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Viva la vida por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del capitulo:

Perdón por tardar una hora más en subirlo....VIVA LA VIDA en su penultimo capitulo. Es hora de dar descenlace a esto.... es hora de vivir!

 

Y como anuncié en mi facebook proximamente publicaré unas nuevas historias dominicales.

 

Y..... me preguntan sobre el nuevo personaje...aparecerá en el ova. Disfruten!

-Puedes tocar la puerta…-susurró Kise.

 

Kagami estaba de pie, estático en la acera de aquel lugar. Algunos recuerdos arribaron a su mente. El pasado se proyectaba en su mente como una vieja película llena de emociones, de momentos. Aquel instante en que se sentía tan solo por la vida, donde sus padres le maltrataban, le golpeaban y lo hacían menos; perteneciente a una familia de adicciones, de caos y dolor su camino fue detenido por un rostro inexpresivo de un chico de cabellos oscuros. Ahí, debajo de esos arbustos en el jardín el pequeño Kagami lloraba arrinconado después de haber sido golpeado por su padre que trabajaba en aquel lugar y todo porque no pudo cumplir su tarea.

 

-¿Te da miedo la oscuridad? –preguntó el chico inexpresivo.

 

-¿Eh? –no entendía porque la pregunta ni el que hacia ahí, nunca lo había visto.

 

-¿Temes a las arañas? –volvió a preguntar. Kagami estaba más confuso pero negó con la cabeza infantilmente.

 

-No tengo miedo a nada –reprochó con seguridad.

 

-Entonces no llores…los valientes no lloran –el chico se cruzó de brazos y emitió una leve sonrisa – soy Himuro Tatsuya, seamos hermanos.

 

Y como uno de los recuerdos más vivos y hermosos de su mente estos se manifestaron mientras veía aquel mismo jardín en donde conoció a su única familia en aquella enorme casa donde vivía aquella pareja de adultos junto a su hijo único. Tantas risas, juegos, locuras y crecer juntos mientras afuera, en la vida real, todo se derrumbaba para el pelirrojo. Después, solo dolor.  Ser separado de su lado fue sin duda muy doloroso para ambos.

 

-Este es el lugar donde solíamos jugar, este es nuestro hogar….-emitió- ¿Está ahí? –preguntó apretando los puños el de piel tigreña.

 

-¿Quieres verlo? Toca la puerta y entenderás – Sakurai por detrás de ellos observaba la escena. Recordar que ese fue el lugar donde estuvo encerrado por tanto tiempo no era grato pero tampoco era para temblar de miedo y llorar. De repente todo eso parecía tan lejano, como si hubieran pasado diez o veinte años. No dolía, sentía muchas cosas menos dolor…tal vez ansiedad y curiosidad, melancolía tras el último recuerdo que tuvo de Himuro.

 

Kagami suspiró y abrió paso hacia la puerta de ese lugar. Temía lo que encontraría detrás de esa puerta ¿Estaría Himuro en ese lugar? ¿Qué pasaría a partir de ahora? Mientras acercaba su mano a la puerta una duda, un sentimiento de culpa lo abordó. Tal vez si estuvo muy mal lo que hizo pero dejarle a su suerte, dejarle enfrentar solo con todo ese peso de sus culpas no es lo que la verdadera familia hace y debía explicarle que su ausencia se debió a que encontró a su persona especial y que este le necesitaba. Debía explicarle.

 

*toc toc toc*

 

Retrocedió un par de pasos. Sakurai tembló levemente, ¿Acaso lo volvería a ver? ¿Qué pasaría después de este encuentro? Los seguros de la puerta se movieron y esta se abrió lentamente. Adentro, un pequeño niño los veía con curiosidad ladeando la cabeza. Era tierno, muy pequeño pero vivaz.

 

-Eh…hola –se atrevió a decir Kagami – disculpa ¿está em…Himuro Tatsuya? –el niño negó con la cabeza e hizo una mueca. Kagami miró a Kise y este se mostraba inexpresivo. Pronto una mujer apareció frente a ellos sujetando el hombro del niño –oh,  buenas tardes….disculpe. Busco a Himuro Tatsuya.

 

-Buenas tardes –dijo la joven dulcemente- ah, temo que esa persona ya ni vive aquí… -emitió- hace poco más de un mes nos vendió la casa. Bueno, su representante hizo el trato y pues… el ya no vive aquí lo lamento.

 

-Descuide… disculpe las molestias – se disculpó Kagami haciendo una reverencia y se retiró mientras la puerta detrás de él se cerraba. Kise se giró sobre sus talones sin decir nada pero el otro le dio alcance esperando a alejarse un poco de la casa donde estaban. –Kise, explica que no entiendo nada.

 

-No sé qué no entiendes, Himurocchi vendió su casa… -dijo con sencillez cruzado de brazos mientras caminaba calles abajo.

 

-¿Por qué haría eso? Esa casa es el único maldito recuerdo de sus padres, algo que ellos amaban y cuidaban demasiado –Kagami le sujetó del hombro y lo detuvo. Sakurai aún les seguía en silencio escuchado de lo que charlaban y deduciendo.

 

-No sé, tal vez encontró algo más que amar y cuidar. –alzó los hombros.

 

-Te equivocas…sus padres eran lo más importan….-Kise le detuvo.

 

-¡Kagamicchi! Él encontró algo más importante –le dio un golpe en el pecho con el dedo índice- ¿Por qué eres tan lerdo?

 

-¿Qué dices?....

 

-¿Quién crees que salvó la vida de Kurokocchi? El anónimo… -suspiró apretando los labios- Himurocchi dejó atrás lo único que conservaba de sus padres para que tu no perdieras lo que te hacía feliz. –Kagami estaba impactado, tembloroso, incrédulo a decir verdad. No sospechó que Himuro había donado el dinero para la cirugía de Kuroko y para el viaje a Estados Unidos y mucho menos que había sacrificado su única pertenecía, su patrimonio.- Aun así él pidió que no dijéramos nada… no trataba de recuperar nada del pasado solo…quería darte un mejor futuro.

 

-Pero…-no supo que decir, estaba confuso. Pensar que gracias a Himuro aquel peliceleste seguía en este mundo, a pesar de que nunca le había visitado ni preguntado por él fue el único en alzar su mano y dejarlo todo para que viviera.

 

-¿Dónde está él? –preguntó al fin Sakurai después de pensar que tras salir de prisión el chico no tendría un lugar donde vivir, sin dinero ni trabajo, sin soporte ni apoyo no podría haber llegado muy lejos. Cometió un error al librarlo de su único techo por culpa de un impulso.

 

-Aún hay más. Acompáñenme….-dijo entrando a un callejón muy estrecho – cuando Himurocchi salió de prisión la única persona que podía apoyarle era Aominecchi. Es su mejor amigo ¿uh? Tampoco podía dejar desprotegido a su amigo aunque dañase al mío… tengo corazón de pollo ¿ok? –exclamó a tono gracioso para liberar la tensión del ambiente pero no ayudó en absoluto.

 

-Entonces ¿Por qué Aomine no sabe dónde está y tu si? –Kise se detuvo y sonrió levemente.

 

-Pues cuando buscó a Aominecchi solo me encontró a mí y yo…cometí un error…por lo cual no pude decirle a él de mi encuentro con Himuro pero si le dije que estaba fuera de prisión y que le había buscado…así que posiblemente después de esto Aominecchi me acueste sobre sus piernas y me nalguee…cosa que suena bien…

 

Los chicos detrás de él se miraron, Kise quien era el rey del drama parecía ahora querer amenizar la sorpresa y el estrés con bromas, algo raro con él. En silencio Kagami se sintió tranquilo, su amigo rubio había madurado mucho gracias a ese amor que tenía por el moreno. De alguna forma todos habían madurado, a igual Sakurai que se veía con un poco más de seguridad ahora. En el pasado tal vez estaría temblando, se hubiera disculpado y huido pero ahora caminaba a paso firme al encuentro de quien fue su captor. Posiblemente tenía que ver con la empatía que manifestó antes.

 

Llegaron a un lugar, los barrios bajos de la ciudad que estaba lleno de niños con ropas rasgadas, con hombres tomando alcohol y mujeres pestilentes. Suciedad, gritos, problemas y caos…todo era un mundo diferente al que afuera se mostraba y entonces pensaron que en aquella ciudad todos y cada uno enfrentaba al demonio de sus problemas. Atravesaron el lugar, algunas personas se ocultaban debajo de sus capas y otras miraban curiosos al grupo que entraba. Al terminar aquel camino llegaron a otra calle donde cruzaba gente “más común”.

 

-¿Dónde estamos, Kise? –dijo Kagami mirando a todos lados.

 

-Sakuraicchi…-lo llamó y el otro reaccionó- discúlpame, antes de todo discúlpame…-susurró él y lo tomó del brazo hasta que se detuvieron ante uno de los pordioseros de la zona, uno de los hombres que pedía dinero.  Este a diferencia de todos no alzaba su mano, solo estaba sentado ahí con sus cabellos cubriéndole parte del rostro.

 

-¿Es un día hermoso? –preguntó el pelinegro  alzando la vista a grupo de tres chicos. Kagami abrió los ojos de golpe, Kise estaba cabizbajo y Sakurai estaba demasiado sorprendido, el corazón se le detuvo- yo…realmente no puedo ver si es un día hermoso…-susurró por lo bajo. Sus ojos emblanquecidos reflejaban una ceguera indiscutible. Sakurai se cubrió los labios intentando hablar pero no pudo, no podía decir nada “no puede ser cierto” se reprendía en su mente.

 

-Himurocchi…-susurró Kise.

 

-Kise… pude oír tus pasos y los de otras personas…-apretó las telas de su ropa – debieron decir que vendrían yo… no estoy en mi mejor condición ¿saben? –rie lastimero, casi como una daga.

 

-Tatsuya…-susurró Kagami inclinándose a la altura del pelinegro.

 

-Tiger…¿Cuánto tiempo? ¿No te has casado? – Kagami sonríe, eso mismo le preguntó aquel día que se reencontraron.

 

-No, recuerda lo que decíamos de pequeños…las niñas apestan –ambos rien un poco, casi como un código secreto- como si no lo supieras, tonto.

 

-Bueno, ahora sé que no debo de confiar en los rubios ¿Eh, Kise? –reprendió- ¿Alguien más está ahí? –dijo dudoso y por dentro estaba nervioso por escuchar a su hermano pero intentaba disimular detrás de su inexpresividad.

 

-Yo…lo siento –Himuro cambió su rostro a uno más serio y suspiró.

 

-Descuida, no dolió como otras cosas. –dijo intentando tranquilizarle cuando escuchó los sollozos de Sakurai quien se limpiaba las lágrimas liberándolas con fuerza.

 

-Lo siento…-repetía una y otra vez derrotado ante esa imagen.

 

-En serio, estoy bien… solo un par de piquetes y después eso…yo…no quería que tuvieran que saber todo esto…no era mi intensión –dijo derrotado, cabizbajo.

 

-Tatsuya… lo siento por no buscarte…-dijo igual cabizbajo. En el ambiente se respiraba dolor, se respiraba la culpa de los tres que de alguna manera se habían herido. Kagami tenía una lagrima rodando, era demasiado tal vez.

 

-No tenías que hacerlo. Me cuidaron bien en prisión y aquí, ahora…estoy bien –alzó la cabeza- me han cuidado bien también, hay gente muy amable en este lugar…. Tiger, no llores…los valiente no lloran…

 

-Tatsu….-susurró- Tenemos mucho que decir…-Kagami tomó su mano, Himuro tembló – vamos…

 

-No creo que deba ir con ustedes a ningún lado, yo no…-no se sentía bien con ello, el pelinegro no sentía merecerlo. Todo lo que perdió hasta ahora era parte de su castigo y se convenció que aquella vida es la que debía de llevar-por favor…

 

-Por favor…-susurró Sakurai al mismo tiempo arrodillándose al otro lado de Himuro. Este seguía en su vista hacia la nada escuchándoles- por favor…vamos…-tembloroso puso su mano encima de la del chico y acarició sus dedos con suavidad. Himuro se quedó sin palabras, sin argumentos.

 

-Anda Himurocchi o te llevaremos arrastrando… todos están esperándonos aun en casa de Kurokocchi… el chico al que salvaste.

 

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Los murmullos de la charla se hicieron más presentes al abrir la puerta, después un silencio.  Entró a pasos lentos con nerviosismo, con ansiedad y preguntándose qué clase de personas estaban ahí. La risa de un bebé se hizo presente rompiendo el ambiente tenso.

 

-A Kazuto le gustan los lentes de papá –dijo al ver que el bebé golpeaba los cristales de los lentes de Midorima de lo más entretenido. Este no se quejaba, permitía que el niño risueño siguiera en lo suyo.

 

-¿Ya puedo cargar el bebé, Mido-chin?- preguntó Murasakibara de cerca que llevaba rato de curioso ante la criatura. El peliverde negó, conocía al alto como para saber que era peligroso que tuviese a un bebé en brazos. Este se quejó por lo bajo.

 

-Quiero presentarles a alguien –dijo Kagami teniendo la atención de los chicos- él es Himuro Tatsuya, mi hermano –aquel se sintió extrañado de ser presentado así. Los chicos se miraron, ya tenían un conocimiento leve de la historia detrás de ese joven pero no de todo lo ocurrido después del secuestro. Al que menos alegría le dio de verlo fue Takao pero si Kagami y Sakurai estaban con el chico significaba algo bueno ¿no?

 

-Tus ojos son raros –dijo Murasakibara curioseando en los orbes del pelinegro quien escuchó al joven.

 

-¿Cómo son los tuyos? –Atsushi parpadeó confuso – no puedo verlos…

 

-Ah… son normales creo… -pone una de sus enormes manos en la cabeza del más bajo- hola hermano de Kaga-chin.

 

-Hola…-sonrió. No se sintió juzgado ni incomodo del otro joven y eso estaba bien. Estaba dudoso de conocer a esas personas pero era un primer paso.

 

-Soy Murasakibara Atsushi –se presentó. Su pareja le dijo alguna vez que eso era lo correcto tras conocer a alguien.

 

-¿De modo que este es el chico que destruyó mi imperio?- dice en tono amenazante, todos han temblado –creo que tengo una deuda contigo….

 

-¿Tu eres?...-se dirigió a la voz de hablaba a lado de Murasakibara.

 

-Akashi Seijurou… solía tener el nombre de líder de la Casa Roja…pero solo era un título sin valor –dice simple y con claridad.

 

-Él nos cuidó todo este tiempo por eso no queríamos delatarle…-Kagami lo guió hasta un sillón y se sentó.

 

-Vaya yo…lo siento por todo. De saber que cuidabas de ellos no me hubiera puesto así… -se talla los cabellos.

 

-No entiendo por qué estás aquí después de todo –emitió Takao- pero si ellos te han traído debió ser por algo y creo entender un poco al ver tu estado.

 

-Yo no merezco estar aquí, no siento merecerlo…

 

-Pero estás aquí… aprovéchalo. –sonrió y se acercó –soy Takao y mi prometido Shin-chan anda por ahí de amargado con nuestro bebé risueño. Soy amigo de Kagami pues también estuve en la Casa Roja. –suspira y rie con fuerza- nos has metido en muchos aprietos pero bueno, bueno…ya sabrás todo. Al menos todos estamos aquí…

 

-Yo…-los pasos y la voz de alguien desvió toda la atención. Kuroko en el marco del pasillo veía a toda la gente reunida en su sala y los miró confuso- ustedes…

 

-Kurokocchi…-Kise se acerca temeroso y este lo observa.

 

-Sé que son mis amigos pero ah…-se talla la frente- es un poco confuso esto…-susurró. Acto seguido miró a Himuro y parpadeó- a ti…¿te he olvidado?

 

-Él es Himurocchi… él te salvó la vida. –Kuroko le observó inexpresivo, miró esos ojos que estaban fijos en un punto aleatorio y se abrió paso entre todos en silencio hacia Himuro. Se paró frente a él, un silencio reinó ahí e hizo una reverencia.

 

-Le debo la vida… si puedo hacer algo para salvarle…hágamelo saber –dijo formal y sincero. Era lo menos que podía hacer.

 

-Haz….Haz felices a todos y con eso me sentiré salvado –alzó su mano buscando el tacto de aquel chico que tenía el corazón de su hermano –sobre todo a Taiga.

 

-Entendido…-tomó su mano con ambas y sonrió levemente como si se tratase de un sueño, de una fantasía. Ese fue el primer encuentro de dos personas cuyos actos habían forjado a una familia de desconocidos libres, felices y con ganas de salir adelante. Era este el comienzo de un camino nuevo dentro de la comprensión, el crecimiento y el perdón … porque todos merecemos una oportunidad de vivir nuevamente cuando sientes que has muerto.

 

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Y pasaron tres meses más después de aquel encuentro y pese a la terquedad de Himuro sobre volver a las calles le convencieron de permanecer ahí apoyando como pudiese al cuidado de Kuroko cuando Kagami trabajara. No era la persona más apta por su condición pero cuando podía se sentaba frente a él y con total parsimonia le contaba una y otra vez los detalles de su vida actual, de la situación y todo lo que necesitase saber. Kuroko asentía y sentía esa calma al escucharlo.

 

Algunas veces Kise corría a su rescate y hablaba sin parar cosa que podía sofocar al peliceleste. Takao también asistía junto con Haizaki que le llevaba cuando Midorima no podía, todo por pasar rato con el renacuajo. Aun así, cuando hablaba mucho con Kagami y le contaba de sus días en prisión y de los momentos difíciles que pasó viviendo en las calles poco era lo que sabía de Sakurai. Se encontraban en reuniones pero no cruzaban palabras, ni siquiera preguntó sobre lo ocurrido y pensó que lo haría.

 

Era increible que tenía mejor relación con Murasakibara que con él, aunque no era de extrañarse pues no puedes ser mejor amigo de quien te secuestró… aun así le buscó, le dio libertad ¿Por qué? ¿Cuál era su plan?

 

-No creo que Sakuraicchi planee las cosas –dijo Kise tomando el té en la sala donde vivía actualmente Himuro. Después de muchas suplicas fingidas el chico le perdonó por ser el soplón más grande de la historia.  –creo que es cosa de sus dudas existenciales.

 

-Más bien debe ser cosa de su nobleza –al otro lado Takao le seguía a Kise tomando el té.

 

-¿Por qué no le preguntas? –los tres miraron a Kuroko quien emitió el comentario con naturalidad- así te quitas toda duda.

 

-No es tan fácil llegar y decir “¿Por qué me liberaste de prisión?” además…-estaba cabizbajo, todos le escuchaban con atención- prometí nunca buscarlo…y debe preguntarse por qué hice esto –señaló sus ojos.

 

-Y …¿Por qué lo hiciste? –cuestionó Takao. Todos se preguntaban lo mismo aunque la respuesta era obvia. En las reuniones, cuando se cruzaban y ese nerviosismo que emitían. Era una situación extraña después de lo que vivieron pero no imposible, no después de ver como Himuro sin quererlo se remendó con el grupo.

 

Bajo una serie de insistencias ahora estaba ahí en medio de esa sala llena de cuadros, de periódico y pinturas. El sol se colaba por las persianas y el olor a pintura se filtraba en sus fosas. Le habían llevado, se había resignado. Era hora de enfrentar todos esos fantasmas y acabar con eso de una vez por todas; respuestas, eso quería, eso tenía. Un suspiro de nerviosismo, había pasado tantos meses desde su primer encuentro, desde todas esas catástrofes y mar de emociones.

 

-No esperaba que vinieras…-emitió al fin Sakurai.

 

-No pensaba hacerlo pero… cuando Ryouta y Kazunari se unen es peligroso –dijo en tono gracioso, Sakurai sabía que eso era cierto.

 

-Ya, pobre…-sonrió - ¿quieres sentarte?

 

-No creo tardar tanto…-alzó los hombros y expulsó el aire de sus pulmones como si con eso se fueran sus nervios- no te preguntaré porque…yo te daré respuestas. Es lo justo después de todo. –Sakurai se tensó. Himuro no estaba seguro pero después se reprendía y sabía que debía decirlo – esto…-señaló sus propios ojos y sonrió ladino – es obvio lo que pasó…

 

>>>>>Meses atrás<<<<<

 

Poca fue su resistencia y bajo la lluvia siguió los pasos de Kise hasta llegar al hospital,  hasta caminar por los pasillos y escuchar lo ocurrido. Sin dudar, sin temer, firme y seguro fue al médico. Suplicó, insistió y dijo que esto lo hacía por sus propias razones, el médico se negó pero insistió más hasta lograrlo. Él donaría sus ojos. Tras algunos análisis de compatibilidad el proceso inició, ambos con los ojos vendados, ambos en la misma habitación viendo el techo sin decir nada. Sakurai tal vez pensaba que el otro chico a su lado estaba muerto mientras Himuro quería mantener su identidad secreta y mantuvo el silencio.

 

Las mascarillas de anestesia, el adormecimiento, como la realidad se difuminaba sin saber a ciencia cierta si estaba durmiendo o seguía consiente. Un susurro casi inaudible pero que se grabó en el subconsciente de Sakurai quien pensaba estar soñando nuevamente con él, con su voz… “Te amo…” resonó en su cabeza sin sospechar que el cuerpo a su lado pertenecía al mismo hombre que era dueño de sus pensamientos y en ese momento él quiso llorar, ambos quisieron llorar.

 

Al abrir sus ojos la luz, los colores, las formas, los contornos…nada estaba ahí. ¿Conoces el miedo intenso de tener los parpados abiertos y que las imágenes no estén? Por un segundo lo tuvo y después se fue, sabía que aquello era un tormento por el cual Sakurai no pasaría. Ese era su consuelo. Después, ser dado de alta y las calles de la ciudad eran su refugio. Caminar palpando las  banquetas y caer dormido cuando no sabía si era noche o día. Tanto pasó, conoció personas, personas fabulosas y ese mes tuvo compañía, tanta que se sintió solo sin Taiga, sin sus padres que debían estarlo observando en el más allá, sin Sakurai quien debía disfrutar de ver el amanecer. Eso, sencillamente eso, le robaba una sonrisa.

 

>>>>>>Fin del Flashback<<<<<

 

-Aun cuando lo sepa no entiendo…-preguntó el castaño.

 

-Lo sabes ¿no? –un carmesí apareció y secretamente agradeció no poder ser observado por el otro - ¿debo decirlo? Siento que está de más…

 

-No, yo debo decirte algo antes….-jugueteaba nervioso con sus manos y se acercó tomando de su muñeca- ven…- lo encaminó hacia una pared dejándole confuso ¿Qué hacia? –se que no ….no puedes ver…pero siente –tomó su mano y la puso encima del cuadro.

 

-¿Un cuadro?-alzó una ceja.

 

-Soy pintor… amo plasmar pinturas y… pues lo hago ahora más gracias a tus ojos…-su corazón palpitaba con fuerza gracias al tacto, afuera las luces de la ciudad se difuminaban y se volvían tensas, oscuras.

 

-¿Qué hay en el cuadro? –Sakurai reacciona, no se dio cuenta que observaba al rostro tranquilo de Himuro y que extrañamente esta vez no temía a él.

 

-Es un lago…una noche profunda, un muelle que se extiende y el reflejo de las estrellas en el lago…-susurra- en el muelle hay un hombre…

 

-¿Qué hace ahí? –cuestionó intentando imaginar el paisaje.

 

-Está sentado mirando el reflejo de las estrellas…él…él piensa que las estrellas están atrapadas en el lago y es su lago, le gusta mantenerlas ahí pero se pregunta porque por la mañana las estrellas se han ido –habla como si se tratase de una historia pero asi ve cada pintura- entonces descubre que sus estrellas están en el cielo y que siempre están ahí y que son felices arriba…entonces él es feliz también.

 

-Vaya…. Casi puedo imaginarlo –hizo una mueca de dolor, las estrellas son libres y felices, como lo es Sakurai y eso lo hace feliz a él también.

 

-Te deje libre porque eres una estrella también… - Himuro parpadeo confuso, sentía que esa metáfora iba a su persona pero no. – y cuando brillas en lo alto eres feliz y todos somos felices también.

 

-Te amo…-emitió de golpe, certero y sin chistar. Le estaba calando no decirlo, a Sakurai le estaba doliendo no escucharlo pero igual fue sorpresivo – por eso lo hice… y por qué prometí no volverte a ver…-rie con dolor, Sakurai entrecierra los ojos conteniendo las lágrimas a causa de esas palabras- yo cumplo mi palabra.

 

-Yo …-Himuro negó. – todo ha sido tan duro….han sido días terribles y no poder olvidarme de ti  no tiene sentido tú…-se detenía, estaba sollozando- lo he hecho por la misma razón pero no sé si es correcto hacerlo…sentirlo.

 

-Yo tampoco lo se… es de esas locuras que pasan…-sintió como la mano del otro se aferró a su camisa, como la cercanía de la respiración de Sakurai golpeó su mejilla, como la humedad de sus labios se unió con la propia. Un beso simple que rompía ese ciclo de dolor mutuo, de daño, de sacrificios e infelicidad. Un beso dulce, corto y que sabía a tanto a la vez. -…tal vez esté mal.

 

-Tal vez…-susurra- pero me volveré a disculpar –dice limpiándose las lágrimas.

 

-Siempre lo haces….-sonríe, ahora hablan entre susurros mientras sus almas gritan con esa voz chillante que se necesitan, que siempre se necesitaron pero que las circunstancias fueron horribles,  fatalistas. Hoy solo queda decir que ha pasado, que las heridas están casi curadas, que aún están llenos de cicatrices de una batalla pero que han vencido porque de eso se trata vivir…de sufrir y vencer. Un beso más y otro después. Unos pasos torpes, sobrios de memorias que arruinaron. Tal vez si Sakurai hubiera confesado, apoyado a Himuro sin entrar en pánico su historia hubiera sido más o menos como la de Kise y Aomine que a escondidas se encontraban para encontrar una solución.  Tal vez si Himuro hubiera abierto la puerta a tiempo no habría perdido los estribos, la razón. Pero eso ya no es posible ahora, el daño estaba hecho y era hora de cerrar capítulos y abrir nuevos.

 

Sakurai tiene que guiarle, ahora todo era más complicado para el pelinegro. Un beso en el cuello, caer sobre el colchón y emitir suspiros asfixiantes por todo esa conjunción de sentimientos que se manifiestan a modo de caricias torpes, casi parecen inexpertos pero realmente son sus nervios, su miedo. Himuro no puede verle pero recuerda su cuerpo a la perfección dentro de esa oscuridad. Se detiene, sus manos estan temblando y teme herirle nuevamente. No sabe que la noche ya cayó, que la habitación está oscura, que la casa está en silencio igual que ese día.

 

-No quiero herirte….no de nuevo –susurró a su oído.

 

-Estoy bien…-le acarició la mejilla. Estaba nervioso pero sabía lo que hacía.

 

-No puedo ver… -rie con melancolía, extrañaría ver sus reacciones en todo momento.

 

-Yo no veo muy bien, es de noche ya….-escudriña con sus manos hasta tomar algo como un paliacate- pero si esto sirve…-se cubre los ojos con él sin apretar el nudo –estamos en igualdad-  Himuro ha sentido el movimiento, sabe lo que ha hecho- creo que así estaremos más seguros ¿no?

 

-…has cambiado ….-susurra, le besa las mejillas. Ama aún más al nuevo Sakurai.

 

-¿L-lo crees? No me siento así yo…-lo cayó con un beso, con caricias. Exploraba a cómo podía el cuerpo. El otro torpemente pasó sus brazos por los hombros de Himuro y se permitió desprender la camisa, tocar el pecho, recibir su tacto glorioso y delicado, armónico. El paseo que los dedos de Sakurai hacían por la ahora desnuda espalda de Himuro era perfecto, frio pero hermoso. El sonido de los besos que no pretendían para nada herirle, que eran dados con suavidad, con sutileza.

 

Las caricias en la extensión de sus piernas, la desnudez que les exigía mostrarse aun cuando no pudieran verse y con la única opción de tocarse pero eso estaba bien, era perfecto después de negarse tanto y tanto a ello, después de pensar que nunca jamás volvería a pasar era como un milagro manifestándose entre sus manos, entre sus oídos susurrando sus nombres, lanzando gemidos cuando Himuro le acariciaba esas partes que le provocaban e invitaban a más.

 

Aquella danza de las uñas de Sakurai pintando en el cuerpo desnudo de Himuro posiblemente era la mejor obra de arte que jamás había pintado. Esos besos en su piel, el calor, sentirlo por encima de él rozándole todo, hasta el alma. Una punzada de dolor, otra y alguna más después de esa y continuamente un gemido que sonaba como a agradecimiento, a paz. Entró en él, lento y amable como nunca. Sus manos seguían paseándose en su cuerpo mientras los movimientos se incrementaron, mientras los golpeteos empezaron a sonar. Sakurai no temió a alzar la voz, a dejar que el placer escapara de sus labios y escucharlo era música para los oídos del pelinegro.

 

Y aquel acto no era precisamente el más salvaje o erótico que han tenido, si pudieras clasificarlo ante un experto en el tema te diría que la torpeza de sus movimientos, que sus nervios y el hecho de no poder verse hacia de eso un caos pero…si le preguntabas a ambos aquello era perfecto. Aquel acto que finalizó con un Himuro lanzando un gemido al unísono de un agotado Sakurai lanzando su semilla era la expresión más clara de un amor melodramático que tenía su conclusión final.

 

Pegó su frente a la de él. Paseo sus dedos por su pecho e intentaba calmar su respiración. No se necesita un experto para saber que aquello fue…hacer el amor.

 

 

 

Notas finales:

EEEEHH ¿Que les pareció? ¿Alguien sabe cuantos meses han pasado desde el primer cap? Fueron muchos, muchos creo. Bueno, como saben solo queda aclarar el romance complicado de los protagonistas...y llamo complicado al hecho de que Kuroko se olvida de Kagami a cada rato...eso jamás cambiará pero ¿quieren saber que será de ellos?

 

 

Recuerden que les debo el lemon de ambos. Esta vez sin spoiler, no hay mucho que decir. Al final del último capitulo daré spoiler del OVA estará sorprendente, no se lo esperan.

 

-Yisus

 

Pd. El último spoiler era fake...no agregué esa linea, lo olvidé :derp:


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