5. Usopp.
Usopp estaba paseando por el pueblecito, intentando pasar desapercibido. Quería encontrar algún nuevo material o sustancia para crear nuevas armas. Decidió que lo mejor sería irse sólo, tenía una enfermedad llamada “no-quiero-morir-por esta-panda-de-locos” creyendo que si algunos de sus nakamas le acompañaban seguro acababa enredado con mil complicaciones y acabaría teniendo que huir despavorido. Además, necesitaba relajarse, en poco tiempo habían tenido muchos problemas, demasiados. Por ello, dijo a los demás que tenía unos asuntos pendientes y que tardaría en volver.
Mientras daba una vuelta por los alrededores de la isla se le hizo de noche aunque encontró muchas cosas interesantes. Entre ello, lo que más le gustó fue un mineral que compró y que los aldeanos llamaban Grafeno[i], según le dijeron tenía muchas cualidades, las cuales le podrían ayudar en sus inventos, como por ejemplo: Que era un mineral muy flexible y ligero; transparente; autoenfriable; con alta conductividad térmica y eléctrica; elevada elasticidad y dureza similar al diamante; reaccionaba químicamente con otras sustancias por lo que en malas manos podría ser sumamente peligroso; y si es alcanzado por la luz puede generar electricidad. Todo eso le resultaba muy interesante, ya experimentaría y estudiaría. Había comprado otros materiales pero ninguno le gustó tanto como este. Pensaba sacarle mucho provecho.
Estaba embobado con su nueva adquisición y ni cuenta se dio que se había metido por un callejón oscuro y un poco alejado del mercado.
- … si capitán Mujōna[ii], estamos siguiendo sus órdenes.
- ¿El escenario está preparado entonces?
- Todo listo. No sospechan nada. Mañana dará comienzo el plan. Cuando se quieran dar cuenta de lo que sucede será demasiado tarde para evitarlo.
- Excelente. – La voz se tornó más oscura.- No quiero el más mínimo error o serás TÚ el que pague, ¿entendido sargento?
- ¡¡Sí, capitán!!- tragó saliva, sabía que no eran simples amenazas.
La conversación por el den-den-mushi se cortó.
- ¡¡DEUSHI[iii]!!
- ¿SÍ, Mi Sargento?
- Prepare unos cuantos “voluntarios” para ir al mercado.
- En seguida Arakawa-san[iv].- Dio media vuelta y se fue a cumplir lo ordenado.
*Crach*, *crachhh…* (ruidos de haber pisado y roto algo) - ¡Oh, no! ¿Qué hago?- Usopp empezó a temblar y poner cara de susto en el lugar donde había estado escuchando la conversación que le daba tan mala espina. - ¡¿Chicos dónde estáis cuando se os necesita?! ¡Aunque, claro, el valiente Capitán Usopp no teme a nada! – Tomando una postura gallarda, sube el pie a las cajas de enfrente, cruza los brazos sobre su pecho para después enseñar musculo de uno de ellos y le empieza a rodear un aura de llamas – No por nada dirigía un ejército de 500…
- ¿Quién anda ahí? ¡Identifíquese!- Le cortó el rollo Arakawa disparándole.
- ¡Pies para que os quiero!
-¡Tropa atrapen al curioso! ¡Rápido! – Arakawa temía que el plan de su superior se estropeara por ese tipo que estuvo escuchando. Esperaba que no hubiera oyera nada importante que mandara toda la misión a la mierda o su cuello peligraría. -¡QUÉ NO ESCAPE SI NO QUERÉIS QUE OS CUELGUE!
El narizota corrió tan rápido como pudo. No veía ningún hueco donde pudiera refugiarse, en varios lugares intentó enconderse pero siempre le pillaban, no había forma de dejar que la tropa de marines que le perseguían pasaran. No quería dirigirse hacia el Merry para no llevarles a su localización. Dudaba, era rápido pero no lo suficiente, ¿qué hacer? Su resistencia tenía un límite y llevaba horas huyendo. A ese paso, lo conseguirían atrapar. Quizás con un poco de suerte, algunos de sus camaradas se encontraran por el mercado. Eso parecía buena idea. Iría para allá y rezaba por tener suerte.
Le quedaba poco para llegar a su destino. Miró haber si veía alguna cara salvadora y encontró a sus ángeles. Allí, a lo lejos, distinguió las figuras de Zoro y Sanji. Se alegró a más no poder, no moriría aun, o eso esperaba, que aún le quedaba un buen cacho para llegar donde los otros y no parecían haberse dado cuenta de su presencia.- ¡CHIC…!- Algo o alguien le interrumpió sin dejarle avisar a sus nakamas. Consiguió esquivar el golpe que destrozó la pared de al lado de puro milagro.
-¡No escaparas maldito!
Dos hombres se pusieron en su camino para llegar donde sus amigos. Uno que sobrepasaba el metro ochenta de estatura, compresión musculosa sin excederse, moreno de pelo corto y un poco de punta, ojos verdes claros y piel bronceada; llevaba consigo un arma que parecía juntar dos espadas en una por las empuñaduras. El otro, un metro setenta y mucho, tez clara, pelirrojo, ojos negros; se mostraba desarmado pero tenía un aire tan peligroso como el primero. Detrás de ese dúo aparecieron más marines. Estaba en un verdadero aprieto y ya notaba como su enfermedad de “No-quiero-morir-aquí” comenzó a aflorar. No le quedaba más remedio que afrontar las cosas como un verdadero hombre y luchar. Mentalizado para el combate que se le venía encima, revisó la zona, analizó cual podía ser su mejor estrategia. Su especialidad no era el cuerpo a cuerpo como sus compañeros; él era un tirador, el mejor tirador de Gran Line; tenía que conseguir poner un área de combate. Pensó y se le ocurrió como conseguir ese espacio que necesitaba. Metió la mano en su bolsa intentando que los marines no se percataran, soltando mentiras por doquier, su otra especialidad. Los marines distraídos por la verborrea y con goterón (estilo anime), ni se fijaron en lo que él tramaba. De dentro del macuto sacó una especie de piña con una anilla (lo que viene siendo una granada un pelín modificada su forma), su último invento, lanzándola hacia la tropa que le cortaba el paso. Se abrieron agujeros de la cosa y de ahí salió una gran cantidad de gas. Cargada como estaba de pimienta, logró que sus enemigos estornudaran, lloraran y empezaran a caer sin poder evitarlo. Además, le creaba una pantalla de humo que a pesar de no ayudarle a atravesar la barrera marine, le permitía buscar un lugar donde poder sacar provecho de su tirachinas. Ya observada la zona, encontró el lugar perfecto, un balconcito unos metros detrás suyo. Si llegaba allí estaría protegido de esos hombres y podría atacar. Empezó su carrera para llegar allí pero cuando aún no había recorrido ni medio metro, el pelirrojo saltó desde dentro de la humareda y aterrizó enfrente de él. Usopp saltó hacía atrás, metió nuevamente la mano en su bolsa y disparó al marine con distintos tipos de proyectiles que no consiguieron afectarle y algunos ni darle. Sus piernas eran casi tan buenas como las de Sanji o puede que hasta mejores, pararon cada uno de los intentos del mentiroso por acertarle con una especie de baile caótico que parecía seguir a su alrededor.
- Jigoku No-ashi[v], deja ya de jugar con tu presa, ¡termina de una vez! ¡Tenemos que volver!- Le dijo el otro marine que se encontraba sentado sobre un escalón donde estaba apoyado sobre su arma mirando divertido la contienda.
Usopp sintió como si se estuvieran riendo de él y sintió una rabia como pocas veces antes. Sin hablar, se lanzó contra su oponente, como no estaba acostumbrado a luchar hombre contra hombre sólo consiguió que el otro le pateara y enviara muy lejos, quedando semi-inconsciente en el proceso. Justo antes de que todo se le oscureciera por el tremendo choque oyó a sus preciados compañeros gritar a la vez -¡¡USOPPPP…!! – Sonrió antes de desmayarse, a lo tonto consiguió su cometido, llegó donde quería. Lo demás se quedaba en manos de sus nakamas.
- Por tu culpa se me ha roto el juguete Chimamire No-kenshi[vi]. Mira lo que has conseguido provocándole. Se me acabó la diversión o... – Desvió la vista de su amigo y echó una mirada a los dos chicos que se habían colocado de forma protectora delante del narizota. Sonrió. - … sólo acaba de comenzar?
- Jajajajajaja… Yo también me apunto, no te quieras llevar toda la diversión Jigoku.
Zoro les miró con odio mientras se preparaba para la batalla, les haría pagar. Desató su oscuro pañuelo verde del brazo para atarlo sobre su pelo. Cerró sus ojos mentalizándose mientras ponía una de sus espadas en la boca y cogía las otras, una con cada mano, tomando posición de ataque. Sanji a su lado, se cabreó, marcándose las venillas que lo demostraban sobre su rostro; sacó un cigarrillo y a continuación el mechero para encendérselo lo más tranquilamente que pudo, le dio una calada y pegando con la puntera del pie al suelo para ponerse en posición, soltó el humo, les miró agresivamente y…
-FIN CAPÍTULO CINCO-
NOTAS ACLARATORÍAS.
[i] El Grafeno es un mineral que existe realmente si alguien está interesado en saber más sobre él que siga el siguiente link .
[ii] Mujōna: Fonéticamente Sin Alma en japonés (según el traductor al menos).
[iii] Deushi: Apellido común japonés. Personaje ficticio creado por mí para este fic.
[iv] Arakawa: Apellido común japonés. Personaje ficticio creado por mí para este fic.
[v] Jigoku No-ashi: FonéticamentePierna Infernal en japonés (según el traductor al menos).
[vi] Chimamire No-kenshi: Fonéticamente Espadachín Sangriento en japonés (según el traductor al menos).