Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Apuntando a la luna por Fullbuster

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

¡Difícil! Así le resultaba a Kuroo dormir esa fatídica noche. Dormir con un ex no era tarea sencilla y mucho menos… cuando no le habías podido olvidar. Había intentado mil cosas para desprenderse de la idea de no tener nunca más a Tsukki. Acostarse con otros estudiantes no le había resultado bien, tampoco el fijarse en mujeres ni centrarse en el deporte o en las leyes. Tsukki estaba demasiado clavado en su corazón, haciéndole sangrar cada vez que le veía. Le resultaba imposible cicatrizar las heridas que le había dejado. Tampoco le ayudaba posar siempre sus ojos en él, querer verle feliz, ser su hombro en el que llorar o como hoy… sólo un trozo de carne con el que desahogarse, un revolcón y cada uno a su vida nuevamente.

El rubio tampoco podía dormir. Aunque Kuroo le daba la espalda y él había hecho lo propio, saber que su espalda estaba tan cerca de la suya le animaba a querer acercarse a él. La relación con su novia había sido una gran farsa en la que no podía ni siquiera recordar un momento feliz y luego estaba ese chico, que le traería problemas con su familia pero al que amaba con locura.

Si sólo su familia aceptase esa relación, si sólo entendieran que le gustaba ese chico… todo habría sido perfecto, pero la vida no podía ser tan fácil. El ruido seguía viniendo del piso inferior, sus compañeros continuaban con la fiesta, pero Kuroo, pese a que siempre había sentido debilidad por los ruidos a la hora de dormir, no quiso moverse ni un centímetro. Tsukki sabía que fingía dormir y todo… para no afrontar el hecho de que acababan de acostarse. Intentaba evitarle en esa cama tan pequeña de la que ninguno podía huir.

Al final y aunque era incómoda la situación, Tsukki consiguió dormirse. En cambio, Kuroo siguió despierto, cerrando ligeramente los ojos en algún momento y moviéndose cada vez más hacia la esquina de la cama para evitar tocar a su compañero. Era irónico cuánto deseaba hacerle el amor de nuevo y, en cambio… sabía que sólo sería sexo, que los sentimientos entre ellos estaban muertos y que nada volvería a ser como antes. Tan sólo podía intentar resistir la tentación de volver a hacerle suyo una vez más, apartándose de él y alejando de su mente esa figura que tanto le atraía.

Tsukki abrió los ojos, incorporando su rostro y buscando sus gafas en la mesilla de noche a su lado, donde Kuroo las había dejado la noche anterior. Se las colocó enseguida, mirando entonces cómo su acompañante parecía estar profundamente dormido.

Se levantó con mucho cuidado y revisó el reloj del otro lado, justo en la mesilla de Kuroo para ver que eran las siete y poco. No se escuchaba ruido alguno y eso le indicaba claramente que todos los del Nekoma debían estar dormidos después de la juerga nocturna. Con mucho sigilo terminó de vestirse y abrió la puerta para marcharse. Estaba muerto si alguien le veía, los rumores correrían como la pólvora y si su padre se enteraba que se acostaba con hombres… sería su ruina.

Cerró la puerta tras de sí con delicadeza y todo parecía ir bien hasta el momento, hasta que observó abrirse la puerta contigua y dejar salir a Kenma jugando a la consola.

- Buenos días – fue su única frase con ese rostro casi inexpresivo que él siempre tenía.

- Kenma… - susurró Tsukki.

- ¿Sí? – preguntó extrañado de que pronunciara su nombre.

- ¿Podrías hacer… como que no me has visto, por favor?

Kenma movió los hombros hacia arriba y los bajó con fuerza, siguiendo su camino e indicándole al rubio que le daba igual lo que él hiciera. Aun así, Kenma seguía preocupado por su mejor amigo y capitán del equipo, pero sería un tema que trataría con la persona pertinente.

Al ver cómo se perdía en una de las puertas del fondo en dirección al aseo, decidió bajar las escaleras esperando que todos los borrachos del equipo de Kuroo hubieran conseguido subir hasta sus dormitorios. Los peldaños hacían un ligero ruido, pero no más que sus pies descalzos, que provocaban un incesante crujido de sus tobillos que intentaba mitigar poniendo poses raras para conseguir bajar en silencio. Una vez abajo, se calzó las zapatillas y con cuidado, cruzó la puerta del salón para ir a la puerta principal, quedando justo en mitad al escuchar el grito de los del Nekoma.

- Wowwwww, ahí baja – gritó uno, aplaudiendo como todo un animal y haciendo que el resto empezasen a silbar, aplaudir y gritar.

Estaba claro que todos sabían que se acababa de acostar con su capitán y era un caso perdido tratar de negarlo. Incluso cuando salía oficialmente con Kuroo, ellos siempre hacían algo parecido cada vez que salía de ese dormitorio.

- Sois como críos – se quejó Tsukki al escuchar las carcajadas generalizadas y los silbidos.

Llegó hasta la puerta con un notable enfado y se colocó la chaqueta para marcharse cuanto antes de esa casa. Ahora tendría que esperar a que Kuroo fuera capaz de calmar a todo su equipo y evitar que los rumores se difundieran como ya hizo en el pasado.

- Ya basta – se quejó Kuroo al escuchar cómo Tsukki cerraba la puerta y se marchaba.

Todo su equipo guardó silencio al instante, dejando las bromas sobre la noche que había pasado su capitán y ese chico que se iba a hurtadillas del edificio del Nekoma.

- Espero sigilo por vuestra parte – les comentó, aunque luego sonrió sin poder evitarlo.

- Ha sido una buena noche entonces – susurró uno de sus compañeros, chocando los cinco con otro al ver cómo su capitán había triunfado esa noche.

Kuroo simplemente sonrió y dejó que siguieran con la broma mientras no saliera la noticia de allí. Sin embargo, Kenma no era tan fácil de aplacar como los demás, él era meticuloso y desde que le había roto el corazón Tsukki, vivía preocupado por él.

- Me lo prometiste – comentó Kenma, lo que hizo que Kuroo se sentase en el peldaño de las escaleras a su lado.

- Lo siento, es difícil contenerse con él.

- Ten cuidado o volverá a romperte el corazón.

- Yo ya no tengo corazón, Kenma, él se lo llevó – dijo sin más, levantándose del peldaño de las escaleras y acariciando el cabello de Kenma – me voy a la ducha.

- Hoy tenemos partido. ¿Estarás preparado?

- Por supuesto – fue su única respuesta – esto no va a afectar a mi rendimiento, ya no.

Podría decir lo que quisiera, pero Kenma sabía que todo lo relacionado con Tsukki le afectaba y acostarse con él esa noche no iba a ser para menos. Quizá su cabeza empezaría a pensar mil cosas y no podía permitir que se desconcentrase en mitad del partido. Necesitaba al Kuroo de siempre, a su mejor bloqueador, al que intuía y analizaba las jugadas, al mejor defensa del equipo, al que animaba a todos para seguir jugando, porque él era el capitán, porque si su equipo era como la sangre que mantenía en movimiento todo el cuerpo… Kuroo era sin duda su corazón, bombeando a todos para que hicieran su mejor esfuerzo. Precisamente él era el único al que no podían permitirse el lujo de perder.

***

No entendía el motivo por el que había decidido ir a ver el resultado de ese partido. Se suponía que debía darle igual, sin embargo, todos los de su equipo del Karasuno habían ido a animar al Nekoma. Hinata era el principal entusiasmado en ver ese partido, animando como un loco a un Kenma que mantenía la calma y pensaba las jugadas. Sin embargo, Tsukki ni siquiera quiso sentarse. Veía el partido de pie desde la última fila de las gradas, con sus ojos fijos en aquel atlético cuerpo que saltaba y bloqueaba como nadie.

Le echaba de menos y ver esos partidos era toda una tortura para él. Las chicas se volvían locas gritando su nombre, todas querían conocerle y la mitad se morirían de ganas de irse a la cama con él. Le ponía enfermo y le llenaba de celos ver todo aquello, pero fue mucho peor cuando al terminar el partido, observó a esa chica rubia, con su largo cabello trenzado acercándose a Kuroo para ofrecerle una botella de agua como excusa para hablar con él.

- ¿Tienes una hermana? – preguntó Yamaguchi.

- No tengo hermanas – dijo muy serio al ver el tremendo parecido consigo mismo. ¡Hasta las mismas gafas!

Estaba claro que algo raro pasaba allí. Nunca antes había conocido a nadie que se pareciera tantísimo a él, pero esa chica… era como si supiera exactamente las debilidades de Kuroo, tanto… que el propio Kuroo se había paralizado al verla, seguramente recordándole a él.

Se tensó, apretando los puños con fuerza debido a la rabia contenida. Todo su equipo le consideraba frío y sereno hasta en las peores situaciones, pero reconocía… que esa en concreto le enervaba. Odiaba que todos se acercasen más de la cuenta a ese chico y más con intenciones de ligar.

- Tsukki… ya nos vamos al bar – comentó Yamaguchi intentando que apartase la mirada del campo.

Dio la vuelta sin pronunciar palabra, saliendo de las gradas y evitando ver más escenas que le llenarían de unos celos incontrolables. Todos pensaban ir al bar a celebrar la victoria del Nekoma con ellos, pero Tsukki se excusó para ir primero a mojarse el rostro. Necesitaba despejarse y apartar esa imagen de su cabeza.

Nada más salir, caminó hasta la primera fuente y abrió el grifo. El agua cayó sobre sus manos, llenándolas y tirándose el agua sobre el rostro. Estaba fría y era muy refrescante, casi podría olvidar lo que había visto hasta que… escuchó aquella conversación que venía del otro lado de la fuente. No podía ver a las chicas, pero no le hacía falta para adivinar de quién se trataba.

- No sé de dónde sacaste esa información pero parece que funciona – susurró la chica – tengo una cita esta noche con él – decía entusiasmada, lo que hizo que Tsukki apretase más el grito.

Le habría gustado gritar, ir a Kuroo y decirle que no fuera a esa cita, que se quedase con él… pero no podía hacerlo, no podía reclamarle nada porque él era el causante de todo, él había roto con ese chico destrozándole el corazón. Ahora tendría que aguantar y más cuando sabía que su padre jamás le dejaría estar a su lado.

- No sé muy bien sobre esos rumores, pero lo sabe medio campus ya que Kuroo tiene debilidad por las rubias con gafas – sonrió la otra chica – espero disfrutes en tu cita.

Enseguida dejó de escuchar la conversación, por lo que supuso que se habían marchado. ¡Estaba enfadado! No con Kuroo… sino con él mismo y con esos rumores que ahora haría que todas las chicas quisieran parecerse a él para acercarse al moreno.

- Maldita sea – gritó antes de empotrar su puño contra la pared frente a la fuente, haciendo sangrar sus nudillos.

- Ey… ¿Estás bien? – escuchó que preguntaban a su espalda, precisamente Kuroo.

Se quedó paralizado, viendo cómo los ojos de Tetsu se quedaban fijos en su mano, que desprendía ese hilo de sangre entre sus dedos.

- Madre mía – se asustó – estás loco. ¿Cómo se te ocurre golpear la pared? – preguntó alarmado, tirando la bolsa de deporte al suelo y acercándose hasta él para tomar su mano y mirar la herida – déjame que te vende esto.

- ¿Por qué…? – preguntó Tsukki intentando aparentar frialdad, apartando la mano de él con brusquedad - ¿Por qué eres así? ¿Por qué siempre te preocupas por mí? No somos nada.

- Ya… - se entristeció Kuroo – no somos nada, lo sé, pero… no puedo evitar sufrir cuando sufres. Ten cuidado con esa mano, ¿vale? – le tendió una de las vendas de su bolsa – ya nos veremos.

Era tan difícil no enamorarse de él. Era tierno y dulce, quizá un mujeriego, un ligón nato y era posible que se estuviera acostando con unas cuantas, lo sabía… lo supo desde que vio su cajón lleno de cosas para el sexo, pero… quería creer que él era especial entre sus ligues, necesitaba pensarlo aún sabiendo que jamás estarían juntos de nuevo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).