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Los Varones de Papá, los Donceles de Papi por Serenamoon

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Notas del capitulo:

Llego el miercoles y llego el segundo capitulo de este SASU/NARU entre otros... y ahora hace su primera aparicion el bastardo amargado, coprotagonista de la historia...

Espero les guste y les sirva para despejar algunas dudas!!

¿Uchiha o Namikaze? Esa es la cuestión.

 

Al llegar a la mansión Uchiha Madara los hizo pasar a una sala privada, sus invitados ya habían sido despedidos. Ordeno que les sirvieran comida a todos. Naruto apenas vio un plato frente a él comenzó a devorarlo. Deidara comía con ganas, pero mas educado y delicado. Minato solo suspiraba mirando a su hijo sano y salvo.

- Voy a llamar a mi padre – indico el rubio y se alejo para hablar con Jiraya, Madara miraba a los donceles, sin poder creer del todo que fueran sus hijos, el parecido con Minato era innegable, pero de el no tenían nada, igual no podía negar la calidez que inundaba su pecho al tenerlos cerca y seguros, suspiro y busco con la mirada a su ex esposo. Minato seguía tan hermoso como siempre, una parte de el quería tomarlo en sus brazos y rogarle que no lo dejara de nuevo, pero su orgullo se lo impedía, además que estaba furioso con el por haberle ocultado que tenia dos hijos, dos hermosos donceles.

- Minato – lo llamo serio – tenemos que hablar – el rubio asintió y termino su llamada – Sai dales una habitación a tus hermanos, mañana voy a hablar contigo – el aludido asintió – ven – indico a Minato y salieron rumbo a su gran estudio – toma asiento – se ubicaron uno frente al otro – habla.

- Antes que nada – el rubio lo miro a los ojos – muchas gracias por ayudarme a rescatar a Naruto, no se que haría si algo le pasara a alguno de mis hijos – Se secó las lagrimas, odiaba verse vulnerable frente a Madara, pero la situación lo había superado – entiendo que estés molesto por haberte ocultado la verdad, pero no me arrepiento de ello – el Uchiha gruñó, el esperaba una sentida disculpa – los dos sabemos la clase de vida que ambos hubieran tenido en tu familia, seguramente alguien los habría pedido en matrimonio y no hubieran tenido mas opción que aceptar – suspiro – quiero que mis hijos tengan la vida que ellos elijan y que si algún día se casan sea por amor, por eso no te lo dije.

- Eso no es justificativo – replicó Madara – son mi hijos, he pasado la mayor parte de mi vida creyendo que solo tenía un hijo, pensando en que había fallado para que no te embarazara de nuevo y resulta que si lo hice y tu me lo ocultaste – se puso de pie – me negaste la posibilidad de ver crecer a mis hijos ¿Cuántos años tienen? – elevó la voz.

- Deidara tiene dieciocho y Naruto quince – Madara cerró los ojos.

- Mi hijo ya es mayor de edad y yo apenas lo conocí hoy – se apretó el puente de la nariz – nunca pensé que fueras tan egoísta, además – lo encaró – cuando ellos nacieron las cosas entre nosotros estaban bien, éramos felices.

- No seas hipócrita – masculló el rubio notando que el coraje comenzaba a inundarlo – yo fui feliz el tiempo que duro tu mentira, pero todo era falso, a ti lo único que te importaba era tu heredero, y ya lo tienes así que no sigas mas engañándome, ya no tiene sentido.

- Nunca me dejaste explicarte – murmuró el Uchiha.

- No hay nada que explicar – se puso de pie – Deidara y Naruto son Namikaze, son mis hijos, tu no tienes nada que ver con ellos.

- ¿Piensas que voy a quedarme de brazos cruzados?

- No  tienes opción, en el contrato que firmamos antes de la boda se establece que los varones serian Uchiha y los donceles y las niñas Namikaze, no está en discusión – lo miro a los ojos reprimiendo las ganas de lanzarse a sus brazos y dejarse consolar y confortar.

- Yo no recuerdo eso, además los Uchiha no procreamos mujeres – comentó y luego lo recordó – los individuos con la posibilidad de llevar vida en sus vientres – comentó y sonrió de medio lado, se la habían jugado bien – ni siquiera pensé en la posibilidad de un doncel.

- Error tuyo y de tu abogado, yo soy doncel y las posibilidades de concebir uno eran altísimas – cerró los ojos – no quiero pelear contigo, hemos llevado el divorcio civilizadamente, no vamos a iniciar una batalla legal por esto, además sabes que tengo razón.

- Lo hiciste bien Minato, me sorprendes.

- La condición para que me casara contigo era esa, mi padre se las ingenio bien para conseguir que firmaras sin protestar, es su merito.

- No sabia que habías puesto condiciones para ser mi esposo – eso le dolió al Uchiha, el se había enamorado apenas vio al rubio.

- Tenia mis sueños Madara, y renuncie a ellos para asegurarle a mi descendencia un futuro mejor, no es que no quería casarme contigo, no quería casarme con nadie, por lo menos no tan joven – suspiro – pero gracias a eso tengo  a mis hijos  así que no me quejo.

- ¿Vas a alejarlos nuevamente de mi? – cuestiono afligido, pero sin demostrarlo.

- No, ya no puedo hacerlo, ya viste como se puso Naruto, va a ser imposible que lo aleje de ti, a menos que sea tu deseo.

- Yo quiero verlos – respondió inmediatamente el Uchiha – ya hemos perdido mucho tiempo – Minato asintió – todavía no puedo creerlo – se sentó - ¿Cómo lo hiciste? yo vigilaba todos tus movimientos.

- Lo se – Minato sonrió y se sentó junto al azabache – me controlabas siempre, salvo cuando viajaba a visitar a mi madre enferma.

- Te ibas por largos periodos – comento comprendiendo - ¿no esta enferma verdad?

- Es mas fuerte que un roble, parece una jovencita – ambos suspiraron – ella los cuidaba cuando yo estaba contigo y Sai, cuando nos separamos ya no tuve necesidad de tener una doble vida – Madara negaba – desde que nos divorciamos que he vivido con mis hijos en Estados Unidos.

- Por eso Sai viaja tan seguido – murmuro- Yo pensaba que estaba demasiado apegado a ti.

- Lo esta – respondió divertido el doncel – pero lo esta mas de sus hermanos, sufren mucho cuando no se ven, así que por eso nos hemos mudado.

- ¿Vivirán con tu padre? – Minato asintió y Madara bufó – me odia, no podré acercarme a ustedes.

- No es necesario, vamos a organizarnos para que ellos te visiten, así nos ahorramos problemas.

- ¿Tu vas a visitarme?

- No creo que sea conveniente – el varón no resistió mas y se abalanzó sobre el doncel, atrapándolo entre su cuerpo y el sofá – quítate.

- No quiero – respondió rozando sus labios, el rubio se estremecía por la mezcla de emociones que experimentaba – te he extrañado tanto.

- Nosotros ya no somos nada Madara – dijo Minato intentando sonar firme.

- Se que aun me amas – seguro hablo el Uchiha, disfrutando de las reacciones de su rubio – como yo te amo – Minato iba a protestar pero sus labios fueron apresados por los del mayor, al principio se resistió, pero al final no pudo y correspondió desesperado, había soñado tanto con los besos de su maldito y sexy ex esposo – vuelve conmigo – le susurro al oído el varón.

- No – respondió jadeando.

- Sabes que no te engañé jamás.

- No voy a volver a ser tu adorno Madara, no después de haber disfrutado de mi libertad – Madara se separo.

- ¿Qué significa eso? – Estaba enojado - ¿estuviste con otros?

- ¡Siempre vas por ese lado! – Gritó el rubio mientras se ponía de pie y se acomodaba la ropa – yo no soy una zorra, después de tantos años conociéndonosdeberías saberlo.

- Yo no he dicho eso – se defendió el Uchiha.

- Lo insinúas todo el tiempo – contraatacó el Namikaze – que si miraba mucho a alguien, o le sonreía coqueto, o caminaba contoneándome, o usaba ropa muy llamativa – golpeó el piso son sus pies – jamás he sido una persona coqueta, todas eran tus paranoias.

- No eran paranoias, tú eres demasiado ingenuo o finges serlo y te pasas seduciendo a todo el mundo – Minato gritó de la rabia.

- Sigues siendo el mismo idiota de siempre – Minato acababa de recordar porque había sentido tanto alivio cuando se separó del Uchiha – eres insoportable, tu y tus estúpidos celos pueden irse al demonio – salió rápido del lugar y a los segundos regresó - ¿Dónde se supone que voy a dormir? – preguntó sin mirarlo y con el seño fruncido.

- En mi cama por supuesto – dijo Madara caminando hacia el.

- Ni loco – dijo seguro, pero no contó con que su ex esposo lo cargara como una bolsa de papas y se lo llevara – maldito infeliz, suéltame – gritaba por los pasillos, varios empleados se acercaron a ver que pasaba pero al ver a su jefe con media sonrisa pintada en el rostro se fueron a dormir.

- ¿Qué haces? – Sai los interceptó en mitad del pasillo que llevaba a la habitación principal.

- Hijo, quiere violarme sálvame – Minato actuó como una damisela en peligro, muy mal.

- Padre – murmuró Sai.

- Solo quiero hablar con el, no voy a violarlo – se defendió – además me la debes, por ocultarme a tus hermanos, así que muévete – el menor estaba de brazos cruzados sin saber que hacer – si te corres no voy a castigarte por traicionarme.

- ¡Manipulador, chantajista! – exclamó Minato sacudiéndose – deja al niño en paz, el lo hizo porque yo se lo pedí.

- Entonces a ti voy a castigarte el doble – le dio una nalgada divertido.

- No hagas eso – se quejó Sai – es asqueroso.

- Ve a dormir Sai, o si no veras muchas mas cosas asquerosas – hablo totalmente en doble sentido sonriendo con malicia pero antes que hicieran o dijeran algo mas una de las puertas se abrieron.

- ¿Oto-chan? – La voz de Naruto los hizo girar - ¿estás bien?

- Lo despertaron pervertidos – Sai se acercó a su hermanito y lo cargó.

- Sai, Naru esta grande para que lo cargues, te vas a lastimar – aconsejó Minato que ya estaba de pie y libre.

- No pesa nada Oto-chan, es una plumita – le hizo cosquillas y el rubio rio con ganas, iluminando el oscuro corredor con su melodiosa voz - ¿verdad padre?- sin previo aviso le paso Naru a Madara que lo cargo tembloroso – a el le gusta que lo carguen, es un poco vago – bromeó, el mayor acomodó al rubito en sus brazos.

- ¿Me cuentas un cuento oto-san? – pidió esperanzado el rubio, posando sus enormes ojos azules en los negro de su padre.

- Tu padre no cuenta cuentos Naru-chan, ven yo te cuento uno – Minato le estiró los brazos para que se fuera con el, pero el Uchiha lo impidió e ingresó con Naruto a la habitación, Deidara dormía en la enorme cama. Madara acostó al menor de sus hijos, lo arropó y se sentó en la cama, con timidez comenzó a acariciarle los cabellos, mientras pensaba que cuento contarle, todo bajo la atenta e incrédula mirada de su ex esposo y su primogénito.

- Naru no se muchos cuentos la verdad, pero voy a intentarlo ¿si? – el rubito asintió feliz – bien veamos – suspiro – había una vez – y comenzó con el clásico cuento de princesas, solo que con sus toques, donde el malo no lo era en realidad, el príncipe azul era un cobarde, inútil bueno para nada y el príncipe doncel un valiente y muy inteligente señorito que después de asesinar al inútil de su prometido, y en esa parte Minato lo cortó.

- No quiero que mi hijo piense en asesinatos – dijo y le beso la frente – olvida la ultima parte, el inútil prometido huye como el cobarde que es y el doncel se casa con el temible hechicero que lo ama incondicionalmente ¿entendido? – Naru asintió – con esas ideas va a soñar con casarse con un asesino serial – lo regañó Minato cuando salían de la habitación, Sai ya se había ido, ver a su intimidante padre contando un cuento había sido demasiado y no pudo aguantar mas las ganas de reírse a todo pulmón, y por su integridad física lo hizo a solas.

- Mi historia es genial, los padres siempre le meten a sus hijos e hijas la idea del príncipe azul, que tu y yo sabemos lo idiota que son – Minato blanqueo los ojos – además tu te casaste con el malo y no te fue tan mal ¿o si?

- No quieres que te responda – dijo divertido el rubio.

- Duerme conmigo esta noche – lo tomo de la mano – por los viejos tiempos – se miraron a los ojos, el rubio quería ser fuerte y negarse, pero era imposible ese hombre era demasiado irresistible.

- Solo esta noche y no insistas mas – sonrisa made in Uchiha por parte de Madara, ya se veía conviviendo con su esposo y sus hijos muy pronto. Tomados de la mano ingresaron a la habitación del varón, y dentro dieron rienda suelta a sus “bajos instintos”.

 

Como era de esperarse, al día siguiente, solo los varones Uchiha estaban despiertos temprano, los Namikaze dormían profundamente. Madara y Sai se disponían a desayunar cuando recibieron visitas.

- Hermano – Fugaku Uchiha, hermano menor de Madara llegó acompañado de su esposa y sus dos hijos – muy buenos días hermano y a ti sobrino también – los aludidos asintieron el saludo y los invitaron a sentarse – me he enterado de las novedades – Madara blanqueo los ojos, ya se lo suponía – donceles – comento – ¿que extraño verdad?

- Supongo – dijo el mayor suspirando, tenía una leve idea de lo que su hermano quería.

- Son los primeros donceles Uchiha, creo que deberías hacer una fiesta – siguió Fugaku – vamos a ser la envidia de todos.

- Son Namikaze – hablo Sai mientras degustaba su comida, Fugaku lo miro sin comprender y el menor le sonrió falsamente – mis hermanos son Namikaze, no Uchiha.

- Su padre es Uchiha, eso los hace Uchiha – dijo seguro – explícale a tu hijo cómo funcionan las cosas Madara.

- Sai tiene razón hermano – respondió Madara – los donceles son Namikaze, así quedo establecido en el contrato que firme con Minato antes de la boda.

- Eso no puede ser – el otro se puso serio – en nuestro clan los hijos llevan el apellido del varón, ha sido así siempre.

- Pero si hay un matrimonio con un doncel o una mujer de un clan poderoso se firman contratos para establecer estas cosas – Madara quería zanjar el tema de una vez, lo último que quería era que Minato apareciera y se peleara con el cabeza dura de su hermano – los niños son Namikaze.

- Es absurdo – repuso Fugaku – pero podemos solucionarlo – Madara enarco una ceja – creo que debes comprometerlos con mis hijos – Sai resoplo y negó con la cabeza – el mayor con Itachi y el menor con Sasuke – miro a sus hijos que no mostraban ninguna expresión – ahí serán Uchiha, ¿es genial no crees?

- Tal vez – respondió Madara – pero la decisión no es mía, si no de Minato y desde ya te digo que no va a aceptar.

- Eso no tiene sentido – Fugaku se sentía muy desconcertado, en su familia su adorable esposa hacia lo que él decía al igual que sus hijos, no comprendía cómo funcionaba la familia de su hermano.

- No es tan complicado tío, mi papi no va a imponerles a mis hermanos nada, mucho menos esposos – respondió Sai – si algún día se casan va a ser porque ellos lo decidieron.

- Madara – Fugaku estaba anonadado – tienes que hacer algo, por fin encontramos a las parejas dignas de mis hijos.

- Ni si quiera los conoces – replico Sai algo molesto.

- Pero son hijos de mi hermano y de Minato, seguro son perfectos – respondió altanero el mayor.

- Olvídalo Fugaku, no habrá compromiso – Madara hablo en tono firme dando por finalizado el asunto, justo en el momento en que tres rubios hacían su aparición. Parecía como que el sol hubiera ingresado al lugar.

- Muy buenos días a todos – saludo Minato – Fugaku, Mikoto que gusto verlos de nuevo – los aludidos asintieron – muchachos que grandes y guapos están – palmeo los hombros de Itachi y Sasuke que lo saludaron con una leve reverencia – déjenme presentarles a mis pequeños – empujo a Deidara y a Naruto al frente – ellos son Deidara y Naruto Namikaze – los dos saludaron con una reverencia – él es el hermano de su padre, Fugaku – señaló al nombrado – su esposa Mikoto y sus hijos Itachi y Sasuke.

- Es un gusto conocerlos – dijo Deidara educadamente.

- Igualmente dattebayo – agrego Naru con una sonrisa y guiñando un ojo a su audiencia, dejándola embobada – tengo un hambre enorme aniki – se subió a las piernas de Sai que lo recibió gustoso – espero que me hayas guardado comida dattebayo.

- Tranquilo Naru-chan hay comida de sobra – dijo el azabache.

- Naruto ocupa una silla, eso no es apropiado – lo regañó Deidara.

- No quiero Deidi, hace mucho que no veía mi Sai y quiero estar con él – respondió con el seño fruncido y mostrando un tierno puchero en los labios.

- Tienes que comportarte mejor – siguió el rubio pelilargo.

- Déjalo Deidi, a mi no me molesta, además estamos en familia – el rubito le mostro la lengua a su hermano rubio.

- Claro tu lo malcrías las pocas horas que lo ves y el que lo soporta todos los días soy yo – se quejo Deidara -  y el niño después corre a los brazos de su aniki y se olvida que los demás existimos – y así Deidara dejo ver sus claros celos.

- Naru-chan me parece que Deidara está celoso porque me quieres más a mí que a él – se burlo Sai.

- Eso quisieras – respondió el rubio – Naru me quiere más a mí, ¿verdad? – cuestiono a su hermanito que estaba muy entretenido comiendo un bollo de chocolate.

- Los amo a los dos igual dattebayo – respondió con la boca llena de comida y sonriendo a sus hermanos, que se sonrojaron – y a mi oto-chan también lo amo muchísimo – Minato sonrió – y a mi oto-san también – y sin que nadie lo esperara se lanzo a los brazos de Madara que ya algo acostumbrado lo recibió gustoso acomodándolo en su regazo.

- Naruto quítate, a Madara no le gusta eso – dijo Minato pensando que su ex estaría incomodo.

- Déjalo Minato no me molesta en lo mas mínimo – Madara le sonrió a su hijo dejando a todos con la boca abierta – Deidara si quieres puedo cargarte a ti también – ofreció con una sonrisa y el aludido lo miro como si tuviera monos en la cara.

- A Deidara no le gustan las muestras de cariño – dijo Minato – el único que puede tocarlo es Naruto, así que no te preocupes.

- Eso lo saco a nosotros – hablo Fugaku que aun no salía de la impresión de ver  a su hermano mayor, el siempre frio e imperturbable Madara Uchiha, tratando con cariño a su hijo menor, y sonriendo sinceramente, jamás lo había visto sonreír así, aunque debía reconocer que el rubito era adorable, hermoso, tierno, inocente, le faltaban modales pero los podía aprender. Paso su vista de Naruto a Sasuke y sonrió pensando que ese rubio atolondrado era lo que su hijo menor necesitaba para dejar de ser tan deprimente, porque una cosa era ser frio pero Sasuke ya parecía una roca, carente de toda emoción – Minato – dijo serio mirando al rubio que le devolvió la mirada – me gustaría charlar contigo sobre nuestros hijos – todos hicieron silencio y miraron a Fugaku – creo que seria una gran idea comprometerlos – Minato miro a Madara que con una sola mirada le dio a entender que el no tenia nada que ver en eso – Itachi con Deidara – los aludidos se miraron, el azabache serio, pero saltando de la felicidad por dentro y el rubio indignado, mostrándolo claramente con su seño fruncido – y Sasuke con Naruto – Minato suspiro antes de responder.

- No – fue su simple respuesta – lo lamento pero voy a rechazar tu propuesta.

- Minato no vas a encontrar varones mas perfectos para tus hijos que los míos – siguió Fugaku.

- No comprendes cuñado – Madara sonrió por ese termino – yo no voy a buscarle esposos a mis hijos, ellos van a casarse cuando se enamoren – el Uchiha quiso protestar – y no voy a cambiar de idea – el silencio reino en el comedor, el ambiente estaba tenso, pero Minato Namikaze no pensaba dar su brazo a torcer.

- Oto-san – la dulce voz de Naru resonó en todos los oídos – ¿Sasuke es el príncipe inútil o el hechicero malvado? – pregunto inocentemente el niño, Madara se tenso al escuchar la pregunta y mas al ver la mirada asesina que le enviaba Minato – porque es lindo dattebayo – le comento al oído a su padre, poniéndose colorado.

- Ninguno de los dos – dijo firme – así que ni lo mires – su instinto celoso y sobre protector había salido a flote en toda su expresión y desde ya estaba seguro que ningún varón seria lo suficientemente bueno para sus niños y pobre de aquel que osara cortejarlos, iban a firmar su sentencia de muerte. Naruto asintió pero mirando de reojo al apuesto azabache que lo miraba casi con desprecio.

- Naruto – la voz de Minato lo hizo mirarlo – tengo como cien llamadas perdidas de tu colegio, ¿paso algo? – el rubito abrió los ojos como platos y busco a su hermano con la mirada. Deidara estaba rígido en su lugar, totalmente tenso – habla – ordeno, y el teléfono del doncel mayor volvió  a timbrar, notando que era el colegio de su hijo se alejo para atender.

- Estoy muerto dattebayo – dijo el rubio ocultando su rostro en la camisa de su padre que no comprendía nada – oto-san tu deber es protegerme de la fiera – dijo y antes que Madara pudiera preguntar que pasaba un gruñido del Namikaze mayor lo puso en alerta, la mirada de Minato era de pura furia, hizo que Naruto se apegara mas a su padre.

- Expulsado – grito Minato – expulsado – grito de frustración – no llevas ni dos meses y ya te expulsaron, dijiste que te esforzarías, lo prometiste – Naruto supo que el tono desilusionado de su papi era peor que el enfadado para su corazoncito – y encima por golpear a un profesor, ya no se que hacer contigo niño.

- Oto-chan – hablo Deidara – estoy seguro que hay un buen motivo por el que Naruto hizo eso.

- Porque no quiso aprobarlo – dijo Minato – el señorito en lugar de estudiar golpea a los profesores.

- Pero si estudie oto-chan – grito poniéndose de pie, pero sin alejarse de Madara – dile Dei – insto a su hermano – estudie todo, lo sabia todo.

- Si fuera el caso habrías aprobado.

- Papa Naru tiene razón, hemos estudiado muy duro para el examen, el sabia todo – Deidara estaba firme defendiendo a su hermanito – deja que te explique lo que paso – miro a Naruto y con la mirada lo invito a contar su historia. El rubito asintió y suspiro para iniciar su relato

 

Flash Back

 

Se veía a un alegre rubio caminando por los pasillos de su colegio, el mas prestigioso para donceles del país, a su padre le había costado mucho que lo aceptaran y el había prometido esforzarse por ello. Tenia examen de matemáticas, su Némesis, pero su hermano Deidara lo había ayudado a estudiar y se sentía confiado. Llegó temprano a su salón y se acomodó mientras miraba llegar a sus compañeros, cuando el timbre sonó ingresó el profesor.

- Espero que hayan estudiado mocosos – dijo el amargado hombre – ya saben las reglas – comenzó a repartir los exámenes – Namikaze – Naruto lo miro – tu vas a rendir oral, ven aquí – anuncio con una maliciosa sonrisa, cuando acabo de dar sus indicaciones comenzó a hacerle preguntas al doncel que para su suerte y la desgracia del profesor, respondía sin dudas – ahora vas a resolver un problema – se puso de pie y escribió una complicada ecuación en la pizarra, Naruto la miraba asustado, eran demasiados números y letras. Suspiro y se dispuso a resolverlo, media hora mas tarde estaba totalmente perdido, no había despejado ni una incógnita – al parecer no estudiaste – el maestro se relamió los labios el timbre que anunciaba el final de la clase se dejo escuchar – espera – le ordeno retirando los exámenes y despidiendo a los demás alumnos, cuando se fueron todos cerro la puerta – bien niño, lamento informarte que has reprobado – los azules ojitos se inundaron de lagrimas de frustración, había estudiado tanto – seguro que tendrás que repetir año – Naruto se secaba el rostro con los puños – a menos que rindas otro examen.

- ¿En serio sensei? – Pregunto ilusionado - ¿tengo otra oportunidad? – el maestro asintió y se sentó en su silla, abriendo las piernas.

- Es más fácil y si quieres a partir de hoy no tendrás que estudiar mas mi materia, con solo cumplir mi prueba especial pasaras.

- ¿Cuál seria esa prueba? – preguntó tímido, no le gustaba como su sensei lo miraba.

- Ponte de rodillas aquí – señaló el espacio entre sus piernas – anda ven – el rubio era inocente y muy ingenuo, pero su abuelito le había dicho que un Namikaze no se arrodillaba ante nadie y eso es lo que tenia en mente al momento de negar con la cabeza, no imaginaba lo que en realidad su maestro quería - ¿no quieres aprobar?

- Si, pero no voy a arrodillarme – dijo decidido.

- Mocoso arrogante – masculló molesto el hombre y estiro su mano para tomarlo del cabello – arrodíllate y abre esa boquita de puta que tienes – tironeaba para bajarlo, pero el rubio no se dejaba. Entre jaloneos y demás Naruto pudo golpear a su profesor y librarse de el.

- Eso no es apropiado dattebayo – dijo agitado – voy a acusarte con el director ahora mismo – tomo sus cosas y quiso salir, pero en ese instante la puerta se abrió. El “respetable” director ingresó, relamiéndose los labios al encontrarse con el objeto de sus más oscuros deseos frente suyo – Sensei – dijo el niño – el profesor me agredió.

- Miente – dijo el hombre – me golpeo porque no estudio y lo reprobé.

- No es cierto dattebayo – Naruto siguió con su acusación.

- Namikaze, tu pasado te condena, has tenido problemas en todos tus colegios anteriores y sabemos que matemáticas no es tu fuerte – dijo el director en tono conciliador.

- Pero estudie dattebayo – dijo al borde de las lágrimas.

- Vamos a mi oficina a aclarar esto – ambos hombres se miraron con complicidad – a ver si encontramos una manera de no llamar a tu papi – el rubio se limpio el rastro de llanto y asintió no quería molestar a su oto-chan. Caminaban por el pasillo cuando una voz los distrajo.

- Naru-chan – se giraron para ver a Iruka caminando hacia ellos, el doncel era la nana de Naruto y enseñaba allí - ¿Cómo te fue? ¿Verdad que lo hizo bien? –Pregunto el doncel al docente, pero luego notó el rastro de llanto en su protegido - ¿Qué paso?

- No aprobé Iruka-sensei – dijo y se abrazo al castaño – lo siento tanto.

- Pero si habíamos estudiado tanto – comento.

- No supo resolver un examen y encima agredió al maestro – dijo serio el director.

- Yo no quería, pero el quiso que me arrodillara y – no quiso repetir lo que ese hombre le había gritado, Iruka se tenso y miro a los dos – el director va a darme otra oportunidad en su despacho, no quiero que mi oto-chan se entere.

- ¿Qué clase de oportunidad? – Cuestiono el moreno – según tengo entendido eso no esta permitido.

- Por el puedo hacer una excepción, porque ha estudiado mucho – el hombre se relamió los labios.

- Estoy seguro que Jiraya Namikaze va a estar muy interesado de saber como querían ayudar a su nieto – ironizo Iruka sin soltar a Naruto – vamos a hundirlos, malditos degenerados –siseo por lo bajo para no asustar al pequeño rubio.

- ¿Sabes Naruto? – Hablo el director – he recapacitado y no voy a darte una oportunidad, estas expulsado – el rubio lo encaro con los ojos desorbitados – y tu Iruka estas despedido, así que abandonen las instalaciones.

- No tienes que decirlo dos veces maldito – respondió el castaño y tomo la mano del rubito para sacarlo de ahí.

 

Fin Flash Back

 

- Y después fuimos a buscar a Deidi a la universidad porque quería que me dijera que hacer – Naruto miraba el piso agarrando el borde de su camiseta – y después los hombres malos me llevaron – miro a su oto-chan - ¿estas muy enojado oto-chan? – pregunto con timidez. Minato estaba que se lo llevaba el mismo diablo del coraje que sentía, no podía creer que hubiera tantos pervertidos en el mundo y que su hijo se cruzara con la mayoría. Sin decir nada atrapó a Naru en un abrazo protector, casi asfixiante. El resto de la audiencia estaba en silencio. Algunos sin poder creer que el más pequeño de la familia haya sido victima de tal acoso y otros pensando las mil maneras de asesinar al director y al maestro – lamento mucho haberte fallado – susurro el rubito y Minato lo estrechó más.

- No estoy enojado – dijo el rubio mayor – no contigo – le beso la coronilla – no te preocupes que voy a conseguirte otro colegio – se separo para limpiarle las lagrimas a su niño – uno donde no haya pervertidos – murmuro por lo bajo pero todos lo escucharon.

- ¿Pervertidos? – pregunto Naruto confundido, había escuchado mucho esa palabra últimamente pero desconocía el significado, Minato volvió a abrazarlo.

- Hay veces que no se si tu inocencia es una ventaja o una desventaja –anuncio Minato y todos los presentes concordaron con el en silencio.

- Yo pienso que podríamos conseguirle un tutor privado – se escucho la voz de Madara – no hay necesidad de que vaya a un colegio – los tres rubios lo miraron entre confundidos y molestos, los azabaches asintieron totalmente en acuerdo ¿para que exponer a que cualquier pervertido se aprovechara de la inocencia y dulzura del niño?

- En eso te doy la razón padre – hablo Sai y Deidara le dio un zape en la nuca - ¿Qué? – Se quejo – así va a estar mas seguro, hasta que no sea un peligro que salga a la calle – otro zape, pero esta vez de Minato – ya entendí – se sobo la zona afectada.

- No vamos a ponerlo en una cajita de cristal – dijo Minato – con ponerle un custodio se arregla.

- Claro, dejar que pase todo el día con un varón que seguro va a querer tirársele encima cuando tenga la mínima oportunidad – ese fue Fugaku – creo que mi hermano tiene razón, el niño tiene que estar bien resguardado en casa y si sale que sea con gente de confianza – señaló a todos los presentes - ¿para que arriesgarnos? con lo de ayer fue suficiente.

- Gracias por meter la cuchara Fugaku – dijo Minato – pero lo de ayer fue un error que no volverá a pasar, apenas llegue a casa voy a conseguir guardaespaldas para Dei y Naru.

- ¿Yo por que? – se quejo el pelilargo.

- Porque corres los mismos riesgos que tu hermano – el tono de Madara no daba lugar a replicas y Deidara a pesar de conocerlo hacia pocas horas lo supo de inmediato. Frunció el seño y bajo la mirada, odiaba que le ordenaran cosas y odiaba mas tener una sombra controlando todos sus movimientos.

- Bien – dijo el rubio mayor – es hora de ir a casa – Deidara se puso de pie – también debemos ir a visitar a Iruka al hospital – los rubios menores recordaron a su amigo y se tensaron – esta bien, no se preocupen – aclaro – muchas gracias por todo y disculpen las molestias ocasionadas – hizo una reverencia – espero verte mas seguido cariño – beso la mejilla de su primogénito y se dispuso a salir, tomando la mano de Naruto.

- Minato – lo llamo Madara – no acordamos cuando vería a los niños – dijo serio pero en sus ojos había suplica.

- Cuando quieras oto-san – respondió Naruto abrazándolo nuevamente – tu solo llamas y nos vemos ¿verdad Dei?

- Si tengo tiempo supongo – dijo y luego sonrió – por la mañana tengo clases en la universidad pero puedo disponer de alguna tarde – Madara sonrió notando que no seria tan difícil ganarse a su segundo hijo.

- Bien en ese caso los llamo mas tarde – dijo el varón, los rubios asintieron con una sonrisa, saludaron y se fueron – Itachi – el aludido miro a su tío – consigue el nombre de ese profesor y del director – Itachi asintió – luego vamos a mandarles un mensaje.

- Me gustaría encargarme – dijo Sai.

- Por esta vez supongo que está bien – dijo Madara – pero no te ensucies demasiado.

- Se como manejarlo – respondió Sai y su padre asintió - ¿Qué vas a hacer con Orochimaru?

- Quiero darle un escarmiento -  medito – quítenle unos negocios, pónganlo en apuros para que comprenda que no debe meterse con nosotros.

- ¿No seria mejor eliminarlo? – sugirió Fugaku.

- Es útil para algunas cosas, además con un aviso va a quedarse calmado.

- ¿Seguro tío? – preguntó Sasuke, que sentía la necesidad de asesinar a la serpiente y a los profesores del rubio menor ¿Qué clase de enfermos verían a un ser tan angelical como Naruto de esa manera?

- Seguro Sasuke – respondió el mayor – pero si no entiende vamos a ser mas drásticos – los demás asintieron – necesito un tutor para Naru.

- Si es mujer o doncel mejor ¿no? – cuestiono Fugaku.

- Papa va a molestarse – advirtió Sai – el quiere que Naru y Dei lleven una vida normal.

- Es un inconciente – elevo el tono Fugaku – no pueden llevar una vida normal, pertenecen a dos de las familias mas poderosas, son donceles jóvenes y por si eso fuera poco son muy hermosos, no pueden andar por la vida como cualquier persona, no con tantos depravados sueltos, todos sabemos lo cotizados que son los donceles en el mercado de la prostitución o lo que pagan algunos hombres para tenerlos de esclavos.

- Si lo sabemos, pero no podemos castigarlos por ello – hablo Sai – creo que contratando seguridad para ellos es suficiente – se puso de pie – y también deberías ponerle un par de custodios a papa, el no esta fuera de peligro por mas que se piense invencible – Madara no dijo nada pero analizaba las palabras de su hijo – nos vemos en la oficina – y se fue.

- Yo me voy a la fundación – hablo Mikoto – después me gustaría tener el numero de Minato, así nos ponemos al día – pidió educadamente a Madara que asintió – muchas felicidades por tus hijos, son hermosos y cualquier cosa que necesites me pides.

- Muchas gracias cuñada, que tengas un hermoso día – la mujer sonrió y se retiro – bien – se puso de pie y observo fijo a sus sobrinos – mantengan la distancia con mis hijos – ambos azabaches lo miraron sorprendidos – si no es para una amistad o para forjar lazos de primos no se les acerquen.

- Hermano – quiso replicar Fugaku pero el mayor con un gesto lo mando a callar.

- Mis hijos no están para que los anden pretendiendo – camino hacia la salida – no se pongan en mi lista negra – les sonrió de medio lado y se fue.

- Al parecer le surgió lo sobre protector a mi hermano – comento Fugaku – mejor le hacen caso, de verdad no les conviene tenerlo de enemigo.

- Pero querías comprometernos con ellos – hablo Itachi.

- Si, pero no quiero problemas, entiendo a Madara recién conoce a sus donceles seguro va a querer pasar tiempo con ellos y un prometido o novio le quitaría esa posibilidad, creo que yo haría lo mismo en su lugar – se puso de pie – no tarden tenemos trabajo que hacer – ambos asintieron y esperaron que su padre saliera para suspirar.

- No se tu pero yo voy a buscar la manera de acercarme a Deidara – dijo el mayor a su hermano – en mi vida he conocido a alguien tan hermoso.

- El no parecía interesado – dijo indiferente Sasuke – solo te traerás problemas con el tío.

- No importa, se que puedo conquistarlo y cuando lo haga Madara no podrá hacer nada.

- Hmp – fue la respuesta de Sasuke.

- No te hagas, que se te caía la baba mirando a Naru-chan – lo pico – aunque harías bien en mantener la distancia, creo que es demasiado inocente para ti.

- No pedí tu opinión.

- ¿Entonces reconoces que te gusta? – ambos habían salido de la casa y estaban caminando a sus respectivos coches.

- No es feo, pero no me gustan los niños escandalosos y sin modales – subió a su ultimo modelo – además se nota que es un dobe y yo no me llevo con la gente así.

- Tu no te llevas con nadie ototo baka – Itachi golpeo con sus dos dedos la frente de Sasuke, que bufo antes de acelerar – pero te conozco y se que te gusto el rubito – pensó en voz alta antes de hacer lo mismo que su hermano.

 

Notas finales:

Mi Naru es de lo mas tierno y de lo mas inocente... ya se pasa creo pero todo tiene un motivo que se sabre luego, luego... aparecieron los galanes interesados en los rubios, ¿podran acercarse a ellos? ¿ o su muy celoso padre se los impedira?

Espero que les haya gustado, nos leemos pronto!


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