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Retroceso por K BL

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Notas del fanfic:

https://www.facebook.com/suju.exo21?ref=tn_tnmn

Agreguen, ese es mi roll 

Soy Chen ewé 

Este fic esta dedicado y hecho especialmente para; 

Mi appa Minho y hermano Soo. 

Los amo a los dos *-*

14 de enero de 1994

Un joven castaño de unos 18 años entraba a un quirófano de emergencia, su abultado abdomen estaba comenzando a ponerse firme, duro y a perder vida, su semi inconsciente ser viajaba en una camilla al tiempo que sostenía la mano de un joven moreno de ojos grandes. Los doctores, anestesiólogos, cirujanos y enfermeras apartaron al moreno pidiéndole que se quedara fuera a esperar a que ellos terminaran su trabajo, pues hasta ahí les podía acompañar.

El joven moreno estaba parado en estado de shock fuera del quirófano, su impaciencia era inmensa, sus ganas de volver a ver a su pareja eran notables, pero algo le decía que no lo volvería a ver.

Mientras tanto dentro de aquella sala de hospital, en aquel quirófano los cirujanos hacían una cesaría de emergencia, el cuerpo del rubio reposaba mientras ellos hacían su trabajo. El constante pitido de aquel electrocardiograma comenzaba a frustrar a las enfermeras. Las cosas se estaban complicando, ellos conocían que aquel embarazo era de alto riesgo y ahora estaban pagando las consecuencias; ahora tenían que salvar la vida de la madre o del pequeño, pero por ética médica tenían que luchar por la vida de la madre.

Guantes de látex completamente manchados de sangre, la sala iluminada tenuemente, de aquel característico tono blanco, hombres y mujeres luchando por salvar la vida del progenitor, del joven castaño que permanecía inmóvil. El calor era intenso, pero de pronto sintieron una brisa helada golpearles la nuca.

Lograron obtener al producto con éxito, pero un fuerte pitido les informo lo peor. Un mal corte a la hora de retirar al producto hiso el daño. Por empecinarse a retirar al producto y sacarlo con vida descuidaron a su progenitor. El electrocardiograma marcaba una línea recta y el pitido que producía era escalofriante, una vida se estaba perdiendo ahí, una vida que se les iba de las manos.

Todos ahí dentro se alarmaron, intentaron traerlo de vuelta, lucharon por mantenerlo con vida, pero ya no tenía pulso, ya no respiraba y su corazón no latía. Su rostro pálido y demacrado junto a su delgado cuerpo, estaba frío e inerte ya sin vida.

Sus ojos cerrados y sus labios ligeramente separados, su mano en la que tenía el suero, el cabello que descansaba sobre su frente sudada, sus facciones angelicales ya sin color, sin vida.

Los médicos hicieron todo lo que pudieron, pero no fue suficiente, pues perdieron la vida de aquel joven castaño de facciones angelicales, pero lograron salvar y traer con vida al producto, a aquel hermoso bebé de piel ligeramente obscura y llanto escandaloso; aquel hermoso bebé que era idéntico a su progenitor.

El joven moreno estaba esperando impaciente, sus mejores amigos estaban ahí, uno rubio de facciones felinas y un bajito castaño. Sus vistas estaban fijas en la puerta de aquella sala, justo cuando se abrieron apareció el cirujano en jefe, el encargado de la operación, su rostro inexpresivo y ojos fríos no le decían nada, inmediatamente caminaron hacia aquel hombre de bata blanca.

-El señor Choi- pregunto el médico, entonces el moreno salto al frente, dando la cara.

-Si soy yo.- Índico el moreno con voz ronca y expresión preocupada.- ¿Cómo esta él bebé?- pregunto.

-Tuvo un varón de 3.300 kilogramos en perfectas condiciones.- informo con calma, mirando al moreno a los ojos.

Entonces los tres jóvenes comenzaron a vitorear y sonreír airosos, emocionados. Pero sintió una punzada en el pecho, cerca del corazón aquel moreno, presentía que algo malo paso. El medico solo los observaba y esperaba a la pregunta que el moreno estaba formulando en su mente.

-¿Y cómo esta él?- se atrevió a preguntar con voz apacible el moreno, entonces sintió una corriente helada golpear su espalda, el médico le miró fijamente y carraspeo, algo no estaba bien y él lo sabía. En cuanto a sus amigos fueron a avisarles a los padres del castaño sobre su nieto, dejando al moreno a solas con él doctor.

-Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance, pero no pudimos mantenerlo con vida, lo siento señor Choi, pero el señor Lee falleció.- informo con voz calma el medico antes de retirarse, caminando por el pasillo, dejando a un moreno con expresión perdida y en estado de shock.

Pequeñas gotas de agua comenzaron a descender por sus mejillas, rodando cuesta abajo, sus ojos picaban y estaban completamente vidriosos, su respiración comenzó a agitarse, su vista se nublo y su cuerpo a fallarle. Cayendo de rodillas sintió las lágrimas salir de sus ojos con lentitud, con quietud, su pecho dolía, se sintió presa del dolor y la desesperación.

-Tae amor.- susurro entre lágrimas, después de eso lloro por un largo tiempo en el que espero a sus amigos.

 

Horas más tarde apareció una enfermera informándoles donde podían ver al bebé, por lo que a paso tranquilo fueron a verlo. Al llegar a la zona de incubadoras se encontraron con muchos bebés, pequeños durmiendo plácidamente, la enfermera les indico que esperaran mientras ella se pasaba por él bebé, cargándolo y llenándolo hasta ellos, cuando volvió hasta donde estaban traía un pequeño vestido de blanco, envuelto en una cobijita de tono azul cielo. La enfermera le tendió al bebé al moreno, dándoselo para que lo cargara; este lo recibió con temor, cuidado y preocupación, sus manos temblaban, pero se afirmaron en cuanto sostuvo al pequeño.

Su rostro angelical, su piel ligeramente morena y poco cabello negro, esas pequeñas pestañas apenas notorias, aquellos labios ligeramente abultados, aquel aroma a banana. El moreno tembló, el pequeño era idéntico a su pareja, a su Tae. Con cuidado acaricio su fino y delicado rostro, pasando solo las yemas de sus dedos por la mejilla del pequeño; su piel era sueva, tersa y delicada.

De pronto estaba solo con el bebé en brazos, así que aprovechó para inclinar la cabeza y besar su frente, sus ojos se cristalizaron y dejo caer una lágrima sobre la mejilla del pequeño querubín.

-Eres idéntico a él.- susurro mientras miraba con ternura al pequeño, después pronuncio de manera casi inaudible- Tae amor, es idéntico a ti, nuestro pequeño Jong In.- con tranquilidad deposito otro casto beso sobre la frente del bebé, el cual acababa de nombrar como Jong In, Choi Jong In.

 

Años más tarde el pequeño Jong In ya iba al jardín de niños, jugaba y al parecer poseía habilidades en el baile, al igual que Lee Tae Min, su progenitor. El moreno ya no era tan joven, ahora tenía alrededor de 23 años, mientras que el pequeño moreno que era una mescla de sus facciones con las de su difunta pareja, siendo idéntico a ellos.

Ki Bum, el amigo rubio y madre postiza del difunto Tae Min, era quien se encargaba de cuidar de Jong In cuando el moreno trabajaba.

Los años pasaban y Jong In iba creciendo lentamente, cada día se iba adquiriendo una característica que hiciera más notorio su parecido con Tae Min, su pasión por el baile, sus pucheros y berrinches, su sonrisa, entre infinidad de rasgos y actitudes.

Jong Hyun el novio de Ki Bum y amigo del moreno era quien jugaba con el menor, claro, cuando el moreno tenía alguna junta o viaje de negocios.

Los años siguieron pasando y ahora Jong In tiene 18 años, es un joven apuesto, emprendedor y soñador, quien posee gran determinación y actitud, uno de los mejores bailarines en la academia a la que asiste, justo la misma que el difunto Tae Min asistió. El menor llevaba una vida completamente normal, era feliz aunque en ocasiones se preguntara por su progenitor, por su madre, en su caso padre, asiste al instituto, está en último año y necesita un tutor para su examen de ingreso a la universidad, aunque en realidad no lo necesite.

El moreno a sus 37 años no tenía pareja, se dedicaba a trabajar y a su hijo, solo eso. Enfrascado en la idea de que no quería volver a tener una relación amorosa, con la idea de que si lo hacía estaría traicionando a su difunta pareja, Tae Min.

Tenía una junta de trabajo, por lo que no podría asistir a la competencia de baile de Jong In, quien llevaba días insistiéndole para que asistiera, aunque la realidad era que el moreno no quería ir, sabía que si visitaba ese tipo de lugar caería en depresión, que eso traería recuerdos y que Tae Min estaría presente en sus pesadillas de nuevo, así que se inventó una junta para no asistir.

Pero la sonrisa triste y comprensiva de Jong In antes de que saliera de casa lo estaba atormentando. Sabía que el menor sufría en silencio, puesto que su madre no estaba para apoyarlo en sus actividades, en su vida y él se la pasaba esquivando ese tipo de eventos, inventando escusas para declinar a la invitación. Por lo que en esta ocasión se armó de valor y cayendo de sorpresa en el colegio de Jong In se sentó en primera fija, dispuesto a ver a su hijo triunfar y dar lo mejor.

Los jóvenes en el lugar cuchicheaban sobre el apuesto hombre de la primera fila, Jong In estaba nervioso al igual que Yixing, su compañero de baile, su amigo y hyung, asomo su cabeza solo para recorrer la primera fila buscando al causante del escándalo interno. Lo que sus ojos encontraron no lo podía creer, sentía que estaba soñando, pues ahí estaba su padre portando un traje y maletín sobre las piernas, una sonrisa apareció en su rostro y la confianza se apodero de él.

-Papá.- susurro Jong In mientras observaba al moreno sentado en la primera fila, Yixing se paró justo detrás de él, tomando por la cintura y fijando su vista en aquel hombre que observaba el moreno, rápidamente lo reconoció y abrió sus ojos con sorpresa.

-Es Choi Min Ho, el famoso productor musical.-exclamo Yixing con asombro, pero Jong In no le escucho, solo entendió Choi Min Ho, el nombre de su padre, una sonrisa aún más notoria asomaba en su rostro.

-Mi padre.- pronuncio con orgullo Jong In mientras caminaba a donde un joven morocho y de apariencia adorable, que le dedicaba una sonrisa maternal. Cuando estuvo frente a él, le abrazo fuertemente y descanso su cabeza sobre el hombro del contrario, al tiempo que este le acariciaba el cabello de manera reconfortante, siempre tan maternal.

La competencia se fue extinguiendo poco a poco, y Choi Min Ho creyó que no soportaría mucho si seguían así, cada canción le recordaba a Tae Min, cada movimiento, cada mirada llena de determinación. Entonces de pronto aparecieron dos jóvenes de altura similar, uno moreno que Min Ho conocía bien, por lo que enfoco su atención completamente a aquel joven, sintiendo el orgullo recorrer sus venas, todo su ser.

La música termino, al igual que la competencia culmino, Jong In y Yixing quedaron ganadores, por lo que estaban celebrando, vitoreando emocionados por el reciente logro, uno más a la lista de Choi Jong In, pero el primero que le sabia tan bien, seria porque su padre estaba ahí, observándolo, apoyándolo…

Min Ho se posó justo detrás de su hijo, mirándolo con orgullo, aunque mantuviera un rostro impenetrable, serio, toco el hombro del moreno, quien se giró y rápidamente se mostró emocionado, luciendo una sonrisa radiante, en la cual expresaba su emoción y felicidad, su emoción. Min Ho tenía una mano dentro de su bolsillo del pantalón, miraba fijamente a su hijo, quien le sonreía feliz.

-Buen trabajo hijo, estoy orgulloso de ti.- confeso el moreno sonriéndole al nombrado, quien sintió las lágrimas agolparse en sus ojos, por lo que se mordió el labio inferior en un intento por retenerlas. Las emociones lo embargaron, pues llevaba años soñando con escuchar aquellas palabras salir de los labios de su padre.

-Gracias papá.- pronuncio de manera audible Jong In, mientras agachaba la cabeza para que su padre no viera la primera lagrima que se escapó de su ojos.

-Eres el mejor.- alabo Min Ho mientras revolvía el cabello del menor, dedicándole una sonrisa llena de orgullo, el moreno al ver esto se lanzó a los brazos de su padre, abrazándolo fuertemente, sintiéndose inmensamente feliz.

-Papá viniste.- exclamo Jong In con felicidad, dentro de un torbellino de emociones, el mayor sonrió pues su hijo era adorable.

-Claro, nunca me perdería a mi campeón triunfar, como también estoy seguro de que él estaría orgulloso de ti, donde quiera que esté en este momento, te está cuidando y de seguro te observo triunfar, así que es momento de que veas como era él.- Dijo Min Ho con tranquilidad, el menor no le entendió muy bien, aunque tenía una idea de a lo que se refería su padre.

Con cuidado Min Ho saco de su bolsillo del pantalón una fotografía de él y su difunto Tae Min, donde el castaño sonreía feliz, el vientre abultado, pues para aquel entonces ya estaba esperando a Jong In. Con suma delicadeza deposito la fotografía sobre las manos de Jong In, le sonrió ampliamente y espero para ver la reacción del menor.

-Su nombre era Lee Tae Min, él fue quien te dio a luz, tu madre Jong In, tú eres idéntico a él, incluso adquiriste sus habilidades en baile, su determinación, su alegría, sin duda eres el producto de nuestro amor, lo más hermoso que me pudo haber dado de nuestro amor, te amo hijo.- Explico Minho al tiempo que acariciaba el hombro de su hijo, quien admirando la fotografía se soltó a llorar, admirando por primera vez a su madre, escuchando por primera vez a su padre decirle que lo ama, ese debía ser el mejor día de su vida sin duda.

-Tae Min, mamá.- susurro casi inaudible Jong In con voz frágil, su cuerpo temblaba y con cuidado apretó la fotografía contra su pecho, abrazo a su padre aun guardando la imagen, resguardándola en su pecho- Papá puedo conservarla.- se atrevió a pedir aun sin mirar a su padre, quien los sostenía en brazos.

-Por supuesto, también toma esto, él hubiese querido que lo tuvieses.- Menciono al tiempo que le entregaba una cadena de oro blanco con un dije de una T, el menor lo sostuvo entre sus dedos, acariciándolo y admirando la pieza con emoción.

Mientras tanto cierto joven morocho observaba la escena con emoción, con emotividad y ternura. Era el mejor amigo de Jong In, Do Kyung Soo, quien era conocido como su omma, por su comportamiento maternal hacia el moreno. Una sonrisa se posó en los labios de Kyung Soo al ver la sonrisa de Jong In y la de su padre, sintiendo un calor extraño recorrerle el cuerpo al ver a aquel hombre alto y moreno, al ver al padre de su mejor amigo sonreír con orgullo, pues él sabía que aquel hombre estaba caracterizado por ser una persona fría e inexpresiva, pero ver que con Jong In no, se sintió feliz.

 

Después de aquella competencia Kyung Soo estuvo llendo a la casa del moreno en más oportunidades, conociendo así al padre de Jong In en persona por primera vez, presentándose mutuamente y conociéndose. Kyung Soo siempre había escuchado sobre aquel sujetó y sobre Tae Min, estaba enterado de todo, por algo era el mejor amigo de Jong In.

Un día se quedó a dormir en la casa del moreno, atendiéndolo. Cumpliéndole sus caprichos, preparándole la comida, arropándolo, dándole su leche caliente, cantándole para que pudiera dormir, haciéndolo sonreír.

Esto no paso desapercibido por Min Ho, quien observo al morocho con detenimiento y curiosidad, admirando sus actitudes maternales, sus facciones angelicales y expresiones adorables, notando que aquel chico tenía una personalidad parecida a la de Tae Min, a la de su amado Tae, sin hacer ruido observo como arrullaba a Jong In en el sillón, cantándole una canción al tiempo que acariciaba sus cabellos obscuros, imaginando como hubiese sido si su pareja cuidara de Jong In, sabiendo que el menor necesitaba una madre que se preocupara por él y lo atendiera, entonces se vio tentado ante la idea de Kyung Soo como tal.

 

Los días fueron pasando y con ellos los sentimientos aflorando, mientras Min Ho se regañaba y recriminaba por sentirse atraído hacia el mejor amigo de su hijo, sintiéndose un enfermo. Por su parte Kyung Soo se maldecía y castigaba por haberse enamorado del padre de su mejor amigo, se sentía tan estúpido por enamorarse de su personalidad, de su comportamiento que escuchaba y conocía a través de Jong In. Mientras que el menor de los implicados se sentía feliz, sentía que su vida estaba llendo excelente, pues estar al lado de su padre y la persona de la que está enamorado es lo mejor, tener a su padre apoyándolo y a Kyung Soo a su lado siempre era perfecto, no podía pedir nada más.

Pasaron semanas, quizás meses para que Min Ho se encontrara en su estudio, leyendo unos documentos con detenimiento mientras bebía de una raza con café negro.  A los pocos segundos escucho la puerta sonar, le indico a la persona que toco la puerta que pasara, encontrándose con Kyung Soo, aquel joven con una camisa blanca y unos jeans negros ajustados, trago duro, pues ese chico parecía no comprender lo que provocaba en él.

Con determinación Kyung Soo se adentró en el estudio del padre de Jong In, topándose con este sentado detrás de su escritorio leyendo unos documentos mientras bebía café. Sus lentes, cabello negro acomodado de tal manera que no le estorbara para ver, aquella camisa negra desecha de los tres primeros botones, todo en ese hombre era atractivo, llamativo y le provoca, incitándolo a confesarle sus sentimientos al mayor o por lo menos servirle como método de descargo.

Kyung Soo lamio sus labios y se adentró en el estudio, situándose justo detrás del moreno, quien soltó un suspiro, llevaban días de esa manera, cuando no había nadie en casa, pues Jong In estaba de viaje, por cuestión de la academia de danza. Llevaban días viéndose en el estudio del mayor, en el cual Kyung Soo le daba un masaje en los hombros, pero de ahí no pasaba.

Pero en esta ocasión el menor iba con la intención de viajar más allá de un masaje. Tentando a su suerte comenzó a masajear el cuello y los hombros del moreno, deshaciendo nudos y relajándole los músculos. Sus dedos se movían con maestría sobre la piel del mayor, deslizándose sobre la fina tela de su camisa, hasta llegar a rozar la piel de su cuello. Min Ho relajo su cuerpo al instante, complacido con las acciones y atenciones del menor, pues llevaba días tenso y con dolor muscular, así que se dejó hacer mientras depositaba la taza de café sobre su escritorio.

Sus manos se deslizaban por sobre la tela, pronto comenzaron a adentrarse a través de la abertura del cuello, descendiendo hasta sus hombros por debajo del tejido, acariciando más que masajeando la zona. Min Ho cerro los ojos mientras soltaba un suspiro de placer, a pesar de que no era a lo que estaba acostumbrado su cuerpo reacciono de manera formidable a los toques del menor, a sus mimos.

Kyung Soo se inclinó hacia adelante quedando su boca a la altura de la oreja del mayor, donde soltó un suspiro y posteriormente soplo aire caliente, haciendo su aliento chocar contra esa zona en extremo sensible, el menor pudo sentir los estremecimientos del cuerpo del moreno, también como tensaba completamente su cuerpo, por lo que siguió brindándole atenciones a sus hombros, pero no satisfecho con eso, aventuro sus toques hasta llegar a la zona del pectoral del mayor, donde hundió sus dedos sobre la piel caliente y comenzó a brindarle un masaje.

Min Ho mordió su labio inferior, el pequeño lo estaba provocando y no se podía dar el lujo de iniciar algo más entre ellos que un simple masaje o eso era lo que pensaba. Se regañó mentalmente por permitir que las cosas se hicieran de esa forma, más cuando el menor soltó varios ruidos obscenos contra su oreja, extasiándolo. Su cuerpo esta sensible, tantos años sin atenderlo, sin mimos, cuidados y placer, que ante el tacto de Kyung Soo siente que está en las nubes, escuchar aquellos sonidos tan desquiciantes y placenteros, todo en ese chiquillo le ponía y ahora su cuerpo estaba por pasarle factura, pues su entrepierna comenzó a despertar, poniéndose casi duro tan solo con esos efímeros toques y sonidos sobre su oreja, si eso seguía así no podría contenerse.

-Min Ho sunbae, por favor, lo necesito…- susurro suplicante Kyung Soo contra la oreja del mayor, gimiendo después de esto, acto seguido, giro la silla del moreno, con cuidado y agilidad poso sus piernas a cada costado del mayor, sentándose sobre su regazo, más exactamente contra su creciente entrepierna.

Min Ho soltó un gruñido en cuanto sintió a Kyung Soo sobre su cuerpo, aunque el menor no le diera tiempo de más, si quiera de reaccionar, pues inmediatamente y con hambre comenzó a lamer, besar y morder sus labios, atacando desesperado y sediento de él. Las manos del menor se movían con habilidad por el pecho del moreno, llegando hasta los botones de la camisa, donde sin detener el beso deshizo con habilidad y destreza. Min Ho sin darse cuenta en que momento sucedió, simplemente se encontró a si mismo respondiéndole el beso al menor y acariciando su cadera con los pulgares, desfajándole la camisa que este portaba.

Lentamente y con cuidado introdujo sus dedos bajo la tela de su camisa, acariciando, palpando y rozando la piel del menor, degustando la suavidad y delicadeza de la misma.

Aferrarse a su cuerpo, gemir su nombre y entregarse era lo que tenía en mente KyungSoo, como negarlo. Indudablemente deseaba al mayor hacía tiempo, el menor estaba deseoso de llegar hasta el final y gritar el nombre del contrario.

Sus lenguas se rozaban en una incesante danza, sus cuerpos comenzaban a sudar y a despedir fragancias sutiles y dulces, aromas que Minho reconocía bien, pronto dio por terminado su beso comenzando a besar la mandíbula del morocho sobre su cuerpo, llevando sus manos hasta el bien formado trasero de este, haciéndolo gemir, KyungSoo mecía su cuerpo sobre el de Minho, provocando exquisitos roces entre sus entrepiernas, arrancándole fuertes gemidos cada que el pelinegro apretaba sus glúteos, y descendía por su cuello mordiendo, besando y lamiendo la zona.

Las manos del mayor comenzaron a ascender por el cuerpo del contrario, acariciando todo a su paso hasta llegar a los hombros del menor, donde sin cuidado alguno deshizo su abotonado, deshaciéndose así de esa molesta prenda, dejando al descubierto su pálido torso.  Por un momento se separó de él, admirando la belleza de su cuerpo, de su pálida y suave piel, tersa y apariencia de porcelana.

Entonces sin pudor alguno comenzó a dejar marcas de besos y mordidas sobre su pulcra piel, adueñándose de ella, dejando notables cardenales, muestras de propiedad. Mientras el otro solo se dedicaba a suspirar de placer, acariciando los brazos del mayor. Aferrándose a su cuerpo, asegurándose que no es una más de sus fantasías, sintiéndolo en carne propia.

Las gotas de sudor bajaban de manera delicada por la frente de Minho, sus ojos cerrados y las manos entrelazadas en el cabello castaño del morocho, jugueteando con este.  Mientras la boca de KyungSoo se abría ligeramente soltando gemidos, y su respiración se volvía dificultosa a falta de aire, sus mejillas sonrojadas en un tono apetecible.

Las caricias sobre los costados del menor son constantes roces con las yemas de los dedos y palmas del mayor, junto con alguno que otro apretón sobre la zona, dejando marcas rojizas de manos. Minho reparte besos húmedos lentamente y con cariño sobre el pecho desnudo del morocho, jugueteando con uno de sus pezones en el acto, hasta dejarlo erecto y entonces atrapa el otro, para estimularlo de igual forma.

Ni hablar de aquellos repentinos saltitos que daba KyungSoo simulando cabalgar al mayor, tentándolo y jugando a ser seductor. No es que no lo fuera, pero Choi Minho era un experto en eso incluso antes de que el menor naciera.

Sin darse cuenta en que momento sus cuerpos quedaron completamente expuestos, acomodados en la silla de rueditas en la que JongIn solía jugar.

Acariciando los muslos de KyungSoo, Minho separaba sus piernas para proporcionarse el especio de preparar al menor, pero este intento alegar que lo había hecho en casa, más el moreno conocía bien lo que significa la lubricación en la penetración.

Así que con cuidado embarro sus dedos de lubricante que consiguió de su escritorio, y sin temor alguno introdujo el primer dedo, al tiempo que lamia y besaba el cuello del otro, intentando distraerlo de la sensación de incomodidad. Así fue durante los siguientes dos dedos, hasta que hubo tres dedos en su interior, simulando penetraciones simultaneas a su juego de caderas con el menor; quien se mecía sobre su cuerpo y en ocasiones apretaba su esfínter por puro morbo.

Entonces después de una buena sesión de lubricación al menor, Minho posiciono su mimbro en la entra de KyungSoo, empezando a adentrarse en su interior. Atrapando sus labios en un apasionado beso, mordiendo, lamiendo y estrujando sus labios, las manos en simultáneamente en la cadera del menor, manteniéndolo firme sobre su cuerpo.

Comenzaron con un vaivén lento, que poco a poco se iba a intensificar, mientras que KyungSoo arañaba la espalda del mayor, este acariciaba las caderas del menor, marcando sus dígitos sobre su piel. Más marcas para el ex pulcro cuerpo del morocho.

Minho aún recuerda la primera vez que vio a KyungSoo y viceversa. Aún recuerdan el momento en que JongIn se tuvo que ir por necesidad con sus compañeros de la academia de danza. Dejando al morocho al cargo de su padre, sin saber que el lobo se lo podía comer.

Ahora helos aquí sus cuerpos sin ropa dándose roces descarados y placenteros, mientras gimen el nombre del otro, Minho arremetiendo salvajemente contra el cuerpo de KyungSoo, embistiéndolo frenéticamente mientras lame su cuello, el castaño solo se dedica a gemir mientras clava sus uñas en el cuero cabelludo del pelinegro, enredando sus dedos con los cabellos del contrario, por su lado Minho  acaricia la espalda y estrecha cintura del castaño, hundidos en el placer no se percatan de nada de lo que pasa a su alrededor.

Sumergidos en el placer sus cuerpos se mecen en una danza sin fin, sus cuerpos bañados en sudor mientras las embestidas se vuelven más rudas y violentas, dejando sin energías a Minho, pero llenando de placer a ambos, entonces KyungSoo pone un poco de su parte y comienza a mover sus caderas a voluntad, dando entonces más intensidad al acto, auto penetrándose, logrando que lleguen al éxtasis.

Sus cuerpos se ajustan perfectamente el uno al otro, sus manos acarician la suave piel del contrario, sus bocas se encontraron por un segundo y ahí todo se tornó cálido, sus corazones latiendo al mismo ritmo, quizás suene irónico, pero ellos no eran dos personas en la intimidad, eran dos seres fundiéndose en un acto pasional y romántico, volviéndose uno solo.

Las sesiones de besos incrementaban con los minutos, cada vez más desesperados por encontrar la boca del contrario, soltando gemidos, jadeos y gruñidos en la boca del contrario, los besos eran algo raros, puesto que cualquiera pensaría que en plena acción estarían compartiendo besos húmedos, pero no era así, sus besos eran dulces y suaves roces de labios, moviéndose lentamente y con cariño, con deseo, porque ellos están deseosos, porque se desean.

Minho se estaba divirtiendo, degustaba cómodamente la piel del cuello de KyungSoo, mientras con sus manos recorría los costados de su torso, en algunas ocasiones soplaba un poco de aire caliente o frio contra la piel del menor. Las envestidas eran salvajes, incluso un poco violentas, haciendo al morocho tambalearse.

Las gotas de sudor bajaban de manera delicada por la frente de Minho, sus ojos cerrados y con las cuerdas bucales trabajando en aquellas notas que liberaba en ocasiones, porque así lo denomino KyungSoo, notas musicales que emitía cuando estaba siendo complacido.

Minho por su parte sostenía a KyungSoo por las caderas, arremetiendo con fuerza y violencia contra su cuerpo, haciendo chocar su pelvis bruscamente contra los glúteos del morocho, sus ojos cerrados mientras se mordía el labio inferior, las envestidas aumentaban su fuerza y profundidad una a una, logrando dejar al menor temblando y tambaleándose.

Los minutos transcurrían y por fin sus bocas encontrándose  de nueva cuenta, sus labios se unieron como la primera vez, degustando de un dulce y erótico beso, mientras sus cuerpos se mecían al ritmo de aquel calmo vaivén, sus ojos permanecían cerrados, sus mejillas de un tono carmesí, Minho embistiendo a KyungSoo, mientras este último arañaba la espalda del pelinegro.

Embestidas salvajes, violentas y cargadas de placer. KyungSoo gimiendo y Minho gruñendo. Dos cuerpos unidos en un mismo acto, fundiéndose en un pasional acto lleno de lujuria, deseo y desenfreno.

Duraron un rato con ese vaivén de caderas entre gemidos y besos húmedos, hasta que vio venir el orgasmo por lo que acelero la intensidad de las embestidas y con su mano derecha comenzó a masturbarlo, quería que llegaran juntos al clímax, y en una de sus envestidas dio contra su próstata, ya que gimió aún más fuerte y se vino entre sus vientres, llenando su mano de su escancia.

Posteriormente Minho se vino en el interior de KyungSoo, derramando su esperma dentro del morocho, llenándolo con su esencia. Unos segundos más y ambos cayeron sobre la silla del mayor, pecho contra pecho y la respiración agitada. Sus ojos se serraron involuntariamente y quedaron dormidos en esa posición.

Con lo que ellos no contaban, era que Kai lloraba justo detrás de la puerta, sentado contra la misma y sintiendo el dolor de un corazón roto. Pues está enamorado de su hyung, su omma, de KyungSoo.

Y de esa manera se enteró de que haber ido a aquel viaje no fue buena idea, lástima que no podía retroceder el tiempo…

 

Notas finales:

Espero sus comentarios, hoy los necesito mucho. Así que dejen aunque sea uno, confio en ustedes. 

Espero que le haya gustado. Muchas gracias por leer. 

Bye bye, hasta pronto. 

 

PD_ Saben que les amo. 

 


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