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Musa anónima por 1827kratSN

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—No puedo creer que te hayas dejado engañar así de fácil —Gokudera miraba mal a Yamamoto—. Mira lo que ocasionas —desvió su mirada hacia la cama de hospital, donde un castaño reposaba.

—Reborn dijo que le llevaría la medicina —suspiró mientras rascaba su nuca y se despeinaba frenéticamente—, y yo tenía que irme de urgencia.

—Imagina si esto hubiese acabado peor —refunfuñó antes de golpear la cabeza del azabache—. ¡Pudo ser como en la preparatoria! —intentó no gritar, solo susurrar más alto.

—No creo. Tsuna era más joven y sin control en ese entonces.

—¡No se había inyectado el medicamento! —lo zarandeó con fuerza. El estrés acumulado en esas largas horas no ayudaba, tampoco el hecho de que no durmió en toda la noche.

—Pero terminó bien, ¿no? —respiró profundo—. O eso creo.

 

Ellos eran la única familia cercana que el castaño tenía, por eso se hallaban velando por la salud del mismo, quien había sido internado en un hospital para estabilizarlo y curarle las heridas que portaba. Fueron ellos dos los que entraron en un ataque de pánico cuando un tal Colonello, amigo de Reborn, los contactó para contarles lo sucedido. Fueron unas horas muy tensas mientras esperaban la evaluación médica, un par más hasta que les autorizaran a ver al castaño, pero ahora ya todo estaba bien. Al menos en un cincuenta por ciento.

 

—¿Gokudera-kun? —preguntó el castaño cuando abrió los ojos y diferenció dos siluetas—, ¿qué haces en…?

—Tsuna-san —suspiró aliviado, casi llorando porque su corazón al fin se calmó—, me alegra que despertara, pero intente no moverse demasiado.

—Sí, Tsuna —acotó el azabache—, los médicos dijeron que te dislocaste el hombro y que tu muñeca está un poco dañada. Además, hay que evaluar si tienes esguinces o desgarres.

—Yamamoto —tosió suavemente—, dime que me atropelló un camión —se quejó.

—Pues… —se rascó la cabeza—, no.

—Tsuna-san, ¿no recuerda nada? —añadió el albino.

—Desearía no recordar muchas cosas —tragó en seco antes de restregar sus ojos—, pero lo hago en partes.

 

Para Tsuna fue como en la preparatoria, donde despertó en una clínica con su madre a un lado y su padre al otro. Tenía miedo de preguntar, por si la situación sería tan grave como en aquella ocasión, hace tantos años. No quería volver a enterarse que le rompió la nariz a dos alumnos y el brazo a otro, además de haber causado daños materiales y emocionales a varias personas. Sería una horrible experiencia traumática, por eso se quedó callado, escuchando lo que sus amigos intentaban relatarle, y coordinando la realidad con algunos regaños.

 

—Solo quiero saber si herí a alguien —suspiró cuando pudo sentarse y beber agua.

—No —Yamamoto le palmeó la espalda—. Bueno…, en realidad sí —Tsuna se quejó—, pero tranquilo, no fue grave.

—¿A cuántos?

—Según Lal-san, a un pelotón de novatos de la milicia —Gokudera se encogió de hombros—, estaban entrenados así que pudieron con la pelea.

 

Tsuna tenía pequeños recuerdos de eso, pero había algo más entre tantas cosas. Porque escuchó la voz de Lal exigirle que se detuviera, la agresión de otros chicos que no eran los primeros a los que enfrentó, a Colonello intentando atraer su atención usando sus feromonas, y muchas manos que lo separaron de algo que él no quería soltar por nada del mundo. Sabía que le estaban ocultando algo más, y su memoria aun no quería colaborar.

 

—¿Y Colonello? —la verdad quiso preguntar por Reborn, pero le dio pánico.

—El rubio —Yamamoto sonrió—, tiene una contusión, pero no fue tu culpa. Según supimos, fue Lal-san la culpable.

—Y… —Tsuna apretó los labios—, ¿qué pasó con…?

—Ese es un asunto aparte —Gokudera se rascó la cabeza—. Está sano, no se preocupe, pero creo que es mejor que hable con él en privado.

—Dime que no le hice daño —suplicó.

—¿Y si le decimos? —añadió Yamamoto—. Así el shock será menor cuando se vean.

—No, no, eso es algo personal.

—Chicos me están asustando —susurró Tsuna, antes de que se diera cuenta que sus nudillos estaban vendados y presentía el por qué.

—Ya despertaste —la voz femenina de Lal captó la atención de todos, quienes giraron hacia la puerta de esa habitación blanca.

 

Tsuna tenía miedo de saber algo grave, y la presencia de Lal en su habitación solo le causó más ansiedad de la que ya sentía. Pero se tranquilizó un poco al verla sonreír de lado mientras le confesaba estar sorprendida por sus capacidades. Tsuna no recordaba más de la mitad de los hechos sucedidos, además creía que parte de sus memorias eran solo imaginaciones suyas, así que no lo entendió hasta que la propia Lal les explicó con detalles que venció a un pelotón con entrenamiento de cinco meses. Gokudera y Yamamoto rieron, porque ellos ya conocían lo que pasaba si Tsuna se descontrolaba.

 

—Aprendí algo de arte marciales en la preparatoria —confesó sin ganas—, fue una exigencia, además de que funcionaba como terapia para controlar el exceso de energía en mi desarrollo.

—Eso explica muchas cosas.

—Pero, Lal-san, ¿puedo preguntarle algo? —se atrevió a mirarla, porque sabía que esa mujer no dudaría en decirle la verdad.

—Reborn está bien —respondió con calma—, algo adolorido, pero bien.

—¿Le hice algo?

—Me reí mucho de eso —la mujer carraspeó para ahogar sus risitas y miró al castaño—. Lo marcaste, eso fue lo que pasó.

—¿Qué? —Tsuna tembló—. Que yo ¿qué?

—Sí —se encogió de hombros—, fue repentino. Lo derribaste mientras yo regañaba a Colonello, no pude detenerte, los novatos tampoco y bueno… —sonrió de lado, ya se había reído lo suficiente de eso—. Lo marcaste. Nada del otro mundo.

—Oh no —incluso Yamamoto y Gokudera se pusieron incómodos ante lo dicho por Lal Mirch.

—Eso —sonrió de lado—, y que intentaste “tomarlo” en ese mismo instante —hizo el símbolo de comitas con sus dedos, intentando no ser tan directa con el pobre muchacho.

 

Takeshi y Hayato miraron a la alfa impresionados, porque no sabían ese último detalle. El rostro de Tsuna palideció por completo. Sus manos apretaron las sábanas y se encogió instantáneamente a pesar del dolor de su cuerpo entero. Acababa de certificar que no fue simplemente un sueño o una alucinación, él sí atacó a Reborn.

Tenía sentido. En realidad, tenía mucho sentido.

 

¡Es mío! —jadeaba mientras sujetaba los hombros de Reborn.

—No, muchacho, ¡espera! —jaleo entre varias personas.

Mío —sus manos arrancaron los botones de esa camisa, porque solo le importaba percibir el aroma que desprendía ese cuello.

—¡Joder! ¡Esto se salió de control! —era Lal, pero Tsuna no la obedecía—. ¡Traigan todos los sedantes que tengan en enfermería!

¡Mío! —no le importaba la sangre que manchaba sus labios o la que olfateaba en ese cuello, solo quería seguir mordiendo.

—¡Déjalo, Tsuna! —Colonello lo abrazó por la espalda, apretándole el cuello con una llave—. ¡Reborn está inconsciente! ¡Déjalo!

¡No! —luchó como una bestia para que no lo alejaran de su omega—. ¡De rodillas!

—Conmigo no funciona, niño —el rubio peleó por alejarlo y dos soldados más lo ayudaron—. Ahora cálmate —apretó un poco más hasta que Tsuna empezó a toser.

—¡Sujétenlo de los brazos! —ordenó Lal—. Ya fue suficiente.

—Necesito que lo dejen inmóvil para aplicarle el sedante.

¡Reborn!

 

Tsuna no recordaba más allá de eso, tampoco los rostros de los que se le lanzaron encima, solo supo que gritó y pataleó por largo rato, hasta que el dolor en su cuello se regó hasta sus brazos y poco a poco perdía control de sus músculos. Aun así, siguió usando su voz de mando. Pero después no recuerda más que un sabor agridulce, el rastro de muchos aromas a su alrededor que consideraba una amenaza, y cansancio.

¡Quería que la tierra se lo tragara!

 

—Según supe, Reborn es tu destinado y ya llevan meses en una relación estable —Lal le restó importancia al asunto—. Así que no hay problema.

—Va a matarme —sentenció asustado.

—Tal vez…, porque lo marcaste frente a su pelotón —Lal chistó antes de negar—. Pero no es grave, se pondrá bien.

—Yo te defiendo —susurraron Yamamoto y Gokudera al mismo tiempo.

—De eso nada —Lal sonrió—, él provocó esto, que se aguante las consecuencias.

—Yo… Yo no quería —se quejó Tsuna.

—Me refería a Reborn —ondeó su mano en negación—. No importa.

—A veces se me olvida que Reborn es omega —rio Yamamoto—, es que no lo parece.

—Olvida esas pequeñeces —la chica bufó—. Lo que me interesa es preguntarte algo, niño.

—¿Qué?

—¿Te parece si te vuelves un oponente para el entrenamiento de los muchachos?

—¿Qué?

—Digamos que uno de los chicos soltó la lengua y le contó sobre el asunto a los superiores, además que hay cámaras de seguridad y te vieron —Tsuna se tensó—. Fuiste admirable, un oponente admirable, así que…

—No, no —respiró profundo—. No quiero volver a pasar por eso.

—Lo sabía —suspiró Lal—, además, nadie me aseguraba que volverías a portarte así de salvaje después de enlazar con un omega…, pero al menos quería intentarlo.

—Tal vez deberías aceptar, Tsuna —el azabache se lo pensó un poco—. Estoy seguro de que te pedirán una terapia hasta que vuelvan a considerarte estable, así que… podría funcionar.

—No le metas ideas raras, idiota —Hayato le golpeó el hombro.

—Yo… debo primero recibir la autorización de un médico —Tsuna miró a Lal—, pero sinceramente no desearía…

—Si el médico dice que necesitas ejercitarte, ten por seguro que yo mismo te llevaré al regimiento.

 

Heridos, internos, un Reborn algo incómodo con la curación en su cuello, pero nadie verdaderamente afectado. Ese fue el resultado de aquella travesura. Consecuencias más o menos, no importaba. Así de rara empezó la vida de Tsuna con su amigo virtual, y así de raro fue el inicio de una nueva etapa con Reborn.

Lo que contaba era que, en el fondo, ni a Tsuna ni a Reborn les molestó verdaderamente formar un vínculo.

Tsuna tuvo que quedarse en el hospital porque los médicos tenían que hacerle diversas pruebas y evaluar su pequeña recaída dada después de años. Nadie quería repetir el incidente de la preparatoria ni el dado en el regimiento, así que era mejor seguir el procedimiento correspondiente. A eso se le sumaba la toma de declaraciones de la policía, porque mal o bien muchos salieron heridos, pero por fortuna nadie quiso levantar una denuncia por agresión física.

En parte todo ese lio fue bueno, porque Tsuna tuvo tiempo de pensar en lo que le diría a Reborn cuando se volviesen a ver. No había querido verlo aún, aunque la lejanía de su ahora omega, fue dada más porque el propio Reborn ordenó estrictamente que quería estar solo unos días. Tsuna supuso que el azabache estaba enfadado, así que no insistió, ni le llamó, pero Yamamoto había hecho una visita y dijo que Reborn estaba bien, solo algo desganado.

 

—¿Vas a perdonarme?  —al fin lo vio después de varios días, en la fecha en la que le darían el alta tras verificar que no era una amenaza pública.

—Tendrás que hacer méritos —Reborn señaló la venda de su cuello—. Me siento raro desde que enlazamos.

 

No era para menos, después de la marca Reborn quedó inconsciente por el shock, y le dijeron que fue un caos hasta que cuatro novatos, Colonello y Lal lograran alejar a Tsuna de él. No quería recordar esos detalles. Lo que importaba era que desde ese día se sentía un poco ansioso, tuvo un lapso de fiebre y no podía controlar sus feromonas a voluntad o con medicamentos. El médico que lo atendió dijo que eso dejó de importar ya que ahora no reaccionaría ante otros alfas, ni ellos ante sus feromonas. Beneficios del lazo. Pero le advirtieron que tal vez su celo se alteraría hasta que el vínculo alfa-omega estuviera completo.

 

—Yo… no quería que fuese así —Tsuna cortó ese largo silencio.

—Conociéndote, querías que fuera miel sobre rosas —se burló mientras se acostaba en la cama que Tsuna abandonó desde esa mañana.

—Aun no habíamos… —se sentó en la silla cuando terminó de colocarse su chaqueta— siquiera hablado de eso y… —ni siquiera podía mirarlo de frente por mucho tiempo— nuestra relación.

—No sé tú —Reborn miró al castaño y sonrió de lado—, pero creo que te amo.

 

El omega tuvo que aguantar una suave carcajada cuando vio la sorpresa en el rostro del castaño, pero lo entendía. No se habían dicho eso de frente sin estar metidos en una situación algo alterada, así que fue raro. Para Reborn fue algo difícil alzar su voz y decir eso, pero valió la pena si veía de nuevo esa sonrisa dulce en el castaño. Sí que estaba enamorado perdidamente.

 

—También lo hago —Tsuna enrojeció antes de rascarse la nuca y desviar la mirada—. Pero aun así…, lo que pasó no fue correcto.

—Haz que valga la pena entonces —se acercó al castaño.

—¿Cómo? —lo miró atentamente cuando lo tuvo enfrente.

—Múdate conmigo —sonrió de lado y se agachó hasta que sujetó ese rostro cerca del suyo.

—Eso… —sus palabras fueron acalladas con un beso corto, un roce apenas.

—Si ya enlazamos, obviamente voy a querer sexo todo el tiempo —rio suavemente ante la vergüenza del castaño—, es mejor que…

—No, no —Tsuna se encogió en su lugar—. No creo que sea buena idea.

—Entonces empecemos a experimentar.

—¿De qué hablas?

—Veamos si puedo manipularte con mis feromonas para que digas que sí —se relamió el labio inferior.

—Aún estoy inestable —el alfa se levantó, alejándose de la amenaza andante que ahora representaba Reborn para él—. Y no sé si vaya a seguir así por un tiempo.

—Le pregunté al médico —Reborn siguió persiguiendo al castaño—. Ahora solo reaccionas a mí… y tal vez podamos lograr que dejes el medicamento.

—Pero… mi desorden.

—Ahora solo te desordenas por mí —se burló—aunque, sinceramente, me gusta el descontrol que presentas.

—¡Reborn! —se pegó a una pared.

—¿Quieres probarlo? —se fue acercando a la vez que el castaño se pegaba más al concreto—. ¿Quieres que te obligue a ser territorial con tu omega? —susurró en el oído del castaño.

—¡No!

—Entonces múdate conmigo.

—Ni así dejarás de experimentar con mi estado actual —porque ni los médicos estaban muy seguros de cómo reaccionaría ante el lazo.

—Podemos llegar a un acuerdo —besó la mejilla de su alfa.

—Me niego.

—Te voy a convencer —sonrió—. Ya lo verás.

 

Tsuna aprendería que desde ese punto Reborn tendría un rango de control muy alto sobre él. Y Reborn aprendería que jugar con un alfa inestable tenía consecuencias. Pero al final, ambos se divertían de cierta forma rara con eso.

Eran extrañamente felices así.

Ya después recordarían que no podían seguir en esa nube, y tendrían que enfrentar a la familia sanguínea del otro. Pero esos solo eran detalles.

 

 

 

Notas finales:

 

Como curiosidad. Tsuna y Reborn tuvieron una relación versátil desde el inicio (se alternaban), no sé si eso quedó claro, así que lo especifico por si las dudas. En conclusión, no les importaba su rol como alfa y omega. Cosa de ellos… cofcofLoMismoParaLalyColonellocofcof

Ahora sí, espero les haya gustado esta locura extraña~

Krat declara el día 5 de la R27Week2019, terminado.

Muajajaja

Krat los ama~

Besos~


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