Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Apuntando a la luna por Fullbuster

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Los besos se volvían cada vez más fogosos. Por momentos, olvidaban el lugar donde estaban o las intempestivas horas. En la mente del rubio, la idea de que Kuroo pudiera utilizar aquel lugar en otras citas le dolía, pero intentaba no pensarlo, no quería desperdiciar el momento con él.


Decían que la universidad daba la oportunidad de hacer locuras además de sacarse una carrera y preparar su futuro. Kuroo era exactamente eso… una gran locura, pero una de la que estaba enamorado. ¿Por qué nada era fácil en su vida?


- ¿Por qué no bajas? – susurró Kuroo con sus labios pegados a los de su amante.


Tsukki dejó escapar una mueca sonriente. Ese chico era increíble, lo preguntaba cuando realmente lo estaba deseando, pero al rubio le preocupaban algunas cosas, entre ellas, con cuántas se habría acostado.


- Estoy sano – escuchó de boca de Kuroo, seguramente al ver su cara de indecisión y preocupación – suelo hacerme las pruebas y me protejo siempre, no llego a tanto con desconocidas… al menos no dejo que… ya sabes… que la chupen. Sólo… preservativo, meter y sacar, nada más.


Aquello fue un alivio para Tsukki. Estaba claro que Kuroo era todo un “Don Juan”, no podía evitar que la gente se sintiera atraída por él y sobre todo… que él tuviera necesidades, pero seguía siendo el mismo chico cuidadoso de siempre y sabía dónde estaban los límites.


- A mí me dejas.


- En ti confío – confesó Kuroo – siempre te he querido, contigo haría cualquier cosa, no eres un desconocido más ni una necesidad de cinco minutos.


¡Se acostaba con otras personas! Eso se lo confirmaba el moreno, pero saber que había límites que sólo cruzaba con él, le hacía sentir especial, incluso cuando le había roto el corazón, él seguía siendo ese chico amable y protector. Era imposible no caer en sus encantos.


Algo ruborizado, bajó de los muslos del moreno donde estaba sentado y se arrodilló a su lado. Agachó la cabeza con lentitud, observando esos dedos tomar el dobladillo de su pantalón y desabrocharlo. La tela se deslizó y Tsukki le ayudó con ello, dejando finalmente el miembro del moreno al descubierto.


Pese a que Tsukki acercó su boca a la punta del miembro del moreno, éste movió su mano hacia el bolsillo del pantalón, ahora casi por sus rodillas para buscar un preservativo. No iba a utilizarlo ahora, pero si seguían adelante con eso, desde luego lo haría.


Lamió con mucha lentitud, todavía algo dudoso y temeroso por las repercusiones si alguien se enteraba de algo semejante. Si el rumor de que tenía una relación con alguien de su mismo sexo llegase a oídos de su padre… ¡Estaba muerto! Quizá debió contárselo a Kuroo en su momento, quizá debía hacerlo ahora pero… pensó que alejarse sería lo mejor, seguramente porque Kuroo habría peleado hasta el final y porque su padre se habría acabado enterando, algo para lo que no estaba preparado todavía. ¡Tampoco fue fácil romper con él! Más cuando le amaba con toda su alma. ¿Cómo no amarle? Era el chico perfecto… así lo veían los ojos de Tsukki.


Kuroo echó la cabeza atrás para relajarse. Todas y cada una de sus palabras eran ciertas, jamás había permitido a nadie hacer lo que le dejaba o le pedía a Tsukki, con él tenía una relación mucho más allá que con cualquier otro, pero no podía dejar de pensar que sólo era eso… un ex novio. De ahí no pasarían y pensar en eso, le deprimía. Era como encontrar a tu media naranja y que ésta… hubiera salido rebelde y se negase a encajar. Había encontrado esa mitad que le completaba y le hacía sentirse el hombre más afortunado de todos… sólo para darse cuenta de que jamás podría estar completo del todo, nunca podría tenerle como antes.


Cerró los ojos y trató de apartar esos pensamientos. Debía pensar en él ahora y en esos pocos momentos que tenía para sentirse completo. A veces se decía a sí mismo que con eso bastaba, otras veces… no era suficiente. Le quería a él siempre en su vida, las veinticuatro horas pero simplemente… era un imposible. Como él decía, un gato jamás alcanzaría a la luna por mucho que la mirase todas las noches.


Un gemido salió finalmente de sus labios, dejando entrever a Tsukki que por fin el moreno se había relajado y empezaba a disfrutar. Ver eso, hizo que el rubio también se relajase y se centrase en aumentar el ritmo de su boca sobre el miembro de Kuroo. Podría resultar extraño… pero cuando hacía aquello, se sentía fuerte y afortunado. Tetsuya era un chico difícil de carácter, no le gustaba parecer débil en absoluto y dejar que alguien hiciera aquello, mostrar la debilidad ante aquel placer, era algo que sólo él podría disfrutar. Controlaba su disfrute, podía hacer lo que quisiera con ese chico, frenar y dejarle sufrir en busca de más placer, o podía mitigarlo dándole lo que quería, estaba en sus manos y eso le hacía sentirse bien.


Jugó a dar ligeras mordidas que estremecieron todo el cuerpo del moreno, siguiendo por pasar la punta de su lengua y regodearse en el frenillo. Kuroo tenía debilidad por él, su placer era mayor en aquel punto y Tsukki lo conocía bien. Todos sus músculos se tensaron y sus dedos se cerraron formando un puño, haciendo presión contra la tarima donde estaba sentado mientras trataba de aguantar los gemidos. ¡Era divertido jugar con él! Por eso mismo, cuando veía esos gestos de intenso placer, cesaba en el frenillo y volvía a meterse todo lo posible el pene en su cavidad, sacándolo una vez más para repetir la acción. El cuerpo de Kuroo se tensaba y destensaba con aquellos juegos, hasta que Tsukki escuchó una ligera sonrisilla por su parte.


- Cómo te gusta hacerme sufrir.


- Si me quedase siempre en el frenillo, acabarías corriéndote.


- Es muy posible – sonrió el moreno.


No tuvo tiempo de hacer mucho cuando Kuroo se incorporó con rapidez, consiguiendo que Tsukki perdiera el equilibrio y cayera hacia delante, apoyando sus brazos contra el suelo para evitar golpearse contra él y ruborizándose al sentir cómo el moreno metía su rostro entre sus nalgas, lamiendo la base de sus huevos y encaminándose a la entrada.


- Kuroo – casi gritó completamente rojo.


Si se sentía fuerte cuando controlaba el placer de Kuroo… ahora que era Kuroo quien lo controlaba… él se sentía débil e impotente. ¡En eso consistían las relaciones! O eso pensó Tsukki, en comprender todo el uno del otro, pero era muy difícil asimilar tu propia debilidad.


Se tapó la boca cuando sintió que el gemido iba a salir. Se avergonzaba de sus jadeos, de la debilidad que podía mostrar a la otra persona, pero Kuroo apartó su mano con cierta brusquedad. Cuando se giró hacia atrás, tan sólo pudo ver esos ojos felinos, ese ojo que sobresalía de su nalga y le miraba casi intimidante. A él no le gustaba que se callase, lo sabía bien.


Se giró nuevamente, no podía soportar su intensa mirada en esos momentos tan bochornosos para él. Prefería no mirarle, prefería no saber lo que hacía allí abajo pero con una mano retenida, sus jadeos comenzaron a salir. Por mucho que trató de reprimirlos, uno tras otro, cada vez se fueron intensificando más hasta que casi sin darse cuenta, estaba gritando de placer sintiendo aquella juguetona lengua recorrer todas y cada una de sus intimidades.


- ¿Kuroo? – preguntó Tsukki en un pequeño intervalo de tiempo que pareció darle para respirar y recomponerse, pero al girarse a mirarle, entendió el motivo, se estaba poniendo el preservativo en aquel endurecido miembro.


- No te contengas – sonrió Kuroo, terminando de desenvolver aquel látex hasta la base de su miembro – aquí nadie puede escucharte excepto yo.


Un escupitajo es lo que sintió en su entrada, creando un mayor sonrojo y enfadándose con ese moreno que coló de nuevo un par de dedos en su interior para abrir hueco.


- KUROO – gritó el rubio al sentir aquello.


- ¿Qué? No acostumbro a traer lubricante a mis citas – se quejó – tendrá que bastar esto. Quizá si tú llevases un bote de vez en cuando también…


- Hazlo de una maldita vez – se quejó más ruborizado Tsukki, puesto que no tenía excusa con lo que responderle, tenía razón en que ninguno llevaba lubricante en ese momento.


El moreno tomó las piernas del rubio, sosteniéndolas con firmeza así como le tenía, de rodillas con su trasero predispuesto para él, con el rostro agachado contra las maderas.


Tomó el miembro en su mano y con la otra, abrió un poco la entrada del rubio haciendo presión con la punta de su miembro, entrando lentamente y viendo cómo el cuerpo del rubio se movía un poco hacia delante por su empuje. Al sentir que la punta estaba dentro, Kuroo llevó sus manos a la cadera de Tsukki, sosteniéndola para evitar que en su empuje se moviera demasiado hacia delante y empujándolas hacia atrás para ir metiendo su miembro hasta el fondo.


- ¿Desde cuándo eres tan cuidadoso? Métela de una maldita vez – se quejó Tsukki al ver la lentitud de ese moreno que le estaba volviendo loco.


Kuroo sonrió y empujó con más ímpetu hasta colarla toda dentro. Ni siquiera esperó a que le dijera algo, empezó a retroceder y cuando estaba a punto de salir fuera, la metió de nuevo con mayor fuerza, haciendo gritar a Tsukki que intentaba sostener todo su cuerpo por culpa del impulso.


- Te metería hasta los huevos si pudiera – le susurró Kuroo al oído, lo que hizo que Tsukki se sonrojase de nuevo.


- Eres un pervertido.


- Ya me conoces – sonrió Kuroo, apartando su pecho de la espalda del rubio para poder moverse en el interior del chico.


Los gritos de Tsukki empezaron a llenar el ambiente, seguidos de los jadeos de Kuroo y esas respiraciones entrecortadas de ambos. No podía verle, pero por el ritmo y los golpes que sentía contra su próstata, podía imaginarse la sensual cadera de Kuroo en un no parar, entrando y saliendo de él constantemente.


- Mastúrbame – soltó Tsukki finalmente al ver que Kuroo no hacía lo que acostumbraba, pero al escuchar esa ligera sonrisa, entendió que el moreno estaba esperando precisamente para que él lo pidiera.


Kuroo llevó una de sus manos al miembro de Tsukki, tomándolo con presión y moviéndola sobre él para darle más placer. Líquido preseminal salió, mojando los dedos del moreno que continuaba con su trabajo. ¡Era agotador! Movía su cadera incesantemente, dejándose envolver por el placer y la presión del interior del chico, moviendo su mano para masturbarle hasta que vio cómo Tsukki apoyaba la frente contra el dorso de sus manos, aguantando lo que podía.


- Estás al límite.


- Cállate y… sigue – se quejó entre jadeos, lo que hizo que Kuroo sonriera.


¡Eyaculó! No podía hacer otra cosa, no aguantaba más y se dejó ir, llenando parte de la tarima con su semen y gran parte de la mano del moreno, pero cuando intentó moverse, Kuroo lo sostuvo con mayor fuerza intensificando las embestidas en su interior.


- Dame cinco minutos – comentó – ya casi lo tengo.


- Déjame cambiar de posición – pidió Tsukki, girándose para quedar esta vez frente a Kuroo, tomando el rostro de éste y besándole con pasión sin que el moreno dejase de embestirle.


¡Si Kuroo tenía una debilidad era ésa! Besarle en pleno acto hacía que se excitase el doble, sobre todo cuando estaba a punto de llegar. Su lengua entró con fuerza en Tsukki, convirtiendo aquel beso en algo fogoso e intenso, llenando el ambiente con esa respiración entrecortada del moreno hasta que las estocadas se hicieron lentas… cada vez más lentas hasta frenar.


- Te corriste – sonrió Tsukki.


- Sabes mis debilidades – comentó Kuroo.


- Y tú las mías. Pero la próxima vez que me escupas a lo porno… te mato – dijo con seriedad Tsukki.


- Entonces… empieza a llevar lubricante – sonrió Kuroo con arrogancia, saliendo del rubio para poder quitarse el preservativo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).