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Ese doncel y yo por Misaki Heartfilia

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Notas del capitulo:

Misaki: hola, tanto tiempo lectores, ni tanto, porque la última vez que me vieron, fue en la actu de Buscando al esposo ideal ^^

Y llegamos al final de esta aventura. Este es el segundo fic más larguito que finalizo, que emoción.

El capi está largo, más de 7000 palabras, así que la espera valió la pena ¿no? Persomalmente, quedé en un 100% satisfecha con este final, pues puse todo lo que quería y de la forma que quería, creo que voy a llorar.

No tengo más que decir, sólo que nos leemos al final y que falta EL EPÍLOGO.

PD: gracias por sus reviews, están todos contestados ^^

Disfruten, rían, lloren, vamo a llora.

Capítulo final: Ese doncel, es el amor de mi vida.

 

Era sábado en la noche. La noche de la fiesta.

Sasuke miraba con aburrimiento por la ventana de la limusina. Su padre había rentado una por esa noche, para llevar a toda la familia. Durante todo el camino, nadie dijo nada, ni siquiera su madre, quien, siempre solía ir animada si de fiestas se trataba, pero como estaba su padre, a ella le era un tanto difícil ser así.

Itachi también estaba raro. A él sí que no le importaba decir comentarios absurdos frente a su padre, pero ese día, estaba especialmente callado, parecía intranquilo, como si algo le molestara. Sasuke lo conocía lo suficiente como para saber que algo le molestaba a Itachi, y no era la fiesta, ya que Itachi era de esas personas a las que no le gusta asistir a fiestas o reuniones de estirados, como le dice él. De ser ese el problema, Itachi se habría ido quejando todo el camino. Montando la típica escena de las quejas y su padre regañándolo.

Finalmente, la mansión Namikaze saltó a la vista y las rejas se abrieron dejando pasar a la limusina. Cuando ésta se hubo ya estacionado, la familia Uchiha bajó de esta y los guiaron hacia la mansión. Si por fuera esta ya era impresionante, por dentro lo era más. La entrada era muy espaciosa, teniendo al frente dos largas escaleras de mármol que daban hacia el segundo piso, una gran lámpara de cristal colgaba del techo, y no sólo ahí, sino que había por toda la casa.

—Síganme por favor —les habló una sirvienta quien los dirigió hacia el salón, que eran donde estaban todos.

—No pensé que este salón fuera tan grande —dijo con un pequeño atisbo de enfado Mikoto, quien lucía realmente bien aquella noche, gracias a su maquillaje, peinado y el bello vestido purpura.

—¿Insinúas algo? —preguntó Fugaku alzando una ceja. Él y sus hijos iban de esmoquin negro, camisa blanca con un pequeño corbatín negro.

—Para nada —dijo Mikoto, y Sasuke tuvo que aguantarse la pequeña carcajada que amenazó con salir. Oh, claro que se estaba quejando. Aquel salón, era por lo menos un tercio más grande que el de ellos—. Por cierto ¿Dónde se metió Itachi?

Ahora que su madre lo decía, éste ya no se encontraba a su lado. Ni siquiera se dio cuenta de en qué momento desapareció.

—Déjalo —dijo Fugaku con voz autoritaria—. No le necesitamos.

—Bueno, entonces yo iré a hablar con unas conocidas. Ojalá les vaya bien.

—Eso espero —ambos vieron como su madre se alejaba—. Vamos Sasuke, hay que encontrar a Minato.

—Claro.

 

 

 

Itachi aprovechó la pequeña queja de su madre para escabullirse. Sabía que ni a sus padres ni a Sasuke, les interesaría si él desaparecía o no. Tomó una copa de champaña que le ofrecieron y se robó unos bocadillos que habían sobe una enorme mesa. Empezó a buscar con la mirada al matrimonio Namikaze, pero no los halló, así que empezó a retroceder para tener mejor vista cuando sintió como alguien chocó con su espalda.

—Oh, lo siento mucho… —las palabras se le quedaron en el aire, al ver que la persona con la que había chocado, era nada más ni nada menos, que la pelirroja, Kushina si no se equivocaba era su nombre.

—No te preocupes —le dijo la mujer con una amable sonrisa.

—¿Es usted la señora Namikaze?

—Sí, y tú eres Itachi-kun ¿no? ¿el hijo de los Uchiha?

—Vaya, todavía se acuerda de mí.

—No estoy tan vieja como para tener tan mala memoria.

—Yo no quise decir eso, sólo lo menciono porque usted ha de conocer mucha gente.

—Bueno, eso sí, pero bien que los recuerdo a todos.

—Esos es genial, yo suelo olvidar algunos nombres.

—Por cierto ¿viniste con tu familia?

—Sí. Han de andar por ahí. Mi padre y mi hermano, querían hablar con su marido.

—Oh, él no tarda en venir. Me dijo que me adelantara.

Bien, era ahora o nunca.

—¿Y su hijo? Naruto se llamaba ¿verdad? ¿el vendrá? —Itachi vio como la cara de la mujer se desfiguraba mostrando una extraña expresión.

—Ah, Naruto, él… él está estudiando en el extranjero —al parecer, dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

—Oh ¿y volverá cuando los termine?

—Su-supongo, quien sabe. Al parecer le gusta estar en otros lugares.

—"Como en un club nocturno" —pensó Itachi.

—Bueno, si me disculpas, iré a ver a los demás invitados.

—Sí, por supuesto, no la molesto más.

—Con permiso —Kushina se fue muy apresuradamente.

—Con que en el extranjero ¿eh? —susurró Itachi dándole un último sorbo a su champaña.

 

 

 

—Vaya, ahí está Minato, vamos —Sasuke escuchó decir a su padre, por lo que lo siguió. Él no conocía a Minato Namikaze, puesto que nunca se había dado la oportunidad. Ahora era el momento.

—Fugaku Uchiha, cuanto tiempo —dijo el tal Minato.

—Mucho, mira, te presento a mi hijo menor, Sasuke.

—Mucho gusto —dijo Sasuke y le ofreció la mano, para después, mirar al hombre dejándolo un tanto sorprendido.

—El gusto mío —el hombre rubio le estrechó la mano— ¿ocurre algo? —le preguntó al ver la cara sorprendida que tenía.

—Nada, lo siento mucho.

—No te preocupes —pronto Minato se enfrascó en una conversación con su padre.

No lo podía creer, ese hombre tenía un gran parecido con Naruto. Si lo analizaba bien, la familia de Naruto era de clase alta, Naruto era hijo único, y nadie le había mencionado si los Namikaze tenían hijos ¿sería aquel hombre el padre de Naruto? Pero ¿Cómo un padre que trató y abandonó a su único hijo de esa forma, podía estar como si nada? La única manera de saber la verdad, era preguntándoselo a Naruto, pero no lo quería incomodar. Trataría de reunir algo de información esa noche.

 

Más tarde, cuando los invitados comenzaban a irse, la familia Uchiha, también lo hacía.

—No puedo creer lo engreída que es esa Kushina —Mikoto fue la primera en hablar.

—Ahora que estamos a un paso de hacer una sociedad con los Namikaze, sería bueno que te llevaras bien con ella —le dijo Fugaku.

—Pero…

—Al menos, finge que te cae bien, no te estoy pidiendo que seas su amiga, joder.

—Vale, ya entendí —Mikoto se cruzó de brazos y miró a Itachi— Y a ti ¿Qué tal te fue Itachi? ¿viste a alguien interesante?

—No, para nada.

—Por cierto, no vi…

—Mamá ¿hablamos otro día por favor? —le interrumpió de repente Itachi.

—Claro —dijo medio extrañada Mikoto.

Sasuke decidió no meterse en ningún asunto.

Estaban a prácticamente un paso de cerrar un trato con los Namikaze, y al otro día, tendría una cita con Naruto. Todo iba viento en popa. Faltaba poco para agarrar valor y dar el siguiente paso. Esperaba que todo fuera bien.

Al otro día, Sasuke decidió darle una sorpresa a Naruto y fue hasta el club a buscarlo. Se bajó del auto y se recargó sobre él a esperarlo. En eso, sale una mujer a sacar la basura. Era Konan, una de las jefas de Naruto, quien en cuanto lo vio se acercó a él.

—Hola —le saludó.

—Hola.

—¿Viniste a buscar a Naruto? Él no me dijo que lo vendrías a buscar.

—Es que no le dije que lo haría.

—Ya veo. Naruto me ha dicho que se han llevado muy bien y que son muy buenos amigos.

—Ah ¿y él no te ha dicho nada más?

—¿Algo como qué? —la mujer puso una expresión picara.

—Nada. Sólo preguntaba.

—¿Y qué van a hacer hoy?

—Bueno, iremos al cine y después a comer.

—¿Y harán algo para su cumpleaños?

—¿El cumpleaños de quién?

—¿No lo sabías? —Sasuke negó no sabiendo a que se refería la mujer— El miércoles es el cumpleaños de Naruto.

—¿De verdad?

—Sí ¿no te lo dijo?

—No, no hemos hablado de eso. Él tampoco sabe cuándo cumplo yo. Y ¿cuánto cumple?

—23.

—Sigue siendo menor que yo —Sasuke sonrió y Konan también— ¿Debería hacer algo ese día?

—Yo creo que cualquier detalle, lo hará sentir feliz.

—Creo que sé que puedo hacer.

 

 

Naruto se apresuró a salir por la puerta trasera del club. Se le había hecho un poco tarde, ya que no sabía qué ponerse. Últimamente, trataba de verse mucho mejor, aunque no quisiera, lo terminaba haciendo inconscientemente.

Tal fue su sorpresa al ver a Sasuke esperándolo al frente de la entrada. Fue hacia él y Sasuke lo saludó.

—¿Qué haces aquí? —preguntó extrañado.

—Vine a buscarte ¿Qué no es obvio?

—Sí, pero es muy peligroso andar por aquí.

—Tampoco esperé tanto ¿vamos?

—Sí.

 

 

Los días pasaron, y el miércoles llegó. Sasuke había estado un tanto ocupado los últimos días, por la llegada de su padre, según le explicó y había tenido que reducir sus salidas a tres por semana. El día domingo, habían quedado para salir el miércoles. Naruto había tratado de ocultar la felicidad que eso le hacía sentir. Pasaría su cumpleaños con Sasuke, aunque éste “no lo supiera”.

Los últimos dos cumpleaños, los había pasado con sus compañeros del club, quienes siempre cuando alguien estaba de cumpleaños, ponían cada uno un dinero para comprar una pequeña torta, unos cuantos snacks y bebidas para celebrar.

Pero ahora sería distinto, pasaría su cumpleaños con Sasuke y eso le alegraba mucho. Sasuke no le quiso decir a donde irían, a lo mejor, todavía no lo pensaba, pero la sola idea de saber que pasaría un día tan importante con Sasuke, le emocionaba como hacía mucho no lo sentía.

No podía seguir negando lo que su corazón sentía, se había enamorado de Sasuke irremediablemente a pesar, que sabía que eso era algo que jamás se podría dar y que tendría que guardar esos sentimientos en lo más hondo de su ser. Era feliz con la amistad que Sasuke le otorgaba, aunque también doloroso.

Terminó de acomodarse el cabello cuando tocaron la puerta de su habitación.

—Naruto ¿estás listo? —escuchó la voz de Ino desde el otro lado de la puerta.

—Sí —Naruto se levantó de la silla en la que estaba y fue a abrir la puerta.

—Me alegra ¿me acompañas? Los chicos quieren saludarte apropiadamente antes de que te vayas con Sasuke.

—Claro —aceptó con una sonrisa.

—Pero antes —Ino mostró una venda negra que tenía sujeta en la mano que ocultaba tras su espalda.

—¿Es necesario?

—Sí.

—Bueno —Naruto dejó que Ino le vendara los ojos y se dejó guiar.

—Muy bien, un poco más… ya llegamos —empezó a desanudar la venda y se la quitó.

Naruto jamás se esperó ver aquello. De repente, vio a todos sus compañeros reunidos alrededor de una mesa que tenía encima una gran torta y muchas cosas para comer, pero lo que menos se esperó, fue el ver a Sasuke ahí, sonriéndole ni mucho menos el lienzo que desplegaron Yahiko y Konan y que decía en letras grandes: ¿Quieres ser mi novio?

—¿Qué es esto? —apenas y pudo articular la pregunta.

—Pensé, al enterarme de que hoy estabas de cumpleaños, en que te gustaría pasarla aquí con tus compañeros, se lo hice saber a Konan y ella estuvo de acuerdo, además… —Sasuke hizo una pausa, estaba algo temeroso de seguir por la respuesta de Naruto— pensé en que sería el día perfecto para hacerte saber lo que siento.

—Sasuke…

—Espera, déjame terminar —le detuvo—. Tú, llegaste a mi vida en un momento difícil y sé que no empezamos conociéndonos de la mejor manera, pero al hablar contigo, sentía que quería saber más y más de ti, yo me sentía cómodo y feliz, pero a medida que compartíamos más, me fui dando cuenta que te empezaba a mirar de otra forma y que no quería ser sólo tu amigo.

Naruto estaba conmovido con las palabras de Sasuke. Jamás pensó que Sasuke pudiera corresponder sus sentimientos.

—Y fue que me di cuenta —Sasuke prosiguió—, que me había enamorado de ti —confesó con una sonrisa, sonrisa que fue reemplazada por una expresión de preocupación al ver que Naruto se había echado a llorar—. Naruto ¿estás bien? —se acercó a él, viendo que Naruto lloraba, pero con una sonrisa surcando su rostro.

—S-sí sólo es que… estoy feliz, yo no pensé que tú…

—Entonces ¿debo tomar eso como un “me correspondes”?

—Sí, pero no podemos… tu familia…

—Mi familia es lo de menos. Yo no voy a darles el derecho de manejar mi vida, y si tu preocupación son tus cercanos, no te preocupes, mi madre no hará nada. Si de mi padre se trata, ella es muy sumisa y en caso contrario, sé qué hacer.

—Sasuke yo…

—Entonces ¿quieres ser mi novio, sí o no?

Naruto volteó a ver a sus compañeros quienes le sonreían cómplices. Se secó las lágrimas con la manga de su polerón y dijo:

—Sí ¡Claro que sí! —exclamó con una inmensa alegría acompañada de una bella sonrisa.

Sasuke tomó la mano de su ahora novio y se acercó a él. Estaba nervioso, se sentía como un chiquillo dando su primer beso, pero es que jamás se había sentido así, ni siquiera con Gaara. Por eso, se acercó lentamente al rostro, a esos labios que deseaba probar desde hace mucho y los besó. Fue un beso simple, pero lleno de amor. Por ese momento, incluso ambos se olvidaron que había más gente en el lugar. Sólo eran ellos dos. El beso duró unos segundos, y cuando se separaron, no pudieron evitar quedar con una sonrisa boba. Pronto, los aplausos de los compañeros de Naruto no se hicieron esperar, a lo que el rubio recordó donde estaban y no pudo evitar sentirse avergonzado.

—Bueno, ya que está todo resuelto, es hora de celebrar, y no sólo el cumpleaños de Naruto, sino también su noviazgo con Sasuke ¡A celebrar se ha dicho! —exclamó Konan y todos estuvieron de acuerdo.

 

 

El día jueves, Sasuke se extrañó cuando su secretaria le dijo que su hermano quería verlo. Su padre había salido a almorzar con un cliente y él estaba a punto de hacer lo mismo. Desde lo sucedido aquella noche, no habían vuelto a hablar, sin contar lo extraño de Itachi durante la fiesta en casa de los Namikaze. A Sasuke le daba curiosidad saber qué quería decirle su hermano, por lo que le indicó de inmediato a Shion, que lo dejara pasar. Unos segundos después, Itachi entraba en su oficina y se sentaba, sin que Sasuke le haya dicho nada, al frente suyo.

—¿Y a qué se debe tu visita? —preguntó.

—Sé que no hemos hablado desde esa noche, y yo la verdad, tras meditarlo mucho, me di cuenta que hice mal y que, si yo estuviera en tu lugar, no volvería con alguien que me engañó, puesto que ya no habría más confianza.

—Me alegra que lo hayas entendido ¿eso era todo?

—No. Yo, tengo que decirte esto —Itachi dio un gran suspiro—. Yo le comenté a nuestra madre y a Gaara sobre este doncel, Menma, ella no se lo tomó muy bien y pues, me dijo que la acompañara a la noche a ese local mientras Gaara te distraía, y así lo hicimos, ella lo amenazó para que se alejara de ti y… lo siento tanto Sasuke, cuando vi a ese chico, no me pareció una mala persona en lo absoluto, es más, no parecía el tipo de persona que deba estar en un lugar como ese. Lo siento. Si él dejó de hablarte, fue por culpa nuestra —Itachi alzó la vista, que, en todo momento, había mantenido baja, para ver el semblante tranquilo de Sasuke ¿Por qué no estaba molesto ni sorprendido? —. Sasuke ¿escuchaste lo que dije?

—Sí —su semblante no cambió en lo absoluto.

—¿Y no vas a decir nada?

—No. Yo ya lo sabía.

—¿Cómo?

—Es más, pronto me volví a ver con Naruto.

—"Con que de verdad el doncel se llamaba Naruto" —pensó Itachi— Así que se llama Naruto.

—Sí.

—Pero ¿cómo lo supiste?

—Dos meses después de la noche en la que nos peleamos con Naruto, quise hacerle una visita sorpresa a madre y cuando fui, los escuché a ella, a Gaara y a ti, hablando sobre lo que le habían hecho a Naruto, por supuesto, no tardé en ir a hablar con él y hacer que me dijera la verdad y lo hizo. Tuve que reunirme de incognito con él por un tiempo, pero ahora ya no lo hago.

—Ya veo ¿de verdad hiciste todo eso para verlo?

—Sí, y no me arrepiento de nada —sonrió.

—Veo que tu interés por él, va más allá de una amistad.

—Sí, de hecho, ayer le pedí que fuera mi novio —confesó tranquilamente.

—Ah, ya veo. Espera ¡¿Qué?!

—Lo que oíste, Naruto y yo somos novios.

—Sasuke tú…

—Lo amo Itachi. Es la primera vez que me siento de esta forma. Siento que Naruto es lo que he estado buscando, mi complemento.

—Nunca te había oído hablar así. Ni siquiera cuando empezaste tu relación con Gaara te vi… tan feliz. Pero dime ¿Qué harás con mamá? Ella no lo aceptará.

—Lo sé, y sé qué hacer.

—Sasuke, hay algo más que debo decirte.

—¿Qué?

—Yo, cuando vi a aquel doncel, su rostro se me hizo muy conocido, pero no podía recordar donde lo había visto, luego, cuando madre me habló de la fiesta de los Namikaze, recordé la vez que fui a una fiesta, fue en la que conociste a Gaara. Madre me mandó a conocer al hijo de los Namikaze que llevarían ese día para presentar y recordé.

—Lo que me quieres decir, es que Naruto es el hijo de los Namikaze.

—Sí, y lo confirmé ese día en la fiesta, cuando hablé con Kushina-san y me dijo muy nerviosa que su hijo estaba en el extranjero y que no quería volver.

—Ya veo. Naruto me contó que, sus padres le dieron la espalda cuando él se enamoró de quién no debía, y que ni siquiera lo apoyaron cuando estuvo en la cárcel.

—Oh, que malos padres.

—Y ni siquiera aparentan estar dolidos o arrepentidos. Mientras aquello no se sepa, está bien para ellos.

—Supongo que a madre no le molestará si sabe que es el hijo de los Namikaze.

—Yo no quiero que madre acepte a Naruto sólo por su familia, quiero que lo acepté por quien es.

—Pero…

—Itachi, ya que veo que estas de mi lado, necesito que me hagas un favor.

—¿Cuál?

—Cuéntale de mi relación con Naruto. Dile que te lo confié pensando que no se lo dirías, pero no le menciones lo de su familia.

—Sasuke ¿estás seguro?

—Sólo haz lo que te pido. Yo me encargo del resto.

—Está bien ¿Cuándo quieres que lo haga?

—Hoy si es posible.

—Sasuke ¿no crees que estás arriesgando mucho? Es decir, recién empezaste una relación con él.

—Para nada, sólo haz lo que te digo, sé perfectamente lo que hago. Además, si dejo pasar más tiempo, las cosas puede que se compliquen más.

—Está bien, iré ahora mismo. Nos vemos.

—Adiós.

 

Itachi en cuanto salió de la empresa, se fue directamente a la casa de sus padres. Él sólo esperaba que Sasuke dijera la verdad y que ya lo tuviera todo controlado.

Pronto estuvo frente a la mansión Uchiha. Se bajó de su auto y se dirigió hacia dentro de la casa, tocó el timbre y pronto la sirvienta le abrió.

—Itachi-sama.

—¿Está mi madre?

—Sí, está tomando el té en la terraza.

—Gracias, ya voy —a paso rápido se dirigió hacia la terraza en donde vio a su madre sentada dándole un sorbo a su pequeña taza de té—. Madre —le habló y Mikoto volteó a verlo dejando la taza en el plato.

—Hijo, no me avisaste que vendrías.

—Perdona, pero debo decirte algo muy importante.

—¿No me digas que por fin encontraste a alguien? —le preguntó esperanzada. Su madre no descansaría hasta verlo casado.

—No. Se trata de Sasuke —Itachi tomó asiento al lado de su madre y agarró una galleta de chocolate para después comérsela.

—¿Va a volver con Gaara? ¿te dijo algo?

—No, no se trata de Gaara.

—¿Entonces?

—Se trata del doncel del club.

—¿No me digas que Sasuke lo volvió a ver?

—Sí, y no sólo eso, Sasuke un día que vino nos escuchó hablando y se enteró lo de la amenaza, lo buscó y ahora… son novios.

—¡¿Cómo dices?! —Mikoto se levantó de su silla indignada— Eso no puede ser cierto.

—Así lo es. Sasuke me lo confió.

—No lo puedo creer ¡Sabía que ese prostituto era un aprovechista! Pero ya me las va a pagar.

—Madre, si haces algo en contra del doncel, Sasuke lo sabrá. Lo mejor sería que hablaras con mi hermano.

—Sí, tienes razón. Llama a tu hermano y dile que quiero verlo ahora, ya.

—¿Estás segura?

—Sí. Y será mejor que nos dejes hablar a solas.

—Vale. Entonces me retiro —Itachi se levantó de su asiento y salió de la casa. Cuando ya estuvo en su auto, agarró su celular y le marcó de inmediato a su hermano.

—¿Qué tal te fue? —se oyó la voz de Sasuke desde el otro lado.

—Madre me dijo que te llamara para decirte que quiere verte ahora mismo.

—Que rápido. De seguro se puso histérica.

—Mucho.

—Vale. Iré de inmediato.

—¿Estarás bien tu solo?

—Sí. Ya no soy un niño pequeño para que me cuides tanto Itachi.

—Pero…

—Te llamaré después —le dijo Sasuke para dejar a Itachi más tranquilo, pues sentía la preocupación en la voz de éste.

—Está bien. No me despegaré del celular en todo el día —oyó a Sasuke reír del otro lado.

—Después hablamos —y colgó.

Itachi esperaba que todo saliera bien. Si Sasuke se arriesgaba tanto por Naruto Namikaze, es porque de verdad sentía algo muy fuerte por él.

 

20 minutos después, Sasuke detenía su auto en la casa de sus padres. Vio que la sirvienta al parecer, le estaba esperando. Y no se equivocó, puesto que en cuanto llegó a su lado, ésta le dijo que la señora le esperaba en la sala y él se dirigió hacia allá de inmediato.

—Así que viniste —fue lo primero que dijo Mikoto con el ceño fruncido.

—¿Por qué no lo haría? Por lo que veo, Itachi ya te vino con el chisme.

—Sí. Se puede saber ¿en qué demonios estás pensando? ¿cómo es eso de que estas de novio de ese prostituto?

—En primera, Naruto no es ningún prostituto.

—Que yo sepa, eso es lo que son la gente que trabaja en semejantes lugares.

—Pues tienes una idea bastante errada.

—Quiero que dejes esa estupidez de inmediato, sino…

—Sino ¿qué? ¿lo irás a amenazar de nuevo?

—No lo voy a amenazar, voy a acabar con él como debí hacerlo desde el principio.

—¡Tú no harás nada! —Sasuke alzó un poco la voz.

—¿Quieres probarme Sasuke? Por tu propio bien acabarás con eso, lo quieras o no.

—Yo lo amo.

—¡No puedo creer lo que estoy escuchando!

—Pues créelo.

—Me niego.

—Escucha, Naruto puede que no trabaje en el mejor lugar del mundo, pero es una gran persona. Él lo único que hace es trabajar para poder mantenerse, porque no le queda de otra ¿Tú que puedes saber de eso, si jamás has pasado alguna necesidad? Todo lo que hemos querido, lo hemos tenido, por eso nos creemos los reyes del mundo y miramos en menos a los demás. Si soy honesto, hasta hace poco yo pensaba así, igual que tú, pero cuando conocí a Naruto, cuando él me escuchó, me aconsejó y me dejó conocerlo, pude entender muchas cosas. Pude entender que hay personas con malas situaciones que llevan una vida que quizá no les gusta, pero que nos le queda de otra. Cuando uno lucha por sobrevivir, lo hace de la forma que sea. Y Naruto ha luchado todo este tiempo, para poder ser alguien mejor a futuro, y yo estoy feliz de que una persona como él se haya cruzado en mi camino, que una persona como él se haya enamorado de mí y que una persona como él me deje amarlo.

Mikoto estaba atónita, jamás pensó escuchar a Sasuke hablar así.

—Estás completamente embrujado y envenenado por él.

—No.

—Sasuke, esas personas son así. Él se ha mostrado bueno contigo porque sólo busca tu dinero ¿es que acaso no lo puedes ver? Ellos son así.

—No todos son así madre.

—Claro que sí.

—No todos son como la prostituta que embarazó papá.

Mikoto abrió los ojos como platos. No, Sasuke no podía…

—Lo sé madre. Sé perfectamente que mi padre te engañó y que embarazó a una prostituta que conoció en un bar.

—¿Có-cómo?

—Cuando tenía 10 años, un día en la noche que tenía miedo y no podía dormir, quise colarme en su cuarto y los oí discutir. Entonces supe por qué papá viajaba tanto.

—No, Sasuke…

—Itachi no lo sabe, jamás se lo he dicho —Sasuke se acercó a abrazar a su madre al ver que esta rompió en llanto.

—Sasuke, tú no debías saberlo.

—Eso no importa. Siempre me he preguntado por qué sigues con papá después de todo lo que te ha hecho, y me doy cuenta que es para que esta familia no se desmorone ni quede como el hazmerreír de todos.

—Yo lo único que quería, era que Itachi y tú se criaran en una familia —le dijo con los ojos llenos de lágrimas.

—Entiendo que por eso, no quieras que me pase lo mismo que a papá, y no será así. Te pido que, por favor, le des a Naruto la oportunidad de conocerlo y de darte cuenta que no es igual que esa mujer. Por favor.

Tras llorar durante varios minutos, en los que Sasuke no dejó de abrazar a su madre, ésta se calmó y se separó un poco de él.

—Está bien. Lo haré, pero tienes que prometerme, que a cambio no le dirás nada de éste asunto a Itachi.

—Lo prometo —Sasuke no podía estar más feliz, aunque para que su madre aceptara a Naruto, él hubiera tenido que abrir esa herida tan dolorosa. Sabía que, por eso mismo, su padre no se opondría a su relación. Teniendo el apoyo de su madre, era más que suficiente.

 

Tres días después, Naruto movía impacientemente el pie derecho por debajo de la mesa de la cafetería en la que se encontraba.

Apenas y podía creerlo, cuando Sasuke le contó que su familia ya lo sabía todo, y que Mikoto Uchiha había aceptado conocerlo.

¿Qué se supone que le diría a la madre de Sasuke? Ambos no habían empezado conociéndose de la mejor forma, de hecho, podía apostar a que ella todavía pensaba mal de él, y que Sasuke la había obligado de alguna manera, pero éste no le había querido decir nada al respecto.

Desde el día en que se habían vuelto novios, Sasuke le había prohibido que bailara en las noches. A él no le había gustado que de buenas a primeras le prohibiera cosas, y esa había sido la primera pelea que habían tenido —aunque sólo hubiera durado 15 minutos—. Pero Sasuke le había dicho que no iba a dejar que los demás vieran a su novio semidesnudo, y lo peor, sus jefes y sus compañeros habían estado de acuerdo, por lo que, en esos días, sólo se había dedicado a hacer el aseo del bar durante el día.

Si bien, le daba la razón a Sasuke de alguna manera ¿Qué haría? Él no sabía hacer nada más que lo que había aprendido en el Club ¿En qué trabajaría? Sus incógnitas fueron dejadas de lado cuando vio a la elegante Mikoto entrar en la cafetería buscándolo con la mirada, encontrándolo y yendo hacia él.

Naruto no sabía qué hacer, así que en cuanto la mujer llegó donde él, se puso de pie y la saludó.

—Mucho gusto señora Uchiha —dijo cortésmente, aplicando lo que su madre le había enseñado, debía hacer en esas situaciones.

—Hola —fue lo único que dijo Mikoto, tomando asiento al frente de Naruto y dejando la cartera en la silla del lado izquierdo.

—¿Quiere pedir algo? Puedo llamar a un mesero —le preguntó volviendo a tomar asiento.

—No, no hace falta.

—Entiendo.

Mikoto examinó a Naruto, y notó que éste era demasiado educado al hablar para ser quien era.

—Vamos a lo que vinimos. Si estoy aquí, es porque Sasuke técnicamente me chantajeó.

—¿Cómo? —Naruto puso cara de sorpresa.

—¿No lo sabes? —Naruto negó con la cabeza— Mejor —Mikoto no entendía por qué, pero creía el hecho de que el doncel no supiera nada—. Dime ¿qué es lo que pretendes con mi hijo? —directa y sin rodeos.

—Yo… quiero mucho a Sasuke. Él se dio el tiempo de conocer a alguien como yo, aun cuando la sociedad nos ve… de esa forma. Además, me dio la oportunidad de volver a confiar en las personas, de saber que de nuevo hay alguien que se preocupa por mí —no pudo evitar pensar en sus padres—, pero más importante, Sasuke me dio la oportunidad de amar de nuevo.

Mikoto se mantuvo en silencio durante algunos segundos y volvió a hablar.

—¿Por qué fue que terminaste trabajando en ese lugar?

—Yo me enamoré de quien no debía. Debido a eso, mis padres me dieron la espalda, incluso cuando más lo necesité, no me brindaron ninguna ayuda cuando estuve en la cárcel.

—¡¿Estuviste en la cárcel?! —Mikoto estaba muy escandalizada por eso.

—Sí. El que era mi novio, estaba metido en tráfico de drogas y huyó cuando supo que la policía lo buscaba. Como se encontró droga en el lugar en donde vivíamos, y sólo estaba yo ahí, me tomaron como parte de aquello. Estuve un año en prisión hasta que lo atraparon y me declararon inocente.

—¿No te dieron una compensación por haber estado siendo inocente?

—Se supone, pero necesitaba un abogado y nadie me quiso ayudar. Después de eso, vagué por las calles hasta que conocí a mis jefes. Ellos me salvaron de un tipo que quiso abusar de mí y me invitaron a trabajar con ellos, dándome un techo donde vivir.

—Ya.

—No cree nada de lo que he dicho ¿verdad?

—No mucho.

—La verdad, no me importa si me cree o no. Eso ya forma parte del pasado que quiero enterrar.

—Eres muy directo ¿eh? No cualquiera me habla así.

—Me disculpo si la ofendí, pero yo sólo quiero demostrarle que lo único que quiero, es hacer feliz a Sasuke.

—¿De verdad?

—Sí —contestó Naruto con decisión. Decisión que hasta la misma Mikoto pudo ver en sus ojos. No era que iba a aceptar al doncel de inmediato, y se lo había hecho saber a Sasuke y éste había estado de acuerdo.

—Bien. Esto es más que suficiente por el momento —Mikoto agarró su cartera y se puso de pie a lo que Naruto hizo lo mismo.

—Fue un gusto hablar con usted más tranquilamente —Naruto le regaló una bella sonrisa sincera.

—No creas que me disculparé por lo pasado.

—No espero eso, después de todo, usted estaba en su derecho de madre de preocuparse por su hijo. Sasuke es muy afortunado por tenerla a su lado.

—Yo sólo quiero lo mejor para él, y por eso estoy aquí. Bien, hasta una próxima vez, será.

—Gracias señora —Naruto se despidió de ella. Mikoto Uchiha no parecía ser tan mala mujer. Sólo era alguien que quizá se preocupaba demasiado en el bienestar de sus hijos. Eso, y un poco clasista.

 

 

Cuando Mikoto salió de la cafetería, no le sorprendió ver que Sasuke seguía ahí afuera. Después de todo, habían ido juntos y de seguro Sasuke quería hablar con el doncel.

—¿Todo bien? —preguntó.

—¿Por qué mejor no vas hablar con él? Yo tengo algo que hacer. Hablamos otro día.

—Está bien —vio cómo su hijo entraba en la cafetería. Lo que a continuación tenía que hacer, no era algo fácil, pero tenía que hacerlo.

 

—¿Qué tal todo? —Naruto se sobresaltó al escuchar la voz de Sasuke, pues no había notado en qué momento llegó por estar distraído mirando fijamente la mesa.

—Sasuke ¿Qué haces aquí?

Sasuke no respondió y se sentó al lado izquierdo de Naruto, tomó su mano y la entrelazó con la suya, haciendo sonrojar un poco al rubio.

—Vine con mi madre y me quedé esperando afuera. Estaba preocupado ¿Mi madre te trató mal?

—No. Fue cortés si así se le puede llamar.

—Ya veo.

—¿Ella te dijo algo?

—No. Ella me dijo que te preguntara a ti. Supongo que podemos tomar eso como un “vamos bien”.

Naruto rio.

—Supongo.

 

 

Cuando Mikoto llegó a la mansión Uchiha, no le importó llegar y abrir la puerta del despacho de su marido de un portazo. Ni tampoco le importó la mirada que éste le dedicó al ponerse de pie dejando los documentos que leía, ni mucho menos, lo dejó hablar, puesto que cuando Fugaku iba a abrir la boca, Mikoto le dio una gran cachetada que resonó por el lugar.

Fugaku, sorprendido ante tal acción, se tocó la mejilla adolorida y miró con furia a su esposa.

—Pero se puede saber ¿a ti qué te pasa? —soltó con enojo.

—Esto es lo que debí haber hecho hace mucho tiempo, cuando me enteré de la estupidez que hiciste, pero no, yo tenía que ser demasiado tonta para dejarlo pasar y lo hice sólo por nuestros hijos, porque sabía que les afectaría y yo no quería verlos sufrir, por eso preferí sufrir sola en silencio, pero ya no puedo más, ellos ya está lo suficientemente grandes para entenderlo todo.

—Tú no te atreverías.

—Sasuke ya lo sabe.

—¿Qué?

—Lo ha sabido el mismo tiempo que yo. Nos escuchó discutir un día y lo supo, y calló todo este tiempo para no perjudicar a la familia, pero ya no más. Desde ese día, ya no he podido verte de la misma forma, no puedo dejar de sentir un odio cada vez que te veo, cada vez que vas de viaje con la excusa del trabajo a ver a tu bastardo y cada vez que finges que nada pasa frente a los demás, mostrándote como el hombre de negocios, marido y padre perfecto ¡no lo soporto! —Mikoto gritó esto último liberando un par de lágrimas en el proceso. Por fin había gritado todo aquello que llevaba guardado adentro y que debía de haber gritado hace mucho, pero que no había hecho por falta de valor.

—No te voy a permitir que me hables así Mikoto.

—¿Y qué vas hacer? —Mikoto se le plantó delante y vio con temor a Fugaku levantar la mano.

—¡No te atrevas padre! —Itachi gritó apareciendo de la nada a abrazar a su madre mientras miraba con odio a su padre— Ni se te ocurra ponerle una mano encima, porque te la verás conmigo, y no sólo conmigo, sino también con Sasuke, porque mi madre no está sola, tiene dos hijos que pueden defenderla y cuidarla.

—Itachi —logró apenas articular Mikoto.

—¿Cuánto oíste? —Preguntó Fugaku.

—Lo suficiente como para saber que tengo otro hermano.

Fugaku agachó la mirada y sin decir nada más, salió de ahí.

—Mamá —Mikoto se echó a llorar desconsoladamente en los brazos de su hijo, quien sólo la abrazo y la dejó desahogarse.

 

 

Las cosas en la familia Uchiha durante los próximos días, habían estado muy tensas. Mikoto decidió divorciarse de Fugaku, sin importarle el escándalo que desataría. Estaba harta y no quería seguir con un falso matrimonio lleno de mentiras, les había dicho a sus hijos, y luego había agregado:

—Perdón Sasuke, por poco y te orillo a vivir un matrimonio como el mío. Si tú y Gaara se hubieran casado…

—Eso quiere decir ¿Qué aceptarás mi relación con Naruto?

—Lo permito, pero aún no lo acepto del todo.

—Eso es más que suficiente para mí.

 

Finalmente, pasaron tres meses, en los que aún se tramitaban los trámites de divorcio. Fugaku se había ido de la mansión a un departamento. La relación de Sasuke y Naruto iba viento en popa. Naruto no había tardado en llevarse bien con Itachi, y a veces quedaba con Mikoto para tomar el té y hablar, sorprendiendo y haciendo sospechar a Mikoto de los buenos modales que este poseía hasta para tomar el té. Supuso que Sasuke le había dicho que hacer, pero no dejaba de ser sospechoso.

Sasuke sentía que todo iba a las mil maravillas. De Gaara lo último que había sabido, era que se había ido de viaje por el mundo con su hermana mayor, ya que antes de irse, le mandó un mensaje diciéndole que necesitaba hacer ese viaje para despejarse y superarlo, y que como ya no tenía oportunidad, le deseaba lo mejor para con su nuevo novio, a lo que Sasuke le había respondido con un “Gracias”.

Naruto actualmente trabajaba en un restaurante como mesero. Mikoto le había conseguido el trabajo en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, y claro, Naruto no pudo negarse, después de todo, la mujer se había tomado la molestia de ayudarle y no podía quedarle mal. Las cosas entre ambos, mejoraban cada vez más. Y lo que era mejor, Naruto se veía muy feliz en su trabajo. Era alguien que aprendía rápido.

Itachi le había ayudado con un amigo abogado, a conseguir el dinero de la compensación por el tiempo que Naruto había estado en la cárcel, lo que no fue poco, y gracias a eso, Naruto entraría el próximo inicio de semestre a la universidad a estudiar psicología.

Sin embargo, Sasuke sabía que había algo que aún faltaba por resolver y que mientras no se arreglara, no podrían ser felices del todo.

Por eso estaba ahí, esperando a que le avisaran entrar. Pronto, vio a la mujer que antes le había atendido, acercársele e indicarle que podía pasar. Esperaba que todo saliera bien.

 

 

A Naruto le extrañó que Sasuke le mandara un mensaje diciéndole que se reunieran en la mansión Uchiha, ese día lunes a las 4 de la tarde. Ese día, era su día libre y como siempre, con Sasuke solían salir de cita, al cine, a comer, al parque y al Club Jinchuuriki a ver a sus ex compañeros. Pero lo que más le extrañó, es que fuera Sasuke quien lo recibiera en la puerta, con una sonrisa medio rara.

—¿Pasa algo? Me extrañó que me pidieras vernos aquí.

—Acompáñame.

Naruto tomó la mano que Sasuke le ofrecía y se dejó guiar a la sala, pero antes de entrar a esta, Sasuke le dijo:

—Quiero que sepas, que yo haría cualquier cosa porque tú estés bien y feliz.

—Lo sé, pero ¿A qué viene eso tan de repente?

—Ven.

Ambos entraron a la sala y Naruto se quedó parado como piedra al ver quienes se encontraban ahí.

—Papá, mamá —murmuró, y éstos, al ver a su hijo aparecer, se pusieron de pie con una gran expresión de culpa surcando sus rostros.

—Naruto —Kushina intentó acercarse, pero se detuvo al primer paso.

—Sasuke —Naruto miró a Sasuke.

—Itachi me dijo que eras hijo de los Namikaze, y yo sólo confirmé mis sospechas de alguna relación de parentesco tuya con ellos.

—No pensé que Itachi me recordara.

—Y yo al saber que ésto todavía te hacia sufrir, decidí ir a las empresas Rasengan a hablar con Minato-san.

—Yo… —Naruto mantenía la cabeza gacha. No podía mirar a sus padres a la cara.

—Naruto —Minato habló—, estamos muy arrepentidos por todo lo que pasó. Nos sentimos muy decepcionados cuando decidiste irte con ese sujeto malo. Y luego con lo que pasó, pensamos en que de verdad tú estabas metido en esos negocios sucios y que quizá también te drogabas. Sin embargo, después de un tiempo y al ver que ese tipo aun no aparecía, con Kushina decidimos contratar un detective privado para localizarlo. Nos tomó algunos meses, pero lo encontramos, de inmediato dimos el aviso a la policía y lo capturaron, el proceso tardó un poco y finalmente, fuiste sentenciado como inocente, pero nosotros estábamos demasiado avergonzados para volver a acercarnos a ti, lo dejamos pasar y cuando quisimos arreglar las cosas, tú ya habías salido. Pensamos que a lo mejor volverías a casa, pero no fue así, y quisimos creer en que estabas bien, pero tras escuchar lo que Sasuke dijo, nosotros… no merecemos ningún perdón.

—No papá, no digas eso —Naruto se soltó del agarre de Sasuke y se acercó a sus padres—. Los tres cometimos errores. Yo al no escucharlos cuando ustedes sólo querían mi bien, y después, al no buscarlos, pero estaba tan dolido, no pensé que ustedes me ayudaron a salir de la cárcel.

—Hijo, estoy tan arrepentida. Por no ayudarte ese día en el que me pediste entre lágrimas que te ayudara y que eras inocente —Kushina estaba al borde de las lágrimas.

—Ya todo pasó ¿me perdonan? —preguntó Naruto botando las primeras lágrimas.

—Mi pequeño, no tenemos nada que perdonarte, eres tú el que nos tiene que perdonar a nosotros —le dijo Kushina.

—Claro que sí. Papa, mamá, los extrañé tanto —Naruto no pudo evitar abalanzarse sobre su madre para abrazarla. Extrañaba tanto esos abrazos, los había necesitado tanto en los días difíciles.

—Yo también mi cielo —Kushina correspondió entre lágrimas el abrazo de su hijo. Había extrañado tanto a su pequeño.

Tras unos segundos de abrazo a su madre y otros a su padre. Naruto se separó de ellos.

—Veo que tienes a un gran hombre a tu lado —le dijo Minato viendo a Sasuke.

—Sí, y esta vez es el correcto —todos los presentes rieron.

—No me cabe duda —dijo Kushina—. Y más te vale hacer muy feliz a mi hijo Sasuke-kun, porque si no conocerás la furia de los Namikaze.

—Yo amo a su hijo —Sasuke tomó la mano izquierda de Naruto y la besó.

—Me alegra saber eso —comentó Kushina. Viendo como su hijo y Sasuke se dedicaban una mirada con tanto amor. Ella estaba segura que Sasuke era el indicado para su hijo. Un hombre que era capaz de buscarlos a ellos y pedirles que hablen con Naruto, sólo para que fuera feliz, mostraba que era alguien capaz de hacer cualquier cosa por la felicidad de Naruto, y ella y su marido, no podían estar más conformes con eso.

En esos momentos, Sasuke sólo podía pensar en lo feliz que era. Había encontrado al amor de su vida —porque Naruto lo era, de eso no le cabía duda—, y su familia ahora estaba más tranquila. Eran finalmente, libres del yugo de su padre, y ahora podía ver a su madre más feliz y radiante, pero ahora, de verdad, además, Naruto había podido arreglar el asunto con sus padres. Podía ver sus ojos brillar de felicidad, y eso le hacía feliz, muy feliz.

—Sasuke ¿estás aquí? —escuchó la voz de su madre y la vio ingresar junto a su hermano a la sala, ambos cargados de bolsas— ¿Qué hacen los Namikaze aquí?

—Hola Mikoto —le saludó Kushina.

—Madre, te presento a mis suegros —dijo Sasuke aguantando la carcajada al ver la cara de su madre.

—¿Qué?

—Gracias por cuidar de nuestro hijo este último tiempo —Minato y Kushina, se acercaron a Mikoto y Kushina le tomó ambas manos haciendo que Mikoto soltara las bolsas que llevaba.

—¿Qué? —seguía preguntando Mikoto, incrédula.

—Es una larga historia que ya te contaremos —le dijo Sasuke y todos rieron. No podía pedir más, tenía todo lo que quería, y no se refería a cosas materiales o dinero. Tenía al amor de su vida y una familia feliz. Ahora sólo le tocaba esperar a tener su propia familia con Naruto y experimentar si podía ser un buen padre, aunque teniendo al rubio a su lado, sabía que podría hacerlo.

Notas finales:

Misaki: vamo a llora, recuerden que nos falta el epílogo el cual será super cortito, pero necesario según yo TTuTT

A los que me siguen en mis otros fics, les digo, que no podré actualizar ninguno, pues no me queda tiempo, yo quisiera, pero cada semana, tengo tarea tras tarea. Este capi, lo avancé porque después de tanto tiempo, tuve un fin de semana libre, además, que me enteré de un concurso en el cual me gustaría participar y estoy contra el tiempo, pero no ahondaré más allá. Esta semana, recién el jueves quedaría libre y el viernes, así que aprovecharé de escribir el epílogo, así que no se extrañen si me ven el próximo finde por aquí =D

Eso, los invito a seguirme en Face, ahí siempre informo sobre todo los avances, para que después no me tomen por desaparecida aquí u.u

https://www.facebook.com/misaki.heartfilia.ea/

Recuerden hacerme saber su opinión en un review, son importantes para mí.

¡Hasta el epílogo!

Les dejo la letra de la canción:

Ella deslizaba su cuerpo desnudo 
En un tubo de acero bailando lento. 
Él intentaba calmar en alcohol 
Una pena de amor y su tormento. 

Ella por oficio llegó hasta su mesa 
Y le dijo charlemos, invítame un trago 
Él con los ojos cubiertos de llanto 
Le dijo: no tengo dinero 
Pero si quieres, quédate. 

Y ella se quedó, para comprender 
Aquella traición. 

Ella y él, marcados por el mismo 
Fracaso de amor 
Hablando cada uno borró su dolor 
Unieron dos historias en un corazón 
Ella es para esta sociedad, una ramera. 
Y él un trota mundo, 
Un vago cualquiera 
Pero para el amor 
No existen Fronteras.... 

....Ella Y Él.... 


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