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Amado elfo por Shiochang

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Amado Elfo
El corazón de Heero

Heero frenó como pudo el golpe que se habría dado Quatre por detener al desmayado Dúo. Ambos se veían muy pálidos, pero el que más le preocupaba era Dúo que apenas respiraba mientras su mellizo lloraba.

- Tranquilo, Quatre - tomó al trenzado elfo y lo colocó con cuidado en el suelo - Dúo estará bien, no te angusties, - lo abrazó con ternura - anda, deja de llorar, yo lo curaré.

- Amo, Dúo le ha traspasado toda su energía - le dijo lloroso - lo que significa que estará indefenso por un buen tiempo, ni siquiera...

- No te preocupes tanto - lo interrumpió viendo que Trowa y Wufei andaban cerca con sus hombres - ya verás que todo se arregla.

- Esa mujer quiere hacerle todo el daño que pueda, amo, su "cariño" se ha tornado en un odio tan profundo que ni ella misma va a ser capaz de superarlo y no se calmará hasta que nos vea a Dúo y a mí muertos.

- Entiendo - tomó a Dúo por el cuello y las rodillas y lo levantó - realmente ustedes no pesan nada - afirmó - llevémoslo adentro, no quiero que vean mi magia funcionando, todavía hay quienes creen que los elfos ya no existen y prefiero que sigan creyéndolo.

- Amo - le siguió el rubio - ¿qué clase de conjuro va a usar?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Es que si usa un conjuro muy poderoso, la magia recién adquirida le podría hacer daño a usted y aquello no le gustaría a Dúo ni a mí tampoco.

- Quatre - le dijo colocando a Dúo sobre la cama en su habitación - Mi pequeño elfo - lo tomó por las mejillas y lo miró a los ojos - ¿Es que tú crees que pondría en riesgo la vida de cualquiera de ustedes así? Los adoro, así que tranquilízate, no me va a pasar nada a mí y menos a ustedes.

- Amo - lo abrazó con fuerza.

- Bien, vamos por Dúo - se separó.

Heero se sentó en la cama y apoyó lo cabeza de Dúo en su regazo, luego comenzó a desatar la trenza del elfo mientras recitaba suavemente un conjuro para la recuperación de las fuerzas del muchacho. Terminó de liberar el cabello del castaño y comenzó a hacer delgadas trenzas que iba besando una a una al terminar y dejando a un lado.

"En mis labios severos brota tímido el ruego
como flor, y me inundan suavidades extrañas,
languideces de seda; y me incendio en el fuego
de los ojos profundos que velan tus pestañas".

A Quatre le dolía ver aquello, el amo se tomaba demasiadas molestias para cuidar a su hermano, estaba muy celoso de la ternura conque lo cuidaba, quería mucho a su hermano, pero hasta aquí llegaba el cariño si el amo lo ignoraba por amarlo a él.

- Quatre.

- ¿Amo?

- Siéntate a mi lado - le pidió, el joven se sentó a su lado - ¿por qué te has puesto tan triste? - se apoyó en su hombro - a ti también te quiero mucho, haría lo mismo por ti y lo sabes.

- Es porque estoy seguro que su amor por él es más apasionado que por mí - le dijo abrazándolo - y eso me duele.

- No seas tonto, Quatre, tú eres mi ángel dorado - lo besó en la mejilla - es que te trato de otra manera porque eres más delicado y menos alocado que Dúo - continuó haciendo trencillas - cuando termine con el cabello de tu hermano te mostraré cuanto los quiero a los dos.

- Tiene para rato - trató de sonreír.

- Es posible - lo besó de nuevo y regresó a lo que estaba.

"Incendiado el firmamento
de arreboles que lo inflaman,
amanece; como un breso
tus mejillass roza el aura
matinal que juega con
tus cabellos ¡Oh, amado!
y que con susurros leves
como caricias de alas,
perfuma de sutilezas
y ligeramente embriaga".

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Era casi media tarde cuando los tres salieron del castillo rumbo al bosque de los almendros acompañados por un montón de guardias que rodearon todo el bosque para evitar que alguien atacara a su joven amo mientras él hacía "tratos con la naturaleza".

- Amo - le dijo Dúo, aún estaba cansado por el desgaste de energía que significaba traspasar sus poderes a un humano - ¿Qué clase de magia pretende invocar?

- Para lo que voy a hacer necesito todo el poder de un elfo.

- Debió dejarme en casa - dijo cansado - mi magia está muy agotada y dudo servirle más que de estorbo.

- La magia que ahora poseo es tuya ¿recuerdas? y no puedo usarla por completo sin poner en peligro a Quatre, así que necesito que actúes como catalizador.

- Sólo voy a estorbar - insistió.

- Cállate, Dúo - lo regañó.

- Pero, amo...

- Nada de peros, vas a hacer lo que se te ordena y te callas.

- ¿Por qué el bosque de los almendros? - intervino Quatre pensativo - ¿hay algo especial allí?

- En los almendros en flor se concentran todos los poderes de la naturaleza - le explicó caminado hacia un pequeño claro que parecía ser el centro del bosque - aquí se reúne toda la magia de aquellos seres decididos a proteger a la naturaleza y a las criaturas del bosque.

- Pero ¿no alterarán la magia los humanos que nos están cuidando?

- Di la orden que no entraran en el bosque hasta que comenzara a ponerse el sol o mi conjuro no dará resultado.

- Entonces debe empezar, no le vaya a faltar el tiempo después - le dijo Dúo sentándose en un tocón.

- Estás siendo insolente, Dúo - lo tomó por el brazo y lo hizo sentarse a su lado - Quatre - lo sentó a su lado y los tres formaron un triángulo - necesito que los dos pongan sus mentes en blanco y se concentren en sentir como el viento trae a los espíritus de los elfos asesinados para que su magia se concentre en nosotros.

Dúo y Quatre cerraron los ojos y Heero empezó a recitar suavemente un conjuro:

"Por la vida dulce que saldrá de estas ramas, por el calor del sol que las baña, por la dulce fragancia que inunda el ambiente, por el amor que le tengo a los jóvenes presentes, madre naturaleza os pido me concedáis el favor que vengo a solicitaros"

Una cálida sombra dorada se posó entre los tres jóvenes:

- ¿Qué deseas, Heero Yuy, amo de los elfos?

- Deseo me concedáis para Quatre y Dúo la gracia de la magia de los elfos que hace poco fueron asesinados en mi reino.

- Uno te ha entregado su magia y el otro lo hará también - le dijo dudando.

- Alguien los quiere muertos y lo deseo proporcionarles toda la protección posible.

- Está bien, llámalos - desapareció.

"Dulzura eterna, calor perenne, amor infinito y cariño poderoso, te pido de todo corazón traigas a mí la magia que ha de hacer fuerte a Shinigami y que evitará la muerte de alguno de los elfos que yo amo"

Una blanca luz elevó unos centímetros del suelo al príncipe que puso sobre las cabezas de los elfos sus manos.

"El Angel dorado de la mañana tendrá la fuerza y el poder de convencer a quien se le acerque de no darle muerte, tanto por su dulzura como por su carisma, la vida sea larga para el más hermoso de los elfos".

"El ángel trenzado, mi testarudo amor, tendrá la fuerza para oponerse a cualquiera, se defenderá de la muerte y no se dejará vencer, la noche no lo tocará, ni la tristeza abatirá su alma, la vida sea larga para el más apasionado de los elfos".

"Para mí sólo deseo verlos tranquilos y felices, que la vida junto a ellos sea larga y placentera".

La luz dejó a Heero y volvió a bajar al suelo quedando completo el conjuro.

- Amo - le dijo Dúo preocupado - ¿es cierto que Quatre es el más hermoso de los elfos?

- ¡Ay, Dúo! - Quatre se puso rojo como grana.

- Quatre tiene una belleza arrebatadora, parece un ángel de cristal, pero eso no significa que tú no seas bello, sólo que tu personalidad sobresale más.

- Comienza a anochecer - señaló Quatre aún acalorado - sus hombres han entrado al bosque persiguiendo a alguien.

- Vamos, regresemos a palacio.

- Amo ¿quiere un baño?

- ¡DÚO! - le reclamó y siguieron andando.
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La noche caía sobre el castillo y tres jóvenes estaban bañándose en el agua tibia y perfumada. Uno de ellos se esmeraba masajeando con suavidad los hombros de su joven amo, adoraba acariciar sus fuertes músculos bajando por su espalda acariciando su columna provocando que se arqueara de placer mientras su trenzado hermano se dedicaba a masajear de la misma forma los bien formados músculos del pecho y el abdomen de la misma manera.

- Yo no sé que voy a hacer con ustedes - gimió atrapando las manos de Dúo que bajaban por sus caderas - par de pervertidos.

- Pero le gusta - le dijo Dúo sensualmente apoderándose de una oreja - y nos ama.

- Son insaciables ¿verdad?

- Mientras tengamos vida, lo amaremos con todas nuestras fuerzas - le dijo Quatre adueñándose de la otra - nuestros cuerpos y nuestras almas son suyas.

- Y yo soy de ustedes - soltó las manos de Dúo y los rodeó con sus brazos - pero también quiero brindarles placer.

- A nosotros nos basta con que usted lo sienta - dijo Dúo bajando con los labios por la garganta - tenerlo y ser suyo es mi máximo placer, es tocar el cielo con las manos.

- Pero cambiemos de posición - pidió Quatre - siempre eres tú quien está cerca de su corazón.

Dúo lo miró y se sonrió permitiendo a su hermano colocarse frente al amo y comenzó a recorrer su columna de arriba a abajo delicadamente llegando al trasero y frotando levemente el lugar por donde habría de adueñarse de su cuerpo.

- ¿Amo?

- ¿Qué, Dúo?

- Arrodíllese - le pidió introduciendo el primer dedo - como la primera vez - comenzó a preparar el camino dilatándolo lentamente.

Quatre, por su parte, de dedicó a acariciar dulcenmente su pecho bajando lentamente por los músculos abdominales hasta llegar a su miembro que se erguía orgulloso antes de frotarlo con suavidad de arriba a abajo y de vuelta, presionando levemente la punta.

- Ahhhhhh! - gimió echando la cabeza hacia atrás.

- Amo - dijo Dúo mordiéndole suavemente el hombro - yo lo amo - retiró los dedos de su entrada ya lista y se colocó a su espalda - lo amo - repitió adentrándose en él.

Quatre puso sus rodillas en torno a las caderas de Heero y si hizo empalar con su sexo. Heero abrió los ojos al sentir el gemido de dolor que el pequeño rubio emitió y comenzó a acariciarlo por todos lados donde alcanzaban sus manos entreteniéndose en su miembro necesitado de atención.

- Mi dueño - gimió Quatre exaltado - lo amo tanto - sentía como entraba y salía de su interior y aquello mandaba violentas corrientes eléctricas que inundaban todo su ser - siga...

"Cuando, trémulos de ansias, juntó el roce de un beso
a los mios sus labios, como púrpura rojos,
fue tan grande esa dicha y fue tan dulce el peso
de esa amable locura, que cerramos los ojos".

Dúo se movía lentamente alargando lo más que podía el placer, llegando hasta el límite de sus fuerzas mientras se aferraba con fuerza a sus hombros, pero sabía que ya no podría detenerse más, en especial cuando su amo echó hacia atrás la cabeza buscándole, ofreciéndole aquel beso que la vez anterior no le había recibido.

"Oye mi canto inpregnado
de este ambiente tibio y fresco,
de suavidades de luna
y del fuego en que me incendio.
Pon la nota; yo la lira
estremecida del pecho;
pone el agua cristalina
de la fuente en que yo bebo
la inspiración, y, en mi canto,
pon el ritmo de tus besos".

- Ahhhhhhh - gimieron los tres a la vez al terminar casi al mismo tiempo cayendo rendidos al agua que se comenzaba a enfriar.

Heero fue el primero en recuperarse y tomó a Quatre y lo sacó del agua antes de ir por Dúo, sus elfos aún no recobraban la respiración ni el pulso debido al ejercicio.

- Vengan, vamos a descansar un poco antes de bajar a cenar - los abrazó y los besó suavemente en los labios - esta noche dormiremos ¿de acuerdo?

- Si, amo - le dijo Quatre apoyándose en su hombro.

- ¿No podemos cenar aquí? - dijo Dúo bostezando - no me quiero mover.

- Es tu culpa - le sonrió Heero - pero puedes quedarte aquí, yo debo bajar a cenar.

- ¿Por qué? - le dijo Quatre.

- Por el Duque Wufei y el príncipe Trowa, son mis invitados y no puedo dejarlos abandonados aunque quisiera.

- Está bien, amo, lo acompañaré - se acostó en la cama - si es que logra despertarme.

- Yo también - lo imitó Quatre.

Heero los miró con seriedad un segundo y se acostó entre ambos, no les podía discutir, ambos ya estaban dormidos...

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Era bastante tarde cuando bajaron a cenar, Wufei y Trowa habían esperado bastante rato a su anfitrión antes de decidir cenar a solas y ya casi estaban a la mitad cuando él apareció por el comedor sin compañía.

- ¿Y tus amores? - le preguntó Wufei burlón.

- No pude despertarlos - admitó sin inmutarse - están muy cansados por todo lo que ha ocurrido hoy.

- No te los vayan a robar.

- Dejé una guardia a cargo de ellos - negó - junto con un pequeño hechizo, nadie los va a mover de ese lugar a no ser que ellos quieran irse.

- Lo veo bien difícil - dijo Trowa.

- Quatre señaló que los guardias entraron al bosque persiguiendo a alguien - miró a los dos jóvenes - ¿Lo capturaron?

- Es una chica bastante extraña - dijo Wufei - dijo que no iba a hablar con nadie que no fuera el propio Heero Yui en persona o alguno de sus elfos, que lo que tenía que decir le incumbía sólo a él.

- Pero mis hombres me dijeron que ella es la hermana de la Princesa Lucrecia Noin - agregó Trowa - y se parecen bastante, he de decir.

- ¿Qué querrá? - dijo pensativo - ordenen que la traigan aquí, si es una princesa, debe ser tratada como una invitada y no como prisionera, no quiero problemas con su reino.

Al poco rato dos guardias llegaron escoltando a la chica.

- ¿Príncipe Yui?

- Así es - asintió él - ¿quién eres?

- Mi nombre es Hilde - le lanzó una mirada asesina a Wufei - la princesa Hilde del reino Noin.

- Pudiste haberlo dicho y no te habríamos encerrado en las masmorras - le replicó Wufei.

- Señor, mi hermana me envió a avisarle algo terrible, los hombres de Oz han destruído la aldea de los brujos Boccel y han secuestrado a su reina para que les diga como revertir el poder de Shini... Shini...

- ¿Shinigami?

- Si, eso. Esa bruja odia a los elfos, ella le explicó a Traize cómo matar a los elfos hace poco.

- Ni que hablaras de la propia Reelena - dijo Trowa.

- La princesa Reelena pretende robarle sus poderes a la bruja para así vengarse del Señor Heero. Mi hermana iba a tratar de hablar con el Señor Miliardo para ver si podía ayudarnos, si ella pone en verdadero peligro al reino Yui, todos los reinos vecinos nos veremos afectados.

- Zech me dijo que iba a ayudarme - dijo preocupado - espero que él logre contener unos días a su hermana, mi magia está demasiado débil aún para enfrentarse contra una bruja.

- Con más razón debes regresar junto a los elfos - le dijo Trowa preocupado - no vaya a ser que rompa tu hechizo y les haga daño.

- Bien, no vemos mañana, entonces, buenas noches.

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Continuará...

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Ji, ji, ya vieron que Heero prefiere a Dúo que a Quatre, pero no pretende dejarlo de lado, por eso le hizo el hechizo a él primero, lo quiere de una manera más "delicada", aunque creo que lo hice un poquito cursi.
A propósito, el lemon no es mío, no soy muy buena para éso, como ya les dije.
Ah, otra cosita, el conjuro para invocar la Naturaleza y su magia lo saqué de un libro que se llama "Magia de los Dragones", aunque no es exactamente el mismo dado que debe hacerse bajo los azahares (flores del naranjo) y al amanecer. Les ruego no lo intenten si tienen un naranjo en flor, uno nunca sabe quien va a responder.
Otra cosa ¡Adivinen quien recita! y me dicen quien creen que es en un review, yo les contestaré en el capítulo 10!
Shio Chang
Si, ya sé, estoy loca ¿y?

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