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Enséñeme Hibari-Sensei por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

Entran tres personajes más = dos parejas leves.

Clase V. El Árbitro.

+ : : POV Estudiante : : +

Como pueden apreciar, queridos lectores, tengo rota la nariz o sangra mucho, para mí es un dolor insoportable, más porque el tipo que me acaba de tirar al piso parece conocer muy bien al profesor con el que acabo de tener relaciones… dios, el sangrado aumentó. Moriré, desangrado; Dino Cavallone, el que al fin se ha tirado al peor y más temido maestro de la escuela, morirá en medio del pasillo.

—Deja de lloriquear y levántate –me dice.

—No pensé que te gustara desflorar estudiantes, no cabe duda de que vas de mal en peor, Hibari –agrega el hombre de cabellos grises, sin saber porqué, creo que estos dos guardan historia en común y se me revuelven las entrañas en imaginarme tan siquiera por un instante que también ha tenido entre sus brazos a mi profesor.

—Mis asuntos no te conciernen, italiano -… a alguien le gusta la comida internacional… no, no, no, no Hibari siempre ofende a todos, incluso me atrevo a pensar que con el Director, desde mi heroica llegada ya no se buscan más. Dino, estás divagando de nuevo.

—Yo… debería irme –aventuro.

—Lárgate –me responden los dos al mismo tiempo, y aquí se agrega otro indicio a mis sospechas, dirijo mis ojos hacia el moreno con el que he compartido lecho y no puedo evitar suspirar casi imperceptiblemente, no por amor, sino por dolor; aparto la mirada y salgo sin agregar algo.

Cuando llego a casa, recibo regaños, pues he olvidado lo que debía comprar, de hecho ni recordaba que había salido al centro comercial para eso, tal pareciera, que para lo único que salí fue para encontrármelo y hacerlo mío.

Me encierro en la habitación, y me masturbo pensando en él ya que el olor y la textura de su piel todavía, la percibo tan próxima, como si estuviera lado mío. Suspiro de nuevo, por anhelarlo insanamente. Es la calentura del típico adolescente miertero. Sólo deseo que ese tipo de ojos aceituna no se le acerque mucho. Aunque yo no tengo ningún derecho sobre él.

Esperen, claro que lo tengo, el amante en turno soy yo.

¡Más vale que se aleje de él! Sino…

¿Sino qué, Dino? Le lanzarás cuadernos hasta morir, seguramente.

No ganas ni un solo centavo, él vestía ropa de diseñador, creí que eso estaba reservado para las mujeres pero ahora los hombres también pueden darse ese lujo, como sea que fuere, él tiene un estatus que yo no y si quiero cambiar la perspectiva que tienen sobre mí…

Al día siguiente, me busqué un trabajo de medio tiempo.

+ : : Profesor : : +

No vi al mocoso más de cinco segundos en todo el día, y cuando intenté acorralarlo, se escapó; no sé qué otra cosa esperaba, seguramente después de haberse acostado conmigo ha logrado su cometido y ya no piensa volver a molestarme. Qué patético, aunque sea lo mejor para mí y Reborn no dejo de pensar en la lastimera mirada que me echó ayer antes de irse.

Tampoco se libra de mi cabeza la inesperada visita de Gokudera Hayato anoche, a pesar de que no se quedó más tiempo después de que el estudiante de pacotilla se había largado, ocupó suficiente de mis preciados segundos para dejarme en clara una cosa, seguiría de cerca el desarrollo de la historia entre el mocoso y yo. Vaya patraña, no le divertirá enterarse que esa aventura culminó.

Mejor para mí.

Reborn me buscó en cuanto sonó la última campana y se invocaba a los bichos rastreros a los talleres.

—No estoy de humor.

—Eso quiere decir que anoche tuviste acción –mordió.

—Es lo que querías, así que mientras esté de su puta no tendré tiempo para ti –aclaré, él se molestó y me agarró la barbilla con fuerza.

—Una zorra como tú no puede estarse quieta en el nidal, necesita buscar quién la folle hasta que se vuelvan a doblar las patas –arrojó su aliento cerca de mi oreja –, y no puedes ser fiel a un pito –a decir verdad me estaba excitando el hijo de perra, pero continuaba con ira hacia él.

—El mocoso resultó dotado –me reí –, y tiene vigor, ya veremos si soy el que te busca.

Debido a ese episodio, necesitaba desahogarme sexualmente, y la mejor manera (la gratuita) era el herbívoro.

+ : : Árbitro : : +

Seguí al chico en cuanto salió de la escuela, no se dio cuenta, en realidad es tan torpe… me centré en averiguar más de él, además de lo obvio, adolescente e inútil, no sabía mucho más de él. Me mueve mucho la curiosidad sobre esto, es un tipo que logró mover a Hibari en una cama, estoy seguro, pero conociendo a Hibari esto seguramente fue un giro vertiginoso sobre su dieta habitual, consistente en hombres viciosos, perversos y carentes de moral; eso, o esta situación sentimental ha sido forzada. Es lo que debo desentrañar.

Mientras espero que salga de varios locales donde se piden trabajadores, veo que tarda más de lo habitual en una cafetería dedicada al servicio de mayordomos.

Pobre mocoso, si piensa que con dinero podrá comprar a Hibari… tiene razón.

Entré en la cafetería, en seguida me atendió un moreno con sonrisa insoportable.

—Sea bienvenido, ¿qué desea tomar? –pero mis ojos no dejan de perseguir al rubito que habla, casualidades de la vida, con otro rubio, seguramente el dueño, en la parte trasera del local –¿Señor? –veo que su insistencia no terminará.

E mi tarea, tal parece que han llegado a un acuerdo, ambos rubios asienten.  con otro rubio, seguramente el dueño, en la parte tspresso.

—En seguida –y no cesa en el empeño de mirarme a los ojos, seguro trato obligado, así que lo despacho con una leve sonrisa, su cara pasmada fue divertida.

Volviendo a mi tarea, tal parece que han llegado a un acuerdo, ambos rubios asienten y alguien se encarga de quitar el letrero se solicita mesero. Bingo.

Regresé a la tarde siguiente y, en efecto, el chico empezó a trabajar. Yo cambié de mesa, tres veces, alegando incomodidad por silla, mesa o luz, esperando que el estúpido rubio fuera quien me atendiera, pero no, me seguía incansablemente el moreno insoportable. Decidí cambiar de estrategia.

—¿Desde cuándo trabaja aquí? –pregunté a mi esclavo mesero en cuando dejó el café en la mesa.

—Hoy –respondió de inmediato, no sin sorpresa.

—¿Qué sabes de él?

—Casi nada –contestó en automático, detecté decepción en su voz –Si le interesa tanto saber yo podría…

—No –le interrumpí –, sólo llámalo, él lo entenderá.

En cuanto lo tuve enfrente, se congeló en su lugar.

—¿Todo bien? –inquirí burlón –. Mi nombre es Gokudera Hayato. He venido a hablar contigo.

—Yo también, pero ahora trabajo.

—Es lo que veo –dejé monedas en la mesa –, en cuanto salgas estaré esperándote.

+ : : Estudiante : : +

¡No esperaba encontrármelo justo en mi primer día de trabajo! No sé bajo qué maldición opero, pero no cabe duda que alguien allá arriba me odia, aún no estaba listo para encarar a este sujeto, aunque tenía muchas ganas de aclarar las cosas, fue por eso que acepté la charla.

—Gracias por el arduo trabajo-kora –me dice el Jefe.

—¡Hasta mañana! –me despido rápido de todos y tomo mis cosas al salir, no me sorprende que el sujeto de cabellos plata llame la atención, siempre bien vestido y con aire de mundo. Lo detesto.

—Oye, relájate, se te nota la necesidad de preguntarme qué relación tengo con Hibari.

—¿Có-Cómo lo sabes? –empezamos a caminar hasta llegar al parque.

—Eres obvio… y torpe –las dos cosas que más veces me han descrito, me pregunto si algún día eso dejará de perseguirme –. Conocí a tu profesor hace algunos años y tuvimos algunos encuentros, pero terminaron debido a su… particular insistencia en buscar patanes –empezó a fumar –, tarde o temprano él te dejará de lado, prepárate para eso.

—¿Por qué me estás diciendo todo esto?

—Si digo por tu bien, sonará demasiado altruista. Algo que no soy. La verdad es que Hibari Kyōya me es detestable y siempre he buscado que alguien le dé una lección –me miró con insistencia –, me preguntaba si tú podrías ser la persona que busco –me apuntó con el cigarro.

—Nada de lo que pudieras ofrecer alguien tan despreciable como tú podría hacer que yo dañe a…

—Vaya, te estás enamorando de él, mocoso. Será tu perdición, te lo auguro. Si en este momento vas a buscarlo y te confiesas no lograrás más que cavar tu propia tumba.

—No me importa –lo miré molesto –, todos ustedes no lo ven más que como un objeto y… y si yo… –bajé la mirada al suelo –. No quiero volver a verte cerca de Kyōya, o lo vas a lamentar –amenacé.

Quedé sorprendido de mi resolución, corrí. Y no me detuve hasta llegar a él.

Toqué la puerta hasta que lo tuve enfrente, me apresuré a tomar sus labios contra los míos. Mi respiración continuaba agitada, dejé mis cosas en el pasillo y por más que él alego, lo arrojé al suelo, dejando besos por su cuello y boca. Lo despojé del pijama, atravesé con una sola caricia sus finas nalgas, ansiándolas. Trató de golpearme, pero mi necesidad me volvió más fuerte que él. Mucho más, al punto que mis roces eran rudos pero aun así transmitiéndole el amor que solo en silencio le puedo profesar. Ninguna torpeza me detuvo, el tal Gokudera tenía razón.

—¡¿Qué rayos…?! Un… n, Nnn… Nmn… Ahh Aah…

—Kyōya*, Haré que te enamores de mí–gruñí mientras lo penetraba en el piso, intentó escapar, pero me afiancé de su cadera, atrayéndolo hasta volver a clavarlo, la mente se me nublaba mi aliento chocaba en su nuca, entrelacé mis dedos con los suyos, suavemente le di la vuelta, le miré profundamente a los ojos y estrellé los labios sobre los suyos, tan soeces.

—N-No te muevas –quiso ordenarme, su pene erecto lo tomé y acaricié tal y como a mí me gusta tocarme, mis caderas se movían por iniciativa propia, al inclinarme para volverle a besar, me mordió hasta sangrar un poco, intenté sonreír, no sé si notó la ironía allí.

El segundo encuentro fue más calmado, y en la cama. Lo rodeé con mis brazos y no lo dejé ir ningún segundo, estaba enrojecido y aturdido por la mezcla de olores, de mi semen y mi sangre sobre su cuerpo.

­—Ah… Ahh Aah ¡Ahh…! Her… herbívoro idiota… ­-me encadenó con las piernas, levantándose hasta quedar empalado por mí, le gemí al oído. Debo escucharme como un animal en celo.

Hoy no fui diferente a los otros hombres que lo han  poseído, lo sé. Pero no voy a descansar hasta que este orgulloso y sádico profesor… me necesite.

Al mismo nivel enfermo en que lo necesito yo.

 

 

Notas finales:

*Dino dijo el nombre de pila, el resto, sólo lo pensó.

Próxima actualización: 21 o 23/Marzo/2015


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