Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Punto de quiebre por malugr

[Reviews - 172]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Verle fue paz...

Corría despavorido por aquella senda hasta que la luz estuvo tan cerca que choque contra Grell.

- ¡Ciel! Gracias a dios carajo, pensé que jamás te encontraría.

El aire no llegaba a mis pulmones, no podía emitir ni una palabra.

Grell me tomo por los hombros y me separó de su cuerpo lo suficiente como para examinarme, me tanteo con sus manos y veía con ojos espantados cada centímetro de mi anatomía; No podía imaginar lo terrible que tenía que lucir si era capaz de asustar al escolta de un hombre como Sebastián. Murmuraba muchas cosas al mismo tiempo pero sólo quería gritarle que se callara, solo quería saber por Sebastián...

- Maldición hay que llevarte rápido a un médico... ¿Puedes caminar?

Mi cabeza negaba, pero no me refería a caminar, solo quería darle a entender que no me iría a ningún maldito lugar sin Sebastián.

- Te cargare entonces vas a estar bien.

- N... ¡No!

Musite enfadado en un intento por gritar.

- Él... Donde esta... Sebas...

Grell me vio con algo parecido a la lástima al escuchar la gastada voz salir de mi destrozada garganta. Le miré con impaciencia y aquellos segundos de silencio fueron el momento más crítico de aquella noche de pesadilla. Tanto Temía esa respuesta, tanto la deseaba... No habían palabras para responderla,  pero tampoco hicieron falta...

Como si la vida me premiara, como si me diera otra oportunidad, como si el cielo se abriera para mi, Sebastián apareció entre los árboles...

- ¡CIEL!!

Y de nuevo estuve corriendo, hacia el...

Empuje a Grell y mi carrera comenzó, pero ésta vez era la última, el estaba ahí y sabía que ya nada me lo quitaría.

Le vi copiar mi movimiento, corría con pesadez pero no me interesaba en aquello, nada me preocupaba, estaba ahí viniendo hacía mi y eso era todo.

Nuestros cuerpos nuevamente se encontraron entre aquella oscuridad. No habían palabras, ambos caímos al suelo de rodillas en un abrazo profundo, aún más intenso que el anterior. Jamás en el mundo hubieron dos pieles más fieles, cada una respondiendo a la otra como si se tratara de una extensión de si misma. Respiraba de su vida y el de la mía, estaba convencido de que no había nada antes o después de aquella sensación de paz, aún en la más absoluta desgracia si yo podía llenarme de él y si el podía recibirme todo estaría bien, el era mi hogar.

- Estaba tan preocupado dios.

Susurraba contra mi cabello y era tan desquiciadamente feliz de poder oírle, de que todo no fuese más que un terrible susto. Solo había algo... ¿Que es esto?

Y sentí que mi cuerpo se empapaba de algo que no podía distinguir en la oscuridad...

No hizo falta preguntar, la respuesta se me reveló cuando unas cuatro linternas nos alumbraron... Respuesta de un violento tono carmín...

Escuché a Grell gritando

- ¡Maldita sea Patrick! Te dije que te lo llevarás de inmediato. Se está desangrando

Una herida en el dado izquierdo de su pecho... Más arriba o más abajo, no podía verlo con claridad, tenía una especie de venda improvisada empapada en sangre que corría por todo su cuerpo, abdomen y pantalones. Note que yo me había empapado con ella. Sebastián me miró como si se disculpara y sentí ganas de golpearlo por hacerlo.

- Lo siento... Es... solo mi hombro.

Hablaba como sin aliento, como a punto de desmayarse, estaba tan pálido que sentí miedo. 

El hombre al que Grell gritaba se abalanzó sobre Sebastián con otros dos hombres.

- ¡¿Que tan estúpido me crees joder?! ¡El se escapó!

- ¡No me cuentes esa mierda, hay que sacarlo de aquí ya!

Sebastián seguía abrazandome y yo solo sentía fobia de las palabras de Grell ¿desangrado?

Les vi tirar de él pero no quería soltarme, Grell jaló de mi y entonces vi al violento Sebastián aún con su terrible herida tomarle por el cuello.

- No... Lo toques maldita sea...

Grell intentó girar su rostro para verme a pesar de la fuerza con la que le estaban aparentando.

- Ciel, sino no... Si no lo sacamos de aquí morirá... Le urge un médico.

Comprendí la seriedad de aquellas devastadoras palabras y supe que ahora era mi turno de salvarlo. Puse mis manos al rededor de su rostro y Sebastián me miró, queriendo calmarme, aún herido no podía evitar pensar primero en mí.

- Sebastián, estoy a salvo, ya estoy aquí y te juro que no me iré.

- No... Te de...jare solo...

Acerque su rostro al mio y pude darle un beso que aunque rápido, bastó para calmarle y hacer que soltara a Grell.

- Escuchame, tienes que curar esa herida.

- Pero...Tu...

- Sebastián... Si mueres no te lo perdonare jamás.- Las lágrimas invadieron mis ojos solo con pronunciar aquello.- Si vuelves a abandonarme te odiare por siempre.

Sus ojos me vieron con miedo, terror ante mis palabras y se que supo que me refería a aquella vez hace diez años cuando se marchó. Sus brazos me soltaron, y los hombres tras de él pudieron levantarlo.

- ¡La camilla joder este bastardo pesa!

Pronto estuvo recostado y los hombres avanzaron con rapidez. Inmediatamente les seguí.

- Vamos, vamos, vamos maldición, rápido, se está muriendo.

Tenía miedo, me costaba seguir aquel ritmo pero no planeaba separarme de la camilla, tomaba su mano y el apretaba la mía, sus ojos luchaban por permanecer concentrados en mi y yo apretaba mi paso para permanecer a su lado.

- Grell... Dile a Grell...

- No hables Sebastián, estará bien yo lo cuidare. - Habló Grell que caminaba del otro lado de el. - Cuando despiertes estará a tu lado.

Sebastián seguía mirándome y a pesar de todo reuní mis fuerzas para sonreirle, para hacerle sentir a salvo, que lo había logrado, que yo estaba bien y ahora era su turno.

Sus ojos se cerraron mientras me sonreía y a pesar de que todos entraron en pánico yo me sentí complacido, se que está bien, se que lo estará y casi al instante vi de nuevo aquella maldita cabaña y una ambulancia rodeada de carros.

- Ciel, sube con el... Tu también necesitas ayuda.

En realidad no tenía que decirlo, iría al lado de Sebastián aunque tuviese que caminar todo el trayecto.

Los paramedicos le aseguraron y junto a él tendieron espacio para mi, me acostaron y comenzaron a revisarme y a tratar mis heridas. Estaba tan agradecido, aún con el frío aire, aquella insulsa camilla me pareció la gloria. El resto fue oscuridad tras caer en un profundo sueño, con mi mano aferrada a la suya.


Abrí mis ojos y me sentí desorientado, para mi no habían pasado más que unos segundos desde que cerré los ojos en la ambulancia, pero analizando todo a mi al rededor me note con una extraña bata en la camilla de lo que parecía una clínica. Tenía algo de suero en mi brazo y vendas por todo el cuello, seguramente tenía algo para calmar el dolor pues me sentía entumecido. Moví un poco mi cuello y varios huesos sonaron, entonces entendí que no habían pasado solo unos instantes, teoría que confirmé al ver por la ventana... Era un hermoso atardecer.

La puerta se abrió.

- Vaya vaya, al fin despiertas.

Grell sonreía aliviado mientras se acercaba a la silla junto a mi cama.

- ¿Cuando tiempo..?

- ¿Llevas dormido?  Pues no tanto como pensaban los médicos, llevas dos días aquí.

Me sorprendí al escuchar aquello.

- Estabas deshidratado y tu cuerpo herido desde la cabeza a los pies, eso sin contar los elevados niveles de estrés y el terrible agotamiento físico. En fin, dijeron que estarías aquí una semana, pero bueno, Ciel phantomhive no es alguien predecible. - Grell sonrió. -

- Me siento muy extraño, quiero levantarme.

- No lo creo, estas lleno de medicamentos, sedantes y quien sabe que más mierda así que si lo intentas te desplomaras.

- Odio ésto.

- Lo sé, Pero se que has estado en peores condiciones.

Ambos sonreimos y le vi sacar un envase con algunas uvas, me ofreció y luego de negarme comenzó a comer. Lucía muy relajado y eso me tranquilizó, pude preguntar.

- ¿Sebastián?

- El está bien, bueno, tan bien como puede estar alguien con un tiro en el hombro, perdió mucha sangre. Paso estos dos días en terapia intensiva y hace una hora lo pasaron a una habitación normal, dicen que estará bien, solo lo tienen en observación.

- Le prometí que estaría con él, debo ir.

- No te preocupes, esta tan drogado que no se reconocería ni el en un espejo. Solo ha dormido y dormido.

La verdad es que lo único que me importaba era el hecho de que estuviese a salvo y quería verle para dejar atrás estos malditos días de locura, pero antes debía preguntar.

- Escuché tres disparos.

- ¿Ah?

- Esa noche, cuando llegue a la playa el ya no estaba tras de mi y escuché tres disparos ¿como es que?

- ¿Que sigue vivo? Pues es porque dos de esos disparos fueron míos. Frente a la cabaña estuvimos peleando con Tonny y sus hombres, Sebastián te escucho gritar y corrió tras de ti, entonces note que aunque creímos muerto a Tonny su cuerpo no estaba dónde debería, así que traté de alcanzarlo.

Ubicaba más o menos el tiempo en el que Sebastián me encontró y el momento en el que Tonny apareció... El recuerdo de su cuerpo desangrandose me estremeció.

- En fin la oscuridad, la lluvia y mi desconocimiento del terreno no me hizo fácil encontrarlo, pero llegue justo a tiempo, ellos estaban peleando Sebastián le tenía contra el suelo y estaba seguro de que lo mataría, pero entonces Tonny alcanzó su arma y le disparó en el hombro, Sebastián cayó de lado y cuando Tonny se acomodo para matarlo yo le dispare. Dos tiros en la cabeza. El maldito se retorcio y al fin murió.

La historia me estremecía, pero no puedo negar que sentí alivio sabiendo que Tonny había muerto.

- La verdad es que envíe a un grupo a por Sebastián mientras te buscaba, pero ya lo conoces, solo estaba preocupado por ti, golpeó a todos y salió corriendo tras de mi y ahí fue cuando lo viste. Estuvo muy cerca.

- Grell, necesito ir a verlo.

Había parado de masticar para verme con detenimiento, no pudo evitar sonreír y asumí que mi parecido con una momia le causó gracia.

- ¿Tan gracioso me veo?

- No me reí por eso, pensé en lo mucho que Sebastián se preocupaba pensando que te marcharias, que lo odiabas y que no querrías verlo de nuevo.  Recuerdo esa mañana en la que supuestamente te Ibas de la isla. 

- Bueno... Quizás si lo odiaba un poco.

- Pero por cobarde, por dejarte ir. En realidad no puedes esconder quererlo ¿Que tan ciego estaba para no verlo?

Hubiese querido reírme, pero en realidad no quería lucir tan cursi, no soy bueno para ese tipo de pasteladas.

- Bueno Grell, me sorprende lo romántico que estás.

- Vaya mierda con ese amor, haz vuelto a mi jefe un romeo.

En esta oportunidad, ambos nos carcajeamos.

- Bueno haré algo, buscaré una silla de ruedas y te llevaré a su habitación.

- No me jodas, iré caminando.

- Maldición, tus pies están destruidos.

Le miré con algo de arrogancia, no iría como un lisiado de una habitación a otra en una maldita silla.

- Diablos, esta bien. Solo llamaré a la enfermera y que te prepare para poder salir.

- De acuerdo.

Acto seguido Grell se marchó y yo no pude evitar imaginar esa terrible escena entre Sebastián y Tonny, sabía que el estaba armado desde el inicio ¿como había logrado ponerlo contra el suelo? Se que no es una historia que Grell pueda contarme pues no estuvo ahí, tendrá que ser Sebastián, aunque tendrá que esperar a que mejore.

De nuevo en la puerta.

- Muy bien ciel phantomhive. - Dijo un hombre amigable mientras leía una carpeta. - Así que despierto tan pronto.

Asenti tratando de imitar su gentileza.

- Me dicen que quieres salir a dar una vuelta, pero que estas renuente a la silla de ruedas.

- Cierto.

- Bueno la verdad es que no tienes nada roto con demasiada severidad, sin embargo las heridas en tus pies son algo aterradoras, no creo que sea buena idea que te apoyes en el suelo.

- Puedo soportarlo, es solo un paseo corto. 

- Entiendo que puedas resistirlo, mi equipo dijo que llegaste caminando a la ambulancia la otra madrugada aún con todas las heridas, la sangre perdida y los rastros de una fuerte droga. No dudo ni por un instante de su resistencia sr phantomhive, pero me temo que si te apoyas en el suelo todos los cortes que tanto me costó cerrar se abrirán de nuevo.

dediqué una mirada a mis pies y note que estaban casi por completo envueltos en vendas.

- ¿Que más me pasó?

- Pues lo siguiente que más me preocupó fue la herida en tu rosto, estaba bastante abierta pensé que se infestaria y eso sería bastante terrible pero tuviste suerte solo hubo que limpiarla un poco y me pidieron que no la cosiera, al parecer no querían que se te quedara una cicatriz, así que sólo vendamos y esperamos a que cure por si misma, al principio no creí que funcionaria pero luego de dos días luce mucho mejor así que estoy complacido de no haberte puesto unos puntos innecesarios.

El doctor hizo una pausa y dejó la carpeta al borde de mi cama, luego se acomodo en la silla dónde había estado Grell.

- Luego tus muñecas, estaban casi en el hueso, muy muy preocupante, creo que me han dado más trabajo que el resto por haber estado en contacto con metal hubo que limpiar con muchísimo cuidado.

Otra pausa... Como si intentara recordar.

- Ah si, claro, la enorme cortada que bajaba desde tu muslo hasta casi la rodilla, pero la descarte como prioridad por no ser demasiado profunda, aunque no tengo duda de que va a molestarte muchísimo al caminar. Lo demás son cortadas dispersas en todo tu cuerpo pero que sólo serán molestas, nada demasiado peligroso. Como te dije no hay huesos rotos ni nada de lo que realmente debamos preocuparnos, lo peor ya pasó, ahora solo debemos cuidar de no maltratar más esas heridas.

- Entonces el caminar...

- Exacto, no es una buena idea si es que no quieres pasar más tiempo aquí postrado.

- Pero tengo que ir a verlo.

- ¿Que No te han informado?

Mi rostro quedó algo intrigado.

- ¿El que?

- ¿Quieres ver a Sebastián no? ¿Sebastián Michaelis?

- Si

- Lo van a trasladar.

Mi rostro palidecio pero el doctor pudo percibir y rápido me tranquilizó.

- Oh no, no te preocupes, lo llevarán a su casa.

- ¿A su casa?

- Si, a su residencia aquí en la isla. Verás, le tenían en observación pero al despertar comenzó a sacudirse e intentó levantarse, un hombre llamado Patrick nos solicitó prepararlo para llevarlo a su casa, afirmó que no le gustan las clínicas ni el exceso de personal. En realidad no planeaba dar la autorización pero resultó que tendría su propio personal médico, entonces accedí, por el bien del paciente, no queríamos someterlo a más estrés.

No quería gastar saliva en cuestionamientos innecesarios, conocía bien a Sebastián y aquella historia no me parecía irracional. Lo único que no encajaba era el porque Grell no me había comunicado aquello, no pretendía ser el centro de todo, pero Sebastián era muy insistente con respecto a mi presencia.

- No quiero ser pretencioso, pero se que a Sebastián no le agradará despertar y ver que no estoy con él.

La mirada del doctor no se apartó de mi y aunque dudó por un momento pronto reconoció la índole de mi comentario.

- Bueno, eso no necesitas decirlo.

- ¿Por que lo dice?

- Pues... Durante su agresivo despertar solo preguntaba por "ciel"

No pude evitar sentir vergüenza por aquella inapropiada conducta de Sebastián.

- No soy muy fanático de llamar "amos" a los miembros de estas isla, no es por faltar al respeto, simplemente me parece que luego de cruzar las puertas de esta clínica solo somos médicos y pacientes; sin embargo no puedo ignorar un nombre reconocido cuando le escucho y sin ánimo de glorificarle, Sebastián Michaelis es alguien bastante importante si de poder se trata. En todo caso, solo quiero decir que si el solicita tu presencia, no puedo negarme, aún cuando preferiría que guardaras reposo.

- Solo quiero cuidarle, de una forma u otra.

- Entiendo tu deseo, tan sólo...

Interrumpiendo sus palabras apareció Grell por el umbral de la puerta.

- Disculpe doctor pero...

- Jajajaja vaya. No te disculpes, se bien de que se trata. 

El amigable doctor me picó un ojo con aire de complicidad, pues ambos compartíamos la misma idea.

- Pues entonces no tengo que decirle que debo llevarme al joven ciel...

- Correcto, lo tenía entre mis suposiciones.

- Magnífico, entonces sólo resta que hable con nuestro personal médico para que estén al tanto de ciel y sus necesidades.

- Por supuesto, estaré más que dispuesto a cooperar.

- Bravo, entonces pongámonos en marcha.

Y sin más ni más varias enfermeras entraron a la habitación. Me despojaron de la vía de suero y con especial diligencia me ayudaron a levantar de aquella agobiante cama; me sentí absolutamente complacido de poder abandonar aquel lugar.

El resto fue sólo el trivial viaje a la casa de Sebastián. De pronto me descubrí ansioso, casi nervioso por nuestro inminente encuentro.

- ¿El ya está en casa?. - Pregunté a Grell fingiendo calma. -

- Por supuesto, han acomodado su habitación para mantenerle monitoreado, por si sufre alguna complicación.

- ¿Crees que ocurra?

- De ninguna manera, lo peor ya pasó, además es su hombro. Nada que el temible Sebastián no pueda superar con un poco de morfina.- Dijo mientras me guiñaba un ojo. -

Sonreí aliviado sabiendo que otra crisis era improbable. Y mientras barajaba las opciones de como sería nuestro encuentro, el coche se detuvo justo frente a su puerta. Habíamos llegado y adentro estaba el; una mezcla de excitación y nervios me recorrío.

Grell bajo del coche y luego me ayudó a bajar a mi. A pesar de lo que el doctor dijo no había aceptado la silla de ruedas, me movía terriblemente despacio sintiendo el dolor de mis aún lastimados pies y por supuesto de la enorme cortada en mi muslo.

- Deberías permanecer descansando en cama Ciel.- Dijo mientras caminaba despacio a mi lado. - Me refiero a la tuya.

Me sentía algo ridículo por ese andar patético que tenía a causa de las heridas, así que me pareció buena idea avergonzar un poco a Grell.

- ¿Ahora estas en contra del sexo entre hombres?

Bingo, su muy sereno rostro se coloreo un poco. No pude evitar reír y luego el hizo mismo.

- No es eso, me refiero a que ambos están completamente jodidos. No quiero que te despedacen ni que la herida de Sebastián se vuelva a abrir, así que sería buena idea no ponerse demasiado intensos.

Aquello sonó bastante razonable y sin dudar asenti. Dos pasos más y la puerta quedó frente a nosotros.

- Bueno, imagino que no me dejarás cargarte hasta la habitación. 

- Ni en el más jodido de mis días lo permitiría.

Ambos reímos.

- Entiendo, pues entonces aquí nos despedimos. Las enfermeras dentro de casa se ocuparán de que estés cómodo, deben de ser dos. A Sebastián no le gusta el exceso de gente.

Grell llamó a la puerta y pronto una joven vestida de un blanco inmaculado apareció sonriente.

- Amo ciel, pase por favor, le estábamos esperando.

Sonreí algo incómodo y luego entre a la casa.

- hasta pronto ciel, vendre mañana para visitarlos a ambos. Que tengas una buena y tranquila noche. - Dijo mientras hacía énfasis en la palabra "tranquila". -

La mujer me acompañó por el largo camino subiendo las escaleras hacía la pequeña habitación que había sido mía. No pude evitar llenarme con algo de nostalgia.

- Eso ha sido muy impresionante amo ciel, es usted muy resistente.

- No tanto, la verdad es que sí me duele.

- No se preocupe, le daré algo para éso y entonces podrá pasar una excelente noche.

- ¿Ustedes estarán en casa?

- Al parecer el amo Sebastián no simpatiza con la idea de que gente extraña duerma en su casa, así que nos marcharemos en algunos instantes y estaremos de vuelta mañana. Pero no se preocupe, ambos están monitoreados y estaremos bastante cerca, de cualquier forma si necesita algo solo debe pulsar ésto y llegaremos de inmediato.

Me sentí aliviado de saber que todo estaba bajo control y agradecido de no tener que vivir con gente desconocida. Todo parecía estar en perfecto orden.

Tal como dijo, me dio una clase de pastillas para el dolor, dejó a mi alcance el aparato que debía pulsar en caso de que algo pasara y me dejo en cama listo para una buena noche de descanso. El reloj marcaba las 7:15 pm y entonces se marchó.

- Le deseo buenas noches amo ciel, mañana estaré aquí para ver que tal va todo. Ahora me retiro.

Desde mi silenciosa habitación pude escuchar los murmullos Provenientes de la sala de mi enfermera y la otra mujer que asumo estaba a cargo de Sebastián. La puerta principal se abrió y un sonido seco delató que se había cerrado y que ya se habían marchado.

Acurrucado plácidamente entre mis sábanas no pude evitar estremecerme... El está aquí. Y de pronto me invadió la terrible necesidad de sentirle a mi lado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).