Sirius Black, conocido playboy y galán de Hogwarts; alto, cabello negro corto, ojos grises, sangre pura y heredero de la familia Black. Su buen aspecto lo hacía ser el más notorio y guapo de los merodeadores, y por ende, uno de los hombres más cotizados en el mundo mágico. Y en este preciso momento, se encontraba haciendo la rabieta de su vida.
-NO PUEDO CREER ESTO, NO SOLO LUNÁTICO, AHORA RESULTA QUE TAMBIÉN EVANS. ¿QUÉ DIABLOS LES PASA A USTEDES DOS? ¿EN SERIO?, SON UNAS SERPIENTES. NUESTROS ENEMIGOS JURADOS.- decía un muy alterado Sirius.- MIREN COMO DEJARON A CORNAMENTA.- señala a James que se encontraba acostado en el piso con una toalla en los ojos y la cabeza sobre las piernas de un joven de aspecto amable, de constitución delgada, ojos risueños color miel y cabello negro, llamado Frank Longbottom. Y sentado a su derecha con una bandeja de agua fría y muchas toallas, se encontraba un joven de estatura regular, un poco rellenito, cabello castaño claro algo rizado, ojos oscuros y pequeños, llamado Peter Pettigrew.- EL POBRECITO ESTA TAN IMPRESIONADO QUE CASI SE CONVIERTE EN UNA ESTATUA.
-Ya cállate Black.- decía Lucius.- Molestas a mis oídos.
-No te atrevas a callarme oxigenado.- Sirius fruncía el ceño, mientras amenazaba a Lucius.- si no…
-Si no ¿Qué?, Canuto.- cortó Remus a Sirius.- Ya basta con esto, no es TAN malo como lo pones.
-¿TAN MALO? MIRA COMO DEJO LA NOTICIAS A LESTRANGE.- decía Sirius.
Rabastan Lestrange se encontraba desmayado y siendo cuidado por su hermano Rodolphus, su futura esposa Lily y su futuro hijo Rabastan II, en la mesa de los Slytherin.
-Solo es un exagerado.- decía el rubio platinado.
-Mira quién habla.- contraatacó Sirius.
Lucius y Sirius se miraban con intensidad pero antes de que uno de los dos pudiera decir algo, una voz los detuvo.
-Voy yo.- decía un chico sonriente, lo reconocieron como aquel a que habían llamado “Blay”. El chico dio un paso al frente y sonrió.- ¡Hey!.-
Blay era muy guapo, incluso más que Rabastan II; con su cabello negro azabache y sus ojos del mismo color. Tenía una buena constitución y tez bronceada, aparte de que era alto, quizás media como 1.80 0 1.85 cm. Y esa sonrisa tan sexy y coqueta, que solo auguraba problemas.
Los presentes lo miraban, se les hacía tan conocido ese chico, pero simplemente no daban con quien; también lo observaban por el hecho de que su ropa estaba hecha un asco. Era el que peor estaba de todos. Tenía pozos por todos lados, cabello chamuscado y unas marcas grises, se observaban desde su rostro al cuello.
-Como no quiero alargar esto lo diré tal cual es.- sonrisa.- Soy Blay y soy hijo de Dumbledore.
Una mujer de cabello gris recogido en un moño y que usaba lentes, junto a un hombre muy atractivo de cabello negro y ojos verdes pasaron corriendo para ayudar al director, que en ese momento se estaba ahogando.
Cuando Blay soltó la noticia, el director se encontraba tomando jugo de calabaza y al escuchar lo dicho por el azabache, este se atraganto. Por lo que su profesora de Transformaciones y jefa de la casa Gryffindor, Minerva McGonagall y su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras y jefe de la casa Slytherin, Tom Marvolo Riddle, tuvieron que correr para socorrerlo.
El silencio que se extendió por todo el Gran Comedor fue roto cuando una amonestación se escuchó.
-¡BLAY! ¿Cómo se te ocurre decir eso? ¿Y si le causas un infarto al director a causa de tu broma?.- dijo Hermione.
Pansy iba a decir algo pero Hermione la corto.- No empieces Pansy, si no vas a decir algo correcto y solo vas apoyar a Blay, mejor cállate.- la pelinegra sonrió de lado.
-Y tu Blay, deja de estar jugando.- lo miro de forma intensa, a lo que Blay solo alzo las manos en rendición y sonrió.- Tranquila gatita, no es para tanto.
-No le digas gatita, Blay.- le dijo molesta Pansy.- solo yo le puedo decir a sí.
-Ni él ni tú.- dijo Hermione toda sonrojada.-Ya basta ustedes dos, par de atolondrados.
-Okay, Okay, tranquilas ustedes dos. Relajen la pelvis- y a continuación se dirigió a los presentes con su mejor sonrisa.- Lo siento, lo de hace rato fue broma.
-¿es broma? ¿Ósea que el director no es tu padre?.- pregunto Lily desde la mesa de los Slytherin, mientras ayudaba a su hijo y a su futuro cuñado a cambiar la toalla húmeda de la cabeza y ojos de Rabastan. Ella no estaba nada molesta con el hecho de que en un futuro cercano, se iba a casar con Rabastan. Al fin y cuentas, a ella le gustaba mucho él, aunque sea un poco atolondrado, orgulloso, vanidoso, mal intencionado, altanero y “yo soy mejor que todos” pero ¿que Slytherin no lo era?.
Lily sonrió al mirar a su futuro hijo y esposo, solo podía esperar a que al despertar Rabastan, pensara igual que ella.
-En efecto, señora Lestrange. Fue una pequeña broma sin importancia JAJAJAJA.- Blay se empezó a reír y sin duda alguna, los presentes sabían que ese humor negro lo habían visto en alguien, pero ¿Quién?.
-Primo, será mejor que continúes con tu relato antes de que te lance un avada.- decía la pelirroja sensual, llamada Lyra.
-Hermana si padre te escucha decir eso, te va a castigar.- decía la pequeña pelinegra de ojos color celeste.
-Ay, Rigel, padre no está ni aquí.- decía Lyra.- tranquilízate, y deja que Blay continúe.
-Disculpen a mis primas, están un poquito zafadas.- decía Blay.- Bien, como no quiero hacer muy largo esto, lo diré tal cual es.- toma aire y sonríe.- Hola a todos, yo soy Blay. Blay Orion Black-Snape.
-¿QUEEEEEEEEEEE?.- gritaron todos los Black presentes en el Gran Comedor.
-NOOOOOOOOOOOOO.- gritaban las admiradoras y admiradores de la dinastía Black. Otro de los galanes de Hogwarts se les iba y quien se los quitaba era nada más y menos que “Severus Snape”.
Sirius regreso a ver la mesa de las serpientes con fuego en los ojos, sentía que estaba a punto de matar a alguien o romper algo. Era más que obvio que el padre de ese mocoso era Regulus. Regulus le había quitado a su Snivellus.
Sirius se levantó con un fuerte estruendo y todos alrededor lo regresaron a ver, hasta ese par de ojos negros como las profundidades de la noche.
-Así que si existe alguien que quiera estar contigo snivellus. Aun no puedo creer que seas parte de mi familia, y que Regulus tenga tan mal gusto.- escupía veneno.
Severus se levantó de su asiento y de inmediato contraatacó.- Eso a ti no te importa, con quien me vaya a casar o con quien me acueste. A lo menos existe alguien que no solo se fije en el aspecto de las personas. Y escúchame bien, Black.- agarro una taza y se la arrojo al Gryffindor, aunque no le dio.- ¡ESTE NO ES TU MALDITO PROBLEMA, PULGOSO!.- gritaba Severus totalmente enojado.
-¿QUÉ DIJISTE?.- dijo Sirius igual de enardecido.
-Uyyy, me habían contado que padre era muy celoso pero nunca lo había visto hasta ahora.- dijo Blay con una sonrisa.
Todos lo regresaron a ver en el momento que soltó esas palabras.
-Yo nunca dije que mi padre sea mi tío Regulus.
-¿Cómo?.- dijeron Severus y Sirius a la vez.
-Yo no soy hijo de Regulus Black.-sonrió. Y fue ese el momento, en el que todo encajo. Esa sonrisa coqueta y arrogante, ese cabello, ese aspecto…todo.
-Mi padre es Sirius Orion Black y mi papá es Severus Snape.- se cruzó de brazos, puso su mejor sonrisa de lado y subió una ceja.
-¿Y..o yo me case con Snivellus?.- preguntaba un sorprendido Sirius.- eso es imposible, yo nunca..c..con…e..él. ¡ES IMPOSIBLE!
-Mmm bueno, ahora todo tiene sentido.- decía Blay.
-¿Qué tiene sentido?.- hablo severus mirando fijamente a su futuro hijo.- ¿Qué me vaya a volver loco? Sí, eso tiene sentido.
- No, que dejaras a padre, pa.- suspiro.- Padre nunca acepto que te amaba, tú te cansaste y lo dejaste. Y yo fui criado por mi padrino.- decía con lágrimas (falsas) en los ojos.
-¿padrino?.- pregunto Severus.
-¡Oh! Perdón por no decirlo antes. Mi padrino es Tom Marvolo Riddle.
Al escuchar esto, rápidamente James se levantó. Escuchar ese nombre era suficiente para levantarlo de la tumba. Peter, Remus y Frank fueron los únicos que se dieron cuenta de la cara que tenía el castaño al escuchar que el profesor Riddle era la persona que había criado al hijo de Canuto con Snape.
Por otro lado el profesor Riddle tenía una cara de sorpresa. No negaba que el joven Snape le caía muy bien, él apoyaba los talentos y ese joven era un genio, pero de ahí a que criara a ese mocoso con complejo de payaso era totalmente distinto.
Sirius miro a su futuro hijo, a Severus y al profesor Riddle. No lo iba a permitir, ningún hijo suyo iba ser criado lejos de él. Se levantó y se encamino a la mesa de los Slytherin; se paró delante de Severus y lo jalo del brazo izquierdo hasta que hizo que se levantara.
-Escúchame bien, Severus Snape. NINGUN hijo mío será criado por nadie que no sea yo. Y mucho menos permitiré que me dejes. Eres mío y siempre lo serás.
-Suéltame, Black.- decía Severus.
-¡No! Nunca lo voy hacer.
-¿Por qué?
-Porque te amo.- Sirius lo agarro de ambos brazos y lo levanto hasta tener su nariz pegada en la suya.- Te he amado desde que te vi por primera vez. Cuando el estúpido sombrero seleccionador te mando a Slytherin.
-Entonces porque…-dijo Severus con voz ronca, aguantando las lágrimas y el sollozo que trataban de salir.
-Porque soy un idiota. Tú siempre estabas prestando atención a todos menos a mí. Severus, tengo una forma de amar muy infantil, te molestaba porque me gustas. Solo esa era la forma que tenía para que me notaras. Créeme Severus.- Sirius puso su frente en la de Severus.
Todos estaban aguantando la respiración, nadie quería romper la atmosfera de esos dos.
-Si no me aceptas, te robare y mantendré escondido de todo el mundo.- decía Sirius muy enserio.
Sirius es un idiota, ¿quién en su sano juicio iba aceptar estar con él, después de lo que acababa de decir? pensaban todos sus amigos.
-Está bien.- decía un Severus.
Okay, quizás Severus estaba igual de loco que él, pensaban los amigos de ambos.
Una carcajada se escuchó desde donde están los chicos del futuro.- Pensé que nunca iban aceptar sus sentimientos padres…- decía Blay de lo más divertido.
-Blay.- lo reprendía Lyra.- diles la verdad ahora mismo, o sino, le diré a mis tíos del futuro lo que les hiciste en el pasado.
Automáticamente la sonrisa de Blay fue borrada.- ya ya… no es para tanto.- dio un suspiro y sonrió.- Lo siento padres, no es cierto que se hayan divorciado ni nada de eso. De hecho, ustedes se aman mucho. Hasta papá está a punto de tener otro bebe.
-¿Otro?, exactamente ¿cuántos hijos tenemos?.- pregunto un Sirius impresionado, cosa que Severus no compartía. Si, con Blay ya sentía que quería matarlo, no podía imaginarse tener más de uno.
-O si, padre.- sonrió con picardía.- Soy el mayor de sus cuatro hijos.
-¿QUEEEEE?.- Severus sentía que le iba a dar un infarto.
-Eso..eso…eso es ¡fantástico!.- decía Sirius de lo más contento.
-¿Fantástico? Como tú no eres el que los va a parir.- el azabache se encontraba a punto del infarto.
-Ay, no es para tanto.- decía Sirius de lo más orgulloso abrazando a su ahora novio y en un futuro su esposo.- Así que eres mi primogénito. Eres igualito a mí, eres todo un Gryffindor sin duda. Eres mi cachorro.
Blay sonrió y asintió, él era el orgullo de su padre.- Soy Gryffindor al igual que tu padre.
Severus rodo los ojos.- No te enojes padre.- sonreía Blay.- Todavía tienes a Deneb y a Antares. Ellos son Slytherin de corazón. Y aún falta mí hermano que está por nacer.
Severus se sentía muy contento de que dos de sus hijos fueran a su misma casa. También se sentía muy feliz saber que Blay sea un chico tan alegre (demasiado).
-“No puedo creer esto, no solo lunático, ahora resulta que también Evans. ¿Qué diablos les pasa a ustedes dos? ¿En serio?, son unas serpientes. Nuestros enemigos jurados.”- imitaba Remus a Sirius con una sonrisa.- Y ahora resulta que Canuto se casa Snape.- un pelirrojo, de ojos azules y constitución musculosa llamado William Arthur Weasley se reía por lo dicho por Remus.
Volviendo a la recién pareja, todo era miel y sonrisa hasta que…
-Oigan chicos.- decía Regulus.
-¿Qué paso, hermano?.- pregunto un feliz Sirius.
-Esas chicas que tu hijo llama primas…-Regulus tosió con nerviosismo.- Si Blay es tu hijo, entonces…
- En efecto.- Regulus fue cortado por Lyra.- Si Blay es nuestro primo, y sus padres nuestros tíos. Eso quiere decir que tú eres nuestro…
-¡PAPÀ! .- decía la pequeña Rigel muy contenta.
Rigel corrió y se le aventó encima a Regulus, el cual se encontraba totalmente sorprendido.
Tenía dos hijas… pero ¿con quién?
Continuara....