3. Isla Misteriosa.
La visita a la isla se hizo rápidamente, recopilaron mucha información gracias sobre todo a Luffy. Inevitablemente se metió en líos casi desde el mismo momento que pisó tierra firme, sin su primer oficial que le vigilara, la armó, pero aun así consiguió lo impensable, recopilar datos importantes. Echaron a suerte quien se encargaría de su irresponsable capitán y quizás pusieron al menos indicado para vigilarle, Brook.
Nami llevaba razón, era una isla de verano con clima variado y donde los piratas eran muy bien recibidos. Según lo que les habían contado los lugareños, los marines tenían prohibida su entrada al lugar, el cual era una gran embajada pirata con los papeles necesarios para que algo como eso fuera legal ante el Gobierno Mundial.
Pero esto no fue los más interesantes que anotaron. Les habían dicho a Luffy y Brook que cerca de ahí, existía un pequeño islote. Uno, donde decían que los marines tenían retenidos a los dioses. No estaba permitido el paso a nadie, especialmente si esos nadie eran piratas. Además que el lugar estaba protegido por una barrera invisible y cientos de marines. También oyeron que de vez en cuando desaparecían piratas recién llegado de la Isla en la que se encontraban. Nunca más se volvía a saber de ellos. Después de esto tuvieron que salir corriendo, seguidos por un grupo de gente variopinta muy descontenta. Esto era debido a que justo en la puerta de la taberna donde se habían parado a descansar y de paso recopilar información de boca de unos ancianitos simpáticos. Luffy olió el apetitoso aroma de un platillo de carne a la brasa con salsa especial de barbacoa, su cuello se estiró guiado por tan delicioso tufillo, olfateando y babeando encima de la cabeza de un corpulento calvo, formándole un pequeño charquito en el cogote. Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo el sombrero de paja pues en su mente sólo estaba la figura de una rica vaca en plan sexi bañándose en salsa barbacoa que le llamaba y le decía – ¡¡CÓMEME!!- provocándole para devorarla. Inconscientemente estiró su brazo y justo cuando el hombretón notó algo en su cabeza y la levantó para ver qué pasaba, fue deslumbrado por unas brillantes estrellas que soltaban agua y le encharcaron la cara, Luffy cogió el plato y lo devoró en sólo unas décimas de segundo con los ojos brillando y la boca aun babeando por la felicidad de comer carne. Mientras Brook, preguntaba - ¿Oba-san sería usted tan amable de enseñarme sus bragas Yo-ho-ho? – Consiguiendo dejar alucinados y cabrear al grupo de la tercera edad por la desfachatez de aquel extraño hombre vestido de carnaval (3-2-1 a correr).
El resto de la tripulación estuvo de compras y no tuvo problema alguno hasta que aparecieron las dos criaturillas perdidas seguidas por una muchedumbre enfadada cargada de garrotas, cuchillos, tenedores y platos justo enfrente de ellos, escena estrambótica entre las que halla. Al pasar Luffy tuvo la brillantez de hablarles - ¡¡¿CHICOS YA TERMINATÉIS LAS COMPRAS?!! ¡NO SE OS OLVIDE MI CARNEEE…!- Y como su capitán los identificó como nakamas al llamarlos, el gentío paró en seco para mirarlos amenazadoramente, dudar un segundo y decidir que los otros eran demasiados veloces para ellos, desechando la idea de seguir persiguiéndoles, mejor era ir detrás suya creándoles sudores fríos. Así fue como Nami, Franky y Chopper acabaron llegando al barco llenos de rasguños y ropas rotas, sin suministros. Robin fue la más lista y se escabulló en cuanto vio la polvareda que venía hacía ellos, imaginándose de lo que se podía tratar, sintiéndolo por sus amigos pero librándose de la marabunta y los golpes. Una vez pasado el peligro tomó rumbo al Thousand Sunny con total tranquilidad, lo primero que vio nada más llegar fue a sus tres compañeros sermoneando y pegando a su capitán y al esqueleto. Zoro dormitando e insultando al cocinero por ser un pervetido, el cual estaba bailoteando por alrededor de la pelirroja con corazones en los ojos, diciéndole lo atractiva que estaba en plan dominatrix para luego comenzar una más de sus peleas con el marimo por su comentario anterior. Vamos lo habitual en aquella tripulación (goterón de Robin ante la situación).
Unas horas después…
Ya con todo en calma, comentaron lo que cada cual había descubierto, compararon cosas y decidieron que al día siguiente ya harían un segundo intento de cargar el barco. Obviamente dejarían a su tonto capitán y el músico idiota en el barco. Si hacía falta los anestesiarían y no precisamente echando somníferos en la comida como ya hizo Sanji con Luffy una vez, había otra forma más divertida de dejar a ese par “dormidos” (pensaban esto metamorfoseándose en demonios riendo y quizás con un poquito de rencor retenido). Dejarían a Robín de niñera, no se fiaban que aun ahí no se metieran en algún follón.
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EN OTRO LUGAR DE LA ISLA
Un joven chaval paseaba feliz de la vida, unos días antes se había cruzado con la persona que le rompió el corazón, aquel que le humilló y le hizo quedar en ridículo frente a su amante. Aquella persona que hizo que el odio que le profesaba fuera usado para fortalecerse física y mentalmente, desarrollar sus habilidades y tener una meta en la vida. Una semana antes estaba aburrido, esperando que sus superiores le dejaran salir de la base y buscarle por el Grand Line. Nunca pensó que tal oportunidad se le diera, presentándose su objetivo en la puerta de su casa y poniéndole todo en bandeja. La venganza es un plato que se come frío, y eso se daría el gusto de saborearlo, despacio, muyyyyy… despacio. No por nada comenzó con su plan, mostrando en breve el fruto de su tiempo y experimentos – Inicio de la parte Uno del plan – Sonrisa diabólica – 10% completado- Que alegre estaba en ese momento, mucho.
FIN CAPÍTULO TRES