10. La búsqueda de Sanji.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Zoro, “¿Sanji?”, derribó con facilidad la puerta de la habitación en la que estaba siendo retenido para emprender carrera por el corredor, nadie se interpuso en su camino, parecía que a los marines se los había comido la tierra, el lugar estaba totalmente desértico, muy extraño. Al llegar a la celda donde debería estar el rubio, este no se encontraba, allí sólo quedaban muertos, por un momento se asustó. De los tres cadáveres, uno de ellos era rubio y de compresión delgada, temió que pudiera ser su cocinero pero al quitar de encima el otro cuerpo, descubrió que no.
-¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHH…!!
El espadachín se volvió rápidamente en posición defensiva hacia donde procedía el grito.
- ¿Usopp?
- ¿Qué ha pasado aquí Zoro? ¿Los has matado tú?
- No, no fui yo y no tengo ni idea de lo ha podido pasar.
Usopp notó a Zoro un poco raro pero no le dio mayor importancia.
- ¿Y Sanji kun?
El peliverde intentó no mirar al narizota, apretó fuertemente el puño.
- No, n… no… lo sé – le costaba articular palabras.
- ¿Zoro? ¿Me ocultas algo verdad? ¿No confías en mí para contarme que ha pasado?
- …
- Está bien, tu silencio contesta mi pregunta. Vamos a buscar a Sanji.
Usopp se iba a poner en camino para buscar a su compañero cuando recordó que tenía algo que devolverle al espadachín.
- Toma esto es tuyo. ¡Vamos chicos! – Según dijo eso, se dio cuenta de que faltaba su “amigo” - ¿Ikimono?
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En otro lugar, una reconfortante habitación, un hombre moreno alto sacaba de un baño relajante a otro rubio que parecía catatónico. Lo sentó en la cama que había, fue a por el botiquín que tenía en el baño y curó el maltratado cuerpo del chico, después le vendó las costillas fracturadas y dio puntos a la brecha de la cabeza. Una vez que terminó con el chico, le puso un pijama y le tumbó debajo de las sedosas sábanas, apagó la luz y se marchó cerrando la puerta, pero, en el último segundo.
- ¡Gracias! – Soltó casi en un susurro inaudible el herido.
El moreno sonrió.
FLASHBACK
Horas antes
Los tres soldados aprovecharon que el rubio no se defendía para divertirse con ese muñeco. Le arrastraron hasta la esquina más oscura y allí los tres disfrutaron de un muy buen rato donde no consiguieron sacar nada del chico, ni quejas, ni amenazas ni nada. Estaba totalmente ido, se descargaron varias veces por el cuerpo sin vida, dentro y fuera de él. Cuando casi estaban exhaustos a punto de irse, el que en ese momento estaba profanando la entrada del pirata, la abandonó cayendo hacia atrás sangrando por la boca, con los ojos en blanco y sin signos de respirar. Los otros dos se asustaron cuando vieron una figura que se aproximaba a ellos y que parecía ser el causante de la muerte de su amigo.
- ¡No, no… por favor… no nos mat… arggggg! – no pudieron terminar sus suplicas.
- ¡Cabrones cómo os atrevéis!
El recién llegado se veía sumamente cabreado, su cara era muestra de ello, no oyó las suplicas de los marines y se los cargó de manera lenta y tortuosa, la celda se tintó de rojo carmesí. El extraño ya conforme con exterminar a esos tres, se giró para acercarse al rubio, cuando se encontró a su lado se puso de rodilla para comprobar su estado.
-¡Malditos cabrones, si que se han divertido contigo! – Posó su mano sobre la cabeza del cocinero, dándole caricias tranquilizadoras pero echando una mirada cargada de odio hacia los soldados muertos. – No te preocupes chaval, ya estás a salvo, te sacaré de aquí y te llevaré con los tuyos.
Sanji comenzó a temblar descontroladamente ante el contacto de la mano del tipo, con los ojos en blanco y rígido como estaba, lloró. Así demostraba lo asustado que estaba de que se repitiera la situación y expulsaba el dolor de su cuerpo sin alma.
- No, no por favor nooooo… snifffffff…. No… noooo…
El extraño cargó al rubio en brazos, llevándoselo de ahí.
- Shiuuuuuuuu… tránquilo – lo acercó a su pecho para que ocultara sus lágrimas y se tranquilizara -. Prometo que no permitiré que nadie te vuelva a tocar, te llevaré a lugar seguro shiuuuuu... Soy Mujōna Ikimono y te curaré.
FIN FLASHBACK
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Mientras en alta mar, camino de la isla donde se encontraban retenidos los chicos, un barco pirata iba a contrarreloj, temiendo que no llegaran lo suficientemente rápidos para salvarlos.
- Sanji, Zoro, Usopp aguantar casi hemos llegado.
-FIN CAPÍTULO DIEZ-