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Punto de quiebre por malugr

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luces apagadas y un fuerte trago de alcohol me acompañaban mientras me relajaba en la habitación, no podía dormir, así que sólo me senté en mi sillón mientras mis ojos se perdían sin enfocarse en ningún punto. Las puertas de cristal abiertas de par en par para sentir la brisa, ya me había duchado unas tres veces pero aquel maldito estrés no desaparecía.


Mi mente estaba tan saturada, parecía que mis peores memorias se turnaban para agobiarme, si cerraba los ojos veía a ciel ahogado en un charco de sangre, si los abría podía ver al malnacido de York escribiendo esa maldita nota mientras sonreía. Definitivamente no iba a ser una noche de descanso.


ya sabía que estaba interesado en ciel, quien no lo estaría? Pero nunca pensé que fuese tan retorcido, planear desfigurarlo solo para que yo lo desechara y poderle poner sus sucias manos encima, joder que enfermizo. Me dolía la cabeza de solo pensar en lo que pudo haber pasado, todo mi culpa, distraído como un imbécil viendo tetas y jugando cartas cuando lo único que debí estar haciendo era vigilarle ¿como diablos se me ocurrió meterlo en ese sitio? Es más, ya me había olvidado hasta de para que diablos le traje a esta maldita isla. Ah si, para "castigarle" mira si es sucia la vida que queriendo hacerle sufrír voy a terminar jodiendome a mi mismo, vaya mierda.


"Solo son heridas superficiales, no hay fractura alguna y en un par de días no quedará ni una marca" repetí aquella frase una y otra vez en mi mente, fue lo que dijo la mujer del centro médico. Recordaba a ciel tumbado en la camilla y mi cuerpo temblaba de angustia, el me había dicho "gracias" mientras le llevaba en brazos abrigado en mi camisa, y yo susurre "perdoname" perdoname y perdoname,  por no haber previsto está locura, por no haber cuidado de ti aún cuando sabía que estabas en la mira de un coyote. Pero ese maldito tendría que retorcerse en su decepción, mañana comenzaré a preparar nuestra salida de este lugar y estarás a salvo. A más tardar pasado mañana estarías en Londres y yo camino a América tratando de ponerle un nombre a esto que nos ha pasado, más bien a esto que me ha pasado,  treinta y dos años de ir y venir saltando de una mujer a otra solo me han servido para traerme hasta aquí, hasta las caderas de un crió de veinte años que juega a ser mi sobrino a ratos y de resto a ser amante furtivo. Joder que me pasa.


sentado a oscuras desde mi habítacion de pronto escuche un ruido en la sala. Me levante despacio y me asome por la puerta que estaba entre abierta, ahí estaba, ciel, camino de la cocina. Parte de mi pesada forma de castigarle fue dejarle unos transparentes camisones para dormir. Ahora llevaba uno color marfil, a penas cubría su trasero y las mangas le quedaban grandes, sin duda era una vista encantadora. Le observé en silencio cautivado por como Lucía, la luz que entraba por los ventanales le cubría y aquella piel blanca me pareció más provocativa que nunca. Esto no es sano.


Me retire de la puerta y busque mi vaso, mi botella y mi paquete de cigarrillos, hoy era una noche para bañarse en la costa. Lo bueno de aquella isla era la privacidad, así que salí en bóxer listo para sentarme a la orilla y dejar que el agua fría me refrescara. Deje mis cosas en la arena y antes de sentarme me lancé al mar, estaba en calma y sólo le iluminaba aquella luna, desde ahí me fije en la casa, la ventana del cuarto de ciel estaba a oscuras.


Salí de las oscuras aguas y me senté junto a mi botella, estaba decidido a embriagarme así que encendí un cigarrillo y tome un sorbo, el primero de muchos. Aquella isla era un sitio que sólo disfrutaba porque se podía estar en paz, este era un pedazo de paraíso apartado del mundo que sólo conocíamos unos pocos, llegue aquí por varios de mis clientes, todos necesitan un buen abogado y ese suelo ser yo por lo tanto siempre cuento con una tanda de aduladores que buscan complacerme, mi sociedad a esta isla fue uno de tantos regalos incluidas las exóticas y hermosas mujeres que me acompañan. Jamás traje a nadie como adquisición, yo nunca necesite aislar a una mujer para que estuviese conmigo creo que esa es parte de la gran frustración que tengo, he tenido que traer a ciel para evitar que se fije en otro hombre. Menudo fracaso.


Aquel crió que parecía disfrutar tanto cuando estába conmigo era capaz de irse a calentar la cama de otro hombre al día siguiente y lo grave es que yo no podía ignorarle, tenía que ir tras el como un desesperado quinceañero enamorado.


Sentía las olas ir y venir, la mayoría de las veces sólo me mojaban las rodillas, algunas llegaban hasta mi pecho, seguía bebiendo y seguía pensando.


Definitivamente tenemos que largarnos, ya han sido demasiadas alarmas. Hoy en el gran comedor fue la primera vez en días que estuvimos tan cerca y justo en ese momento York mandó a su zorra para interrumpirnos. Tan cerca ciel y deseé ese beso con una fuerza que estuvo por quebrarme las costillas, estabas a milímetros y aún ahora te puedo sentir respirar, y tus dedos en mi pecho... Maldición, se me acabó el alcohol.


Me gire y vi hacía la casa, tenía que llegar al bar por otra botella pero ¿Que era aquella luz? La habitación de ciel y allí estaba el, asomado por la ventana, puede ser que al menos la vista le gustase, que a pesar de todo este embrollo puedas encontrar algo que disfrutar. No me veía, sus ojos paseaban por la línea del horizonte dónde se une el cielo con el mar y los míos recorrían el borde de su cara. Me levante de prisa.


Pronto estuve frente al bar, whisky era lo próximo, pero pronto entendí que no era alcohol lo único que necesitaba y me gire hacía la escalera botella en mano, comencé a subir con la certeza de que en ese segundo piso, tras la puerta de la pequeña habitación, estaba todo el alivio que mi mente necesitaba.


la sala de juegos y la biblioteca se fueron quedando atrás a medida que avanzaba entre la oscuridad y ahí estaba, la puerta medio abierta de su cuarto por donde escapaba la luz y un extraño ruido que sólo identifique cuando estuve frente a la puerta, era agua cayendo.


Una vez dentro del cuarto vi la cama desordenada y me vi en el espejo, me di cuenta de que estaba mojado y con algo de arena, seguía en bóxer y claro que ya estaba algo ebrio. Que cara más seria.


Me gire y fui hasta el baño, ahí estaba tirado el camison marfil en el suelo y a través de la delgada cortina veía la silueta de ciel que se enjuagaba el cabello. Pronto estuve tan cerca que el que se percató de mi presencia. De pronto dejo su cabello y se quedó inmóvil tras la cortina.


- ¿Que vienes buscando?


Ciel sonaba tranquilo, muy propio de él . Así que avance el paso que me faltaba y aparte la cortina, sus ojos y los míos chocaron y no dejó de verme ni por un segundo. Entré y dio un paso hacia atrás dejando una separación entre nosotros, ahora podía ver con detalle las marcas del golpe en su cara, pase mis dedos suavemente sobre los cortes.


- ¿Te duele?


- En realidad no, estoy bien ¿puedes esperar fuera? quiero terminar de ducharme.


- ¿Ahora te da vergüenza que te vea desnudo?


Pude notar algo de rubor en su rostro.


- No es eso, solo me estorbas, esta ducha es pequeña.


ciel se volteó y dejó que el agua le bañase, siguió frotando su cabello para quitar la espuma. Me Acerqué a el por la espalda, tanto que nuestros cuerpos se rozaron.


- Hemos follado en sitios más estrechos.


Su piel se erizo mientras mis dedos se paseaban por sus costillas.


- ¿Te has erizado? - Le dije burlonamente. -


- Estás helado.


Me Acerqué a su cuello.


- Y tu hirviendo.


- ¿A eso has venido?


De pronto sus palabras me recordaron que había decidido no tocarle. Me separé.


- No, solo que no podía abrir esta botella.


- Eso es muy poco creíble, Sebastián.


- Ciel, quiero que la abras ya. Tengo sed.


Se echó el cabello para atrás aún bajo el agua y se volteó hacía mi tomando la botella de mis manos. La abrió rápidamente y la apretó contra mi abdomen. La sujete y bebí un par de tragos directamente de ella, ciel seguía mirándome, entonces sujete su barbilla, levanté su cara y subí la botella, el entendió y abrió la boca para recibir el licor que fui vertiendo en ella hasta que estuvo llena, un poco de whisky resbaló por la comisura de sus labios y corrió por su cuello tentado por la fluidez con la que las gotas surcaban su piel me incliné y pase mi lengua siguiendo la trayectoria del líquido. Ciel trago. 


- No soy fanático del whisky, pero este es bueno.


- Me gustan las cosas buenas.


- Lo sé, por eso estas loco por mi. - Dijo burlándose cínicamente. -


Aprete suavemente a ciel por el cuello, el muy sucio estaba provocandome. De nuevo subió su rostro y yo le di más whisky. Luego de beberlo sujetó mi muñeca y apartó mi mano para poder salir de la ducha, se envolvió en su toalla y salió del baño, yo le seguí.


- Ya tienes tu botella ¿Que haces que no te marchas?


- Estoy fijandome si estas en buenas condiciones, si pierdes tu atractivo físico ya no me servirás de nada.


- No seas imbécil...


- Callate.


Había ciertas ocasiones en las que ciel respondía a mi rudeza, se paralizaba y sólo me miraba a los ojos,  como si estuviera en un trance y eran esos fugaces momentos los que me hacían pensar que realmente era mio, que sólo me esperaba a mi y que no importaba lo mal que nos llevaramos siempre volveríamos el uno al otro porque ya no había placer que nos saciara, no había sangre que supiera igual. Me acerque más a el y le arrincone contra la pared seguía viendome y aquello me recordó a la primera vez.


- ¿No te parece familiar está escena? 


Le levante en brazos y me abrazo con sus piernas. Mi frente se apoyó en la de él y sentí como su piel ardía, quemaba mi cuerpo. Sus manos apretaron mis hombros.


- Esto no era parte del trato.- Dijo.-


Nuestras frentes seguían juntas y nuestras bocas a milímetros.


- Puedes cambiar alguna cláusula del contrato. - Una de mis manos sujetó su miembro, su cuerpo no podía engañarme, estaba duro.- ¿O es que piensas dormirte así?


Temblaba excitado en mis brazos y yo moría por penetarlo. Ciel me Sujetó con más fuerza entre sus piernas y su trasero se apretó contra mi erección. Mis brazos lo rodearon y baje para saborear su cuello pronto su respiración comenzó a agitarse. Levanté mi mirada y clave mis ojos en sus labios ya no quería esperar más...


- No...


Una de las manos de ciel tapó mi boca, le miré asombrado. 


- ¿Que No había en esta isla mujeres y hombres mejores que yo? Pues Largate con ellos.


- ¿Estás jodiendome? No te comportes como una mujercita celosa.


Le deje en el suelo frustrado por su actitud.


- Estás deseando esto desde hacer tiempo y Por tu maldito orgullo prefieres reventarte...


- Deseando? Lo único que estoy deseando es salir de esta maldita isla y no tener que verte nunca más. Me encierras aquí y crees que me voy a convertir en tu sumisa perra. Prefiero reventarme que darte esa satisfacción.


No podía creer aquella mierda. Ciel me miraba con firmeza aunque su rostro aún estaba enrojecido por la acalorada escena. Me di la vuelta, ya no iba a tolerarlo, iría a dormir.


- Tendrás que conformarte con el regalito de york.


Mis pies se paralizaron y ahora le miré furioso. Pero aún así le sonreí envenenado de hipocresía.


- ¿No me crees capaz ciel? Tendrías que haber visto al crío, una completa belleza. Solo eres un vulgar comparado con el.


- No seas iluso, puedes acostarte con ese virgencito mil veces pero terminarás frente a mi puerta deseando un amante de verdad, jamás encontrarás a alguien como yo.


Ya estaba en la puerta de la habitación a punto de largarme. Pero antes...


- No necesito encontrar alguien como tú, solo Alguien con quien desahogarme mientras terminas de aceptar que eres mio.


El rostro de ciel me miró sorprendido, de su boca no salió palabra alguna.


- Despiertame a las 10:30


Y cerre la puerta tras de mi.


Llegue a la escalera y a mitad de camino me detuve y me deje caer sentado, la pequeña discusión con ciel me había agotado. lleve mis manos a la cabeza para tratar de calmarme. El problema de discutir con ciel es que me resultaba muy excitante ¿Cuanto vas a hacerme esperar ciel phantomhive?


...


Me senté en la cama aún algo impactado por las palabras de Sebastián. Estaba agitado, molesto y si, también estaba excitado. solté la toalla y corrí al baño, deje que el agua fría de la ducha me calmara y poco a poco mi erección fue desapareciendo. Me ardía la piel en todos los puntos en que me había rozado, aún no se como pude detener aquello pues yo le detestaba por tenerme en aquel maldito lugar pero al mismo tiempo le deseaba enfermizamente, mi cuerpo actuaba por su cuenta cuando el estaba cerca y hacía tanto tiempo desde que no le sentia así. Mi cuerpo se estremeció al recordar.


¿Y si tiene razón? ¿Y si verdaderamente mi cuerpo solo lo reconoce a el? Por dios, Necesito que esto acabe lo antes posible porque la próxima vez que este tan cerca de Sebastián quizás...


¿Que es lo que lo que quiero de ti Sebastián, que es lo que estoy sintiendo?


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