Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La razón de mi odio por kurerublume

[Reviews - 259]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo sé, un mes para actualizar. Les pido una disculpa, simplemente no fueron buenas semanas... a nivel personal.

Pero las buenas noticias es que esto ya está por acabarse, unos 30 capítulos más o menos.

¿Y saben qué? Les agradezco infinitamente su paciencia y amor que ponen en sus reviews y lecturas. Este fic lo pensé con tanta pasión y me alegra muchísimo saber que les gusta (zoofilia team)

Por favor, disfruten.

El próximo capítulo volverá a tener lemon, pero les advierto que con algo de AU (porque es así como me lo imaginé desde el inicio ^^)

CAPÍTULO XXIV: La huida


- ¿Kian?.... ¿estás aquí? – imposible, tiene que ser una maldita broma. Percibí el aroma de otro humano, no de su madre - ¿Qué? – se congela en cuanto llega al cuarto y me ve, comienza a pasear la mirada en busca de algo.


-¡Mamá! – Kian sale de su escondite y se va acercando a ella, pero yo me pongo en posición de ataque - ¿qué haces, Shere?


-Quietecita – el otro humano llega y se para junto a la humana, amenazándola con una clase de daga, demasiado filosa – ¡o si no, juro que le enterraré esto a usted, a su hijo y a ese maldito tigre!


La cara de Kian se torna más pálida, la expresión de dolor sigue presente en él. Intenta dar un paso, pero es entonces que el otro humano aprovecha para tomar del cabello a su mamá, ella comienza a intentar soltarse, diciéndole a Kian que corra… que todo estará bien.


-¡No! ¡Mamá! – mi cachorro humano comienza a llorar, cayendo sobre sus rodillas por el miedo y el coraje de no poder hacer algo por ayudarle – señor, por favor… por favor… ¿qué quiere? – pregunta apretando sus puños en el piso, sin atreverse a mirarlo.


-Te lo dije hace rato, quiero a ese maldito tigre y a la hembra. ¡Pero no, no escuchaste, maldito niño imprudente! Y ahora mírate, ¿dónde quedó toda la valentía de antes? – comienza a reírse y decido acercarme a Kian - ¡Dije que se quedaran quietos!


-¿Shere Khan? –levanta su carita al sentir mi cuerpo junto al suyo - ¿qué haces? No, tienes que volver – susurra con su voz algo temblorosa.


-¿Hijo? Corre… corre, por favor.


En eso, un sonido fuerte; el humano cae directo al piso.


-¡Yamir! – Kian corre hacia él y su madre, los abraza con mucho entusiasmo – tenemos que sacarlo de aquí. En cuanto despierte seguro no pasará nada bueno…


-Hijo, ¿por qué estás desnudo? – por la vergüenza, mi cachorro humano se cubre y sonroja, volteando a verme.


-Porque… estaba jugando con Shere Khan.


-¿Qué?


-Mamá, tranquila. Yo… sólo eso. Lo más importante ahora es que tenemos que irnos de aquí, papá vino hace rato. Nos pidió que lo viéramos en mi restaurante favorito. Yamir, también tienes que irte. ¿Por qué llegaste? ¿estás bien? ¿no te pasó nada?


-Porque ya casi va a amanecer, Kian. ¿Olvidaste que te mencioné que hoy llegaría a esta hora? Estoy bien. Me alegra haber llegado, no sé qué habría pasado si no – sin más, abraza a mi cachorro humano fuertemente y le acaricia su cabello con sumo cariño, con demasiado cariño; me es inevitable no gruñir un poco y acercarme a ellos - ¡Dios! Kian, ¿tienes algo que lanzarle? Tenemos que encerrarlo aquí, de lo contrario nos atacará.


-No, Yamir. Está bien – Kian sigue cubriéndose y se arrodilla frente a mí, juntando nuestras cabezas tiernamente.  Comienza a moverla de un lado a otro, cerrando los ojos… me es tan hermoso que es inevitable que termine haciendo lo mismo – Shere Khan jamás me haría daño. Él es… mío – no sé qué le entra a la mente, pero termina juntando sus labios en mi hocico – y yo soy tuyo – susurra en mi oído antes de levantarse.


-¿Qué? – preguntan los otros dos al mismo tiempo.


-Kian, suficiente. Ven aquí – espeta su mamá con demasiada autoridad, tanta, que por reacción me coloco delante de mi cachorro humano, protegiéndolo.


-Shere, tranquilo – acaricia mi costado izquierdo para ir al lado de su madre – vámonos, pero tenemos que llevarnos a todos.


-¿Y cómo haremos eso? – comienza a llevarlo hacia afuera, sin darme la espalda - ¿qué te dijo tu padre?


                                                                                 ***


-Me dijo que trajéramos a Shere Khan y a Indira, que vendrán a por ellos. No podemos dejar que se los lleven.


-Bien, iré por algunas cosas y nos iremos inmediatamente – sale corriendo hacia la casa, yo pretendo seguirla, pero una mano me detiene.


-¿Están arriesgándose por ellos? – volteo a ver a Yamir, quien parece algo enojado – es mejor que les den lo que quieren y lo dejen así. No vale la pena su seguridad por dos tigres, no importa cuánto valgan – eso me ha molestado bastante.


-¿Cómo puedes decir eso, Yamir? Todos somos igual de importantes, no me iré de aquí sin ellos – corro hacia mi precioso tigre para pararme a su lado – Shere Khan no nos hará daño, además lo quiero, y no dejaré que nadie lo lastime. Además, quieres estudiar lo mismo que yo, entonces tienes que velar por ellos, debes comprender lo valiosos que son– escucho cómo suspira y exhala con los ojos cerrados.


-En serio eres muy bobo – se acerca a paso seguro frente a mí - ¿no te has dado cuenta? Quiero lo mismo que tú porque quiero estar contigo, no me importa qué estudiar siempre y cuando esté a tu lado – toma mis manos y se acerca para besarme en los labios – te quiero, Kian – en eso, acaba unos metros adelante, acostado en el piso.


-¡Shere, basta! – lo abrazo para que no haga más daño – Shere, Shere – lo llamo varios veces para que se concentre en mí. Al cabo de unos segundos, lo hace. Sonrío para intentar calmarlo.


-Kian – susurra en mi oído y siento cómo me sonrojo por la manera en la que dijo mi nombre; tan tierno y al mismo tiempo dominante. Antes de que pueda reaccionar, se pega a mi cara y comienza a lamer mis labios.


-¿Kian? – me separo rápidamente de Shere, sólo para observar a mi madre y después a Yamir, ambos sorprendidos y con cara…¿de asco? - ¿Qué haces, hijo? – su expresión no cambia. Se acerca lentamente hacia mí, como si no pudiera creer lo que está viendo – Tápate – me lanza una camisa y un pantaloncillo hasta la rodilla. Me jala de la muñeca y me hace una seña para que me quede donde estoy - ¡nos vamos ahora!


-Pero…


-¡Kian! – se voltea para que quedemos de frente – escucha, no entiendo qué fue eso, pero si es lo que parece… es mejor que no hagas más. No es sano, hijo. Tal vez te encariñaste mucho con él y piensas que es correcto hacer eso. Pero hijo, es un tigre, él no entiende, no habla y jamás te dirá que te quiere; es un animal, punto.


-Pero él…


-¡Suficiente! Ahora escucha, no quiero que menciones nada sobre esto. Primero tenemos que llegar con tu padre. El papá de Yamir acaba de llegar para hacer todo lo necesario. Ahora vendrás conmigo, ¿entendido? – jamás… jamás la había visto tan enojada, jamás había visto esa expresión en ella; parece otra persona, me da miedo.


-M-Mamá, entiendo – agacho mi cabeza y le obedezco en todo.


Cuando llegamos al restaurante, la luz del día es mejor.


Nos quedamos en silencio, yo apretando la mano de mi mamá.


En eso, una silueta muy familiar aparece.


-¡Papá! – corro para abrazarlo en cuanto lo veo, él me devuelve el abrazo y acaricia mi espalda. Sé que ahora todo estará bien, sólo necesito saber dónde está Shere Khan.


-Hijo, vámonos de aquí, ahora. Ya puse a otros para que se encarguen de lo demás. Gente de confianza, con quienes he laborado muchos años. Saldremos de este país y después recibiré un informe cuando todo se haya arreglado- comienza a jalar de mi brazo y yo pongo resistencia - ¿qué sucede?


-Papá, no quiero irme. Yo… quiero quedarme aquí, quiero cuidar a Shere Khan – mi mamá se para a su lado, viéndome como si me fueran a regañar.


-Kian, tu seguridad es mi mayor prioridad. Yo te amo y siempre cuidaré de ti – acaricia mi brazo para abrazarme fuertemente.


-Es lo mismo que siento con Shere Khan – susurro sólo para que él me escuche – lo quiero y deseo quedarme con él – me voy alejando poco a poco de su lado. Parece que no me cree, pero después de unos segundos se da cuenta que hablo en serio. Cada paso que me alejo, él se acerca, al igual que mi mamá – por favor, yo quiero estar a su lado – comienzo a llorar. Ellos no me comprenden, no entienden mis sentimientos. Y por su manera de actuar, sé que jamás me escucharán ni lo intentarán.


-Hijo, basta. Ven con nosotros. Estás mal, no te preocupes, te apoyaremos – sonríe con algo de miedo, y lo comprendo. Para cualquiera esto se escucharía enfermo, extraño y nadie lo aceptaría. Pero me duele, me duele saber que mis propios padres no me escuchan. No es que no quiera estar con ellos, pero Shere Khan sigue corriendo peligro y ni siquiera sé dónde está. Si tan sólo supiera que está bien; si pudiera despedirme de él… No, ni con eso tendría suficiente. No sé cómo, pero me he enamorado por completo de él.


-Papás, les prometo que regresaré cuando esté listo – con todo el dolor, tristeza, pero también con determinación y sin voltear atrás, corro hacia el otro lado. Escucho sus gritos, sus pisadas por intentar alcanzarme, pero no. No estoy listo para no verlo nunca más ni mucho menos para no saber si está a salvo.


-¡Kian! – escucho a la lejanía. No me detengo hasta saber que me he adentrado a la selva. Mi corazón quiere salir de mi pecho, estoy sudando muchísimo.


-Dios, ayúdame – caigo sobre mis rodillas para comenzar a llorar. Me recuesto intentando calmar mi respiración, mis lágrimas; mi miedo.


                                                                                 ***


Todo está oscuro, apenas un poco de luz se filtra.


-¿Sabes que esto es tu culpa? – cuestiona Indira después de un silencio demasiado largo.


-No lo es.


-¡Claro que sí! Si no te hubieras apareado con ese cachorro humano, si lo hubieras hecho conmigo. No hubiera pasado esto, ¡no hubiera sucedido nada!


-¿Qué? Tú estabas de acuerdo en no hacerlo.


-¡¿Y tuviste que desquitarte con ese maldito niño?! – nos ponemos a caminar en círculos; vigilando lo que el otro hace.


-¿De dónde sacas eso? – me asombro por lo que sabe…


-¿De dónde? Querido, no soy estúpida. Todos sabían que estabas viendo a esa peste. Pero yo soy la única que sabe que te apareaste con él. Porque percibí antes que tú el olor del humano que pretendía llevarnos, porque vi todo lo que pasó después de eso. Porque escuché a ese niño mientras lo penetrabas, ¿crees que no aprendí lo suficiente con los humanos como para no saber por qué salen esos sonidos? – me quedo quieto y ella también deja de moverse – ahora lo sabes. No puedo creer que hayas preferido a un humano sobre los de tu especie. Y encima vienes a dañar a los demás.


-Indira…


-¡Cállate! Ahora presta atención, “Shere Khan”. Nos llevarán con mi dueño, nos obligarán a procrear crías y entonces, probablemente, tu labor termine ahí - ¿acaso me ha dicho Shere Khan? Ni siquiera puedo demostrar lo sorprendido que estoy o se aprovechará de eso. Prefiero seguir con la discusión que por esta nimiedad.


-¿Y si no lo hace?


-¿Qué esperas? ¿Una garantía? Porque no la hay. No tienes otra opción – la frustración jamás experimentada me invade. En definitiva, no planeo quedarme sin hacer nada, ni hacer algo que no quiero. No después de haber estado en el mismísimo cielo con Kian, de haberlo probado y hacerlo mío.


-Sí la tengo – me recuesto mirando por aquel hilillo de luz que se asoma, y comprendo que nada me detendrá porque los humanos son demasiado estúpidos. Comenzamos a movernos mucho y en eso percibo ese delicioso aroma, ¿Kian?


Me levanto de inmediato y comienzo a romper esta maldita caja con todo mi cuerpo; con mis garras, mis costados, todo.


Lo logro.


Sin pensarlo más, me lanzo hacia afuera para caer sobre mis cuatro patas sin problemas.


Comienzo a correr, persiguiendo su aroma único. Se hace cada vez más fuerte y cuando lo considero prudente, desacelero. Me asomo detrás de un árbol y veo a ese pequeño quietecito y agachado, respirando muy fuerte y de frente a esa misma flor de la primera vez que lo conocí.


Una sonrisa pícara se asoma en mi rostro y me acerco a él sigilosamente. Es hasta que estoy apenas a unos dos metros que se voltea y simplemente lo tumbo sin ejercer todo mi peso.


-Justo como la primera vez que nos encontramos, cachorro humano – me sonríe y acaricia mis patas con mucha ternura.


-Pero esa vez no me hablaste. Shere, te estaba buscando – cierra sus ojitos y comienza a llorar. Quito mis patas de encima suyo y las pongo a los lados, de manera tal que, no le permito levantarse.


-Y yo te encontré. Eres malo buscando.


-No es verdad – se cubre su cara con rapidez – perdón. Te dejé atrás, no era mi intención, es que mi mamá… yo quería cuidarla y asegurarme que estuviera bien, pero ella y mi papá no, no me entendieron.


-¿A qué te refieres? – con mi hocico quito sus manos y comienzo a pasar mi nariz por la suya.


-Huí de ellos, Shere Khan. Corrí como nunca, no quería irme sin saber que estabas bien. Corrí tanto que no me di cuenta cuando me adentré tanto en la selva.


-Por eso estás tan sudado – lamo su cuello – eres… tan tierno.


-¿Soy…?


-No importa. Tienes que limpiarte, pero seguro no quieres que yo te ayude. Hay un lugar aquí cerca para eso – cuando se levanta, sus piernas le tiemblan y hace un gesto de dolor cayendo directo al suelo – ven – con mis colmillos jalo de su ropa y me recuesto.


-¿Quieres que yo…?


-Sí. Has corrido por horas, cachorro humano. Pronto será el atardecer – siento su peso sobre mi cuerpo y sus piernas a mis costados – eres algo ligero, ¿cuánto pesas? – volteo mi cara para poder verlo a los ojos.


-N-No sé. Tampoco me di cuenta de todo lo que he corrido. Mis piernas me arden.


No respondo y comienzo a caminar tranquilamente. Kian recarga su cabeza por mi cuello y lo siento más tranquilo, sus dedos acarician donde pueden: mis orejas, mi lomo.


                                                                               ***


-Llegamos – levanto la cabeza y me sorprendo por la vista: una cascada y un cuerpo de agua suficientemente grande y profundo para que me lance sin pensarlo. La sensación del agua fría acelera mi respiración. Tomo aire y me hundo un poco para nadar. Cuando salgo para tomar aire otra vez, Shere Khan está recostado en la orilla. Me acerco a él – oye…


¡Sus ojos son tan maravillosos! Me quedo embobado como casi siempre pasa, simplemente en silencio.


-¿Qué sucede, cachorro humano?


-Y-Yo… - en serio me molesta que no me llame por mi nombre – soy Kian.


-Lo sé – me siento tenso de repente y sin pensarlo mucho me comienzo a quitar la ropa frente a él, claro sin poder evitar sonrojarme. Cuando estoy completamente desnudo, lo miro con enojo y me doy la media vuelta.


- Entonces no podrás tocarme hasta que me llames por mi nombre – vuelvo a meterme al agua y me doy cuenta que el atardecer se está acabando. Dejo que mi cuerpo flote y respiro tranquilamente.


Escucho un ligero zambullido, y cuando quiero reaccionar, Shere Khan está cerca de mí y con su cola me jala del tobillo. Como no es tan profundo en esta parte, en cuestión de segundos estoy debajo suyo.


Esto se parece mucho a aquel sueño que tuve hace tiempo.


-¿Qué dijiste? – se pone tan autoritario que me asusta el saber que eso me gusta.


-Que me toques… - jadeo al sentí su cola acariciar mi pecho.


-¿En serio dijiste eso? – su maldita sonrisa me encanta – porque yo escuché otra cosa. Así que tú tendrás que tocarte u obligarme a hacerlo – se aleja muy orgulloso y me siento en la orilla.


-Sólo quiero que me llames por mi nombre – digo en un tono de voz algo bajo. Veo cómo detiene su paso y vuelve a acercarse a mí.


-¿Por qué eres tan insistente en eso? – se sienta frente a mí y lo miro con tristeza.


-Porque eso significa que te importo.


-¿No es obvio que ya es así? Regresé por ti, así como tú por mí. Considero eso más importante – mi corazón deja de latir por unos segundos, vuelvo a mirarlo con algo de esperanza y mucho cariño. Me sonríe tiernamente y mi boca habla por sí sola.


-Te quiero – me levanto y lo abrazó fuertemente. Siento cómo se tensa y su cola acaricia mi espalda – tranquilo, si algún día llegas a quererme también, no te veas forzado a decirlo.


-No es eso – se separa de mí y con algo de timidez acaricio sus patas – es la primera vez que alguien me dice eso. Se sintió bien – nos sonreímos y lentamente me acerco a su hocico para darle un beso.


-¿Sabes qué me haría sentir muy bien? – me mira con ganas de saber qué le diré y eso me divierte un poco – que me llamaras por mi nombre de ahora en adelante.


-Bien, Kian – y es ahí que mando todo a volar y me lanzo hacia él; feliz por ese cosquilleo que tanto me gusta cuando estoy con Shere Khan, cuando muestra algo de ternura sólo conmigo.


-Quiero volver a hacerlo – le susurro en su oído para pegar mi pecho al suyo – por favor, Shere Khan.

Notas finales:

¿Qué les ha parecido?

Espero les haya gustado porque andaba algo nerviosa con este capítulo en especial jaja.

 

Les deseo un hermoso día/noche.

Sigan leyendo muchos fics de yaoi jaja hagan que sus padres se sientan todo menos orgullosos por este gusto único (ok ya jaja)

 

LES MANDO BESOS Y MUCHO AMOR


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).