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Donde nace el sol por girlutena

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Notas del capitulo:

ok...ok...lo lamento mucho, en serio lo lamento ....ultimamente no me he sentido muy bien que digamos, esta enfermedad cada vez empeora y peor aun con las clases de la universidad.

 

......Lamento todo error ortografico que haya....T_T

ahora sí a leer (:

 

A pesar de que había aceptado el compromiso del futuro rey con su pequeño, Thranduil aún se encontraba dando vueltas a la idea de que sería abuelo.


-Se suponía que debió desposarlo el día de su boda. -Soltó el mayor, justo cuando su esposo ingresaba a la habitación con su vientre levemente abultado.


Amdír se detuvo en el umbral de la puerta, viendo como su esposo caminaba de un lado a otro en toda la habitación, provocándole un leve mareo, acaricio levemente su vientre abultado, sintiendo a su pequeño moverse lentamente, vio cómo su esposo se detuvo al frente del gran balcón, se acercó lentamente por detrás,  abrazándole por la espalda, intentado reconfortarlo, besó la piel desnuda del cuello del mayor, sintiendo como era jalado suavemente para ser colocado entre los brazos de su esposo.


-Amor, recuerda que yo no llegue "virgen" cuando me casé contigo. Y ¿recuerdas que de ese encuentro nació Amroth? –Amdír había cubierto su rostro en el pecho del mayor, colocando suavemente sus manos sobre los fuertes brazos de su esposo, ocultando su sonrojo.


-Lo sé, lo recuerdo y no me arrepiento, amo a mis hijos. Pero es mi hijo, mi niño, mi bebe y ese Hombre...ese hombre, se lo va a llevar.


Amdír miraba con ternura el berrinche de su esposo, no iba a reírse porque a él también le tomo desprevenido el embarazo de su hojita, pero en todo caso se iban a casar lo más pronto posible.


-Mi amor, nadie te va a separar de tus hijos. –Amdír levanto levemente su rostro, mostrando sus mejillas levemente sonrojadas, acariciando con ternura la mejilla de Thranduil. Viendo con amor esos ojos tan azules que brillaban con emoción contenida, acaricio esos cabellos rubios que tanto amaba.


El mayor oculto su rostro en la curvatura del cuello del menor, inhalando todo el aroma de su bello y joven esposo. Bajo lentamente sus manos, pasándolas por la curvatura del vientre, sintiendo la calidez que emanaba su tercer hijo.


-Se siente feliz. –El pequeño se movía lentamente, haciendo notar su propia presencia a  su padre. –Hola pequeñín. –Amdír mostro una enorme sonrisa, evitando reír por la ocurrencia de su esposo. -¿Te sientes bien estando dentro de papi? Sabes pequeñín, cuando nazcas, no voy a dejar que nadie te aleje de mí.


Amdír paso suavemente sus dedos sobre los cabellos negros de su esposo, sintiendo como el mayor empezaba a besar y acariciar su vientre.


 


Elrond se encontraba sentado en el enorme jardín del reino de Gondor, observando como la decoración para el día de la boda real, estaba a punto de culminar, cuando sintió la energía cálida que emanaba de su hijo. Elrohir se sentó en el jardín al costado de su Ada, cerró sus ojos, sintiendo la tranquilidad del ambiente.


-Mi niño. ¿Qué es lo que te agobia? –El menor miró fijamente a su Ada, recordando los primeros años que pasaron a su lado, intentando olvidar el momento en que se alejó de ellos. Mostro una simple y fina sonrisa al ver la mirada atónita de su Ada.


Se puso de rodillas lentamente y coloco suavemente su cabeza en las piernas de Elrond.


-Te extrañe mucho, Ada. –El mayor acarició con fervor los cabellos oscuros de su hijo, sintiendo como un calor y el sueño se apoderaba de su cuerpo.


-Nosotros también te extrañamos. –Elladan llegó junto con Aragorn, los dos se veían grandes y fuertes, con aquellas vestimentas propias de los hijos del rey Arathorn.


Los dos apoyaron sus cabezas en las piernas de su Ada, sin molestar a Elrohir, quien ya había conciliado el sueño. El mayor siguió acariciando los cabellos de sus hijos, cuando por detrás de él, apareció la gran presencia de Arathorn, quien atrajo suavemente su cuerpo, depositando su cabeza en el pecho del mayor.


-Nunca más vuelvas a irte. Prométeme que si algo te agobia, me lo dirás e intentaremos solucionarlo como la familia que somos.


Elrond acaricio la mejilla de su esposo, sintiendo la fina capa de barba que comenzaba a aparecer en su bronceado rostro, sintió la mano gruesa pero fina del rey cubriendo su mano, para colocarla sobre su pecho, sintiendo el rápido latido del corazón del Adán.


-Eres tú el único culpable de tenerme así. Te necesito. –El elfo llego a sonrojarse, quiso retirar su mano, pero el rey hizo más fuerte el agarre, lo atrajo suavemente a su pecho, acariciando los cabellos de su esposo, acaricio levemente los cabellos de Elrohir, haciendo que el menor se removiera algo inquieto.


….


-¿Cómo van todos los preparativos?


-Ya estamos acabando con lo último, Su Alteza.


Arathorn se había acercado a uno de los jóvenes muchachos que se encontraba moviendo unas cajas, vio cómo su hijo se alejaba del lugar, sin siquiera notar su presencia, el mayor camino lentamente hacia el bosque, siguiendo los pasos de Aragorn.


El mayor vio con sus ojos oscuros y calculadores la espalda de su hijo, el menor se había sentado con las piernas cruzadas, se acercó lentamente y sin decir nada, se sentó al costado de su hijo.


-¿Qué es lo que te agobia, hijo?


-Yo…tengo miedo, padre.


-Vamos cuéntame.


-Yo…tengo miedo de ser un mal rey, de ser un mal esposo, un mal padre. Me he dado cuenta que no sé nada de esto y yo…


-¿Te arrepientes? –Aragorn encorvo su espalda, olvidándose de –buenas etiquetas- agacho su rostro, escondiéndolo bajo sus flequillos negros. Arathorn arrugo su ceño y volvió a preguntar.


-¿Te arrepientes de haber embarazado a Legolas?


-¡No! Claro que no, yo lo amo, sé que lo amo, a él y a mi hijo. Nunca voy a dudar de eso. Es solo que, tengo miedo de defraudarlos. Defraudarte a ti y no ser el rey que todos esperan que sea, de defraudar a Legolas, de defraudar a mi hijo.


Arathorn soltó con lentitud todo el aire que había mantenido en sus pulmones, palmo con suavidad la espalda del menor.


-Recuerdo cuando apenas tenías tres años, Elrond había viajado con tus hermanos y me había pedido que te cuidara, la noche en la que partieron, habías tenido fiebre, pero Elrond me juro que nada malo te pasaría, así que en la noche, antes de ir a dormir, pase por tu habitación, acaricie tu frente y note que estaba más caliente de lo normal, te encontrabas sudando y te movías incomodo entre las sábanas.


 Lentamente fuiste abriendo tus pequeños ojos, haciendo notar todo tu dolor, tus ojitos se encontraban rojos y húmedos, lloraste y me rogaste por ver a tu Ada. En ese momento no supe que hacer, me puse demasiado nervioso, te arrope entre tus mantas y te tome en brazos, te lleve con suma prisa a casa de uno de los curadores del pueblo.


Me quede en la pequeña sala de esa cabaña, recuerdo que la mujer me sirvió un té de hierbas y calenté mis frías manos con ella, cerré mis ojos recordando las palabras de Elrond, prometiéndome que nada malo te pasaría.


Me eché la culpa de ello por semanas, tu pequeño cuerpo se recuperó rápido, casi a finales del día siguiente ya estabas corriendo por todo el jardín, ese día no hice caso a nadie, no firme ningún papel, mis ojos seguían a tu pequeño cuerpo que intentaban escalar los árboles.


Como no podías subir, te quedaste prendido en una pequeña rama, te tome en mis brazos y te abrase con mucha fuerza, tus pequeños bracitos intentaban cubrir mi pecho.


Me dijiste. “Papi, me encuentro bien”. Con esa vocecita tan arrogante, pero aun tenías un poco de fiebre, así que te lleve dentro del castillo y me obligaste a leerte todos los cuentos, comiste un sinfín de postres.


Aragorn escuchaba atento a lo que le decía su padre, no recordaba mucho de aquella época, pero si recordaba haberse quedado unos días con su padre y comer muchas golosinas.


-Creo que cuando Ada llego, te regaño por haberme estado dando demasiados dulces.


-Sí, todo el castillo estaba desordenado, tú saltabas por todos lados, tirando todo, los sirvientes se encontraban cansados y suspiraron aliviados cuando tu Ada entro por la puerta principal.


Por eso te digo, hijo. Uno aprende a ser padre, Legolas debe tener también miedo, él aún es muy joven para ser un Ada, pero te tiene a ti, tiene el amor que le profesas, porque el matrimonio es eso, así como él se apoyara en ti, tú podrás apoyarte en él, cuando se necesiten.


Arathorn acaricio la mejilla de su hijo, sintiendo las facciones fuertes del Adán.


-Aragorn, ya no eres un niño, pero es normal que tengas esos miedos, yo también tuve miedo a convertirme en Rey, pero tu Ada me ayudo, sin él, no tuviera nada de esto.


Y por cierto, cuídate de Thranduil, aún está un poco molesto por no querer dejar ir a su hojita.


Legolas se encontraba viendo por última vez por la ventana de su habitación, las pequeñas aves habían volado hacía él, algunos posándose sobre sus dedos y otros sobre sus cabellos rubios, el elfo se sentó cuidadosamente sobre el muro de su ventana, sintiendo la brisa fresca de la tarde, el sol se ocultaba por detrás de las montañas, dejando ver una mata de color rojiza sobre el cielo.


La puerta de su habitación se fue abriendo lentamente, pero el menor no se dio cuenta de aquella presencia, se encontraba tan metido en sus pensamientos que acariciaba tiernamente su vientre.


Abrió sus ojos al sentir unos fuertes brazos alrededor de él, el abrazo era fuerte, pero a la vez delicado y tibio, el aroma varonil de su padre llegó hasta sus fosas nasales, poso sus manos sobre los fuertes brazos de su padre y cerro sus ojos, dejándose transmitir aquella calidez.


Abrió lentamente sus ojos, al notar que su padre no le soltaba, un ligero temblor en el pecho del mayor le llamó la atención.


-¿Padre, te encuentras bien?


-Mi bebé. ¿Estás seguro que quieres hacer esto? Sabes que puedes quedarte aquí, con mi nieto.


El menor acaricio la barbilla de su padre, que se había arrodillado ante él, tomándole delicadamente una de sus manos.


-Tengo miedo, papá. –Legolas no quiso que su voz sonara entrecortada, pero no le salió muy bien, Thranduil se apuró en abrazar a su hojita, acariciando sus cabellos con suma calma.


-Mi hojita.


-Tengo miedo que…Aragorn se arrepienta de todo esto. Tengo miedo, padre. –El mayor acunó el rostro de su hijo.


Aún era un elfito, un pequeño elfito, claro que para Thranduil siempre iba a ser su pequeño, desapareció suavemente las lágrimas que caían por los ojos azules tan parecidos a los de él, su piel tan delicada y tersa.


-No llores mi vida, tu hijo siente todo lo que a su Ada le pasa. Ven. –Legolas escondió su rostro lloroso en el pecho del mayor, con sus delgados brazos rodeo tan solo la mitad del cuerpo de su padre, mientras que Thranduil le cubría todo su cuerpo con sus brazos.


-Bebé, es normal tener miedo, pero tu Ada, tu hermano y yo, siempre vamos a estar contigo, esta, siempre será tu casa y nunca te dejaremos.


Es normal que tengas miedo, todo esto en nuevo para ti pero confió en ti, mi niño, eres tan puro y hermoso y aunque odie admitirlo, Aragorn es un hombre, valiente y sé que se hará responsable, porque si no yo mismo me encargare de hacerle entender que nadie toca y abandona a mi hojita.


El menor rio bajito al oír lo último, se dejó abrazar aún más fuerte, sintiendo la cálida energía del pequeño que se albergaba en su interior. Thranduil acarició aun el plano vientre de su bebé.


-Este pequeño tendrá casi la misma edad que tu hermano, hojita. –El menor se sonrojo, pero oculto su rostro en el pecho del mayor. –Sabes no me gusta saber que te separaras de mí, saber que vas a hacer un –esposo, saber que vas a hacer un Ada. Te quiero aquí conmigo, por siempre, sé que soy egoísta, pero más egoísta sería obligarte a que te quedaras.                     Solo quiero que sepas que no te separas de nosotros mi niño.


-No quiero separarme de ustedes, pero me duele no tener a Aragorn cerca.


-Lo sé mi niño, lo sé. Ese es el lazo que nos une a nuestra mitad. Y por más que me duela, estoy feliz por ti, mi niño. –El menor limpio las finas lágrimas que batallaban por salir de los ojos de su padre, mientras que el mayor hacia lo mismo con su hijo.


Le dio un pequeño beso en la coronilla y le acaricio sus sedosos cabellos tan parecidos a los de su esposo.


-Bueno, veo que ya has arreglado tus cosas. –Thranduil se puso de pie, ayudando a su hijo, el menor no soltó la mano de su padre. Ahora los dos mantenían una leve sonrisa en sus rostros.


-Aún me falta algunas cosas, pero, no quiero llevarme todo.


-No es necesario que te lleves todo, pequeño. Esta seguirá siendo tu casa.


 


Legolas llego a la parte central de la sala y vio cómo su hermano sostenía en manos una carta de Elrohir, el mayor guardo el pequeño papel en uno de sus bolsillos y volteo a verlo con una hermosa pero sencilla sonrisa.


-Mi hermanito. –Amroth tendió su mano y Legolas lo tomó, los brazos del mayor le envolvieron, colocando suavemente su cabeza sobre el pecho de este.


-Hermano, ¿Te casaras con Elrohir? –El mayor sonrió acariciando el bello rostro de Legolas, dándole un pequeño pero tierno beso en la punta de su respingada nariz.


-¿Te haría eso feliz, pequeño?


-¡Claro que sí! Pero ¿Tú te quedaras aquí?


-Claro, si me voy, estoy seguro que a nuestro padre le dará un ataque por “perder” a sus dos hijos, ¿no crees?


El menor sonrió, abrazandose con fuerza al pecho de su hermano.


-Te amo mucho, mi pequeño.


-Yo tambien te amo, hermano.


-A ver mis niños y ¿A su Ada no le van a dar un abrazo?


Thranduil bajo por las grandes escaleras hasta llegar a la gran sala, vio con una sonrisa la energia que emanaba de su familia, una familia por la que lucho toda su vida.


 


Arathorn junto con Elrond, esperaban en la puerta principal a que los caballos blancos de la familia de elfos llegara hasta sus puertas. Toda la mañana habían estado arreglando las habitaciones principales, donde se hospedarían la familia, Arathorn, había mandado a entrenar a su hijo junto con Boromir y Elladan.


Cuando Amroth coloco sus pies en el suelo y ayudo a su hermanito a bajar escucho su nombre gritar a lo lejos, una ráfaga casi lo tumba al suelo, pero pudo permanecer de pie, cubriendo el delicado cuerpo de Elrohir entre sus brazos, alzándolo del suelo.


-Te extrañe mucho. -Esas palabras susurradas tan solo para el elfo, el menor oculto su rostro en la curvatura del cuello de Amroth, transmitiéndole toda su necesidad.


Legolas les miraba con una sonrisa, cuando al fin Elrohir se solto del cuello de Amroth el medio elfo le dedico una enorme sonrisa a Legolas, para casi al instante abrazarlo.


Cuando el menor se separa recibio los calurosos abrazos de Elrond junto con el de Arathorn.


No podía negarlo Aragorn tenía mucho -demasiado- parecido a su padre, al principio el mayor le había pareció un poco tenebroso, pero poco a poco vio como le dedicaba un abrazo simple pero cálido.


Cuando se separaron pudo ver el cuerpo alto y fuerte, los cabellos azabaches se movian con suavidad, su respiración se escuchaba agitada al igual que su corazón bombardeando gran cantidad de sangre a sus arterias.


Sintió un poco de temor cuando vio que el moreno dio un paso para acercársele, de su cuerpo se podía ver que había estado entrenando hace poco, llevaba su espada en su cintura, su pecho fuerte se encontraba desnudo, pero nada de eso importaba, sus ojos negros brillaban con amor, con verlo de pie.


Notó como el moreno se seguia acercando lentamente, como si se tratara de un cazador, Legolas se sorprendio corriendo, tan solo supo que se encontraba abrazando aquel gran cuerpo.


Un cuerpo que sus pequeños brazos tan solo podian albergar poco, aquel aroma a canela, seguia prendado de él.


Aragorn paso su rostro en el cuello del menor, haciendole cosquillas con su descuidada barba, causandole una pequeña risa. Sus brazos albergaron su fina cintura, atrayendolo con fuerza a su pecho, levantandolo en vilo, sin despegar su rostro del cuello del menor.


-Te extrañe...los extrañe. -Cuando al fin lo dejó en el suelo, pero aun sin soltarlo, los ojos azules del elfo brillaban, paso delicadamente sus dedos sobre aquella fina y delicada piel.


Pudo darse cuenta el cambio tan mínimo que el embarazado estaba ocasionando en su pequeño.


-Estas hermoso. -Legolas sentia su garganta seca, pero los dos sabían que no necesitaban palabras para pronunciar su amor.


Lastimosamente y en contra de su voluntad, Aragorn tuvo que separar sus ojos del bello rostro de su futuro consorte.


 


Saludo con suma calma a sus futuros suegros, terminando con un Amroth muy acaramelado con Elrohir.


Frodo corrió a abrazarse de Legolas, cuando le vio ingresar por la puerta, el pequeño hobbit mantenía una hermosa sonrisa y un notorio sonrojo que aumento más cuando Boromir se acercó a ellos.


Faramir apareció a lado de Elladan, al parecer habían estado discutiendo, pero el hombre cambio su expresión inmediatamente para saludarlos.


-¿Qué pasa, hermano? ¿Acaso estas celoso?


Elladan arrugo aun mas su ceño, cuando vio como Amroth abrazaba con suma ternura a SU Faramir.


Porque sí, Faramir era suyo desde aquel dia en que le dio la mitad de su poder o tal vez desde mucho antes, pero su orgullo no le dejaba continuar.


Aragorn junto con Boromir vieron como el elfo era jalado por Frodo, saliendo hasta el gran jardín.


-¿Qué le has hecho a Frodo, amigo mío?


-¿Qué? yo no le he hecho nada.


Aragorn levanto una de sus pobladas y negras cejas, dandole a entender que no le creía nada. Sabía que su amigo, al igual que él, solían ser sumamente posesivos, con su –otra mitad- y sabía que el pequeño hobbit no se salvaba de las –malintencionadas- acciones de Boromir.


.....


-¿Qué pasa, Frodo?


-Yo...yo...quería hablar contigo. -Legolas vio el sonrojo en las mejillas del hobbit. Frodo movia sus dedos nervioso, recordar que habia pasado mas noches junto al gran cuerpo de Boromir, tan solo para dormir, sentia que su cuerpo se calentaba por sí solo.


El elfo dio un pequeño asentimiento, animandole a que continuara.


-Yo...me he estado sintiendo...algo...algo extraño.


-¿Extraño? ¿como qué?


-No lo sé. Es como si algo estuviese cambiando. –El hobbit llevo una de sus pequeñas manos a su pecho, apretando con algo de fuerza la tela que le cubría.


-¿Has hablado con Boromir?


-¡No!...él...él...no puede saberlo.


-Bueno...en todo caso puedo decirle a mi Ada que Te revise... ¿podrás con ello?


El pequeño dio un asentimiento algo nervioso, pero extrañamente se tranquilizó cuando sintiendo las manos del elfo acariciar su cabeza.


Cuando los dos ingresaron nuevamente a la sala, no les sorprendió oír las discusiones que mantenían Faramir y Elladan, todos sabían que el Adán era muy terco, pero que de alguna manera siempre conseguía lo que quería.


Por otra parte, Amroth y Elrohir se habían mantenido medianamente separados a todo aquel bullicio, proclamándose su amor eternamente.


Aragorn atrajo con delicadeza el cuerpo de su elfo, abrazándolo por la cintura, sintiendo una calma en su pecho, no le parecía extraño sentir la segunda esencia dentro de su hojita, es más, extrañamente podía sentirla –feliz-


Frodo se acercó un poco cohibido hasta Boromir, Legolas pudo separarse levemente del pecho del varón al sentir como la energía de Boromir iba cambiando.


-Esos dos han estado muy extraños últimamente.


-Hemos intentado hablar con Boromir, pero nada da resultado.


-Y no dará. Mi hermano es terco, es igual que ustedes.


Legolas estaba sentado entre las piernas de Aragorn, mientras que Elladan abrazaba a Faramir y Amroth hacía lo propio con Elrohir.


-Esto no puede continuar así. Debemos hacer algo.


-No estoy muy seguro. Si mi hermano se entera.


-Él no se tiene que enterar de nada, mi amor. –Faramir entrecerró sus ojos, en sus mejillas, se dejaba notar un leve sonrojo, pero sus ceño fruncido, otra cosa.


-¿Qué pasa, mi amor? –Aragorn había notado al menor, muy callado y pensativo, mientras acariciaba su vientre plano. El elfo levanto sus ojos azules, para mirar directamente a las gemas negras del varón.


-Yo…yo creo que… debería ir a hablar con Frodo.


-Eso es verdad. Ahora que lo nombras, no me había puesto a pensar como su energía a estado cambiando.


-¿Creen que estará embarazado?


-No, no lo creo. Si fuera eso, lo sentiríamos inmediatamente.


-Puede ser que…no, es una locura.


-Dilo Elladan.


-Puede ser que Frodo este presentando cambios de otro tipo y no sepa muy bien cómo llevarlo.


-¿qué quieres decir?


-¿Algo así como cuando uno se convierte en –medio elfo-?


-Claro, pero no necesariamente tiene que ser un elfo.


-Tengo que ir a hablar con él. –Aragorn se sintió completamente extraño, cuando Legolas se puso de pie inmediatamente, instintivamente lo tomo de los hombros, cuando vio que el menor empezaba a marearse.


-Hey, Legolas. Debes tener más cuidado.


-¿Estas bien?  –El menor asintió levemente, aun entre los brazos protectores del varón.                    –Bien, te dejare ir. Peor prométeme que pasaremos la noche juntos.


Aragorn volvió a ocupar el lugar que había dejado hace unos segundos, viendo algo amargado como sus hermanos estaban tan cómodos con sus parejas.

Notas finales:

Pero bueno....puede ser que parezca que el capitulo sea corto....pero prometo estar actualizando pronto.


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