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¿Esto es amor? por girlutena

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Notas del capitulo:

 


Uwaaaaaa lo siento mucho!!!!!! 


me tarde demasiado!!!! T_T


pero aqui les traigo el 7 capitulo *-*!!!!!


aqui veremos un poco mas de todo  asi que ... a leer ;)!!

El castaño se encontraba en la sala de espera del aeropuerto, el calor del café, traspasando la cerámica de la taza hasta llegar a las palmas de sus manos, muchas personas se encontraban esperando su vuelo que ya llevaba más de tres horas de retraso, llevo sus dedos a las cuencas de sus ojos, presionándolas suavemente intentando quitar el dolor que empezaba a aumentar.


Respiró suavemente, recordando la mirada ilusionada de sus ojitos, había dejado a su pequeña en casa de sus padres, a pesar de que la niña le había insistido mucho en que ella también quería ir, él se había negado.


 


Revisó la carpeta que le había dado su detective, viendo nuevamente las fotos donde su moreno se encontraba sonriéndole a un varón, paso rápidamente las fotos llegando hasta la hoja donde contenían los datos personales del doncel.


Repitió y memorizó, la dirección, el número telefónico, el número de su nuevo celular, la nueva dirección de trabajo, no se extrañó al saber que había conseguido trabajo en otra pequeña editorial de la localidad, pero que gracias a él, aquella empresa había empezaba a prosperar.


 


Recargó su espalda en el respaldo de su asiento y lo llevo todo para atrás, intentando descansar tan solo un poco; todo el sueño acumulado empezaba a mermar en aquel instante, sabía que su físico estaba descuidado y que apenas había tomado una rápida ducha, se sintió tranquilo cuando el avión yacía en el aire, cerro sus ojos, recordando los ojos de su azabache.


 


La voz de la aeromoza se escuchó por toda la cabina, al fin su vuelo número 586 con destino a Hokkaido, había aterrizado, espero que la mayoría de personas bajaran, mientras que él volvía a ver la pequeña foto que mantenía en su billetera, donde salía el doncel en su cocina, mientras le mostraba una hermosa sonrisa a la pequeña Hiyo.


Sintió como su corazón empezó a doler, Yokosawa nunca le había sonreído a él y si es que lo había hecho, él no se había dado cuenta de nada, el doncel se había enamorado de él, mucho antes de que él se diera de sus sentimientos y lo había lastimado, no quería ni siquiera pensar que ya lo había perdido.


 


Caminó lentamente por los largos y casi vacíos pasillos, viendo por los grandes ventanales como el cielo empezaba a oscurecer, soltó el aire que había mantenido por unos segundos en sus pulmones, saliendo con pasos tranquilos y exhaustos hacia algún taxi vacío.


Dejo sus cosas sobre el mueble de la habitación del hotel y se metió a la ducha, el vapor había llenado todo el espacio, sintiendo como el agua caliente caía suavemente, golpeando su desnuda piel, cerró sus ojos y golpeo con fuerza los azulejos de la ducha, sin darse cuenta que sus lágrimas se perdían juntos con el agua.


 


-¿Papá, ya encontraste a Onii-chan? –La voz de su pequeña sonaba tan entusiasmada, pero a la vez sabía que por dentro estaba tan nerviosa y triste, al igual que él.


-Aun no, mi niña. Pero mañana iré a verlo.


-Bueno… los esperaré.


 


Kirishima yacía acostado sobre la mudilla cama, las sábanas frescas debajo de su cuerpo, empezó a relajado, llevo inconscientemente el teléfono hasta su pecho y sin pensarlo mucho marco el número que se había aprendido de memoria.


 


-¿Diga? –Se quedó estático, sintió como su corazón empezaba a latir cada vez más rápido. -¿Bueno? ¿Hay alguien? –Su voz, tan suave y armoniosa, se oía tan pausada y calmada. ¿Cuánto tiempo había pasado sin escuchar aquella delicada voz? Quiso hablar, pero sus cuerdas vocales fallaron, hasta que escucho el sonido, que significaba que habían colgado, limpio rápidamente su rostro mojado con la palma de su mano, intentando quitar todos esos sentimientos lastimeros de su conciencia.


Debía ser fuerte, por él, por su hija y por las dos personas que habían entrado a su vida, sin ser invitados, pero que por ningún motivo quería alejarse de ellos.


 


Parecía como si la noche no hubiese existido, el sol se encontraba dándole en la cara, obligándole a despertar y se golpeó mentalmente al olvidar cerrar la cortina de la habitación, quiso darse la vuelta, para seguir durmiendo pero sus ojos cayeron sobre el pequeño reloj que yacía sobre la mesita marcando apenas las seis de la mañana.


 


Quiso volver a dormir pero se puso de pie, metiéndose al baño para tomar otra ducha; se colocó una camisa fina y tan pulcra como la nieve y un pantalón de lino de color negro, comió algo ligero y tomó el folio con los documentos y las fotos, guardo su celular en el bolsillo de su pantalón y se dirigió caminando hasta la plaza, esperando que las horas pasaran rápidamente hasta que sea la hora de inicio de trabajo.


 


Perdió su mirada color miel en las frondosas copas de los árboles tan coloridos y el cielo tan despejado de un color tan azul, a lo lejos ya se podía empezar a escuchar el sonido de los autos empezando a circular, las risas de los niños y sus pasos correteando por todo el ancho de la plaza, le hicieron regresar a un tiempo en el que Hiyo apenas comenzaba a caminar.


 


Cuando se dio cuenta la editorial ya estaba abierta, con mucho nerviosismo se puso de pie y no pudo evitar sorprenderse al ver que no había seguridad y era obvio; aquel lugar era muy seguro, subió por las escaleras, hasta llegar al tercer piso, llegando al departamento de mangas Shojo, habían pocas personas pero todos de ellos se encontraban pendientes de sus trabajos, algunos reían, pero todo se sentía tan armonioso.


Caminó lentamente hasta que llegó a un escritorio donde se encontraba un doncel con su rostro pegado a las hojas que recién habían salido del fax.


Intentó relajarse al sentir algunas miradas detrás de su espalda, el cabello azabache del doncel era largo, capaz de ocultar una parte de su rostro, se detuvo al frente del doncel, carraspeando suavemente para llamar su atención.


 


-Disculpe. ¿Se encuentra Yokosawa Takafumi? –El joven doncel levanto su rostro, sonrojándose suavemente al ver a aquel guapo varón, pero lo que le llamó la atención fueron el hermoso color de sus ojos, pero tan vacíos, capaz de helarle la sangre, y por otra parte el varón no pudo evitar sentir algo dentro de él, al ver los ojos tan azules del doncel, tan vivos, tan hermosos; no podía negar que era hermoso, le sonrió suavemente, creándole inconscientemente un leve sonrojo.


 


-Hoy no le toca trabajar, pero podría hablar con Maito-san. –El varón negó despacio, agradeciéndole, para luego salir del edificio. Dejando al doncel algo incómodo.


 


-¿Quién era, Shon? –La voz tan grave, pero a la vez suave del varón le sacó de sus cavilaciones, el doncel no pudo evitar sonreír abiertamente cuando vio al varón al costado suyo, recibiendo un demandante beso que el mayor le entregaba.


 


-No dijo su nombre, pero buscaba a Takafumi-kun. Es muy guapo, con sus cabellos castaños al igual que sus ojos, aunque parecía muy triste. –El doncel vio como la mirada del varón empezaba a cambiar drásticamente, intento calmarlo, pero el varón ya se encontraba saliendo rápidamente del edificio.


 


Ren empezó a caminar rápidamente por todo el lugar, pasó una y otra vez por el parque, por las pequeñas tiendas, por el café que estaba en la esquina, pero aquella persona a la que buscaba ya no se encontraba.


Suspiró fuertemente, dejando vacíos sus pulmones, regreso por sus pasos, pero se detuvo rápidamente, empezó a caminar rápidamente, mostrando una sonrisa en su rostro.


Bajo rápidamente los pequeños peldaños hasta que llego a un conjunto de pequeñas pero bonitas casas, abrió suavemente la pequeña puerta de la cerca y tocó tres golpes la puerta, esperando y sonriendo abiertamente al encontrar la razón de aquella sonrisa.


 


-¡Taka-chan! –El doncel se vio invadido por una enorme y brillante sonrisa, para luego verse rodeado por dos brazos, paso lentamente sus brazos por la ancha espalda del varón, mostrando una delgada pero sincera sonrisa.


 


Siendo ajenos de dos pares de ojos color miel que les miraban, con el ceño sumamente fruncido, apretó furiosamente sus manos y cerró sus ojos intentando calmarse, dándose media vuelta, empezó a caminar lentamente, sintiendo la arena húmeda debajo de sus pies desnudos.


Takafumi esperó que el varón llegara con las tazas llenas de té de jazmín junto con una pequeña cesta llena de galletas con chocolate.


 


-¿Y cuándo se lo vas a decir?


-Quiero que tú estés ahí conmigo. –El doncel se quedó con la mitad de la galleta en su boca, mirando fijamente al peliplateado. -¡Por favor!


 


El doncel quiso reír al ver de aquella manera al varón, cuando lo conoció le había parecido tan serio y sin ni una gota de humor, pero todo eso tan solo era una fachada.


 


-Está bien, iré contigo. Pero no quiero que hagas ni una tontería. –El menor tuvo que retirar la galleta de su boca cuando volvió a recibir los brazos de su mejor amigo.


 


-¿Y cómo está mi pequeño y lindo niñito? –Takafumi acarició suavemente los cabellos plateados del varón, quien había acercado notablemente su rostro hasta su abultado vientre, riendo suavemente al sentir como su pequeño niño empezaba a moverse al escuchar la voz del varón.


 


-Ha estado tan inquieto, así que creo que te extraña. –Y no mentía, él también extrañaba pasar tiempo como el mayor, era tan divertido cada vez que la pasaban juntos, haciéndole olvidar su triste pasado, las manos del varón se posaron suavemente sobre el vientre, sintiendo como el pequeño feto empezaba a moverse inquietamente.


 


-Oh mi pequeño niño, prometo que pasare más tiempo con ustedes. –Colocó su mano sobre el vientre y empezó a acariciarlo, sintiendo las suaves pataditas del pequeño feto. Mirando con sus ojos tan verdes a los ojos del doncel.


Sonriéndole suavemente, transmitiéndole toda su calma, dándole un pequeño beso sobre el vientre y terminando en la frente del doncel.


 


-Muchas gracias, Ren. –El varón sonrió al sentir la cálida mano del doncel sobre su mejilla; la tomó entre su mano y la acarició suavemente, dándole un beso en la palma de la mano del menor.


-Te quiero, Takafumi. Y solo quiero que estés bien. ¿Sí? –El menor asintió levemente mostrando una sonrisa.


 


El sol se encontraba en lo más arriba del cielo, alumbrando todo a su paso, calentando la alegría de las personas, dejando todo a su paso.


La pareja salió de la casa, sintiendo como el sol calentaban sus cuerpos, sin darse cuenta que a lo lejos Zen miraba el vientre abultado, donde se encontraba su pequeño niño; sus dos amores se encontraban lejos de él.


No quería pensarlo, pero no era tonto, sentía y sabía que poco a poco ya lo estaba perdiendo. Aunque le dolía lo que veía, no pudo y no quería desviar su mirada de su doncel. Aquel varón le había tomado de la mano, caminando despacio por la playa, sintiendo el agua del mar bajo sus pies, desde lo lejos veía como el cabello corto de Yokosawa brillaba bajo los rayos del sol, dándole una imagen sumamente hermosa.


Quiso ir, quiso abrazarlo, besarlo, pidiéndole disculpas, lo amaba y lo había extrañado demasiado, tanto que le dolía el corazón.


 


 


-¿Qué me querías decir, Ren? Y sabes si es por lo de Shon, no debes preocuparte por nada. –La pareja se había sentado bajo una alta palmera, sus grandes hojas le daban la suficiente sombra, como para no quemarse.


Sus ojos cayeron sobre el cuerpo del varón, Ren había apoyado su peso sobre el tronco de la palmera, sintiendo con sus cabellos plateados se movían suavemente por el aire fresco chocar contra su rostro.


 


-No… no es de eso. Solo… hoy llego un varón preguntando por ti. –El varón tomo las finas manos del doncel entre las suyas, pasando sus dedos suavemente por ellas. –No estás solo, Taka-chan. Si tú deseas yo puedo… -Pero se detuvo cuando el menor empezó a negar suavemente.


 


-No es necesario, Ren. Creo que ya es hora de dejar de esconderme, si él quiere venir y hablar, hablaremos; pero no me iré con él… por más que me duela, he hecho mi vida aquí y me siento cómodo con todo esto.


 


El doncel le mostro una delgada sonrisa, pero aun así su mirada azul grisácea se mostraba brillante, era un doncel muy hermoso y se había puesto más hermoso con el embarazo.


 


-Me alegra oír eso. –El doncel sonrió, acariciando suavemente su vientre, viendo como el varón se quitaba la camisa y los zapatos para meterse al mar. El menor río al verlo salir todo mojado, para sentir como era empujado hasta también quedar cubierto por el mar azul.


 


 


Zen se alejó de aquel lugar, sintiendo como sus ojos empezaban a arder, las nubes habían opacado al astro solar, llevo su mano hasta sus ojos, quitando las ganas que tenía por derrumbarse, ingreso hasta un pequeño café y se sentó la mesa que estaba lejos de todos.


Cuando alzó su rostro pudo ver como el mismo doncel del edificio ingresaba con una sonrisa en su joven rostro.


 


El menor había ingresado al café familiar y pidió lo mismo que siempre, el joven que siempre lo atendía coloco todo en una pequeña bolsa de papel, esperando a que pagara para sonreírle suavemente. El castaño esperó pacientemente a que el doncel saliera del café para poder hablarle nuevamente. Pero no esperó con que el doncel se detuviera delante de él, con esos ojos tan azules y menos que le mostrara una hermosa sonrisa.


 


Los niños pasaban delante de ellos, corriendo y riendo, mientras no muy lejos de ahí sus madres conversaban amenamente; los dos se habían sentado en una de las bancas, debajo de un árbol, cubriéndolos del sol.


 


-¿Entonces estas buscando a Takafumi-kun?


-Sí, pero… no imaginaba que ya estaba con alguien


-¿Con alguien? Pues no me sorprende, muchos de los varones están dispuestos a pasar sus vidas con él y con el pequeño que esta por nacer.  –El varón dejo de ver el cielo azul, para mirar al doncel que había dejado de comer su sándwich para mirarlo detenidamente.


 


-Ya veo… Pero aquel varón parecía muy cercano a él. Y la forma en la que lo miraba con sus ojos verdes y sus cabellos plateados.


-¿Maito Ren? Oh, no. Usted está equivocado. –El doncel dejo de hablar cuando los ojos color miel del varón le miraron abiertamente. –Ren… es mi novio.


 


El doncel tomó rápidamente un poco de su té, cuando el varón empezó a fruncir más fuerte su ceño, empezó a sentirse sumamente incómodo.


 


-Pues no creo que ese hombre sea un buen novio. O al menos que esté jugando con los dos. –Los dos se detuvieron al hablar cuando una sombra se posó delante de ellos, el doncel subió su rostro, empezando a sentirse más nervioso; el peli plateado había dejado al moreno en su casa después de almorzar juntos, para luego llegar y encontrar a aquel varón castaño.


 


-Ren… -La voz del doncel sonó tan asombrada, nunca le había visto tan molesto, sus hermosos ojos color verde se veían opacados y fríos.


-Shon, ve a terminar tu trabajo, hoy salimos temprano. –El doncel asintió nervioso, tomando la bolsa de papel y despidiéndose del castaño con un leve asentimiento.


 


Cuando el doncel se alejó de su campo de visión, el peli plateado regreso su mirada hacía el castaño, escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón, esperando a que el castaño diera la primera palabra.


 


-No voy a dejar que lo lastimes.


-Más que tú, no puedo hacerlo. –Pero lo que ninguno se esperaba era que el castaño le soltara un fuerte golpe en el rostro del peli plateado.

Notas finales:

wiiiiiiii 

espero que le haya gustado el capitulo u.u

ya lo tenia un poco avanzado....pero no me permitia subir solo 3 paginas de word...asi que cuando llegue a la sexta dije... "mmm creo que ya puedo permitir subirlo" 

 

asi que!!! espero sus comentarios!!!


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