4. DESCUBRIMIENTOS (parte 4).
Nami estaba que se la llevaba los demonios, nunca en su vida se había sentido tan humillada, los hombres la perseguían allí donde iba. Ella no perseguía a nadie, hasta ahora, Sanji intentaba rehuirla cada vez que la veía, y no sólo eso, parecía que las situaciones ridículas la perseguían.
- ¡A MIS NARANJOS PONGO POR TESTIGOS QUE NUNCA ME RENDIRÉ!
Ya era más por orgullo que otra cosa, si algo caracterizaba a esa tripulación en especial era que su orgullo podría matarles.
Ya habían pasado un par de días desde lo ocurrido en las termas, desde entonces la muchacha se le había insinuado, contoneado, abalanzado, sido servicial, cariñosa, incluso “accidentalmente” se le cayó la toalla al salir de la ducha delante del cocinero, con tan mala suerte que detrás estaba Luffy. Había usado todos sus encantos y no servían con el rubio, “¿cómo era posible?”.
Ahora mismo estaba con la última ocurrencia. Estuvo espiando la puerta de la habitación de los chicos, cuando vio que el cocinero iba a entrar, pasó por delante con un cubo cargado de agua. Entonces tropezó, tirándose todo el agua encima, haciendo que su blanca y finísima camiseta de le pegara a su cuerpo sin nada debajo. El cocinero que no era de piedra y llevaba tanto aguantando estoicamente los ataques de la pelirroja, empezó a desangrarse por la nariz, pringando a la pobre muchacha que termino empapada de sangre.
- ¡Lo siento Nami-san! - Sanji se tapó la nariz, disculpándose con la chica. - No era mi intención.
Se metió corriendo dejándola tirada en el suelo y pringada. Una venilla se hinchó en la frente de la navegante, a punto de explotarle.
- ¡AHGGGGGGGGGHHHHHHTTTTT…!
Lanzó un grito de rabia y frustración, un aura oscuro y llameante la rodeó. Justo en ese momento apareció nuevamente la hija de los dueños con su cachorrito en brazos.
- Oye niñ…
Nami la habló y sonrió intentando tranquilizarla pero no lo consiguió la muchacha volvió a salir pitando del lugar gritando y llorando.
- ¡AHHHHHHHHHH… MAMAAAAAAAA… EL ESPÍRITU DE LOS AVERNOS A VUELTOOOOOOO…!
La pelirroja lloraba y se preguntaba, “¿por qué me pasa a mí esto?” Después se recompuso, levantándose, aspiró y corrió hacia su habitación para pegarse un baño. No miró por donde iba y al girar para coger el pasillo que llevaba a su cuarto, se topó bruscamente con un muy distraído Usopp que subía, el golpe resonó y lanzó al chico escalera rodando, desparramando todo lo que llevaba en su cartera.
- ¡Ouchhhh… ouchhh… ouchhhh…!
Usopp acabó aterrizando de culo después de caer por los peldaños.
– Nami que leches te pas… jajajajaja…
La apariencia de la navegante le hizo olvidarse de su chichón y cabreo para con ella. Mientras la susodicha notaba como su ira reprimida estaba haciendo que se caldeara, se rió, Usopp la ayudaría a descargarse. Así tras unos cuantos minutos de sufrimiento del tirador, Nami se relajó, iba a seguir su rumbo cuando se fijo lo que había esparcido por todo el suelo. El narizota estaba un poco grogi por la paliza, no notando que la pelirroja se agachaba y cogía sus hojas del suelo, mirándolas detenidamente. Poco a poco se le pasó el atontamiento, asustándose de que alguien había descubierto eso, rápidamente le quitó los dibujos de las manos rojizas de la chica que estaba babeando sobre ellos, tomándolos de forma posesiva.
- ¡MIOOOSSS… SON MIOSSSSS…! – los abrazó, separándolos de ella.
Nami siguió en la misma posición en la cual le había quitado los folios, no movió ni un solo dedo, baba caía de su boca, los ojos parecían querer salírsele junto a gotas de sangre que Usopp no supo si era de la nariz de ella o de la que llevaba encima. El tirador se preocupó, llevaba mucho rato en ese estado, enrrolló sus dibujos y los guardó para acercarse a la chica, la sujjetó del brazo y la pegó pequeñas tortas en la cara.
- ¿Nami? ¿Oye, Nami? – Siguió pegándole flojito en la cara muy preocupado - ¡NAMI!
Iba a dar media vuelta para bajar por las escaleras en busca de Chopper cuando…
- ¡¿EHHHHHHHHHHH…?! –Usopp volvió a respirar tranquilo tras ese grito.
- ¡Es la escena de la termas! – Le miró – Y esos otros dibujos…
Usopp miraba a un lado y a otro con temor, Nami estaba siendo muy escandalosa, y no quería que nadie más se enterara. En ese instante ambos cayeron en una cosa - ¡LO SABES! – Soltaron a la vez.
El narizota agarró a la chica y se la llevó al primer cuarto que vio vacio y abierto. Allí la pelirroja comenzó a atar cabos con lo que había averiguado hasta ese instante y lo que le contó Usopp para que cerrara el pico. Tuvieron unos minutos de silencio cuando Nami estaba al tanto de casi todo, iban a salir, pero les retuvo el ruido de unos pasos. No querían salir en sus condiciones, uno golpeado y con chichones, y la otra cubierta de sangre. Esperaron tras la puerta que casi cae por un fuerte golpe del otro lado y oyeron parte de una conversación privada.
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Sanji entro en la habitación que compartía con el Marimo estúpido y Usopp, sangrando por culpa de Nami, ya estaba harto de la muchacha. Era su compañera, su amiga, nada más y no paraba de intentar provocarle, si no fuera porque estaba totalmente seguro de sus sentimiento por ese estúpido ya hubiese caído, no era de piedra. Sólo un tiempo antes, de hecho, hubiese caído en la redes de la chica encantado, pero ahora no.
- Sí sólo esa Alga me buscara así…
- ¿Qué cuchicheas cocinillas? – Zoro había entrado sin ser notado por el rubio.
- ¡Nada de tu incuvencia espadachín inútil! – sonrió.
- Grrrrrrrrrr… - se quedó pensativo - ¿Y Usopp? Prometió que me traería los últimos bocetos.
Sanji suspiró resignado.
- Sigues sin darte cuenta de tus propios sentimientos. Ojalá no te arrepientas de descubrirlos cuando sea tarde.
Creyó que lo había pensado y fue tarde cuando se dio cuenta que se le había escapado delante del peliverde cabreándole. Antes de que su amante le dijera alguna barbaridad, sin ganas de pelear, salió del cuarto a paso rápido. Su mala fortuna hizo que el espadachín le siguiera, alcanzándole. Zoro sujetó fuertemente a Sanji del brazo y lo rebotó contra la puerta que se encontraba a su lado.
-¡Suelt…- Una espada quedó rozando su garganta, manteniéndole contra la puerta.
- ¡¿QUÉ FUE LO DE ANTES?! ¡¿QUÉ QUISISTE DECIR?! ¡DIME! ¡Habla cocinero no me hagas perder la poca paciencia que me queda!
El rubio desvió la vista pero la espada de ciño más contra él, haciendo que unas gotas se deslizaran sobre ella.
-¡HABLA!
Sanji tragó saliva, cerró los ojos y cogiendo fuerzas lo soltó.
- No sientes nada por mí, no me quieres, no me amas, sólo me tienes para desquitarte ¿no? Eso me dijiste. – Ahora le encaró, sin importarle que la espada le cortara, según hablaba se calentaba – Entonces, ESTUPIDO MARIMO, DIME, ¿DIME POR QUÉ TE EMPEÑAS EN QUE USOPP ME DIBUJE EN TODAS CLASES DE POSTURAS Y FACETAS? ¿POR QUÉ TE CABREASTE CUANDO NAMI SE ME TIRÓ ENCIMA EL OTRO DÍA? ¿POR QUÉ A PESAR DE TUS PALABRAS CUANDO NOS ACOSTAMOS TUS OJOS ME DICEN OTRA COSA QUE LOS LATIDOS DE TU CORAZÓN ME CONFIRMAN? ¿POR QUÉ ROLONOA ZORO?
Zoro tiró la espada, y sin dar tiempo al otro de reaccionar, le pegó un puñetazo, haciéndole caer al suelo con el labio partido y sangrando.
- ¡Escúchame maricon de mierda, te lo he dicho pero parece no entenderlo! – Gritó manteniendo todo lo que podía la compostura antes ese chico que le hacía sentir mal – Pasamos mucho tiempo en alta mar, somos hombre y tenemos necesidades. En la cama te mueves muy bien y gritas como la mejor de las putas. Puedo marcarte sin preocuparme de hacerte daño como haría con una mujer pero ni piense que por ello siento nada más que placer sexual. Si esa bruja usurera quiere acostarse contigo y lo consigue no me voy a preocupar. Me da igual con quien te acuestes. Las putas lo hacen con muchos clientes y yo te considero como una. Igualmente te voy a pillar cuando te tenga ganas estés con quien estés. Sé que tú también quieres.
- ¿Y los dibujos? – Sanji no podía evitar que las esperanzas de su corazón destrozado se fueran, saliendo en forma de lágrimas por sus ojos.
- Eso es algo que no te importa – entornó su vista para intentar infundir miedo en elrubio -. Y óyeme, una sola palabra, alguien más se entera… Has entendido lo que he querido decir.
Zoro se marchó, sentía una pesadez dentro de él que fue en aumento con el llanto de su cocinero del amor, no estaba dispuesto a enamorarse aunque tuviera que hacer añicos su corazón y el del rubio. Saltó por la primera ventana que pilló al exterior, necesitaba un poco de aire fresco. Justo en su huida del lugar fue dejando un rastro de lágrimas amargas que no paraban de salir.
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- Definitivamente, ahora que he oído esto no me rendiré. No dejaré que ese imbécil siga dañando a Sanji, no se lo merece – miró a Usopp para buscar su aprobación y apoyo.
El tirador no habló, su semblante lo decía todo, una lágrima cayó por un lateral de su rostro enfadado. Su cuerpo estaba tenso. Hizo un gesto afirmativo a la chica y se sentaron a esperar que Sanji se fuera. Sabían de lo orgulloso de su nakama, si se enteraba que habían escuchado todo, se sentiría aun peor. Una patada impactó a escasos centímetros de ellos y se oyeron pasos que se alejaban. Salieron del lugar.
- Mañana planearemos algo para que Sanji sea mío. ¿Entendido Usopp?
- No, mañana empezaré mi plan de conquista con Sanji. No te lo daré.
Nami se sorprendió ante la declaración de su nakama pero sonrió.
- Bueno, haremos una tregua. Tenemos un enemigo común al fin y acabo. Nos libramos de él y luego ya veremos. ¿Hecho?
- Hecho.
Unieron sus manos para firmar el pacto.
-FIN CAPÍTULO CUATRO-