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Los Varones de Papá, los Donceles de Papi por Serenamoon

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Notas del capitulo:

Miercoles 03 de julio a las 09:30 am... tempranito, tempranito... tengo mucho trabajo y seguro que me enfrasco en eso y me olvido de subir asi que publico primero y sigo con mis responsabilidades luego.

No voy a adelantar mucho, solo que se sabra un poco del pasado de Narutin, mi pobre Narutin :( y que el bastardo (Sasuke) hace lo que nadie esperaria que haga... de ahi el original titulo, jejeje.

Espero que les guste, esto significa un antes y un despues en la vida de los protagonistas y muchas cosas van a surgir de aqui para el futuro.

INESPERADO

 

 

Dos semanas después de aquella cena, las cosas se habían calmado un poco por un lado y alterado demasiado por otro. Sasuke había salido del país a atender unos negocios. Fugaku pensó que era la mejor opción hasta que a su hermano se le pasara el mal humor. Que aumento luego de enterarse porque Naruto actuaba de esa manera.

FB

Luego de la cena, regresaron a dormir en la casa de Madara, el rubio mayor ya no le veía el caso a negarse o hacerse el de rogar, el deseaba tanto como el varón sus encuentros. Luego de acostar a Naruto ingresaron a su habitación.

- ¿Hay algo que tenga que saber? – pregunto serio el Uchiha, Minato se sentó en la cama y suspiro, debía decirle la verdad.

- Cuando Naruto nació los médicos no me dieron muchas esperanzas para el – dijo con tristeza, Madara se sentó a su lado y le tomo la mano – su corazón era débil, demasiado para soportar mas de un par de años – se limpio una lagrima que escapaba al recordar ese angustiante momento – quise morirme ese día, pero mi madre me saco adelante, dijo que un Namikaze no se vencería por un corazón enfermo. Buscamos a los mejores especialistas, fue un año entero de tener a mi bebe en un hospital – Madara cerro los ojos, lamentándose por no haber estado en esos momentos junto a su familia y recordando el tiempo que su esposo había pasado fuera con la excusa de una enfermedad de su madre – hasta que conocimos a un medico que tenia una terapia experimental, la tomamos, era la única opción – suspiro – le hizo varias cirugías, luego de eso siguieron medicamentos, terapias con un desfibrador – otro suspiro – mucho dolor para un pequeño, pero lo soporto, apenas lloraba un poco cuando lo inyectaban, se le notaban las ganas que tenia de vivir – se miraron a los ojos – fueron cinco años de eso, con Naruto inconsciente la mayor parte del tiempo, pero cuando cumplió los seis el medico nos dijo que el corazón ya comenzaba a funcionar como debía, que había funcionado la primera parte del tratamiento – sonrió con los ojos brillosos y Madara lo abrazo por los hombros – pero faltaba un tramo largo aun, Naruto debía hacer reposo hasta que su corazón estuviera del todo en funcionamiento, pues un esfuerzo podría costarle la vida – el varón asintió – hasta los doce años estuvo encerrado en su habitación, lo único que podía hacer era ir de la cama al baño, si quería bajar a la sala lo llevábamos en brazos, pero no podía salir de la casa, un virus insignificante podría destruir todo el avance. Así que se aguantó estoicamente pasar toda su niñez sin hacer nada, viendo más médicos que un adulto en toda su vida – apoyo su cabeza en el hombro de su ex esposo – fue difícil, pero él quería estar sano, quería vivir plenamente y lo conseguimos – el varón afianzo el abrazo sintiéndose aliviado – es obvio que el nunca podrá practicar deportes de manera intensiva, o tener grandes emociones pero por lo demás puede vivir normalmente, cuidándose mucho eso si, una vida sana es indispensable para el.

- ¿Qué paso después de los doce? – pregunto Madara.

- Imagínate, cuando el doctor le dio de alta. Salió corriendo de la casa rumbo al patio, corría, saltaba, gritaba todo eufórico – ambos rieron – no paro por mas de doce horas, no se cansaba de jugar y eso nos ponía muy felices a todos. En casa había unos niños de siete y ocho años, hijos de unos empleados y se volvieron amigos. Jugaban juntos, compartían juguetes, inquietudes. Lo deje unos meses de vacaciones y luego lo inscribimos en el colegio – suspiro – le costó adaptarse, siempre tuvo tutores privados y de repente encontrarse en un lugar lleno de chicos como el, pero a la vez diferentes fue difícil. Se metía en problemas por no prestar atención, prefería quedarse jugando en el patio que entrar a clases y después comenzó el abuso de sus compañeros. La adolescencia es una edad difícil y los chicos a esa edad suelen crueles con quienes consideran diferentes o inadaptados – Madara asintió recordando su adolescencia – al principio no se defendía, pero un día Sai decidido que era suficiente y le enseño a defenderse y así comenzaron las peleas y las expulsiones – suspiro – paso de ser un sumiso que se dejaba amedrentar a un justiciero que repartía golpes a los abusivos, eso le trajo problemas, muchos problemas. Siempre llamo demasiado la atención, no es porque sea mi hijo, pero es demasiado hermoso como para no atraer todas las miradas – Madara asintió – eso sumado a su personalidad relajada y risueña y a su inocencia lo hicieron blanco de varios pervertidos, no me quedo otra que sobreprotegerlo a los extremos. Mientras Sai estaba con nosotros se encargaba de mantener al margen a todos los que intentaban sobrepasarse con su hermanito, lo entrenaste bien en combate tengo que reconocer, mando a mas de uno al hospital con varios huesos rotos. Cuando el vino a vivir aquí se complicaron las cosas un poco, es por eso que tome la decisión de regresar, no me sentía capacitado para protegerlo a él y a Dei como corresponde.

- Tomaste la decisión correcta – dijo el varón – aunque no se si algún día podre perdonarte que me los ocultaras tanto tiempo – Minato se sintió apenado – pero te doy la posibilidad de redimirte – dijo en doble sentido recostándose en la cama mirando de manera seductora al rubio.

- No dejas de pensar en eso – dijo el doncel fingiendo que le molestaba – eres un pervertido.

- Es tu culpa amor, tu me enloqueces los sentidos – Minato sonrió y se acercó dejando sus rostro a escasos centímetros – vuelve conmigo – suplico a su modo el Uchiha – quiero que volvamos a ser una familia.

- No lo se Madara, creo que así estamos bien – respondió el rubio y el varón suspiro girando para quedar arriba - ¿recuerdas como fue nuestro matrimonio? No quiero volver a eso.

- Pensé que éramos felices – dijo ofendido.

- Madara me tenias prisionero, yo no era dueño de nada, si salía tenia a media decena de custodios detrás mio, que te informaban todo lo que hacia y si había algo que no te gustaba les ordenabas que me llevaran a la casa como fuera ¿lo recuerdas? – Madara asintió – controlabas mi ropa, mis llamadas, mis amigos, en realidad me alejaste de mis amigos – el varón bufo, quizás había exagerado un poco con sus celos y su posesividad, pero no había podido evitarlo, odiaba cuando alguien miraba a su esposo.

- Supongo que exagere un poco – dijo cerrando los ojos, el rubio sonrió – puedo cambiar.

- Demuéstralo – dijo el rubio besando sus labios castamente – si me demuestras que has cambiado en eso volveré contigo, pero mientras tendrás que conformarte con ser mi amante ocasional.

- Mientras sea el único – rugió el mayor.

- No tienes derecho a pedir eso, tienes que ganártelo – jugo el rubio, era obvio que Madara era el único hombre en su vida, pero necesitaba que el azabache lo entendiera y confiara en el, su constante desconfianza era hiriente. Madara no dijo nada, se dedico a devorar el cuerpo debajo de él demostrándole que le pertenecía.

Fin FB

 

 

Lo que había empeorado era el acoso de la prensa y algunos “amigos” de la familia que sentían curiosidad por los dos jóvenes rubios que acompañaban a Madara bastante seguido. Además que muchos querían confirmar el rumor de que el empresario había regresado con su esposo, luego de mas de diez años de separación.

- Me tienen cansado los reporteros – se quejaba Fugaku ingresando a la oficina de su hermano que lo miro serio – tienes que hacer algo, están en todos lados – Madara suspiro, sabia que si no hacia algo las cosas podrían salirse de control.

- Dile a Mikoto que organice una fiesta con todas las personas importantes y la prensa – Fugaku asintió – voy a presentar en sociedad a mis hijos y voy a aclarar que Minato y yo estamos juntos – el menor asentía – pero que no diga nada hasta la fiesta, que se mueran de la curiosidad un par de semanas mas.

- Como digas – Fugaku complacido se retiro, a ser el vocero de la corporación le tocaba dar muchas explicaciones y no tenia ganas de ser acosado de esa manera. Hablo con su esposa que emocionada se puso manos a la obra, tenia menos de dos semanas para preparar un evento tan importante, pero no por nada era una de las mejores planificadoras de eventos, además que contaba con recursos ilimitados para conseguir lo que quisiera. Dos días después las invitaciones fueron enviadas, acrecentando la curiosidad de todo el mundo.

Y así pasaron los días, siendo acosados todo el tiempo. Ninguno de los rubios podía poner un pie en la calle sin que un montón de reporteros los atacaran, motivo por el cual tenían entre cuatro y seis custodios cada uno. Naruto iba al colegio muy bien custodiado, ingresaba a sus clases con dos custodios que recorrían el establecimiento y a la hora de la salida lo cargaban para subirlo al coche y alejarlo de los acosadores que lo esperaban para atosigarlo a preguntas. Era una rutina, que se vio truncada un viernes cuando las clases acabaron antes de tiempo y los custodios “misteriosamente” habían bajado la guardia unos instantes. Naruto junto a Kiba salieron y en un segundo el rubio ya estaba rodeado de extraños que no dejaban de hacerle preguntas y tomarle fotos. El rubio se asusto, estaban invadiendo su espacio personal y le tironeaban de un lado al otro para que mirara a determinada cámara. Comenzó a sentirse sofocado, le faltaba el aire y sus ojitos se aguaban. Una primera plana de su rostro lloroso y asustado recorrió los canales del mundo.

- ¿Qué mierda es eso? – el grito de Madara atrajo la atención de toda la empresa, junto con el sonido de cosas rompiéndose en su oficina. Itachi, Sasuke y Fugaku ingresaron rápidamente, seguidos de Sai.

- ¿Qué sucede padre? – pregunto el menor y sus ojos se posaron en la gran pantalla que mostraba a su hermanito al borde de un ataque de pánico, intentando contener las lagrimas - ¿Dónde? ¿Cómo? – no sabia que decir ¿no se suponía que alguien lo cuidaba? La imagen desapareció y se mostro a la conductora del show, todos estaban mudos, pensando como ir a rescatar al pequeño. Madara marcaba el número de los custodios desesperado.

- No quiero ni una excusa – dijo cuando le atendieron – sácalo de ahí y por tu bien que no tengo ni un rasguño – y colgó.

- Acabamos de ver a uno de los rubios que tienen enloquecidos a todo el mundo, al parecer el pequeño se asusto por el acoso, en mi vida he visto algo tan tierno – comentaba la presentadora con una gran sonrisa – acaban de informarme que tenemos al otro rubio que nos tiene intrigados – la imagen desapareció y mostro otra, donde se veía a un rubio pelilargo corriendo por la aceras de la ciudad, siendo perseguido por un grupo de periodistas. Su largo cabello surcaba el aire con sus movimientos. Madara apretaba los puños, ese día iba a correr sangre. Deidara corría desesperado, no sabia donde estaban sus custodios cuando los necesitaba, por más que odiara hacerlo, debía reconocer que los monigotes eran necesarios. Llego a la entrada del imponente edificio de la corporación Uchiha y se metió allí. Los presentes en la oficina de Madara suspiraron aliviados, Fugaku aviso para que dejaran a Deidara subir con ellos y a los minutos la puerta se abría dejando pasar a un agitadísimo rubio.

- No se como, pero tienes que sacarme a esos pesados de encima – le dijo a su padre intentando recuperar la respiración – o de lo contrario vas a ser responsable de sus muertes, porque no pienso seguir aguantando que me acosen – y se desplomo en el sofá - ¿y donde están tus custodios de todas maneras?

- Es lo que quisiera saber yo – dijo Madara serio, aunque aliviado de que su niño estuviera a salvo. Itachi aprovechando la situación le acerco un vaso de agua. El doncel le agradeció con una sonrisa encantadora a los ojos del Uchiha.

- Como vieron el doncel ingreso al edificio principal de la corporación Uchiha – hablaba la misma presentadora - ¿Qué relación tienen los rubios con los Uchiha? Esa pregunta nos tiene a todos desvelados. Ahora regresemos con el menor – la imagen regreso al lugar donde se encontraba Naruto, los acosadores estaban un poco alejados y se observaba como el rubio permanecía abrazado al cuerpo de un pelinegro – déjenlo en paz malditos bastardos – exclamaba el varón – lo han asustado idiotas, vayan a meterse en sus vidas – otros dos varones, estudiantes del mismo instituto por lo que dejaba ver el uniforme llegaron y ayudaron al primero a sacar al rubio de allí, para subirlo en un coche que se alejó a toda prisa del lugar.

- ¿Quiénes son esos? – pregunto Fugaku.

- Compañeros de Naru – dijo Deidara – fueron a la casa el otro día, son buenos chicos – se relajo a saber que su hermanito estaba a salvo – tienes que parar esto – advirtió a su padre que asintió – bien ahora ¿Cómo me voy a casa?

- Itachi va a llevarte – ordeno y ambos asintieron – llama a Naruto que lo traigan aquí.

- ¿Por qué? – cuestiono Deidara.

- Por eso – señalo Madara mostrando la entrada de la casa de los rubios siendo invadida por los molestos reporteros, sin una topadora era imposible ingresar.

- Bien – asintió y marco a su hermanito - ¿Naru-chan?

- No Deidara-sempai, soy Shino, el amigo de Naruto.

- Shino-san ¿Cómo está mi hermano?

- Se durmió – respondió – pero creo que esta bien.

- Que alegría – respondió el rubio mayor – Shino no quiero abusar ¿pero podrían traer a Naru a la corporación Uchiha? Es que la casa esta invadida.

- No hay problema sempai, en unos minutos estamos allí.

- Muchas gracias, los esperamos – y cortaron – ya vienen, dijo que Naru se durmió – comento tranquilo. Los demás lanzaron un suspiro de alivio - ¿no deberías irte Sasuke? – pregunto mirando al mencionado que le devolvió la mirada con rabia.

- No veo motivo – dijo indiferente.

- Mi padre te pidió que mantuvieras la distancia con Naruto, ahí tienes el motivo – dijo el rubio apretando los puños, pues sabia lo que ese idiota le había dicho y como se puso el rubito por ello. No había tenido oportunidad de verlo hasta ese día, por el viaje del Uchiha, pero ahora que lo tenía allí no se iba a quedar con las ganas de ponerlo en su lugar. Se puso de pie – así que escucha bien bastardo – se acercó a él apuntándolo con un dedo – vuelves a hacer llorar a mi hermanito y te mato – antes de que Sasuke pudiera responder algo la puerta se abrió, ingresaron dos adolescentes primero y detrás otro cargando estilo princesa a un rubio profundamente dormido.

- Buenas tardes – saludo correctamente Neji – trajimos a Naru-chan – todos se fijaron en Shikamaru que no parecía para nada incomodo cargando al doncel. Sai se acercó a pasos rápidos y prácticamente le arrebato a su hermano de lo brazos. El adolescente blanqueo los ojos.

- Gracias por traerlo ya pueden largarse – dijo el azabache mientras se sentaba para que Naruto descansara mejor.

- No seas grosero – le recrimino Deidara, acercándose a los chicos – muchas gracias – le sonrió y les dio un beso en la mejilla a cada uno, sonrojándolos y causando molestia en los Uchiha – los presento, ellos son Nara Shikamaru, Abrume Shino y Hyuga Neji – los aludidos hicieron una reverencia – ellos son los Uchiha, Itachi, Sasuke, a Sai ya lo conocen – los adolescentes asintieron – él es Uchiha Fugaku y el Uchiha Madara, nuestro oto-san – los adolescentes abrieron los ojos como platos al escuchar esa declaración. Sus dudas habían sido aclaradas – pero es un secreto así que no digan nada – los tres asintieron.

- Jóvenes muchas gracias por ayudar a mi hijo y por traerlo aquí a salvo – hablo Madara – y como Deidara dijo necesito de su discreción sobre este asunto, a su debido momento revelaremos todo.

- No se preocupe Madara-sama – hablo Neji – nosotros no diremos nada.

- Que bueno saberlo – respondió el Uchiha – dile a tu padre que voy a llamarlo para negociar la semana que viene – Neji asintió con una sonrisa, su padre hacia tiempo quería tratar con los Uchiha y no conseguía un cita, y él la había conseguido solo por ser amigo de Naruto.

- Si eso es todo, nos retiramos – hablo Shikamaru – Deidara cuando Naru se despierte dile que me llame – pidió y el rubio asintió – genial – se dirigió a la puerta – no vemos – saludo con la mano y se fue. Los otros dos saludaron más educadamente y se marcharon también.

- Que idiota – mascullaron Sai y Sasuke al mismo tiempo y se miraron a los ojos. Naruto comenzó a despertar.

- ¿Aniki? – pregunto enfocando la vista en su hermano mayor que le sonrió acariciándole los cabellos.

- Si Naru, soy yo – le beso la frente – ¿estás bien?

- si dattebayo – dijo bostezando para luego sentarse y ver a todos los azabaches, cuando sus ojos se encontraron con Sasuke desvió la mirada y con movimientos suaves se bajo del regazo de Sai, no quería que le volviera a decir retrasado – lamento mucho los problemas ocasionados – dijo mirando el piso. Madara suspiro.

- Sasuke lárgate – dijo el líder de mala gana. El menor quiso replicar, pero era imposible contradecir a Madara así que maldiciendo mentalmente se retiro.

- No tienes que disculparte pequeño, no fue tu culpa – Madara se acercó a su hijo y de rápido movimiento lo sentó en su regazo, envolviéndolo con sus brazos. Naru quiso escaparse pero Madara lo impidió – no me quites el derecho de cargarte – pidió – yo sé que eres grande, pero para tu viejo padre siempre serás mi bebe – el rubio se relajo y apoyo la cabeza en el pecho de su padre – no hagas caso a las palabras de Sasuke, es un insensible que no sabe relacionarse con las personas, el que tiene que cambiar es el, no tu ¿entiendes? – asintió quedito.

- Tu padre tiene razón Naru-chan, mi ototo es un idiota sin corazón, no tiene amigos ni nada, no tomes en cuenta las idioteces que dice – Itachi le acaricio el cabello sorprendiendo a todos, y ganándose un resplandeciente sonrisa del rubito que no dudo en saltarle encima para abrazarlo.

- Gracias Itachi-san – dijo sonrojado, el mayor sonrió y al notar la mirad asesina que tenían su tío y su primo y también su padre, esa no la comprendió, pero para su seguridad bajo a Naruto y le revolvió el cabello.

- Voy a seguir con mi trabajo – dijo saliendo del tenso ambiente, pensando que si las miradas mataran el habría muerto mas de cien veces en esa habitación – jodidos celosos – murmuro para caminar a su oficina, luego sonrió, seguramente el haría lo mismo, no podía explicar con certeza lo que sentía pero sabia que no le gustaba que nadie tocara a su primito,  pero de algo estaba seguro no era porque estuviera interesado sentimentalmente en el, era otra cosa, algo que se asemejaba al amor fraternal.

- Tengo hambre dattebayo – dijo el rubito mirando por el enorme ventana de la oficina – parece que estuviéramos en la cima del mundo oto-san – comento con su enorme sonrisa - ¿esta es tu oficina? – Madara asintió y Naruto comenzó a inspeccionar – no tienes fotos de nosotros – comento con el seño fruncido – voy a regalarte unas cuantas ¿quieres?

- Me encantaría Naruto – dijo sonriendo como todo un Uchiha – voy a pedir comida, no creo que sea prudente salir en estos momentos – todos asintieron, se acercó al escritorio y llamo a su secretaria – vamos a pedir comida – a los minutos una mujer ingreso – Konan queremos comer – la aludida asintió – pidan lo que quieran.

- ¡Yo quiero ramen dattebayo! – grito Naruto girando en la silla de Madara, Konan se sorprendió nadie jamás se había sentado en la silla además de Madara y ahora un adolescente jugaba en ella – dos tazones – giro – no mejor tres.

- Nada de ramen – repuso serio Deidara – pollo con verduras para Naru y para mi – Konan asintió tomando notas.

- Yo igual – dijo Sai.

- Trae lo mismo para todos – dijo Madara, Konan asintió.

- Pero yo quiero ramen dattebayo – se quejo Naruto.

- Sabes que debes comer saludable – dijo Sai – solo puedes comer el ramen que prepara oto-chan, los demás tienen muchas grasas.

- Es injusto – dictamino cruzándose de brazos y haciendo un puchero, pero resignado, el conocía su situación y no quería enfermar. La comida llego y comieron juntos, con Fugaku que parecía disfrutar mas la compañía de los hijos de Madara que de los suyos, y es que sus dos “niños” eran un caso, ególatras, orgullosos, amargados y en algunos groseros, compartir tiempo con los donceles rubios le alegraba el día y se ponía a pensar lo mucho que le hubiera gustado tener uno propio, o una niña por lo menos.

Dado que la prensa no se había retirado de la casa de los rubios, Deidara y Naruto se vieron obligados a permanecer en el edificio de la corporación. El rubio mayor se quedo en la oficina de Sai, interesado en su trabajo, aprendiendo todo lo que podía. Naruto luego de un par de horas se aburrió y pidió permiso a su padre para recorrer el lugar, Madara se lo otorgo pero solo en ese piso, no podía bajar a otro, así que el rubito comenzó su paseo por el lugar. Las personas que se cruzaban lo miraban sorprendidas y curiosas y el solo los saludaba con una sonrisa encantadora. El nombre en una puerta le dio curiosidad “Sasuke Uchiha, Director Creativo”. Se quedo parado frente a esta sin saber el porqué de las ganas de ingresar. Se sentía tonto, por querer ver al tipo que lo maltrataba todo el tiempo. Suspiro y siguió pensando. Llevo la mano al pomo y pensó, que si, que no, se repetía internamente.

- Que si – dijo decidido y abrió la puerta, apenas puso un pie dentro los ojos negros del varón se clavaron en el. Sintió un escalofrió, su mirada era demasiado intensa.

- ¿Necesitas algo? – Pregunto con el tono frio, el rubio negó con la cabeza, los sonidos se negaban a salir de su boca – entonces largo – dijo con fuego saliendo de los ojos. Naruto se giro para retirarse pero volvió a mirarlo.

- ¿Por qué? – Pregunto suavecito - ¿Por qué no te agrado? – Sasuke se sorprendió por la pregunta y es que ni el mismo sabia la respuesta.

- Porque eres un dobe – dijo dejando los papeles que revisaba y acomodándose en el asiento – no soporto a las personas idiotas y tú eres una – Naruto se apretaba el borde de la camisa al escucharlo, agacho la cabeza derrotado.

- Comprendo – dijo abriendo la puerta – lamento la molestia Sasuke-san, no volverá a pasar – hizo una reverencia y se marcho.

- Imbécil – susurro el Uchiha lanzando su engrampadora, y es que no podía evitar tratarlo mal, no tenia motivos, mas que su estupidez. La respuesta de porque lo maltrataba era porque desde que habían cruzados miradas por primera vez, su corazón había comenzado a latir con ganas por primera vez en su vida. Tampoco podía decirle que soñaba con hacerlo suyo cada noche, porque seguramente Madara se lo comería vivo de enterarse. Y ni hablar de reconocer que se moría de los celos cada vez que le sonreía a alguien, o se le sentaba en las piernas o alguien lo cargaba. Sentía que se volvería loco en cualquier momento, y su superdotada mente le dio la “brillante” idea de alejar al rubio para mantenerse a salvo. Porque Naruto era una amenaza a su estable y muy organizada vida, además de que su entereza física también correría riesgo si le ponía una mano encima y su tío se enteraba, y claro que se enteraría. Suspiro, necesitaba distraerse o mataría a alguien. Quiso concentrarse en los papeles nuevamente pero un alboroto afuera lo interrumpió y tuvo que salir a detenerlo.

Naruto luego de escuchar las palabras de Sasuke decidió resignarse, y por más que le dolía no podía cambiarlo, era lo que era y  no tenia manera de cambiar, así que resignado siguió con su recorrido. Sus ojos se iluminaron al ver una sala llena de sillas con rueditas, y frente a el tenia un largo y amplio pasillo lustroso para utilizar como pista de carreras, lastima que no tenía con quien jugar. Eso no lo desanimo y se puso a jugar, riendo solo mientras se deslizaba por el pasillo no noto cuando alguien salía de una oficina y lo observaba divertido.

- ¿Divertido? – Le pregunto cuando el rubio dio la vuelta para regresar, Naruto lo observo apenado – mi nombre es Saigetsu pequeño ¿el tuyo?

- Naruto señor – dijo mirando el piso - ¿estoy en problemas? – el mayor sonrió y negó.

- Solo si no me dejas jugar contigo – dijo divertido, el rostro de Naruto se ilumino y asintió sonriendo. Los dos se acomodaron y comenzaron a jugar a las carreras de sillas, colocando obstáculos y atrayendo la atención de varios curiosos que comenzaron a apostar y alentar a uno y otro.

- ¿Qué es este escandalo? – la potente voz de Sasuke retumbo en el espacio. Todos hicieron silencio y el rubio de la impresión acabo en el suelo con la silla encima. Sasuke se asusto al verlo, pero luego reparo en su subalterno y como se acercaba para levantarlo – déjalo – ordeno, Saigetsu lo miro extrañado pero no obedeció, quito la silla de encima del rubio y tomándolo de la mano lo puso de pie.

- ¿Estas bien pequeño? – pregunto. Naruto asintió sonriendo.

- Pero te gane dattebayo – dijo firme.

- Nada de eso yo gane, tenemos testigos – miraron a los pocos que se habían quedado presentes luego de la interrupción de Sasuke, que era olímpicamente ignorado.

- El rubio gano amigo, no quieras hacer trampa – comento un peli naranja sonriendo.

- Juugo – se quejo el otro.

- En tu cara Saigetsu – se burlo el rubio levantando su puño, luego choco palmas con Juugo y miro a Sasuke – solo jugábamos a una carrera de sillas, lamento el escandalo Uchiha-sama – dijo serio, hizo una reverencia – voy a buscar a mis hermanos – anuncio.

- Te acompaño – dijo Saigetsu y le ofreció su mano. El rubio iba a tomarla pero alguien lo tomo de la muñeca con rudeza.

-  Ve a trabajar – ordenó Sasuke con mirada asesina y comenzó a arrastrar al rubio por el pasillo.

- Suéltame teme – decía – me duele idiota.

- Cierra la jodida boca – dijo furioso, miro hacia los lados que nadie estuviera a la vista y empujo a Naruto dentro de una sala desocupada.

- ¿Qué haces? – Pregunto molesto – quiero irme con mi padre.

- ¡Que te calles de una vez! – Grito mirándolo con rabia, es que no podía contenerse, al primer idiota que se le cruzaba le regalaba sonrisitas y demás – eres un promiscuo – dijo con veneno, el rubio ni conocía lo que significaba esa palabra – te encanta provocar a los hombres ¿verdad? – Comenzó a acercarse a él, Naruto retrocedía asustado - ¿los seduces y luego te vas?

- No sé de que habla Sasuke-sama – dijo tembloroso.

- Si sabes y ya es hora que te hagas responsable – lo tomo de la cintura para pegarlo a el – mira como me tienes – sujeto una mano del rubio y la llevo a su entrepierna – quiero que lo bajes – Naruto temblaba como gelatina, no sabia que hacer. Comenzaba a hiperventilar, entonces las palabras de su amigo Shikamaru llegaron a su cabeza. Intento empujarlo para alejarlo pero no podía, igual no se rendiría.

- ¡Fuego! – Grito con todas sus fuerzas desconcertando a Sasuke que se había distraído besándole el cuello y tocándole el trasero - ¡Fuego! ¡oto-san! – el Uchiha le tapo los labios, pero ya era tarde, todo el piso lo había escuchado. Comenzaron a forcejear.

- Quédate quieto, al final vas a disfrutarlo – decía mientras paseaba sus manos por el menudo cuerpo, Naruto se sacudía sin parar. El sonido de la puerta al abrirse los separo. El rostro de Madara daría miedo hasta al mismo diablo. Observo la escena, su hijo llorando en el piso con la ropa desarreglada y su sobrino con un sonrojo y una notable erección en los pantalones. La rabia se apodero de él, como nunca, ciego tomo a Sasuke de la camisa y como poseído comenzó a golpearlo. No escuchaba los gritos suplicantes de su hijo para que parara, ni los de los empleados asustados, ni siquiera escuchaba a su hermano que intentaba en vano alejarlo del cuerpo maltrecho de Sasuke, que estaba inconsciente y lleno de sangre. Madara tenia una bestia en su interior y la había liberado al ver a su pequeño en ese estado y se desquito con su sobrino por todos aquellos que lo habían atormentado.

- Madara – esa voz, comenzó a regresarlo – Madara por Dios vas a matarlo – era Minato, su ángel, aun con la mirada perdida lo busco, al fijar sus ojos en los azules salió de su estado y se alejó de Sasuke, a quien inmediatamente trasladaron a un hospital.

- Él iba, él quería – murmuraba sentándose en el suelo, notando recién la sangre en sus manos y ropa – él quiso.

- Ya, ya – el rubio se acercó y lo abrazo por la cabeza – comprendo, tranquilízate.

- ¿Dónde esta Naru-chan? – pregunto cuando se recupero.

- Sai se lo llevo, estaba muy asustado de verte así.

- Debe pensar que soy un monstruo – se quejo poniéndose de pie.

- No lo creo, ya hablare con el – le acaricio el rostro – pensé que ya no tenias esos ataques.

- Hace años que no lo sufría, supongo que ese lado surge cuando algún bastardo lastima a algún rubio que quiero – comento.

- No puedo creer que Sasuke quisiera abusar de Naru, pensé que con la familia estaban a salvo – dijo el rubio mientras llevaba a su amante al baño para limpiarlo.

- Yo ya no confío en nadie – dijo suspirando - ¿lo mate?

- No lo creo, los Uchiha son resistentes – bromeo Minato para relajarlo un poco – no te culpes, yo mismo soy capaz de matar a quien ose lastimarlos, cualquier padre haría lo mismo - Madara asintió y se dejo consentir por Minato, se sentía muy aturdido y cansado.

Naruto se había dormido en los brazos de Sai, que ni siquiera intento separar a su padre de Sasuke, porque si hubiera llegado el antes seguramente lo habría lanzado por la ventana. Deidara estaba mirando el piso, harto, frustrado con todos los malditos que se acercaban a Naruto, ni siquiera en la familia podía estar tranquilo.

- Ojala que lo haya matado – murmuro el rubio pelilargo - ¿Qué vamos a hacer Sai? Esto no es normal.

- No se Dei, lo único que se me ocurre es encerrarlo lejos de todos, pero no seria justo para el – comento el mayor – creo que si veo a Sasuke en estos momentos termino lo que mi padre comenzó – el doncel asintió – no puedo creerlo, se supone que tendría que ayudarnos a cuidarlo, maldito infeliz – apretó los puños sintiendo que el odio crecía en su interior.

- ¿Padre siempre es tan violento? – pregunto el rubio luego de unos instantes, pues se había asustado de verlo tan enardecido.

- Es la primera vez que lo veo así – respondió Sai – aunque lo comprendo totalmente – Dei asintió en acuerdo – él es muy fuerte, todos lo sabemos, enfrentársele en cualquier sentido es suicidio, es por eso que no entiendo que se le paso por la cabeza a Sasuke, el sabia perfectamente de lo que Madara es capaz de hacer para defender a quienes ama, no llego a donde esta por ser una tierna ovejita.

- Me dio miedo – comento Dei.

- No debes hacerlo, el jamás te lastimaría, ni a papi y ni hablar de este rubio llorón – sonrió mirando el apacible rostro de su hermanito, donde aun se divisaba el rastro de lagrimas – esto va a traer problemas con la familia. No se como se tomara el tío que papa casi matara a golpes al bastardo.

- Se lo merecía – comento Deidara y ambos miraron a la puerta que se abría dejando entrar a Itachi, con la preocupación, el dolor y el arrepentimiento pintados en su rostro.

- ¿Cómo esta? – cuestiono, los dos hermanos lo fulminaban con la mirada, ya no confiaban en el. El mayor suspiro – lamento mucho lo que mi hermano intento hacer – dijo sincero – no tengo idea que estaba pensando, lo lamento.

- Gracias – dijo frio Deidara y con la mirada lo invitaba a retirarse.

- Madara los espera para marcharse, y por si les interesa Sasuke esta en coma – dijo y salió sintiéndose peor que antes, al comprobar que los lazos que había forjado con sus primos estaban rotos. Sai se puso de pie con Naru en brazos y abandonaron el lugar. Madara y Minato los esperaban frente al elevador, el resto de los empleados habían terminado sus tareas cuando ocurrió la pelea así que estaban solos.

- ¿Cómo esta? – pregunto el padre.

- Asustado, confundido, dolido, cansado – nombro Sai – seguro que después de esto necesita terapia – los mayores suspiraron – debiste matarlo – comento entrando al elevador, Madara cerro los ojos y Minato negó con la cabeza.

- Sai no digas esas cosas por  favor – pidió el rubio mayor, el aludido bufo – no es bueno que guardes tanto rencor, además Sasuke es un buen chico dentro de todo.

- No lo defiendas oto-chan – salto Deidara – es como todos esos tipos que ven en los donceles un objeto para satisfacer sus deseos, no les importan sus sentimientos, solo desfogarse, como para ellos nosotros somos unos bichos raros – se seco las lagrimas de los ojos – y Sai tiene razón, debiste matarlo, un malnacido menos para el mundo – Madara no dijo nada, su cabeza era un caos, por un lado la culpa por casi asesinar a su sobrino favorito a golpes, por otro la rabia que sentía al recordar porque lo había hecho y finalmente su familia, ¿Cómo iba a protegerlos? Dejarlos encerrados era la opción mas efectiva, pero eso significaría que lo odiaran y no quería eso, soñaba con vivir tranquilos y en armonía. Estaba cansado de estar solo, preocupándose nada más que por los negocios, quería descansar en los brazos de su esposo, llevar a su hijo al colegio, espantarle pretendientes a Deidara, pelearse con Sai. Suspiro ya habían llegado a la casa. Bajaron en silencio, Sai llevo a Naru a su habitación, Minato lo arropo, le dio las buenas noches a sus hijos mayores y fue con su esposo.

- No sé que hacer Minato – comento sin mirarlo desde la cama – tengo miedo de que algún día alguien concrete lo que tantos han intentado con cualquiera de los dos y ahí sé que no voy a poder parar hasta destruirlos por completo, voy a volverme la bestia que intento no ser.

- Juntos vamos a cuidarlos – dijo el rubio, muy preocupado por ver así a su esposo.

- ¿Cómo? – Pregunto derrotado – ya viste como se ponen los tipos con ellos. Deidara se cree súper man, pero créeme que a un varón con el mínimo de fuerza no le costara nada someterlo y ni hablemos de Naru – suspiro – pienso que la única opción es dejarlos encerrados bajo siete llaves.

- Ese seria un castigo para ellos – dijo Minato que se acostaba abrazándose al fornido pecho – duerme amor, fue un día largo, mañana pensaremos en algo.

- Es lo mejor – lo estrecho en sus brazos – te amo mi ángel.

- Y yo a ti – respondió – descansa yo estoy aquí – no le llevo mucho tiempo al mayor dormirse profundamente, después de todo un ataque de ira lo dejaba sin energías.

Notas finales:

Yyyyyyyyyyyyyyyyy? Mi Mada tiene ataques de ira, aunque muy merecido se lo tenia el desgraciado... que si lo agarrba Sai no contaba la historia seguro, porque el como no le tiene ni el mas minimo aprecio a su primito y ama demasiado a su hermanito... ¿que pasara? ¿ acaba Sasuke de ponerse en su contra a toda la familia? Si, definitivamente si.


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