Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Deseo... amar por Haruka Eastwood

[Reviews - 141]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! Lamento la demora, pero si alguien aun lee, espero de todo kokoro que el capítulo les guste nwn y aviso que solo falta uno o dos para terminar. 

 

¡Sin más preámbulos, a leer!

Título: Deseo… amar

Resumen: Naruto sabe que lo único que le faltó en la vida fue alguien a quien amar, y el destino está a punto de cumplir su deseo. 

Categoría: Naruto

Clasificación: No menores de 16 años

Género: AU, Romance. 

Advertencias: Lemon, mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Deseo… amar

Capítulo 12: Locura de amor

Sentía la garganta seca y los parpados pesados. Incapaz de abrir los ojos, se concentró en el aroma que lo rodeaba, arrugando la nariz al percibir una extraña mezcla de antibióticos, limpiador y una tenue fragancia que se le hacía demasiado familiar, haciéndole esbozar una imperceptible sonrisa, mientras se forzaba a despertar, comenzando a ser consciente de todo lo que había pasado, preguntándose cuánto tiempo es que llevaba en esa situación.

Al abrir los ojos, observó la carita de Gaara, llena de preocupación y alivio entremezclado, parpadeando varias veces, como si lo que estuviera viendo fuera producto de sus sueños, aun así le regaló una dulce mirada, relajando las facciones cansadas del doncel. Y sin poder evitarlo, contempló cada rasgo en la delicada carita, sus ojos seguían hinchados y la punta de su nariz roja, así que no le sorprendió sentir finas gotas caer sobre su rostro, a la par que unos brazos le rodeaban con sutileza.

—Lo lamento tanto, tanto —balbuceó—. Por favor perdóname, yo…

—Shh —silenció, acariciando suavemente el brazo de Gaara—. No llores.

—Todo fue mi culpa…

—Claro que no ttebayo.

En ese momento, Tsunade entró a la habitación, sorprendiéndose un poco de que Naruto haya despertado tan rápido, aun así, mantuvo su expresión seria, acercándose para revisar los signos vitales del varón. Al parecer estaba mejor y su vida ya no corría peligro, si seguía así, lo más seguro es que estuviera de regreso a casa antes de tiempo.

—Hay que hacerte varias pruebas aún —dijo, observando los vivaces ojos azules—, simplemente rutina.

—¿Cómo se encuentra? —Cuestionó Gaara.

—Mejor, pero hay que mantenerlo vigilado y evitar exponerlo a cualquier tipo de estrés o alteración.

Un poco más tranquilo, Gaara soltó el aíre que había estado reteniendo, regresando al lado de Naruto, sentándose en una pequeña silla, mientras tomaba la acanelada mano entre las suyas, bajando la cabeza, sin saber cómo disculparse, e incapaz de mirarlo a los ojos.

—Espero que hayan limpiado muy bien la isleta de mi cocina ttebayo. Recuerda que me gusta preparar galletas y postres —bromeó, complacido por la reacción avergonzada del doncel, colocando una expresión seria segundos después—. Gaara… no es tu culpa. Fui descuidado, creí que no era nada.

—Naruto…

—Esto hubiese pasado de todas formas, así que no te sientas mal ttebayo, que todavía no estoy muerto… —su mirada se cruzó con la de Gaara, transmitiéndole paz—. ¿Sabes? Mamá solía decir que los tontos nunca mueren… debe ser verdad.

Nuevamente, sintió los brazos de su niño rodeándole en un cálido abrazo, escuchando atentamente las disculpas que no necesitaba, pero que tampoco iba a detener, haciéndose una nota mental sobre mantener vigilado a Shukaku por si le llegaba a hacer algo a su amado Gaara.

●●●

Checó la hora una vez más. Las manos le temblaban levemente al pensar en todo lo que tenía que decirle, y en lo que él le respondería. Ya no estaba tan seguro de querer una explicación; se había dado cuenta que debía confiar y las cosas se darían a su debido tiempo, que si Naruto no hablaba de su pasado era porque se le dificultaba, porque había recuerdos que aun le dolían, y el no iba a ser el causante de traer a su memoria cosas que anhelaba olvidar.

Confianza, era todo lo que necesitaba y lo que más le faltaba. Naruto era alguien misterioso, pero jamás le haría daño, lo sabía con solo verlo a los ojos aquellas gemas azules que tanto le encantaban, las mismas que siempre tenían impreso un matiz de tristeza y soledad. Finalmente, se preguntó qué anécdotas guardaba un hombre que había vivido casi cien años, uno que seguía solo, y cuya compañía se limitaba a Deidara, Gaara, Iruka y Kakashi. No había esposa, no había hijos y no había amigos… ¿por qué? No lo entendía, Naruto es alegre, atento y un hombre maravilloso que debería tener más personas a su alrededor.

Sacudió levemente su cabeza. Sasuke era consciente de que no llegaría a nada si seguía divagando, pero tampoco iba a presionar a Naruto para que le contara su vida. Se moría por saber y al mismo tiempo no estaba seguro de querer escucharlo por miedo a que algo cambiara entre ellos, suficiente tenía con el tiempo que estuvieron alejados, dándose cuenta que lo extrañaba demasiado. Anhelaba su cercanía, su calor y sus sonrisas bobas.

—Saldré un rato —miró a su madre que permanecía sentada en el enorme sofá, acompañada de su padre, mientras veían una película—, iré a ver a Naruto.

—¿Quieres que te lleve? —Con un gesto preocupado, Fugaku hizo amago de levantarse—. La película ya ha terminado…

—Gracia… pero no es necesario, ya he pedido un taxi.

Fugaku y Mikoto, estaban plenamente consientes de que Sasuke no era un doncel cariñoso, mucho menos expresivo, así que cuando saltó hacia ellos, apretujándolos en un sorpresivo y prolongado abrazo, sus rostros se relajaron, dedicándole una cálida sonrisa a su niño, mientras lo veían marchar. Seguían tensos, y de cierta forma, preocupados por él, al principio creyeron que lo mejor sería prolongar su castigo, incluso meditaron el tener que ser más estrictos pero, no tendría caso, Sasuke siempre había sido un chico demasiado inteligente, y por más que le prohibieran salir, encontraría la mejor forma de escapar sin que nadie lo notara. Al final, decidieron que era mejor saber donde estaba a descubrir que se había ido sin decirles ni una palabra, preocupándolos, por lo que —de mala gana, en el caso de Fugaku— le despidieron con una diminuta sonrisa.

—Tenemos que confiar en él —cariñosamente, Mikoto tomó la mano de su esposo entre las suyas—, Sasu sabe cuidarse solo, ya no es un niño y lo sabes.

—Mujer, tiene dieciséis años.

—Sólo va a ver a Naruto al hospital.

—No es eso.

—¿Entonces?

—Naruto está enfermo, y Sasuke es un chiquillo que aprende a lidiar con sus emociones, a conocer y amar, que tal si…

—¡Fugaku! —Reprendió con seriedad—. Estás hablando como si Naruto estuviera a punto de morir.

—Mikoto, hay que ser realistas. Naruto tiene diecisiete años y acaba de sufrir un ataque al corazón, algo prácticamente imposible para alguien de su edad, es evidente que me preocupa, pero antes que él, esta Sasuke. No quiero que pase su adolescencia preocupándose por si su novio entra o no al hospital. No quiero verle triste porque Naruto está enfermo y eso en el mejor de los casos —alegó, viendo directamente los ojos de su esposa, quien silenciosamente le daba la razón.

—Él estará bien, ambos lo estarán.

Sin más que decir, Fugaku la abrazó, esperando a que ambos estuvieran realmente bien en un futuro no tan lejano.

●●●

En cuanto el taxi se detuvo frente al hospital, sintió como su estomago se contraía a causa de los nervios. Suspiró fuertemente mientras observaba la pequeña bolsa de regalo en color negro, donde permanecía el celular de Naruto y un estuche de terciopelo rojo en el cual había guardado cuidadosamente el collar que él le dio en su primera cita, con la única intensión de preguntarle si lo que le había dicho cuando se lo entrego era cierto, sin mencionar que se sentía extraño tener algo tan valioso para él, probablemente esa pieza de joyería valía más que su casa.

Más tranquilo, caminó hacia la entrada y a pocos metros de ingresar, sintió como unos fuertes brazos le apresaban en un sofocante abrazo que parecía no terminar nunca, comenzando a rememorar ¿cuándo dejo de molestarle aquel tipo de contacto? Comenzando a sentirse mal por él y sin saber como disculparse. Aunque después de varios segundos, su cuerpo se tensó e instintivamente forcejeó para que lo soltara, sin obtener ningún resultado.

—Toneri… me lastimas… suéltame.

—Me tenías realmente preocupado, desperté y al no verte me asuste, sobre todo al leer tu nota. Por todos los cielos, ¿en que estabas pensando? —le reprendió, apartándose un poco para verlo a los ojos—. Pudo pasarte algo. No sabía qué hacer, ni siquiera contestabas el móvil, mucho menos tenía una idea clara del momento exacto en que desapareciste. Intente buscarte, pero con la hora y el clima, no tenía muchas opciones favorables.

—Yo… necesito hablar contigo… veras —sutileza. Era algo de lo que carecía y comenzaba a arrepentirse por ello, siempre había sido directo, pero en esta ocasión era imposible—, es por…

Las palabras murieron en su boca, al sentir el apasionado beso de Toneri, quien cerró los ojos, disfrutando del contacto, como si tuviera miedo a perderle, a que algo le pasara o que simplemente se alejara de él sin decirle ni una sola palabra. La noche pasada habían hablado, teniendo que soportar el ver a Sasuke con la mirada perdida en un punto fijo, temblando y balbuceando palabras de afecto hacía un varón que no lo merecía, el mismo que le dejo plantado bajo una tormenta de nieve durante horas. Y sin poder evitarlo, se molesto como nunca antes, jurándole a Sasuke que él jamás le haría eso, porque él era importante en su vida, y que él jamás le dejaría, rogándole una oportunidad, sólo una que no desaprovecharía y Sasuke acepto, haciéndole la persona más feliz del mundo. Estaba decidido a demostrarle que jamás se arrepentiría de haberlo elegido a él en vez de a Naruto.

—Me gustas, y te amo como jamás creí hacerlo —volvió a tomar a Sasuke, besándolo pasionalmente, al mismo tiempo en que meditaba en lo estúpido que había sido Naruto por dejar ir a un doncel tan valioso como lo era el que estrechaba en sus brazos.

Sin darle demasiada importancia al beso, Sasuke apartó sutilmente a Toneri, viéndolo con una mezcla de pena y culpa. Aquel chico se había mostrado realmente amable con él, ayudándolo cuando más lo necesitaba, siendo comprensivo y atento, mientras él no dejaba de equivocarse y maldecir internamente a Naruto por dejarlo plantado, después de que él mismo había insistido en que se vieran. Claro que eso fue antes de saber la verdad sobre aquel revoltoso Namikaze.

Sasuke no había pensado bien las cosas, estaba confundido y dolido, al final, utilizó a Toneri como un escape a su realidad, aceptando su proposición de una relación seria, relación que olvido completamente en cuanto se entero del estado de salud de Naruto. Era un hecho que aquel chico le quería, así que se dijo que no perdía nada con intentarlo, ahora no sabía cómo retractarse de sus palabras sin sonar tan hosco. Jamás quiso jugar con sus sentimientos, después de todo lo apreciaba, pero no lo quería, ahí estaba el problema, entonces se pregunto ¿qué hubiese cambiado en su vida si se hubiera enamorado de Toneri primero? Lástima que no existía el hubiera, amaba a Naruto y punto, por lo que haría hasta lo imposible por estar con él.

—Toneri, escucha. Yo… lamento haberte preocupado y lamento aún más el tener…

—¡Uchiha! —El nombrado volteó con cierto fastidio por haber sido interrumpido, viendo el rostro furioso de Deidara que se acercaba a grandes zancadas hasta él, siendo acompañado por Iruka—. Te lo advertí —le tomó bruscamente del cuello del abrigo—, aun así fuiste capaz de engañarme y engañarlo a él. Pero no te preocupes, que yo me encargare de que jamás lo vuelvas a ver.

—Tú no entiendes —espetó, apartándolo de su persona, obligando a Deidara a soltarlo y encararlo—. Y esto no tiene nada que ver contigo.

—¡¡Claro que tiene que ver conmigo, Uchiha!! —gritó ofendido—. ¡Y entiendo que eres una puta zorra y eso es más que suficiente!

Jamás quiso golpearlo, pero no se podía quedar callado dejando que Deidara le ofendiera. Sabía el motivo de su enojo, pero ya nada podía hacer, sí, se había quedado inmóvil mientras Toneri le besara y fue su error, otro que sumaría a la larga lista. Decir que amaba a Naruto y dejarse besar por otro varón era imperdonable, no es que él lo deseara, simplemente quería hablar con él y cuando pensó que podría explicarle, va y le besa, así de la nada. Estaba molesto, frustrado y desesperado, todo —¡Todo!— le salía mal últimamente, quería arreglarse con Naruto… termina siendo novio de Toneri en un momento de debilidad, guiado por la decepción que se llevo al verse plantado. Después, descubre que todo fue un malentendido y quiere estar con Naruto, pero ahora el problema es Toneri y luego aparece Deidara…

—«¿Qué más falta?» —se preguntó mentalmente.

—¡Deidara, basta! —sin pensarlo dos veces, Iruka le tomó fuertemente del brazo, impidiendo que se lanzara sobre Sasuke para golpearlo—. No puedes iniciar una pelea frente al hospital —vio con decepción a Sasuke, pensando en que se había equivocado completamente al juzgarlo—. Márchate, porque no solo Deidara te impedirá ver a Naruto, y creo que ya le has hecho el suficiente daño…

—Iruka —llamó en un tono bajo y suplicante—, déjame explicarte…

—No tienes que explicarme nada, Sasuke. Yo lo vi y escuche todo.

—Las cosas no son como parece.

—Sé lo que vi y escuche —alegó Iruka—. Naruto no está en condiciones de escucharte. Vete.

Con un enorme nudo en la garganta, Sasuke se mordió fuertemente el labio inferior, conteniendo las ganas de llorar, sintiéndose impotente y perdido. No tenía caso insistir, por lo que simplemente les extendió la pequeña bolsa de papel en color negro.

—¿Podrían entregársela a Naruto? —pidió con un tono de voz demasiado bajo.

—¡Él no necesita nada de ti, hm!

—Es su teléfono.

Para evitar otra posible discusión, Iruka tomó la pequeña bolsita y camino dentro del hospital junto a Deidara que no dejaba de maldecir al Uchiha, mientras este los observaba adentrarse al enorme edificio.

—¿Quiénes son? —Cuestionó Toneri con un deje de enfado, por la forma en que trataron a Sasuke.

—La familia de Naruto —espetó, comenzando a caminar hacia la banca del parque que estaba justo en frente de la entrada del hospital—. Él no llegó a nuestra cita porque está en el hospital —buscó la mirada del chico, enfocándose en sus ojos azules—. Lo lamento.

—¿Por qué?

—Por todo.

—No te entiendo.

—Esto no funcionara —suspiró—. Eres… agradable pero…

—No me amas —afirmó, obteniendo un leve asentimiento de cabeza por parte de Sasuke—. ¿Por qué no me das una oportunidad? Solo una.

—Porque no puedo. Amo a Naruto, solo a él, ¿comprendes?

—No puedo entenderte, quiero hacerlo pero no puedo —susurró poniéndose de pie, dándole la espalda—. Parece ser que este es el adiós, Sasuke.

●●●

Naruto recibió los abrazos y besos de Deidara, a la par que le reclamaba por asustarlo tanto, aunque en medio de toda esa alegría por verlo mejor —vivo—, Deidara mostró otro sentimiento en sus lindos ojos azules, mismo que él no paso por alto, intrigado por la mueca de molestia que tenía en cuanto entró a la habitación, preguntándose si era por él o por algo más.

—¿Por qué luces molesto, Deidi? —Cuestionó, recibiendo la bolsa de regalo que Iruka le extendió.

—Claro que no, hm. Estoy feliz por verte bien.

—Voy a irme a casa, pero regresare mañana. —Con ternura, Gaara besó la frente de Naruto, saliendo de allí, ya que el rubio le había mandado a descansar desde hace un buen rato, pero él no podía irse y dejarlo solo, por lo cual, prefirió esperar a que llegara Deidara o Iruka.

—Ve con cuidado ttebayo —Sonrió, viéndolo marchar.

—Yo iré a buscar a Tsunade-san —Iruka se fue junto con Gaara, cerrando la puerta tras de sí para darle privacidad a ese par.

—¿Me dirás? —Insistió, mientras abría su pequeña bolsa de regalo, extrañado por ver su celular dentro, y una cajita de terciopelo—. Recuerda que te conozco y sé que algo tienes —curioso, la tomó entre sus manos abriéndola, pero en cuanto se dio cuenta de lo que era, un estremecimiento le recorrió por completo el cuerpo—. Deidara… ¿y Sasuke?  —cuestionó de repente, sorprendiendo al doncel.

—No lo sé —espetó con molestia, dejándose caer en el sofá que estaba en una esquina de la habitación.

—¿Sabe que estoy aquí?

—Si…

—¿Cuándo te dio esto? —le mostró la bolsa, mordiendo su labio inferior.

—Hace nada —gruñó, apretando los puños con rabia para no decir que lo había visto besándose con otro varón frente al hospital—, ¿por qué?

Al no obtener respuesta, Deidara volvió a centrar toda su atención en Naruto, quien permanecía sentado en el centro de la cama, con la vista fija en la ventana mientras una silenciosa lagrima rodaba por su mejilla, dándole un aspecto vulnerable y frágil a alguien que siempre consideró fuerte… invencible, provocando que un nudo se formara en su garganta por el simple hecho de verlo así. Lo conocía desde hace más de diez años, y creyó que jamás vería a Namikaze Naruto llorar. Es verdad que lo había visto triste muchas veces, pero nunca así… como si lo hubiese perdido todo, como si la vida no valiera la pena.

—¿En qué me equivoque…?

—Naruto…

—Tal vez mi error fue querer comportarme como un adolescente cuando soy un adulto —sonrió—. Soy demasiado viejo para eso, incluso para enamorarme.

—No eres viejo.

—Claro que lo soy, mírame.

—¡Lo hago, y créeme que no eres viejo, eres joven, hm!

—Que ahora tenga esta apariencia no significa nada. Deidi… he vivido noventa y siete años, más que el promedio, ya no debería estar aquí. No debería estar viviendo un amor adolescente, ni jugando a tener una vida que no me pertenece —Naruto dirigió su mirada hacia el doncel, quien no dudo en abrazarlo—. ¿Sabes? Aquel día, yo desee amar, y ame como jamás creía hacerlo, pero eso no significa que sea correspondido. Hace ochenta años habría perseguido a Sasuke, sin importarme si me tomaba uno, dos o más años, le hubiera acosado hasta que finalmente estuviéramos juntos, desbordando amor por él hasta el cansancio, ahora es diferente… ahora me rindo.  Renuncio —soltó una risilla falsa—, estoy muy cansado para eso…

Con la mano en el pomo de la puerta, Sasuke se había quedado quieto, escuchando cada palabra de Naruto con sumo interés, sintiendo una enorme opresión en el pecho conforme la voz tranquila del varón se volvía un suave murmullo, evitando romperse. Y por primera vez tuvo miedo, miedo a perderle para siempre, pero su cuerpo se negaba a moverse, a entrar y decirle que estaba equivocado, que le amaba con locura a pesar de todo y que si Naruto pensaba rendirse, él no lo haría, le perseguiría eternamente de ser necesario, porque aunque no lo pareciera, su amor siempre fue correspondido.

—No lo hagas —protestó en cuanto logró abrir la puerta. Se mordió el labio inferior y se obligo a buscar con la mirada aquellas preciosas gemas azules que tanto le encantaban—, no renuncies a alguien que te ama a pesar de lo dobe que seas…

—Te lo advertí, Uchiha.

Con gracia y una enorme furia reflejada en sus ojos, Deidara se levantó de la cama de Naruto, caminando de manera peligrosa hacia Sasuke, quien simplemente lo encaró con aquella actitud orgullosa, prepotente y tan común en él, regalándole una sonrisa ladina que terminó por enfurecer a Deidara.

—Deidi, déjanos solos.

Discutir era una pérdida de tiempo, lo sabía muy bien, aun así vio al Namikaze como si le hubiese salido otra cabeza, topándose con su intensa mirada azulina en una batalla silenciosa que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder. Al final, no le quedo de otra que suspirar con resignación, observando con odio a Sasuke, mientras salía de allí, cerrando la puerta.

—Me equivoque.

—Todos nos equivocamos ttebayo.

Soltó un suspiro frustrado, no sabía por dónde comenzar, y el hecho de que Naruto se mantuviera con esa tranquilidad, esbozando una sonrisa que seguía sin poder interpretar era desesperante. Tan solo caminó hacia él y lo besó con violencia, como si jamás volviera a hacerlo, lo besó como si su vida dependiera de eso, siendo correspondido como si entre ellos jamás hubiese habido problemas absurdos, o se hubieran distanciado por semanas. Y es que después de lo que diría, no sabía si Naruto le seguiría amando, quiso creer que si, y le contó todo, manteniendo la mirada gacha en esperada de la reacción negativa.

Su voz era suave y demasiado baja, checando constantemente sus reacciones. El único momento en que la maquina que monitoreaba el ritmo cardiaco de Naruto, emitió un sonido preocupante, fue cuando lo estaba besando. Y mientras hablaba, él se mantenía tranquilo, escuchando cada palabra que decía, desde el primer incidente con Toneri, pasando por sus dudas existenciales, hasta el motivo de la hostilidad de Deidara, y el porque tenía de vuelta el collar que le regalo en la primera cita.

—Di algo.

Naruto soltó el aíre que inconscientemente había retenido, atrayendo a ese orgulloso doncel hacia sus brazos, estrechándolo fuertemente.

—Dormir no es sinónimo de sexo dattebayo —canturreó divertido, observando como el rostro de Sasuke, pasaba de la vergüenza, a la incertidumbre, terminando en molestia—, y entiendo lo que paso, no lo justifico y nunca lo haré, pero si te entiendo y no voy a reprochar nada. Estoy enojado contigo, pero creo que de alguna forma es mi culpa… más tuya que mía. ¿Sabes? mamá solía decir que nunca te quedes con duda, y que mientras cuestionas observes muy bien los ojos de la otra persona, así sabrás si te están mintiendo. Por lo tanto, cuando te digo que te amo, lo digo en serio, y si tienes alguna duda sobre mí, basta con preguntar, no gano nada mintiéndote.

—¿Por qué me perdonas?

—No te he perdonado —ladeó la cabeza un poco—, si quieres que te perdone te costara tteba, tendrás que invitarme un tazón de ramen al menos una vez cada mes.

La mano de Sasuke acarició con suavidad la mejilla de Naruto, contemplándolo fijamente conforme se acercaba cada vez más, acortando la distancia entre ambos. Sus labios rosaron los contrarios en un beso lento, torpe y lleno de nerviosismo que logró erizarle los vellitos de la piel, sintiendo las tibias manos de Naruto tomándolo de la nuca para profundizar el contacto de una forma pasional y territorial, como si le dijera sin palabras que él le pertenecía completamente.

—«Para siempre» —pensó, deseando que ese momento nunca acabara.

●●●

Itachi se frotó las manos entrando a una cafetería, observando detenidamente a un precioso doncel rubio que parecía querer asesinar a todo mundo. No paraba de farfullar cosas sin sentido mientras tomaba una galleta y se la metía a la boca, como si con ello pudiera alejar su frustración. Haciendo un poco de esfuerzo recordó que era el mismo doncel que hace más o menos un mes le había golpeado y llamado pervertido cuando le invitó un café.

Suspiró, lo suyo no era insistir, pero había algo en aquel rubio que le llamaba la atención, atrayéndolo casi como polilla hacia la luz, por lo que antes de que pudiera evitarlo, ya se encontraba sentado frente a él, esperando que esta vez no saliera golpeado por querer coquetear de manera sana e inocente.

—¿Qué diablos te pasa, hm? —Deidara dejó de lado su chocolate caliente para fulminar al Uchiha atrevido que tenía enfrente. Suficiente tenía con la molestia de saber que su amado Naru regresaría con el idiota de Sasuke, como para lidiar con pervertidos—. ¿Y por qué te sientas con tanta familiaridad?

—Solamente quería hablar.

—No me interesa, hm. Así que vete.

—Probablemente empezamos con el pie izquierdo —murmuró pensativo, antes de extender su mano derecha en señal de saludo—. Mucho gusto, soy Itachi Uchiha.

—¿Uchiha? —seseó mirándolo con detenimiento, preguntándose si habría muchas personas con ese apellido aunque viéndolo bien, tenía un gran parecido con el odioso de Sasuke, y Naruto le menciono que su cuñado se llamaba Itachi. Demasiadas coincidencias, se dijo con fastidio.

—Sí —confirmó, sonriendo de manera seductora—. Itachi… Uchiha.

—¿Tienes alguna relación con un tal Sasuke Uchiha?

—Es mi hermano…

—No me interesa tener que ver algo con un egocéntrico y prepotente Uchiha, hm.

Sin decir más, Deidara se levantó con una elegancia cautivante para cualquier varón, tomó su abrigo y salió de la cafetería, dejando solo y confundido a Itachi, quien simplemente le vio marchar sin saber el porqué de su molestia —y ¿qué tenía que ver Sasuke en eso?—, ignorando por completo el hecho de que le tocaba pagar la cuenta de aquel doncel, del cual desconocía su nombre.

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Gracias por leer~ ♥ 

Lamentablemente no he podido responder sus hermosos rw por falta de tiempo, pero creeanme que los leo y me encantan nwn por lo cual, me dare un tiempo para contestarlos todos, incluso los atrasados. Sin más me despido y les mando un fuerte abrazo. 

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).