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Como recuperar al amor de tu vida en 3 pasos. por AnaMEG

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Notas del capitulo:

Bueno, como lo prometi, les traigo un pequeño bonus de esta bella historia, espero lo disfruten y rian mucho ejejej

A leer

Eran las seis de la mañana cuando Rusia bajo las escaleras de su casa con Alemania en brazos, habían dormido más de la cuenta, pero al menos eso había ayudado a que el dolor en la cadera y espalda del pobre alemán mermara un poco, cuando se despertó, no era capaz de moverse. Entraron en silencio, era una fría mañana de invierno, por lo que la cocina estaba a oscuras, la idea era darle una pastilla a su chico que calmara el dolor y después de vestirse, acompañarlo a su casa.

-Quédate aquí bebé, ya te traigo algo para el dolor- Dijo Rusia en un susurro, con cuidado lo dejo sentado en uno de los asientos de la sala y le puso una manta encima, protegiéndolo del frio

-Está bien- Respondió Alemania, sentía las piernas como gelatina, al parecer podía resistir tres horas jugando volibol, pero una de sexo lo dejaba medio muerto, pensó el chico mientras un lindo sonrojo adornaba sus mejillas.

Había sido una linda noche a pesar de los problemas, por eso es que no le importaba casi su situación, estaba más interesado en ver como Rusia lo cuidaba y llenaba de mimos.

Como la cocina estaba muy oscura, Rusia decidió prender la luz, lo último que necesitaba era tumbar alguna de las ollas por error y levantar a toda la casa. Pero cuando el chico prendió la luz, se encontró con una escena algo familiar, sobre el mesón de la estufa, había un gran cuerpo recostado, de piel blanca muy familiar, con la camisa del piyama levantada y las piernas apoyadas en los hombros de su padre, el cual lo miraba sorprendido mientras chupaba muy alegremente el pezón del señor Reich.

          -AHHHHH –Gritaron los tres a la vez, cosa que asunto a Alemania lo suficiente como para correr a la cocina, para terminar, viendo la misma escena que su novio veía.

- ¡¿PAPÁ?! –Preguntó el chico de cabello negro.

- ¡Alemania! –Grito avergonzado el alemán mayor

- ¿Que le paso a tu pecho? –Pregunto el chico al ver unas horribles marcas rojas de dientes en el blanco pecho de su progenitor.

- ¿Que le paso a tus piernas? –Pregunto Reich, su hijo solo llevaba puesto un suéter de Rusia y unos bóxeres, por lo que el mayor podía ver como sus tersos muslos eran adornados por unas marcas muy parecida a las suyas, solo que más pequeñas.

-Rusia- Llamo su padre cuando el señor Reich se bajó del mesón.

-Si

-Corre hijo –La orden fue clara, pero Rusia tardo unos segundos en reaccionar, los que le tomo a su “suegro” en ir a la habitación de su padre por el rifle.

Pero antes de que Rusia pudiera emprender la huida, una delicada voz, que se escuchó desde el respaldo del sofá/cama, llamo la atención de todos los presentes.

-Por amor a Rasputín, ¿Qué es todo este ruido? –Pregunto Bielorrusia mientras levantaba la cabeza y miraba dentro de la cocina, la chica tenía el cabello revuelto y una cobija, cubría su pecho, mientras un muy dormido Noruega, también levantaba la cabeza, era claro que ambos jóvenes estaban desnudos bajo la mullida cobija.

-Hola chicos- Saludo Noruega sin ser consciente de la situación.

-Noruega- Llamo Rusia mientras corría en su dirección.

- ¿Qué?

- ¡CORRE! - Grito Rusia mientras agarraba al inocente chico del brazo y esquivaba el primer tiro del señor Reich, había visto como su padre entro a su habitación buscando el segundo rifle, por lo que tenían que abandonar la residencia cuanto antes.

***

Eran las seis con diez cuando Canadá y Ucrania estaban entrando a la calle que los llevaría a la casa del soviético, habían decidido volver temprano de su acampada para sorprender a toda la familia con un rico desayuno, había sido una linda noche bajo las estrellas, la más romántica de su vida a pesar de que estaba en compañía de su hermanito menor, su oso había llevado una guitarra y le había regalado una hermosa serenata, solo para al final sorprenderlo con un precioso anillo de plata, le había propuesto matrimonio y él como un loco enamorado, había saltado a sus brazos para besarlo y decir “Si” un millón de veces, mientras Kaz reía divertido, al niño le hacía gracia verlos en el piso.

Por eso habían llegado temprano, Canadá era un hombre a la antigua y quería, después del desayuno, pedirle a su suegro, su bendición para poderse casar con Ucrania. Claro que toda idea romántica del desayuno murió cuando Canadá entro la camioneta a la propiedad de los soviéticos y vio como de la puerta de entrada, salía corriendo Rusia, en piyama, llevando del brazo a un chico de cabello azul naval y rojo que solo vestía unos calzoncillos, mientras detrás de ellos, iban su suegro y el señor Reich, cada uno con un rifle de asalto, mientras Alemania y Bielorrusia intentaban detenerlos.

          - ¿Oso? –Pregunto Ucrania cuando escucho el acelerador y como la camioneta daba reversa.

          -Pensándolo bien amor- Dijo Canadá mientras miraba por el retrovisor, cuidando no darle a ningún carro, ni a los chicos que corrían pidiendo ayuda- Creo que tu padre no está de humor para un desayuno.

          - ¿No ibas a pedirle mi mano?

          - Claro que si…solo que en la noche con más calma- Dijo el canadiense, mientras pisaba el acelerador, lo sentía por Rusia, de todo corazón, pero él no tenía ganas de repetir la experiencia del paredón soviético.

Notas finales:

Eso fue todo por ahora, si les gusto, haganmelo saber, pronto traere más cositas de este Fandom, por si les interesa :D

Nos leemos luego y feliz semana :D :D


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