Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La razón de mi odio por kurerublume

[Reviews - 259]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, seguro pensaron que andaba desaparecida con este fic, pero aquí estoy. Ahora sí con la última publicación de este fanfic. Les agradezco una vez más su apoyo.

Sin más, disfruten.

Nota: el nombre Aarush significa 'primer rayo de sol'.

EXTRA: La historia de Nirek (última parte)

 

 

 

Esas palabras lograron que por un momento, realmente pensara en aquel joven. En que él podría ayudarme, que tal vez… su corazón no fuera tan despiadado.

 

—¿De qué hablas, idiota? Todavía no —escuché que otro habló, dando a entender que aún no era mi hora.

 

—Qué aburrido. Entonces dile a Aarush que le dé de comer en cuanto llegue. Yo me largo.

 

Recuerdo el alivio que me provocó, recuerdo haber sentido a la deidad de mi lado.

 

Y no pasó mucho para que volviera a ver a ese humano a mi lado, sonriendo, pero con la cara agotada y la piel reseca. Llegó a darme lástima. Esa imagen era la misma de cualquier animal moribundo y que francamente preferiría no comer.

 

—Bonito, escuché que hoy no te van a matar. Me alivió —decía en voz alta Aarush mientras lanzaba agua al piso, intentado limpiar un poco aquel lugar.

 

No supe de dónde consideró oportuno llamarme de esa manera, aunque realmente era algo intrascendente.

 

Pero no fue la única palabra que usaba para llamarme, también decía «hermoso», «lindo». Palabras que podrían ser usadas para una flor u otro animal, no para mí; en especial no para mí. Esos comentarios solo los dejaba en mis adentros.

 

Poco a poco, sentí un pequeño peso en mi cuerpo, pero que al mismo tiempo no era de él. Un peso que solo sentía cuando ese humano estaba a mi lado, cuando osaba acariciarme y yo por mi parte, me dedicaba a cerrar los ojos.

 

Me tomó dos días percatarme de todo. Me había encariñado con Aarush. Patético, incoherente, estúpido. Me reprendía a todas horas por aquella satisfacción que invadía mi cuerpo cuando me hablaba, cuando nos veíamos, aún más cuando me tocaba.

 

Me sentí perdido al encontrar un aspecto de mí que no conocía. Aturdido, tal vez.

 

Pero al cabo de una semana, un escenario frente a mí me dejó completamente atónito: uno de los que maltrataban a Aarush, de repente y con fuerza, lo besaba frente a mí. Sí, lo besaba. A mi parecer se veía grotesco y asqueroso, pues mi joven humano hacía una mueca extraña y lo escuchaba quejarse.

 

—No aguantas nada, Aarush —fue lo que dijo el hombre antes de retirarse.

 

—Es porque no quiero —contestó una vez que el otro humano se había ido, tallándose sus labios con fuerza y con una expresión de completo enojo—. No contigo —susurró, sentándose en el suelo y cubriendo su cabeza con ambas manos.

 

Estaba aprendiendo demasiado de los humanos. Yo pensaba que eran como nosotros en ese aspecto. No que decidían si hacer eso con otro o no. Fue algo nuevo para mí, sabía que los humanos eran apenas diferentes en cuanto a sus expresiones y cuerpo, pero eso era algo que tal vez, solo tal vez, respetaba.

 

—Tampoco te gustó, ¿verdad? —me cuestionó una vez que se acercó a mí— No te culpo, ese fue un beso sin chiste —dijo mientras se acariciaba sus labios—. Pero bueno, es el jefe, así que a veces me dejo un poco.

 

¿Dejarse un poco? ¿Qué tanto implicaba eso?

 

—No es como hacer el amor, ya sabes, con alguien que de verdad amas. Alguien por quien estarías dispuesto a… ¿morir? Alguien que te haga sentir feliz y que te cuide, supongo —comenzó a hablar más para sí mismo que para mí, pero cada palabra que decía tenía mucho sentido.

 

Fue mientras que escuchaba sus palabras que caí en cuenta de que Aarush era mucho más listo y bello de lo que a primera vista podría pensar uno. Sus ojos estaban tan llenos de vida, su cuerpo era precioso, y lo peor, su carácter era lo más bello de todo él; su alma.

 

Horas y horas de escuchar sus palabras y de recibir sus cuidados.

 

Pero nada dura para siempre.

 

Menos aquella noche en que Aarush llegó sudando y respirando con dificultad.

 

—Bonito, tienes que huir. Van a venir a matarte —me colocó aquella estupidez con la que lograba acarrearme al patio donde tomaba mis baños de sol. Observé cómo rompía una parte de aquella cosa que no me dejaba escapar—. Corre —dijo una vez, antes de escuchar un fuerte sonido; uno que hizo que Aarush cayera de lleno en el piso, llorando—. ¡Corre! —se incorporó y tiró de mí hasta la orilla del río—. Sé libre —pude ver sangre saliendo de él, de su abdomen, pero no dejaba de pedirme que me fuera—, yo también lo seré —susurró extendiendo sus dedos hasta tocar el agua. Sus ojitos se notaban tan cansados. Pero antes de que pudiera acercarme a él, otro sonido igual de fuerte sacudió mis pensamientos—. Ya vete —decía arrastrando las palabras, y ahí lo supe: su muerte sería su libertad.

 

No quería, no podía. Irme era doloroso, pero necesario en cuanto noté cómo aquel cuerpo menudo se rendía y se quedaba inmóvil. Aquel humano había muerto.

 

Una parte de mí se fue con él en ese momento, una que jamás regresaría y que no quería que lo hiciera; le pertenecía por completo a Aarush.

 

 

 

--------------------------------

 

 

 

No pasó mucho para que me volvieran a capturar, pero esta vez era diferente. Los humanos no se dedicaban a asesinar y vender lo que podíamos “ofrecer” y sacar provecho. No.

 

Pero lo que entendí de eso es que los humanos lo único que desean es saber más, de todo, de su entorno, del mundo; de los animales. ¿Por qué nosotros? ¿Qué es lo que nos hace tan especiales y al mismo tiempo tan inferiores como para dejarnos de esta manera? Incluso si peleas parece inútil. Uno podría pensar que los humanos ya tienen el control de todo, que saben cada acción que vas a tomar porque tu comportamiento animal es así. Mientras que ellos a veces pueden ser tan incoherentes, tan lleno de sorpresas, sean buenas o malas. Da lo mismo. Supongo que es algo que los demás animales hemos sabido y cuestionado desde hace ya tanto tiempo.

 

Pero no me quejo, conocí a otro cocodrilo, más joven que yo: Hiren. Era extraño cómo funcionaban las cosas ahí. ¿Cómo podían dejarnos convivir y luego separarnos? Ciertamente se aseguraban de dejarnos con el estómago lleno para no sentir esa necesidad de comer algo más.

 

Fue extraño, pude conocer a más animales. Todos tan particulares. Incluso me descubrí intentando encontrar a Aarush de vez en cuando. Cuando veía que se acercaban los humanos más jóvenes simplemente me ponía inquieto… no fui el único. Ese tigre, Shere, era menos discreto que yo. Por eso cuando lo descubrí con ese cachorro humano, no pude más que prever un final triste, aun así, incierto.

 

Una parte de mí lo repudió, pero la otra no me permitió dejarlo pasar. Intenté advertirle que se alejara, que no era bueno, que la divinidad no querría eso. No me escuchó.

 

Pero aun así no quería otra tragedia, esa fue la razón por la que a veces respondía las dudas de Shere sobre los humanos. Cuando llegamos al apareamiento, a hacer el amor… sentí nostalgia, como si lo hubiera vivido sin haberlo realmente experimentado. Solo podía ver esa imagen tan desnutrida, tan enferma y tan bella que había visto jamás; Aarush.

 

Ese nombre acabó grabado en mi cabeza tan fuerte que me fastidiaba.

 

Por primera vez resentía la pérdida. Y por un humano.

 

Pasó mucho tiempo antes de verme en libertad. Solo supe que peligrábamos, por eso los humanos que se notaba eran los alfa, nos mandaron a otra parte solo para que al final decidieran regresarnos a nuestro hogar. A ese que conocía a la perfección y que me sorprendí sin extrañar tanto.

 

Pensaba que todo regresaría  a la normalidad, no supe nada más de los demás.

 

Pensaba que jamás me volvería a sorprender, pero me equivoqué, como muchas otras veces.

 

De eso hace unas semanas, recuerdo que estaba amaneciendo y el sol apenas daba señales de querer salir. Me encontraba cansado, pero eso no evitó que me diera hambre. Por eso cuando percibí a la que sería mi presa, me sentí afortunado.

 

Me sumergí en el río, el agua y los árboles me cumbrían. Avancé lentamente, notando el tamaño de mi presa, me sorprendí al saber que era un humano, pero me dio igual. Tenía que comer.

 

En el momento en que salí para tomar una pierna o su brazo, lo vi. Me detuve a tiempo antes de apresar con mis dientes al humano, el cual gritó de miedo y se alejó en cuanto pudo. Me dio la espalda y apenas dio unos pasos cuando su cabecita se volteó a verme.

 

—¿Eres… tú, bonito? —preguntó con voz algo aguda.

 

Lo reconocí en menos de 1 segundo y a él le tomó más tiempo.

 

Pude admirarlo con detenimiento, sabía que si me movía iba a pensar que lo iba a atacar y huiría. No quería eso. No cuando lo tenía tan a mi disposición.

 

Pasó un rato antes de que Aarush fuera por una cosa, de la cual sacó carne fresca. Me la aventó y con cuidado me acerqué a él. Me tomó bastante acercarme, iba muy despacio y pareció funcionar. Al final terminamos muy juntos  y me sentí tan tranquilo.

 

Volteé a verlo y él a mí.

 

El primer rayo de sol dio directo en su rostro.

 

Y ese fue el momento más preciado para mí; me regaló otra sonrisa, una diferente a las que me había mostrado; una que puedo decir con seguridad, estaba cargada de amor.

Notas finales:

Aquí termina esto.

Nirek y Aarush se reecuentran y no vuelven a separarse.

Espero les haya gustado.

¡BESOS! Tengan una hermosa Navidad y Próspero Año Nuevo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).