‘…Luffy…’
El pensar en él no era muy conveniente en este momento de indecisión, aún así, no podía evitarlo, como evitar tus sentimientos…una cosa era no mostrarlos abiertamente y otra, tratar de eliminarlos. Sí, ahora el saber bien lo que sentía por el chico le complicaba el tratar de hacerlos a un lado.
Ir o no ir, era la más grande lucha del espadachín, una jamás imaginada por él, quién diría que tomar decisiones fuera tan difícil. Sin embargo debía optar por una de ellas.
Así, al aclarar su mente, el chico decidió afrontarlo, entre más pronto lo hiciera más fácil saldría de la preocupación; con esto en mente, caminó hacía el Going Merry…
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Dentro, el barco se encontraba vívido. Era el tiempo de cenar y Sanji se encontraba sirviendo los platos como de costumbre, todo como normal; Luffy se encontraba en la mesa devorando la comida a penas puesta en ella, con su patada correspondiente por parte del güero, Robin leyendo un libro, Chopper con mirada de preocupación al ver el golpe impuesto al pelinegro, Usopp arreglando algo, Nami leyendo su periódico, sí todo estaba en perfecto estado, o por lo menos hasta que la puerta fue abierta.
Zoro entró sin mucho preámbulo, aunque no duró mucho al ver todas las miradas en él.
“¿Qué?” inquirió sin agradarle las miradas.
“Ya era hora de que llegaras” Sanji comenzó. “Aquí está tu plato” con ello coloca el platillo «especial» en la mesa.
“¡Zoro!” Luffy clamó llamando la atención de todos. “Que bueno que ya llegaste, tengo algo importante que decirte” sonrió.
“Oh sí, yo también tengo algo importante que decirles”
La oración misma detuvo a todos los presentes. El chico jamás tenía algo importante que decir a los demás más allá de ver alguna isla cuando se encontraban en mar, por lo mismo, esto los extrañó.
“¿Algo importante?” Nami repitió, ignorando por el momento a Luffy –de todos modos el mismo se encontraba atento a lo dicho por Zoro-. “¿Qué es Zoro?”
Un momento de titubeo se pudo percatar en el recién llegado, era raro ver indeciso a Zoro, aunque ahora después de verlo no entrenar y dormir, podían esperar cualquier cosa. O por lo menos eso creían.
“¿Qué sucede Zoro?” Usopp inquirió. “No decías que era importante”
“Lo es, pero…” guardó silencio.
Nuevamente las miradas extrañadas recayeron en el peliverde.
“Por qué no lo dices y ya” resopló la pelirroja. “No creo que sea tan malo como para qué no quieras decirlo”
No tenía ni idea de lo que decía.
Ante ello, Zoro volvió a tomar valor, vio a todos a los ojos con mirada seca, claro a excepción de Luffy. Si lo veía en lugar de hacerse fuerte, se derretiría.
“Lo que quiero decirles es…” nuevamente calló, dio un respiro y prosiguió. “Es…que…me…me…” tartamudeó, los demás simplemente lo veían con escepticismo y sin saber como, una ola de valor apareció. “¡Lo que quiero decir es que acabo de casarme!” clamó.
Ante lo dicho, un silencio mortal fue impuesto. Ninguna reacción se mostró. Al verlos así, Zoro extrañó por completo, pero antes de poder decir cualquier otra cosa, unas tremendas carcajadas fueron impuestas por los demás.
“¡HAHA, BUEN CHISTE ZORO!” Usopp dijo entre risas.
“¡HAHA, NO CREÍA QUE FUERAS GRACIOSO MARIMO!” Sanji rió.
“¡HAHA ZORO ERES GRACIOSO!” Luffy dijo con lágrimas en sus ojos.
El panorama no le sentó bien al peliverde, para él fue difícil decir aquellas palabras y para colmo, pensaban que estaba bromeando. En cierta manera no podía culparlos, él tampoco las creería si estuviera en su lugar, sin embargo, no era así.
Las carcajadas ahondaron como la furia del espadachín creció.
“¡NO ESTOY BROMEANDO!” bramó, al mismo tiempo les enseña su mano izquierda.
El hecho mismo hizo detener las risas, ahí en el dedo anular se encontraba una sortija de matrimonio, su brillo dorado sin igual se mostraba sin pudor ante ellos.
Pronto las caras felices se fueron transformando hasta llegar a unas de total asombro.
“¿QUÉ!” gritaron como jamás se había hecho en el barco.
Las caras, si se pudiera decir así, mostraron asombros de diferentes maneras. La boca de Sanji estaba abierta de par en par, sin cigarro aparente, sus ojos al borde de salírsele, por otro lado Chopper tenía los ojos blancos por el impacto como al mismo tiempo, se encontraba tirado en el suelo, la cara de Nami se mostraba atónita, boca y ojos abiertos, Robin se encontraba asombrada no sin muchos cambios aparentes, en el suelo Usopp se hallaba perplejo, boca abierta sin igual y ojos en blanco; por último la cara de Luffy al igual que Robin no mostraba increíbles cambios, sin embargo, sus ojos se mostraban en punto como su labio inferior temblaba.
Al ver ahora las verdaderas reacciones, Zoro suspiró. Se esperaba algo similar aunque, para ser sinceros, fue aún más de la imaginada.
“¿CÓMO QUE ESTÁS CASADO!” gritaron al unísono.
“Es la verdad, me acabo de casar” resopló.
“¿P-Pero a qué horas y con quién!” la pelirroja cuestionó, todavía en su voz se notaba perplejidad.
“Hace dos horas y con Ace”
“¿QUÉ!” de nuevo el coro se dio lugar.
“Un momento, te casaste hace poco y con un hombre” Sanji remarcó. “¡Y PARA EL COLMO CON EL HERMANO DE LUFFY!”
“Si” dijo con simpleza.
“¡ESTO NO PUEDE SER!” Nami golpeó la mesa. “¡Cómo es posible que te cases sin decirnos nada!”
“¡No necesito de tu permiso para hacer cosas!” gruñó.
“¡Aún así debiste decirnos!”
“¡Espera un momento Zoro!” ahora era turno de Usopp, todos voltearon a verlo. “Esto no tiene sentido¿cómo es posible qué te hayas casado de repente y con el hermano de Luffy?’
“Además” comenzó el güero. “¿Por qué con él?”
“¡Por qué será idiota!” le dio una mirada fulminante. “Porque…porque…” no podía decirlo.
Zoro quería decirles que la razón para casarse con el vaquero era porque lo amaba, no obstante, esa era una mentira, la cual no podía decir no importara la situación.
“¿Por qué?” remarcó el cocinero esperando por una respuesta.
“Porque…” frunció en ceño. “¡ESO NO TE INCUMBE!” bufó. “¡Me casé con él porque así yo lo quería, no tengo que explicarte nada!”
“Y porque no nos dijiste antes” la voz de Luffy llamó la atención de todos.
Ahí parado, se encontraba el pelinegro, su mirada se encontraba semicubierta por su sombrero de paja, por la pose se podía ver que estaba disgustado a pesar de su voz seria.
“Porque no nos dijiste antes” repitió. “¡POR QUÉ CARAJOS NO DIJISTE NADA!” explotó, un golpe fuerte propinada por su parte.
Ante tal reacción, los demás sorprendieron al verlo tan furioso.
“¡POR QUÉ CHINGAOS NO DIJISTE QUE AMABAS A MI HERMANO, POR QUÉ DEMONIOS NO DIJISTE NADA!”
Zoro guardó silencio, aún impactado.
“Lu-Luffy” Nami llamó. “Tranquilízasete quieres” dijo un poco nerviosa.
Nuevamente otro golpe fue impuesto en la mesa, ahora rompiéndola. Todos se encontraban estupefactos y sin más, Luffy comenzó a caminar hacia Zoro.
Al verlo acercarse, un poco de miedo invadió al hombre por dentro, sin poder moverse solamente veía como poco a poco su capitán se acercaba; no obstante, Luffy se pasó de largo sin dirigir la mirada al peliverde. Al salir, el silencio volvió a inundar el lugar, el único sonido fue el del encendedor de Sanji que prendía un nuevo cigarro…
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El aire de la noche se encontraba frío, el viento soplaba levemente como si fueran susurros en el aire y la luz de la luna se mostraba triste como la pequeña alma afuera.
Luffy se encontraba sentado en su asiento especial, su cara se encontraba decaída mientras las sombras gobernaban en ella.
‘…Zoro…’
En su mano se podía ver una pequeña cajita. La abrió y con el brillo de la luna, la joya dentro la hacía ver más hermosa de lo normal, sin embargo, ese magnífico resplandor ya no importaba, la piedra jamás llegaría a reluciría en la mano de Zoro.
Hacía pocas horas antes, el chico se encontraba desesperado por declarársele a Zoro e inclusive ya pensaba en lo que harían juntos.
Primero, la boda sería grande, con una gran fiesta. La comida sería hecha por Sanji para darle un sabor suculento como solamente él puede hacerlo, habría enormes barriles de cerveza sobre todo para darle gusto a su esposo –claro por el vicio-, mucha comida, bailes, cantos, más comida, adornos por doquier, globos, diversión y más comida. Si todo sería hermoso, pero lo mejor sería ver a Zoro vestido de novia, eso si sería una delicia –por supuesto, si éste se dejaba poner el vestido, aún así, no hacía daño pensar en ello-.
Después de la boda, se irían de luna de miel, el cual además sería un pequeño descanso para toda la tripulación. Y por su puesto, disfrutaría mucho de este tiempo –eso ni se dudaba-. Al terminarse la luna de miel, volverían a embarcarse nuevamente al mar para más aventuras, ahora con la diferencia de que serían pareja él y Zoro. Sí era un futuro fantástico, si tan sólo no hubiera pasado esto.
Ante sus sueños rotos, Luffy sentía su cuerpo pesado, lágrimas caían de su cara como su dolor se ahondaba, su corazón se sentía pesado por la pena, nunca antes se había sentido tan triste, tan desilusionado, tan abatido. Dolía…dolía mucho.
El viento sopló fuertemente, llevándose consigo las gotas saladas. La caja pronto fue tirada al agua sin importancia alguna; lo joya emitió sus últimos brillos antes de desvanecerse en la oscuridad del mar, llevándose consigo las ilusiones rotas de un chico…
El silencio reinó ante el baño de luz de la luna….
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Habían pasado dos horas ya desde el anuncio del matrimonio de Ace con Zoro. Ante ello, el ambiente se embarcó en sensaciones de amargura y tristeza sin igual.
Zoro se encontraba recargado en el balaustre de la parte trasera del barco. Contemplaba la tranquilidad del mar mientras su mente estaba perdida en sus pensamientos.
Recordaba las reacciones de sus nakamas cuando les dijo de su matrimonio, sobre todo la de Luffy.
‘¿Por qué reaccionó de esa forma?’’ meditó aún sin comprender. ‘Realmente se encontraba enfadado…¿pero por qué? No era solamente porque no les dije que me iba a casar…¿o si?’
Un suspiró salió de sus labios. Nuevamente se encontraba buscando una respuesta, no sabía como pero desde el momento en que se enamoró de Luffy, solamente servía para eso. A veces se preguntaba si valía la pena o no, porque por lo general cuando las hallaba, en lugar de ayudarlo, empeoraban las cosas.
‘…demonios…desde cuando la vida se volvió tan complicada…antes solamente importaba entrenar, dormirme para reponerme, comer y vencer a quien se pusiera enfrente…’pensó. ‘porque no puede ser así de nuevo…¡maldita sea, porque tuve que enamorarme!…todo era perfecto cuando no estaba así…’suspiró profundamente.
“Oi porque el tremendo suspiro”
La voz sorprendió un poco al hombre, sin embargo ya la esperaba.
“Por nada Ace” replicó indiferente.
“Oi, oi porque tan frío con tu marido¿no deberías estar feliz?”
Con ello, Zoro se voltea para ver al chico sentado encima del balaustre, una gran sonrisa en su cara, aunque no hacía competencia con la de Luffy.
‘…Luffy…¡ahhh deja de estar pensando en él idiota!’ se reprendió internamente.
“Bueno no importa amor, listo para irnos¿eh?”
‘…¿irnos?…¡AHHH DEMONIOS! Lo había olvidado’
“Ah, espera Ace aún no les he dicho sobre eso”
“¿Sobre qué?”
La voz llamó no lejos de ellos, sobre las escaleras. Luffy acababa de llegar.
“¿Todavía hay más que decir?” su voz era fría, una de las cuales usaba cuando se encontraba furioso, por lo general al enfrentarse a un enemigo.
“Hola hermanito”
No respondió, en lugar de eso una mirada asesina fue mostrada.
“Uyy que sucede contigo, qué con esa mirada”
“Nada” voz seca. “¿Qué es lo querías decir Zoro?” ahora su vista se centro en el peliverde.
“Ah…bueno es que yo…” los nervios volvieron a dominar.
“Lo que sucede es que vine por Zoro”
“¿Eh?”
“Vine para llevármelo”
“¿QUÉ!” aturdió. “¿Por qué!”
“¿Por qué?…he, porque es mi esposo, por lo mismo debemos estar juntos” respondió. “Le di dos horas para que les explicara sobre nuestro matrimonio y también para despedirse”
Luffy estaba sin habla.
Ante el ruido los demás tripulantes salieron.
“Oi Luffy¿cuál es el problema por qué gritas así?” Sanji preguntó, seguido por los demás.
Al llegar a la escena todos detuvieron sus pasos.
“¿Ace?”
“Hola” sonrió.
“¿Qué demonios haces aquí!” chilló Usopp.
“¿Eh, pues a que más, vine por mi esposo para llevármelo” replicó. “Aunque parece que no les agradó verme¿cierto?”
Nadie respondió.
“Ace quiere llevarse a Zoro” Luffy dijo.
“¿Qué!”
“Oi, hermanito lo dices como si estuviera haciendo algo malo”
“P-pero no puedes llevarte a Zoro” Chopper comentó.
“¿Por qué?” lo miró de reojo. “Dime una buena razón pequeño”
“…”
Si de buenas razones se trataba, en realidad ninguno tenía una. Ace tenía todo su derecho en llevarse a Zoro y no podían impedirlo –en realidad si podían, pero no era justificable-, aún así no querían que el espadachín se fuera del equipo.
“Porque no quiero” fue la respuesta del capitán, el cual se encontraba en la misma posición.
“¿Eh?”
“Lo que Luffy quiere decir es que si te llevas a Zoro, nos dejarías con un miembro menos de tripulación” Nami trató de arreglarlo. “Seríamos muy pocos”
“Pero ya han estado así”
“Si, pero…” en ello una gran idea se le cruza por la mente. “Ya sé, porque no te llevas a Zoro cuando consigamos a otro miembro¿eh?”
“¡NAMI!” todos gritaron al unísono.
“Cuándo consigan a otro miembro dices”
“Aja, así no habría ningún problema y podrías llevarte a Zoro¿qué te parece?”
“¿AH?” volvieron a entonar los demás.
“Hmmm…” meditó el hombre. “Me parece un poco razonable, de acuerdo”
“¡Genial!” emocionó al igual que los demás.
“Pero solamente tienen un mes” adujo. “Según veo su rumbo, tienen pensado dirigirse a Klameo Island¿no?”
“Si”
“Entonces estaré esperando ahí, en un mes tendrán que encontrar alguien que supla a Zoro, de lo contrario aunque no lo tengan me llevaré a Zoro¿de acuerdo?”
“De acuerdo” ante ello la chica estrecha la mano del otro hombre.
Ante el trato hecho enfrente del, Zoro no podía dejar de sentirse como un objeto, pero claro, no era el tiempo de reclamarle a la demonio del dinero, porque gracias a ella, ahora podía estar un mes más con ellos o al menos hasta encontrar a otro miembro que ocupara su lugar. Como fuera, el chico se encontraba feliz.
“Bien, entonces me retiro” dicho eso se acerca a Zoro para plantar un suave beso en sus labios. “Nos veremos en un mes, amor”
Y al hacerlo, camina al balaustre ignorando todas las caras de sorpresa y la de furia de su hermano menor; al llegar se sube, con una sonrisa se despide del espadachín para después aventarse y marcharse del barco.
Zoro volvió a estar pensativo, otra inquietud lo embarcaba. Convencer a Ace para dejarlo en el barco fue demasiado fácil y según sus conocimientos, cuando algo es así es porque algo no encaja bien, ahora el problema era saber qué. Aún así, a pesar de mantener cierto recelo a lo ocurrido en el barco, Zoro no podía negar que realmente se encontraba feliz.
Estaría con sus nakamas un mes más y en ese tiempo…podían ocurrir MUCHAS cosas.