No lo mereces.
¿Mereces una vida plena y formidable?
Húndete pecador.
El miedo recorre mi cuerpo, sentado frente a todos los vengadores con sus miradas filosas deseando mi muerte a los segundos pasar. No puedo pensar en si desertar o pagar mis actos.
Mis dolores y pesadillas piden un poco más de dolor, que se impregne tanto que mi cuerpo vivo huela a putrefacción, tan impuro.
Las lágrimas se desvanecen tan finas que tienen miedo a quebrarse ellas mismas, los hipidos, el odio resplandece a mi alrededor.
Huye o agoniza.
—Tengo que irme. —Balbuceo.
Alrededor se vuelve tan borroso, como un día nublado, un día triste como hoy.
—¡Espera, muchacho! —El doctor de nombre extraño, me toma por los hombros, yo tanteo el suelo buscando una salida mientras me hipeo con mis lamentos. —No puedes irte, lo siento mucho, pero Thor ha dicho que te quedes con nosotros en lo que viene el Padre de Todo.
—¡No! ¡Me niego a hundirme en mis pesadillas! ¡Tantas me volverán loco! ¡Necesito huir! ¡Irme lejos, jamás ser encontrado! ¡Perderme entre el viento! Ya solo hacerme polvo… —Mis fuerzas son banales, mi llanto es opacado por un fuerte trueno.
La luz se va por tres segundos, hasta que frente de mí, dos zapatos de cuero diseñados por los enanos como regalo para el Padre de Todo hace miles de años se posan firmemente y una iluminación segadora abarca toda la sala.
A ustedes, dioses les suplico un poco de clemencia
Este cuerpo perverso no ha cumplido con su función
Juro por todos los Dioses, por mis padres y por la vida qué
Cambiaré completamente mi destino
Seré alguien al que puedan darle la vista y la mano
Lo juro, perdonarme.
La luz artificial regresa y el miedo recorre cada parte de mi ser, palpitando por correr lejos.
—¡He venido a interrumpir su morada! A por el nombre que se me ha otorgado, yo ¡Odín, Padre de Todo! ¡Te condeno Loki Odinson, a guardar silencio mientras eres llevado a tu lugar de crecimiento!
—Padre, por favor…
—¡Silencio he dicho! Guardias míos ¡Espósenlo como el tal criminal y usurpador que es!
No me dan fuerzas para contradecir a mi padre, al Padre de Todo.
Como basura me tratan, mis brazos son mallugados por la presión de las grandes esposas que me impiden el movimiento de mis brazos, por los pies también soy encerrado y con cadenas no dejan que avance demasiado o que llegue a correr para escapar, con fuerza ponen el metal alrededor de mi cuello y entre jalones me levantan.
—¡Ustedes! Vendrán con nosotros… ¡Heimdall!
Hunde tus pecados
Viértete entre la sangre de tus víctimas
Danza con los lobos y aúlla con ellos
Llora, vive, llora
Conviértete en una estrella fugaz
Ve más allá de tus límites
Supérate
Haz todo
Menos vivir
Padre de Todo, que cumples nuestros sueños
Déjeme continuar con mi vida
Padre de Todo, yo soy un hijo devoto
Dioses a ustedes les pido
Les rezo con sangre en mi piel
Sollozo e imploro
Dioses, yo en ustedes confío
Dioses, ustedes tienen mi destino
Dioses, yo creo en ustedes
Dioses, yo a ustedes les rezo con mi llanto veraz
Dioses, ¿Cuánto más he de implorar?
¡Oh! Dioses, ustedes que cuidan de nosotros y nos protegen
El día de hoy pido misericordia
Dioses, ustedes pueden perdonar a los iracundos
Padre de Todo, usted puede hacerlo
Yo creo en usted.
—¡Los he convocado, en este día tan esencial para nuestras vidas! ¡En este día en el cual se pondrá fin a un usurpador! ¡Hoy podremos contemplar el fin… de alguien que ha marchitado nuestras vidas! ¡No habrá piedad, ya no más!
» ¡Por el nombre que me conciernen todos los nueve reinos! ¡Yo, Odín, Padre de Todo, dirigiré esta obra al deleite de ustedes, ¡mi pueblo! ¡Les presento a…! bueno, ustedes pueblo mío, ya lo conocen:
» Loki Odinson, mi hijo, ese al que rescaté cuando era un niño… un simple bebé, de piel azulada y un llanto resonando entre los escombros del lugar dónde lo encontré… ¡Pobrecito! Lloraba porque tenía hambre, él pudo haber muerto ese día, de hambre o de frío, simplemente estaba envuelto en una manta, desnudo. Se me ablandó el corazón, ¡Yo que ese mismo día había asesinado a cientos de gigantes! Un pequeño bebé, hijo del rey me ablandó el corazón.
» Pero no todo en un principio era así… llegué a pensar que ese bebé podría traernos la paz entre Jotunheim y Asgard, pensé que lo podría utilizar como trofeo, que marque la paz, pero, conforme fueron pasando los años… ese pequeño niño, me daba felicidad y todo cambió, dejé de verlo como un simple trofeo y lo empecé a adorar como mi propio hijo de sangre. Él tan bueno siempre cumplió… pero se fue por el mal camino… intentó usurpar Asgard, intentó robar trofeos de la bóveda, usurpó la coronación de su propio hermano, por diversión. Fue a otros pueblos, los invadió ¡Inmovilizó! Como si él pudiera tener todo el poder. Con su magia él, asesinó y tuvo pueblos a sus pies, ¡Lo perdoné! Porque yo no podía condenar a mi hijo. Mientras pasaban los años y Loki seguía involucrándose en ese tipo de actos, mi paciencia se fue acabando, con la llegada del enamoramiento de mis dos hijos, pensé que no iba a funcionar. Que mi hijo de sangre, ¡El Dios del trueno! Thor Odinson, saldría lastimado y eso yo nunca lo perdonaría, ¡Esa es la razón por la que estamos aquí!
» El día de hoy mi paciencia se a acabado por completo, ¡El día de hoy Loki será condenado por todos sus actos! Hoy, Loki, preñado por otra persona, engañando a mi hijo, engañado al pueblo, usando su poder para inmovilizar pueblos, tierras de otra gente, de pueblos tan pobres, creímos que eso había acabado con su nicho de amor por Thor, pero ¡No! Él se iba y regresaba semanas o meses después, Thor, como buen amado lo esperaba, pero Loki se aprovechó de eso, ¡Engañando a su futuro esposo! ¡Al futuro rey de Asgard! ¡Y eso… es una condena! Él ya no será más parte de Asgard.
» Frente a ustedes, ¡Pueblo mío! ¡Yo, Odín, Padre de Todo, ¡te destierro de Asgard...! —Golpe. — ¡Te destierro como hijo de Odín…! —Golpe. — ¡Con mi magia y completa sabiduría anulo tu poder! —Romper. — ¡Te quito el poder que yo antes te había otorgado! —Refrescar. — ¡Con tu piel azulada, servirás a Jotunheim como esclavo! —Perdición. — ¡Morirás navegando entre tus pecados! ¡Nunca serás perdonado! —Golpe. — ¡Llévenselo! —Asombro, tenebrosidad, llanto.
Ah~, ah~, ah~
Los Dioses te cuidarán
Mi niño, en mis brazos te acunaré
Como mi bebé siempre te sostendré
No llores más
Yo siempre te cuidaré
Amado mío, yo siempre te protegeré
Tus miedos detendré
Solo confía en mí
No llores más
Hijo mío, siempre te cuidaré
—Madre… —Siento esa falta de oxigeno tan potente, mi llanto y la vergüenza no me permiten levantar mi rostro hundido en la desdicha.
—Hijo mío, yo siempre confiaré en ti.
—Lo… lo lamento tanto, madre. —La opresión en el pecho es infinita.
—Tendrás tus razones. Siempre oraré por ti, buscaré el perdón.
—No, no lo merezco.
—Estoy segura, que no fue tu culpa. Te amo.
Y su tacto desfalleció
Insociable e impasible
Un nuevo destino
El final se saborea con ansiedad
Un fin tan infausto.
—¡Basta, basta, basta…! ¡Ah! ¡Ayuda, por favor! ¡Me lastima, ayuda! ¡Para… para, me duele!
La sangre danza sobre tu piel con un fugaz vals.
—¡Dios…! ¡No!
Sus manos son un pincel fino que se clava entre tu rojiza membrana.
—¡Cállate de una maldita vez, puta!
No importa cuantas veces rasguñes su piel o el piso, ¿Crees que podrás escapar?
Ve tus piernas temblar, tus lágrimas derramarse y perderse entre tus mismos gritos, esos que pierden voz mientras pasa el tiempo.
—Padre… madre…