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Viva la vida por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del capitulo:

-Wooola. Gracias a todos los que leen el fic y lo siguen con tanta pasión me motivan mucho en continuar. Vamos en un punto importante de la historia, ya superamos el primero de otros obstaculos que nuestros personajes tendrán. Lamento la agonizante espera pues el último capitulo fue muy intenso pero aqui dejo la continuación esperando que sea de su agrado. Viva la vida en su entrega 11. Disfrutenlo!

>>>>>>>>>1  Semana después<<<<<<<<<

 

El olor a suciedad, los gritos de las personas, la humedad de las paredes, el sonido de los barrotes y una masa putrefacta de maldad que en ese lugar habitaba. El sujeto caminaba acompañado de dos policías por los pasillos de la prisión escuchando el barullo y las burlas de otros prisioneros hasta que un par de puertas de seguridad de abrieron ante sus ojos. Un cuarto más iluminado que los otros donde el ruido era menor. Se sentó en una banca frente a un vidrio con unos cuantos agujeros y frente a él estaba un peliceleste conocido.

 

-Hola Aomine-kun –dijo Kuroko desde el otro lado al moreno que tenía las prendas típicas de un prisionero. -¿Cómo estás?

 

-Hey, Tetsu…estoy en el paraíso. En este lugar te dan comida, cama y todos los servicios sin cobrarte un solo centavo –dijo señalando al interior- solo debes ser amigo de un criminal y ya estas dentro ¿te unes? –dijo sarcástico.

 

-Pronto estarás fuera, no has hecho nada malo –comentó Kuroko.

 

-No, solo soy cómplice de un secuestrador y violador…  pero yo tengo la culpa por apoyarlo en sus locuras –dice golpeando la mesa – sospechaba que él lo tenía pero no podía hacerlo hablar y ahora todo se fue al diablo.

 

-El abogado va a demostrar que no tienes culpa, descuida –expresó con las palabras más sinceras que encontró para tranquilizar al otro. Una semana atrás Kagami había encontrado a Sakurai dentro de la casa de su hermano. Esto fue un caos tanto en la vida del pelirrojo, como en los involucrados indirecta y directamente al igual que en las noticias donde la primera plana era “Nuevamente la policía hace de las suyas : Secuestrador y violador”. Arrestaron a Himuro Tatsuya con varios cargos y a Aomine Daiki por presunta complicidad. Después del incidente Kagami y Kise terminaron en la misma casa de apoyo donde estaba Takao y no sabía nada más de ellos mientras que Sakurai volvió con su familia. Un día había bastado para voltear patas arriba la vida de todas esas personas.- me tengo que ir Aomine, debo ir al médico.

 

-¿Todo bien? –preguntó en automático.

 

-Sí, es algo rutinario –dijo poniéndose de pie- vendré mañana. –se despidió formalmente y salió del lugar mientras el moreno le veía partir. La vida sí que le había dado una patada en el hígado pero saldría de esa fuese como fuese. Parecía que la tormenta antes de la calma había llegado pero esa sería una gran tormenta pues más cosas vendrían para ellos.

 

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Llevaban ya unos días en ese hogar de refugiados para jóvenes sin hogar. Takao apenas si les dirigió la palabra cuando llegaron para preguntar sobre Sakurai pero con toda la investigación policiaca nadie había tenido la oportunidad de acercarse a él así que no sabían aun quien tenía a su hijo, tan pronto supo esto Takao tomó por su parte y no volvió a hablarles para nada. Un silencio incomodo era lo que rondaba alrededor de Kagami quien estaba devastado al saber el manojo de atrocidades que su hermano del alma había cometido. Recordar que hace una semana había encontrado a Sakurai ahí amarrado en la cama con unas esposas, con las muñecas y los tobillos lastimados además de que estaba a medio vestir. Recordar tan solo como Himuro temblaba de miedo falsamente intentando explicar que aquello “no era lo que parecía”, nunca lo vio tan aterrado, tan impactado pues siempre tenía ese rostro sin mucha emoción. Kise había corrido a socorrer a Sakurai sin que Himuro le detuviera ya que tan pronto su mente procesó el hecho de que Kagami había descubierto todo cayó de rodillas emitiendo frases sin sentido, perdiendo la voz por lapsos y callando al fin cuando Kagami le miró con odio, con desprecio. Por la mente de Himuro pasaba un mar de imágenes mentales que compartía con su hermano donde ambos eran felices y estas poco a poco se destrozaban dando paso a esa escena, él nunca lo perdonaría. Kagami estaba cegado por la ira, el coraje; tan pronto tuvo una oportunidad se acercó y lo alzó del cuello de la camisa exigiendo explicaciones de por qué había hecho eso, Himuro pudo responder mil veces que todo lo había hecho por él, para salvarlo pero eso en parte era mentira, en parte lo había hecho por sí  mismo y su deseo por lo que apremió guardando silencio y desviando la mirada.

 

Kagami estaba asqueado al recordar ese momento, al ver a Sakurai ahí, la policía llegar y llevarse a aquel criminal. Kise no sabía cómo acercarse al chico, como abordarlo. El pelirrojo tomó su celular y volvió a marcar pero nada, sin respuesta. Como si no pudiera caer más bajo Kuroko se había desaparecido, no contestaba sus llamadas ni sus mensajes. La central de trabajo social los había asignado a un nuevo sujeto para atender su caso y cuando preguntó el por qué nadie le daba respuesta, es como si al peliceleste se lo hubiera tragado la tierra. Su última opción era buscarlo en su casa o en su oficina durante su próxima visita. Durante esa semana se preguntaba ¿Qué le diría al chico? “¿Por qué no me contestas?” no, no son nada como para reclamarle pero conociéndose a Kagami terminaría preguntando cosas así. Necesitaba del apoyo del otro pero no lo tenía y empezaba a sentir el peso de sus problemas recaer sobre sus hombros, ahora si se sentía solo, esa misma soledad que Kise le relató hace días.

 

-Kagamicchi –en ese momento el pelirrojo salió de su trance y encontró al rubio parado frente a él. Estaban en los comedores del lugar y sin pedir permiso el otro tomó asiento- no sé si estés molesto conmigo por todo esto pero tú y Takaocchi son lo único que me quedan….no quiero que estén así.

 

-Lo siento Kise –suspiró con fuerza y bajó la cabeza sin saber que más decir. No podía decir algo motivante por que no estaba animado.

 

-Sé que no servirá de nada pero no estás solo ¿sí? –dijo como si el otro pudiese leer su pensamiento- Aun estoy yo, también está Takaocchi aunque esté deprimido pero tan pronto la policía nos deje hablar con Sakuraicchi daremos con su bebé –expresó en tono lastimero, no le gustaba ver a sus amigos así. Quería estar con ellos y verlos levantarse. Se ganó una pequeña sonrisa por parte de Kagami, las palabras de aliento le habían subido un poco el ánimo.

 

-Está bien, veamos si podemos hablar con Sakurai aunque no sé qué cara darle, me siento avergonzado por lo que hizo Himuro y responsable por no notarlo antes –bajó un poco la vista y sintió la mano del rubio en su hombro.

 

-No es tu culpa, él lo sabe. Tenlo por seguro.

 

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Mientras tanto en el hogar de Teppei y Hanamiya quien, en apariencia estaba ajeno al conflicto, el pelinegro veía los hechos de ese día. En la televisión las noticias hacían su aparición como siempre a esa hora.  

“Fuera de la estación de policía un montón de gente se reunía con pancartas y altavoces para que su voz fuese escuchada. Deseosos de expresar su punto en una manifestación sin precedentes donde….”

Al fondo de donde la reportera daba anuncio a lo ocurrido se podían escuchar gritos de gente diciendo “Policías violadores” “Secuestradores” “Asesinos”. Hanamiya solo alzaba una ceja mientras comía un poco de pan tostado y las voces de la gente se seguía escuchando subiendo el volumen lo más que podía “Estafadores” “Han matado inocentes” “Malditos” una sonrisa se curvó en los labios de Hanamiya.

 

-Como si sus gritos pudieran cambiar las cosas –se puso de pie y giró con el control en mano mientras aquellos gritos se hacían fuertes y se detuvo de golpe cuando alguien apareció en el aparato.

 

“Llegando aquí a la central policiaca hace acto de presencia el líder de la Policía Mibuchi Reo” la reportera se habría paso entre los manifestantes hasta llegar al pelinegro “! Disculpe, Mibuchi Reo! ¿Cuándo habrá respuestas para las demandas del pueblo?” el pelinegro se detuvo frente a la cámara y con aire político se limitó a opinar “Los miembros de nuestra compañía que han realizado algún crimen comprobable están recibiendo su castigo” dijo retirándose después con la ayuda de su cuerpo de seguridad para evitar a los manifestantes. Hanamiya apretó el control con fuerza y lo lanzó contra la pared destrozándolo en pedazos. Rápidamente Teppei entró a la sala donde había ocurrido eso y miró a Hanamiya temblando de coraje.

 

-¿Qué sucedió aquí? –dijo mirando los destrozos del control- Hanamiya….

 

-¿Recuerdas cuando dije que quería matar a ese maldito? –dijo mirando a Teppei- Pues no, no lo mataré. Lo haré sufrir en vida y luego con mis manos lo enterraré vivo para que agonice… voy a hacerlo pagar todo lo que ha hecho Teppei…. –comentó enfurecido apretando los dientes.

 

Mibuchi Reo tenía el más alto cargo dentro de la central policiaca, bajo su mandato grandes operativos se habían logrado pero como cualquier organización tenía sus puntos desfavorables. Tráfico de armas, estafas, asesinato, contrabando y actualmente violación y secuestro era la lista de crímenes que los hombres bajo su mando habían cometido. El pueblo constantemente demandaba estos mismos, exigían ver caer la cabeza de Reo pero ningún crimen había sido comprobable para él, ante la justicia que era ciega Mibuchi Reo estaba limpio pero ella tenía un muy buen olfato para oler el dinero que usaba para cubrir sus crímenes y el de algunos de sus trabajadores. Habían pasado por alto algunas muertes y algunas estafas con tal de mantener cierto grado de confianza en aquellos que aun creían en la fuerza policial desapareciendo expedientes criminales que le harían perder puntos ante el pueblo. Por el caso de Himuro y Aomine no hizo nada, no desapareció pruebas y permitió una total y absoluta transparencia ya que el caso de la Casa Roja era algo que televidentes y el pueblo en general anhelaban seguir ya que era bastante polémico y más ahora que todo mundo sabía que un par de agentes habían secuestrado a un joven para decir la verdad sobre el establecimiento contradiciendo totalmente las normas y éticas policiales. Entonces algunas personas dudaron más del poder que Reo tenia pero otros confiaron en el mismo al hacer una eficaz captura y darles el castigo merecido.

 

Otro motivo por el cual contó los detalles de la Casa Roja era para hundir a Akashi. El mundo sabía que él estaba detrás de aquella organización y los rostros detrás de la más antigua casa de prostitución del lugar. Era parte del juego y  parte de sus reglas. Aun cuando Akashi escapara ¿Cómo limpiaría su nombre? ¿Cómo evitaría la fuerza policial el resto de sus días? Estaba por hacer Jaque mate en la vida del otro; lo que no esperaba el líder policial era que el último peón de Akashi tenía una carta de victoria a la mano.

 

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El castaño se encontraba de vuelta en casa, después de tanto tiempo al fin estaba con su familia. Cabía admitir que en un principio los recibimientos fueron gratos y cálidos pero ahora pasada una semana de los hechos es cierto que le daban los buenos días, desayunaban juntos en el gran comedor pero ambos debían trabajar. Bajo órdenes del padre de Sakurai Ryou el chico estaba en constante vigilancia y sin posibilidad alguna de salir ya que la policía había exigido de esa manera para proteger y obtener información diversa de la Casa Roja. El chico intentaba ya no pensar en eso, pasaba sus ratos pintando algunos cuadros como era su antiguo hobbie. Antes del secuestro su familia le reprendía su gusto por la pintura y el desinterés que tenía por seguir los negocios familiares como la banca y esas cuestiones pero ahora le dejaban hacer lo que quisiera aunque seguramente sería un cambio temporal y después volverían a presionarle para seguir en lo suyo. Gracias a su dinero contrató un buen abogado que llevaba su caso evitando que el joven que metiera mucho en el asunto por no tener conocimiento del tema y para dejar de incomodarle recordándole aquel traumatizante episodio de su vida. No importa cuántos cuadros hicieran todos y cada uno de ellos expresaba el sentimiento de aquel momento, se tornaban en colores oscuros y lastimeros, escenas incomprensibles y a la vez tan vacías. No entendía lo que le pasaba, debía estar feliz por al fin estar en casa pero se sentía incompetente, incompleto. Le frustraba no poder ir con Takao para decirle sobre su hijo, no poder hacer las cosas por sí mismo y seguir dependiendo de sus padres pero era comprensible, cuando intentó hacer algo por sí mismo término envuelto en ese drama, en la Casa Roja y continuamente con Himuro Tatsuya. El primer movimiento de independencia que había realizado en su vida conllevó a un tropiezo que no solo lastimo emocionalmente a su familia sino que también le hizo perder dinero por la investigación y aun cuando [todavía] no se lo reprocharan para ellos era importante.

 

Un pincelazo acompañado de otro y al abrir los ojos vio su trabajo arruinado. ¿Qué clase de emoción era esa al pensar en aquel hombre? Lo odiaba y le dolía todo lo ocurrido, los ojos de Himuro en su mente hacían destrozos, el recordar su tacto le hacía sudar, le invadía un ardor en la piel y despertar por las mañanas pensando que al abrir los ojos el estaría ahí y su rescate fue otro sueño más le hacía dar un brinco en la cama sollozando, caminando hasta chocar con la pared y sentarse en el suelo mirando con temor su propia pieza, con un sentimiento de pesadez en el pecho que era inexplicable. Pocos en este mundo entenderían el infierno mental por el que Sakurai estaba pasando, el daño psicológico que le estaba causando y más aún el entender por qué a pesar de todo eso, a pesar de asquearse de los actos que el otro hacia no podía dejar de pensar que aquel encierro involuntario, aquellas noches de estrella hicieron que el pelinegro fuera un poco más feliz. Llámenlo descabellado pero aun cuando podía gritar para que Kagami le rescatara Sakurai no lo hacía porque por primera vez, aunque fuera de mala manera y por encima de sus sentimientos, estaba haciendo feliz a alguien. Tiró los pinceles y las pinturas al suelo con frustración, con enfado consigo mismo por pensar en cosas tan estúpidas pero su rabieta fue detenida al escuchar que la puerta se habría.

 

-L…lo siento, en serio lo siento limpiaré esto –se disculpó como era su costumbre y se agachó a levantar algunas pinturas y pinceles intentando en vano limpiar las manchas de la alfombra. Unos pasos se escucharon en la habitación hasta detenerse frente al castaño y este alzó la mirada.

 

-Buen día –dijo el hombre acomodándose las gafas- soy Midorima Shintarou de trabajo social…me gustaría hablar con usted…

 

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Kuroko había pedido permiso para salir temprano del trabajo por causas personales y para su suerte su jefe no estaba en oficina así no le cuestionaría. En parte agradecía su ausencia por qué significaba que se había puesto en marcha para lo planeado. La aparición de Sakurai, la culpabilidad de Himuro, todo había pasado en menos de 24 horas y tan pronto llegó a su oficina dio por retirada su colaboración en el proyecto de reintegración de los miembros de la Casa Roja. ¿Sus motivos? Pues indicó a Midorima que con los eventos ocurridos su habilidad y apoyo eran pocos así que necesitaban de alguien más apto para apoyarles sobre todo Kagami Taiga cuyo hermano y único soporte estaba tras el secuestro y el mismo secuestrado, Sakurai Ryou, quien se uniría eventualmente a los apoyados y por quien según su informe no podía hacer nada. Con dudas Midorima aceptó mandar a los jóvenes con otro trabajador social y le asignaron nuevo trabajo a Kuroko. Ya había pasado una semana, había recibido muchas llamadas y mensajes de Kagami pero no contestaba ninguna. De hecho la única persona con la que había establecido comunicación decente esos días era con Aomine y deseaba que no estuviera en prisión para poder sentirse un poco más apoyado. Ahora se sentía justo como en el inicio, un tanto solo. Cerró la puerta de su oficina y guardó las llaves en su bolsa derecha para caminar y salir del lugar.

 

Dio unos pasos y se detuvo retrocediendo un poco, frente a él estaba el joven de cabellera bicolor mirándole con profundidad, con cierta rabia pero también con dolor. Kuroko se sintió culpable pero firme en su decisión. Saludo sin ánimos e intento pasar por un lado de Kagami pero este le sujeto del brazo haciéndole detener.

 

-Kuroko ¿Qué sucede? ¿Por qué de repente ya no quieres saber más de mí? –dijo directo al punto. No es que estuviera evitando a todos los de la Casa Roja, el joven sentía que el problema residía en el. En  un principio pensó que era por el drama de Kise pero al menos le contestaría las llamadas como cortesía y ni eso. –dímelo…

 

-Lo siento, me tengo que ir…se me hace tarde –dijo intentando caminar pero el otro se lo impidió- Kagami-kun… déjeme ir…

 

-¿Acaso hice o dije algo que te molestara? –frunció el entrecejo.

 

-No, no es eso. Por favor se lo ruego…déjeme ir –al fin el pelirrojo le soltó y el otro emprendió su camino con el chico detrás de él.

 

-¿Cuándo puedes hablar? Las cosas…tu sabes…tu sabes lo que pasó y realmente he necesitado de ti –admitió. Tal vez se vería como un acosador o un loco pero era sincero.

 

-Lo sé, lamento lo de su hermano y que bueno que Sakurai-kun apareció –continuo sin verlo.

 

-¡Kuroko! –gritó frustrado ya fuera del edificio donde trabajaba. El peliceleste detuvo su andar – si de verdad no te importa para nada mi existencia dímelo….

 

-¿disculpa? –giró su rostro para ver al otro. Kagami estaba ya no molesto, estaba triste.

 

-¿Cuánto más tengo que arrastrarme para….-suspiró con pesadez y prosiguió- para que entiendas que eres importante para mi? ¿Soy el único que ingenuamente pensó que esto era especial? –sonrió lastimero. Kuroko sentía que se hundía con cada palabra pero su rostro no expresaba mucho como de costumbre – Cuando el mundo se me vino abajo solo pude pensar en ti y no estabas ahí… huyes de mí. –el alto bajó la vista- solo dime que no soy importante para ti, que no piensas así de mí y que fui un idiota por malinterpretarlo…entonces dejaré de molestar para siempre.

 

-Kagami-kun ….-el peliceleste estaba temblando por lo bajo y dio un par de pasos dudoso hacia al frente. Acto seguido retrocedió y le dio la espalda –disculpa….no puedo hacer eso….-apretó los ojos y corrió, corrió tanto como sus piernas se lo permitieron, tanto como su corazón le indicaba intentando no llorar. Kuroko no dejaría que Kagami se acercara, no ahora puesto que para él cada amanecer nuevo perdía el sentido, su vida se estaba hundiendo en un fango y no quería arrastrar al otro con él. Quería salvar a Kagami aunque en el intento él mismo no se salvase, no dejaría que el otro supiera su secreto.

Notas finales:

Siiiii compartes el fic en alguna otra página y no me das crédito voy a verme en la penosa necesidad de hacer algo que nunca pensé que haria y que creo que te dolerá más a ti que a mi....

 

....voy a llorar(?)

 

-Yisus


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