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Los Varones de Papá, los Donceles de Papi por Serenamoon

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Notas del capitulo:

Holis a todos y todas... mil disculpas por tardar una semana mas en actualizar, no voy a explicar los motivos porque fueron los mismos de antes.

Solo les digo que gracias al cielo todo se esta solucionando para bien.

Espero que les guste el capi, creo, humildemente, que quedo gracioso.

Gracias por leer y comentar.

Nos leemos mañana sin falta, lo prometo :)

EL LADO UCHIHA DE DEIDARA

 

- ¿Es una broma verdad? – pregunto el rubio pelilargo luego de que le explicaran la situación. Miro fijo a todos los presentes, notando que ninguno reía.

- Mi Dei – quiso intervenir Madara.

- No soy tu Dei – le aclaro con rabia – no eres mi dueño, no tienes ningún derecho a decidir sobre mi vida ni tu ni esos viejos del consejo. Me importan tres cuernos lo que digan.

- Dei – quiso hablar Minato pero se callo al notar la severa mirada que le ofrecía su hijo.

- No van a convencerme, no voy a comprometerme con nadie, ni de verdad ni ficticiamente.

- Deidara no tienes opciones – hablo Sai conciliadoramente.

- Oh cierra la boca Sai – ordeno poniéndose de pie – yo si tengo opciones, no soy un títere que pueden manejar a su antojo – camino fuera del comedor – no cuenten conmigo para este circo, yo me largo – y se retiro furioso a su habitación donde comenzó a armar una maleta. Estaban muy equivocados si pensaban que podían manipularlo. Amaba a su familia si, y le encantaba vivir con ellos y no iba a negar que estaba mas que acostumbrado a vivir como un príncipe, pero si el precio a pagar por todo eso era su libertad no tenia ningún problema en dejarlo todo. Él era un alma libre, ya suficiente soportaba tener custodios y que lo acosaran sus supuestos pretendientes y la prensa. La mejor opción era huir donde nadie lo conociera y así poder vivir en paz. Tomo el bolso con sus cosas básicas y sus ahorros y bajo las escaleras igual de furioso que había subido. Su familia estaba en la sala y lo vieron aparecer con la maleta, pero el ni los miro, se dirigió a la puerta y salió airoso de la mansión. Obviamente no podía usar un coche de su padre. Saldría a la calle y caminaría hasta conseguir un jodido taxi y luego iría al aeropuerto – abre la reja – ordeno al hombre que custodiaba la entrada el cual solo lo miro y regreso su vista a la revista que leía antes – oye – le golpeo la ventana de su casilla – que abras la puerta – elevo la voz.

- Lo siento señorito, ordenes de su padre – dijo el hombre algo fastidiado, regresando a su lectura.

- No me importa lo que te dijo mi padre ¡ABRE LA MALDITA PUERTA! – le grito sobresaltando al hombre, que siempre había visto al doncel como alguien delicado y frágil y ahora le parecía que lanzaba fuego por los ojos.

- No puedo – respondió por lo bajo, totalmente intimidado por la helada mirada del rubio. Que cansado pisoteo el suelo debajo suyo y decidió hacerlo por si mismo. El portón media mas de tres metros, forjado en hierro con un diseño no muy apto para escalarlo, pero que quedaba bastante bonito a la vista. Bufo decidido y usando su fuerza lazo la maleta al otro lado. O por lo menos lo intento por la misma golpeo en la parte de arriba y cayo dentro de la propiedad. Abriéndose y regando su contenido. Eso lo molesto mas si era posible, pero no se resigno, guardo todo sin acomodarlo y volvió a intentarlo. Al tercer intento lo logro, claro que regando sus cosas por toda la acera, pero no le importo. Se arremango la camisa y se dispuso a escalar el enorme portón para “escapar”. El guardia de seguridad miraba atento sus movimientos, igual que otros tres que custodiaban la parte frontal y se arrimaron para ver el “espectáculo”. Les parecía divertido lo que el doncel hacia y tenían ordenes de su jefe de no intervenir a menos que sea necesario. Llego a la parte alta con mucho sacrificio, y le quedaba la parte más difícil; pasar al otro lado sin que las filosas puntas lo lastimaran. Primero paso una pierna, con éxito pero al querer pasar la otra se lastimo. La punta era tan afilada que le rompió el pantalón y le rajo la piel del muslo. Gimió de dolor, pero no le importaba en lo mas mínimo. Luego se curaría y tomaría un calmante. Bajo lentamente y cuando puso un pie en el suelo el portón comenzó a abrirse, como burlándose de su esfuerzo. Miro con el seño fruncido al guardia y por eso no noto a su padre que lo tomaba de la muñeca y lo arrastraba dentro nuevamente - ¿Qué haces? – pregunto molesto, intentando inútilmente soltarse. Pero Madara era muy fuerte para el, y ni siquiera estaba usando su fuerza, tampoco quería lastimar a su hijo – suéltame, me duele – se quejo lastimosamente, y es que la herida de la pierna le quemaba con cada paso que daba. El varón se giro a mirarlo, no estaba apretando demasiado, pensó que su hijo mentía pero al ver el rostro compungido supo que no – la pierna me duele – Madara observo la zona y se puso pálido al ver la sangre que salía.

- Oh por Kami, Dei – se mostro sumamente preocupado y sin pensarlo dos veces lo tomo en brazos y corrió dentro de la mansión - ¿Qué te hiciste mi niño? – Dentro todos esperaban que entraran y se preocuparon al ver al mayor subir corriendo las escaleras – un botiquín Minato, rápido – grito desde la mitad y el rubio salió corriendo por lo pedido. Los demás siguieron a Madara. Había entrado en la habitación de su hijo, dejándolo en la cama, para notar que la herida seguía sangrando.

- Mejor llamamos a un medico – dijo Fugaku saliendo de la habitación para hacer el llamado. Madara quito suavemente el pantalón del doncel y vio la herida mejor. Tenía aproximadamente quince centímetros de largo y parecía profunda. Mikoto le paso una toalla para que hiciera presión en ella. El rubio doncel miraba a su padre con el señor fruncido.

- ¿Te duele? – pregunto Sai acercándose a su hermanito.

- No idiota, me hace cosquillas – respondió sarcásticamente, claro que le dolía que pregunta idiota.

- Como no lloras ni nada – dijo el varón elevando los hombros – nadie va a reírse si lo haces.

- No voy a llorar por algo tan insignificante como un corte, no seas absurdo Sai, parece que no me conocieras – respondió cerrando los ojos, la presión en la herida hacia que doliera mas.

- Solo verificaba que la vida de princesa no te hubiera ablandado – se burlo el varón, ganándose una mirada asesina del rubio.

- Cuando pueda ponerme en pie, voy a vengarme – anuncio calmadamente y luego suspiro. Minato llego a la habitación y se dispuso a curar la herida, en eso estaba cuando el medico de la familia llego. El termino la curación, bajo la atenta mirada de todos los varones, que se aseguraban que no tocara nada inapropiado. Por suerte no había sido tan grave el corte, solo un poco profundo y había tocado unos vasitos sanguíneos, por eso el sangrado. El doctor cerró la herida con pegamento, sin puntos y le vendo la pierna. Recomendándole que no la apoyara por unos días para evitar que volviera a abrirse. El hombre se fue y la familia quedo en la habitación. Madara se había preocupado mucho al ver la cantidad de sangre que salía de su hijo. Probablemente había exagerado, pero lo veía tan delicado que esa herida le había hecho imaginarse lo peor. Se sentó a su lado y le acaricio la frente. El doncel lo miraba fijo – cuando me recupere voy a largarme – dijo decidido. El mayor sonrió por la terquedad de su niño. Sin duda era su hijo.

- No puedo permitirlo Dei, es demasiado peligroso, además que no quiero que te alejes de mi lado – hablo calmado pero firme.

- No puedes impedirlo – hablo Deidara en igual tono – soy mayor de edad, no puedes obligarme a nada.

- Si que puedo pequeño, si que puedo – le dijo con una dulce sonrisa sin dejar de acariciar el rostro.

- ¿Me amenazas? – pregunto alejándose un poco del contacto.

- No mi amor, te aviso nada mas – se puso de pie – solo vas a salir de mi casa cuando te cases, y solo si me parece. Aquí es demasiado grande para que vivamos todos juntos.

- No voy a tolerarlo – dijo indignado, le decía con tanta liviandad que lo tenía prisionero.

- Deidara, tu intento de fuga fue en un principio cómico, pero sabes que no tenias posibilidad alguna de avanzar medio metro lejos de nosotros – hablo serio el patriarca de la familia – de haber sabido que no medirías los riesgos a tu integridad física les hubiera ordenado a los guardias que te trajeran a la casa, fue mi error, pero nos daba curiosidad ver hasta donde llegabas – suspiro – eso no va a pasar de nuevo, no voy a dejar que te expongas al peligro solo por un capricho – el rubio iba a replicar – y si es un capricho, no te he impuesto nada que no puedas tolerar. Bien podría comprometerte de verdad para evitarnos problemas, pero pensando en ti y tu felicidad he optado por armar un teatro, donde toda la familia esta participando – miro a su hijo a los ojos – así que tendrás que dejar los berrinches para luego, porque te guste o no vas a fingir un noviazgo con Itachi y te sugiero que lo hagas bien, porque la siguiente opción es un monasterio ¿te gustaría dedicar tu vida a la religión? – pregunto con malicia – yo creo que no – se respondió el solo – así que deja la inmadurez y acepta la situación, todo es por tu propio beneficio – concluyo – y ni se te ocurra dejar la cama porque como se te abra la herida te interno atado a la cama del hospital ¿estamos claros? – pregunto al final. El rubio lo miraba indignado, nunca nadie en su vida le había hablado de esa manera. Se sentía un niño regañado, y él no era un niño, era un adulto, o eso creía. No dijo nada, simplemente miro de mala manera a su padre y luego giro el rostro. Madara sonrió, su hijo era tan orgulloso como el y seguramente sus palabras le habrían lastimado el ego, pero eran necesarias. Un buen padre no se pasa la vida consintiendo a sus hijos, tiene que ponerle límites cuando sean necesarios. Satisfecho con su logro salió de la habitación seguido de Fugaku y Mikoto.

- Cariño tu padre tiene razón – hablo Minato dulcemente – yo también estoy furioso por la situación y no sabes lo culpable que me siento – Dei miro a su papi que estaba a punto de ponerse a llorar – si nos hubiéramos quedado lejos.

- Papi no es tu culpa – hablo rápido – tu querías estar con tu familia, y yo también, no es culpa de nadie, es la realidad que nos toca vivir – suspiro – no te sientas mal, se supone que deberías ser feliz.

- No puedo ser feliz si alguno de ustedes es miserable – aclaro Minato más repuesto.

- No soy miserable, simplemente odio que dispongan sobre mi vida, nada mas – le sonrió a su padre – he reaccionado exageradamente – reconoció – pero no tuve una buena noche y desayunarme con esa noticia me hizo explotar, lo siento.

- Siempre reaccionas exageradamente – dijo el rubio mayor abrazando a su hijo y besándole la frente – voy a decir que te suban el desayuno ¿quieres algo en particular?

- Algo de chocolate si es posible, y frutillas y si es posible crema – Minato asintió sonriendo, cuando Deidara tenia sus ataques siempre tenia ganas de cosas dulces – así que somos prometidos ¿he? -  le pregunto a Itachi con una tímida sonrisa – lamento lo que hice, actué como un inmaduro – Itachi le sonrió de medio lado – aunque debo confesar que no tengo idea como actuar en una relación, nunca he tenido novio.

- Descuida yo tampoco tuve una relación formal antes, mi madre nos dirá que hacer – hablo el Uchiha mas calmado, se había asustado igual o mas que Madara al ver el “temerario” intento de fuga de su “prometido”.  De repente una carcajada se escucho en la habitación. Sai no pudo aguantarse mas, definitivamente de todas las locuras que había hecho su hermano la ultima era las mas cómica para el.

- ¿Cuál es el chiste imbécil? – pregunto el rubio furioso, lanzándole una almohada.

- Fue patético Dei – se sujetaba el estomago – ¿de verdad pensaste que podías huir como si nada, a plena luz del día? – El doncel frunció el seño – te creía mas listo.

- Estaba molesto idiota, ya sabes que no razono mucho cuando me enojo – se defendió cruzándose de brazos. Su hermano asintió, él era igual, su padre también y estaba bastante seguro que los dos Uchiha que estaban dentro del cuarto eran iguales. Suspiro mirando a su hermanito, Deidara tenia mas de los Uchiha de lo que a el mismo le gustaría reconocer, pero era innegable para cualquiera que cruzara dos palabras con el. El orgullo, la frialdad, la inteligencia, elegancia, belleza. No que su papi no fuera elegante o hermoso, pero Deidara tenía ese algo que solo los de su familia tenían. Y eso sumado a lo que había heredado de los Namikaze lo hacía una persona excepcional. Según Sai su hermanito había heredado lo mejor de las dos familias y estaba seguro que el hombre que se quedara con su corazón seria de los más afortunados del mundo. La puerta de la habitación se abrió y una mancha amarilla corrió para lanzarse sobre su hermano en la cama y abrazarlo con fuerza. Deidara sonrió apretando a su hermanito, seguro ya le habían ido con el chisme.

- Deidi ¿estas bien? ¿Te duele mucho? – pregunto el menor sumamente preocupado.

- Estoy bien Naru, y no me duele casi nada – mintió, porque le dolía bastante, pero el no podía preocupar a su rubito adorado. Le sonrió para convencerlo y Naruto volvió a abrazarlo aliviado.

- Me asuste mucho dattebayo ¿Por qué hiciste eso? Hidan dijo que quisiste salir trepando el portón – lo regaño – a mi no me dejas subir a los arboles y tu escalas la reja ¿es que estabas pensando dattebayo? – hizo un puchero mientras se arrodillaba en la cama y apoyaba sus manos en la cintura.

- Quería ir a dar una vuelta y no se abría la puerta – mintió nuevamente – ya sabes que no soy muy paciente – Naruto sonrió.

- Baka, tenias que esperar unos segundos es una gran puerta, claro que se demora en abrir – se burlo el menor ingenuamente.

- Lo se, lo se, ya no lo hago de nuevo – admitió divertido Deidara, tenia la impresión de que su hermanito le creería cualquier cosa que le dijera, por mas descabellada que fuera.

- ¿Lo prometes? – pregunto feliz y le mostro el dedo meñique de su mano derecha.

- Lo prometo – asintió el mayor y entrelazo el dedito con el suyo. Naruto estuvo satisfecho por la respuesta y se recostó a su lado, notando recién que no estaban solos en la habitación.

- No los había visto – dijo apenado – buenos días a todos – saludo.

- Buenas tardes en realidad – corrigió Sai tocando la naricita de su ototo – dormiste mucho Naru-chan.

- Me acosté tarde Aniki – dijo sacándole la lengua - ¿Cómo estas Itachi –san?

- Solo Itachi Naruto – pidió con una sonrisa – y estoy muy bien gracias – el rubito sonrió y luego fijo su mirada en el azabache que estaba en el extremo opuesto de la habitación, solo callado, mirándolo fijamente.

- Buenos días Sasuke san – dijo tímidamente y con un leve rubor en sus mejillas.

- Buenos días Naruto – dijo fríamente – yo me retiro si ya esta todo listo – observo al rubio una vez mas, sonriendo internamente al ver que llevaba el collar en su cuello y salió. Solo se había quedado para verlo, no que no le importara Deidara, pero sabia que el rubio era fuerte y que la herida no era grave, él se había cortado una vez al intentar lo mismo que el doncel y había sobrevivido. Su único objetivo de permanecer allí había sido ver a su rubito y ya logrado lo mejor era marcharse antes que lo echaran. Tenia que pensar que pasó dar a continuación para que la familia de su amor dejara de odiarlo y le permitieran estar cerca.

Deidara y Naruto comieron en la cama del primero y se quedaron el resto del día mirando películas y charlando. Al llegar la noche el mayor pensó que era hora de decirle a su hermanito sobre su “relación” con Itachi.

- Naru chan – lo llamo – tengo algo que contarte – el rubito lo miro atento – tengo novio – dijo directamente y su hermanito abrió la boca de la impresión – y nos hemos comprometido o algo así – Naruto no sabia que decir, no se esperaba eso. No sabia que a Deidara le gustara alguien, el sospechaba que le gustaba Sasori, pero el rubio jamás le había admitido nada.

- ¿Sasori-sempai? – pregunto tímidamente y Deidara sintió que le jalaban los cabellos, pues a su mente llegaron los recuerdos de la noche anterior, de Sasori con la pelirrosa.

- No – dijo tajante – con Itachi-kun – admitió mas serio de lo que debería para dar una noticia supuestamente feliz, pero no iba a poder olvidar de un día para otro todas las ilusiones que había tenido con el pelirrojo y que se habían roto por su traición.

- Oh – dijo el rubito, sorprendido de que su hermano estuviera enamorado del hermano de su Sasuke. Ni siquiera noto la seriedad de Deidara, simplemente se emociono pensando en la casualidad – te felicito mucho dattebayo y te deseo toda la felicidad del mundo - lo abrazo cálidamente - ¿vas a casarte pronto? – pregunto angustiado. Si el rubio se casaba al igual que Sai perdería a sus dos hermanos al mismo tiempo.

- No, aun no, solo nos comprometimos para que dejen de perseguirme los acosadores – le dijo para calmarlo – puedo esperar un par de años para casarme – le sonrió – y después tendrán que pasar un par de años mas para que tu te cases.

- ¿Cuatro años Deidi? – le parecía muchísimo tiempo.

- Se pasan rápido, además ni siquiera tienes novio – afirmo pero al ver las mejillas sonrojadas de su hermanito se alarmo - ¿lo tienes? – Naruto no sabia que responder ¿Sasuke y el eran novios? No estaba seguro, pero esperaba que si, o que lo fueran pronto – Naru – lo llamo Deidara al ver que se había perdido en su mundo.

- No, no dattebayo – negó nervioso, Naruto no sabía mentir y ese momento no fue la excepción. El rubio mayor supo que le mentía, pero prefirió dejarlo pasar, tampoco quería atormentarlo con preguntas. Tarde o temprano descubriría quien era el infeliz que había osado conquistar a su pequeñito hermanito bebe y le aclararía las cosas, para que no se pasara de listo con el menor. Nadie le tocaría un solo cabello a su virginal hermanito mientras el pudiera evitarlo. Y si no podía siempre podía recurrir a Sai y seguramente a Itachi y en última instancia a su padre y su abuelo. Ellos dos seguro le dejaban bien en claro que a Namikaze Naruto se lo miraba pero no se lo tocaba, si es que querían seguir viviendo.

Notas finales:

Dei tiene mas de Madi que de Mina en cuestion de personalidad verdad? Solo queda ver si salio celoso y con ataques de ira como los demas.

Espero que les haya gustado.

En el proximo capi aparece un personaje que pondra celoso a Madara y Sai ideara un plan de conquista para su cerecita arisca.


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