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Achromatic Habit por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del capitulo:

Como lo prometido es deuda en esta ocasión les traigo el último capitulo y extra de Achromatic Habit donde enmarco la relación del HaruSaku. 

 

Espero que les guste, es un capitulo divertido de ratos, intenso de otros, tienen un final cliché pero necesario.

—Mako ¿Estás listo? —preguntó el azabache entrando a la puerta de aquel cuarto azul claro y blanco. Había peluches de diferentes tamaños regados en el suelo, desde leones hasta conejos. Una alfombra decoraba todo el lugar y en medio una bonita cuna de madera donde el pequeño demonio dormía. Takao suspiró enternecido al ver a su pareja acariciarle los cabellos al bebé con esa expresión de preocupación en el rostro. —Anda, vamos.

 

—No puedo evitar preocuparme …no me gusta la idea de dejarlo solo —Takao lanzó una pequeña sonrisa acercándose a la cuna donde el bebé dormía tranquilo.

 

—Y por eso mismo papá sobreprotector usted y yo iremos a relajarnos esta noche … además no se quedará solo ya he llamado a Sakurai para que cuide de él —Makoto alzó la vista parpadeando confuso.

 

—Yo he llamado a Haru, creí que en eso habíamos quedado…—Takao hizo un mohín como si espantara una mosca y empezó a reír.

 

—Mejor que sean los dos así no se aburren ¿Eh? —Makoto suspiró, en eso tenía razón Takao y también en la parte de que debían darse un pequeño tiempo para ellos. Desde que Suzuki nació no habían tenido un respiro entre presentaciones, cuidados, llevar al bebé a todos lados, ir al médico, arriba y abajo entre sus carreras y la faceta paternal que enfrentaban. Estaban exhaustos y no se habían detenido a pensar en ellos por pensar en su bebé constantemente.

 

—Vamos entonces…—dijo sonriendo al igual que su pareja. Takao acarició los cabellos del pequeñín y asintió.

 

—Hoy dejaré que este galán me rapte pero promete que te portarás bien con tus tíos ¿Eh? No vayas a hacer travesuras…—susurró y el bebé seguía respirando tranquilo como pocas veces. El niño de tan solo seis meses podía ser un destructor interplanetario cuando rompía en llanto pero también había heredado el ser risueño de sus dos padres. Makoto tomó por la cintura a Takao y salieron de la pieza donde el bebé tenor dormía. Escucharon inmediatamente la puerta.

 

—Iré a abrir —dijo Makoto pero sus pasos fueron frustrados por un corto pero pasional beso por parte del más bajo que solo quedó por ser correspondido de la misma manera. Aun a Makoto se le complicaba por momentos esa parte efusiva y sensual de Takao pero a su vez le encantaba y por eso lo tenía a sus pies, por eso se quitaba los complejos y dejaba que el instinto le guiara. Takao se separó de él con una sonrisa, con ese brillo de amor en su mirada.

 

—Anda o nunca saldremos de aquí …—el más alto sonrió asintiendo, sonriendo de igual forma y fue a prisa a la puerta. Abrió y ahí estaba Haruka.

 

—¡Haru! Pasa…—le invitó amablemente y el otro saludó corto de palabras como siempre. Makoto no había imaginado hacia un año que las cosas se tornarían así, que Haru sería quien cuidara al hijo de su nueva relación. Al menos agradecía que aun estuviera de su lado incondicional como siempre.— Espero que no te moleste Haru pero también vendrá Sakurai ¿Le recuerdas?

 

—Si…—dijo mientras veía a la joven pareja ponerse los sacos y arreglarse los cabellos.

 

—A sido mi error, le he llamado también para que cuide a Suzuki pero así ambos se harán compañía —dijo Takao palmeando un poco el hombro de Haruka. Al azabache de ojos azules poco le importaba eso de tener compañía así que daba igual si fuera ese chico o la reina de Inglaterra mientras no le complicase la noche.

 

—Si llora le escucharás, lo hace muy fuerte y si tiene hambre hay un biberón en la estufa dentro del agua, solo la poner a hervir un poco y…

 

—¿Cómo sabré si tiene hambre? —preguntó Haru haciendo obvio el hecho de que jamás en su vida a cuidado bebés.

 

—Sakurai lo sabrá…—dijo Takao —no debe de tardar en llegar. Cualquier cosa tienes nuestro número.

 

—¿Tienes tu celular contigo? —cuestionó Makoto a sabiendas que Haruka nunca lo porta.

 

—Si…— dijo mostrándolo. Últimamente lo debía portar pues aunque no lo confesara estaba al pendiente de él para saber si su pequeño “sobrino” necesitaba algo.

 

—Cualquier cosa estaremos al pendiente y…—Haruka empezó a empujar a la pareja fuera o estos nunca se irían por sus preocupaciones — nos veremos más tarde.

 

—Ya…—cerró la puerta cuando casi a empujones sacó al par y suspiró pensando que esos dos no tenían remedio. Era comprensible, ya habían perdido a su primer bebé y tras la pérdida de un hijo los padres se tornaban aún más protectores. Haruka no podía entender en su totalidad ese sentimiento pero el solo recordar ese lamentable día se daba una idea de lo devastados que se sentían y ahora con Suzuki las cosas se habían aligerado pero siempre estaban con el miedo de vivir una experiencia así. Haru fue a la habitación donde el pequeño aun dormía y le observó con detenimiento.

 

A Haru, quien no le gustaba las cosas complicadas o escandalosas, había desarrollado curiosamente afecto por aquella pequeña criatura y lo atribuía al hecho de que no era su hijo y no le veía a diario, por ende no tenía que soportarle y solo estaba con él cuando el pequeño estaba ‘de buenas’. Él se detenía a pensar en ocasiones si acaso algún día tendría hijos también y, hasta el día que vio a Suzuki, jamás se cuestionó al respecto. ¿Cómo sería él con un hijo? Bueno, para empezar ni siquiera tenía una pareja ni interés en tenerla, la gran mayoría de las personas que conocía no le parecían aptas y eran todos complejos como para obtener el papel de ‘pareja de Haru’. El sonido de la puerta lo sacó de sus vacilaciones y fue directamente a abrir. Detrás de la misma estaba un chico de cabellos castaños y ojos expresivos. Se habían encontrado en las reuniones  y sabía que era el tecladista de aquella famosa banda donde Takao estaba.

 

—Eh…b..buenas noches —dijo haciendo una reverencia totalmente cohibido.

 

—Pasa…—dijo Haru invitándole. Hasta ese instante terminó de figurar que ese chico tímido sería su compañía por varias horas y que, además de la música o Suzuki, no tenían nada en común.  El chico entró haciendo otra reverencia a aquel apartamento donde la pareja vivía y antes de preguntar cualquier cosa Haru habló — nos han dejado a cargo a los dos.

 

—Oh ya… seguro Takao piensa que yo solo no puedo y lo lamento, lo lamento tanto —dijo haciendo nuevamente una serie de reverencias y Haru miraba indiferente la actitud de mártir del otro.

 

—Suzuki duerme…—fue lo único que dijo y se dio la vuelta para sentarse en el sillón dando por terminadas las excesivas disculpas del otro quien parecía lloriquear en medio de todo. Sakurai apretó los labios tímido y fue hasta donde él. A ojos de Sakurai ese azabache no parecía mal tipo, era bastante tranquilo a decir verdad y eso era una buena noticia para él quien se cohibía fácilmente. Haruka miraba la pantalla apagada del televisor ensimismado pensando que programa sería bueno ver y el otro al fin se animó a sentarse a su lado al ver que el inexpresivo joven no tendría la decencia de invitarle.

 

—Usted…es el amigo de Makoto-san ….el de aquella fiesta…—dijo mirando a otro punto y entonces el azabache recordó cómo es que, desafortunadamente, los chicos de aquella banda le habían conocido. Ese día discutió con Makoto frente a todos renegando de sus sentimientos y dejándole en claro que solo quería su amistad. Las cosas no se salieron de control gracias a Takao que intervino pero seguía siendo molesto que vieran ese lado de él.

 

—Si…—respondió a secas y Sakurai tragó un poco de saliva buscando hacer charla con ese chico tan complejo. La noche era joven y sería un desperdicio estar solo sentados y enmudecidos.

 

—Parecen muy lejanas esas épocas ¿no? Ahora nuestras bandas son igual de famosas —comentó ya más relajados pero al girar la vista notó la mirada profunda y azul de Haruka haciéndole temblar de miedo. —lo…lo siento…ustedes seguro…odian eso de que nos comparen y lo siento tanto —dijo disculpándose como antes pero el otro no le tomó importancia.

 

—No me molesta, me da igual —contestó tajante —yo solo toco porque me gusta no por la fama.

 

Aquel comentario había sorprendido un poco a Sakurai. El azabache había dicho las cosas tan en serio que le costaba creer que en el mundo aun hubiera músicos con un amor tan genuino por cantar sin intereses de por medio pero Haruka parecía esa clase de músicos, uno que lo hacía con las mismas ganas aun si estuviera en un bar viejo y hediondo o en un enorme escenario.

 

—Aun así el ascenso les debió sentar muy bien —Haruka miró a otro punto alzando los hombros y no respondió a eso. Pensó en decir “no realmente” pero la verdad es que ahora tenían mayor entrada de dinero y pronto dejarían la vieja bodega donde vivían para hacerse de una casa con habitaciones como debe ser. Con suerte y tendrían una bañera más grande o mejor aún una piscina.

 

Sakurai suspiró resignado ante la falta de cooperación del otro y decidió pasar al plan B: ver televisión. Rebuscó el control entre las almohadas y lo encontró para su sorpresa. Se recargó en el mismo sillón donde estaba Haru poniéndose cómodo. Sabía que a esa hora pasarían una película que le gustaba y esperaba que al otro chico le gustase también; la televisión de Takao era una pantalla plasma grande con buena resolución, el chico siempre la presumía y ahora podrían hacer uso de ella.

 

Encendió la misma picando el botón del control y lo primero que salió le dejó el shock haciendo que el control botara de sus manos e intentase atraparlo mientras los gemidos de las personas en el televisor se escuchaban más claros y se veía explícitamente algo que no era apto para menores pero que pasaban a esas horas. Haru miró la pantalla y no hizo mayor reacción a diferencia de Sakurai quien estaba totalmente aterrado intentando picar los botones del control hasta que logró cambiar a canal suspirando más tranquilo. Estaba demasiado avergonzado por haber visto esas cosas en pantalla grande y más a lado de alguien como Haruka.

 

—Lo…lo siento por eso…—bien el otro pudo haber dicho algo como “no es tu culpa” pero guardó silencio mientras buscaba el canal de aquella película — no…no sé si te guste Megashark*

 

Justo la película iba a iniciar y la trama era algo intensa aunque muy irreal de un tiburón gigantesco que aterrorizaba desde el océano y era capaz de hasta derribar aviones con su mandíbula letal. Eso había despertado el interés de Haruka pero no precisamente por el enorme animal o las escenas exageradas si no por los escenarios abundantes de mar. Aprovechando el pequeño corte antes de iniciar Sakurai decidió ir en la búsqueda de algo de botana.

 

—Te ayudaré…—dijo Haruka poniéndose de pie yendo con él a la cocina para preparar algo de crema, salsa y papas además de servir soda.

 

—¿Le gusta cocinar, Nanase-san? —el azabache se quedó un momento en silencio y asintió. La verdad es que lo disfrutaba aunque sus platillos iban más dirigidos a cosas del mar. —Yo también suelo hacerlo debido a que vivo solo, lo disfruto mucho.

 

—¿No vives con tus compañeros de grupo?—el castaño negó.

 

—Es cierto que viajamos juntos a veces pero Kasamatsu-san ahora vive con Kise-san y su pequeña, Takao-san con Makoto-san y Suzuki y los demás tienen a sus familias también. Himuro-san vive junto con Reo-nee. —dijo sentándose mientras la película daba inicio.

 

—¿No tienes una familia o algo asi? —Sakurai negó comiendo una papa. La realidad es que era un chico de lo más solitario y pese a las insinuaciones de haber algo entre él e Imayoshi la verdad era muy pasmado como para dar paso a una relación de cualquier tipo. Apenas y hacia amigos pero eran por cosas de la banda.

 

En eso Haruka era igual aunque nunca había tenido interés en resolverlo ni nada por el estilo. Vivía junto con Nagisa y Rei aunque las cosas empezaban a tornarse incómodas en el ambiente pues entre ese par había una cierta tensión desde hacía un par de meses que olía a relación. Los chicos creyeron que Haru no lo notaría, de hecho no querían contarle nada para que no se sintiera mal tercio en esa casa y tan pronto el azabache había anunciado que pasaría la noche en casa de Makoto ese par se mostró algo animado. Haruka suspiró al recordarlo, igual si ese era secreto de ellos algún día debía saberlo y posiblemente seguir su camino, ser algo solitario como ese castaño disculpón.

 

Se tiraron en el sillón comiendo, charlando entre cortes, disfrutando de la película. En una ocasión cuando iban a tomar una papa sus manos rozaron, total cliché, y en su nerviosismo casual Sakurai se disculpó más Haruka no le dio importancia. Pasaron de eso pero minutos después entre la tensión de la película Sakurai no quizo interrumpir la concentración del otro y requería de un poco más de bebida, esa misma que estaba al otro lado de Haruka, entonces decidió casi pasar por encima para tomarla por no pedir para que el otro no se molestase, por que Sakurai era amable, considerado y nervioso, muy nervioso sobre todo en ese momento en que el azabache decidió girar el rostro y quedaron muy cerca uno de otro.

 

Entonces pudo observar esos ojos azules claros, más expresivos de lo que piensa la mayoría de la gente, y esas facciones suaves.

 

Haruka por su parte pudo vislumbrar bien esos cabellos castaños bien acomodados y esos ojos almendrados al igual que sus rasgos tan finos ¿Por qué pensaba justamente en eso? Debía ser por ese calor que se tornó en el ambiente y que parecía más emanar del cuerpo de Sakurai ante la vergüenza de la posición y la cercanía a la que no estaba acostumbrado. Haruka no mostró mayor preocupación o interés pero si desfachatez al acercarse un poco más al rostro ajeno de una forma muy peligrosa que hizo detener el corazón de Sakurai. Sus labios entreabiertos, un poco de impulso instintivo más que pensamiento coherente casi como un imán halándolo a él.

 

Todo se detuvo, un llanto descontrolado los hizo caer de nueva cuenta en la realidad en donde tenían que cuidar al hijo de sus amigos, esa misma realidad donde ambos eran hombres, casi desconocidos, pero humanos emocionales con necesidades a fin de cuentas.

 

—V…Voy a ver que tiene —dijo Sakurai incorporándose, yendo a toda prisa al cuarto del bebé que lloraba como nunca mientras que Haruka suspiró en la sala tallándose los cabellos. Pronto apareció Sakurai cargando al pequeño, meciéndolo un poco en una escena que parecía enternecedora, encantadora. —tiene hambre ¿Podrías calentar el biberón?

 

—Claro…—fue todo lo que respondió y pusieron manos a la obra. Pronto el pequeño comió gustoso calmando su llanto mientras Sakurai se sentaba en el sillón con el pequeño en brazos.  Se sentía algo agotado, perturbado por esas sensaciones que supuso fueron más de miedo que otra cosa. Cerró los ojos, el bebé ya yacía dormido en sus brazos así que inconsciente decidió imitarle.

 

Despertó de golpe en la madrugada, una sábana le cubría el pecho más la sensación de no tener al niño como lo dejó la noche anterior le alertó. Se puso de pie de golpe, rebuscó con la mirada algo aterrado y se topó con Makoto quien ponía la mesa para desayunar.

 

—Buenos días…—dijo con una sonrisa. El castaño más bajo hizo una pequeña reverencia.

 

—Lo..Lo siento tanto, me quedé dormido, lo lamento —Makoto empezó a hacer un mohín con las manos para que se calmara cuando apareció Takao con el pequeño en brazos.

 

—No te preocupes, Saku —dijo el azabache — estabas cansado e hiciste bien en dormir. Haruka se encargó de cuidar a ambos después y ya se ha ido.

 

—Haruka…-san —entonces las memorias de esa cercanía le atacaron haciéndole sonrojar los mofletes.

 

—¿Sakurai? ¿Estás bien? —el castaño alzó la vista y asintió fuertemente, muy apenado y siguió disculpándose por haberse dormido esperando no haber sido un problema para el azabache. Cuando lo viera se disculparía con él, definitivamente.

 

Y no pasó mucho tiempo para que sus caminos se cruzaran de nuevo, tenían una presentación en puerta de ambas bandas así que tomó la oportunidad para colarse al camerino de Iwatobi. Llegó a la puerta y cuando iba a tocar escuchó mucho ruido dentro del mismo, gritos de alguien que lloriqueaba así que dudó de entrar hasta que alguien tomó la chapa y abrió. Entonces sus miradas se encontraron de nueva cuenta, esa sensación era más fuerte que antes y le helaba la piel. De nuevo ese grito le regresó a la realidad, el pequeño rubio de la banda estaba en pleno berrinche.

 

—Haru-chan, por favor —decía el chico. Haruka giró un poco el rostro y tomó el brazo de Sakurai para salir del camerino llevándolo con él. El castaño estaba por demás confuso ¿Por qué lo estaba arrastrando de esa forma? Fuera lo que fuera, el tacto de la mano del azabache en su muñeca era cálido.

 

Llegaron a una especie de glorieta donde solo el staff podía estar, aun había tiempo antes de la presentación, podían darse el lujo de holgazanear un poco. Se sentaron en una de las banquillas sin haber dicho nada en todo el santo camino, Sakurai se cuestionaba que pudo haber pasado con Haruka para actuar así pero ver su expresión no ayudaba de mucho, era un sujeto difícil de leer. Mientras el azabache suspiró y se relajó un poco rebuscando lo que necesitaba decir. No era de la clase de jóvenes que desahogaba sus penas o problemas en otros pero en ese instante necesitaba de alguien y ese alguien, el primero que cruzó en su mente, fue Sakurai.

 

—Yo…quería disculparme por lo del otro día…—dijo el castaño pero Haruka le interrumpió.

 

—¿Puedo quedarme contigo un tiempo? —Sakurai abrió los ojos sorprendido a la petición —estoy buscando un lugar donde quedarme.

 

—¿Tuviste problemas con tus compañeros?

—No realmente…—fue toda su respuesta. Sakurai no tenía problema en compartir piso y cuarto aunque quería saber cuáles eran las causas de tanto drama.

 

—Claro, eres bienvenido. —sonrió. Haruka agradeció sin mostrar mucha expresión y en solo un parpadeo, cuando menos lo pensaron, la casa del castaño tenía algunas cajas regadas por la sala.

 

Acomodar cosas, ropa, meter una cama extra en la habitación única de Sakurai, pues Haruka traía su propia cama y definitivamente el castaño no le mandaría a dormir en el sofá así que compartir pieza en dos camas diferentes estaba bien, el cuarto era amplio y se las arreglarían. Ahora en la solitaria casa había dos toallas, dos cepillos de dientes, un par de pantuflas y el armario lleno de ropa de ambos casi hasta vomitar. Sakurai se sentó en su cama y miró alrededor con una sonrisa, se sentía agradable tener a alguien en casa.

 

Y esa primer noche cada quien en su cama se sintió como si fueran conocidos de siempre, como si el otro hubiese estado toda la vida ahí, era gracioso y Sakurai pensó que era el único sintiéndose así pero estaba equivocado. Entonces, buscando valor, se atrevió a preguntar.

 

—¿Por qué te fuiste de casa? —susurró. Haruka no hizo mohín siquiera de removerse y aun con las cobijas encima respondió.

 

—Mis compañeros de piso eran pareja, no quería incomodarles…

 

—Ya…entiendo —debía ser una situación difícil para todas las partes, por suerte Sakurai no pasó por algo así ya que los únicos que salían de la banda eran Reo y Himuro pero jamás se sintieron acomplejados o incómodos por ello puesto que eran un tanto reservados. Se desearon buenas noches, varias de esas mientras sin problemas ni roces vivían una vida como compañeros de piso entre la extraña cuestión silenciosa sobre si había algo más que eso.

 

Cocinar era trabajo de Haruka, él era bastante bueno, aunque Sakurai muchas veces le reñía, si eso podía llamarse reñir, diciendo que él también podía. Solo estaba el defecto de que la cocina era angosta, de hecho algunas partes de la casa de Sakurai lo eran a excepción de la habitación. Solo que ese día pasó algo curioso, más bien algo fuera de sus planes, un pequeño detonante, una especie de situación que solo esclareció un poco el sentir de ambos.

 

—Déjame hacerlo a mí…—decía Haruka con cara de pocos amigos. Sakurai estaba a su lado en la cocina intentando ayudar al chico un tanto quejumbroso, a veces se ponía en ese plan, era raro pero posible. Sakurai tenía muchas facetas además de disculparse por todo, en ocasiones era ególatra y ambicioso diciendo cosas como “Seré el mejor músico” mientras hacia un puchero gracioso. Otras veces era alegre en demasía y a veces hasta caprichoso.

 

—Ya has hecho demasiado por mí, Haruka-san —Haru suspiró, no había remedio. En ese tiempo igual Sakurai había conocido un poco mejor los mohines del azabache,  sus muecas leves y sus facetas. No le conocía tan bien como sus compañeros de banda pero podía presumir que ahora pasaba más tiempo con él que nadie. Luego se regañó por pensar en eso ¿Se podía presumir tal cosa?

 

—Como sea…—susurró pasando de él y entonces aplicando la ley del hielo buscó pasar a su lado para salir del lugar. Sakurai notó haberle molestado, se iba a disculpar mil veces como hacia pero detuvo sus palabras al verse en esa situación. Cuando Haruka intentó en vano salir del angosto pasillo de la cocina pasando detrás de Sakurai se quedó ‘atorado’ por así decirlo. Más bien pegado al castaño, prácticamente en toda su espalda y más abajo. El castaño palideció ante la comprometedora posición de ambos, no podía ver la expresión de Haru ni por que solo se había quedado así atrás.

 

—Haru…-san —sus palabras fueron silenciadas cuando sintió un empujón pélvico, uno que le hizo inclinarse solo un poco instintivamente. Se cubrió los labios para evitar soltar ese sonido de sorpresa más cuando notó que aquello no fue un accidente por que sobrevino otro después de ese. Sakurai se cubrió los labios con ambas manos cuando sintió las manos de Haruka en sus caderas mientras seguía moviéndose contra él de forma sugerente y, aun cuando tuvieran las prendas puestas, podía sentir aquella erección creciente en los pantalones del azabache.

 

Pronto Sakurai estaba sostendo con sus codos en la barra mientras temblaba nervioso, sonrojado, extrañado ante ese calor en su cuerpo y sintiendo como Haru por lo bajo jadeaba disfrutando del roce, no es que él no lo disfrutara pero estaba más asustado que nada. Entonces el bazo de Haruka lo onbligó a incorporarse, a pegar nuevamente la espalda a su pecho  y mirarlo de lado, viendo esa expresión de deseo que lo debilitó, casi como un instinto animal en el otro más que lógica y con esa misma posición Haruka buscó sus labios, tan próximo, tan cercano.

 

El teléfono sonó sacándolos del ambiente creado. Sakurai actuó más tonto que nunca y disculpándose, excusándose, salió del agarre de Haruka y entre tropezones fue al teléfono. No supo por que huyó pero la forma que tomaban las cosas le gustaban y asustaban por igual. Y estaba rojo hasta las orejas aun así tomó el aparato y contestó tartamudeando.

 

—Bu…Bueno ¿Quién habla?

 

—Soy Imayoshi. Tenemos un problema— y así fue que Sakurai dejó un poco de lado aquel suceso que tuvo con su compañero de piso y se concentró en cada cosa que le decía Imayoshi. Cuando terminó la llamada agradeció y colgó el teléfono para después retornar la mirada en la cocina, Haruka ya no estaba y supo de inmediato donde encontrarlo. El sonido del agua en la bañera le dio la respuesta pero mientras el otro estaba hundido en la tina Sakurai se estaba ahogando en sus emociones.

 

Después de ese instante el día fue muy tenso y llegada la mañana siguiente Haruka salió de casa antes de que Sakurai despertase sin decir nada. Tenía un ensayo, tal vez así podría despabilarse y aclarar que rayos le pasaba con el castaño. Tocó la guitarra y tocó algunas notas de “Dried up youthful fame”. Los chicos le observaban con preocupación, parecía más perdido que de costumbre pero nadie se atrevió a preguntar nada. Takao estaba ahí con el pequeño Suzuki en brazos mientras revisaba su móvil y se sorprendió a leer algo.

 

—Oh, el productor musical Imayoshi y el músico Ryou Sakurai tienen una relación, según informantes. ¡Vaya! —dijo Takao tiendo sonoro mientras Haruka fruncía el ceño y los demás se acercaban a leer la nota — Los paparazzi los han visto juntos en diversas ocasiones y…

 

Mientras todos seguían en su charla la guitarra se había quedado sola en medio del salón de ensayos, el azabache no estaba ahí y se había ido junto con su rabia, con esa molestia a flor de piel. Llegó a casa abriendo la puerta sin chistar y encontró a Sakurai secándose el cabello después de un baño, preparándose para salir. Haru tomó aire y cuando el otro iba  saludar le interrumpió.

 

—¿Por qué no me dijiste sobre tu relación? —preguntó frunciendo el ceño. Sakurai abrió los ojos sorprendido y negó pero el otro se aproximó amenazante, peligroso.

 

—No, no tengo una Haru..-san

 

—¿Qué hay de lo que dice la prensa? — Sakurai retrocedió un par de pasos hasta chocar con la puerta de la habitación que compartían.

 

—Fue un r..rumor falso…Imayoshi-san me informó de ello y…yo. —estaba temblando, asustado, cuestionándose por que tantas preguntas y rabia por parte del azabache pero entonces pensó que debía sentirse fatal por haber hecho aquello si es que en realidad tuviese una pareja. Entonces Haruka se pegó abriendo la puerta del cuarto mirándole aun fijo a los ojos, tan penetrantes, tan azules. —y..yo iré a aclararlo a los medios..ahora.

 

—Si no estás saliendo con nadie…—dijo sin poder terminar la frase, sin poder decir más. Sakurai abrió los ojos entendiendo y entonces Haruka lo tomó por los hombros cayendo juntos en la cama del castaño. — entonces yo…

 

Aproximó su rostro al de Sakurai estando encima de él, cercanía, respiraciones, el aroma ajeno, tantas emociones y aun roce de los labios interrumpido por el sonido del móvil de Haruka. El azabache se separó un poco, Sakurai pensó de aquello el  colmo pero aun así Haruka contestó la llamada.

 

—Haru. Te has ido del ensayo repentinamente ¿Todo está bien? —preguntó Makoto al otro lado de la línea.

 

—Makoto. Estoy en casa, me sentí mareado. —respondió a secas. Sakurai hizo un pequeño puchero mientras el azabache alzaba los hombros aun encima de él.

 

—Ya, ¿Quieres que vayamos a verte?

 

—No, estaré bien yo…—cuando iba a dar más explicaciones fue jalado por un impaciente Sakurai quien le estampó un suave beso en los labios, Haruka le correspondió mientras al otro lado de la línea Makoto seguía llamándole por su nombre. Entonces el azabache se separó — descuiden, nos veremos mañana.

 

—Haru, espera, ¡Haru! —el azabache cortó la llamada y lanzó el móvil lejos de ahí mientras siguió besando al castaño, palpando, perdiéndose en ese contoneo, en esa intensidad y en la demanda de sus caricias, de cómo la ropa cedía, de cómo inesperadamente ambos se buscaban hasta el alma bajo las prendas. Besos sonantes, de esos que dejan marcas al dia siguiente, eran repartidos en el cuerpo de Sakurai mientras que  sentía la virilidad ajena rozarle aquel lugar que por suerte ya había sido explorado, y decía por suerte porque no habría tal cosa como el dolor de las primeras ocasiones.

 

Solo una mirada bastó para decir que estaría bien, que podía ir directo al grano, que su cuerpo estaba lo suficientemente cálido y preparado para recibirle, además de ansioso, además de tanto. Y ver a Haruka arrodillado buscando una forma de entrar en él quien estaba exhibido y con las piernas abiertas fue demasiado, fue emocionante. Entonces cuando sintió rozar aquella virilidad algo pasó, ese tono de teléfono interrumpiendo de nueva cuenta. Sakurai suspiró ¿Realmente podía pasarle eso a él justo en ese instante?. Palpó hasta alcanzar el teléfono del buró de a lado y picó para contestar, trabajo era trabajo y de eso vivían.

 

—¿Si, diga? —preguntó Sakurai — Hola Imayoshi-san…s..si yo lo siento por no ir a la conferencia e..es que se me atravesó algo y…—se mantuvo en silencio cuando sintió la virilidad del azabache entrar en él conteniendo un gemido — no c..creo poder asistir…

 

—Espero que arregles ese ‘algo’ Sakurai —dijo Imayoshi tallándose la sien.

 

—Si, yo lo arreglo y l…lo siento —dijo conteniéndose aun más al sentir como Haruka empezaba a moverse contra el —A-a… nos veremos mañana…si —ni siquiera pudo despedirse y cortó la llamada para dar paso a una reprimenda qe fue contestada con embestidas por parte del azabache.

 

—Estamos a mano…—susurró arremetiendo contra él mientras Sakurai apretaba los labios y ojos disfrutando, dejándose someter de esa manera, de tantas formas, en tantas posiciones como el otro quería. No es que Haruka fuera muy fan del sexo pero cuando llegaba a hacerlo hacia de ello una buena experiencia, por su parte Sakurai había tenido sus queberes como con aquel policía pero nunca sintió eso, nunca había vivido con quien se acostase, siempre era cosa de una noche y eso sentía que pasaría a no ser solo un romance nocturno si no que se extendería hasta la madrugada y la mitad del dia siguiente.

 

Y así fue.

 

Sakurai se quedó en cama el resto del día totalmente agotado, fue consentido a montones con comida en la cama y alguna que otra palabra de ánimo innecesaria. Pero sobre todo su mayor paga era que ese chico de ojos azules le sonreía levemente, en sus ojos había brillos justo como los de Takao cuando miraba a Makoto, se sintió querido, se sintió amado.

 

 

XXXXXX Extra : Nobunaga Nanase XXXXXX

 

—Bien, Sakurai. La ventaja es que estando ahí puedes decirle a Haruka todas las cosas que no dices comúnmente… eso te des estresa y te ayuda a pasar el dolor—decía Takao dándole una palmadita en el hombro.

 

—Aunque yo se las digo a Kise sin importar el día…—comentó Kasamatsu mientras en el centro Sakurai estaba echando aire y quejándose sosteniendo su abultada pancita.

 

—Cuando nació Suzuki gritaba algo como “Ni se te ocurra volver a meterme esa cosa otra vez, Tachibana” jaja —decía Takao riendo sonoro mientras se limpiaba las lágrimas —fue muy divertido ver su cara de susto.

 

—Llegamos al hospital —dijo Reo quien conducía el vehículo —santo cielo, ponerte en labor de parto en pleno BabyShower ¿Por qué no son normales ustedes?

 

—Ya te quiero ver cuando tengas hijos, Reo-nee —el conductor rio divertido negando, no estaba en sus planes ni los de Himuro ser padres, preferían divertirse viendo a sus amigos batallar con sus chicos. Así a prisas bajaron a Sakurai del auto, ya afuera una silla de ruedas le esperaba al igual que la sala de partos y entraron a prisa al hospital donde los demás chicos le esperaban.

 

—Ya llegó, Haru —señaló Makoto la entrada donde una enfermera iba a toda prisa con Sakurai en la silla.

 

—Soy su pareja…—indicó Haruka mientras les seguía el paso y miró a Sakurai — ¿Estás bien? —estaba nervioso, casi tanto como el castaño así que no formulaba claramente sus palabras ni preguntas. De hecho, a pesar de su expresión de póker, antes de que llegase el chico había estado hecho un mar de nervios tanto que además de comerse sus uñas planeaba comerse las de Rei.

 

—Estoy en el paraíso…—respondió irónico Sakurai hasta que las puertas se abrieron. Le subieron a la camilla y prepararon todo a prisa para la llegada del bebé.

 

—Esto será muy rápido, sentirás muchos tirones pero no dejes de pujar ¿Bien? —Sakurai pegó la cabeza a la camilla ante el dolor y apretó la mano de Haruka. Entonces recordó el consejo de sus amigos.

 

—Haruka tu…—buscó palabras adecuadas para decirle, entonces frunció el ceño adorablemente mientras el otro estaba atento a sus palabras —eres un tonto…

 

—No te forces a hacerlo si no te nace…—respondió reacio cortándole la inspiración, Sakurai era malo para insultar a la gente pero aquello lo hacía adorable. De nuevo quejidos, tirones y la mano del castaño apretando la de Haruka con fuerza. Un llanto suave, más bajo que los gritos que Suzuki lanzó al nacer.

 

—Es un fuerte varón..—dijo el médico sosteniéndolo en brazos para pasarlo a la enfermera que lo limpiase. Haruka respiraba agitado, no más que Sakurai pero sí. Había emoción en su rostro, estaba expectante a verlo sin soltar la mano del castaño.

 

A Haruka no le gustaban las cosas complicadas y si toleraba los hijos de otros es porque sentía que no eran suyos. Pero al ver a su pequeño en brazos de Sakurai, al verlo tan tranquilo y en paz, tan indefenso y suave supo que no importaba si era complicado, amaba a su hijo, amaba a Sakurai.

 

 

—Nobunaga…—susurró acariciando la cabecita de su pequeño — …bienvenido. 

 

Notas finales:

Espero que les gustase, en particular me reí mucho escribiendo esto jaja. Gracias por leer Achromatic Habit y espero que sigan mis historias. Buen día!

 

-Yisus


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