Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Viva la vida por YisusCraist-Of-Yaoi

[Reviews - 265]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Cerrar un capitulo te permite abrir nuevos, cambiar y mejorar. Sufrir y disfrutar cosas nuevas pero nunca olvides que el tiempo sigue avanzando y que empezar algo nuevo no significa que retrocedas pues para el resto del mundo, para los demás la vida esta girando y nada se detiene, ni la muerte. Tales cosas como la bondad o la maldad son relativas al igual que vivir o morir, al igual que amar o sufrir. Depende del ángulo con el que lo mires.....

Viva la vida en su entrega 20. Wow, no pensé que llegariamos tan lejos ¿Lo están disfrutando? Gracias por sus comentarios es muy motivante leerlos y reir como hiena con enfisema pulmonar por lo ocurrentes que son....

Gracias y sigan disfrutando de este su fic!

Ya relajadas las tensiones entre ambos Akashi decidió abrir un nuevo capítulo en su vida. Planeaba mentalmente que hacer a partir de ahora, agradecía en sus adentros estar en buenos términos con Sakurai aunque muy a su pesar no pudo salvarle aquel chico tenía buenos sentimientos y era capaz de ayudar hasta al más desamparado. No lo sabía, de hecho a veces le costaba entender como alguien tan bueno podía pasar por tantas cosas tan malas y seguir de cierta forma sonriendo, perdonando y viendo hacia al frente. Ryou le comentó que en su departamento tenía un estudio de pintura, le encantaba el arte pero no era apoyado por sus padres.

 

De las cosas que el castaño más extrañó en su encierro fue el pintar, hacer paisajes y delinear con los dedos cuando los pinceles no podían ayudarle. Cerrar los ojos y pensar cómo se extendía una rosa en medio del jardín, como el sol iluminaba las hojas y el rocío caía en estas dejando motitas de gotas decorándole con descaro. Cada detalle, cada pieza, Sakurai amaba pintar y no poder hacerlo era como si le negaran la comida. Estando en la casa roja cuando era llevado a hoteles por los clientes podía ver los cuadros de las habitaciones y admiraba la pieza imaginándose pintarla. En cambio estando con Himuro donde los días y las noches eran oscuras era difícil ver algo que le invitara a soñar por lo que recurría a los recovecos de su imaginación.

 

Tras volver a casa y en medio del trance de ser recuperado por su familia no podía dormir. Lo primero que hizo fue rebuscar en sus cajones un pincel, pinturas y un lienzo. Solo podía dibujar la oscuridad. Al segundo día se levantó de la cama somnoliento y depresivo, asustado y con ansiedad. Tomó el lienzo y el pincel logrando marcar en medio de la oscuridad un lago con manchas de estrellas en plata, no era una obra muy lucida pero si llena de sentimientos.

 

Así pasaban los días y sus obras eran cada vez más claras, con colores oscuros pero más detallados. Un lago, las estrellas, la luz de la luna iluminando las copas de los árboles y un puerto pero algo faltaba. No pudo descubrirlo en esos días.

 

Akashi llegó junto con él al apartamento. Había sacado una copia a la llave anunciándole a sus familiares que hospedaría a un viejo amigo sin dar mayor detalle, aun así ellos no preguntarían más pues estaban como siempre concentrados en otras cuestiones. Ya sentía distante aquellos días oscuros aunque apenas habían pasado unas semanas, eso no significa que no resintiera en cada poro de su piel rememorar esos sentimientos y al notar sus padres eso en vez de reprimirle e impedirle cosas le dieron más libertad. Pasaba los días en aquel apartamento y tenía el deseo de vivir en él próximamente por lo que no tenía problema en que Akashi cuidara de él.

 

Al entrar vieron lo que debería ser la sala. Tenía un par de sillas en el centro, una estaba vacía y la otra tenía su última pintura del paisaje nocturno que había realizado. La habitación blanca y en el suelo algunos lienzos que había hecho tiempo atrás y que vislumbraba una personalidad mucho más extrovertida y alegre del joven ya que en ellos plasmaba colores más claros, vivos y paisajes alegres. Había en una de las paredes un par de estantes donde descansaban diversos botes de pinturas y herramientas de pinturas. A lado una cocina con alacena y lavaplatos, ningún refrigerador y mucho menos comida. El piso de la sala resonaba en su andar pues estaba tapizado de papel y periódico para mi manchar el azulejo.

 

El pelirrojo se abría paso explorando el lugar con detenimiento y se acercó a la ventana observando la cercanía de la calle y un puente cruzando por donde pasaban los vehículos. Bajo el puente el agua corría cristalina. Era reconfortante la vista de esa ventana.

 

-Akashi…por aquí están los cuartos –indicó Sakurai adentrándose a un pequeño pasillo. A su izquierda un pequeño baño y a la derecha dos habitaciones reducidas para poner cosas básicas. En el centro de una de ellas habia un colchón solamente, el otro estaba vacío – puedes dormir en el colchón y cuando vuelva traeré otro.

 

-¿Cuándo planeas mudarte aquí? –dijo mirando lo que sería temporalmente su habitación.

 

-E..esperaré un par de semanas. Quiero que mis familiares estén tranquilos y darles la noticia, no les agradará nada que no quiera seguir los negocios pero seguro alguno de mis primos tomará el puesto con gusto yo…no…no estoy hecho para los negocios prefiero pintar –dice sintiendo que de pronto hablaba mucho pero si iba a vivir con aquel joven debía establecer más comunicación. Akashi solo sonrió comprensivo, habían sido criados en ambientes similares y deseaba haber tenido la determinación de Sakurai para negarse a su destino. Considerando sus vivencias tal vez de haber pasado por lo mismo antes de que su padre falleciera hubiera tenido el valor del castaño para decir que no quería esa vida.

 

-Está bien –contestó con parsimonia. Ahora el plan era buscar una forma de pagar la renta a pesar de que camino al departamento el chico dijo que no debía preocuparse, tenía ahorros y algunas personas estaban interesados en sus obras tanto asi que podía abastecerse por una temporada pero eso era mucho abusar. Debía buscar algo simple que no revelara su identidad. Pronto la puerta fue golpeada un par de veces y ambos avanzaron hacia la sala pero Sakurai fue quien abrió. Detrás de la puerta un par de jóvenes estaban ahí de pie. Uno bajo con sonrisa peculiar y uno más alto con un porte mucho más serio. El más bajo tenía una bandeja en mano y la acercó a Sakurai haciendo que este se sorprendiera.

 

-Bienvenidos vecinos, es agradable siempre ver nuevas caras aunque a Sakurai ya le conocíamos ¿Verdad, Mitobe? -decía un animado Koganei al ver a los jóvenes mientras el más alto asiente sin decir nada -¿al fin vivirás aquí?

 

-Eh…-el chico abrumado por la energía de su joven vecino asintió tomando la bandeja – dentro de poco pero por lo pronto mi amigo Akashi vivirá aquí…

 

-Este es un detalle de nosotros, un guisado que hizo Mitobe. …l es muy bueno cocinando –le sonríe al alto y este asiente avergonzado.

 

-Pasen aunque…no hay donde sentarse ni nada –los invitó, eran amables pero esperaba no incomodar a Akashi con la presencia de ellos. Este solo se mantuvo en su porte recargado en la barra de la cocina.

 

-Podemos traer un par de sillas más para comer ¿Qué dicen? Vamos Mitobe, ayúdame a traerlas. Nada mejor que una buena comunicación entre vecinos ¿No creen? –Sakurai asintió avergonzado y el pelirrojo observaba la plática. Para ambos ese ambiente de colaboración y apoyo era muy poco visto, apenas en los pasillos de la Casa Roja el poco afecto que daban entra entre ellos por lo que alguien prácticamente extraño y ajeno a sus vidas se acercara con tanta enjundia era un panorama diferente a lo que es la vida, a lo que son las personas.

 

Los jóvenes pusieron las sillas y trajeron algunos platos. Sirvieron y empezaron a comer conversando en un principio de cosas banales y comunes aun cuando el más alto parecía no hablar pero Koganei le hacía de traductor. No entraron en detalles de su vida a excepción de los oficios. Mitobe era un médico de pediatría y Koganei daba más el papel de ama de casa aunque el otro fuera el que cocinara. Se sorprendieron de saber que ellos eran un joven matrimonio y les hizo recordar tanto a Akashi como a Sakurai que el amor no era un tema que ellos dominaran por lo que no extendieron la conversación. Charlaron del buen clima y de cosas normales, de la comida y de lo curioso de los ojos de Akashi así hasta vaciar la bandeja.

 

-Los vecinos aquí son muy agradables y nos cuidamos mutuamente, no duden en venir si necesitan algo estaremos aquí en un chasquido. –dijo Koganei saliendo de la casa de los jóvenes.

 

-Claro, muchas gracias –hizo una reverencia tras la partida del par y miró a Akashi quien estaba con los brazos cruzados – s..son agradables –dijo temiendo que al otro no le gustasen pues aun cuando eran amigos tenia bien entendido que era difícil ganarse la aceptación del otro. Akashi relajó los brazos y asintió.

 

-Lo son…-respondió sin más. Este encuentro era parte de la nueva vida que se pensaba fabricar.

 

////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

 

Los amaneceres se habían vuelto repentinamente tranquilos y los atardeceres eran nuevamente armoniosos y relajantes. Días después de aquella terrible pesadilla me sentía aliviado de pensar que todo había cesado, que al fin la vida me daba un respiro. Sentarme en el patio trasero sintiéndome envuelto en sus brazos era reconfortante, cálido, en algún punto deje de sentir esa agonizante soledad. Toda la vida deteniéndome, yendo y viniendo de un lado a otro sin pensar en mi e impidiendo que los otros se preocupasen. Lo mismo fue con Aomine, lo nuestro había terminado por que básicamente no fui capaz de abrir esa parte dolorosa de mi ser que a veces fluía.

 

El amor como la vida son un conjunto de facetas que se deben de superar y enfrentar pero la diferencia de ambos es que la vida es corta y el amor puede ser eterno, aún después de morir sigue latiendo. Yo estaba seguro que aun después de morir mi amor por Kagami-kun seguiría viviendo con fuerza, que lo que yo hiciera ahora él lo conservaría por siempre. Tal vez no podrían entender mi filosofía pero sé que si hoy le digo a Kagami en el oído “puedes hacer todo lo que te propongas” cuando yo no esté, cuando se sienta rendido por un cansado día de trabajo, cuando tenga una meta distante que no pueda alcanzar aquellas palabras vendrán a darle fuerza. Por eso mientras cae el sol y charlamos de cosas casuales intento enseñarle cosas, cosas que siempre debe recordar para no caer cuando no esté a su lado.

 

Y es que es lo único que me queda por hacer. Estoy atado de manos. Al ver caer el alba caí dormido en sus brazos y fue maravilloso pues nunca había dormido de esa manera sintiendo el aroma tan único que tiene.

 

Abrí los ojos lentamente y ahí estaba él recostado en mi cama, a mi lado. Siempre es tan bondadoso que decidió cargarme hasta mi habitación pero él no dormía a pesar de que la oscuridad inundaba el cuarto, calculé que eran altas horas de la madrugada. Le miré aunque la vista la sentía borrosa, sonreí con desgane y cerré los ojos, la vida era hermosa si Kagami-kun estaba ahí a mi lado y quisiera que fuera así siempre, pero mi siempre es limitado.

 

De nuevo ahí estaba, una respiración profunda y un dolor intenso. Intenté soportarlo para no preocuparlo pero pronto escuché sus preguntas y conforme se hacía más fuerte aquel sufrimiento la frustración de Kagami-kun crecía, podía notarlo en su voz y en su temblar de manos. Me aferré a las suyas con fuerza y no resistí mal, dolía demasiado y sentía que ese dolor no tenía final. Algo salió de mis fosas nasales y me limpie, era fresco e incómodo pero al verlo entre en pánico…había sangre. Le escuché llamar a una ambulancia inmediatamente y las cosas se tornaron confusas, dolosas, no entendía que pasaba y por momentos incluso olvidaba donde estaba aunque durante años yo habia dormido en esa cama, visto esos cuadros, apagado esas luces y peinado frente a ese espejo. Todo se distorsionaba y escuchaba a Kagami-kun como si me hablara a la distancia.

 

“Kuroko…escúchame. Mantén la calma” me indicaba y después de unos segundos empecé a buscar estabilizar mi respiración y pensar en algo más simple como un bosque. Rebuscando en mis recuerdos sabía que algo así debía hacer pero era difícil cuando no podía recordar haber sentido las manos de Kagami-kun tocarme antes ni que hacía en casa.

 

Un sonido, unas luces en la calle y unos hombres entrando directo a mi cama. Me subieron a una camilla y después todo fue oscuridad, aquel atardecer que vi con Kagami-kun se volvió algo sombrío y triste, podía verlo pero no podía recordarlo a él recostado a mi lado. La luz intensa y los sonidos fuertes se hicieron presentes, tanto así que podía escuchar la conversación a unos metros de mi con claridad.

 

“No sé qué pasó...por un momento estaba bien y al siguiente perdió el conocimiento. -respiró frustrado- y sé que esto empeora cada segundo.”

 

“No puede llevárselo…” esa voz no la conocía ¿Quién se encontraba ahí? “Su estado está empeorando, es peligroso que esté lejos. La enfermedad ha avanzado mucho” y un sollozo, un llanto acompañaba aquella conversación y mis piernas se tensaron “Lo siento joven Kagami. Aun cuando le operen no es seguro que sobreviva y si lo logra… es probable que tenga dificultades”.

 

¿De qué charlaban? Claro, ya lo recordé. Tengo algo en mi cabeza y esto me arrastró de nueva cuenta a esta cama. Sabía que pasaría pero no tan pronto, parece que llegamos a un punto sin retorno, un sitio donde ya no queda más que esperar. Kagami-kun había empezado a trabajar pero al inicio la paga era corta que apenas alcanzaba para algunas cosas y guardar para la cirugía, no era suficiente y entendía su frustración pero me partía escucharlo llorar, tomar mi mano y aferrarse con fuerza como si con eso pudiera detenerme más tiempo a su lado.

 

Besaba mis palmas, le miraba con dificultar y acariciaba sus mejillas en la soledad de aquella habitación. Pensé mientras veía su rostro lleno de lágrimas que morir no es perder la vida si no dejar a quienes amas y yo estaba muriéndome al verlo sufrir así, quisiera evitarle esa pena pero era frustrante que la decisión no estaba en mis manos, ni en las de nadie.

 

////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

 

-Estás listo, que guapo es mi sobrino –dice abrazando al pequeño niño quien manoteaba para librarse del abrazo del rubio.

 

-N..Nebuya-san quíteme a mi tio de encima –se quejaba el niño y Nebuya reía desde la cocina viendo la escena.

 

Nebuya Eikichi y Hayama Kotaro eran una pareja que vivía a las afueras de la ciudad. Debido al trabajo cambiante de su hermana y sus problemas personales aceptó el cargo de tutor de su joven sobrino aunque este aun veía a los chicos como sus tíos prácticamente llevaban el puesto de padres. Hayama trabajaba en un circo mientras Nebuya era un policía. Tras un enfrentamiento en el circo al que pertenecía Hayama en donde, tras una investigación, descubrieron que vendían drogas nació el amor. Un romance poco convencional en donde uno arriesgaba la vida tras las balas y otro tras la cuerda, pero a fin de cuentas amor. Que la hermana de Kotaro llegara un día con su hijo para decir “Se los dejo encargado, volveré algún día” les dio un giro. No planeaban casarse ni establecer familia ya que sabían que vivían arriesgándolo todo pero ese niño les hizo considerar algo más formal. El matrimonio no estaba formalizado de ninguna manera pero vivían bajo la promesa más fuerte que la que un papel te podía dar : daremos todo por este amor y esta bendición que nos llegó.

 

Y es que definitivamente el chico no era hijo de ambos, eso era imposible, pero verlo les hacía sentir que había aparecido en sus vidas para reforzar la unión. Dejaron sus peligrosos empleos y se dedicaron a fabricar muebles, el viejo negocio de la familia de Nebuya. Le construyeron una habitación genial al niño y también hicieron remodelaciones con el resto de la casa además de que vendían sus creaciones, y lo hacían muy bien.

 

Pocos amigos, tranquilidad y paz. Pero entre esos pocos amigos estaban las ovejas negras que quedaron como manchas de su pasado y a pesar de que podían ignorar al pelinegro que estaba parado frente a sus puertas no tenían corazón para dejarlo fuera. Esa noche Mibuchi Reo durmió en la sala de sus casas dejándoles una gran preocupación.

 

Lo sabían, sabían que tenerle era peligroso tanto para ellos como para el pequeño que no dejaba de preguntar quién era el señor desconocido.  No podían decirle que era amigo, ni tío, ni pariente, ni nada así que mientras menos relación tuviera con él y más pronto se fuese todo sería mejor y más fácil.

 

Así pasó otro día de tensión, comían sin decir mucho aunque Hayama intentaba animar el ambiente charlando con su sobrino animado, preguntándole como le había ido en el colegio y este contaba sus andanzas y aventuras como si fuera un héroe por treparse a un árbol y salvar a un gatito, definitivamente el chico era su sangre. Tan pronto terminó la comida llegó la hora de hablar así que le dieron permiso al niño de jugar con su consola en su habitación diciéndole que los adultos tenían que hablar, por suerte él era considerado y tenía muchas ganas de jugar así que se fue corriendo. Ahí quedaron los tres, Hayama y Nebuya tomados de la mano aun en la mesa frente a Reo quien les observaba. Su rostro no reflejaba gran cosa, de hecho se veía un tanto carente de felicidad o tristeza, era algo extraño que a la pareja no les agradaba.

 

-¿Qué ha pasado, Reo? –pregunto Nebuya quien era su amigo directo. Se conocieron por su viejo empleo y se llevaban muy bien a pesar de que el pelinegro tenía una percepción muy diferente del mundo que Nebuya conocía mientras más hablaba con él. Para las primeras impresiones Reo era un hombre alegre, risueño y con modismos afeminados pero si te sentabas a charlar con él durante cuatro o cinco horas conocías su forma de ver la vida, prácticamente como un juego.

 

Llevaba muy grabado en la mente aquellas frases como “relájate, la vida es una broma” o “el dolor es una etapa más de la alegría”. Todo aquello denotaba que Reo no era solo un chico alegre si no que pertenecía al exclusivo y poco visitado sitio de los sociópatas. No tenía las mismas ideas que la gente normal, se divertía en cierta medida de lo que para otros era doloroso y hasta se atrevía a deducir catástrofes con ver la situación pero no de un modo ‘convencional’, Mibuchi Reo lo veía como una puerta abierta a la diversión, al drama y al suspenso. Sentarse, observar y disparar soluciones de manera fría le dieron el puesto más alto dentro de la policía.

 

Nebuya no era fan de la lectura así que la comparativa que hacía a Reo tal vez era muy osada pero de joven leia cierto libro y un personaje muy característico le hizo recordar el perfil psicológico de Reo, esa manera singular de actuar era como la de Moriarty. Esto no era una buena señal claro pues conocía que aquella no era precisamente la forma de actuar de alguien ‘bueno’ pero para Reo tal cosa como maldad y bondad era relativa. A veces decía las cosas que podía convencer a uno y por eso cuando Nebuya buscaba detenerlo terminaba con la idea de que todo estaba bien, de que Reo estaría bien y no fue así. Cuando menos se dio cuenta veía por el televisor como Reo se había transformado en un criminal y ahora se había fugado de prisión tomando tranquilamente una taza de té en su cocina como si nada pasara.

 

Se talló la sien con fastidio ante lo estresante de la situación pues el otro se mantenía en un silencio sepulcral sin responder su pregunta, tal vez buscando una respuesta correcta y directa pero fuera la que fuera sabía que se sorprendería.

 

-No lo sé –dijo con inocencia- un día estoy en casa y al día siguiente me culpan de algo que no hice.

 

-Si te culparon fue por algo –dijo Hayama- ¿con que clase de gente te juntas?

 

-Diversa aunque algunos son criminales peligrosos que ayudo a encarcelar pero –movió los hombros con desinterés- ya sabes, estar con ellos en prisión es feo. Me intentan matar todo el tiempo.

 

-¡Reo! –Nebuya se puso de pie colérico, molesto. Reo solo dejó la taza de lado y alzó la vista pues sabía lo que le molestaba a ellos.

 

-Me culparon de algo que no hice y volví a donde pertenezco ¿Cuál es el problema? ¿Qué la ley no lo permita? Yo guie la justicia durante tantos años y cuando ella me falla yo le fallo. Suena justo ¿no? –dijo sonriendo con una dulzura que nadie podía creerle. Nebuya se sentó por que Hayama le jalaba para que se tranquilizara.

 

-Reo, eres nuestro amigo pero no puedes estar aquí. Piensa en el niño y en nosotros. Eres un excriminal – Reo sonrió ante eso.

 

-Lo entiendo pero… ¿Me darán la espalda cuando más los necesito? Solo una vez, solo ocupo que  me lleven ante el que me encerró y entonces yo…

 

- No, tu no podrías entenderlo porque no sabes lo que es luchar por alguien más...ese siempre a sido tu error -dijo Hayama pegando su dedo contra las ropas del otro estirándose hasta llegar a la camisa por lo que Reo retrocedió aún sentado y Hayama le observaba sorprendido.

 

-…¿Qué dices? –Reo movió una ceja.

 

-Que ya te detengas, aun cuando trabajabas, cuando la pasabas con nosotros y aun ahora sigues pensando que esto es divertido. Que esto le da sentido a tu vida pero puede arruinar la de los demás. –Hayama apretaba los labios- detén esto Reo, deja de jugar al bueno y al malo.

 

-Yo no juego a eso, no hay tal cosa como el bien o el mal…-contestó con simpleza entrecerrando los ojos.

 

-Te dejaremos esta noche pero mañana te vas –dijo Nebuya directo – eres nuestro amigo pero tampoco te apoyaremos en esto que puede lastimar a nuestra familia…

 

-Bien…-tomó un sorbo de café sin verlos.

 

Ahora Mibuchi Reo siendo prófugo, sin un trabajo y sin apoyo podría considerarse hundido, perdido pero nunca derrotado. Debía encontrar a Akashi, a ese chico llamado Murasakibara y hacerles pagar por lo que hicieron, por haber querido ganar un juego sin pensar que aun faltaba mover una pieza más y que él sería el vencedor.

 

////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

 

Estaba recostado en su camilla con la mirada perdida. Le invadía una sensación de tranquilidad y confusión por igual. Se sentía bien de ayudar de cierta manera pero eso no arreglaba no expiaba su culpa, no era su intención. …l tenía decidido seguir con el castigo que le correspondiese. Giro el rostro y miro al enfermero que acomodaba su bolsa de suero.



-Disculpe ¿podría aflojar mis vendajes? Duelen un poco -dijo con voz suave- descuide estoy esposado no le haré nada... -el médico asintió y con duda se acercó a aflojar el vendaje.



Le quitaba poco a poco la tela de la piel mostrando una gran herida en su extensión que tenía diversas puntadas. Al final unas esposas no muy ajustadas para no lastimarle más. Himuro suspiro y sus ojos grises se posaron en los movimientos de esas manos, aquellas que conocía muy bien.



-No esperaba que vinieras hasta aquí... me haces tan feliz y me destroza a la vez -comentó en un susurro lastimero el joven- ...Ryou.



-...-el joven bajo ese cubre bocas le miró con sus orbes cafés un tanto impactado, muy sorprendido y a su vez asustado. No pensó que le reconocería tan rápido pero era obvio, le conocía muy bien.



-¿Necesitas algo? -pregunto armonioso, pacífico. El otro negó con la cabeza tembloroso, sus ojos rojos y su mirada confundida.



-Yo... lo siento -dijo bajo el cubre bocas mientras seguía vendándole la herida.



-Tú no has hecho nada malo, no te disculpes -cerro los ojos recostando su cabeza en la almohada.



-Yo ...-tomó valor y sin verlo empezó a hablar - quiero saber porque me retuviste tanto tiempo...



-¿No es obvio? -Sakurai apretó los labios al igual que la mirada -es amor en pocas palabras.



-Tu... no sabes lo que es eso... -ya había terminado con el vendaje y soltó su brazo.



-¿Tu lo sabes? ¿Sabes lo que es sentir algo que pensaste nunca sentir? -Himuro cerró los ojos- si quieres saber mis motivos está es mi respuesta… tuve miedo.



-¿Mi...miedo? -se puso de pie y el de cabellos negros le miró con una sonrisa. ¿Cómo podía haber estado asustado si era él el secuestrado?.



-Miedo a abrir la puerta y que te fueras para siempre -el de cabellos castaños de sonrojó. Era estúpido pero lo hizo, se avergonzó de ese comentario. Himuro seguro le estaba mintiendo, seguro se estaba burlando de él. Sí, eso debía ser.



-No debí venir -se negaba moviendo la cabeza y retrocediendo. Sabía que debía ignorar esa conversación de Aomine y Kise, sabía que no debía preguntar a la secretaria si Himuro estaba ahí y colarse usando ropas de enfermero solo para verle. Lo que el otro le decía era una verdad que no aceptaba, que prefería desconocer.



-Ya no temo más ahora -el castaño se detuvo -no volveré a verte nunca más.



-No...-estuvo a punto de decirle que no cometiera una locura, que sabía de su intento de suicidio y que haría sentir mal a Kagami pero se detuvo.



-No quiero saber más nada de ti... -afirmo serio- ya no quiero estar sintiéndome así. ¿Lo entiendes? Lo que siento por ti lo complica todo... hacer lo que te hice solo... me hace darme cuenta que haría lo que sea por estar contigo y no quiero vivir así. –Himuro se sentía atado y frustrado a sus sentimientos, aquello que debía ser maravilloso le destruía y es que a pesar de ser serio su amor y cariño eran tan fuertes tanto que dedicó su vida para salvar a su único hermano y lastimó a la persona que amaba con tal de tenerle con él.



-...-aquello había sido por demás la frase más intensa que pudo escuchar en la vida. De alguna forma la profundidad del amor que le profesaba Himuro era tan grande que le aterraba pero también lo hacía sentir único y eso estaba mal, no quería seguir lastimándole así. Sólo asintió y empezó a retroceder cuando sus miradas se cruzaron. Sintió una pesadez en el pecho, un dolor fuerte. Eso era lo que llamaban dolor, un verdadero dolor -adiós...y lo siento ...



Así bajo la vista y salió de la habitación donde Himuro de quedo observando a la puerta por largo rato antes de lanzar una queja de frustración. Esa sería la última vez que vería a Sakurai...

 

Notas finales:

".No sabemos quien fue pero seguro tienen un ángel en la tierra cuidandoles -sonrío Kise animado a sus amigos"

"...se lo que es perder a un hijo por eso...dejame ayudarte.."

"Arrugaba aquel papel entre sus manos ¿Que era esa sensación nueva de libertad? No lo sabía solo tenía deseos de gritar como niño"

"¿Disfrutas dejandome con la duda? -el pelirrojo sonrió por el berrinche del más alto. Le resultaba adorable."

Wow gracias a todos por leer en serio se que aman los spoilers y esto huele a un capitulo lleno de MuraAka asi que preparense. Saludos.

 

-Yisus


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).