12. Reencuentro.
- Yo… yo… - sangre salía de sus puños cerrados por la fuerza con la que los mantenía así – ¡YO LE VIOLÉ!
Luffy abrió como platos los ojos por las palabras de su amigo, soltándolo y alejándose un par de pasos de él.
- ¿Qué has dicho bastardo?
- Le violé.
*Pam pam (sonido de golpe)
[…]
Ya tenía decidido que olvidaría a aquellas personas con las que compartió aventuras, estaba harto de sentirse débil y sucio, pasaría página como Mujōna le había recomendado tantas veces. Él era fuerte y lo demostraría. “Si volvía verle…”
-¡PIRATASSSSSSSSSS…!
Oyó a gente corriendo asustada y gritando, según parecía los piratas estaban a punto de desembarcar si no lo habían hecho ya. Corrió donde le dijeron que los habían visto para poder ayudar a aquella gente que le habían acogido en esos momentos tan duros de su vida.
[…]
- ¡Señor!
- ¿Qué sucede ahora? Estoy muy ocupado soldado.
- Lo siento señor pero tengo que informarle. Se ha visto atracar en la playa una embarcación pirata.
- ¿Un barco pirata? ¿Han superado la barrera de invisibilidad?
- Sí señor.
- Encargaos de ellos entonces y no me molestéis por nimiedades. Verte y haz que los eliminen.
- Pero señor…
- Estás acabando con mi paciencia soldado. ¡¿Qué?!
- Su bandera pirata es una carabela con un sombrero, pensamos que pueden ser los Mugiwaras.
Se levanto sobresaltado del asiento, haciendo caer la silla al suelo y volcando el café que se estaba tomando por los papeles de encima de su mesa.
- Tsk. ¡Maldición!
[…]
- ¿Qué… qué ha pasado? ¿Qué ha sido ese choque?
Zoro y Luffy se levantaron del suelo donde momentos antes habían caído para mirar por la escotilla lo que había pasado.
- ¡Mierda! Me he distraído y no me he dado cuenta de la isla. ¡Seré idiota, hemos embarrancado! – se regañó a sí mismo - . ¡Luffy, despierta a los otros, puede que tengamos problemas!
Luffy le miró indicándole que no habían terminado esa conversación, sólo quedaba pendiente hasta solucionar eso, luego se lanzó a llamar a los otros. Mientras, Zoro vio como se acercaban personas, le dio mala espina, saltó a la arena y se preparó para hacerles frente si era necesario, no dejaría que pillaran a sus compañeros en la cama. En cuanto llegaron donde estaba él, sacaron las espadas y le rodearon para atacarle.
- “Bien, ¿queréis guerra?” – Pensó alegrándose – “¡Pues la tendréis”!
Zoro estaba deseando descargar toda su frustración y dolor, necesitaba acción, y aquellas personas se la iban a dar. La batalla comenzó y tan rápido como empezó, terminó. Aquellos hombres no le servían ni de aperitivo a un espadachín tan experimentado como él. Fue un poco decepcionante, ni había sudado, pensaba que la diversión había terminado cuando más hombres aparecieron, sonrió – “Ojalá que estos duren más”.
Se enfrascó en una nueva batalla, contra más enemigos derribaba más aparecían, no tenía fín. De repente, pararon de atacarle, era raro, se preguntaba qué pasaría. Aquellas personas parecían abrir paso a alguien. Una persona alta y rubia por lo que apreció entre las cabezas de los enemigos -“¿Quién será?” -, su corazón latió muy deprisa, una esperanza fue cogiendo fuerza. Con paso firme aquel sujeto se dirigió hacia Zoro, en la oscuridad le costaba verle la cara, llevaba un traje oscuro sin americana que estilizaba su figura y marcaba lo justo su silueta. Largas piernas se apreciaban a simple vista, junto a su delgado cuerpo donde se le marcaban un poco los músculos y sobre todo su pelo dorado que cubría parte de su cara. De la impresión, estuvo a punto de soltar sus katanas.
- ¡Tú! – Le salió la voz rota.
[…]
- ¡Soldado!
- ¿Sí, señor?
- Coja a un par de hombre y ocúpese de mi invitado – hizo una pequeña pausa -. Pase lo que pase no puede encontrarse con esos piratas. ¿Queda claro?
- Sí, capitán.
El joven soldado se llevó a dos hombre y fue a cumplir la misión que se le encomendó. Mujōna mientras tanto cogió un den-den-mushi para dar las órdenes oportunas.
- ¿Sí, mi capitán?
- Los ‘Sombreros de Paja’ han desembarcado, ¿está controlada la situación?
- Estamos tomando medidas al respecto mi capitán.
- ¿Jigoku y Chimamire?
- Están llegando a la zona.
- Excelente sargento – agarró al punto de romper el intercomunicador - . Deushi, llevo mucho tiempo planeando y esperando el momento oportuno para cumplir mi venganza – puso un tono más amenazador -. No la cague - *crack*
Al otro lado de la línea le costaba tragar saliva al marine ante el ruido que cortó la comunicación. Su cabeza estaba en juego y no la perdería.
[…]
Los tres hombres mandados por Ikimono Mujōna llegaron a donde el rubio, entraron a la casa, registrando todos los rincones y el chico no estaba. Al ver que no aparecía temieron lo que su jefe les haría, peor aún, si por casualidad daba con los Mugiwaras, les cortarían sus cabezas. Salieron para buscarle por los alrededores de la casa y nada. Ya estaban por irse cuando uno de los del poblado les informó de que le había visto correr en dirección a la playa.
- ¡Mierda! Corred, hay que dar con él antes de que encuentre a sus ex_compañeros.
[…]
Luffy y compañía salieron por fin a la borda, esperando llegar a tiempo para ayudar a Zoro, sabían que el espadachín era duro pero ya habían perdido a un nakama y no querían perder otro. Se asomaron por la escotilla para saber cómo estaba la situación y lo que vieron les sorprendió, allí debajo, de pie, frente a Zoro, se encontraba un tipo rubio de silueta muy familiar, fumando. Zoro parecía estar sorprendido, sus katanas resbalaron de sus manos, se encontraba petrificado si poder desviar sus ojos de ese sujeto.
Las primeras en reaccionar fueron las chicas, Robín y Nami, reconociendo la figura de su amigo, se tiraron a la arena deprisa y corrieron para salir a su encuentro. La morena mantenía ligeramente la compostura aunque una traicionera lágrima cayó de su ojo derecho. La pelirroja mostraba más sus emociones, sin intentar reprimirlas, lloró de alegría por reencontrase con Sanji. Chopper no tardó en secundar a las muchachas, llorando y corriendo hacia el cocinero, quería revisar que se encontrara bien. Los demás observaron en la distancia, muy contentos. Estaban acercándose al rubio, lo tenían frente por frente cuando…
- ¡NO OS ACERQUÉIS A ÉL!
Sanji había intentado golpear a sus nakamas, el golpe hubiese podido ser mortal para esos tres que no tenían un físico sobrehumano como el trío monstruoso. Su ataque fue detenido por unos brazos que le sujetaron y una katana que contuvo la patada.
- ¿Quién eres maldito impostor? – preguntó Luffy.
El sujeto no respondió, se libró de los brazos de Luffy y empujo a Zoro, la expresión de su rostro cambió por una sonrisa maliciosa, preparándose para atacarlos nuevamente.
- ¡Contesta bastardo! – Le exigió Zoro – ¡Tú no eres nuestro Sanji!
- Claro que no soy vuestro Sanji malditos hijos de puta – gritó furioso - . Ese Sanji murió aquel día junto a todo sentimiento por esta detestable tripulación. Tú, espadachín cabrón y tú, maldito capitán – les señaló con odio -, le asesinasteis.
Luffy pareció no terminar de entender lo que ese hombre insinuaba “¿era Sanji?”, el desconcierto e incredulidad reinaba en su interior. Los otros Mugiwaras estaban aún más confundido “¿qué pasaba? ¿Por qué el rubio exhalaba odio por todos los poros de su piel?”. El único que entendió las palabras del cocinero fue Zoro que a pesar de su fuerza y de su carácter, no pudo por otra que llorar, intentando contenerse pero sin lograrlo. Esto levantaba más dudas en los demás “¿qué pasaba ahí?”.
La primera en hablar fue la navegante, notaba que le estaban ocultando algo.
- Sanji nos estás asustando, ¿qué te pasa?
Las lágrimas continuaban cayendo pero ya no de felicidad por el reencuentro si no de tristeza por el comportamiento de su amigo. Avanzó otra vez para llegar donde estaba, quería que se calmara para poder marcharse todos juntos y festejar que estaba vivo y sano.
- Por favor Sanji snifff snifff… - dijo con un hilo de voz, intentando contener las lágrimas – Tu siempre nos has ayudado, déjanos ayudarte snifff… snifff… Por favor. Dinos lo que te ocurre y lo resolveremos.
- Ja… ¿resolverlo? – Contestó con voz fuerte - ¿resolverlo dices? ¡ESTO NO TIENE SOLUCIÓN! – Clavó su mirada en los dos objetos de su venganza – ¿No se lo dijisteis perros asquerosos? ¿No le contasteis lo que me hicisteis?
Zoro desvió su mirada hacia el suelo, cerrando sus ojos, queriendo reprimir su dolor. Luffy no sabía por qué le miraba con tanto odio.
- Sanji, Sanji tranquilizarte, sube al barco y te revisaré snifff… snifff…
- Sanji-kun estás asustando a las chicas y a Chopper tranquilizarte. Algo malo te sucedió en aquella celda – según hablaba un mal presentimiento que llevaba rondando desde que se encontró con Zoro en el lugar donde el rubio estaba encerrado reapareció -. Pero nosotros intentamos encontrarte, liberarte aunque no pudimos dar contigo. Los sentimos, no sabes cuánto, pero dejarnos superarlo, sea lo que sea que te pasara, juntos.
- ¡ME VIOLARON USOPP! ¡ABUSARON DE MÍ DE LA MANERA MÁS VIL Y RASTRERA!
- ¡¿QUÉ?! – Gritaron al unísono, todos menos Zoro que se derrumbó por completo.
- ¡Yo confiaba en ellos y me traicionaron! ¡Nunca volveré!
Ante el estupefacto general, Sanji aprovechó para intentar asestar una potente patada a Nami, cuando se dieron cuenta los otros fue demasiado tarde. La pelirroja recibiría de lleno un golpe que su frágil cuerpo no podría aguantar. La chica se asustó, sus piernas no la aguantaron más, cayendo a la arena de la playa todo lo pesada que era, preparándose para lo inevitable.
- ¡Namiiiiiiiiiiiiii…!
La chica abrió los ojos, había oído el ruido del impacto pero no lo sintió, sin embargo notó como un cuerpo posicionado encima suya la protegió. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio de quien se trataba.
- ¡Un caballero jamás golpea a una dama maldito engendro demoniaco!
- Tsk… Tú no tendrías que estar aquí.
-FIN CAPÍTULO DOCE-