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Fuckin' Perfect por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del capitulo:

Gracias a ustedes que leen esta historia, se que lo hacen por la cantidad de 'views' aunque los comentarios son reducidos y es entendible, el fandom de haikyuu no es tan grande y los fanaticos de esta pareja tampoco son tantos aun así espero que les esté gustando.

 

Disfruten la actu. 

Una caricia delicada en el falo del profesor, un susurro que escapó de sus labios y se deformó hasta ser un gemido. La mano de Ukai sujetándole la erección creciente moviéndola a ritmo que el otro seguía saltando sobre él. Casi podía ver la nube cálida salir de sus labios por tan ardientes actos, mismos que le quemaban el cuerpo de una manera confortante.

 

Takeda se inclinó hacia al frente haciendo más rápidos los movimientos, más veloces, cada vez más  casi pegando la frente al pecho del otro para detenerse ante el inminente temblor, ante esa oleada de placer generada en la parte baja de su vientre, en aquella zona prohibida que ascendió hasta las extremidades de su cuerpo arrancándole un gemido letal.

 

El blanco en la mano de Ukai, tan viscoso y suave. Takeda no podía verle, hasta en ese momento el pudor le atacó y la pena de haber terminado en su mano. Ukai sonrió ladino, poco importó que él o el profesor se ensuciaran pues le tomó de nueva cuenta haciéndolo caer sobre la cama flexionandole las piernas comenzando un nuevo vaivén.

 

Tenía derecho, aun cuando estaba muy excitado se estaba conteniendo para disfrutar más del otro. Entrecerró los ojos con una sonrisa y le besó la frente para luego arremeter de nueva cuenta en una segunda ronda para el otro, una segunda ronda que dada su sensibilidad resultaba más placentera. Noviembre, es necesario mantener el calor en esas noches frías.

 

Fuckin’ Perfect : Décimo saque – Moteado bicolor.

 

Los días que siguieron después de la aparición de Hiroshi fueron más apacibles. Ukai se unió a ese círculo exclusivo de cuidados a Takeda y, aunque aún estaba tratándole a cuenta gotas, el poder acercarse, preguntar si estaba bien y recibir respuesta era un gran paso que le hacía sentir en calma. Al salir después del entrenamiento el profesor siempre iba acompañado de alguno de los chicos principalmente de Asahi hacia su nuevo pequeño hogar improvisado. Los veía partir mientras alzaba el brazo hasta que estos desaparecían al doblar la esquina, entonces bajaba el brazo, suspiraba y se iba a casa.

 

Su hogar era otra cosa que debía atender, sus padres desconocían totalmente el asunto y debía enfrentarlos, decirles lo que estaba pasando. Igual con sus abuelos y sinceramente Ukai estaba aterrado con su reacción. Una cosa era que ellos quisieran que el joven sentara cabeza e hiciera una familia y otra muy diferente es que le hiciera un hijo a alguien que tenía una pareja y que aparte de todo era su compañero de trabajo.

 

Ese día en la cena todos en su familia comían animados pasándose los platos, los vasos y conversando de sus actividades. No había mucho que decir, todos estaban en contacto la mayor parte del día puesto que la tienda era donde todos trabajaban y la ayuda del Ukai menor que con dos trabajos podía aportar suficiente para la casa. El rubio tosió un par de veces pero todos pasaron de él hablando de otras cosas haciéndole brotar una leve vena en la frente y volviendo a toser más fuerte hasta que harto habló.

 

—Escuchen, tengo algo que decirles —dijo el joven ganándose una reprimenda del abuelo.

 

—Espero que no sea otra de tus bromas, Keinshin.

 

—No es eso, yo…—dudó y miró a su familia que observaban esperando que emitiera alguna palabra o frase con atención poniéndole nervioso.

 

—Anda, ¿Qué sucede?— su madre decía impaciente. El rubio tomó aire y dejó la cuchara a pesar de que tal vez necesitaría de ella para defenderse de la batalla.

 

—Pues…voy a ser papá —el abuelo empezó a toser exagerado mientras alguien por ahí dejó caer su cuchara contra el plato y después el ruido del impacto inicial se volvió nada— siento no haberles dicho antes pero yo…—un abrazo le sorprendió, su madre estaba emocionada, de hecho todos sonreían felices.

 

—No puedo creer que lo hicieras sin casarte pero, ¡Santo cielo, Keinshin! Ya es un avance que decidieras tener tu familia —dijo la mujer.

 

—No te juzgaremos, tú naciste un poco antes de que tu madre y yo nos casáramos. Recuerdo que a nosotros no nos fue tan bien pero ahora todo está en calma. —dijo el padre con más tranquilidad.

 

—¿Y quién es? ¿Una dama? ¿Un doncel? —cuestionó la madre retomando su lugar y Ukai se sintió cohibido ante la lluvia de preguntas.

 

—Es…un doncel —dijo mirando a otro punto.

 

—Bueno, solo queda que nos lo presentes y después hablaremos de cosas como boda, seguro es un gran chico…espero que no sea un alumno ¿Eh? —Ukai se quedó frio ante lo dicho.

 

—¿Qué? Espera ¿Boda? …

 

—Claro, ustedes serán una familia, deben casarse —espetó el abuelo haciendo que Ukai recargara la espalda en el respaldo de la silla mientras todos los demás conversaban de la comida que organizarían para darle la bienvenida a los nuevos mientras de la familia ideando una fecha y todo lo necesario. La madre pensando que cocinaría mientras el abuelo y el padre pensando de que hablarían con el muchacho mientras que Ukai se golpeaba la cara mentalmente por no haber considerado ese factor o no haber dicho que ellos “no son precisamente pareja”. Ahora estaba en un verdadero embrollo.

 

Y ya iba por el cuarto mes y medio, la pancita ya era más notoria y redonda, vestirse era un lio por que las ropas no le quedaban y los bochornos crecían. Peor que al ver a Ukai a veces se sentía acalorado por lo cual giraba la vista hasta controlar esa sensación y se relajaba. Sentarse empezaba a no ser tan natural como antes, entonces extrañaba poder dormir bocabajo o realizar algunas actividades que antes no podía. Aunque el médico había dicho que ya podía ver a su pequeño prefirió esperar un poco más, necesitaba prepararse psicológicamente y además de todo debía informar al padre pues también tenía derecho de verlo.

 

Ese día Ukai estaba lanzando indicaciones al equipo, estos las seguían aunque aún por dentro seguían cuestionándose si lo dicho por su entrenador era cierto, si es verdad que él era el padre. No eran quienes para juzgar, sus razones debían tener para ocultarlo pero como un secreto a voces las miradas entre ellos dos no era algo que los de Karasuno no hubieran percibido y de alguna forma les hacía felices que, de ser Ukai el padre, Takeda sería más feliz.

 

Terminaron el entrenamiento, agradecieron y empezaron a juntar el equipo para partir. Ukai buscó valor de algún lugar del mundo para acercarse a Takeda y ya cerca volvió a implorar por valentía para decirle lo acontecido. El profesor parpadeó debajo de sus gafas al ver al otro parado ahí, estático como piedra y con esa expresión de tensión que resultaba bastante encantadora.

 

—Necesito de su apoyo…—hizo una reverencia suplicante sorprendiendo a todos los presentes y de igual manera al profesor por el acto tan descarado.

 

—Ukai-kun ¿Qué pasa? ¿Todo está bien? —dijo nervioso intentando que el otro se incorporase y dejara esa actuación.

 

—Mis padres quieren conocerle…—hubo un pequeño sonido de sorpresa por parte de los alumnos y luego se hicieron de la vista gorda fingiendo no haber oído nada y partiendo para darle privacidad a su profesor y a su entrenador.

 

—¿Por qué?...—hizo una pregunta muy irónica que, aunque así lo era, realmente debía hacerse para dejar las cosas en claro. Ukai se incorporó y miró avergonzado al profesor tallándose la nuca.

 

—Ellos están muy emocionados con eso de que ….ya sabe…—dijo sin poder espetar esa palabra— y quieren conocerle …a ambos…

 

—Yo no sé…no sé qué decirles ni cómo actuar. Nunca me habían….’presentado’—se regañó mentalmente. Aquello no era la típica presentación de una pareja porque ellos no lo eran, más bien querían saber quién engendraba a su nieto y bisnieto, seguro era eso. —¿Cuándo?

 

—Hoy…

 

—¿Hoy? Pero….tengo que ir a casa y vestirme —volvió a regañarse, ni siquiera debía de ser formal no era una pedida de mano ni nada así es solo que la idea de conocer a la familia de Ukai era como parte de un sueño frustrado pues nunca conoció a la familia de Hiroshi. De hecho tanto la familia de él como la propia estaban muy desconectadas de sus vidas.

 

—Se ve bien así…—eso si había sido el colmo, estaba más avergonzado que al principio y se cubrió un poco las mejillas. Takeda suspiró y asintió.

 

—Está bien… iré —Ukai se sorprendió, le miró pero Takeda no le observaba igual de apenado que él. —le avisaré a los chicos.

 

Le dejó atrás con esa sensación del corazón palpitante, arremetedor. Suspiró con pesadez y ahora quedaba esperar a que no lanzaran imprudencias hacia Takeda aunque tal vez eso era mucho pedir. El profesor le comentó a sus alumnos y les pidió no preocuparse pues Ukai le llevaría a casa, así le dejaron en manos del entrenador y de nuevo después de tanto tiempo partieron juntos aunque ahora a casa del rubio en silencio.

 

Ukai llevaba sus cosas y las de Takeda cargando, debía ser considerado mientras el viento les acariciaba el rostro. El frio se estaba quedando atrás, ahora la primavera amenazaba con surgir y florear los caminos. Es increíble como en el proceso de embarazo pasan los meses, las estaciones, las fechas.

 

—Creo que en un mes iré con el médico —comentó Takeda acariciando el bulto en su pancita —si gustas puedes ir… podremos verlo.—Ukai asintió mirando al punto contrario sintiendo una leve emoción al ser parte de ello.

 

—Eso estaría bien…—susurró.

 

Siguieron su camino de la misma manera sin decir más. Ukai notó como es que conforme pasaba el tiempo y veía en la complexión de Takeda más materializado aquel producto de esa noche, aquella persona que se parecería un poco a él, un poco a Takeda, empezaba a tener ese interés en verle, el cuidarle, en que corriera diciendo papá.

 

Si, Ukai aceptaba totalmente el titulo aunque con miedo a fallos.

 

Pero los mejores padres son aquellos que dudan, que saben que es difícil, que entienden la complejidad que representa cuidar de otra vida, educarle, criarle, darle lo necesario. Aquellos que saben que no es tan fácil decir “es mi hijo” y no usar esa frase solo cuando ha triunfado si no cuando ha caído, cuando está en un aprieto, cuando necesita de una mano para entender algo que nadie más puede explicarle. Aquellos que temen a ser padres porque saben lo complejo que es, serán los mejores padres.

 

Llegaron a casa de los Ukai, tocó la puerta y esta cedió después de algunos cuantos ruidos y seguros quitándose. Una mujer apareció ante ellos, la madre, y esta ensanchó una sonrisa al ver a los dos jóvenes pero pasó de su propio hijo para ir al azabache que algo impresionado por la efusividad de la mujer pensó en retroceder y solo se quedó de pie recibiendo un abrazo maternal.

 

Tal vez no podía decirlo ahora pero para Takeda ser abrazado así por una madre era algo que había estado extrañando.

 

—Eres tan joven, ¿Qué te dije Keinshin? —dijo separándose para propinarle un golpe a su hijo haciendo que se quejase —que no quería que estuvieras con alumnos.

 

—Pero mamá, Takeda es un profesor…—la mamá parpadeó y miró al de lentes sorprendida, este se sintió avergonzado asintiendo, no era la primera vez que pasaba.

 

—¡Dios! ¡Eres tan joven y apuesto! No sé qué haces con un ogro feo como mi hijo —Ukai se alertó y separó la madre por decir la primera imprudencia de la noche empujándola dentro de la casa.

 

—Anda mamá, que Takeda está cansado de caminar ¿Verdad? Pasa, pasa…—dijo haciendo mohines exagerados mientras el de lentes entraba a la casa de esa familia que parecía de lo más animada.  El padre apareció mientras su madre corría a la cocina puesto que preparaba la cena.

 

—Keinshin, él debe ser quien traerá al nuevo y legendario Ukai —el rubio se palmeó la cabeza. Que su padre y su abuelo estuvieran orgullosos de su apellido era algo que él no compartía pero al ver la mirada brillante de Takeda recordó que el profesor también tenía admiración de aquel apellido y que, seguro hasta ahora, había caído en cuenta que llevaba un Ukai dentro de él.

 

—Mucho gusto, soy Takeda Ittetsu —dijo saludando de mano al padre quien lo rodeó por los hombros  y lo llevó hasta el comedor haciendo que su hijo suspirara más en calma. Entonces entró al comedor y vio a ambos sentado charlando entre sonrisas  sentados en la mesa, eso le hizo sentir más en calma. Su abuelo apareció algo cansado y miró desde el marco junto a Ukai a aquel chico.

 

—Hey, Takeda-sensei. Él es mi abuelo aunque es posible que ya se conozcan…—dijo señalando al abuelo. Este se acercó y estiró la mano al profesor. Definitivamente Keinshin había salido al abuelo, esa mirada y ese porte.

 

—Sí, cuando intenté que fuera entrenador del equipo hablamos…—respondió Takeda saludándole de mano.

 

—Y pensar que enviando a mi nieto nacería la nueva generación de esta familia, fue bueno que insistiera profesor Takeda —el de lentes mostró un carmesí en sus mejillas puesto que esa no había sido su intención pero si lo veían de esa manera sonaba lógico.

 

—Bueno, bueno, basta de charla. —dijo la madre entrando con algunos platos de comida poniéndolos en la mesa y así uno tras otro mientras toda la familia se reunía a comer charlando de cosas casuales. Takeda les comentaba sus sensaciones sobre el embarazo, la madre de Ukai le daba consejos valiosos que anotaría mentalmente, era bueno recibirlos, nadie le había dicho que hacer o cómo actuar ante ciertas señales. Prometió ir por un repertorio más grande de estos más adelante, la mujer estaba encantada con recibirlo siempre.

 

Ukai estaba asustado que alguien saliera con el tema de la boda pero este no surgió para su suerte y la cena se acabó de un momento a otro.

 

—Takeda-kun ¿Podría ayudarme con los platos? —cuestionó la madre y el otro asintió. Seguro querría tener de esas pláticas personales de gente que entendía el embarazo, en secreto comprendieron la señal pero no por menos Takeda se sentía nervioso. Le ayudó hasta llegar a la cocina tras una puerta y dejando la vajilla en el lavamanos.

 

—La comida estuvo deliciosa…—dijo con una sonrisa pero la madre de Ukai se veía con una expresión entre seriedad y preocupación.

 

—Tú y mi hijo…no son pareja ¿Verdad? —Takeda se quedó frio, algo nervioso y tal vez por algo Ukai no lo había comentado, tal vez para no herirlo.

 

—Si lo somos …—respondió con una falsa sonrisa. La madre de Ukai sonrió igual y palmeó su hombro.

 

—Eres muy noble y un gran chico, no tienes que mentir en su nombre… pero si hay algo de amor mutuo por ustedes y por ese bebé deberían hacer algo… —le sacudió los cabellos con dulzura —una madre siempre se da cuenta de esos detalles y ¿Sabes? Sería genial que fueras totalmente parte de esta familia.

 

Takeda apretó los labios sintiendo sus ojos enrojecer. ¿Familia? Eso es algo que siempre había buscado, que nunca había recibido y ahora se le presentaba de esa manera. Era pronto, aun no reaccionaba de todo lo ocurrido como para pensar en eso pero debía admitir que ese nuevo abrazo que la madre de Ukai le entregaba era confortante, necesario, realmente quería una familia completa para su pequeño Ukai. 

Notas finales:

Fue un lindo cap. ¿No?

 

-Yisus


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