de nueva cuenta cuando una enorme nube de humos los rodeó por completo a la vez que se sentían fuertes explosiones a su alrededor. Cuando esta se dispersó, Heero ya no estaba.

Quatre finalmente consiguió llegar al depósito donde estaban los gundams en la mitad del tiempo que habían previsto, pese a ello, estaban muy cerca del sol, demasiado, así que se decidió a usar el único método posible para llegar a tiempo a la cita, detonar los motores.
- Amo, si necesitara ayuda...
- Gracias, muchachos, pero puedo valérmelas solo - los interrumpió y cerró la cabina de salida al espacio luego de revisar sus niveles de oxígeno, abrió la puerta exterior y saltó hacia el depósito. Tropezó con un escombro y por poco se cae, pero consiguió recuperarse a tiempo y encontrar la entrada.
- ¡Amo Quatre!
- Tranquilos, muchachos, ya estoy adentro - les informó - nos vemos más tarde, denle saludos de mi parte a la diosa Venus - dijo cortando la comunicación mientras caminaba hacia los controles de la nave - uf, que calor hace aquí, es peor que un sauna - caminó hacia los controles de los motores y encendió la calefacción - así está mucho mejor - se quitó el casco y limpió el sudor de su frente para luego poner los detonadores en los motores principales y correr hacia la parte frontal del depósito - ya es tiempo - dijo e hizo estallar los explosivos. Con esto, la nave empezó a moverse bruscamente primero y luego a un ritmo parejo rápidamente - lo conseguí, ahora a esperar a los muchachos.

Heero y Dúo estaban en un mirador de la desierta cuidad central de la colonia esperando el momento oportuno para atacar.
- ¿Qué haremos ahora?
- Creo que hay alguien a quien debemos visitar, eso, si ya no se ha marchado - lo tomó de la mano - prepárate para una sorpresa - le dijo y lo arrastró hacia una enorme mansión donde tocó el timbre.
- ¿Otro que viene a intentar que deje la colonia? - dijo una voz molesta desde adentro - ¿quiénes son ustedes? - los miró fijamente, uno de ellos se le hacía terriblemente familiar.
Dúo intentaba articular palabra, pero estaba más que asombrado, aterrorizado, nunca se había sentido así, frente a él había un fantasma de verdad.
- Espero que me recuerdes de L4 en casa del doctor Williams - le dijo Heero conteniendo la risa que le causaba ver a su novio pálido como un papel - Soy Heero, tú te llevaste un cachorrito que era mío a la Tierra.
- Lo recuerdo - y se fijó en el trenzado - ¿qué le pasa? Pareciera que vio un fantasma.
- Ícaro Kusrenada, él es Dúo Maxwell, mi novio.
- Mucho gusto - lo saludó pero el trenzado aún estaba en shock - parece que no reacciona.
- Te pareces demasiado a Traize, incluso la misma voz - pellizcó al trenzado y este al fin reaccionó.
- ¡Oye! - se quejó mientras se sobaba la parte dañada de su anatomía.
- Bien, a lo que vinimos - dijo entrando en la casa - supongo que sabes que quieren evacuar la colonia porque quieren estrellarla contra la Tierra.
- Algo dijeron.
- Bien, entonces también sabes que la chica que dice ser hija de Traize quiere hacerse dueña de la esfera y de las colonias - él asintió - quiero que finjas ante el mundo que eres Traize, será una manera de ganar tiempo mientras nosotros trabajamos por evitar la destrucción de la Tierra.
- Me parece una buena idea, si ayudo a mantener la paz que mi querido hermano destruyó estará bien empleado ¿no?
- ¿Sabe pilotear un suit?
- Claro que sí, también fui por un tiempo miembro de Oz, pero me retiré cuando conocí las verdaderas intenciones del Duque Dermail y la fundación Romefeller.
- Según los datos que me dio la computadora, aquí hay un gundam muy parecido a Epión, excepto que es verde y no rojo.
- Así es, está en mi poder.
- Vamos a necesitarlo - dijo el trenzado - nos encargaremos de detener la operación meteoro, usted gane tiempo para nosotros.
- Buena suerte - los despidió y ellos se dirigieron hacia la base militar.

La base estaba mal resguardada para el ataque de dos soldados de asalto, era lógico teniendo en cuenta que Dúo era experto en infiltraciones y Heero había conseguido municiones suficientes para destruir dos bases como esa. Esquivaron a los guardias y finalmente dieron con la sala de comando.
- Se tardaron bastante - les dijo Trowa - no me dirán que se pusieron a besarse y se les pasó la mano ¿verdad?
- Fuimos a ver a alguien - lo cortó Heero molesto.
- No importa, necesito ayuda para desbloquear las líneas - les señaló las computadoras - he conseguido abrir algunas, pero no todas.
- Heero es experto en eso - dijo Dúo orgulloso y se sentó - yo me encargo de las comunicaciones.
- He logrado estabilizar algunas colonias gracias a que Zech destruyó uno de los satélites de señales.
- ¿Zech está vivo? - chilló Dúo asombrado - ¿No será su copia?
- Gracias a Dios, sólo hay uno - le dijo Heero.
- Y Wufei ¿por qué se habrá unido al enemigo? ¿Para infiltrarse como Trowa?
- No lo creo, Wufei no es así, creo que está confundido respecto a su concepto de justicia después de la batalla con Libra, lo de Traize lo afectó demasiado.
- Hay un comunicado de Quatre - les dijo y abrió la señal - hola, muchachos, rescate a nuestros gundams, estarán en las coordenadas m234 a las 15 horas.
- Dile que envíe a Zero a las coordenadas k284, me encontraré con él en el espacio.
- Eso es peligroso - le discutió Dúo.
- Sólo hazlo ¿quieres?
- No sé que te pasa conmigo hoy, estás de un humor de perros - le dijo molesto y le pasó la información a Quatre - un día de estos me voy a enojar en serio y allí nos veremos las caras.
- Al fin lo conseguí - dijo Trowa estirando los brazos - las colonias están estables - se puso de pie.
- De seguro Quatre se le haría agua la boca si te viera así - le dijo Dúo divertido ignorando a Heero - te asienta ese uniforme.
- Gracias.
- Dúo.
- ¿Qué?
- Pégame.
- ¿Qué te pegue? - lo miró sorprendido - muy bien, pero me voy a desquitar por tu mal genio - dijo echando el brazo atrás dándole un fuerte puñetazo en la cara y recibiendo en respuesta uno en el estómago - Heero, por qué me pegas ¿ya no me amas? - dijo antes de desmayarse y quedar apoyado en el hombro de Trowa.
- No creo que esto te lo perdone fácilmente - levantó al trenzado - en el hangar 17 hay un trasbordador listo para salir - le dijo el latino mirando como Heero se recostaba en el suelo boca abajo mientras los soldados derribaban la puerta.
- ¿Qué pasó aquí?
- Opusieron resistencia pero conseguí reducirlos - contestó entregando a Dúo mientras Heero se ponía en pie y se escapaba hacia el hangar mencionado.

Dúo despertó en una celda oscura con el pecho adolorido y con una herida en el corazón, no era la primera vez que Heero lo usaba, pero esta iba a ser la última ¿qué acaso pensaba que por ser su novio y su amante aquello le daba derecho a jugar con él, a usarlo para cumplir sus órdenes cuando quisiera? Furioso, levantó sus manos y sacó una horquilla del cabello.
- Heero Yuy, hemos terminado - dijo entre dientes y derribó la puerta de una patada antes de correr hacia el puerto espacial.
Cientos de disparos llegaban hacia la figura del piloto trenzado, pero ninguno daba en el blanco, así que este llegó sin problemas hasta donde lo esperaba Trowa.
- Muchas gracias por esperarme, es mejor salir acompañado ¿no crees?
- Lamento decírtelo, pero no te esperaba a ti - le dijo el latino.
- Ya estoy lista, Trowa - dijo una voz femenina que llegaba a su lado - ¿Cómo estás Dúo?
- Esto se pasa de cruel, primero Heero y luego tú, creo que cuando termine todo esto no querré tener nada que ver con tu familia - dijo enojado yéndose al fondo de la nave.
- ¿Qué le pasa a Dúo? - preguntó Sally preocupada.
- Heero se portó mal con él y para colmo le pegó hace un rato - salió de la colonia y puso las coordenadas que les diera como punto de reunió Quatre - y para colmo de males está arriesgando el pellejo para rescatar a Relena.
- ¿Está celoso?
- Dúo mismo es un atado de celos - admitió - pero Heero no quiere comprender que él sufre cada vez que lo provoca.
- Nuestra relación se terminó en definitiva - les dijo Dúo llorando - no voy a permitir que siga hiriéndome así, como si mis sentimientos no le importaran nada.
- Vamos, sólo lo hizo para salvarte - intentó calmarlo Trowa.
- Patrañas, lo hizo para irse con esa arpía - lo rebatió cansado - cada vez que tiene una reunión con ella se olvida rotundamente de mí, yo lo espero horas de horas y después no se digna a darme siquiera una explicación. No, se acabó. Si tanto la quiere, que se quede con ella y que se repudran juntos, yo tengo cosas mejores que hacer - se dijo convencido mientras se secaba las lágrimas.
- De seguro Heero... - intentó Sally.
- Olvídalo y dediquémonos a lo que tenemos que hacer - la cortó.

Heero llegó al punto donde lo esperaba Zero y dejó su nave para rescatar a su gundam. No le había dicho a nadie que lo había mejorado uniéndolo con Wing, su primer gundam, y con la tecnología de Epión. Inició el proceso de encendido mientras se abrochaba el cinturón y sintió una profunda puntada en su pecho, un dolor enorme que lo hizo llorar, pero casi de inmediato pasó sin que pudiera identificar su procedencia. Ignoró la sensación y despegó rumbo a la Tierra.
Zero ahora era más veloz y contestaba a sus órdenes en una milésima de segundo, así que desplegó sus alas blancas mientras volaba, pero en su camino había alguien, según le indicó el propio Zero, Wufei lo esperaba.
- Esta vez no te vas a escapar de mí, Yuy - le advirtió molesto.
- Ya detuvimos parte del plan, sólo nos falta detener la guerra - contestó.
- Eso no lo vas a conseguir, la pequeña Marimeia...
- Es una marioneta en las manos de Dekim ¿acaso no lo ves? ¿Crees que acaso le importó que su hijo estuviera muerto y que otro ocupara su lugar? - lo cortó - estás loco si lo haces.
- Yo soy fuerte y destruiré a los débiles.
- ¿Hasta cuando, Wufei? ¿Hasta que venga alguien más fuerte que tú y destruya lo poco que quede de ti en tu interior?
- Cállate, eres más hablador que Maxwell, no me interesa tu palabrería, Yuy, de todas maneras te voy a vencer.
- Tienes la cabeza vacía, Wufei - le respondió el japonés sacando su espada.
La pelea entre Zero y Nataku se acercaba peligrosamente a la atmósfera del planeta y Heero usó las alas como escudo contra el roce con el ozono.
- Matándome a mí no recuperarás a Traize - le dijo y abrió la comunicación hacia el exterior - te estás equivocando en poner tu lealtad.
- ¡No ensucies su nombre! - gritó furioso - lo único que querías era quitármelo y por eso te quedaste con Epión.
- Traize me lo confió porque creía en mi capacidad para manejarlo, pero Epión era peor que Zero, me volvía loco, por eso no te lo dio a ti, te amaba demasiado para ponerte en ese dilema.
- ¡Mentiroso!
- Escucha tu corazón, Wufei - le pidió.
- Murió con Traize.

Dos guerreros luchaban contra los soldados de Marimeria cuando tres sombras aparecieron por el cielo: uno de ellos tenía alas negras como de murciélago y un arma como hoz en la diestra, Noim lo reconoció como el Deathscythe; más atrás venía otro con media máscara sobre el rostro, era el Heavyarms; y el último de ellos portaba una capa blanca de los hombres del desierto y dos espadas curvas, era Sandrock. Ellos se unieron a la batalla atacando a los soldados destruyendo los suit sin matar a nadie, obligándolos a retroceder.
- No vamos a bañar la paz con sangre - dijo Quatre atacando con una de sus espadas al rival más cercano - ¿Están bien?
- Gracias, Quatre - dijo Noim - estamos bien.
- ¿Y Heero? - preguntó Zech sin querer.
- Ya llegará - dijo Dúo cortante atacando a otros soldados - me está cansando esto ¿cuándo esperará aparecerse?
Una señal dio en uno de los costados de la pantalla.
- Por fin - dijo Dúo y abrió la comunicación - muchachos, enciendan la señal de televisión.
"Buenas noches, soldados del ejército de Marimeia, les habla Traize Kusrenada y les pido que por favor depongan su actitud belicosa, no ganamos nada con la guerra antes, no lo haremos ahora" dijo Ícaro y las tropas se detuvieron asombradas "Nunca fue mi ideal conquistar el planeta y las colonias, esa era una idea que tenía el duque de Dermail, Oz sólo quería unirlas, aunque al final fueron los gundams quienes lo consiguieron"
- ¡Ese no puede ser Traize! - dijo Zech asombrado.
"Pequeña Marimeia, si realmente eres mi hija, no te dejes manipular por hombres ambiciosos que lo único que buscan es el poder y luego que ya no les seas útil te desechen como trapo viejo".

Wufei detuvo su ataque mirando la pantalla ¡Traize estaba vivo! Pensó con el corazón latiendo a mil, era el mismo, tan guapo como siempre.
- ¿Por qué no me lo dijiste, Yuy?
- No me has querido escuchar - le dijo alejándose a toda velocidad llegando sobre la base subterránea.
"Los únicos con derecho a escoger que es lo que quieren tener son ustedes, deben elegir a conciencia, la paz o la guerra, sea lo quesea que decidan, deben sostener sus ideales con fuerza y con fe, intentar que los demás los comprendan, pero no imponerlos por la fuerza, ya está visto que aquello no resulta".
- Soy Heero Yuy, líder de la colonia L6 que aún está en construcción y piloto de Wing Zero - dijo el japonés - nosotros, cuatro de los pilotos gundams, vivíamos en paz y pretendíamos destruir a nuestros guerreros porque pensábamos que ya no eran necesarios los símbolos de la guerra, pero nuestra juventud nos hizo equivocarnos. ¿Por qué debemos volver a ser soldados cuando nos obligaron a serlo antes que ser niños?
- Sólo los fuertes son los mejores - dijo Marimeia.
- A nadie le gustan los mejores siempre - le dijo Relena - los fuertes deben proteger a los débiles para que ellos los amen, debe existir esta dependencia ya que sin débiles no hay fuertes o viceversa.
- ¿El refugio está blindado? - preguntó el japonés.
- Claro que sí, nadie sería capaz de destruirlo.
- Eso quería saber - y cortó la comunicación para concentrarse en apuntar el cañón de rayos en un solo punto. El primer disparo fue certero aunque Zero no lo había soportado bien - qué me dicen ahora.
- Hay daños en las tres primeras defensas - dijo un soldado dentro de la base - y ha afectado a la cuarta en un 30%.
- Maldito muchacho.
- Dispararé por segunda vez - les advirtió y volvió a disparar haciendo que todo se remeciera destruyendo casi por completo las defensas pero dejando inutilizable a Zero. Los golpes de corriente iban y venían y le laceraban el cuerpo, pero estaba acostumbrado al dolor. Se bajó y entró en la base junto con Ícaro.
- He matado al traidor, señor Traize - le dijo un soldado cuadrándose.
- ¿Estará bien, Lady? - dijo el aristócrata mirando a la niña.
- Creo que sí, excelencia - le dijo ella, sabía que no era Traize, pero no podía delatarlo.
- Ya no habrá necesidad de pelear más - dijo Heero y se desmayó cayendo en los brazos de Relena.

Wufei aún no salía de su estupor, pero de todas maneras se bajó de Nataku y camino lentamente a donde estaba detenida la ambulancia del Hospital de Preventers descubriendo que el loco de Dekim Barton le había disparado a Marimeia, pero también se asustó muchísimo al ver a su querido Traize con su camisa manchada de sangre.
- ¡Traize! - gritó asustado y corrió hacia él - no estás herido ¿verdad? - lo revisó entero por todos lados y él, aturdido asintió - que bueno - lo abrazó con fuerza contra su pecho - pensé que nunca más te vería, estaba tan solo sin ti.
Ícaro lo miraba asombrado ¿quién era ese muchacho que hacía que su corazón latiera a mil y retumbara como tambor? ¿Por qué lo trataba como si fuera suyo? Sin pensarlo, lo abrazó también y decidió que si él creía que era su hermano, lo sería con tal de conservarlo entre sus brazos donde encajaba tan bien.
- Excelencia, yo... - dijo Lady Une interrumpiéndose bruscamente al ver al chino abrazándolo - Wufei Chang - dijo molesta al ver que también había conquistado el corazón del hermano de su querido Traize ¿Qué tendría ese muchacho que se enamoraban de él?
- ¿Dime, Lady?
- Acompañaré a la Señorita Marimeia al hospital, si no le molesta.
- Claro que no, yo iré más tarde a verla cuando haya hablado con Wufei - respondió acariciando la nuca del joven chino entre sus brazos - ¿qué dices, mi pequeño?
- No soy pequeño - le dijo avergonzado.
- No te enojes, mi bonito - le besó la frente - vamos a caminar.
Wufei estaba feliz, él estaba a su lado y no eran enemigos, lo quería como antes y lo perdonaba. El mundo era de color de rosa y ya no habría soledad para el último de los dragones Chang.
- Wufei, hay algo que debo decirte.
- ¿Dime? - le dijo apoyando la cabeza en su hombro.
- Me pones nervioso - le acarició el rostro - ¿Sabías que tenía un hermano menor?
- Algo me dijiste al respecto, pero no presté atención - dijo avergonzado.
- Ícaro Kuesrenada - le dijo.
- ¿Por qué me cuentas esto?
- Porque yo no soy Traize - admitió y lo vio apartarse de su lado - pensé que podría fingir que era mi hermano para conservarte, pero estoy seguro que no podré, dirías su nombre cuando me ames. Además, Lady Une ya sabe que no soy Traize, ella es la única que podía diferenciarnos a simple vista.
- Así que de verdad maté a Traize - se sintió extraño, había sido la misma sensación con ambos, pero con él se había sentido a salvo, con Traize sentía que en cualquier momento perdería su identidad - yo...
- No llores, Wufei - lo abrazó - de seguro lo hizo para protegerte - sacó un pañuelo del bolsillo superior - yo te ayudaré a superarlo - le prometió.
- No es por eso - lo miró - es que contigo me siento mejor que con Traize.
- ¿Cómo lo conociste? - preguntó con curiosidad.
- Ese manipulador - se puso rojo - caímos en una trampa y yo quise desquitarme, pero las cosas me salieron mal y terminé en su cama por poco y me toma, pero me escapé de él.
- Así que no te tuvo - murmuró - y no has estado con nadie más ¿no?
- ¡No!
- Me alegro - lo besó en los labios con pasión - serás sólo mío.

Dúo se había negado a ir a ver a Heero, estaba furioso, si pretendía desmayarse ¿por qué tuvo que hacerlo en los brazos de esa arpía y delante de todo el mundo? Eso sí que no se lo podía perdonar. Claro que sus amigos le habían dicho que Heero estaba triste porque no había ido a visitarlo, pero se lo merecía ¿no? Pero no podía seguir así, todos los días le pedían lo mismo, que lo fuera a ver, que lo perdonara.
- Hola, Maxwell - escuchó la voz de único amigo que no le insistía con lo de Heero ya que no lo había visto - ¿y Yuy?
- ¿Por qué tengo que saber de él? - dijo y se volvió furioso hacia su compañero de armas y se percató que estaba acompañado - vaya, no me digan que son pareja.
- Que poco diplomático - le dijo Ícaro divertido - lo somos.
- Que bueno - sonrió y luego miró al chino - supongo que sabes la verdad ¿no?
- Aquello ya está arreglado - le dijo el moreno - pero no nos has dicho por qué estás enojado con Yuy.
- ¿Te parece poco? Primero me planta la noche de navidad y llega casi a las dos de la mañana sin siquiera avisarme que tenía una reunión, yo le hago algo especial y ni las gracias me da y en la mañana, en vez de darme un beso de buenos días, me dice que secuestraron a la arpía y que tiene que rescatarla ¿qué quiere que yo piense de su angustia? Se enojó conmigo, me insultó, me pegó y para colmo me dejó abandonado.
- Estaba en la base cuando sacaron a Marimeia.
- Lo sé, Zero no soportó los disparos del cañón y terminó destruido, el loco se bajó y fue a rescatar a Relena pese a sus heridas, y para colmo de males se desmayó en sus brazos - apretó los puños con ira - ¿Cómo debo reaccionar ante sus actos?
- ¿Por qué no hablas con él? Se nota que ambos se quieren mucho - le dijo Ícaro.
- Le voy a devolver su anillo, que se quede con Relena, se lo merece.

Heero estaba sentado en el jardín del exclusivo hospital, pero no podía ver la belleza de las flores, estaba dolido porque Dúo no había ido a verlo, ni siquiera había llamado para preguntar por él o mandado un ramo de flores. Su indiferencia dolía, y mucho. Aunque debía darle la razón que estuviese enojado con él, ese día se portó pésimo con él, pero era porque le arruinaron la fiesta, se había tenido que quedar con las ganas y para colmo con los celos de Dúo.
Quatre y Trowa lo habían visitado temprano esa mañana, le habían prometido que harían que Dúo lo fuera a ver aunque sólo fuera para que terminaran, pero él prefería luchar por conservarlo a su lado.
- Señor Yuy - le dijo una enfermera - tiene visitas.
Heero se volteó a ver quienes venían y se asombró de ver a Ícaro tomado de la mano con Wufei, pero se alegró de ver a su trenzado con ellos.
- ¡Hasta que viniste! - le dijo poniéndose de pie y abrazándolo con fuerza - comenzaba a pensar que ya no querrías ni verme por lo que pasó, que no querías escuchar mis disculpas.
- Ellos me convencieron - admitió.
- Gracias - les sonrió manteniendo al trenzado apegado a su pecho - me alegro que hayas alegrado la vida de Wufei con tu compañía.
- Wufei le ha dado color a la mía - sonrió Ícaro abrazando al chino.
- Imagino que se van a vivir juntos.
- ¡No seas curioso! - le dijo el chino rojo como tomate.
- Ya lo hacen - sonrió Dúo olvidado de su enfado abrazando también al japonés.
- Me alegro por ustedes - dijo Heero - ¿se quedan en la Tierra o reconstruirán L5?
- No hemos planeado nada aún, nos estamos conociendo un poco antes de decidir nuestras vidas en común.
- Nosotros arreglaremos nuestras diferencias ¿verdad, Dúo?
- Siempre que tú intentes cambiar de actitud y no me pongas por debajo de todas tus obligaciones, que te acuerdes que existo cuando tienes que hacer algo y me avises a tiempo para que no arruines mis comidas y mis cenas.
- Misión aceptada.
- ¿Perdón? - dijo Ícaro sorprendido.
- Es su manera de prometer las cosas - le dijo Dúo divertido - prefiere morir antes de fallar una misión.
- Entiendo, eso significa que no vas a terminar con él y le darás una nueva oportunidad, espero que todo les resulte bien.
- La voy a tomar a dos manos, como a mi Dúo - replicó Heero sonriendo.
- La próxima vez te daré un palo en la cabeza - respondió Dúo divertido amenazándolo con un puño.
- No habrá próxima vez, lo prometo - se lo sujetó y lo llevó a sus labios besándolo - nunca más dejaré que los negocios se interpongan entre nosotros.
- Más te vale - lo amenazó echándole los brazos al cuello para besarlo en los labios con pasión, permitiendo que el deseo se encendiera entre ellos - te amo.
- Yo a ti, mi vida, yo a ti.
Ícaro y Wufei sonrieron al verlos y se retiraron dejándolos solos, la paz al fin había llegado a todos en el mundo entero y en todas las colonias, pero en especial en esa pareja tan bonita.

Fin.

Hola, espero que les haya gustado el final.
¿Por qué el hermano de Traize? Bueno, alguien me dijo que Wufei hacía buena pareja con él y como está muerto, le puse a su hermano para que no esté solito.
También les dedico el lemon a aquellos / as que me lo pidieron, aunque no puse el de Wufei e Ícaro, me estaba quedando muy largo.
Agradezco las notas, me encanta recibirlas.
Shio Chang.

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