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Los Varones de Papá, los Donceles de Papi por Serenamoon

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Notas del capitulo:

Me pase un miercoles sin publicar y casi casi que no llego hoy, tengo tantooooooooooooooooo trabajo que ya pensaba que no tendria ni medio minuto para actualizar.

Lo que si no tego es tiempo para responder sus hermosos comentarios y me deprime un poco, necesito un dia con mas horas, esa seria la solucion a mis problemas.

Volviendo a la historia... habiamos quedado en que Madi y Mina estaban a punto de .... lemon. Aqui hay otro poquito mas.

Quizas algunos piensen que es poco y quieran mas  accion, por decirlo de alguna manera, pero yo soy de la creencia de que si el lemon mas explicito no hace a la historia no hay que ponerlo y sinceramente creo que aqui sobraria, porque no es lo que quiero contar. Quizas algun dia escriba una historia lemonosa donde eso sea el tema principal, pero aqui es algo asi como un condimento.

Creo que el titulo dice mucho de que va el capitulo y nos permite conocer una faceta de los rubios que no sabiamos.

Espero que les guste.

LA MANIPULACION ES RUBIA

 

En una lujosa y enorme habitación, se contemplaban dos cuerpos sobre la cama, perlados de sudor, jadeando y moviéndose rítmicamente al ritmo de las apasionadas embestidas que el varón le propinaba al doncel, el cual se encontraba a cuatro, aguantando como podía las arremetidas de su esposo.

- Nunca voy a tener suficiente de ti – gruño el Uchiha jalando el rubio cabello de Minato para que quedara pegado a su torso y así poder morder su hombro. El rubio gimió fuerte, estaba demasiado sensible por la cantidad de orgasmos que había tenido y dado su tamaño, Madara siempre daba en su punto “flaco”.

- Ah, ah – era lo único que decía el doncel, ya estaba practicante sin vos, de tanto gemir el nombre de su amor – ya no puedo mas – susurro con sus pocas energías y tuvo el que seria su ultimo orgasmo de esa sesión. Amaba el sexo con Madara, pero para su felicidad o desgracia, dependiendo del momento, el hombre era un semental insaciable y no lo dejaba hasta que no se desmayaba en la cama del agotamiento y el placer. Y así paso, Minato no pudo sostenerse mas despierto y cayo en un profundo sueño, por no decir que quedo inconsciente. Al varón le llevo un par de embestidas mas acabar. Si por el fuera seguiría, pero ya había exigido demasiado al delicado y sensual cuerpo de su doncel. Así que salió delicadamente de él, lo acomodo entre sus brazos y se dispuso a seguirlo al mundo de los sueños.

- Te amo tanto – le susurro al oído, Minato no abrió los ojos, pero lo escucho y afianzo mas el abrazo – no vuelvas a dejarme Mina por favor.

- No me dejes marchar de nuevo mi amor – pidió antes de dormirse de nuevo.

- Nunca jamás – respondió y se acomodó para dormir. Minato sonrió entre sueños, todo había salido redondo. Dejando de lado que al día siguiente le costaría caminar y sentarse, pero todo valía la pena por su bebe, además de que lo había disfrutado bastante. Cuando el provocaba a Madara se ponía mas salvaje y pasional que de costumbre y a los dos le fascinaba.

 

La mañana llego a la mansión del hombre más poderoso del momento. Madara se despertó con una sonrisa en el rostro. No se quejaba de su vida sexual, ya que siempre que él quería, que eran todos los días, Minato estaba dispuesto a complacerlo, pero la mayoría de las veces él debía proponer. Las pocas veces que su rubio lo seducía lo hacían sentir mas dichoso y excitado que lo normal y de la misma forma la satisfacción era mayor al acabar. Era un fenómeno que ocurría muy de vez en cuando, motivo por el que se esmeraba en disfrutarlo al máximo cada vez. Apretó el agarre en la estrecha cintura y comenzó a besarle los hombros. El rubio comenzó a despertar y decidió parar los avances de su esposo o no podría salir de la cama en una semana.

- Ya – dijo intentando zafarse – déjame en paz, pervertido – Madara sonrío.

- No puedo evitarlo, tenerte desnudo en mi cama, lleno de semen, es realmente excitante – le susurro al oído estremeciéndolo.

- Para ti todo es excitante – indico Minato girándose para mirarlo, Madara sonreía con picardía y lo miraba con amor, de esa manera que solo el conocía.

- Todo tu eres excitante – le beso la nariz y luego los labios castamente – buenos días amor.

- Buenos días – sonrío sonrojándose - ¿dormiste bien?

- Mejor imposible – lo apreso sobre su pecho.

- ¿Te sientes mejor ahora? – Madara le beso el cabello y asintió – he cumplido mi trabajo entonces – le guiño un ojo coqueto y el varón rio con ganas - ¿no vas a la oficina?

- No – dijo mirando la hora – si siguen molestándome alguien va a morir y dudo que quieras ir a visitarme en prisión.

- No seria lo ideal pero lo haría – se sentó – necesito un baño – se miro el torso, que lucia muy “sucio”.

- Si que lo necesitas – Madara se le acerco para rodearlo en un abrazo, llevo una mano a las redondas nalgas y toco entre medio de ellas – y no sabes el desastre que tienes aquí dentro – Minato gimió al sentir un dedo colarse en su interior – tengo que lavarte a fondo amor ¿puedo? – el rubio se mordía los labios para dejar de hacer tan vergonzosos sonidos. Madara sonreía victorioso.

- Mas te vale que lo hagas, estoy así por tu culpa – logro decir entre jadeos. Madara sonrío y se lo llevo en brazos al cuarto de baño. Dentro se amaron nuevamente, pero menos intenso que por la noche, porque el pobre de Minato no era incansable y su cuerpo le dolía. Daba gracias al cielo por su rutina de ejercicios desde pequeño, ya que le permitía tener una excelente condición física que le ayudaba a llevarle el ritmo a su semental esposo, de lo contrario hubiera muerto de agotamiento hacia mucho.

Luego del baño, se vistieron en medio de besos y caricias y decidieron buscar a sus hijos para pasar el día en familia. Fueron a la habitación del más pequeño y lo vieron dormido, tapado hasta la cabeza. Deidara estaba a su lado, ya vestido contemplándolo con tristeza.

- Buenos días Dei – saludo Madara y se acercó para besarle la frente a su niño. El pelilargo sonrió por el gesto. Desde su fallido y ridículo intento de escape que la relación entre ambos se había estrechado - ¿despertó en algún momento?

- Solo unos minutos, luego volvió a dormirse – respondió decaído – no se como animarlo un poco – intento no llorar, pero le fue inevitable, sentía que su hermanito estaba dejándose morir. Minato había salido de la habitación para buscar algo de comida y regreso con una bandeja en las manos acompañado de un par de empleados con otras dos más. Sai se había ido a la empresa así que no estaba en la casa.

- Buenos días amor – saludo Minato a su hijo mayor - ¿comiste algo? – Deidara negó con la cabeza y el rubio mayor le hizo señas para que comiera lo que trajo – Naru – comenzó a despertar al rubito moviéndolo levemente – Naru amor, despierta – pedía suplicando, pero no obtenía respuesta.

- Quizás tiene sueño – dijo Madara.

- Anoche no ceno ni tomo su medicina, debe comer y hacerlo, y debe hacerlo ahora – indicio el doncel mayor sin mirar a su esposo – anda bebe, abre tus ojitos, debes comer para mejorarte.

- No quiero – respondió Naruto sin moverse – no tengo hambre, quiero dormir.

- No es posible, debes alimentarte – Minato intentaba sonar fuerte pero sentía que en cualquier momento se quebraría.

- No – respondió el menor – porque coma un poco no voy a curarme, de todas maneras voy a morirme – los presentes sintieron que les congelaban la sangre al escucharlo decir eso. Madara se repuso más rápido y se acercó a la cama nuevamente. Se sonto al borde y con toda la delicadeza de la que era capaz tomo a su niño en brazos y lo sentó en su regazo. El pequeño abrió con pereza los ojos y lo miro con el seño fruncido.

- No vuelvas a decir algo así – pidió con la voz ronca, de solo imaginar que eso podía suceder se le partía el alma – tu no vas a morirte, no aun, te queda mucho por vivir.

- No quiero vivir sin poder hacer nada – dijo mirando a su padre a los ojos – odio estar todo el día encerrado.

- Tú decidiste encerrarte – indico Madara.

- No es cierto, tengo prohibido hacer cualquier cosa que desee, ¿para que quiero vivir así?

- Naruto – Madara estaba molesto, triste, desesperado – no es así, tu puedes hacer cosas que desees, pero conoces los limites.

- No puedo hacer lo que quiero – indico e intento levantarse pero Madara lo impidió abrazándolo.

- A ver – pidió un poco mas calmado - ¿Qué es lo que mi niño bonito quiere hacer y no puede? – Pregunto tiernamente, Naruto se sonrojo pero no respondió – dime, así veremos como conseguirlo para ti.

- No tiene sentido que te lo diga.

- ¿Por qué tan negativo bebe? – Pregunto ansioso – tu no eres así.

- No lo se, solo digo que lo que pienso – suspiro – quiero dormir, déjame.

- De ninguna manera, primero tienes que comer y me tienes que decir lo que quieres para que te lo consiga – el rubito negó con la cabeza, no pensaba decirle a su padre lo que quería, porque sabia la respuesta que obtendría y no tenia ganas de desilusionarse mas de lo que ya estaba – anda dile a tu padre como consentirte, por favor – pidió acariciándole los cabellos.

- No lo hare, porque no vas a dármelo – y sin que Madara pudiera evitarlo se bajo de sus piernas para entrar al baño, Minato lo siguió pensando que por su debilidad podría caerse. Madara se sujeto la cabeza con las palmas. No sabia que rayos hacer y eso lo estresaba.

- ¿Tu sabes lo que quiere? – pregunto sin mirar a su otro hijo, porque sospechaba la respuesta y sabia que no le gustaría.

- Lo supongo – dijo el pelilargo – pero Naru tiene razón, jamás lo consentirías en eso.

- ¿Sasuke? – Pregunto ya de pie mirando al doncel que solo asintió con la cabeza – hijo de puta – gruño pateando un banquito que había por allí – ese infeliz no lo deja en paz – estaba colérico, aun de lejos Sasuke seguía dañando a su pequeño - ¿y que quiere con el?

- No lo se – Deidara prefirió mentir un poquito, por la integridad física de su primo – al parecer Naru hizo click con el – el varón abrió los ojos como platos, eso no podía ser posible. No su pequeñito. Sintió que le iba el aire y el corazón se le rompía – eso es lo que dijo Sai, y Naru lo confirmo, porque siente exactamente lo mismo que Sai con Gaara – elevo los hombros – yo no creo mucho en eso – siguió mintiendo – pero al parecer Sai si, y esta muy seguro que eso paso.

- Voy a matarlo – susurro sentándose nuevamente - ¿Cómo se atrevió a enamorarlo?

- Según he entendido es algo que pasa y ya – el rubio le quitaba importancia, como si el no supiera de lo que se trataba – Sai dijo que Gaara no hizo nada para atraparlo, el simplemente lo vio y paso, el click.

- Se lo que es hacer click Dei, me paso lo mismo con tu padre – confeso y Deidara sonrió – pero no pensé que ustedes podrían pasar por eso.

- A mi no me paso – si seguía mintiendo terminaría con la nariz de pinocho, pensó Dei, pero no iba a alterar mas a su oto san, además que el aun no estaba de acuerdo con lo que sentía, para nada de acuerdo – pero tiene sentido ya que a pesar de ser rubios, somos Uchiha, ¿o no?

- Claro que son Uchiha – respondió poniéndose de pie – pero eso no significa que tienen que quedarse con su alma gemela, y menos si esa alma gemela es un bastardo como Sasuke.

- Según Sai algo así haría infeliz a Naru, que le quiten su otra mitad suena devastador – se puso serio imaginando la situación pero con el de protagonista - ¿Qué harías si te alejaran para siempre de oto chan?

- Jamás lo permitiría – afirmo – no de nuevo, seria capaz de ir a buscarlo al fin del mundo – Deidara asintió – pero no es lo mismo.

- Yo creo que si, Naru cuando estuvo enfermo la primera vez tenia ganas de mejorar y vivir, ahora no. Supongo que imaginar una vida sin la persona que ama a su lado le quita todas las esperanzas y ha elegido dejarse morir.

- ¡No! – Grito Madara y sobresalto a su hijo – no voy a permitirlo, él no va a morir y no me importa que tenga que hacer para evitarlo.

- Naruto necesita una razón para vivir, es fuerte de espíritu, pero ahora esta deprimido, desganado, resignado – se acercó a la puerta – hacer lo que sea debería incluir a Sasuke – sugirió y se fue, le aterraba cuando su padre se ponía furioso y prefería alejarse por las dudas. Madara miro la puerta unos instantes y luego salió rumbo a su despacho donde se encerró de un portazo. Deidara regreso luego y se encontró con su padre y su hermanito desayunando en la cama - ¿estuve bien? – pregunto acomodándose con ellos. Minato le acaricio el rostro complacido.

- No se si sentirme orgulloso o molesto por tus dotes actorales y de manipulación – dijo el rubio mayor.

- Oto chan aprendimos del mejor – Dei le guiño un ojo - ¿a que si Naru? – el rubito elevo los hombros. Su papi le había pedido el día anterior que le dijera ciertas cosas a su oto san, cosas que él pensaba pero jamás se hubiera atrevido a decir en voz alta, pero su papi le había dicho que así lograrían que Sasuke lo visitara un poco.

- Eso no me hace un buen padre ¿verdad? – Deidara rio con ganas.

- Papi es algo de los genes, ¿o ya olvidaste como la abuela manipula a todo el mundo? – Minato negó con una sonrisa recordando a su madre – es parte del encanto de los Namikaze, no podemos contra ello.

- Supongo que tienes razón, pero no hay que hacerlo siempre, además a tu padre le molesta cuando se sabe manipulado – los rubios menores asintieron – lo mismo les pasara a sus parejas, como Uchiha que son el orgullo es algo fundamental en ellos y saber que su doncel los lleva de la nariz los afecta enormemente, entonces tienen que disimular, que ellos piensen que son los que mandan ¿entienden? – Deidara asintió entusiasmado, pero Naruto volvió a recostarse – Naru.

- No tiene sentido que me digas esas cosas, yo nunca voy a poder tener pareja, y mucho menos a un Uchiha – se giro para acomodarse, los mayores se miraron tristes – si no es con Sasuke no quiero estar con nadie, jamás podría enamorarme de otra persona – Minato le acaricio el cabello con dulzura, entendía tan bien a su pequeño, porque el sentía lo mismo. Si no era Madara no podía ser nadie.

- Ya veras que todo mejorara, confía en nosotros ¿si? – Naruto asintió por compromiso, porque el no veía la manera en que su padre accediera a que Sasuke y el estuvieran juntos.

Notas finales:

que terribles son los Namikaze... pobre Madara, y el pobre que seguro va a pensar que todo fue su idea... eso solo significa que Mina y sus retoños son geniales en el arte de la manipulacion... pero no tienen que abusar como aconsejo Minato, porque podrian herir el orgullo de sus hombres.

En el proximo capi la decision de Madara... ¿aceptara a Sasuke? ;) Creo que ya sabemos la respuesta ¿verdad?


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