Thor miró con preocupación a su hermano menor, desde la distancia. Se veía incomodo atrapado en aquellos trajes formales que solía llevar a partir de que se mudó de casa. Había intentado hablar con él por varios días, después de volver a la escuela, no obstante, lo único que obtuvo fue la indiferencia de su hermano, y los regaños constantes diciéndole que él ya no era más su hermano.
Thor no entendía el porqué de su padre, ¿por qué tuvo que decirle aquello a Loki? Sí, quizás mereciera la verdad, pero no de forma tan grotesca, no mandándolo con la persona que lo abandono y nunca estuvo para él. Loki no se merecía lo que le hizo Odín, por eso mismo, Thor no hablaba con su padre desde entonces, ¿cómo decirlo? Estaba en una especie de huelga especial de aquí en lo que su madre regresaba.
Seguro ella podría traer a Loki de regreso.
— ¿Todavía no te habla? —preguntó Steve, sentándose a su lado. Thor negó con la cabeza, recargándose en la banca, ocultándose entre sus brazos. —Ya lo hará, no te angusties.
—No, no lo entiendes, Steve. —suspiró Thor, alzándose. —Loki está muy dolido por lo que mi padre le hizo.
—Pero él tiene que comprender que lo que haga tu padre no es culpa tuya. —comentó preocupado. —Tú siempre lo amaste como un hermano.
—Sí…
Thor frunció la boca, rememorando aquellos días de infancia. Lo mejor que podía hacer ahora era estar ahí para cuando su hermano quisiera hablar, recordarle que podía contar con él para lo que quisiera.
Por eso mismo, estaba ahora delante de él con una enorme sonrisa en el rostro.
— ¿Qué crees que haces? —fue lo primero que preguntó Loki al llegar, con su maletín resbalando de su hombro.
—Vine por tutorías. —sonrió Thor, mostrándole las libretas. — ¿Qué pasa?
—Busca a otro. —rezongó. Loki se dio la media vuelta, malhumorado.
Thor hizo una seña para que la persona escondida detrás de los arboles se acercara. Muy a regañadientes, Stark fue empujado por Steve para que saliera del escondite, el castaño le gruñó al otro, cruzándose de brazos.
— ¿Qué estás haciendo, Thor? —preguntó, con un tono de fingida sorpresa. Steve suspiró, quizás debieron intentarlo con Bruce.
— ¡Ohhh, amigo Stark! —gritó Thor, en dirección a Loki. Steve puso los ojos en blanco, Loki jamás caería con semejante actuación. — ¡Pensé en que mi her- Loki me ayudaría a estudiar pero me equivoque! ¡Ojalá tú puedas hacerlo!
Tanto Tony como Steve se miraron, Loki no había detenido su andar, y ya estaba por dar vuelta en la esquina. Era claro que se había dado cuenta de las intenciones contrarias. Steve le alzó el puño a Thor, en clara señal que sacaran su última carta antes de que el morocho se perdiera entre la escuela
— ¡Quiero que me pagues con la colección autografiada del Señor de los Anillos por todo el cast!—exclamó Tony, fingiendo interés. — ¡Escuché por ahí que tenías una!
Thor y Steve murmuraron un quedo “¡Sí!” cuando los pasos de Loki se interrumpieron y se giró a la dirección de ambos. Steve tuvo que agacharse entre los arbustos, raspándose la cara con una de las espinas.
— ¡Claro que tengo una! ¡Loki la dejó abandonada cuando se marchó! ¡Te pagaré con eso! —sonrió emocionado de que su hermano comenzara a acercarse, aunque el aura asesina que emitía le advertía que quizás aquello no hubiese sido lo más correcto del mundo.
— ¡Ah, her- Loki volviste! —sonrió Thor. Stark rodó la mirada, parecía estar en una novela melodramática de una adolescente promedio.
— ¡Devuélvela!
— ¿El qué?
— ¡Mi colección! —rechistó golpeando la mesa. — ¡No se la puedes dar a cualquiera! ¡Menos al sinvergüenza de Stark!
— ¡Hey! —reclamó Tony.
—Lo haré, con una condición.
—Son mis cosas, ¿por qué debo aceptar condiciones tuyas? —reprochó Loki, cruzándose de brazos. —Iré a donde tu padre para recoger las cosas que me pertenecen. —aunque bueno, eso era una mentira, Laufey le había prohibido regresar a la casa de Odín.
—Lo tengo escondido.
— ¡Thor!
—Solo tienes que enseñarme, tres horas al día bastaran. —sonrió él, mostrando los dientes. —Incluso fin de semanas hasta que cambiemos de año. Incluye vacaciones.
Ocho meses eran lo suficiente para que Loki se diera cuenta que aún lo quería.
—Te lo daré en cuanto acabe ese plazo.
Loki murmuró algunas maldiciones por lo bajo, mirando de reojo a Stark que parecía más entretenido observando el arbusto que se retorcía detrás de él. Seguro donde estaba Steve.
—Bien.
—Bien. —secundó Thor, feliz. Loki se sentó delante de él, tomando los cuadernos, preguntándose mentalmente al verlos si de verdad aquello no era mala idea, es decir, aquellos apuntes eran un asco.
Tony alzó una ceja al ver que en aquella escena no pegaba más, así que decidido a irse de ahí pues aún seguía enojado con Rogers, se dio media vuelta. Aunque a su mala suerte, sus instintos lo traicionaron, haciéndole mirar tímidamente sobre su hombro, rezando para que Steve no lo viera. Y en efecto, no lo estaba mirando, estaba más concentrado en el corte que estaba sangrando.
— ¿Te encuentras bien? —preguntó Thor, mirándolo.
— ¡Los ojos en los cuadernos o me marcharé! —apuntó Loki. Thor no tuvo otra opción que obedecer.
—Ah, estoy bien, Loki. No tienes de que preocuparte. —aclaró Steve, negando con las manos.
Loki suspiró, cada día se convencía más que ese mundo no lo merecía; con cuidado sacó un pañuelo de su traje, tendiéndoselo a Steve.
—Límpiate y ve a desinfectarte.
—Es sólo un rasguño. —sonrió Steve, agradecido buscó tomar lo que Loki le ofrecía, sin embargo, la mano de Stark fue mucho más rápida, agarrándolo de la muñeca.
—Ocúpate de tu rubio, que yo me ocuparé del mío. —objetó Stark, rechazándole el pañuelo. Llevándose a Steve de ahí.
Thor sonrió, definitivamente su hermano era el mejor.