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POCION por Orseth

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Notas del capitulo:

!!!HOLA A TODOS!!!... NUEVAMENTE ESTOY AQUI CON NUEVOS CAPITULOS, INTENTE HACERLOS MAS LARGOS, ASI QUE HABER QUE SALE... SIENTO NO CUMPLIR CON LO QUE HABIA DICHO, ESO DE ACTUALIZAR LOS LUNES, PERO LO QUE SI HE CUMPLIDO (Y NO PODRAN NEGARMELO) ESQUE UNA VEZ A LA SEMANA ACTUALIZO... BUENO, DEJARE DE DIVAGAR Y... ¡¡¡AH LEER SE HA DICHO!!!

 

CAPITULO 13

 

 

            Draco se quedó de una pieza con la caja en una mano y la nota en la otra, luego levanto la tapa y encontró once chocolates, de la docena qua había, uno faltaba; tardo unos segundos en reaccionar, y cuando lo hizo, se levantó de un salto murmurando entre dientes:

            -¡pero...!  ¡¿Cómo se atreve?!...  -acto seguido, arrojó la caja al cesto de basura.

            Rato, después, en el comedor, Harry hacia su entrada muy quitado de la pena, y en la mesa de las serpientes se encontró con la mirada asesina de Malfoy, mirada que intimidaría a cualquiera, a cualquiera menos a Harry Potter, quien a pesar de ser de carácter tranquilo y afable, la vida lo había forjado de manera ruda; Malfoy se levantó seguido por Pansy quien le hizo un comentario que lo hizo reír; pero al pasar junto a la mesa de los Griffindor, levantó la barbilla en un gesto despectivo y pasó de largo.

            A Harry le entraron unas ganas tremendas de reír, y pensó mientras bebía su jugo de calabaza:

            -¡Quien iba a decir que molestar a Malfoy iba a ser tan divertido!... de haberlo sabido, lo hubiera hecho desde antes.

            Lo siguiente fue una caja de ranas de chocolate, de la cual dieron cuenta Crabbe y Goyle, luego una docena de plumas de caramelo, de las cuales, Pansy fue la ganadora; también una caja de grageas de sabores, caja que fue a dar a manos de Zabini; flores, dulces, cajas de música y un sin fin de obsequios que Malfoy ya no hallaba donde aventar.

            -¿De cuándo acá tan generoso, Draco?  -preguntó Zabini degustando unos pastelillos en forma de caldero que Malfoy le había dado.

            -¿Qué no puedo o qué?  -respondió de mal humor el interpelado.

            -Digamos que no sueles ser muy dadivoso.

            -¿Los quieres o no?

            -¿Quererlos?... ya hasta me los comí.

            -¿Quién te los está obsequiando, Draco?  -preguntó Pansy con una sonrisa mientras se recostaba en un sofá de la sala común.

            -¿Obsequiando? -Preguntó Draco con el ceño fruncido-  nadie, ¿Por qué?

            -¿Cómo porque?... -respondió Pansy-  tu dormitorio ya parece lechuceria.

            -Es eso... -dijo Zabini-  o Honeydukes piensa traspasarse a Hogwarts.

            -Están locos,  -respondió Draco poniéndose cada vez mas de mal humor.

            -Las gominolas cubiertas de azúcar estaban deliciosas.  -dijo Goyle.

            -¿Gominolas?  -exclamó Draco-  ¡pero si las tiré al cesto de la basura!

            -Lo sé,  -respondió Goyle muy quitado de la pena-  las saque de ahí.

            -¡Que asqueroso!  -dijo Pansy.

            -¿Asqueroso porque?  -se defendió Goyle-  Draco no siquiera rompió el empaque.

            -Como sea... -intervino Zabini con sonrisa maliciosa-  alguien le está enviando todo esto al joven mago aquí presente... la pregunta es... ¿Quién?

            -Estas delirando.  -dijo Draco.

            -¿Tu crees?... mi cama esta junto a la tuya... veo como rompes las notas que  acompañan los paquetes.

            -Pues que entrometido.  -dijo Draco poniéndose de pie.

            -¿Ya te vas?  -dijo Zabini divertido.

            -Si... aquí no se puede estar en paz.  -respondió Draco saliendo de la sala común.

            Una tarde, estando en plena clase con la profesora MacGonagall, un pequeño canario de cristal con una pequeña nota en el pico, voló hasta el pupitre de Draco, éste, sabiendo de quien venia, miró hacia atrás y miró a Harry, quien le sonreía al tiempo que le guiñaba un ojo.

            Draco tomó el pequeño pájaro y discretamente, lo apretó en su puño convirtiéndolo en pedacitos que dejó caer al piso mientras le sonreía burlonamente a Harry.

            Harry metió la mano en su bolsillo y sacó otro pájaro que con solo soplarle un poco, Salio volando rumbo a Malfoy, quien lo miró sin poder evitar la sorpresa en su rostro. El pajarillo voló hacia él, quien se volvió rápidamente mirando discretamente a los lados.

            Los demás alumnos, o estaban anotando lo mejor que podían cada palabras de la profesora, entre ellos Hermione o fingían poner atención con cara de zombies, mas dormidos que despiertos.

            El pajarillo aterrizo en el pergamino de Draco, quien rápidamente lo aplasto con el puño ocasionando que los que dormitaban despertaran de un salto, y que los demás voltearan a verlo.

            -¿Algún problema, señor Malfoy?  -preguntó la profesora MacGonagall mirándolo con expresión inquisidora.

            -Ningúno profesora.  -respondió Malfoy con toda tranquilidad.

            -Me alegra saberlo.  -dijo ella volviendo a su tema no sin levantarle una ceja con expresión de advertencia.

            En eso, otro pajarillo volvió  a aterrizar en los restos del que acababa de ser aplastado, entonces Malfoy volvió a pulverizarlo con su puño.   

            -¡Diez puntos menos para Slytherin!  -gritó una exasperada profesora- ¡y una redacción de tres pergaminos sobre las propiedades y beneficios de las fases lunares en los animagos!  -Draco arrugó el ceño pero no dijo nada, entonces La profesora dijo: -¿entendió Señor Malfoy?

            -Si profesora.  -respondió Malfoy mirándola fijamente.

            Una pequeñísima punzada de culpabilidad asomó en el corazón de Harry, culpabilidad que se esfumó al ver a Malfoy quedarse quieto en un gran esfuerzo de autocontrol; eso le hizo recordar las muchas veces en que era Malfoy quien lo molestaba haciéndole perder puntos con Snape, profesor de pociones, quien en esos momentos se encontraba de viaje por indicaciones del profesor Dumbledore, (quien por cierto no murió) recolectando ingredientes casi imposibles de encontrar; entonces, metió la mano a su bolsillo, y cuidando no ser visto, envió un cuarto pajarillo al lugar de Malfoy; quien en esta ocasión no lo rompió de un golpe, sino que se limitó a quitarle el papelito del pico y leerlo.

 

"Eres como el café...

Dulce...

Caliente...

Y me quitas el sueño..."

 

H.P.

 

            Draco se levantó de golpe ocasionando que su frasco de tinta cayera al suelo rompiéndose en pedazos.

            -¡Señor Malfoy!  -grito la profesora-  ¡fuera!

            -¡Pero...!

            -¡Dije "fuera"!  -repitió la profesora MacGonagall con voz enérgica.

            Draco tomó sus cosas y sin mirar hacia donde Harry se encontraba, salió con paso firme.

            Rato después, al terminar la clase y al ir caminando por los pasillos, Ron dijo:

            -¿Qué le habrá pasado al hurón que estaba todo loco?

            -Ni idea... -dijo Hermione-  pero me alegro de que lo hayan castigado... me recordó viejos tiempos.

            -A mi también,  -dijo Harry-  cuando Snape nos castigaba por su culpa.

            -Por cierto Harry, -dijo Hermione-  ¿Cómo vas con ese asunto?

            -¿Cuál asunto?

            -El de la chica misteriosa... ¿han dado fruto tus esfuerzos?

            -Pues tanto así como frutos... pues no... pero yo al menos me he divertido bastante.

            -¿Cómo es eso?  -preguntó Ron extrañado.

            -Yo me entiendo.  -Dijo Harry caminando con las manos en los bolsillos-  pero si me gustaría ver mas resultados.

            -Es que cada vez lo confirmo mas... -dijo Hermione-  a ti lo que te gusta es un trol.

            -Si... -dijo Harry sonriendo-  definitivamente es un trol.

            -¿Y que piensas hacer?... -dijo Hermione- se me ocurre esto....

            -Haber, cuéntame.

            Rato después, formados para entrar en clase de astronomía con el centauro Firenze, Harry dijo:

            -Aunque no lo creas, ya se me había ocurrido.

            -¿En serio?  -dijo Hermione sorprendida.

            -Claro,  -respondió Harry arrugando el ceño-  te sorprendería todo lo que he cambiado.

            Una semana después, yendo Harry a su entrenamiento de Quidittch, al doblar la esquina de un pasillo solitario, Sintió una mano en el hombro y una fuerza que lo tumbo de bruces.

            -¡Auch!... -se dolió mientras recogía sus gafas y se ponía de pie-  ¿Por qué no simplemente me pides que hablemos?  -dijo Harry viendo a Malfoy a un par de metros de distancia.

            -Detén esto... -dijo Malfoy con rostro serio.

            -¿Detener qué?  -preguntó Harry con gesto inocente al tiempo que sacudía su ropa.

            -Vamos Potter... no te hagas el idiota... sabes a que me refiero.

            -Pues no... ¿a qué te refieres? 

            -¡Mira Potter...!  -dijo Malfoy acercándosele a grandes zancadas-  ¡deja de tratarme como a tu noviecita!... ¡no soy una de esas estúpidas niñas que se mueren por ti!, ¡así que deja de tratarme como a una chica!

            -¿No te gustaron los chocolates?  -dijo Harry cruzándose de brazos- entonces dime que es lo que te gusta y te lo regalare con un gran moño, ¿te gustaría?  -termino de decir Harry preguntándose hasta donde llegaría la paciencia del Slytherin.

            -¿Crees que es gracioso?  -pregunto Malfoy.

            -¿Tengo que contestar  eso?  -dijo Harry acercándosele.

            -Si me tocas...

            -Si, si, ya se... -dijo Harry recogiendo su escoba del suelo- pero no te preocupes... si quieres que me detenga, lo haré.

            -¿Eh?  -exclamó Draco creyendo haber oído mal-  ¿Qué dijiste, Potter?

            -Eso... -dijo Harry tranquilamente-  que si quieres que pare todo eso... pues lo haré.

            -Si crees que con eso me engañas para que me quite el hechizo repelente...

            -Quédatelo el tiempo que quieras, -dijo Harry comenzando a caminar hacia el campo de Quidittch-  la verdad esto fue divertido por un tiempo, pero todo termina... quédate con todo lo que te regalé y espero que guardes un buen recuerdo de mi.  -dijo Harry guiñándole un ojo al tiempo que le daba la espalda y se alejaba con paso tranquilo pero firme.

            Draco se quedó de una pieza, la conversación que acababa de tener, no fue para nada lo que había imaginado; se imagino a un patético Potter queriendo tocarlo, aun patético Potter suplicándole amor... pero lo que encontró fue todo lo contrario, así que sintiéndose desconcertado, volvió sobre sus pasos sin saber que pensar.

 

 

 

 


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