Una noche más, ahí estaba, sentado en su cama, su cara se hundía en sus manos y un escalofrío recorría desde su nuca bajando por toda su espalda.
Una noche más… tenía que cerrar los ojos y encontrarse con esa ‘soledad’. Se recostó tendido sobre la cama, sus extremidades pesaban, no podía moverlas… no quería moverlas. Sus ojos eran oscuros destellos en medio de una oscuridad espesa, y así fue como en medio de esa habitación oscura se iba opacando ese brillo hasta por fin desaparecer.
“La noche abre su regazo. El nombre del niño es soledad”
Una vez más… se encontraba ahí, nada parecía diferente, el frío calaba sus huesos. Miró esa estructura que se sabía de memoria, aquella que lo rodeaba y sumergía en tonos oscuros y grises.
–“No mueras antes que yo”
Esa voz… cubrió sus oídos y sumergió su cara en sus piernas, estaba cansado ya de escucharla. La primera vez que la escuchó una pequeña esperanza se instaló en su pecho, no estaba solo, alguien existía con él en esa realidad. Poco tardó para darse cuenta que nunca hallaría nada, era siempre lo mismo, buscar algo que no quería ser encontrado. Ya no quería sufrir, solo quería encontrarle, verle, demostrar que de verdad no estaba solo.
Levantó su rostro, estaba cubierto de lágrimas deslizándose por sus mejillas. No le apenaba, ¿Quién podría verle? Estaba completamente solo. Cerró con fuerza los ojos y levanto su rostro lo más que pudo, un fresco viento golpeó su rostro suavemente y jugó con sus cabellos, un aroma… un aroma agradable impregnó sus fosas nasales. Era extraño, ahí solo había un frío nada agradable y un olor a dolor y sufrimiento*, ¿de dónde venía ese aroma? Es delicioso, adictivo, suspiro profundo y una casi imperceptible sonrisa se posó en sus labios. Entonces lo sintió, una suave mano se colocó en su mejilla, deslizando la yema de su dedo siguiendo el camino de sus lágrimas, un escalofrío recorrió su cuerpo y abrió lentamente sus ojos. Veía borroso por las lágrimas aun persistentes en no abandonar sus ojos, tan solo podía vislumbrar una figura oscura frente a él. ¿Era esa ‘voz’?
– “No mueras antes que yo”
Sus ojos sea abrieron tan grandes como sus orbitas lo permitieron, las lágrimas saltaron fuera de sus ojos y su llanto paró, abrió levemente su boca en una expresión sorprendida.
Parece que se detuviera el tiempo, ¿Qué pasó? Parece que no hay aire, ¿no hay? No, no hay, su cabello no se mueve. ¿Qué mas falta? Algo falta, ¿oxigeno?... ¡Oxigeno! Olvidó respirar, reaccionó intentando tomar una bocanada de aire desesperadamente, haciendo un movimiento brusco que obligó a la otra presencia a retroceder, en un solo movimiento se levantó y retrocedió un paso. El aire volvió con fuerza, haciéndolo casi perder el equilibrio… ¿Quién era? ¿De verdad alguien más estaba parado frente a él? Parpadeo un par de veces y miro fijamente. Sea lo que sea que fuera lo que estaba parado frente a él no se movía, mantenía la cabeza baja y sus mano completamente quietas a los costados, era un… ¿hombre? Alto, piel blanca, cabello castaño que parece muy suave hasta los hombros, un flequillo que cubre su rostro y no me deja ver con más detalle, delgado y parece tener un cuerpo sano. Quiero verle la cara, necesito que levante el rostro.
Tomó aire suavemente y apretó sus puños, iba a avanzar, solo tenía que caminar hasta él, después levantaría suavemente su rostro sin asustarlo, daría una amable sonrisa para que no le temiera y preguntaría quien era, eso era tan fácil. Bien, ahora tenía que hacerlo, solo…
– ¿Te sientes solo?
Sus pensamientos fueron interrumpidos y levantó el rostro rápido, pero el otro permaneció igual, no se había movido, relajó su expresión y su cuerpo.
– A veces… - sonrió ladeando levemente su cabeza esperando que el otro levantara la mirada. Era obvio que mentía pero no quería hablar mucho sobre el tema así que dio una respuesta neutra.
– Mientes… - aun no se movía.
“Lloro suavemente todo el tiempo”
Era cierto mentía, pero no quería causar lastima, más de la que ya era inevitable.
– ¿Quién eres?
– ¿No me conoces?
– ¿Debería?... No puedo decirlo con exactitud, aun no he visto tu rostro, así sería difícil decir si te he visto alguna vez.
El chico levanto lentamente su rostro, era fino y parecía suave, sus ojos eran destellos de color cafés que me atraparon enseguida, sus labios… su labio superior era delgado y el inferior grueso, con un tono rosa delicado… tal vez era una chica. Observó una vez más el resto de su cuerpo, no, definitivamente esa no es la anatomía de una chica, es solo un chico con facciones muy finas y delicadas… como las de una chica. Rió leve ante sus pensamientos incoherentes.
– ¿Qué es gracioso?
– Nada en realidad. ¿Cuál es tu nombre?
– No lo sé.
– ¿No lo sabes?... Me gusta la honestidad, pudiste solo haber dicho que no se lo ibas a decir a un extraño.
– No… lo recuerdo – bajo otra vez la mirada. Había sido descortés, se regaño a él mismo por el descuido de sus palabras.
– Lo siento – Se acercó lentamente hasta quedar parado justo enfrente del contrario, intentó buscar su mirada y el otro respondió alzándola. – ¿Puedo… tocarte? – Levantó las manos sin tocarlo aún hasta recibir la aprobación, el otro asintió leve, un poco sorprendido por la repentina pregunta. – ¿Eres un ángel? – Dijo colocando una mano sobre su hombro y la otra en su mejilla, efectivamente su piel era muy suave, sonrió al confirmarlo.
– No lo creo
– Ya veo, entonces queda descartado – sonrió y quitó sus manos.
– ¿Cómo te llamas?
– ¿Mi nombre?... Yuu.
– Yuu – Repitió como un método para no olvidarlo. – ¿Estás muerto?
El pelinegro dibujó en sus labios una sonrisa algo irónica y negó suave con la cabeza. – No. Soñando, se supone que estoy soñando.
– ¿Un sueño eterno?
– No, es solo un sueño común.
– Entonces tienes que despertar. – Un suspiro y una sonrisa decepcionada no tardaron en mostrarse en el rostro del castaño.
– No realmente, podría no despertar y a nadie le sería un problema.
“No sé quién es él. En mis sueños el existe”