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Lunas Frias por Silence Tsepesh de Lenfet

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Cuando el auto se apaga, solo hay silencio.


Solo hubo silencio cuando subimos al auto, con Eddie apresurándonos con gestos.


Silencio cuando le arrojo ropa a Donelly.


Silencio en el camino desde esa calle hasta la clínica. Estábamos muy lejos de aquí, es lo único que note del camino.


— debemos bajar del auto— Eddie habla, pero no hace el intento por bajar. De hecho, ninguno hace el intento por bajar hasta que otro auto pasa y sus luces nos iluminan y es cuando Eddie abre su puerta. Desde el auto miro como abre la clínica, y finalmente me bajo. Me duele todo, cada movimiento que hago me da un nuevo punto de dolor. Perdí un zapato en algún momento ¿fue cuando corría o cuando estábamos en la calle? No puedo recordarlo, pero verme caminar con un zapato me hace reír. Dejo de hacerlo cuando Eddie me mira de forma rara.


— es que perdí un zapato, no sé dónde está— Explico, creo que no ayuda a tranquilizarle. Arrastra un colchón pequeño desde el escritorio de Gabriela hasta entrar a una de las salas donde hacen operaciones o cosas más serias.


— déjala durmiendo allí— me dice después de que lo acomoda— y tú se sientas allí— me señala la camilla o al menos lo que parece una ¿no es esto para animales? No tengo fuerzas para pensar o hacer otra cosa que no sea seguir órdenes— iba a llevarte al hospital pero ya no estoy seguro de que tan buena idea sea eso ¿tienes alguna herida seria? Porque de ser así nos vamos al hospital ¿te golpeaste la cabeza?


— no.


— ¿alguna herida profunda?— me encojo de hombros, lo que hace que me duela la cabeza.


— no lo sé, no… todo es confuso— escucho su suspiro.


— quítate la camisa y los pantalones. Y tú, espera en esa silla— cierro los ojos y hago lo que me dice. Siento la presencia de Donelly en la sala, silencioso. Me dejo llevar por la nada, incluso la voz de Eddie mientras me revisa las heridas me parece lejana. Pierdo por completo la noción de todo hasta que el ardor me hace saltar, quejarme y abrir los ojos— lo siento, estoy desinfectando.   


— está bien— ha conseguido limpiar mis manos, ya no están sucias ni sangrientas. No quiero concentrarme en mis heridas, porque hace que duela más. Hay música sonando, algo muy ruidoso aunque a un volumen bajo. Me concentro en la música, y en Eddie trabajando porque es más sencillo eso que el dolor. Nunca he estado antes en este lugar ni observando cuando alguien se lastima aunque lo escuche muchas veces, pero a favor de Eddie parece saber lo que hace, sus manos no tiemblan ni hay duda en sus movimientos.


Donelly sigue sentado en la silla que le indicaron, mirando a la nada. No ha dicho ni una palabra desde… desde…


— ninguna herida se ve profunda, no necesito suturar— otra vez me concentro en sus manos y por eso veo el temblor justo cuando llegan a mi tobillo— tal vez… tal vez no… tal vez ya estaba… y no vas a…— no sé qué decir, aun siento que estoy viendo esto desde lejos, que no soy yo quien está aquí. 


— no funciona así— la voz de Donelly sigue ronca.


— ¿Cómo lo sabes? Realmente, realmente no quiero ofenderte pero tu estabas como un poco lobo salvaje… dios eso suena horrible— gime. Entonces noto que no esta tan calmado como parece, su cara esta pálida y se esfuerza por qué no le tiemble la voz ni las manos. Quizá está a punto de tener una crisis de pánico— digo cosas así cuando estoy muy nervioso, lo siento.  


— no hay nadie más— observo, la atención de los dos se centra en mí— no has llamado a los demás.


— no. apague mi teléfono— los ojos de Eddie bajan a mi pierna y con un suspiro, se agacha.


— ¿Por qué?


— porque no sé cómo comenzar a explicar todo. No es peor que lo del año pasado, pero…— siseo de dolor cuando el desinfectante toca mi piel— no es una herida grave. Ya sé que no es lo que quieres escuchar, pero primero necesitaba saber que estas bien, que tus heridas no eran serias y valorar si ir al hospital. Si vienen los demás será imposible hacerlo, por eso no los llame. Después… después… bueno ¿Qué demonios paso? Necesito que me expliquen, ambos— algo se filtra despacio a mi memoria.


— quise huir— Eddie pone los ojos en blanco— no quería quedarme aquí y que se llevan a Nell.


— eso nunca hubiera pasado, pero sigue.


— fui a la estación de autobuses, estaba listo pero no pude irme. Ella estaba allí… la mujer rubia, Mariam. Hablamos, decidí quedarme y ayudarla porque ella tampoco tiene un hogar— quiero seguir esa parte porque es la parte segura, pero las palabras vienen solas— él llego, quería… Mariam me ayudo a huir, corrí pero solo llegue allí. Hice lo que pude.


— lo sé, lo hiciste.


— entonces llego— miro a Donelly. Nos está mirando. Y esto no está bien, Eddie no es el único que podría sufrir una crisis ahora mismo. Somos tres adultos intentando no entrar en pánico. Me rio de nuevo.


— tu… ¿Qué paso?—  me sorprende la cautela de Eddie, hasta que recuerdo que él tampoco conoce a Donelly, al menos no al humano Donelly.


— no puedo recordarlo… no recuerdo nada hasta estar en la calle— oh, oh, parece a punto de caer en la desesperación. Eddie también lo nota, porque se levanta, atrayendo toda la atención.


— está bien, ya resolveremos eso. Tú sabes quienes somos ¿no?


— Eddie. Killian. Nell— lo que sea que haya intentado Eddie no parece funcionar, la desesperación nubla la expresión de Donelly— ¿Cómo sé eso?  ¿Qué está pasando? Lo mordí, eso lo recuerdo, pero fue un accidente, no quise ¡Yo no quise hacerlo! Yo quería ayudar, solo quería ayudar…


— lo sé— hablo sin pensar— tu nos salvaste, a Nell y a mí. Gracias.


— ¡Pero ahora tú vas a…!— me estremezco. Nell se remueve, dándose la vuelta para acomodarse y meterse un dedo a la boca— lo siento.  


— es mejor a terminar muerto— mi voz suena sombría.


— lidiaremos con eso— Eddie me pasa un vaso de agua y pastillas que no se dé donde saco— son para el dolor, y para humanos. Si estamos calmados, iré a llamar a los demás— cierro los ojos otra vez, quiero acostarme y dormir. Acostarme junto a Nell y Lon…ah, quiero verlo.


 Debí dormirme, porque no recuerdo haberme acostado. Aun siento dolor, pero no tan intenso. No parece que me haya dormido mucho tiempo, Nell sigue dormida y no hay alboroto. Ya no hay música, solo escucho voces, voces bajas que me cuesta entender palabras. Vuelvo a cerrar los ojos. Es demasiado, no puedo creer que esta mañana decidiera irme ¿no fue hace semanas? Me quedo inmóvil, sintiendo el dolor en mi cuerpo: me duelen los brazos, punzadas ardientes. El tobillo que me torcí es casi insoportable si lo muevo. Al menos el dolor de cabeza se ha ido.


— está despierto— una mano me toca.


— ¿Cómo te sientes, Killian?


— como si me hubiera pasado encima un tren ¿Cuánto tiempo dormí?


— diez minutos— eso explica porque no hay nadie aquí— hemos estado hablando de lo que haremos cuando lleguen los demás ¿quieres… explicar algo? yo puedo decir lo que dijiste si te sientes cansado o no quieres hacerlo— miro a Donelly. Decirles a todos que ya no es un lobo no debe ser fácil de asimilar.    


 — ¿puedo esperar a que llegue el momento? creo que podría quedarme dormido otra vez.


— y nadie te lo impedirá. Los… sabrán que te mordieron. No vamos a ocultarlo.


—… ¿voy a convertirme?— el silencio del lugar ayuda a que mi susurro se escuche— ¿no podría haber una posibilidad de que no pase?—he intentado evitar pensar en eso, si pienso en otras cosas esa realidad no me aplasta. Pero ya no hay en que más pensar— la herida no es grande.


— en eso tienes razón. Nunca he recibido a alguien a quien recién mordieron, solo los que… ya llegaban como lobos. Tenemos unos días antes de que…— Eddie golpetea con los dedos— Donelly seguía siendo un lobo cuando te mordió, tiene muchos recuerdos de cuando estaba en esa forma pero parece que no tiene conciencia, solo están allí y por eso sabe cosas como quienes somos y recordaba morderte. Lo siento, no parece haber error. Tienes ropa allí— a mi lado hay una camisa blanca y unas bermudas muy coloridas. Me las pongo lentamente, tomándome mi tiempo para evitar el dolor.


— entiendo ¿Qué es lo… que va a pasar?— sé que eso está en el cuaderno, pero no puedo recordarlo, mis pensamientos siguen girando en todas direcciones o dejándome la mente en blanco.


— pues…— se hace el silencio cuando escuchamos un rechinido largo y estridente que se detiene justo en lo que parece ser la entrada— vaya, esperaba tener algo más de tiempo. Killian si quieres dormir hazlo, yo cuidare de Nell.


— gracias— con un suspiro lo veo salir y cerrar la puerta despacio. No entiendo que está haciendo hasta que escucho la puerta de la entrada abrirse con mucha fuerza.


— alguien llego— hasta que no escucho la voz de Rowan, sé que es él aunque después de la reacción de Eddie debió ser obvio. Otra vez, concentrarme en otra cosa me ayuda.


— ¿¡Estas bien!?— nunca escuche tal tono de pánico y enojo en la voz de Rowan.


— ya te dije que estoy bien.


— hueles a sangre. Sangre humana.


—… no es mía— hay un sonido ahogado y sordo ¿Rowan abrazo a Eddie?— espera, espera. Yo estoy bien pero hay algo… que tienes que saber. Dos cosas, en realidad.


— no importa.


— ¡Si importa! Dios, no hay forma bonita de decir esto: Mordieron a Killian— silencio, luego lo que parece un gruñido— sí, Nell está bien, él también está bien dentro de lo que podría decirse bien.


— está bien, no hay riesgo de que se convierta, no había un salvaje… ¿Eddie?


— fue un accidente, él solo quería ayudarlo. Lo ayudo. Donelly lo hizo.


— ¿Donelly? ¿Qué hacia afuera? ¿Por qué no…? no es bueno, tenemos que buscarlo, no puede estar suelto por la ciudad.


— no lo está. Él esta…  escucha, cuando llegue él ya no era un lobo— la puerta se abre tan de pronto que me hace saltar en mi lugar. Sus ojos recorren todo el lugar, centrándose en Nell, en mí y finalmente en Donelly.


— Rowan…—Se pone de pie torpemente, a Rowan le toma dos pasos llegar y abrazarlo. Un abrazo que sin duda dejaría sin aire a cualquiera que no pueda convertirse en lobo. Eso envía otro temblor por mi cuerpo.


— Donnie— Eddie les hace ir a otra sala y otra vez nos quedamos en silencio aunque me parece escuchar susurros.  Cierro los ojos otra vez. Despierto cuando escucho un golpe, no sé si lejano o no. Nell ya no está en el lugar donde la deje y el pánico me llena la boca. Bajo los pies y me arrepiento cuando siento el dolor subiendo por mis piernas.


— solo déjame pasar.


— lo hare, pero necesito, escúchame, necesito que te calmes. Si entras allí lo harás calmado— otra vez siento pánico cuando escucho la conversación, sé que es Eddie… Y Lon queriendo entrar. Al pánico se le une la vergüenza abrumadora que me hace desear mantener la puerta cerrada— no dejare que entres si no te calmas.


— no puedes impedírmelo.       


— puedo y lo hare— la voz de Eddie suena más amenazante ahora. Lon parece notarlo también, porque resopla. Pasan unos momentos en silencio— mucho mejor. Estaré aquí, entrare a sacarte si considero que no estas tan calmado— la puerta se abre tan de golpe otra vez que salto en mi lugar. No me da tiempo para pensar en que decir, en si meterme bajo la camilla servirá de algo. Siento que pude haberme quedado mirando a Lon en la puerta durante horas.


— lo siento— las palabras que salen de mí no me sorprenden. De verdad lamento mucho haber huido. La expresión de Lon es molesta, y espero un largo regaño, un reclamo… no espero que cruce la distancia en dos pasos y me abrace. Me quedo sin aire, no por la fuerza.


— estas bien, estas aquí— murmura, siento su boca rozar mi cuello, mi mandíbula. Sus manos tiemblan en mi espalda.


— perdón.  


— ¿Por qué pides perdón? No has hecho nada malo, dios, Killian, estaba volviéndome loco sin saber de ti. Yo soy quien tiene que disculparse, debí haber estado contigo, me debí dar cuenta de que esto era demasiado para ti. Me di cuenta muy tarde— cierro los ojos y me dejo ir.


— Nell está bien.


— lo sé, está durmiendo, la vi antes de venir.


— Donelly me mordió— la voz me tiembla— nos salvó, y fue un accidente, pero… pero…— el abrazo se vuelve más firme, más fuerte. Es como si intentara evitar que me rompa en pedazos— no saben si yo voy a… no quiero lastimar a nadie ¿y si no puedo volver a ser humano? ¿Tendré que estar en una jaula? ¿Qué pasara con mi trabajo?— jadeo, incapaz de seguir cuando el miedo que había estado conteniendo desde la calle finalmente se desborda. Las manos de Lon me sujetan las mejillas.


— respira. Todo está bien, Killian, mírame. Eso es, todo está bien, Nell está bien, tu estas bien. Vamos a estar bien.


— va—vamos… ¿te quedaras conmigo?


— nadie va a convencerme de lo contrario— su mano pasa de mi mejilla a mi cabello en lentas caricias que me hacen temblar— estaremos bien, todos lo estaremos. Volveremos a casa, acostaremos a Nell y si quieres te darás un baño o puedes ir directo a la cama y dormiremos hasta tarde, te hare el desayuno y jugaremos con Nell.    


— ¿eso haremos?


— Sí. Solo nosotros ¿te gusta?


— sí, pero los demás…


—los demás pueden esperar— un suspiro tembloroso se me escapa. Me aferro a Lon, a lo que me está dando en ese momento.


— no pude irme, no pude… lo intenté, estaba allí y no pude ni comprar un boleto para irme.


— no tienes que explicarme nada, Killian. Creo que comprendo lo que paso y no estoy molesto contigo— debería, si no me hubiera ido, si tan solo hubiera esperado a que resolvieran todo, Nell no hubiera estado en peligro, no estaría herido ni…— no, amor, nadie va a culparte o reclamarte por esto.


— pero es mi culpa…


— no hiciste nada malo, pero por favor la próxima vez que quieras huir de aquí dímelo y te acompañare a donde quiera que vayas.


— lo siento.


— hablo en serio, Killian— quiero creerle, de verdad quiero creer que todo estará bien, que no va a pasar nada malo y que todo termino.  


— ¿Qué pasa si no te gusto ahora?  Si nosotros no… si yo cambio…


— no puedo asegurarte eso, te quiero ahora y pretendo quedarme todo el tiempo que me permitas— su mano sigue acariciándome el cabello de forma tan suave que duele— solo recuerda que ya no estás solo, no tienes que lidiar con todo tu solo… Umm, Umm, voy a recordarte eso todos los días desde ahora— cierro los ojos, ya no soy capaz de hacer nada, de intentar nada— ¿Killian?


— estoy cansado.


— fue un día largo— suspiro y niego.


— no hablo del día. Es todo… mis padres, el accidente, vivir en la calle… estoy cansado de eso. He perdido todo, no tengo nada más, y ya no puedo más con eso— tan cansado y tan solo, luchando contra todo, conformándome con lo que sea que me fuera arrojado.


— ya no más, Killian. Ya no más— los brazos de Lon están temblando, y escucho un ruido como jadeos— está bien,  está bien, hazlo, puedes llorar— quiero decirle que no voy a llorar, pero me doy cuenta de que el temblor no es de Lon. Mi vista se pone borrosa y húmeda. A pesar de la fuerza del abrazo, es muy cálido y realmente es como si quisiera mantener unido lo poco que me queda. Es eso lo que al final termina por llenar mis ojos.


Y lloro.


Solo lloro porque estoy cansado, porque no es justo, porque estoy asustado.


Lloro y no puedo parar, ridículo pero es como si todas las lágrimas que no llore todos los años se amontaran para salir.


no hay pañuelos, ni palabras de consuelo, y eso me alivia porque no soportaría tener eso ahora mismo. La camisa de Lon esta húmeda donde está mi cara, su abrazo sigue firme.


Suspiro y cierro los ojos. Aun siento lágrimas en mi cara, pero no es la misma crisis de llanto que inicio con la diferencia de que me siento peor, más cansado y el dolor de cabeza volvió en una punzada desagradable en mis sienes.  


— estoy asustado— digo, porque lo otro es disculparme, y no quiero seguir pidiendo disculpas. Estoy cansado de disculparme. 


— lo sé.


— ¿Qué va a pasar ahora conmigo?— Lon suspira, sus manos comienzan a frotar mi espalda en movimientos tranquilizadores, relajantes.


— ¿quieres escucharlo ahora?— muevo la cabeza— enfermaras, una fiebre muy alta que podría hacerte delirar y no sabrás lo que es real o no. cuando pase te sentirás bien, hasta que sea momento de… del cambio.


— con la luna— murmuro, recordando las anotaciones.


— sí.


— no sé cuánto falta para la luna llena.


— diez días.


— diez días— repito, más adormilado. No pensé que pudiera estar más cansado después de todo pero llorar me ha dejado un nuevo nivel de cansancio.


— ahora solo vamos a esperar.  Todo va a mejorar, Killian, espera y veras— suspiro y dejo que el cansancio me gane. Me siento seguro ahora, aunque estoy asustado, ahora hay alguien que impide que me rompa en pedazos.     


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