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Appassionata por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hoy no les dejo definición, creo que queda muy claro el titulo. 

Llegar hasta mi casa me toma mucho tiempo y un taxi.  Pero no me importa. Tampoco haberme perdido una cena con los demás miembros de la obra. Mucho menos que Tolya este molesto por no asistir a estos eventos.  Estoy muy feliz hoy, nada podría hacer que deje de serlo, al menos no hoy.


Sabía que Elián sentía algo por mí, sabía que sentía algo por mí, que yo le ponía incómodo y le confundía, esas suelen ser buenas señales. La parte difícil es hacer que se diera cuenta de lo que sentía. No fue fácil y casi me doy por vencido.  No todo está bien, claro.  Él aún está un poco perdido con todo esto, está asustado y lo entiendo. Lo desconocido suele asustar, el no saber que pasara. Hoy parece que las cosas van demasiado bien.


—  Tolya, que bueno verte—  su cara es tan seria, que en otro día me daría hasta miedo. Hoy me dan ganas de abrazarle y cantar.


—  ¿Por qué no fuiste a la cena?


—  ya lo sabes.


—  ¿para qué sigues con eso? solo estás perdiendo el tiempo—  por respuesta levanto la máscara que me dio.  Tolya me mira, sin cambiar la expresión.


—  ya estoy saliendo con él. Estaba en su casa—   ahora si me mira, alzando las cejas y con una mirada claramente de perplejidad. Parpadea varias veces y por fin deja de estar serio.


—  ¿desde cuándo?


—  dos semanas y media. Podríamos decir que un mes, pero exactamente ha sido eso. Él me obsequio esta ¿no es  linda? Me gusta el detalle de la música. 


—  ¿Por qué no me lo habías dicho?


—  no había ocasión, supongo. Además, no estaba seguro de que él durara tanto, estaba esperando que me terminara a los tres días.


—  ¿Cómo aquel chico al que habías convencido de que era gay y luego se dio cuenta de que no?


—  exacto. Y Elián… es tan… inseguro. Pero hoy me ha sorprendido—  sonrió.  Tolya no se ve contento, pero no me importa.  No tiene por qué quejarse, sigo cumpliendo con todas mis obligaciones y si las cosas salen mal nunca voy a quejarme con él, es más, debería estar agradecido cuando las cosas salen mal  me pongo a trabajar con más empeño y lleno totalmente mi agenda.    


—  si tú lo dices.


—   Elián es muy tierno cuando se pone celoso.


—  no me interesa. Mañana la función es más temprano, habrá otro estreno para la función de las ocho, así que tienes libre.


—  oh… ¿puedes averiguar entonces donde será la clausura de curso de Juilliard? Es mañana, Elián va a tocar ahí.  Quizá pueda ir a darme una vuelta.


—  solo lo hago porque eres mi jefe y pagas por esto. Si no me pagaras no lo haría.


— Si, por eso sé que puedo contar contigo como amigo—  Es sarcasmo. A Tolya solo le importa el trabajo, hacer bien su trabajo es todo en su vida y eso no es todo. No dudo que sea eficiente, por eso me pidieron que lo contratara. No tengo ni una sola queja de él y mi vida laboral está totalmente en orden.


—  ¿le has dicho quién eres?


— ammm, no.


—  ¿y no crees que eso sería un problema después? Por eso te dejara. Seguramente piensa que estás jugando con él.


—  ¿tú crees? Pero…— no sé si Elián está listo para verme. Hace unos días, no lo estaba. De no ser por la máscara, creo que no hubiera aceptado que lo besara.  Pero sé que Tolya también tiene razón, dejar pasar tiempo “hasta que esté listo” podría ser malo. Si estamos en una relación seria deberíamos conocernos bien. Yo conozco a Elián, y cada día le conozco más, él no me conoce, no puede conocerme sin ver mi rostro. 


—  en fin, no me importa lo que hagas con ese chico siempre que no descuides tu imagen. Roseline llamo, vendrá a desayunar mañana.


—  bien.


—  dile sobre ese chico a ella.


—  ¿tengo que hacerlo?


—  A ella le gustara saberlo—  se encoje de hombros. Suspiro, asintiendo. Roseline de seguro armara un alboroto.  ¡Pero qué importa! He sido paciente, y ha funcionado. Elián está cada vez menos asustado de estar conmigo, me ha dado un regalo y no uno cualquiera, esta mascara es muy significativa. Que no quisiera que su amiga me confesara sus sentimientos también me emociona.  Sin embargo, Elián no es el único que tiene miedo.  Una vez que le muestre mi rostro, no hay vuelta atrás.


 


El ruido es lo que me despierta. ¿Qué hora es? aah, aun esta oscuro.  Ruedo en la cama, tapándome la cabeza para intentar alejar el ruido.  No debería haber nadie en casa.  El ruido no se detiene. ¿Qué mierda le pasa?


—  ah, buenos días Rhys.


—  ¿Qué haces aquí?


— ¿Amaneciste de malas?— Roseline está en la cocina, con un delantal rosa y floreado, fingiendo que cocina. La estufa está apagada.


— Si vas a cocinar hazlo entonces—  murmuro, regresando por donde vine.  Es temprano, tengo sueño y odio despertarme de esta forma.


Después de bañarme y al fin despertar, regreso a la cocina solo con los pantalones puestos y la toalla en los hombros.


—  Wow,  estas en la cocina, ponte algo.


—  es mi cocina. ¿Estás haciendo hotcakes?— pregunto, aunque el olor que llena la cocina me da la respuesta—  nada mejor que una bomba de azúcar para iniciar el día ¿eh?


—  quizá. ¿Cómo has estado?


—  ocupado.


—  tus padres quieren que llames, quieren saber si iras para las vacaciones.


—   no lo sé, creo que estaré ocupado, la obra no parece tener descanso, y las vacaciones son un buen momento para que llegue más público. Les llamare pronto—  ella se gira, pasándome un plato con los hotcakes. Yo tengo que levantarme para ir por lo demás.


—  Tolya estaba preocupado anoche que hable con él.


—  ¿Hablaste con Tolya anoche?— pregunto, pero ella no cae, me apunta con la pala para cocinar.


—  ¿Qué estas tramando?— suspiro, bañando de mermelada de fresa los hotcakes.


— Estoy saliendo con el chico que mencione— Tolya enloquece cuando quiero tener una relación sentimental, no sé porque, siempre he sido muy profesional en mi trabajo. Solo exagera, no es para tanto.


—  ¿estás saliendo con el violinista?


—  sí.


—  vaya, ¿siempre consigues lo que quieres?— eso me hace reír y casi me atraganto con la comida.


—  no, no siempre. Pero esta vez sí—   sigo comiendo, ella pone otro plato en la mesa y se sienta frente a mí.


—  me dijeron que no tienes obra esta noche ¿vamos a cenar? Te debo una cena, por lo de la fiesta.


—  No puedo, tengo un compromiso—  Roseline hace una mueca, con el tenedor en la boca—  hay otro concierto esta noche.


—  ¿Cómo se llama? Tu chico.


—  Elián.


—  bonito nombre. ¿Aún no sabe quién eres?— ahora es mi turno de hacer una mueca. ¿Por qué  todos dicen eso? tampoco ha pasado tanto tiempo. Ah, supongo no que no hay opción entonces.


—   no tengo tiempo para ir a un concierto esta noche, pero tienes que presentármelo pronto.  Si va a salir contigo tengo que verlo yo misma.


—  como digas. Es reconfortante saber que tu si aceptas esto y no eres tan testaruda como Tolya. Incluso Elián se ha dado cuenta de que no le agrada.


—  oh, es que estoy esperando para conocerle. No juzgo nada sin verlo antes—  muy típico de ella—  escuche de Konrad que harás una obra moderna ¿es verdad?


—  ah, eso… parece que sí. Hice un trato con él y pues no me quedo de otra. Espero que valga la pena—  Elián no me dijo nada sobre Konrad, ni he hablado con él. Ah, espero que Elián considere al menos la oferta de Konrad.


—  eso quiero verlo.


—  yo no, será una molestia. Me gusta ser reconocido por interpretar solo papeles de Shakespeare.


—  mentiroso, no has hecho solo papeles de Shakespeare.


—  Pero son los que más me gustan—  me quejo.  Aunque según Tolya, hacer un papel en una obra moderna puede hacer que lluevan mas ofertas de trabajo. Sé que muchas personas prefieran las obras nuevas, donde no saben lo que ocurrirá.  Estas historias son tan viejas, que muchos las conocen y han ido a verlas más de una vez. 


—  que ¿tienes miedo de no aprender los diálogos y ver que no eres tan genial como dices?


—  nunca he dicho que sea genial. Pero eso no preocupa, solo le tengo cariño a los personajes clásicos— nos quedamos hablando un poco más en la cocina, hasta que Tolya llega y nos encuentra ahí todavía, con los platos sucios en la mesa y la cocina con lo que uso rose.


—  ¿aun no estás listo?


—  hablaba con rose. ¿Averiguaste lo que te pedí?


—  sí, pero tenemos que irnos ya. Hay una comida con los productores, Konrad Becker quiere  agendar una reunión contigo, de preferencia la siguiente semana. ¿Vas a trabajar con él?


—  quizá.


—  no tomes estas decisiones sin consultarme.


— Fue solo una conversación que se dio— es mejor evitar decirle porque fue esa conversación. Me levanto, es hora de vestirme y comenzar con los pendientes de hoy. Entre más pronto, mucho mejor.


Así que tuve que soportar dos horas en una comida aburrida, hablando sobre lo bien que iba la obra. Las conversaciones de presupuestos no son lo mío,  me aburro mucho y me da mucha pereza seguirle el hilo a todas las cuentas y cantidades que dicen.  Es una suerte que o sea importante para mí y que Tolya se esté haciendo cargo.


—  si no estuviera aquí, o yo fuera diferente, podrían estarte robando mucho dinero.


—  ¿Y? Mientras me sigan pagando por actuar, no importa.  ¿Vamos ya al teatro? No hay nada que hacer. Espera ¿debo llevar algún regalo aun si Elián no es quien se gradúa?


—  No. él no sabe quién eres, si llegas con un regalo será estúpido.


—  ah, tienes razón. Tolya, olvide algo en casa, pasemos por eso y luego al teatro.


— Bien—  así lo hacemos,  y todavía me queda mucho tiempo para que inicie la obra. La emoción de los primeros días ha disminuido, pero aún tenemos mucho público, ¿lo ven? Los clásicos nunca mueren, ¿Por qué hacer algo que se olvidara? Si esto no se ha olvidado en quinientos años, no lo hará pronto.


—  Rhys…— ignoro a Tolya mientras me cambio la ropa.  Nunca había tenido tantos problemas para quitarme los pantalones.


—  ¿Qué hora es? ¿Aún puedo llegar?


—  el evento inicio hace media hora.


—  rayos, es tarde.


—  ¿quieres que te acompañe?


—  no, solo déjame ahí y ya. Volveré a casa yo mismo.


—  Como quieras—  el camino desde el teatro hasta donde será la presentación de Elián se me hace muy largo y hasta creo que Tolya maneja más despacio a propósito— mañana hay función normal,  y hay una cena después, no puedes faltar, así que te esperare a la salida del teatro para llevarte.


—  Gracias—  bajo del auto y camino rápido a la entrada. ¿¡Ese es Elián!?  Noooo…   él ya está tocando, y le vi ensayar lo suficiente  para saber que va casi por la mitad de la canción. Al menos llegue a verle. Es un salón sencillo, pero decorado muy elegante,  las mesas y todo distribuido con cuidado, y algunas lonas con palabras de despedida y esas cosas que hacen en estos eventos.  Las mesas están llenas, y es todo lo que noto antes de centrarme en Elián. Trae la corbata que le regale, y toca con los ojos cerrados, como siempre. Es un gesto tan abstraído…


Un sonido más agudo sale del violín,  y desde donde estoy veo sus labios apretarse en una fina línea, pero no deja de tocar. Su mano parece moverse con violencia, pero sé que en realidad es un movimiento suave. Y la canción termina, Elián se inclina y hay algunos aplausos. Parece aliviado de que acabe. Camina a un lado, Naomi le da unas palmaditas en el brazo y luego sube a presentar a alguien más. Elián camina hasta una mesa donde está una mujer, su mamá. Ella le sonríe. 


« Estuviste increíble »


« ¿Me viste? ¿Estás aquí?»


«Llegue a la mitad de tu canción, pero llegue» me reclino contra la pared, no hay un lugar donde pueda sentarme. La música de un chelo es lo que llena el ambiente ahora. La respuesta de Elián tarda un poco en llegar, ya no puedo verle.


«No me dijiste que ibas a venir »


«No sabía que no podía venir »  veo una mesa libre, casi en un rincón y me voy a sentar. « Ese chelo suena muy bien» añado.  Tonteo con Elián por el teléfono un buen rato, a veces sus respuestas tardan en llegar, otras responde muy rápido. Hay un descanso de las presentaciones, una cena  sencilla y luego un grupo versátil.  Grupos de personas se levantan a bailar.  


 Esto es tonto, muy tonto en realidad. ¿Por qué estoy aquí si de todos modos no puedo estar con Elián? Esto no es lo que quiero,  no quiero pasarme todo el tiempo viendo a Elián de lejos, ahora mismo podría estar sentado con él, hablando en persona sobre esto y no por medio de un aparato.  ¿Ese es Elián? Le veo caminar a la salida. ¿A dónde va? Le pierdo de vista unos momentos, y luego le veo en la entrada, con el teléfono en la oreja justo antes de que el mío comience a sonar.


—  ¿Solange? ¿Sigues aquí?


—  sí.


—  creí que ya te habías ido.


—  aquí sigo.


—  yo… ¿eres familiar de alguien de aquí? ¿Cómo pudiste entrar?


—  tengo contactos.


—  gracias por venir, ¿viste que me equivoque?


—  nadie lo noto, créeme.


—  mi madre lo hizo.


—  Es más impresionante como tocaste que ese error—  silencio.  ¿En que está pensando?  Escucho un suspiro.


—  gracias.  Quisiera verte…


—  Demonios—  mascullo.


—  ¿Solange?— escucho antes de colgar el teléfono. Es suficiente. Camino a zancadas hasta donde veo a Elián. El mira el teléfono,  y vuelve a marcar, siento mi móvil vibrar.  Estamos muy lejos todavía.  No respondo, y en cambio, solo camino. Él guarda el teléfono y comienza a caminar, hacia dentro y yo voy a hacia afuera. 


No, no puedo… aun no…  no puedo decirle, aun no es el momento. Estamos casi frente a frente, pero él no me presta atención. Para él no soy más que un descocido. Podría solo pasar de largo y todo seguiría igual. El camina, con la mirada en el suelo. No es el momento, no es el momento…. ¿pero cuando lo será?


—  ...


—  ¿Disculpe?— miro mi mano, alrededor de su brazo.  Le detuve, y ni siquiera fui consciente de eso.


—  eh…— la garganta se me ha secado, no puedo hablar. ¿Esto es lo que llamarían pánico escénico? ¡Es muy desagradable! Estoy muy nervioso.


—  ¿se le ofrece algo? ¿Busca a alguien?


—  no, no estoy… buscando a alguien—  me aclaro la garganta.  Elián me mira, sus cejas un poco alzadas. Me estoy comportando extraño, para él soy un desconocido.


—  ¿le conozco? Me parece un poco familiar—  sacudo la cabeza. No es momento para portarme como adolecente, tengo que decirle algo, no, no algo: tengo que decirle quien soy.  


—  quizá… nos hemos visto antes.


—  ¿En serio?— Elián mira mi mano, aun sujetándole. Si le suelto creo que no podre decirle.


—  nos presentaron en tu concierto anterior, y luego…— el me mira, por su mirada sé que no me recuerda e intenta, en vano, recordarme—  también has ido a una de mis obras.


—  ¿obra?


—  en el teatro, te vi en las primeras filas—  aun siento la boca seca, muy seca, mi corazón casi sufre un paro de tan rápido que late, que ya hasta me pulsan las sienes.


—  ¿en serio? ¿Eres actor?— el pobre ni siquiera sospecha ¿Qué ha hecho este tiempo? Yo reconocería su voz en donde sea, ¿no estoy cambiando mucho mi voz?


—  sí.


—  no recuerdo haberte visto antes—  arg, pero Elián ¡Nos hemos visto por muchos días, nos hemos besado y nos conocemos bastante a pesar de ser tan poco tiempo! Yo te conozco bastante, esto me está dando a entender que no puedo seguir así. Elián no puede confiar en Solange, porque no lo conoce.


—  pareces algo triste.


—  ¿eh? No, solo… estaba hablando con alguien.


—  ¿una novia, quizá?


—  ¡No! bueno… no exactamente—  su cara se pone roja.  Quiero, en serio quiero decirle, pero simplemente no salen las palabras. No puedo, simplemente no salen—  es alguien importante, lo siento, debo volver.


—  Ah… espera—  no puedo sostenerle la mirada. Ah, creí que esto sería fácil. Mil veces pensé que solo seria llegar y decirle “Oh, Elián, por cierto yo soy Solange” no es tan fácil. Deje pasar más tiempo del que debí. La mirada de Elián cambia de una cordial a una incómoda.  Da un paso discreto atrás, su brazo se escapa entre mis dedos.


—  ¿Señor?


—  lo siento.


—  no importa, buenas noches, señor—  intenta sonreír, y luego camina, pasando por un lado. Una música suave y animada suena dentro, no ha salido nadie y a leguas se ve que es una buena reunión.


—  Rhys—  murmuro, sin girarme. No sé si Elián ya se ha ido o todavía está entrando. Mantengo la vista fija en la calle.


—  ¿disculpe?


—  Mi nombre es Rhys Feraud, soy actor de teatro y soy bastante reconocido en el medio. Actualmente actuó en Hamlet, dos funciones de lunes a domingo, excepto el viernes. Tengo una casa bonita, pero solo yo vivo ahí.


—  ammm…


—  Me gustaría tener un perro algún día, pero no tengo el tiempo para cuidar de uno—  continuo con mi monologo—  hace unos meses paso algo inesperado, y ahora no se cómo lidiar con ello. Quiero… remediarlo, Elián.


—  ¿Disculpe?


—  hice algo que quizá no debí, no esperaba que las cosas fueran del modo en que pasaron, no me arrepiento de lo que hice, porque no fue nada malo, aunque pareciera una ilusión, lo que siento y todo lo que hice  y dije es real. Ahora, temo que me vayas a odiar.


—  ¿Odiar? ¿Por qué?


 Ser o no ser, ésa es la cuestión. ¿Qué es más digno para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra océanos de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas?— comienzo a recitar, girándome al tiempo para ver cómo me mira, muy sorprendido, y como poco a poco va llegando la comprensión a su mente—  Morir, dormir… Nada más; y decir así que con un sueño damos fin a las llagas del corazón y a todos los males, herencia de la carne, y decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir, dormir… ¡Soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán cuando despojados de ataduras mortales encontremos la paz?


 no puede ser…


—  Elián


—  Tú… ¿Tú eres…? ¿Solange?


—   ¿Si? Digo, si.


—  Pero… él… él es… tu…— sacude la cabeza. Sonrió, y por fin me alegro de haber vuelto a casa y poder mostrarle la máscara que me dio.


—  En serio eres muy adorable, mi preciado violinista—  le digo, él me sigue mirando como si hubiera visto a un fantasma. ¡¿Por qué no puedo leer la mente!? Ese sería el jodido poder más útil de todo el universo. ¿Qué está pensando Elián? ¿Le gusto? ¿Va a dejarme? ¿Quizá le gusta más Solange?   Dentro, la música de una sonata comienza a sonar.

Notas finales:

¿Cuantos gritos fangirl con este final? Por fin el gran momento, la gran revelación de Rhys. El proximo capitulo estara narrado por Elían, y se vera su reacción. 


Gracias por leer.


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