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Como recuperar al amor de tu vida en 3 pasos. por AnaMEG

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Notas del capitulo:

Domingo en la mañana, y yo les traigo un nuevo capitulo para que disfruten jejeje

A leer, porque esto se pone bueno ;) si saben a lo que me refiero ;)

Al final, limpiar la camioneta del su padre no fue tan difícil, al menos le sirvió para sacarse toda la frustración que tenía, claro que Rusia hubiera preferido hacerlo de cualquier otra forma, pero no había de otra. O bueno, la otra opción era sacar su frustración a golpes, pero en el primer entreno de la semana, su entrenador le dejo muy claro que si volvía a golpear a alguno de sus compañeros lo sacaría del equipo.

Si, como todo un adolecente con problemas amoroso, Rusia había desquitado su frustración contra su oponente, un ojo morado y el labio roto fue lo que se ganó cuando en medio de un partido de practica se fue contra Chile, pero ¿Cómo no iba aprovechar la oportunidad de partirle la cara al lagarto ese?, si al principio Rusia intento ser más maduro e ignorarlo, pero cuando el chico le susurro disimuladamente un “Yo lo bese primero” Su paciencia se fue a la mierda. Era ridículo irse a los puños por la incertidumbre de no saber si era correspondido, pero al menos ver al idiota sangrando de la nariz ayudo a que su frustación mermara en un cincuenta por ciento.

El resto de la semana había sido más llevadera, sabia por un mensaje de texto que no se vería con Alemania hasta después del partido de final de temporada, su amor necesitaba tiempo y él se lo iba a dar, aunque eso significara comerse la cabeza a cada hora preguntándose qué pasaría el sábado. Las clases fueron una tortura y los entrenamientos exigentes, si ganaban ese partido iban a las finales y el, como capitán entraría a participar por una beca deportiva, cosa que añoraba por completo, así que concentrándose en el duro reto que lo esperaba, guardo por un rato los sentimientos que lo carcomían, hasta que por fin la fecha tan esperada, había llegado.

***

Alemania estaba nervioso, muy nervioso la verdad, tanto que las manos le sudaban y temblaba como gelatina, pero no podía perder más tiempo, por fin había tomado una decisión.

No había sido algo fácil, después del partido, Chile lo había acompañado a la fiesta de celebración y aunque trato de evitarlo, al final, cayo rendido a sus instintos más básicos, y se dejó besar varias veces por el chico de cabello rojo. Solo cuando estuvo en su casa, bajo el seguro abrazo de su padre, fue que Alemania pudo dejar salir todo lo que atormentaba su corazón. Como siempre, su padre fue un gran consejero y le ayudo a mirar la situación desde otro punto de vista, sin mostrar favoritismo ni nada, (al final, él no sabía la razón de su ruptura con Rusia) simplemente ayudando a que el chico entendiera y diera a nombre a sus sentimientos.

Había sido una dura semana, pero para el sábado, Alemania ya había tomado una decisión, por eso, se encontraba afuera de las duchas de los chicos, esperando a que Chile apareciera. El fuerte grito de batalla de Noruega y el resto del equipo de hockey le indico a Alemania que el momento había llegado

          -Hola weon ¿Qué haces aquí? –Pregunto Chile con una sonrisa apenas lo vio parado esperándolo.

          -Necesito hablar contigo- Fue lo que dijo el chico mientras se dejaba abrazar por la cintura, pero rechazo el beso que su compañero pensaba darle, Alemania giro la cabeza en el último momento, dejando que los labios ajenos se posaran en sus mejillas.

          - Weon porque siento que lo que me digas no me va a gustar -Dijo Chile algo decaído.

          -Lo siento.

          -Déjame adivinar paí, te gusto, pero el csm de Rusia me gano ¿verdad?

          -Eres un gran chico Chile-Dijo Alemania mientras dejaba que sus manos acariciaran las mejillas ajenas, tratando de animar al chico- Eres amable, divertido, atento, cualquiera que este contigo sería un afortunado.

          -Pero ese alguien no eres tu weon.

          -No, no soy yo…y aunque fue lindo el tiempo que pasamos juntos, la verdad es que mi corazón pertenece a otra persona- Dijo el alemán, para seguidamente dejar un delicado beso sobre la mejilla contraria- Perdóname

          -Está bien weon, no tienes que disculparte Ale, lo siento si no pude hacerte feliz- Dijo Chile, le dolía, claro que sí, pero nadie manda sobre el corazón y aunque Alemania era un gran chico, no podía insistir cuando la batalla estaba perdida - ¿Amigos?

          -Solo si tú quieres- Como respuesta, el chileno lo envolvió en un tierno abrazo, al menos, tocar su cuerpo por última vez, le daría ánimos para el partido.

 

***

Había sido un partido difícil, el más duro de toda la temporada, esos chicos de la ASEAN eran duros, sobretodo, porque buscaban una revancha por la derrota del sábado pasado. Fue un partido agresivo, varias veces el árbitro tuvo que para para separar a dos jugadores, para sorpresa del ruso, Chile se había ganado una falta mayor, mandándolo al banco diez minutos, en cualquier otro momento, Rusia se habría reído del lagarto idiota, pero el partido iba muy reñido, un jugador menos significaba una desventaja.

Pero ellos eran un buen equipo y al final lograron remontar, terminando el partido 80/75, siendo los últimos goles, hechos por su capitán. La emoción que sintió cuanto sonó la campana final, era algo fuera de este mundo, Rusia había cumplido con su palabra, no solo a su equipo de llevarlos a la final, no solo a su padre de calificar a una beca deportiva, se había cumplido a sí mismo, demostrando que, a pesar de los malos ratos, podía ser fuerte y superar los problemas

          - ¡Míralo eh, Míralo eh, ¡Somos Campeones otra vez! - Gritaban todos los chicos en el vestuario, mientras golpeaban los casilleros y agitaban las camisas sobre la cabeza, las duchas se había vuelto una locura, pero a nadie le importaba, habían ganado.

          -¡Com'n Bitches! ¡La fiesta es en mi casa! –Gritaba Usa contento mientras todos terminaban de arreglarse, habían quedado de celebrar donde el americano, una parrillada de equipo en la tarde y en la noche, una fiesta con mucho alcohol y chicas lindas.

          - ¡Siiii !- Gritaron los quince integrantes del equipo, mientras salían en manada, montando un espectáculo digno de una manada de animales salvajes.

Rusia reía animado mientras veía a sus compañeros, no iba a faltar a la parrillada, pero necesitaba descansar un momento, estaba lleno de adrenalina, su cabello estaba mojado por el agua y sudor, le dolían los brazos y las piernas, por lo que, quitándose el resto del uniforme, se dejó caer en la banca, solo llevaba puesto una pantaloneta y una delgada camisa esqueleto, que debía ser blanca, pero el sudor la había vuelto casi transparente.

Estaba tan cansado, que apenas si había notado como alguien se colaba en las duchas, buscándolo.

          - ¿Rusia? - Pregunto Alemania algo preocupado, su amigo estaba tirado en la banca, cuan largo era, completamente quieto, casi aprecia que no respiraba- ¿Estas bien?

          - ¡¿Alemania?! –Apenas escucho su voz, Rusia se paró como un resorte, sentándose derecho y mirando sorprendido al chico- ¿Qué haces aquí?

Su pregunta podía parecer algo idiota, pero teniendo en cuenta los sucesos de esa semana, el ultimo con el que esperaba encontrarse, en las duchas era con Alemania. Al fin y al cabo, lo había visto hablar con Chile antes del partido y si era sincero, tenía miedo de lo que sea que el chico había decidió, pues para él, el lagarto se veía bien cuando se unió al equipo minutos después.

          -Quería felicitarte- Dijo Alemania mientras desviaba la vista apenado, solo ahora era capaz de apreciar los resultados de su duro entrenamiento, tenía la camisa pegada al pecho, mostrado los fuertes pectorales y como no tenía mangas, podía ver lo hinchados que se veían sus brazos, además, llevaba el pelo suelto y húmedo, cosa que solo acentuaba las perfectas facciones de su rostro.

          -Estas muy bien…digo, ju- jugaste muy bien… has mejorado mucho… en tu juego quiero decir- Como siempre que estaba nervioso, Alemania hablaba entre cortado, logrando que Rusia entendiera de a poquitos.

          -Tranquilo Ale, respira- Dijo el ruso mientras lo tomaba de las manos y lo acercaba a él, Alemania, noto rojo de la vergüenza, que Rusia lo había dejado entre sus piernas- No tienes por qué ponerte nervioso, soy yo.

          -Ese es el problema- Dijo Alemania mientras dejaba que las manos de Rusia acariciaran sus brazos, relajándolo al punto, que no pudo controlar lo que decía- No puedo concéntrame si te vez tan sexy.

          - ¿Crees que me veo sexy?

          -Si…Espera ¿Qué? –Hablo sin pensar y antes de que pudiera reaccionar, Alemania estaba atrapado entre los casilleros y el cuerpo de Rusia.

Ninguno de los dos dijo nada, sobretodo Rusia, había actuado por puro instinto, la adrenalina del partido seguía en su sistema obligándolo a actuar como un animal, no era así como pensaba que sería su primer encuentro con Alemania, quería hablar bien las cosas, saber su decisión, pero era difícil pensar con semejante belleza entre sus brazos. Ese día Alemania había decidido usar un leggings negro que marcaba sus perfectos muslos y un buzo color azul claro que dejaba la hermosa piel de su hombro y cuello descubiertos, tenía las mejillas sonrosadas y se mordía el labio, de una forma tan sensual a los ojos de Rusia, que en cualquier momento dejaría de lado las palabras y devoraría esa boca

Alemania no estaba en mejores condiciones, a sus ojos Rusia se veía demasiado sexy, con el cabello suelto, los músculos al aire y aunque acabada de salir de un pardito, su aroma era delicioso, olía a menta y cuero, un olor que Alemania disfrutaba mucho, algo nervioso, llevo sus manos al pecho contrario, necesitan aclarar las cosas antes de cometer una estupidez.

          -Rusia -Llamo el chico mientras miraba esos ojos azules/violeta que lo miraban con hambre.

          -Alemania- Respondió el contrario mientras acercaba su cuerpo, al contrario, tenía una mano en la cintura de Alemania, mientras su otro brazo estaba apoyado en los casilleres,

          -Necesitamos hablar- Dijo Alemania mientras el calor que desprendía el cuerpo de Rusia le erizaba la piel, sin contar con las caricias que el otro le daba en la cintura.

          -Háblame Ale.

          -Yo…Es que tu…Rusia- No podía hablar, de nuevo, la mirada del otro lo paralizaba, dios deseaba tanto poder decir que lo quería, que al final su corazón le pertenecía y que por favor lo besara ya antes de que su corazón se saliera de su pecho, necesitaba decirle tantas cosas, pero no era capaz.

          -Yo también te quiero Ale- Respondió el ruso, había visto tantas cosas en esos ojos verdes, que ahora entendía por qué Chile había estado tan agresivo en el partido, lo había escogido a él, Alemania lo había escogido, se sentía tan feliz, tan deseoso, que no aguanto más y dejo caer sus labios contra los ajenos.

Era un beso desesperado, que Alemania respondió con gusto, dejando escapar un pequeño gemido, en ese momento agradecía que Rusia lo conociera tan bien, que pudo entender lo que quería decirle solo mirando sus ojos, sin perder el tiempo, Alemania llevo sus manos a la camisa ajena, agarrándola con fuerza para pegar más el cuerpo del ruso al suyo, necesitaba su calor.

Sus labios se rosaban sin descanso, era como una lucha que ninguno quería perder, el único objetivo era degustar la boca contraria, y era algo que Rusia estaba disfrutando mucho, dejo que sus dientes mordieran los labios contrarios mientras su lengua invadía la boca de Alemania, invitando a la tímida lengua de chico a seguirle el ritmo. Solo estaban ellos en las duchas y posiblemente, en todo el instituto, por lo que, sin temor a ser descubiertos, Rusia dejo que sus manos recorrieran el cuerpo del alemán con dedicación, de la cintura pasaron a las caderas, de ahí a los muslos, abriendo los dedos y agarrando con gula cada musculo que sentía contra su piel, disfrutando de paso, de los lindos y pequeños gemidos que le regalaba su chico.

Cuando el aire empezó a faltar, Rusia dejo los labios y permitio que su boca, se deslizara por la piel blanca de Alemania, degustando su sabor, para terminar en el cuello, el cual beso con mimo, dejando sonoros besos combinados con algunas mordidas que hacían temblar el cuerpo que tenía entre los brazos. Pero Alemania no se quedaba atrás, mientras el ruso besaba su piel, el chico dejo que una de sus manos acariciara la fuerte espalda, haciendo que sus cuerpos se pegaran por completo, mientras la otra, dejaba suaves carisias en el cuello contrario, disfrutando de cómo sus dedos se enredaban en las suaves hebras blancas del ruso

          -Ahhh- Gimió Alemania cuando las manos de Rusia agarraron su trasero, estrujándolo con ganas- N-no hagas eso.

          - ¿Por qué no? -Pregunto contento el chico mientras mordía su piel- Parece que te gusta.

          -Rusia-ahh- Volvió a gemir el alemán, Rusia había aprovechado su fuerza y con un solo movimiento, hizo que levantara las piernas y las enrollara en la cintura contraria, era una pose muy íntima, pues gracias a la ropa que usaba ese día, Alemania podía sentir como ambos miembros se rozaban, haciéndolos gemir a la par.

Sin perder el tiempo, Rusia volvió a besar a su alemán, solo que esta vez lo hizo más lento, disfrutando del delirante roce de sus labios con los contrarios, dejando que sus manos recorrieran ese redondo trasero con el que había soñado varias veces, mientras juntaba su pecho con el de Alemania, que cada tanto gemía gustoso sobre sus labios. La temperatura estaba subiendo a una velocidad peligrosa, en algún momento, las manos de Alemania habían tirado tanto de la camisa del ruso, que este tuvo que quitársela, para seguidamente, dejar que sus manos se metieran bajo el suéter de Alemania, tocando con las palmas abiertas sus suaves curvas.

Tan metidos estaban entre las carisias y los besos que a los chicos se les había olvidado donde estaban y más importante, que mientras ellos disfrutaban del calor del otro, había gente esperando por el ruso para poder ir a una deliciosa parrillada. Sin saber que pasaba con su capitán, Usa entro animadamente al vestuario dispuesto a apurar a su amigo, pues conociéndolo, probablemente se había quedado dormido sobre la banca del cansancio.

-Come’n Rusia, tu equipo te espera…- Dijo alegre el americano, pero la escena que vieron sus ojos, era una completamente diferente la que había planteado en su mente- ¡OH MY GOOD!

          - ¡AHHH! / ¡¿USA?! -Gritaron ambos adolecentes al verse descubiertos, Usa había entrado gritando y aplaudiendo, con la clara intención de despertar a su capitán, pero había terminado por provocarle un pequeño infarto a este y su amante.

          -Oh men, si querías divertirte nos hubieras dicho- Dijo Usa mientras aguataba las ganas de reírse, pocas veces encontrabas a tu serio capitán rojo como un tomate.

          -Cállate idiota- Dijo Rusia enojado, claro que todavía no soltaba a su pareja, pues de la vergüenza, Alemania se había pegado a su cuerpo como una zarigüeya.

          -Ok, ok, pero ¿Te espero o me voy?

          - ¡Espérame afuera maldito idiota! - Respondió el ruso.

          -Ok.

Una vez solos, Rusia aprovecho entonces para alejarse de los casilleros y con Alemania en los brazos, sentarse en la banca, el cuerpo de su amigo estaba temblando mientras repetía una y otra vez, lo avergonzado que estaba.

          -Ya paso, cálmate- Pedía el ruso mientras dejaba suaves carisias en la espala del menor.

          -Esto es tu culpa- Decía Alemania entre susurros, tenía su boca pegada al cuello del ruso- Yo solo venia para hablar y tú me atacaste.

          . ¿Yo te ataque?

          -Si…Me besaste antes de que pudiera hablar- Dijo Alemania, mientras miraba a Rusia a los ojos, por fin había salido de su escondite, claro que ver al ruso con el pelo revuelto, con esa mirada coqueta hacia que su corazón latiera a prisa y sus mejillas se tiñeran de rosa.

          -Te ves tan lindo cuando te sonrojas- Comento Rusia mientras besaba con mucho mimo las mejillas contrarias, estaba feliz y aunque sabía que lo estaban esperando, no podía, ni quería soltar a su chico

          -Cállate.

          - ¿Por qué? Si estoy diciendo la verdad

          -Rusia, te estoy hablando en serio-Dijo Alemania, pero, aunque sabía que debía aclarar las cosas, sus manos actuaban por cuenta propia y seguían acariciando los hombros ajenos, Rusia tenía la piel suave, pero cada que pasaba los dedos, podía sentir los fuertes músculos que se escondía debajo de la misma, cosa que le encantaba- Necesitamos hablar.

          -Ahora no quiero hablar Ale, quiero estamparte de nuevo contra esos casilleros y llenarte de besos-Dijo el ruso mientras acomodaba mejor el cuerpo de Alemania sobre su regazo y lo volvía a besar.

Aunque se negó al principio, al final Alemania había caído antes los besos del otro, dejando que sus manos abrazaran los hombros de Rusia, tratando de pegar más su cuerpo, pero al igual que hace un momento, la voz del americano, interrumpió su lindo momento.

          - !Rusia I'm waiting for you! -Grito Usa desde afuera de las duchas- Deja de comerte a Alemania y trae aquí tu feo culo comunista.

          - ¡Dame un minuto cerdo capitalista! –Grito Rusia mientras dejaba salir un suspiro, por su parte Alemania, se rio divertido.

          -Anda, suéltame, tus amigos te esperan.

          -No quiero dejarte- Confeso en ruso, logando que Alemania agarrara sus mejillas y las besara con cariño.

          -Yo tampoco, pero tu equipo te espera... debieras ir, ya tendremos tiempo para hablar.

          -No puedo esperar tanto.

          - ¿No puedes esperar hasta la hora de la fiesta? –Pregunto Alemania con una sonrisa, pues sus palabras habían hecho que Rusia abriera los ojos sorprendió.

          - ¿Vas a ir?

          -Claro…bueno, solo si tú quieres que vaya-Dijo algo cohibido el chico.

          -Eso me encantaría- Confeso Rusia, mientras escondía su rostro en el cuello de Alemania, le encantaba su olor a chocolate

          -Ahí estaré –Prometió el alemán-Todavía tenemos una conversación pendiente.

En vez de responder, Rusia volvió a besar esos labios rosados que lo tenían loco, hasta que un nuevo grito de su vice capitán lo obligo a separarse de Alemania, para terminar de arreglarse e ir a la dichosa parrillada.

***

Para Alemania, la hora de la fiesta llego antes de lo esperado y lamentablemente para él, ya tenía una hora de retraso, pero no era su culpa, era culpa de los nervios, porque si, se le había hecho tarde porque había pasado casi media hora pensando en que ponerse, como un idiota enamorado, quería que cuando Rusia lo viera, se le salieran los ojos y sonriera, con esa sonrisa coqueta que hacía que sus piernas temblaran y que su estómago se llenara de las famosas “maripositas”.

Al final se había puesto un top color Nude, de manga larga pero que dejaba al descubierto sus clavículas y hombros, había notado que a Rusia le gustaba cuando usaba esas prendas, así que, como premio por su triunfo, llevaba el más revelador que tenía, también llevaba puesto un jean claro de rotos y unos tenis negros, el pelo suelto y sin gafas, obviamente el alemán salido de su casa después de que su papé se fue a una cena con unos amigos, si su padre lo veía con ese top, posiblemente lo encerraría en un convento de por vida.

La casa de Usa estaba a reventar cuando Alemania llego, era una casa de tres pisos, muy elegante, con un gran muro blanco con rosas cubriendo la entrada, la reja estaba abierta, para que todos entraran, pero el chico debió tocar el timbre, que, a pesar de la música, el anfitrión pudo escuchar perfectamente, pues en menos de dos minutos, le abrió la puerta.

Un muy sonriente americano le abrió la puerta, como siempre, Usa vestía para llamar la atención, el chico llevaba una camisa negra con el estampado de un alíen verde neón que brillaba con las luces de la fiesta, encima, una chaqueta con un raro estampado de rayas blancas y rojas con estrellas azules, para rematar, unas gafas de sol de marco verde, similar al del alíen.

          - ¡Just look who came!.. Alemania, que bueno es tener aquí en mi humilde hogar- Dijo el americano mientras lo tomaba de la mano y lo hacía entrar a la casa, llevándolo hasta la sala, donde estaban todos reunidos

          -Hola Usa- Saludo tímido el alemán, recordando el episodio de la tarde.

          -Déjame decirte que te vez muy bien esta noche- Dijo de nuevo Usa, solo que estaba vez, aprovecho el agarre de su mano, para hacerle dar una vuelta y apreciar todo su outfit- Pero te falta algo Darling.

          - ¿De que estas hablando?

          - ¡Noruega, la chaqueta! - Grito el americano mientras el resto del equipo silbaba animado y el resto de los estudiantes aplaudía sin interés, más concentrados en beber y bailar.

          -Es tradición en nuestro equipo, que la novia o novio del capitán lleve la chaqueta del equipo hasta el siguiente partido- Decía animado el noruego mientras dejaba sobre sus hombros una gran y suave chaqueta, con el escudo de la escuela, de colores blanco, azul y negro- Es para para buena suerte a sí que no te la quites.

          -Yo… esto, gracias chicos- Alemania estaba rojo de la vergüenza, logrando que todo el equipo de Rusia soltara comentarios respecto a lo tierno que era, “la primera dama del equipo”

          -Ya weones, lo están molestando- Por fin alguien lo había salvado, Chile, que, sin ningún cuidado, empujo a Usa y a Noruega, permitiendo que Alemania por fin respirara tranquilo.

          - ¿Tu les dijiste? –Pregunto tímido Alemania, mientras Chile simplemente le sonreía.

          -Algo así weon, los chicos preguntaron a Rusia si ya tenía a quien ponerle la chaqueta- Chile hablaba como siempre, pero a los ojos del alemán, tenía cierto aire deprimido y él sabía la razón- Antes de que el respondiera yo les dije que tú eras su novio, lo hubieras visto, el csm se puso rojo como un tomate.

          -Gracias Chile –Dijo Alemania con una sonrisa, lamentaba haberlo lastimado, pero estaba seguro de que pronto encontraría alguien que lo quisiera de verdad.

          -De nada weon- Respondió Chicle mientras le devolvía la sonrisa- Por cierto, si estas buscando al weon, creo que subió al balcón a fumar.

Con esas palabras y un pequeño abrazo, el chileno lo dejo solo, por lo que aprovechando que el equipo de hockey ya no lo miraba, Alemania camino por la casa ajena, hasta que por fin encontró las escaleras.

Su corazón latía como loco de solo imaginar la cara que iba a poner el ruso cuando lo viera usando su chaqueta, la verdad, se moría por verlo, por abrazarlo y decirle todo lo que quería.  Camino por el amplio corredor donde algunos estudiantes estaban parados charlando tranquilamente o simplemente usando la pared como apoyo para comerse a besos, Alemania trato de no prestarles atención, pero internamente, se emocionaba pensando que, dentro de poco, el estaría así con su ruso. Pero toda esa emoción murió cuando encontró a Rusia, el chico estaba en el balcón del segundo piso, con México, ambos apoyados en la baranda, y lo que a ojos de Alemania parecía, comiéndose a besos.

Su corazón se detuvo unos segundos, recordando el horrible episodio de hace tres años, se sentía traicionado y aunque quería huir, esconderse en un rincón y llorar por haber sido un idiota enamoradizo, esta vez su orgullo y dolor lo hicieron actuar diferente, sin cuidado abrió las puertas de cristal del balcón, listo para enfrentar su dolor y demostrarle a Rusia que, con él y su corazón, no podía jugar como lo hacía en la cancha.

          - ¡Suéltame México, ya te dije que no! - Alegaba el ruso mientras intentaba quitarse de encima a la chica, no quiera ser brusco, pero se le estaba acabando la paciencia.

          -Vamoss Rusiaaa- México arrastraba las silabas mientras sus manos tocaban el pecho del adolecente, buscando que aceptara- Siempre te gusta celebrar tus victorias con sexo, ¿te acuerdas como nos divertíamos en las duchas?

          -Eso era antes, ahora no me interesas.

          -Es por Alemania ¿Cierto? - Dijo México con burla- ¿Qué tiene de especial ese chico aparte de sus piernas? Las cuales ya le abrió a chile, entonces para que te molestas en buscarlo…Ven conmigo, nos divertiremos un rato y después puedes ir con él y fingir que nada paso…No pasa nada Rusky, no soy celosa.

          - ¡Suficiente! –Cansado ya de las palabras de la chica y tratando de ser lo menos brusco posible (México era una chica y no podía lastimarla) Rusia la agarro de los hombros, separando con fuerza de su cuerpo- No me interesa estar contigo México, y si quieres insúltame y échame otro batido encima, no me importa…pero escúchame bien, no soy el idiota de hace meses que caía cuando le movías el culo, cambie, ahora hay alguien e mi vida a quien quiero y no pienso perderlo por irme detrás de ti…así que hazme un favor y ve a buscar Usa o a cualquier idiota que se te cruce para que te quite la calentura.

Termino de decir el ruso con total convicción, mientras por fin soltaba a México, había dejado claro sus intenciones y al verse de nuevo rechazada, México cumplió con lo que el ruso le había dicho, solo que, en vez de un batido, la chica le dejo la cara marcada con la forma de su mano, había sido una sonora cachetada, pues no le había gustado que Rusia le digiera, en pocas palabras “urgida” y después de dedicarle un par de malas palabras por fin abandono el balcón.

Enojado, Rusia se llevó un nuevo cigarrillo a la boca, le dolía el cachete, pero al menos había logrado que México por fin lo dejara en paz, ahora solo debía calmarse y buscar al dueño de su corazón para por fin dejar todo en orden. Pero con lo que el chico no contaba, es que alguien se lanzara directo a sus brazos, haciendo que perdiera el encendedor, los cigarrillos y hasta el equilibrio.

          - ¡¿Ale?! –Pregunto sorprendido el ruso mientras chocaba contra la baranda y llevaba sus manos a los muslos del chico, buscando sostenerlo.

          -¡¡Te quiero tanto Rusia!!- Dijo el alemán mientras sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas, había escuchado toda la conversación, por un momento temió haberse equivocado con Rusia, pero como hacia últimamente, el chico lo sorprendió con esas hermosas palabras, así que cuando México se fue, su cuerpo actuó solo, lanzándose sobre los brazos contrarios, dispuesto a aclarar todo de una vez

- Fui un idiota por pensar que podría olvidarte, aunque salí con Chile, mi corazón siempre te perteneció, lo siento, no debí esperar tanto, pero tenía miedo de que las cosas no hubieran cambiado…Pero has cambiado, eres un chico maravilloso y yo fui un estúpido que no supo verlo, perdóname…Te quiero Rusia, te quiero con todo mi corazón.

Y antes de que el pobre Rusia pudiera contestar, Alemania lo beso, un beso desesperado en el que el ruso podía sentir todo lo que el chico sentía por él, así que, acomodando mejor sus manos, correspondió gustoso al beso, dejando que sus labios devoraran los contrarios y sus lenguas lucharan por un dominio imaginario. Solo cuando el aire falto, fue que Rusia se atrevió a romper el contacto.

          -No hay nada que perdonar mi Ale- Dijo el ruso mientras con cuidado, bajaba al chico de su cuerpo- Eres lo más importante de mi vida y no pienso perderte, no de nuevo.

          -Rusia- Llamo el alemán mientras unas delicadas lágrimas de felicidad recorrían sus mejillas, pero murieron rápido, pues el ruso lo lleno de besos, borrando todo rastro de ese líquido salado- Te quiero.

          - También te quiero Alemania- Dijo el ruso mientras lo agarraba de la cintura, deleitándose con lo suave de su piel, solo así, fue que el chico noto la ropa que su novio llevaba. Decir que se sorprendió, era nada comparado con lo que el ruso sentía, pronto se pondría a aullar como un coyote en celo ante semejante belleza, la cual, por cierto, llevaba su chaqueta de capitán combinada con una preciosa sonrisa que hacia brillar sus ojos verdes.

          -Vaya, vaya, pero mira que sexy te vez con mi chaqueta.

          - ¿Te gusta?

          -No me gusta, ¡Me encanta! -Dijo el chico mientras volvía a besar esos labios suaves que lo enloquecían -Me dan ganas de comerte a besos.

          -Hazlo entonces- Pido Alemania mientras se colgaba de su cuello y juntaba más sus cuerpos.

***

Al final, los chicos no estuvieron mucho tiempo en la fiesta, después del episodio en el balcón, ambos jóvenes querían estar a solas, esperando seguir con lo que habían dejado a medias en las duchas de la escuela. Después de hablar con algunos amigos y tomarse un par de fotos y una cerveza, la nueva pareja estrella del instituto abandono la residencia del americano, buscando un lugar donde poder besarse con tranquilidad.

Por eso ahora subían entre risas y besos, las escaleras de la casa de Rusia, su papá había salido con unos amigos de la academia, Ucrania y Canadá habían salido acampar ese fin de semana y se habían llevado a Kazajistán y Bielorrusia se había quedado en la fiesta y por lo que podía ver su hermano, muy contenta entre los brazos del noruego, por lo que tenía la casa sola una buena parte de la noche. Cuando por fin llegaron al cuarto, Rusia no lo pensó dos veces y abrazando al alemán de las caderas, se dejó caer contra la mullida cama.

          -Espérate un poco…Ahh Rusia -Gimió Alemania cuando ni bien se recuperaba del golpe, su novio ya estaba acomodándose entre sus piernas.

          - ¿Quieres que pare? –Pregunto el chico preocupado.

          -No…solo ve despacio- Pido sonrojado Alemania, si, era su primera vez, pero eso no significaba que quería acabar rápido, por lo que llevando sus manos a las mejillas de su novio lo invito a besarlo lentamente, disfrutando del roce de sus lenguas y el sonido que hacían sus labios.

Rusia no necesito más para entender lo que su chico quería, dejo que Alemania tomara el control del beso mientras sus manos se deslizaban lentamente por los costados del chico, disfrutando de como la piel descubierta se erizaba.

Al igual que en las duchas, la temperatura subió rápido a pesar que estaban a inicios de invierno, por lo que colocando sus dedos debajo de la suave tela del top que traía el alemán, Rusia fue levantando podo a poco la prenda, hasta que dejo al descubierto ese hermoso pecho.

          -Ahhh- Gimió Alemania cuando la boca del otro atrapo uno de sus pezones, era una sensación placentera, como una pequeña corriente eléctrica que recorría todo su cuerpo y terminaba en la boca de su estómago.

Rusia se entretuvo jugando con ese par de botones rosados y es que cada que mordía uno, lo lamia o simplemente respiraba sobre él, Alemania se retorcía incomodo, gimiendo pasito y apretando su espalda, era tan sexy, que el ruso no podía soportarlo. Pero Alemania le había pedido ir despacio, por lo que, dejando sus pezones, recorrió su pecho a punta de besos y mordidas, hasta que llego de nuevo a sus labios, los que tomo con ganas, hasta que el aire les falto.

          -Me encanta como gimes Ale- Dijo el ruso con la voz ronca, estaba ardiendo y que Alemania luchara por quitarle la camisa no ayudaba.

Con las mejillas rojas como un tomate, Alemania volvió a besar al chico, mientras dejaba que sus piernas envolvieran las caderas ajenas, Rusia, contento con esa acción, se dejó caer otro poco sobre el cuerpo de su novio, disfrutando de la fricción de sus pieles. Volvió al ataque, esta vez fue el cuello, que mordió con ganas mientras Alemania gemía más fuerte y acariciaba su espalda, apretando los músculos con sus dedos.

Sus besos fueron bajando, saboreando la piel tersa, se detuvo en el ombligo, metiendo la lengua, viendo fascinado las reacciones de Alemania, el chico apretaba los labios mientras sus manos se sujetaban a sus hombros, pero sus ojos, ese par de gemas verdes de le pedían que siguiera, le mostraban cuanto lo necesitaba.

          - ¿Puedo? -Pregunto Rusia cuando sus manos se encontraron con el borde del pantalón

          -Sí…Ahh –Alemania respondió en medio de un gemido, pues el ruso había mordido su cadera.

Las manos le temblaban al ruso de los nervios, llevaba toda una vida esperando ese momento, así que, con paciencia, disfrutando de las reacciones de su pareja, desabotono el pantalón, y de un firme, pero lento movimiento, fue deslizando la prenda por las largas piernas de Alemania, había aprovechado para quitarle la ropa interior de una vez.

Era una vista maravillosa, el cuerpo de Alemania era perfecto a los ojos de Rusia, tenía una suave curva en la cintura, unas caderas amplias y un par de muslos bien trabajos, pero lo que más le gustaba de Ale era que tenía los ojos brillantes, los labios rojos de tanto besarlo y una sonrisa que le transmitía tanto cariño y confianza que ponía a vibrar su corazón.

Después de mirar esa bella obra de arte, Rusia decidió ir por el premio mayor, agachándose en medio de esas hermosas piernas, Rusia comenzó lamiendo la parte interna de sus muslos, la piel se sentía caliente por allí donde su lengua pasaba, invitándolo a que mordiera y probara su sabor, cosa que hizo con mimo, era excitante sentir como temblaba su novio con cada mordida, con cada beso.

          -Mmm…Ru~usiaa- Alemania apenas y podía contener sus gemidos, las mordidas del otro le encantaban- Ahhh…Mmmm

Sus labios poco a poco lo llevaron al miembro contrario, con cuidado, Rusia lo tomo en sus manos, dejando que su lengua recorriera todo el tronco, para terminar en la punta, beso el glande con ganas, para por fin ponerlo por completo en su boca. Era un sabor exquisito, sabia a Alemania, por lo que trago gustoso, dejando que su lengua jugara con el mientras su cabeza subía y bajaba enloqueciendo al dueño de su corazón.

          - ¡Ahhh…Rus…mmm! –Ver como Alemania se retorcía y gemía su nombre era una delicia, pero el también estaba en su límite, así que estiro su mano, buscando un pequeño frasco de lubricante. Lo destapo con cuidado y dejo caer una generosa porción en sus dedos, los cuales llevo a la entrada del menor, era apenas un botón rosado entre sus piernas, por lo que tanto con cuidado tanteó la zona humedeciéndola, notando como los espasmos en el cuerpo de Alemania crecían, poco a poco, dejo que el primero entrara.

          - ¡RUSIA! – Su grito fue de sorpresa, pues Alemania nunca se imaginó que el ruso lo iba preparar mientras chupaba su miembro.

Alemania se sentia delira, la boca de Rusia se sentía caliente mientras su lengua acariciaba su tronco, sentía calor, podía jurar que sus mejillas habían adquirido un nuevo tono de rojo, mientras que ese dedo, ese largo dedo de Rusia lo iba preparando. Era una sensación rara, Alemania sentía ganas de cerrar las piernas y evitar que ese travieso siguiera acariciando sus paredes, pero era difícil con Rusia en medio de ellas, quiera gritar, pero más que nada, quiera volver a sentir los labios del ruso sobre los suyos. Con cuidado, agarro los cabellos blancos de su pareja y jalo, llamándole la atención. Sin perder el tiempo, el ruso volvió a devorar los labios ajenos, disfrutando del pequeño gemido de satisfacción que le regalo Alemania cuando sus labios se juntaron.

          -Abre más las piernas pequeño-Pidió el chico cuando dejo que el segundo dedo se deslizara en ese suave paraíso, pero era difícil prepararlo si su chico no separaba bien las piernas.

          -No…Ohm

          -Vamos Ale- Dijo Rusia mientras besaba sus hombros- Abre tus piernas para mí.

Alemania no supo si fueron sus palabras o esos ojos violetas que lo miraban con tanto deseo que podría derretirse lo que lo llevo a cumplir con la petición del otro. Más que incomodo, esos dedos se sentían muy rico, solo que, al pobre alemán, le daba pena sus reacciones, sus caderas se movían solas buscando mas contacto, mientras los traviesos dedos de Rusia se abrían como tijeras, buscando estirar los músculos y haciendo que Alemania gritara de placer.

          -Me encanta verte así- Rusia hablaba directo a su oído, una voz tan ronca que erizaba cada bello de su cuerpo- Temblando de placer, dime ¿Te gusta Ale? ¿Te gusta cómo se sienten mis dedos en tu interior?

          -Ahhh…Si…Ru~siaahh- Se sentía morir solo con esos dedos, y eso que el ruso ya iba por tres, tres dedos que acariciaban su próstata con mimos mientras sus bocas se fundían en una sola.

Cuando vio que el cuerpo de Alemania no aguataría más, Rusia empezó a bajar el ritmo, hasta que saco sus dedos de ese cómodo interior, el pequeño quejido de Alemania lo hizo sonreír, pero besando sus labios lo distrajo, algo más grade pronto los remplazaría.

-Voy a entrar- Aviso el ruso mientras dejaba que la punta de su miembro tocara esa húmeda entrada, solo eso logro que todo su cuerpo temblara, dios, eso iba a ser maravilloso.

          -Está bien- Respondió entre susurros el alemán, dejando que sus manos se entrelazaran con las de Rusia y que sus piernas abrazaran las caderas contrarias.

Se sentía en el mismísimo cielo, las paredes de Alemania abrazaban su pene, mientras este se abría paso por el estrecho y tibio canal, apretó las manos de su pareja, mientras lo miraba a los ojos, Alemania lo miraba con un cariño infinito, casi con el mismo que él lo miraba ¿Cuánto tiempo había soñado con ser uno con el alemán?  Ahora parecía que fue nada comparado a la sensación verdadera.

Por su parte Alemania se había quedado sin aire, Rusia era grande y sentir como se habría paso dentro de su cuerpo lograba que sus ojos se perdieran dentro de sus parpados de tanto placer, pero nada se comparaba por la forma en que el ruso lo miraba, esa mirada lograba que todo su cuerpo se llenara de electricidad y que su corazón latiera feliz dentro de su pecho.

          -Mu~muevete- Pidió Alemania con un jadeo, llevaban unos minutos esperando que su cuerpo se acostumbrara, pero sentía que explotaría si el ruso no se movía en ese momento.

Rusia movió sus caderas lentamente, disfrutando de entrar una y otra vez en ese cálido cuerpo mientras poco a poco los gemidos de Alemania subían de nivel, llenando el ambiente e indicándole lo bien que lo estaba pasando. A los poco minutos el ritmo fue aumentando, ya no eran suaves embestidas, ahora sus caderas golpeaban con fuerza ese redondo y perfecto trasero

          -Ahí Rusia…más- Pedía a gritos Alemania mientras sus manos arañaban la ancha espalda- más…ahhh…Rusia.

          -Grrr…Ale-Rusia gruñía en su odio, mientras mordía con fuerza su cuello, quería marcarlo, mostrarle al mundo que ese pedazo de ángel era suyo.

Pero, aunque la posición le gustaba al alemán, el chico de cabello negro quería algo más, necesitaba algo más, por lo que usando sus piernas cambio, la posición.

Antes de que pudiera decir algo, Rusia se vio sentado en su cama, mientras Alemania se sentaba lentamente sobre su regazo, le había tomado un poco, pero cuando entendió lo que su chico quería, agarro fuerte sus caderas y levantándolo un poco, lo ayudo auto penetrarse. Era una sensación enloquecedora, que hizo que ambos chicos gimieran, mientras Alemania acomodaba sus fuertes piernas, preparado para montar ese delicioso cuerpo debajo suyo.

Empezó despacio, poniendo ambas manos en los hombros contrarios, moviendo sus caderas en círculos mientras se acostumbraba a la sensación, el pene de Rusia le daba directo en el punto que lo hacía derretirse de placer, pero cuando el ruso lo abrazo por su espalda y volvió a besar sus pezones, el chico no aguanto más, aumentando el ritmo tan rápido como los latidos de su corazón. Alemania estaba brincando sobre su regazo, logrando que Rusia gimiera tan alto como él, los cuerpos estaban perlados por el sudor, las bocas secas de tanto gemir, las manos inquietas buscando de donde agarrase y el corazón, lleno de felicidad por lo que hacían, por las sensaciones que compartían.

          -Ru-siaa…no puedo…más.

          -Ale…Ahh, esta bi~ien- Dijo el ruso mientras buscaba la boca ajena- Terminemos…juntossss.

Fue un beso hambriento, sus dientes chocaban mientras la saliva escurría de entre sus bocas, se miraban a los ojos mientras Alemania se movía cada vez más rápido mientras Rusia llevaba su mano al miembro del menor, solo fue una caricia, lo que necesito el alemán para dejar salir todo, fue como una corriente eléctrica, un tsunami que recorrió su cuerpo para terminar en la punta de su miembro, haciendo que viera estrellas y que todo se sintiera cálido y húmedo.

- ¡RUSIA!

- ¡ALE! –Rusia se corrió en el momento que las paredes de Alemania lo succionaron con fuerza, era como una avalancha que lo llevo a abrazar más el pequeño cuerpo de su pareja, buscando algo que lo mantuviera en la tierra, mientras su cuerpo explotaba de placer.

Las respiraciones entrecortadas era lo único que se escuchaba entre las cuatro paredes de la casa del ruso, tenía la cabeza apoyada en el pecho de su chico, disfrutando de los contrastantes latidos de su corazón, por su lado. Por su parte, Alemania disfrutaba de acariciar esas suaves hebras blancas llenas de sudor y de cómo el cuerpo de Rusia calentaba su piel

          -Te amo- Dijo el ruso en un susurro mientras dejaba un beso sobre su corazón.

          -Te amo Rusia- Respondió Alemania obligando de nuevo al ruso a levantar la cabeza y besarlo. Sus labios se movían con modorra, pero iban cargados de los sentimientos más puros, esos que no se podían poner en palabras.

Como los ojos se les cerraban a ambos, Rusia salió despacio del cuerpo ajeno y como si se tratara de una pieza de cristal, acomodo a Alemania sobre su cuerpo, y los cubrió con las cobijas, dejando que su pequeña adoración descansara antes de que tuviera que escabullirse a su casa.

La felicidad que sentía su corazón era algo fuera de este mundo para Rusia, había recuperado al amor de su vida, aunque no había sido fácil, iba a seguir su plan al pie de la letra, de ahora en adelante, solo tenía que amar a Alemania todos los días de su vida y la verdad, era algo tan natural para él, que estaba seguro que nunca se iba a cansar.

Se quedó mirándolo un rato, hasta que al final, sus ojos también se rindieron y se cerraron, disfrutando del cómodo silencio y del calor mutuo.

***

Mientras Rusia descansaba mirando a su adoración, había olvidado algo muy importante, que debajo de su habitación, estaba la habitación de su progenitor y a diferencia de lo que los dos adolescentes pensaban, la habitación no estaba tan vacía como pensaban, dos cuerpos más grandes, estaban en las mismas condiciones, acostados en la cama, desnudos y abrazados bajo las cobijas, pero en vez de dormir, los dos adultos miraban el techo con los ojos abiertos, analizando lo que acababan de presenciar.

          -Creo que no fue buena idea venir a tu casa Soviet- Hablo Reich con un tic en el ojo, mientras los fuertes brazos de su amante lo rodeaban.

          -Creo lo mismo- Opino URSS mientras sacudía la cabeza, no era lindo escuchar a tu hijo teniendo sexo, no otra vez claro, él ya había vivido ese trauma hace años con Ucrania.

          -Si mi hijo no puede caminar mañana, voy a dispararle al tuyo.

          -Ve preparando las municiones mi amor, porque Rusia es digno hijo de su padre- Dijo entre risas URSS, por el escándalo que había escuchado, su hijo había heredado sus dotes de amante y si Reich, que ya tenía algunos años más que su retoño, se quejaba después de sus encuentros, no quería imaginar como estaría mañana el pequeño Alemania.

          - ¿Deberíamos decirles que estamos juntos? - Pregunto afligido el pelirrojo, había visto la sonrisa de su hijo cuando llego a su casa por la tarde y le conto lo había decidió, no quería quitarle eso.

          - ¿Te molesta que estén juntos?

          -No

          -Entonces no tenemos que preocuparnos, ya encontraremos el momento adecuado -Respondió el mayor mientras dejaba un tierno besos sobre sus labios.

          -Soviet- Llamo Reich después de un rato, cuando por fin se estaban quedándose dormidos.

          -Si amor.

          -Tienes que dejar de llevar a Kazajistán a nuestras citas- Dijo serio el alemán mientras dejaba el cómodo refugio que eran los brazos del otro para poder mirarlo a la cara.

          - ¿Por qué? ¿Pensé que te agradaba?

          -No me agrada, yo amo a ese pequeño rayo de sol- Respondió Reich- Pero hoy, cuando me encontré con Ucrania en el mercado, Kaz salió corriendo a abrazarme gritando “Mami”- Dijo el alemán muerto de la vergüenza, logrando que el ruso mayor, se reía sin parar.

Definitivamente debían decirles pronto a sus hijos de su relación, tenía muy claro que su relación no impedía la de sus hijos y viceversa, pero era mejor evitarse malos entendido, al final, era como le había dicho a Rusia, debían luchar por lo que amaba y estaba seguro que esos jóvenes iban a luchar hasta el último día de sus vidas por estar juntos, como él y Reich tenían pensado hacer. También debería dejar de llevar a Kazajistán a sus citas, el niño empezaba a crecer y hacer preguntas innecesarias e incomodas.

Notas finales:

¿Que les parecio?

Lamentablemente este es el ultimo capitulo T.T como dije, era algo corto pero sustancioso ejeje, pero pronto les traere un pequeño bonus :3 para que rian un rato con los personajes

Hasta pronto y les mando un abrazo con olor a gel desinfectante 


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