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Viva la vida por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del capitulo:

HEY planeaba actualizar más temprano pero ugh....tuve altibajos de inspiración pero AQUI ESTÁ Viva la Vida el fic con más escapes argumentales que tu buscando excusas sobre por que estás leyendo este fic en lugar de hacer tus tareas....

 

Bueno, la pregunta anterior fue ¿Cuantos capitulos le quedan a este fic?...la respuesta correcta es....4!!!! pero después de este faltarán 3 y final, no más ni uno más(?????) 

 

Disfrutenlo mientras dure(?)

Tuvo que vestir la ropa del día anterior, no había de otra. Un paraguas pues el día era inestable y ni siquiera un café o un pan tostado podían digerir, se sentía ansioso que sentía que al comer regresaría todo. Midorima le reprendía pero se resignaba, tal vez se sentía igual. Si ahora Kazuto estaba de vuelta ¿Qué pasaría? ¿Qué sucedería entre ellos? Con todo…

 

Takao se tiró en el sillón mirando el reloj, aún faltaban quince minutos para la hora acordada y no podía consigo mismo. Todas las cosas que habían pasado, se había entregado a aquel hombre y para colmo no podía pensar en ello pues estaba que le temblaban las piernas. Midorima le miró, le pasó el paraguas y le hizo un mohín para indicarle que podían salir. Takao apretó los labios y le siguió el paso hasta salir de la casa cubriéndose de la lluvia en dos paraguas diferentes, antes se habría quejado por ello pero ahora no tenía cabeza para quejas ni para nada, quería ver a Kazuto.

 

El camino era estresante, ver las gotas caer por la ventana y pensar en lo que vendría, recordar a su hermana justo ahora era mala idea pero su mente fue abordada por aquel día en que nació su hijo, su pequeña luz.

 

>>>>Flashback<<<<

 

-Es increible ¿No? Ya viene en camino –decía la chica de cabellos oscuros con una sonrisa en los labios pero con una expresión de dolor. El cuerpo marcado con diferentes golpes y aun así intentaba hablar como si todo estuviese bien para no preocupar al otro.

 

-Hermana… -le acarició los cabellos mientras la partera preparaba todo, había dicho que sería un proceso complicado y que necesitaba mantenerla despierta a como de lugar.

 

-Estoy un poco cansada, Kazu-chan –susurraba la chica.

 

-No duermas hermana, pronto va a estar aquí y va a ser genial. Un bebé ¿No te emociona? –la joven se quejó de un dolor en el vientre y suspiró con una sonrisa.

 

-Es increíble….es…estupendo –decía con voz quebrada- yo espero que lo ames mucho Kazu-chan –le acariciaba la mejilla al chico quien le miraba con dolor.

 

-Los dos lo vamos a amar pero resiste ¿sí? No duermas –le quitaba los cabellos del rostro solo para ver algunas de las marcas que le decoraban, aun así ella era hermosa y muy joven.

 

-Nunca lo dejes solo por favor, es un pequeño inquieto y le encanta pasear…-ríe melancólicamente- a veces me hacía despertar a media noche por que quería sentir que caminaba, le gusta mucho….-se sostuvo el vientre retorciéndose del dolor.

 

-Vamos a empezar, haga lo suyo –indicó la vieja partera. Takao asintió y sostuvo la mano de su hermana. Pronto un grito se hizo presente.

 

-Vamos hermana, tu puedes…despues de esto todo estará bien…te lo prometo. Cuidaremos de él nosotros dos…-la chica lloraba y seguía pujando con más fuerzas en diversas ocasiones pero estaba complicándose.

 

-No tengo energías Kazu-chan…-hablaba con la mirada desorbitada, con el sudor en su frente.

 

-Hermana…por favor… solo un poco más –le dijo mirándola fijo, con suplica.

 

-Cuando me pones ese puchero no puedo decir que no…siempre…-se quejó por otra punzada- fue así…-un grito más fuerte, un esfuerzo más. Le apretaba la mano con fuerza mientras la mujer entre sus piernas hacia lo suyo. Pronto un llanto invadió la habitación donde estaban. Takao Kazunari abrió los ojos de par en par sorprendido por escuchar aquella vocecita chillar, era un llanto dulce.

 

-Hermana…ya está aquí….-miró a la joven y esta tenía los ojos entrecerrados mirándolo solo a él.

 

-Cuida bien a Kazuto y cuídate…. Kazu-chan….-cerró los ojos lanzando un último suspiro. Takao le miró esperando algo, le acarició la mejilla, la frente y se dio cuenta que no respiraba, que no se movía, que no despertaba.

 

-Lo siento, joven…falleció –dijo la mujer después de tomar su pulso para después dedicarse a atender al bebé como debía.

 

-No…hermana –los labios le temblaron, el cuerpo en general. Había dolor, un dolor no físico si no muy interno y muy fuerte. Aquella chica que estuvo codo a codo, hombro a hombro con él toda la vida se había ido. – no me dejes solo….-en ese momento escuchó el llanto del bebé y la partera se lo entregó.

 

-No está solo…-susurró la anciana para después cubrir el cuerpo de la joven con una sábana blanca.

 

-….-suspiró mirando al pequeño que en sus brazos Takao y ver caras largas… los Takao siempre sonreían incluso su hermana debajo de esas cobijas sin vida tenía una sonrisa. Así eran ellos, siempre fue así- bien, la señorita se fue pero aun nos tenemos el uno al otro ¿no? ¿Qué te parece? Seremos una familia muy asombrosa ¿no crees? –dijo limpiando sus lágrimas con una sonrisa… Kazuto Takao….

 

>>>>Fin flashback<<

 

Bajó del auto y se cubrió la lluvia. Midorima miró su móvil, era la hora y había un mensaje en este, lo revisó y se acercó al pelinegro quien buscaba con la mirada a aquel sujeto pero no veía nada.

 

-Vamos…-le indicó Midorima, el otro no hizo preguntas y le siguió de cerca casi contando los pasos. Cruzaron el parque algo vacío ¿Quién iría en un día de lluvia?. Llegaron a las puertas del cementerio y Takao se sentía extrañado ¿Qué hacían en ese lugar?

 

-Shin-chan…-iba a decir algo y el otro le interrumpió.

 

-Ahí están –los señaló a la distancia. Ahí estaban Nijimura y Momoi bajo un paraguas. Takao tomó aire y caminó hacia ellos seguido por el peliverde. Se detuvo, la pelirosa le sonrió pero el otro no despegó la mirada de lo que veía. Eran dos pequeñas lapidas, las dos sin nombre.

 

-Hola …-saludó la chica a ambos de mano, formal pero calurosamente a la vez.

 

-Me…me siento sorprendido –Nijimura le vió y volvió la vista a las lapidas.

 

-Una de ellas no tiene nada… -se inclina hacia una de las dos y la acaricia- pero aquí descansa una parte de mi vida … alguien que peleo y me abrió los ojos, sufrió lo que no debía de sufrir… -en el brazo tenía dos flores blancas y una la colocó ahí- mi padre me lo arrebató… -acaricia la otra lapida y deja la otra flor en esta – y mi hijo… se fue tan rápido de mi vida….

 

-…-Takao bajó la mirada, entendía el dolor de aquel hombre pues había perdido a su hermana. Se inclinó a lado de Nijimura sin dejar la sombrilla y sosteniéndola como podía juntó sus manos orando, solo se podía hacer eso por los que se adelantaban, orar y desear que estuvieran bien – no te preocupes, le pedía mi hermana que cuidara de tu hijo, a ella le encantaban los bebés pero…nunca pudo cargar el suyo.

 

-Kazu-chan…-la pelirosa le miró.

 

-Kazuto es hijo de mi hermana… y es lo único que me queda de ella –Nijimura se puso de pie y asintió.

 

-No puedo disculparme porque no hay perdón… cuida bien de él…-le indicó que le siguiera, lo hizo al igual que Midorima y Momoi detrás de ellos. Regresaron al parque y la lluvia empezó a desaparecer poco a poco hasta arribar a un vehículo, algo pobre para lo que siempre usaban. Como si fuera el destino o alguna señal la lluvia paró, el olor a tierra mojada era lo único que había. La puerta del vehículo se abrió, un peliblanco bajó y en sus brazos un pequeño. Takao lo miró, el bebé estaba justo ahí como un sueño, si, debía estar soñando.

 

-Kazuto…-susurró mientras Haizaki le entregaba al bebé en sus brazos, fue como la primera vez que le cargó. No pudo controlar las lágrimas, estas se desbordaron. Había crecido desde la última vez que le vio y ahora sus ojos gris oscuro se notaban, estaba tan despierto, tan vivo, tan sano, tan perfecto. Takao se aferró a él y dejó salir las lágrimas y toda la emoción pero con una sonrisa por que los Takao siempre sonreían. –Santo cielo…esto es… no puedo creerlo…

 

Los demás le veían, aquella reunión familiar era emotiva. Duró así unos minutos susurrando cosas incomprensibles, cargando al pequeño con el corazón latiendo con fuerza, el otro parecía cómodo y solo movía las manitas. Se acercó a Midorima y este no pudo, por más tsundere que fuera, evitar emitir una leve sonrisa en sus labios al ver la felicidad de aquel hombre. Tanta lucha, tanto esfuerzo y al fin había logrado su objetivo, ahora Takao estaba totalmente completo ya no era solo partes de un humano.

 

-¿Podríamos despedirnos de él? –dijo la pelirosa. Takao miró a esas tres personas, de lo poco que les conoció sabía que no eran malos del todo. Sonrió y asintió. La chica se acercó y le acarició la mejilla al pequeño – fuiste un lindo bebé, se muy fuerte ¿sí? –le deposita un beso en la frente y sonríe- te quiero pequeño….- Nijimura dudó y caminó hacia el otro quien le hizo una seña para que fuese. Le acarició la cabecita y sonrío por lo bajo.

 

-Voy a extrañarte…le hacías sacar canas verdes a Haizaki y nos divertíamos haciéndolo ¿no? …-le besa la mejilla al pequeño y toma su manita- cuídate… y cuídalo…-se alejó unos pasos y detrás de él Haizaki miraba, estaba encariñado con el bebé aunque le costara admitirlo.

 

-Hey renacuajo… -¿Qué podía decir? Ya se imaginaba en el futuro llevando al pequeño a jugar básquet, dándole consejos sobre chicas (o chicos si los prefería), dándole permisos que su padre le negase… ¿ya era hora del adiós?

 

-Oe…no tienes que hacer esto –dijo Takao mirando al peliblanco y luego a los otros dos- pueden visitarle cuando gusten… es una locura pero… seguro a Kazuto le encantará unos cuantos tíos más…-sonríe, eso le regresa el alma al cuerpo a todos –aunque… no sé dónde podrán visitarnos creo que me quedaré sin hospedaje…- Midorima saca una tarjeta y se la entrega a Nijimura, está la recibe extrañado.

 

-Mi dirección, pueden visitarnos cuando gusten… -Momoi sonrió y miró a los otros dos.

 

-Gracias, muchas gracias…-decía la chica, los otros también estaban agradecidos mientras Takao estaba extrañado.

 

-Nos tenemos que ir…-miró Nijimura a Haizaki. Este asintió – intentaremos visitarles aunque la situación será difícil estos días para nosotros –lo abrazó por el hombro, la pelirosa sonrió y les tomó de las mejillas.

 

-Par de atolondrados, cuídense mucho…-los abrazó a ambos, eran como sus hermanitos y le daba gusto que a fin se sinceraran.

 

-Perdón por esto Satsuki…no quería involucrarte…-susurró.

 

-Descuida, ten cuidado, ambos… ahora serás el exmarido que me dejó por su asistente y huyeron con mi bebé pero… en secreto son mis mejores amigos, mi familia y mientras pueda los defenderé….-les deposita un beso en la mejilla a ambos- y no se librarán de mí, nos volveremos a ver ¿sí? –los chicos asienten agradecidos por la chica, ella les dio la mano muchas veces y nunca se lo terminarían de pagar. Era hora de partir, se volverían a ver y todo estaría bien. Por otro lado el pelinegro y el peliverde se despedían de mano y partían, era hora de aclarar varias cosas.

 

-Shin-chan tú…nosotros-abrazó al pequeño Kazuto mirándolo.

 

-Solo si quieres, si quieren – Takao se sonrojó, ¿Qué se supone que significaba eso? – te estoy diciendo de algo más… nosotros juntos.

 

-Eres tan….tan tú que ni siquiera puedes pedirlo como debes…-rió y se detuvo, el otro también paró su marcha. A Midorima le temblaban las piernas, apenas pudo notarlo cuando detuvo su marcha; poco tiempo tuvo para reaccionar cuando tenía al bebé entre sus brazos, Takao se lo había entregado- él viene dentro del paquete…

 

-Lo sé…me haré responsable de ambos –susurra.

 

-Entonces Kazuto, cierra los ojos porque papá y yo vamos a hacer algo…-el pelinegro se alzó de puntas y le besó, un beso tierno y corto pero suficiente para sellar esa unión. A pesar de ser corto le llenó de emociones, eso y ser llamado papá… a Midorima le encantaba como sonaba eso, como sonaba todo, como pintaba la vida con esa nueva familia.

 

 

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Un día entero había pasado y se respiraba un ambiente más ameno en los pasillos del hospital. Kise con las manos en el rostro respirando suave, parpadeando puesto que sus ojos aún estaban hinchados de la noche anterior. Fue horrible, demasiadas emociones para tan poco tiempo. Ni que decir de Murasakibara y Akashi que seguían velando de cerca a su compañero de cuarto a pesar de que le pidieron al más alto que reposara después de la cirugía, no había tiempo para eso, su pareja y su nuevo amigo requerían de su apoyo.

 

Koganei se había encargado de llevarles comida y hablar con Sakurai, los otros no habían reunido el valor puesto que eran muy lerdos para ese tipo de cosas además Akashi se sentía un tanto culpable, él había atraído a Reo. Con respecto a este último aunque la policía seguía declarando en los noticieros que era un prófugo nadie había reportado el incidente, no había caso, no quería ser parte del ojo público, no quería inmiscuir más en ello. Era hora de enterrar ese capítulo.

 

Los únicos reunidos en el lugar justo ahora eran Akashi, Murasakibara, Kise, Aomine y Koganei quienes esperaban alguna noticia, por su parte Midorima y Takao no se habían presentado en todo el día pero informaron que llegarían.   El médico apareció, preguntó por los familiares de Sakurai y por petición del joven anteriormente dijo que no quería que ellos se enterasen así que los únicos que sabían eran sus amigos, ellos recibieron la noticia.

 

Midorima apareció, detrás de él Takao. Apenas los vio Kise se alzó para contarles toda la historia y detuvo su andar, miró al bebé en los brazos del pelinegro y sus ojos temblaron a punto de llorar. ¿Era real? ¿Kazuto estaba de vuelta? Ni siquiera saludó como se debía y corrió a cargar al pequeño para darle pequeños besitos en las mejillas.

 

-Tio Kise te extrañaba, santo cielo …espero que me recuerde –decía emocionado- mira, mira Aominecchi… ¿no es precioso mi sobrino? –le llevaba el bebé al moreno quien alzó una ceja, poco trato tenía con los bebés. – no pongas cara como si vieras un bicho raro…anda que algún día tendremos el nuestro –le pasó a Kazuto y como pudo Aomine lo cargó, era un asco para tratar pequeños pero por suerte Kazuto estaba tranquilo y no lloró.

 

-Hey, no trates a mi bebé como un juguete…díganme ¿Qué sucedió con Ryou-chan? –preguntó Takao a Akashi quien, aunque deseaba cargar al pequeño, se mantenía más sensato.

 

-Sufrió un accidente…en los ojos –dijo serio- fue muy grave, perdió la vista

 

-Dios mío…esto no puede estar pasando. –Kise reapareció con el pequeño en los brazos y una sonrisa en los labios.

 

-No te preocupes Takaocchi… todo está bien ahora…-Takao no entendió el por qué en ese momento pero dentro de la sala de operaciones el chico dormía, todo estaría bien ahora….

 

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>>>>>>>>>>>>>>>>> 1 semana después <<<<<<<<<<<<<<<<<

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Apenas despertaba unos momentos y volvía a dormir pero ahora se sentía más lúcido, todo más claro. Los médicos entraban, revisaban sus signos y salían. Las enfermeras le daban comida, le preguntaban si todo estaba bien y se iban. Le habían explicado su situación, todo estaba bien ahora. Miraba la ventana, se había asomado ahí un par de veces y sabía que ese era un lugar extraño, aun cuando se concentrase no conocía aquel sitio. La enfermera entró nuevamente, le dio un medicamento dentro del suero para calmar el dolor y se detuvo antes de irse.

 

-Tiene una visita ¿Quiere verle? –le preguntó. El peliceleste asintió, estaba expectante, sería la primer visita desde hace dos días que despertó. Entró a la habitación Kagami vestido con ropa casual, se veía en sus parpados el desvelo, el cansancio de tantos días de desvelo. Sonrió como siempre y buscó sentarse en la silla de al lado. Kuroko le miraba sin decir nada, sin mostrar expresión, siempre fue así.

 

-¿Cómo te sientes? –preguntó el pelirrojo. Kuroko dudó y asintió.

 

-Estoy bien… -dijo bajando un poco la mirada.

 

-¿Te duele algo? –negó con la cabeza y el otro se sintió más relajado - ¿Sabes que ha pasado?

 

-Me lo ha explicado el doctor, es un poco confuso todo esto…-miró hacia al frente, a un punto incierto- una operación al cerebro… por eso estoy así.

 

-Si, pero ya estás bien ¿no? Ya no hay más tumor, ya podremos volver a Japón – Kuroko apretó los labios, los puños y después los ojos pero nada. Miró a Kagami con el cejo fruncido, esa expresión rara vez la hacía - ¿sucede algo?

 

-Yo…-dudó y decidió hablar- no puedo recordar quien es usted… -aquello, estaba preparado para aquello pero fue muy duro escucharlo. Kagami sonrió y le tomó la mano intentando mostrarse fuerte.

 

-Ya lo lograrás, recordarás todo…¿sí? No te estreses –ríe para darle confianza. Kuroko asiente más tranquilo aunque aún tiene curiosidad, sabe que ese chico es importante en su vida, lo sabe por su manera en que lo mira, por como toma su mano, por cómo le habla y sin embargo hay huecos, sabe que lo ha visto muchas veces pero su nombre, cosas importantes, no hay nada ahí por más que busca solamente un sentimiento melancólico y un cosquilleo producido después de que tomó su mano, una calidez hermosa.

 

-Gracias…-susurró sin más. Tiempo al tiempo, Kagami sería paciente y ayudaría a Kuroko, no se rendiría aunque tuviera ganas de llorar por ser el único de ambos que podía recordar los maravillosos días que pasaron juntos.

 

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Terminó de limpiar la herida con cuidado y colocó una gasa. Ya estaba cicatrizando de buena manera pero sería un proceso un poco tardado. Hizo a lado las cosas que usó y se sentó en el colchón justo a lado de su cuerpo. Suspiró y miró la habitación vacía.

 

-Necesitamos una cama…-el pelimorado asintió.

 

-Cuando me recupere de esto buscaré un trabajo Aka-chin…-dijo Murasakibara mirándole. Akashi se tiró a su lado.

 

-No me refería a eso, los dos podemos… -el otro negó.

 

-No me arriesgaré a que sepan de ti… Aka-chin no te preocupes… -le sonrió con dulzura- en una pastelería cercana de aquí buscan gente, iré pronto …

 

-¿Sabes cocinar? –dijo alzando una ceja.

 

-Se hacerlo…

 

-¿Cocinarías para mí? –el chico le miró, una mirada profunda que estremeció al otro.

 

-Si prometes nunca irte…-el pelirrojo fijó sus orbes dispares en el otro y se acercó, estiró el cuello hasta alcanzar sus labios. Un beso húmedo, suave y sin pretensión pero que despertó algo en ellos sin querer, una llamarada.

 

-Nunca me iré, jamás…-entrecerró los ojos y volvió a besarle, algo más pasional. Pronto Sakurai volvería, había que aprovechar aunque estaba temeroso de reabrir la herida de la cirugía pero eran más las ganas, el deseo que producía cada beso de Murasakibara. Aquel no era experimentado pero lo tocaba y lo besaba de forma que parecía que sí y a pesar de eso cada noche se quedaba con ganas de más para no hacer un movimiento en falso y hacerle daño. Sin moverse de su lugar con sus grandes manos le acarició la cintura, las caderas y de ahí le tomó firme para guiarlo y sentarlo en su entrepierna.- Atsushi…

 

-¿Qué pasa? –dice buscando sus labios, algo difícil con la distancia.

 

-Tu herida…voy a lastimarte…-el otro sonrió, cuando Murasakibara quería derretirlo con una sensual sonrisa lo hacía y ese era el momento.

 

-Yo estaré bien…podrías ser tu quien salga lastimado…-le susurra moviéndose contra él. Akashi muestra un carmesí en sus mejillas, sabía a lo que se refería pero sonaba vergonzoso aunque excitante de igual forma. Decidió seguirle el juego, si veía alguna señal tomaría autocontrol para detenerse. Empezó a moverse contra él mientras se estiraba para besarlo, se dejaba tocar por esas enormes manos que le paseaban por la espalda hasta su trasero y lo apretaba haciéndolo gemir, desear más.

 

Tenía que ir lento, no acelerarse por su condición pero ¿Se podría controlar cuando el otro estaba tocándolo así? Esas manos se colaron, lo invitaron a levantar las caderas y este cedió y descendió poco a poco la ropa mostrando el suave trasero de Akashi el cual acarició con delicia haciéndolo estremecer. Se aferró a la camisa de Atsushi y se levantó un poco para irla quitando con cuidado procurando no desprender la gasa que cubría su herida. Le besó las costillas, el pecho y subió hasta donde su cuerpo alcanzaba. El grande tomó de su barbilla y le besó mientras lo sentaba sobre su erección notoria aun con el pantalón puesto y se restregó un poco contra él.

 

Buscó desprender la camisa de Akashi, este cedió gustoso y le ayudó. La camisa era de Kise, le quedaba enorme y fue arrebatada fácilmente mostrando su desnudez, su excitación, su piel en todo su esplendor. Movimientos eróticos por encima del chico mientras se mordía el labio inferior ¿Cómo hacía para lucir tan esplendido? ¿Quién diría que su mejor amigo lo pondría con tan solo besarlo? Akashi buscó la hebilla del pantalón y se la arrebató para después buscar el botón del mismo, estaba ansioso por sentir al otro…por qué lo deseaba, porque lo amaba. Se separó y le arrancó la prenda por esas largas piernas, tenía un ligero bello, bastante atractivo a los ojos del pelirrojo pero no tanto como esa protuberancia en su ropa.

 

-Aka-chin… -el otro sonrió seductor, provocativo.

 

-Esta vez yo te consentiré, por todas las que te debo…-susurró y se inclinó hacia la tela mojándola con su lengua. A Atsushi se le iba a salir el corazón de ver como el otro humedecía la prenda lamiendo por encima de la misma, deseaba tanto ser uno con ese chico. Estuvo así un poco y lo miró con una sonrisa retadora para después desprenderle el bóxer poco a poco haciendo que la gran erección saliera totalmente alzada. Era grande, muy grande, perfecta para las ganas del más bajo.

 

Lo tomó entre sus dedos y lamió de arriba abajo, paseaba la lengua por la punta y volvía a bajar hasta después introducirla en sus labios mientras acariciaba lo demás. No entraba por completo, se lo imaginaba pero hacia el intento hasta sentir que tocaba su garganta, podía asfixiarle con eso pero sería una muerte placentera. Rió en sus adentro siguiendo en su labor, viendo como Murasakibara movía la cabeza hacia atrás en señal de placer, de gusto por aquel acto. Movió la cadera contra él y Akashi hizo un sonido como si fuese a toser.

 

-Lo…lo siento –dijo el chico. Akashi se negó – es que…eres bueno…

 

-Te creo…-dijo después de separarse del falo- pero no es motivo para ahogarme así…-el otro hizo un puchero que enterneció a Akashi. Este tomó la mano de Atsushi y lamió los dedos gustoso, con placer desorbitando la mirada. El otro le observaba mientras con su mano libre paseaba por el pecho pálido del joven, por el abdomen, el ombligo hasta su pene. Lo tomó y empezó a masajearlo lento haciendo que Akashi lanzara una queja, un gemido, una súplica de más. Empezó a hacerlo más rápido mientras seguía lamiendo esos dedos excitándolo, mordiendo un poco y volviendo a lamer hasta dejarlos humedecidos totalmente, listos para lo suyo.

 

Murasakibara los paseo hasta el inicio de aquella línea en su trasero y Akashi gustoso abrió un poco mientras el otro seguía masajeándole con la otra mano. Sintió como un dedo se intentaba colar deliciosamente, como se abría paso haciendo de su cuerpo algo sin control gobernado por la emoción. Aquel dedo largo entró profundo y salió en diversas ocasiones y pronto otro más le acompañó haciendo decir su nombre en voz baja, los gemidos habían empezado. Los movía de forma circular entrando y saliendo, acostumbrándolo a la sensación que, aunque no era nueva para él, sería la mejor. Dejó de masturbarle para introducir el tercer dedo y concentrarse en sus movimientos. Akashi no pudo controlar otro gemido y se empezó a mover contra la mano de Atsushi deseoso.

 

Cuando el dolor dio paso al placer, cuando sus mejillas estaban sonrojadas y su cuerpo cálido sacó los dedos. El pelirrojo se acomodó entre las piernas y buscó una pose óptima, la más cómoda. Tomó la erección de Murasakibara y empezó a buscar su entrada para ponerla ahí, para sentarse en ella lentamente. Lo hizo, era muy grande pero le gustaba así, le gustaba mirarle a los ojos y que notase cuanto sentía por él, su emoción por este momento. Entró hasta donde pudo, buscó sus manos y entrelazó sus dedos.

 

-¿Estas bien, Aka-chin? –preguntó preocupado, el otro como respuesta se levantó y se dejó caer en la erección arrancándole un gemido a ambos. Volvió a hacerlo, aquello le había gustado. Un gemido más sonoro y otro seguido de ese. Empezó a dar saltos en él, en su falo que exigía seguir tocando ese punto sensible, le era fácil llegar a él. Akashi se cubrió la boca pero no para callar su sonido, fue un impulso.

 

-Atsushi…-gimió su nombre en un recordatorio de que era él y solo él quien podía hacerlo gemir a ese punto, darle placer hasta tales niveles. Aquello era demasiado, no importaba si era el incómodo colchón de la vacía habitación era suficiente con eso. Murasakibara lo tomó de las caderas y lo hizo caer contra las sabanas, el otro le reprendió- te lastimarás.

 

-Estoy bien…-dijo para aumentar las embestidas por encima de él, no pudo regañarle más porque le calló la boca con gemidos, con besos, con un par de mordidas. Le tomaba de las piernas para separarlas, casi podía entrar por completo en él, era maravilloso como se amoldaban el uno al otro.

 

Akashi tembló, estiró las piernas víctima de un orgasmo silencioso que se escapó a modo de temblor liberando su semen entre ambos. Murasakibara no se detuvo, no quería que se detuviera menos ahora que estaba más sensible que antes, aunque algo agotado pero soportaría con tal de sentir más.

 

Murasakibara seguía arremetiendo contra él, besándole las piernas, sudando levemente y acariciándole el cuerpo. Akashi era hermoso, era perfecto para él, era todo lo que buscaba en alguien a pesar de que no buscaba precisamente. Estaba agradecido de haberle encontrado, de poder compartirlo todo con él : corazón, alma y  ahora cuerpo. Se inclinó hacia enfrente, Akashi gimió fuertemente y Atsushi hizo un sonido ronco terminando ahí dentro de él mientras el otro llegó a un segundo orgasmo cosa que nadie había logrado y menos en tan poco tiempo. Temblaba aún más que la primera vez, no podía controlarse. Lucía gracioso verlo así, cubriéndose los ojos por todas esas emociones. El pelimorado le quitó las manos del rostro para verlos, Akashi se quejó pero se dejó ver. Se inclinó a pesar del dolor de la herida para besarle, estaba enamorado de esas expresiones que solo él tenía derecho a ver, estaba enamorado de Akashi.

 

-Te amo…Aka-chin…-susurró. El pelirrojo le miró y sonrió ladino.

 

-Te amo Atsushi…-dijo para dar paso a más placer, la noche era joven y la casa estaba sola. ¿Qué más podrían hacer?

Notas finales:

Me hicieron de lío por no poner spoiler así que se ganaron una spoileada(?) El siguiente capitulo es de 1 mes despues de todo esto.... !!1 mes!! ¿Que pasa en todo ese mes? nada en realidad, trabajar...cosa que si se dieron cuenta Midorima ya no hacia ya se le acabó el permiso economico xD

 

Como dato importante  de los protas de este fic el único que no perdió s trabajo fue Midorima hahahaha y era el que menos trabajaba. Bueno. ¿Quieren más spoiler que eso?

 

Que les parece que Kagami y Kuroko regresan de USA ¿Como será el encuentro del olvidadizo con sus amigos? 

 

¿Más spoiler? Pues Kagami al fin preguntará por Himuro.

 

¿Donde está Himuro? De parranda, violando gente...NO SE. (?)

 

Esperen una semana y lo sabrán...o tal vez en dos.

 

-Yisus


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