Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesas de alcoba por Haruka Eastwood

[Reviews - 83]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sabaku no Gaara Pov

Hace muchos años, cuando aún era muy pequeño mi madre me dijo que si la vida te da limones, que hagas limonada. En ese entonces no le entendí, de hecho ni siquiera tenía una idea clara de lo que me quería decir con eso, por lo que ingenuamente espere que de la nada aparecieran limones, para entonces así poder hacer una rica limonada que tomáramos mi madre y yo. Ahora todo es distinto y comprendo que lo que me quiso decir en ese momento, quería que aprovechara las oportunidades que te da la vida, pero ¿qué pasa si me niego a aceptar esta nueva oportunidad para amar por miedo a ser lastimado?…

Respiro profundamente y con pasos lentos me adentro a la habitación de Sakura, la cual es demasiado amplia, incluso hay una pequeña mesilla junto a la cama, con un florero –al parecer bastante caro– de color lila, el cual tiene hermosas rosas blancas.

—Sakura —susurro bajo, acercándome hasta la cama. Con delicadeza acomodo un mechoncito de su cabello, deslizando el dorso de mi mano por su mejilla—. Lo siento —pido entre lágrimas—, todo esto fue mi culpa…

—Gaara… —la escucho muy bajo, por lo que guardo silencio—, nada de esto ha sido tu culpa, así que no digas eso.

—Claro que lo fue —miro esos ojos jade que me observan con desaprobación—. Todo lo que hago es causarte problemas…

Agacho la mirada sintiéndome un completo inútil, ni siquiera puedo conseguir un trabajo para pagar mis gastos, por lo que dependo de Sakura, y encima de eso mi padre le ha hecho daño por mi culpa. Todo lo que quería era cuidarla y termino inmiscuyéndola en mis problemas familiares, que terminan con una visita al hospital.

—No llores —me rodea suavemente con sus brazos, comenzando a hacerme mimos en el cabello para intentar calmarme—, estoy bien, vas a ver que todo se solucionara.

—Debería ser yo quien te reconforte…

—Ey… —protesta separándose de mi—, ¿acaso está mal que quiera apapachar a mi lindo hermanito?

—¿Hermano?

—Para mí lo eres —responde segura. La observo con cariño al tiempo que toco con las yemas de los dedos el vendaje sobre su cabeza.

Estoy tan perdido en mis pensamientos que no escucho la puerta de la habitación abrirse, hasta que la enfermera me llama sutilmente esbozando una cálida sonrisa, es una mujer pelirroja bastante hermosa, la cual se acomoda las gafas para poder leer algo en los documentos que sostiene en la mano.

—Señorita Haruno ¿cierto? —responde tímidamente Sakura con un “sí”, que apenas y he podido escuchar—. Mi nombre es Karin —comenta caminando hasta nosotros para hacerle un rápido chequeo—. Me alegra verla despierta, realmente es admirable la vitalidad de los niños de hoy —dice jovial al tiempo que te minina de revisar a Sakura—, al parecer no fue tan grave, por lo que el médico ha decidido darla de alta.

Me quedo de pie observando atentamente a la enfermera, quien llena una hoja con los datos de Sakura y le da varias indicaciones, sobre cómo debe cuidarse la herida, que al parecer no fue tan grande como creí, sin embargo la cantidad de sangre que la cubría era suficiente para alertar a cualquiera, y necesito como diez puntadas… lo admito, eso suena fatal, pero en términos médicos “No es nada grave”.

—Gracias, por cierto… ¿Dónde puedo pasar a pagar la cuenta del hospital? —Inquiere Sakura con seriedad y yo me tenso.

Por poco y lo olvido, comienzo a jugar con mis dedos nervioso, ¿Cómo rayos se me pudo pasar algo tan importante? Y viendo el hospital, seguramente la cuenta es altísima, pero al ver la amplia sonrisa que nos dedica la enfermera quedo más que desconcertado.

—No se preocupen por eso, todo ha sido pagado con antelación.

—¿P-Pero cómo? —Balbuceo incrédulo.

—Espero que no les haya molestado mi atrevimiento.

Entra Hidan tranquilamente a la habitación, seguido de un Itachi que mantiene una expresión tranquila en su rostro. Creo entender lo que me acaban de decir, aun así no soy capaz de formular palabra alguna, me siento demasiado impresionado como para poder hablar, observando de soslayo que Sakura está en las mismas condiciones que yo. Tras un par de segundos logro tranquilizarme y mantener la compostura, coloco una expresión seria y miro a ese par que nos observan atentamente.

—Doctor —Karin se dirige hacia Hidan haciéndole una leve reverencia para salir de ahí.

—Te pagare todo —sentenció Sakura en cuanto la enfermera ha salido de la habitación.

Itachi se acerca lentamente hasta mí, acariciándome la mejilla con suavidad mientras me regala una encantadora sonrisa, de esas que solo están destinadas para mujeres y donceles, por lo que no puedo hacer nada más que sonrojarme y bajar la vista avergonzado. Me dejo llevar lo que parece ser una eternidad debido a los relajantes mimos que hace sobre mi cabeza.

—No es necesario, para mí… para nosotros —se corrige mirando a Hidan que está de pie junto a Sakura—, lo más importante es que ustedes estén bien.

—Por ese mismo motivo ni loco pienso dejarlos regresar a ese lugar —Hidan aprieta los puños molesto, mirando furioso el vendaje sobre la cabeza de Sakura—, no pienso arriesgarme a que ese loco aparezca de nuevo e intente hacerles algo.

—Así que por hoy se quedaran en mi casa —finaliza Itachi y no puedo hacer otra cosa que mirarlo entre perplejo y asombrado.

—¿De qué diablos estás hablando? ¡Estúpida comadreja! —Le acusa Hadan señalándolo con el dedo—. Ellos se quedaran en mi casa.

Los siguientes diez minutos les miro discutir sobre los beneficios de que estemos en casa de uno u otro, aunque realmente no hemos aceptado, pero algo de lo que tienen razón es que por ahora no quiero regresar a casa por miedo a que aparezca mi padre e intente hacerme algo de nuevo, o peor aún, que dañe a Sakura. Suspiro y les observo dar sus argumentos del por qué deberíamos ir con uno o con otro, pero parece que no van a llegar a ningún lado y tengo el presentimiento que no escucharan nuestras opiniones.

—Ustedes son dos y ellos dos, así que cada uno de ustedes debería darle asilo a uno de ellos —sentencia la voz tranquila de un varón, por lo que dirijo mi vista a la puerta, observando a un hombre de aproximadamente treinta años, con expresión despreocupada, de piel blanca y cabello plateado, tiene cierto parecido con Hidan.

—Papá, ¿qué haces aquí? —Inquiere Hidan, a lo que quedo más que sorprendido.

¿Cómo diablos es posible que ese hombre sea su padre sí parece que no pasa de los treinta? Pero eso es lo que menos importa ahora, no pretendo separarme de Sakura, mucho menos los conozco lo suficiente como para ir a invadir su hogar de buenas a primeras. Me mantengo en silencio un par de segundos, meditando sobre cómo decirles que rechazamos su oferta, lo cual es bastante complicado, ya que han hecho mucho por nosotros, a pesar de que prácticamente somos desconocidos.

—Estaba terminando mi turno y pretendía ir a casa, cuando pase por aquí y les escuche discutir —comentó con simpleza el hombre—. Oh, es verdad, no me he presentado. Soy Hatake Kakashi, padre de este niño —dijo al tiempo que revolvía los cabellos de Hidan.

—Está decidido. Gaara se irá conmigo y Sakura contigo —sentenció Itachi.

—Esperen —habló Sakura—. Suficiente han hecho ya por nosotros, y no queremos causar más problemas, así que regresaremos a casa.

***

Realmente no sé cómo paso todo, pero quince minutos después me encontraba en el auto de Itachi rumbo a su casa, mientras que Sakura se iba con Hidan y su padre. Estaba muy nervioso y él pareció notarlo, por lo que en el trayecto comenzó a contarme cosas sobre Hidan, quien al parecer tiene una hermana un año mayor de nombre Shizune, la cual trabaja como médico en una pequeña clínica al norte de la ciudad.

Curiosamente es la misma mujer que me atendió cuando me entere de mi embarazo, es alguien sumamente dulce y amable, por lo que mis nervios disminuyeron considerablemente, en cuanto a su madre, me comento que se llama Anko Midarashi, pero que rara vez está en casa, ya que estudio herpetología y se la pasa viajando. Por último está su padre, Kakashi, quien asombrosamente tiene cincuenta y un años y es el dueño del hospital donde estábamos. Itachi estaba a punto de contarme cómo fue que ellos se conocieron, pero guardo silencio para indicarme que habíamos llegado.

Fije mi vista en la ventana del carro y mis ojos se abrieron de la impresión al observar aquella imponente mansión frente a mí. ¡Y eso que no era de día! Porque de lo contrario todo esto se vería mucho más intimidante, pero era claro que Itachi es una persona de dinero, vaya, se le nota a kilómetros y es que ¿Qué hombre común conduce un precioso Aston Martin? El carro debe valer una fortuna, podre parecer torpe y desinteresado, pero tiendo a fijarme muy bien en las cosas y sobre todo en las personas.

Mi pecho se oprime al pensar que Itachi es un extraño filántropo y yo simplemente soy el acto de caridad momentáneo. Venga, soy un doncel que vive en un barrio medio, con estudios básicos, nada agraciado y como la cerecita del pastel, tengo tres meses de embarazo… casi cuatro, mientras él… él es simplemente es perfecto. Itachi es el varón más atractivo que he visto en mi vida, tiene dinero, modales, estudios, a su lado simplemente no soy nada ni nadie, solo alguien sin valor.

¿Por qué se interesaría en mi cuando podría tener a hermosas mujeres o donceles a su lado, inteligentes y agraciados como se merece? Creo que vivo dormido, porque solo en un sueño este hombre se podría interesar en mi… tan solo está siendo amable.

—Gaara, ¿te encuentras bien? —Inquiere aparcando el coche frente a la entrada de este pomposo lugar.

«No, estoy fatal y quiero llorar al creer que soy un acto de caridad para ti».

—Sí —respondo cabizbajo, dejándome guiar hasta el interior.

Algo es seguro, si creía que este lugar era impactante por fuera, me equivoque, porque por dentro lo es aún más, por lo que me cuesta mantener mi actitud seria, vaya, que incluso pensar en relajarme es difícil. Lentamente camino a su lado hasta lo que parece ser la estancia y observo a una hermosa mujer de cabello negro y a un precioso doncel junto a ella, los cuales platican amenamente en compañía de una humeante taza de té.

—Mamá, Sasuke. Quiero presentarles a alguien —les llama suavemente. Siento mi cuerpo tensarse por completo cuando aquellos pares de ojos me miran atentamente—. Él es Gaara, la persona de quien les hable.

Siento sus miradas curiosas sobre mi persona, pero lejos de incomodarme o molestarme hace que me sonroje y baje un poco la cabeza, sintiendo una sensación bastante extraña. Miro de soslayo como Sasuke se levanta del amplio sofá y camina hacia a mí, con una perfecta sonrisa ladina que me recuerda tanto a Itachi, solo que en su caso es más juguetona, mientras que la de Itachi es seductora.

—Mucho gusto Gaara —me extiende la mano en cuanto esta frente a mí, sorpresivamente cuando le correspondo el gesto se inclina un poco y me da un beso en la mejilla a modo de saludo. Cuando se ha separado de mi observa a Itachi con el ceño fruncido y a mí me deja más sonrojado y sorprendido que antes—. Itachi pervertido, mira que fijarte en un niño que no ha de tener ni quince años es el colmo y encima de todo lo secuestras —le acusa.

Ellos dos se apartan y siguen discutiendo sobre lo pervertido que es Itachi y él como Sasuke no se dio cuenta antes, lo cual se me hace gracioso, ya que nunca creí ver a Itachi de esa manera, por lo que sonrió levemente observando atentamente cada expresión de ambos hermanos. Ahora que lo pienso Sasuke es muy hermoso, me recuerda a uno de esos modelos de revista, no me había percatado antes, pero también es mucho más alto que yo, tal vez por eso dijo lo de la  edad.

—Hola pequeño —escucho la dulce y cálida voz de una mujer, por lo que volteo observando entretenidamente a la madre de Itachi—. Disculpa a mis hijos, ellos suelen ser así la mayor parte del tiempo. Bueno a Itachi ya lo conoces —suelta una risilla—. El pequeño es Sasuke, el hermano menor de Itachi y yo soy Mikoto, madre de ambos —explica divertida mirando de vez en vez a esos dos que siguen discutiendo.

—Mucho gusto…

—El gusto es mío. Aunque nunca creí que fueras alguien mucho menor que mi hijo Sasu —desvió un poco la mirada rascándose la mejilla con el dedo índice—, ya que cuando él hablaba de ti por alguna razón imagine a alguien de unos treinta años, como madre es claro que me preocupe, pero me alegra haberme equivocado y saber que eres un chico lindo —me sonrió y por un momento creí ver a mi madre reflejada en ella, por lo que instintivamente correspondí el gesto, pero unos segundos después su cara adquirió una expresión de pánico—. ¡Itachi! —Alzó la voz llamando la atención de ambos hermanos.

—¿Qué pasa? —Cuestionó él con seriedad llegando hasta nosotros seguido de Sasuke.

—¿Cómo que qué pasa jovencito? —Reprendió—. Espero y mínimo hayas avisado a la familia de Gaara que lo ibas a traer aquí, deben estar muy preocupados —revisó su reloj de pulsera, abriendo más lo ojos—. Oh dios, ya es tardísimo, tus padres deben de estar a punto de volverse locos por tu ausencia.

—No es necesario… ya que no hay nadie a quien avisar —le interrumpo, pero me miran extrañados por lo que siento la necesidad de explicarles—. Mi madre falleció hace años y no tengo hermanos, al menos no aquí, en cuanto a mi padre… —desvié un poco la mirada, para después verlos con tranquilidad—. Además yo… yo ya tengo dieciocho años.

—Entonces no habrá problema si te quedas un tiempo —me dice Sasuke con una sonrisa—. Ya es noche, así que te llevare a tu habitación —toma mi mano y camina escaleras arriba conmigo, mientras Itachi se ha quedado charlando con su madre, solo se han despedido con un leve gesto de manos y yo con una pequeña reverencia sin saber que más decir—. Sabes… es la primera vez que veo a Itachi hablando de alguien con tanto interés, por lo que debes ser alguien muy especial si has logrado ese efecto en el torpe e inexpresivo de mi hermano.

—No lo creo —le digo cabizbajo.

—Él te quiere —me dice entrando a una habitación—. Cualquiera se da cuenta.

—No me conoce…

—Al menos lo suficiente como para quererte —dice invitándome a pasar a la habitación, para después agregar—: cocinar e invitarte a casa. Bueno sin mencionar que nunca le callas cuando se trata de hablar sobre ti —suelta con socarronería al verme sonrojado.

Conversamos otro poco y me explica dónde están las cosas que podría necesitar, prestándome  un lindo pijama antes de irse. Bastante extrañado me cambio y acuesto en la amplia y mullida cama, estoy a punto de quedarme dormido cuando mi móvil suena con un nuevo mensaje de Sakura.

• Estoy perdidamente enamorada •

Me escribe y no puedo evitar sonreír y alegrarme por ella.

• Yo igual, pero tengo miedo… •

Respondo quedándome dormido… vaya día el de hoy.

Continuará…

Notas finales:

Mil gracias por leer~ ♥

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).