11. Angustía.
Los compañeros del joven cocinero le buscaron por toda la isla, Luffy dio con sus nakamas perdidos Zoro y Usopp que se les unieron en la búsqueda. Pasaron mucho tiempo, registraron incluso debajo de las piedras pero no hubo manera de dar con él. Toda la tripulación estaba muy preocupada por lo que pudiera haberle pasado, más tras ver el estado de la celda donde le habían alojado aquellos marines. Zoro durante ese tiempo estuvo muy taciturno, no hablaba con nadie y desprendía tristeza por sus poros. Casi una semana después se dieron por vencido, dejando la isla con dolor y decepción por dejar atrás a uno de los suyos. No pensaban darse por vencidos, ya encontrarían pistas en otro lugar y rescatarían a su amigo.
[…]
MES Y MEDIO DESPUÉS.
- “Sanji, no te podemos abandonar, seguro estás cerca… ¡¡MALDITA SEA!!” – Un mar de lágrimas derramaba el espadachín en aquella fría noche que se ofreció para hacer guardia – “¿Cómo voy a pagar lo que te hice si no te tengo a mi lado?” – Pegó un puñetazo al mástil, dejando la huella de su puño – Si hubiese sido más fuerte nada de esto habría pasado. ¡JODER!
- ¿Zoro?
El peliverde se volvió totalmente sorprendido por haber sido pillado con las defensas bajas.
- ¿Luffy? – Se limpió corriendo las lágrimas de la cara - ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar durmiendo con los demás?
- No podía dormir, subí para comer algo pensando que al no estar Sanji tendría el camino libre. Quería buscar algo bueno a todo esto, pero una vez he llegado a la cocina me he dado cuenta que no tenía hambre – su semblante se oscureció - . El estomago se me había cerrado, no es divertido si no está él para regañarme y ponerme trampas que hagan que mi apetito aparezca. Es irremplazable como cocinero y como persona.
- Je… te entiendo. Ese Cejas Rizadas hace más falta de lo que parece, siempre quise librarme de él, pero no de esta forma – su voz estaba al punto del llanto e intentaba sonreír sin conseguirlo.
El moreno miró muy serio al primero de a bordo.
- Zoro, Usopp me contó lo sucedido, lo que él sabía y… ¿Qué pasó allí?
- Nos encerraron, conseguí escapar y les busqué. Usopp y yo nos encontramos pero al Ero-cook… - Desvió la vista – No.
La mirada de Luffy se endureció.
- Zoro como capitán y amigo te ordeno que me digas la verdad. No pretendas mentirme, te conozco demasiado bien para que lo intentes. Una vez más, ¿QUÉ PASÓ?
-…
[…]
El rubio poco a poco se fue recuperando, le costó mucho pero era una persona fuerte, en ese tiempo tuvo a Ikimono apoyándole, sacándole en el agujero que se encontraba. Sus heridas externas cicatrizaron rápidamente, su factor de recuperación era muy alto, sin embargo las cicatrices de su alma permanecían causándole en ocasiones ataques de pánico o simplemente llevándole al hoyo del que pensaba había salido. El tiempo pasó y no tuvo noticias de que sus “amigos” le buscaran, seguramente le dieron por muerto o simplemente le abandonaron en aquella piojosa celda tras quitarle su honor y orgullo.
Los días fueron pasando de forma monótona, Sanji se sentía a gusto pero no terminaba de fiarse de aquel sujeto, sufrió mucho por la confianza depositada en aquellos que creía conocer, no quería cometer dos veces el mismo error con alguien que por muy que le había tratado concía menos. A parte, algo en ese hombre le resultaba familiar y a la vez le hacía desconfiar.
[…]
Luffy agarró de la camiseta que llevaba a Zoro para empotrarle contra el mismo mástil que momentos antes había golpeado, acercando lo máximo posible sus rostros para hablarle.
- Zoro, ¿qué te pasa? Desde cuando te has vuelto un maldito cobarde que teme contar la verdad. ¡Mirarte, si ni si quiera puedes mirarme o intentas defenderte! ¡HABLA, ¿QUÉ SUCEDIÓ?!
- Luffy yo… yo…
- ¡Suéltalo!
Nunca antes el espadachín había visto a su amigo así, él sabía que no era el chico tonto y pasota que la gente pensaba que era, siempre se había preocupado de todos ellos y en ocasiones demostraba que tenía un sexto sentido para ciertas cosas. Con el paso del tiempo, forjaron una gran amistad, no comparable con ninguna otra y eso era un problema en situaciones como estas, se conocían y podían ser muy claros hablándose. Tampoco podía desobedecer las órdenes dada por su capitán.
[…]
Esa noche Sanji tuvo un fuerte bajón, fue a pasear por el poblado para relajarse tomando un poco de aire pero de la nada le asaltó un fuerte dolor en el pecho. Paró de caminar, agarrándose fuertemente la zona, parecía que otra vez le estuvieran torturando alguien, esta vez partiéndole el tórax con un hacha, el dolor fue en aumento, la angustia le invadió, su corazón se aceleró notando como cada latido le hacía sufrir, le faltaba el aire y un fuerte mareo le hizo caer inconsciente en el lugar. La poca gente que andaba por la calle a esas horas se acercó a él corriendo, intentando socorrerle y uno de ellos corrió a llamar a un médico por el den den mushi de su casa pero no fue necesario. Al cabo de un rato, el rubio comenzó a recuperar la consciencia, al principio abrió los ojos, sintiéndose encerrado en su propio cuerpo que no podía moverlo o hablar, con el paso de los minutos, recuperó la voz, poca y baja, pero tenía.
- Chaval, chaval, ¿estás bien? – Le preguntaron al ver que empezaba a reaccionar.
- S… sí – le costaba respirar aún y su cuerpo no se movía – Sólo necesito aire señorit… señorita.
La mujer que le tenía en su regazo hizo que los curiosos se apartaran para que tomara eso que pedía. El chico pareció recuperar el color de cara blanco, yéndose el azul, junto a la movilidad. Poco a poco, se recuperó casi por completo aunque la angustia y el dolor del pecho no se le terminaron de ir.
- Gracias mademoiselle – la sonrió galantemente –. Ya estoy bien.
La mujer le limpió el sudor y las lágrimas de la cara antes de apartarse.
- Joven tenga más cuidado. Cuídese.
- Sí, descuide – Se agachó para besarle la mano en modo de cortesía y agradecimiento, no pudiendo evitar una mueca de dolor por la acción pero haciéndola igualmente.
- ¿Joven?
- Estoy bien de verdad.
Con esta última frase tomó rumbo hacía la casa en la que estaba habitando con paso firme, sin mirar a la gente que le seguia con la mirada, ahora para encerrarse en su habitación. Allí se agazapó en el suelo echo una bola, dejando fluir sus sentimientos, llorando y sin notar que alguien se coló antes de que la puerta del cuarto se cerrarse. Necesitaba soltar sus emociones para volver a poner su cara de pocker. Dio muchas vueltas a lo que tenía en la cabeza y aunque había pasado tiempo desde aquel incidente en el que perdió su alma y le arrebataron la Fe, la Amistad, la Alegría y el Amor, todo ello, junto a su sueño. Llevado por la traición de aquellos en los que confiaba ciegamente, sus nakamas. “¡Por personas por las que hubiese entregado su vida, joder!” - con lo que no podía dejar de pensar - "¿CÓMO FUERON CAPACES?"
-¿Aun sigues atormentándote?- Una voz surgida desde un escondido rincón le saca momentáneamente de sus lamentos.
-…
- Te cuesta creerlo ¿no? – Tras una breve pausa continuó ante el mutismo de rubio- ¡¿Esperas despertar y darte cuenta que todo lo que sucedió fue una pesadilla?! – Le miró- ¡Ja! Me das autentica lástima. De cualquier otro no me hubiese sorprendido pero de ti…
-…- El rubio ocultó más sus ojos detrás de la capa que tenía por flequillo sin hacer ningún otro tipo de movimiento.
-… una pena- Su mirada pretendía evaluar el efecto que sus palabras producían al chico.- ¡Reacciona de una puta vez!
El cocinero no hizo gesto de responder, sus ojos habían perdido aquel brillo que los caracterizaban pareciendo pozos sin fondo. Demasiado dolido y decepcionado para nada, siguió ahí, parado, con el alma muerta, consiguiendo que su acompañante se marchara con una misteriosa media sonrisa escondida por su salida de la habitación.
- Queda poco... Pronto, muy pronto – Pensó al salir del cuarto- Ya verás cómo mi venganza se cumple.
[…]
- Yo… yo… - sangre salía de sus puños cerrados por la fuerza con la que los mantenía así – ¡YO LE VIOLÉ!
Luffy abrió como platos los ojos por las palabras de su amigo, soltándolo y alejándose un par de pasos de él.
- ¿Qué has dicho bastardo?
- Le violé.
*Pam pam (sonido de golpe)
-FIN CAPÍTULO ONCE-