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Utroskap. [ThorKi] por SamuelPugliesse

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Notas del capitulo:

Advertencia: Capítulo con contenido de violencia sexual explicita, no apto para todo tipo de lectores, léase bajo su propio riesgo.


 

distorsiona entre agua y fuego, carcomiendo el suelo, si entre la razón y la imprudencia hay una pared rota, ¿Por qué yo debo de estar completo? Las masas apoyadas entre vivos recuerdos, miedo y justicia, ¿Dónde pediré la mía? Si tan solo este sol pudiera mantenerme más tiempo vivo yo ya estaría riéndome a carcajadas, un sano juicio.

—¡Dios mío! ¡Oh, Dios! ¡P-para, por favor! ¡Por favor! —Las gotas recaen en el pavimento, el carmesí está vivo.

—¿Sabes que es lo mejor de tener sexo contigo?

—¡Ya no más, por favor!

—Siempre estás tan apretado, mi pene se encaja tan perfecto.

—¡Por favor!

Con un sueño entre las nubes grises, con una vida entre las flores marchitas, todo el tacto es tan putrefacto, las oleadas de convulsiones se tornan continuos hasta al amanecer nunca parecen perecer. Las garras afiladas tan demacradas de luchar contra su presa, tan rotas y débiles ante una libertad.

El desgaste siempre será tu sueño.

Y la vida no tendrá un nuevo sentido.

Mis manos son fuertemente atadas a uno de los metales que adornan la bodega, mis gritos se pueden escuchar como ecos, se disparan sin cesar. «Basta» Demando, pero un golpe se posa en mi rostro desfigurando y ladeándolo, la super fuerza de estas personas me supera, estoy prisionero con un collar de perro que me limita a utilizar mi poder. Uno de mis demandantes alza la voz, quedo estático ante su voz.

—Has causado hoy muchos problemas, nuestro padre está muy molesto contigo, gracias a que te aliaste con ellos solo por recibir un poco de dinero, usurpaste nuestro plan, ¡Hemos fallado a nuestro padre! ¿Sabes como nos sentimos? ¡Somos una deshonra para él! —Una cachetada me hace gritar. —Y todo es tú culpa. —Otra y otra, mi rostro se torna rojizo.

—Es divertido ver como fallan por cosas que no contemplan, no es mi culpa que todos ustedes sean unos estúpidos. —Nunca me arrepiento de mis palabras.

—¿Lo escucharon? Este tipo está diciendo que somos unos estúpidos mientras él está atado a un tubo. —Mi atacante se acerca demasiado a mi rostro, me muestra todos su dientes rotos y amarillentos en una gran sonrisa. —Te arrepentirás de tus palabras.

—¡Ja! —Viro los ojos con tanta gracia. —Como si eso fuera a suceder. —Mi arrogancia se hace notar. Aun en esta situación, no puedo controlar mi miedo.

 —Estoy seguro de que pedirás perdón.

El abismo ha comenzado.

Tus palabras te han condenado.

El tipo se acerca lo suficiente a mi rostro, alza sus labios y me da un beso encima de los míos, con rencor le escupo, este gruñe divertido, toma mi pelo con su diestra y lo jala hasta dejar mi vista viendo al techo, vuelve a besarme, cierro los labios con demasiada fuerza, él los muerde. Su saliva se escurre por mi mandíbula, estoy asqueado.

ǂ ǂ ǂ

Mi cuerpo despojado por completo se ultraja entre las flameantes falanges de mis socios afables de doble cara, tocan, marcan, golpean y saborean mis hojas sin parar, dos o tres son los responsables de mi llanto desconsolado y mi vista nublosa.

—No, no… —Suplico. —Por favor.

Con las largas uñas rasguñan mi torso, es un deleite a la vista de los morbosos y un terror para un pobre observador.

Un par de manos recorren desde mi cuello hasta el camino de mis muslos, aprieta varias veces con demasiada fuerza, su lengua se desplaza desde mi ingle hasta mi rodilla, su larga barba se pasea entre mi piel. Él me ve desde arriba, mis piernas están juntas con la poca fuerza que me queda, él me sonríe, baja y con su quijada hace un baile en mi vientre, jadeo nervioso.

—Basta.

—Nuestro padre nos ha dado permiso de divertirnos un rato contigo, de todas formas, estás aquí indefenso y el collar no te va a permitir utilizar tu magia ni tu fuerza, ahora nosotros tenemos el control de ti. —Besa mis labios. —Solo disfruta, perra.

Pone sus manos a mis costados ejerciendo presión en mis costillas, grito, el sonríe más victorioso y siento algo romperse por dentro, jadeo faltoso de aire, él se detiene, pero su mano no tarda en estar en mi cara, un puñetazo resuena tan seco rompiendo mi labio superior, por unos segundos estoy libre de sus falanges, pero estas reaparecen en mis muslos, se deleita como si fuera la cosa más dulce del mundo.

Su pene, su gran pene entra después de minutos tenebrosos, grito, me retuerzo de dolor, ellos ríen a carcajadas mientras mis gruesas lagrimas me acompañan en mi soledad, el dolor es tanto que siento que me mantiene tan despierto, es punzante y ardiente, siento como si mi piel fuera desgarrada con las uñas, como si un cúter pasara por mis antebrazos haciéndolos sangrar, como si algo sumamente caliente se posara en mi piel y la atravesara con tanta potencia.

—¡Por favor, basta! ¡Basta! ¡Basta-h! —Las uñas de mis manos se entierran en mis palmas, todo se siente tan aturdido. —¡Ah, oh, Dios! ¡No! ¡Para, para-h!

No puedes parar un rio

Que lleva un camino fijo,

No puedes parar el viento

Que te acompaña hasta tu último aliento.

El dolor no es la eternidad

Pero tu pecado lo es,

El llanto pasará,

Pero en tus sueños lloverá

Despertaras con sensaciones tan fluyentes,

Tal vez la decadencia te ayude en tu final.

Y si el agua te corta,

Deberías de ahogarte en el viento.

Vuela, vuela, vuela,

El destino te guiará a tu nueva vida.

Sus fuertes manos atrapan mi cuello, ejercen tanta presión que mi rostro se inflama, siento las bolsas de mis ojos levantarse y mi nariz ponerse caliente, mis ojos lloran pidiendo aire, él me suelta y yo puedo respirar una vez más. Me da un fuerte golpe en mi rostro, ladeando mi cara hacia la derecha, uno más se posa en mi frente, rápidamente se siente tibio, me da una patada en mi vientre desnudo, mis manos van hacia ahí lo más rápido que pueden, mis brazos por completo están llenos de sangre y moretones de distintos colores, los golpes son tan fuertes que tardan más en regenerarse.

Como puedo logro sentarme con las piernas de mariposa, los hipidos son tan bajos que muy a penas se pueden escuchar. La cabeza me mata de dolor y todo a mi alrededor da vueltas.

Uno de ellos toma mis hombros y me tira al suelo, me deja estático, otro se avienta encima de mí, quiere tomar mis piernas para abrirlas, pego un gran grito y comienzo a moverme de un lado hacia el otro, logrando que tenga que ejercer mas fuerza para atrapar mis rodillas, pataleo mientras jadeo nervioso, con mis manos rasguño al tipo que me tiene por los hombros, con mi pie derecho doy golpes en el estómago del que está entre mis piernas, me muevo tanto que es necesario que un tercero tome mi pierna derecha.

El sujeto logra inmovilizar mi pierna izquierda, el otro sujeta mi pierna derecha arriba del hombro del elfo oscuro. Aprieto mis dientes lo más fuerte que puedo, veo a ese asqueroso ser.

—No, no por favor.

La estocada es tan fuerte que me hace gimotear, me lleno de lágrimas, un fuerte golpe en la cabeza me deja desorientado.

—Loki, eres tan hermoso.

Mas estocadas sin ritmo surgen, es como si alguien estuviera jugando con un palo metiéndolo en la tierra sin parar hasta hacer salir a algún animal para golpearlo con el mismo, son seguidas y fuertes, nada queda afuera, todo su falo entra siendo estrujado por mis paredes vaginales, llenándose de carmín.

—Loki, me encanta sentir tu cuerpo, eres tan delgado, fino y blanco, me encanta lo blanco de tu piel, puedo ver cada marca que te hago, eso me hace sentir excitado.

Toman mi quijada abriéndola lo más que se puede, el mismo elfo que tiene su pene dentro de mí, mete sus delgados dedos con sus uñas tan largas en mi garganta, lastimándome y provocándome arcadas, sus dedos salen llenos de saliva, juguetean en mi plano pecho.

Y ahora está él, Thanos me tiene entre sus brazos, sus gruesas manos están en mi cadera desnuda, siento como si el aire faltara, mi respiración se vuelve cortante, sus manos viajan hasta mi trasero. Él me sonríe, yo cierro los ojos…

—¡Ahh!

ǂ ǂ ǂ

Un fuerte dolor en el vientre me hace hacerme bolita en el pedazo de madera que tengo como cama, gimo por lo bajo no tratando de despertar a nadie, ya es noche y el dolor en mi vientre no ha parado desde hace unas horas.

El primer dolor fuerte ocurrió cuando estaba pescando algo para los vendedores, solo duró unos segundos, el segundo dolor vino cuando estaba escalando una montaña para atrapar a un gran gato, mascota de uno de los gigantes, duró como mucho dos minutos, el tercero vino acompañado con un poco de sangre, este ocurrió cuando fui al baño, después de ahí fueron punzadas fuertes, pero desde hace una hora que estoy con un dolor intenso en el vientre y siento húmedo.

—¡Oh, por Odín! —Grito muy bajo.

Mi rostro está cubierto de lágrimas, el dolor es un fuerte zumbido.

—Te odio, te odio tanto, ¡Te odio! —Golpeo mi vientre con toda la fuerza que tengo.

El dolor se intensifica, pero es algo que no me importa, los golpes que le doy a mi propio cuerpo son continuos, grito despavorido, solo quiero que este dolor punzante desaparezca y todo es culpa mía.

Un guardia me toma con facilidad, me saca de entre las sábanas y me deja de pie mientras mi cuerpo se detiene entre sus brazos alzados, mis piernas flexionadas tiemblan.

—¿Loki? —Laufey entra, lo veo directo a los ojos.

—Haz que se detenga, por favor. —Le suplico entre llantos.

El guardia me deja caer de golpe al suelo, grito. —¿Qué pasa? —Tomo mi vientre abultado entre mis manos.

—Me duele mucho, me duele demasiado. —Digo con falta de aire. —No lo soporto, quítamelo, quítamelo. —Restriego mis uñas entre mi piel azul.

—Basta, no hagas eso. ¿Qué sientes?

—Mucho dolor, mucho dolor. —Aprieto mis dientes sintiendo otra punzada. —¡Ah! ¡Ah! ¡Por Odín, que esto pare!

Laufey se acerca demandando luz cercas de mí, todo mi cuarto está a oscuras, pero las lámparas son encendidas una a una. Uno de los gigantes acerca dos a mi lado, Laufey toma mis piernas y con cuidado retira la parte delantera de mi taparrabo, la tela que cubre mi pene y vagina está manchada con un tono oscuro; sangre.

—¿Desde cuando estás sangrando? —Me dice.

—¡No sé, mucho rato! —El dolor me hace alzar la voz.

—No tenemos curanderos que puedan ayudarte, todas las cosas aquí son demasiado grandes para ti. —Desesperado golpeo cuna vez más mi vientre. —¡No! Espera. —Laufey toma mis manos entre su grande mano izquierda. —Buscaré una solución.

Perderás lo poco que es tuyo,

Una vida a cambio de otra,

¿Quién la dará?


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