Varios años mas tarde…
- ¡Oto-chan! – un rubio pelilargo ingresó corriendo a la casa, lucia asustado y desesperado - ¡oto-chan! – llamaba a su padre, un rubio mayor apareció para detener su corrida.
- Deidara – lo miro alarmado - ¿Qué tienes hijo? – el pelilargo sollozaba y buscaba aliento para seguir hablando.
- Naru – dijo con un hilo de voz.
- ¿Dónde esta? – Cuestiono el mayor - ¿Dónde esta tu hermano?
- Se lo llevaron oto-chan – dijo y rompió en un llanto – no pude impedirlo – el menor lloraba abrazado a su padre que no sabia que hacer.
- Minato ¿Qué son esos gritos? – El padre de Minato apareció - ¿Por qué lloras Deidara? ¿Dónde esta Naruto? – un rubio lloraba y el otro estaba en shokc – ¡respondan maldición!
- Se lo llevaron Jiraya-sama – un hombre apareció, estaba golpeado y apenas se mantenía en pie – los Akatsuki se lo llevaron – y se derrumbó en el piso.
- ¡Iruka! – Jiraya corrió a auxiliar al moreno – llamen a emergencias – los empleados se movilizaban – por Kami, ¿Dónde esta mi nieto? – Se lamentaba - ¡Minato! – Gritó para que su hijo reaccionara – sabes que tienes que hacer, no podemos perder el tiempo – el rubio asintió –tu y yo sabemos para que raptan donceles esos malditos.
- Hai – dijo Minato aun aturdido, el solo imaginar que su pequeño niño había caído en mano de esos monstruos – ahora voy – se recompuso lo mejor que pudo y salio corriendo de la casa, no tuvo tiempo para convencer a Deidara de que se quedara, si sacaban a Naruto del país no lo encontraría hasta que fuera demasiado tarde. Condujo sin respetar nada, ni semáforos, ni coches, ni peatones, necesitaba llegar a su destino.
En una lujosa mansión a unos minutos en conche de allí se llevaba a cabo una reunión de unos varones, algunos distinguidos y otros no tanto, pero todos poderosos, reían y conversaban sobre sus propiedades y sus ultimas “andanzas”, hasta que fueron interrumpidos.
- Madara-sama, tiene visita – aviso apenado el empleado, sabia que no tenia que interrumpir, pero también sabia que era urgente. El aludido lo observo fijamente, intimidándolo – es importante – susurro asustado.
- Cualquier cosa puede esperar – dijo Madara desde la punta de la mesa – estoy en una importante reunión de negocios – el empleado asintió con una reverencia y se dispuso a salir, cuando la puerta se abrió de golpe, dejando ver a dos rubios.
- Madara tenemos que hablar – demando Minato desesperado – es urgente.
- Pensé que no querías verme ni hablarme nunca mas – comento el mayor caminando hacia el.
- No tengo tiempo Madara, por favor necesito tu ayuda – el varón lo miraba sin expresar nada.
- Espera en mi despacho cuando acabe aquí iré a verte – estaba por girarse pero el rubio lo tomo del cuello de la camisa.
- ¡Por lo que mas quieras ayúdame! – las lagrimas antes contenidas desbordaron los azules ojos del doncel, estaba aterrado, desesperado – mi niño, tienes que ayudarme.
- No comprendo nada – dijo el Uchiha – Sai esta bien, ahí lo tienes – apunto a la mesa donde un azabache miraba la escena sin perder detalle - ¿Qué tienes?
- Alguien se llevo a mi hijo Madara – dijo sin mirarlo – solo tu puedes encontrarlo antes que sea tarde – el mayor se soltó del agarre, molesto, por no decir celoso.
- Pues dile al padre que se encargue – respondió con ira y se alejo unos pasos.
- Eres tu – respondió el rubio, por lo bajo pero igual fue escuchado por el varón que se giro – tu eres el padre.
- Repítelo – ordeno furioso el Uchiha.
- Naruto es tu hijo – confeso mirándolo a los ojos – tiene quince años y es un doncel – un murmullo inundo la estancia, Madara estaba por cuestionar pero alguien se le adelanto.
- ¿Qué le paso a Naru-chan? – Sai tomo a su papi de los hombros - ¿Dónde esta mi ototo?
- Se lo llevaron los Akatsuki – respondió el otro rubio que no había movido ni un músculo desde que llegaron. Sai soltó a su oto-chan y se acerco al otro rubio.
- ¿Cómo dices Deidara? – lo hizo mirarlo, notando que su hermano tenia golpes en el rostro y los ojos rojos de tanto llorar.
- Quise evitarlo, pero fue tan rápido – Deidara comenzó a llorar nuevamente y se abrazo a su hermano – no pude cuidarlo como te prometí, perdóname – el azabache abrazaba a su rubio hermano intentando consolarlo.
- ¿No vas a hacer nada? – Cuestiono a Madara que tenia la vista clavada en Minato – sabes lo que esos tipos hacen con los donceles, ¡haz algo! – Gritó logrando que su padre lo mirara – después va a haber tiempo para reclamos y reproches.
- ¡itachi! – Llamo Madara y una azabache de cabellos largos sujetos en una coleta se acercó a ellos - ¿aun tienes contacto con los Akatsuki?
- Si – respondió serio.
- Contacta con ellos ¡ahora! – Itachi tomo su teléfono e hizo una llamada, a los tres tonos le respondieron.
- Uchiha que milagro – dijo la otra voz.
- Kisame es importante – respondió Itachi y Madara le arrebató el teléfono.
- Soy Madara Uchiha – habló amenazadoramente – tengo entendido que hace unas horas han secuestrado a un doncel rubio de unos quince años – el otro quiso negar – no lo niegues, lo se – silencio al otro lado – responde al nombre de Naruto y es mi hijo – el interlocutor dejo de respirar al escucharlo – lo quiero en mi casa, sano y salvo, de mas esta decir que si le tocan un solo cabello voy a mandarlos al infierno ¿has entendido?
- Si señor – tartamudeo el otro al responder – espero tu llamado en cinco minutos o envío a mi gente tras ustedes ¿entiendes?
- Si señor – repitió.
- Entonces muévete – ordeno y luego colgó – por tu bien Minato que ha ese niño no le haya pasado nada, y en cuanto aparezca vamos a aclarar esto – el rubio asintió sin mirarlo y el teléfono sonó - ¿y bien?
- Madara-sama – otra voz se escucho – soy Pain, no tenemos al niño.
- Voy a matarlos – dijo el Uchiha entre dientes y Minato rompió en llanto, desconsolado imaginando lo peor, Sai abrazo a su papi junto con su hermano, intentando reconfortarlos, pero se sentía morir.
- Sabemos quien lo compro – aclaro rápidamente el otro – nos contrataron para atraparlo a el en especifico.
- ¿Quién? – preguntó apretando los dientes.
- Orochimaru-sama – respondió el otro – podemos ir a buscarlo ahora mismo.
- ¿Dónde lo llevaron?
- A la residencia principal de él – respondió Pain - ¿conoce?
- Si – el Uchiha se giro a su familia – te veo ahí en quince minutos y ni se te ocurra traicionarme.
- Jamás Madara-sama, si hubiera sabido que era su hijo – Madara cortó.
- Prepara a los hombres Obito, nos vamos a casa de Orochimaru – el aludido asintió – rápido.
- Yo voy también – dijo Sai saliendo tras su padre.
- Quédate con ellos – ordeno molesto Madara, porque estaba claro que su primogénito lo había engañado.
- Yo voy también – Minato dijo firme, aunque se lo notaba destrozado – es mi pequeño.
- Hagan lo que quieran, solo no estorben – el Uchiha salio de la mansión, fuera varios coches y hombres armados estaban preparados – voy a intentarlo por las buenas, si no funciona les ordenare atacar – todos asintieron – andando – se pusieron en marcha.
- No quiero, no quiero – se veía a un rubio, de cuerpo delicado y mirada azul como el cielo mas claro, mientras un tipo intentaba atarlo a la cama – déjeme señor, por favor.
- Cierra la boca mocoso y muévete – tironeo causándole dolor al pequeño que no dejaba de llorar – no importa si lloras o suplicas, al amo le gusta mas así, para que sepas.
- Oto-chan – susurraba el rubio – ayuda.
- Nadie va a ayudarte niño idiota, ahora eres propiedad de Orochimaru-sama, a nadie le importas – después de mucho forcejeo y unos golpes pudo amarrar al rubito a la cama, de pies y mano, solo vestido con su ropa interior – ahora espera por tu amo y señor – se fue dejando al rubio sollozando e intentando soltarse de los amarres.
- Vengo a ver a Orochimaru-sama – Madara indicó al lacayo del aludido.
- El esta ocupado ahora – comentó el otro – vuelva mañana – Madara sonrió de medio lado.
- ¿Tienes idea quien soy yo? – Cuestiono el Uchiha – llama a tu jefe ¡ahora! – ordenó alzando la voz.
- Madara viejo amigo – pero no hizo falta que lo llamara, Orochimaru apareció, vistiendo solo una bata de seda – que milagro tu presencia en mi casa – Madara se contenía para no molerlo a golpes y ordenarle que le entregara a su hijo, conocía bien los gustos y preferencia de ese hombre – ven, vamos a ponernos cómodos, tu también Pain, vengan – los encamino a una sala - ¿a que debo el honor de tu visita? – se relamió los labios.
- Negocios – respondió el Uchiha – en una transacción que hiciste el día de hoy con Pain hubo un error.
- ¿Error? – Preguntó divertido – pero si pague mucho mas del precio pactado, por la excelencia del servicio.
- El asunto señor – hablo Pain – es que la mercadería es propiedad de Madara-sama – Orochimaru sonrió lascivamente.
- Amigo querido, no te preocupes, puedo compartirlo contigo – el Uchiha apretó los dientes – pero lo quiero primero, ya sabes que me gustan vírgenes.
- Escúchame bien asqueroso reptil – perdió los estribos Madara – ahora mismo vas a entregarme al niño ¿entiendes?
- Yo pague por el – dijo el otro tranquilo – es mío, cuando me aburra te lo regalo.
- Orochimaru-sama – habló Pain – no esta comprendiendo, ese niño no estaba en venta, fue un error – suspiro – aquí esta su dinero, quisiera que me lo entregara.
- Las cosas no funcionan así Pain – Orochimaru se puso de pie – y lo sabes – sonrió – ahora si me disculpan tengo una belleza rubia esperándome en la cama, y quisiera ir con el.
- ¿Cuánto quieres por el? – Dijo Madara – pon un número.
- No necesito el dinero, pero gracias – respondió feliz – además tienes que reconocer que es difícil conseguir un doncel así de hermoso, tu tenias a Minato, suertudo – se burlo – yo quiero mi rubio también y lo he conseguido, a lo mejor te invito a mi boda con el.
- Es mi hijo Orochimaru – dijo el Uchiha – no puedo permitirte que le toques un solo cabello.
- Eso es una sorpresa he picaron – Orochimaru estaba divertido - ¿Quién es la madre? ya sabia yo que ibas a meter la pata con tus amantes.
- Su papi es Minato – la serpiente abrió los ojos como platos, el negocio le había salido mejor de lo que esperaba – Naruto es nuestro hijo ¿comprendes la situación?
- Claro que si amigo – le puso una mano en el hombro – espero que seas el padrino de nuestra boda, ahora que se que es un Uchiha se que tiene que tener a mis hijos.
- ¿Dónde esta el niño? – gritó Madara tomándolo del cuello de la camisa, los hombres de Orochimaru aparecieron y Pain supo que debía llamar a los refuerzos. Los demás Uchiha invadieron la morada con sus hombres, al igual que Minato y Deidara.
- Minato querido – Orochimaru se acerco al doncel – los años te tratan muy bien, cada día que pasa estas mas hermoso, tus hijos se parecen a ti – quiso acariciar el rostro de Deidara pero Sai se interpuso.
- ¿Dónde esta Naruto? – cuestiono el rubio mayor intentando no mostrarse débil.
- En mi cama, ¿Dónde mas? – respondió divertido.
- Infeliz – Sai quiso irse encima del hombre pero Itachi lo detuvo - ¿Dónde esta mi hermano? – grito intentando soltarse.
- Ya dije que en mi cama, esperándome – suspiro – me da gusto saber que al fin seremos familia Minato, ya que rechazaste casarte conmigo tiempo atrás, pero ahora tu hijo cumplirá mi deseo.
- Lo tocas y te mato – dijo el rubio furioso – eres un ser asqueroso y despreciable, ¡Naruto es un niño! – gritó indignado.
- Y uno muy hermoso, debieron cuidarlo mas, solo a ti se te ocurre dejar a dos bellezas como tus hijos sueltos en la calle – sonrió con sorna – pero descuiden yo voy a cuidar a mi Naru-chan.
- ¡No me toques maldito! – un grito se escucho en el primer piso - ¡Aniki! – Sai se sobresaltó al escuchar el grito de su hermanito, pues Naruto había reconocido su voz y haciendo uso de toda su fuerza se escapó.
- ¡Naruto! – gritó Sai para que su hermano lo encontrara, a los segundos un rubio de cabellos cortos apareció corriendo por el pasillo, solo vestía su ropa interior y era perseguido por un hombre, sonrió al ver a su hermano mayor y corrió escaleras abajo, Sai se safó del agarre de Itachi y le abrió los brazos al pequeño rubio que se le colgó del cuello y lo rodeo con las piernas.
- Sabía que vendrías dattebayo – le dijo el pequeño al oído, respirando aliviado, su hermano había llegado a rescatarlo.
- Que tiernos – ironizó Orochimaru – ahora voy a pedirle por favor que deje a mi prometido – miro fijo a Sai, que se contuvo de insultarlo. Naruto temiendo que fueran a dejarlo se apretó mas a su hermano, casi sofocándolo.
- Estas enfermo – dijo Sai – nosotros nos largamos de aquí – se giro para salir – Dei, papi – los llamó.
- ¿Piensas que voy a dejar que salgas de mi casa con algo que me pertenece? – Orochimaru se acercó a Sai que no soltaba a Naruto – entrégamelo.
- Muérete – respondió el Uchiha.
- Es mío – siguió el mayor.
- En tus sueños serpiente asquerosa – respondió el Uchiha.
- Orochimaru – explotó Minato – no vamos a dejar a Naruto contigo, se razonable.
- Los insensatos son ustedes – dijo la serpiente - ¿piensas que tienen alguna posibilidad se salir de aquí? – Sonrió – no solo voy a matar a sus hombres, si no que voy a quedarme contigo y tus dos hijos, y no hay fuerza humana que pueda evitarlo – todos se tensaron – si me dejan a Naruto, podrán irse tranquilos y no se preocupen que voy a dejar que lo visiten cuando quieran.
- No me dejes dattebayo – suplicaba Naru en el oído de su hermano.
- Nunca – dijo Sai y sonrió – el insensato es usted – dijo mirando con altanería al mayor – por pensar que puede contra nosotros – la serpiente quiso replicar – la policía esta en camino, no puedes contra nosotros y eso que solo vinimos del lado Uchiha, imagínate que va a pasar cuando lleguen los Namikaze, estas perdido Orochimaru, la mejor que puedes hacer es quitarte de mi camino, tomar el dinero de la compra y desaparecer de estos lados – Orochimaru estaba impactado por las palabras del Uchiha, sabia que tenia razón, pero había pensado en jugársela chantajeando con el niño, suspiro y se hizo a un lado – que listo – dijo Sai con sarcasmo para salir seguido de su papi y su hermano.
- Cuídalos bien Minato – comento cuando el rubio pasaba a su lado, y todos supieron que era una amenaza. Madara hizo que Sai y los rubios subieran en su coche, Naruto no cambiaba su postura de koala con su hermano, se estremeció al sentir que alguien lo cubría con una chaqueta.
- Naru-chan – Minato lo llamó dulcemente mientras le acariciaba el cabello con ternura - ¿estás bien? – el rubito saco el rostro del cuello de su hermano y miro a su papi.
- Si Oto-chan, mi Aniki vino a rescatarme – comentó con una sonrisa - ¿Estas bien Deidi? – estiro su mano para acariciar el rostro del rubio.
- Si baka, solo estaba preocupado por ti – le sonrió – pensé que no volvería a verte.
- Baka tu – dijo con un tierno puchero y luego sonrió – oto-chan tengo hambre.
- Cuando lleguemos a casa vamos a comer – anuncio Minato.
- Iremos a mi casa – una voz ronca hizo que Naruto se girara, frente a el un varón los miraba, el rubio notó el parecido con su aniki.
- ¿Es tu oto-san? – le preguntó en un susurro a Sai, pero por el espacio en el que estaban todos escucharon. Sai asintió con una sonrisa.
- También es tu oto-san Naru – dijo Minato serio y el rubio abrió los ojos como platos, paseo su mirada de Minato a Madara una y otra vez, sorprendido totalmente. Luego sonrió y se levanto del regazo de su hermano para lanzarse sobre Madara.
- Oto-san – dijo mientras le besaba la mejilla repetidas veces – no sabes como quería conocerte, tengo tantas cosas que contarte – el Uchiha no sabia que hacer, en su familia no acostumbraban a demostrarse el afecto de esa manera - ¿tu querías conocerme? ¿Quieres que vayamos de paseo? cuando sea el día de los padres en el colegio ¿iras? – Naruto lo bombardeaba a preguntas y no le dejaba responder ni una, Minato sonrió al ver la cara de desconcierto de su ex esposo, pensando que no era tan malo que el conociera a sus hijos.