Episodio 4
Una pizca de verdad
-¡Hey, Jack! -Mérida se acercó al mencionado haciendo una seña amistosa con la mano -¿Cómo te sientes?
-¿Es verdad que te desmayaste?- cuestionó Ranpunzel con rostro preocupado.
-Sí -afirmó -Pero no es nada grave.
-Pero ¿Que pasó?- exclamo la rubia.
-Nada, sólo me desplome.
-Eso no es nada, Jack -reclamó molesta la pelirroja -Las personas no se desmayan así porque así.
-Mery tiene razón -agregó -¿Te has cuidado bien?
Jack soltó un grito de exasperación -Están peor que mi padre- exclamó -No fue nada, solo cansancio nada mas.
-De cual quiere forma deberías cuidarte -sugirió Ranpunzel -Seria malo si te enfermas.
-No me va a ocurrir nada, Rap -mintió Jack, pues él mejor que nadie sabia la verdad; ambas mujeres solo se limitaron a ver como su compañero bajaba la cabeza con una expresión triste en su rostro, era casi imperceptible pero ahí estaba, frustración e incompetencia estaba alojada en sus expresiones. Cerró sus ojos a causa del cansancio, recargó la cabeza en el respaldo del pupitre y se dejo llevar por aquella sensación extraña que invadía su cuerpo; poco después los recuerdos de la noche anterior sacudieron su mente.
-¡Jack!- fue lo ultimo que escuchó antes de desplomarse -¡Hey Jack, hijo reacciona!
Norte se encontraba desesperado, sujetó la cabeza de su hijo, dando pequeños golpes en sus mejillas tratando, de esta forma que reaccionara.
-¡Jack!... ¡Jack! ¡Oye, despierta! - no había respuesta de parte del mencionado- “Mierda”- pensó –Hiccup, ven a ayúdame -llamo al menor quien al salir del cuarto de su hijo quedo bastante sorprendido -¿Que haces en el cuarto de Jack?
-Eh? -exclamó Hiccup aun adormilado.
-Bueno eso no importa -recapacitó el hombre, recordando lo que realmente importaba -Ayúdame a llevarlo adentro - el adolescente se acerco al viejo oso tratando de socorrerlo -No crió, es imposible que tú puedas cargarlo, vamos tráeme un bote con agua caliente.
-Si -fue lo único que respondió para después ir a ser lo que le indicaron.
Una vez en el cuarto, Norte colocaba comprensas de agua caliente en la frente del albino.
-No sería mejor con agua fría si lo que tiene es fiebre -comentó el castaño incrédulo.
-Lo que pasa es que el no tiene fiebre -una pausa -Se esta congelando.
-¿Qué? - vociferó sobresaltado -¿Cómo que se esta congelando?
Un pesado suspiro salió de la boca del viejo oso -Es una larga historia, Hipo ya la sabrás a su tiempo...claro eso si Jack quiere contártela.
-Pero… -ya iba a reputar a algo cuanto de entre aquella extraña conversación, surgió una voz tenue que se quejaba en lo bajo.
-¡Hijo!- exclamó -¿Cómo te sientes, campeón?
-Un poco adolorido de la cabeza -agregó -Pero bien.
-Que bueno, me alegro -Norte se levantó de su silla mientras colocaba una mano en la frente de su hijo -Bien parece que todo esta en orden.
El albino asintió con la cabeza -Será mejor que me prepare para ir a la escuela.
-Eso depende de cómo te sientas.
-Me siento lo suficientemente bien como para ir a la escuela.
-Bien -agregó el hombre robusto saliendo de la habitación en la cual descansaba su primogénito.
El adolescente se levantó de la cama dispuesto a arreglarse y cambiar sus prendas se quito la camisa de la pijama que traía puesta, dejando su torso al desnudo y posteriormente comenzó a quitarse los pantalones, fue si no hasta entonces, antes de bajarse el resto de su pijama que cayó en cuenta de la presciencia de Hiccup.
-Hi...Hi...Hiccup -grito mas que sorprendido -¿Cuánto tiempo llevas ahí parado?
-Realmente nunca me fui -respondió con simpleza.
-¿Y porqué no decías nada?- el castaño solo se limitó a encogerse de hombros -¡Increíble! -suspiro Jack resignado -¿Acaso no pensaste en que pude haber quedado desnudo enfrente de ti?
-¿Y eso qué tiene de malo? –agregó -¿No somos acaso los dos chicos?
-“Es verdad” - pensó el albino –“¿Porqué soy el único que se siente avergonzado?” - echo un vistazo hacia Hiccup, un sonrojo exagerado se instalo en sus mejillas al encontrar al menor vestido meramente por una camisa larga, posiblemente de suya, la cual le cubría hasta medio muslo; su cabello largo como él de una chica, ojos verdes, labios delgados, simplemente hermoso. El mayor se quedo unos minutos mas absorto en sus pensamientos nada saludables hasta que una pequeña voz lo saco de ellos.
-Oye Jack
-¿Qué sucede?
-¿No te estabas arreglando para ir a la escuela? -preguntó incrédulo el castaño mientras señalaba con la mano el reloj, que se encontraba en la pared.
-Mierda -bramó -Ya es tarde
Presuroso se dirigió al armario sacando el uniforme del instituto, el cual consistía en un chaleco gris con un pantalón negro, una camisa blanca y en su caso una corbata azul.
-Nos vemos en la tarde, pequitas -se despidió no sin antes dar un beso en la mejilla del menor, sin darse cuenta de lo que había hecho, salió de la habitación dejando a un muy extrañado Hiccup.
El sonido de una banca arrastrándose fue lo que hizo que Jack regresara de aquel viaje pasajero, en el cual se había sumergido. La clase de ciencias paso sin contratiempo alguno posteriormente siguió la clase de educación física, en la cual cabe admitir que Jack era excelente. Una vez en lo vestidores un chico se acercó a él.
-Hey Jack, te buscan en la entrada.
-¿A mi? ¿Quién?
-No lo se, una chica.
-¿Una chica? -cuestionó extrañado.
-Si, muy linda -agregó -Cabello largo cobrizo y ojos verdes.
-Si, creo que ya se quien es -suspiró cansado -Ahora voy.
Rápidamente se dirigió a la entrada de la escuela, corriendo presuroso tropezándose con uno que otro compañero suyo, vagó por lo pasillos hasta que finalmente llegó a su destino, encontrándose con un grupo de jóvenes que provocaban tumulto alrededor de una sola cosa.
-Hola guapa -hablo un chico -Deseas divertirte un rato.
-Si, ven con nosotros -agregó otro.
-Sin duda es una hermosura -comentó un nuevo joven.
-Joder -exclamó Hiccup molesto -Ya les dije que...
-¡Pequitas! - fue interrumpido por Jack, quien se acercaba a paso rápido a donde se encontraba el castaño
-¡Jack! -emocionado corrió al encuentro con su salvador
-Pequitas ¿Qué sucede?- agregó- ¿Qué haces aquí?
-Pues tu padre me mando a ver como seguías.
-Ese viejo -por enésima vez suspiro en el día -Estoy bien no te preocupes -revisó su reloj que traía en la muñeca y volvió a dirigir su mirada al castaño -Salgo en media hora... ¿me quieres esperar para irnos juntos?
-¿Eh? Claro...-un momento de silencio envuelto en un aire incomodo –Pero ¿podrías sacarme de esta? -mencionó señalando al grupo de estudiantes a su espalda.
-Ok -se acerco suavemente al oído del castaño, colocando sus labios a tan solo unos milímetros de distancia, provocando un tenue sonrojo en el menor –Ve hacia tu derecha, cruza el patio central, ve derecho por el pasillo y sube las escaleras, llegaras al salón de arte espérame ahí.
-Pero... -agregó -¿Y si alguien entra?
-Nunca va por esos lares a esta hora, así que esta bien -se incorporó nuevamente, echo una mirada cálida a su rescatado y sonrió de lado -Bien...pues no vemos en un rato...ahora, corre - dio un empujón en su espalda e Hiccup comenzó su andar.
-Hey chico -habló uno de los jóvenes dirigiéndose al albino ojo azul -Linda novia la que tienes ahí.
-No es mi novia -respondió a lo bajo.
-¿Ah no? -agregó -Entonces no te molestaría pasármela un rato ¿verdad, viejo?
-Ni siquiera es una chica ¿sabes?
-¿Enserio? -se mofó- Pues no me importaría en lo absoluto, eso no quita que sea una hermosura, un trasero es un trasero ¿no?
Esas palabras lo asquearon de sobremanera, un odio indescriptible e involuntario lo dominó y de forma rápida, se acercó al hombre frente a sus ojos, tomo con brusquedad la camisa del contrincante entre sus manos y con una expresión seria, se acercó su rostro, susurrando de forma amenazante, al imbécil que hozo en insultar a Hiccup
-Oye bien, estúpido -agregó -Que ni se te ocurra ponerle un dedo encima... ¿entendiste? -el chico intimidado solo atinó a asentir con la cabeza -Bien... no querrás ver a Jack Frost enojado, sabes muy bien la fama que me cargo.
Era verdad, Jack no solo se caracterizaba por ser listo, atractivo y a su vez solitario, sino también por ser un busca pleito. En cada combate el era vencedor, su fuerza no era comparable con la ningún otro. Era temido y respetado.
-Si...lo siento -tartamudeo un poco.
-Bien -bramó molesto –Entonces…nos vemos.
Termino de hablar alejándose lentamente del lugar, dejando a un asustadizo chico atrás suyo; cansado por la discusión anterior, decidió saltarse la clase y dirigirse al lugar donde se debía encontrar el castaño. En el camino se topo con sus dos amigas, a las cuales decidió simplemente pasar de largo, se detuvo a media andar, miró hacia el cielo y vio como unas nubes comenzaban a tornarse grisáceas, apretó un poco mas su paso hasta que llegó al salón de arte. Vasta fue su sorpresa cuando al entrar se encontró con una imagen que lo saco por completo de sus casillas
-¡Pe...pequitas ¿Qué haces?!