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Tú forma de ser. por Scarlett_Rose

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Notas del fanfic:

¡Otro más! Este y otro One-shot lo hice cuando mi inspiración estaba en buen camino, ahora... ya no mucho, pero intento crear algo, o al menos continuar aquellos que son largos.

¡A lee~r!

S.R.

Notas del capitulo:

Nombre Fic: Tú forma de ser.

Anime & Manga: Vampire Knight & Vampire Knight Guilty.

Autor: Matsuri Hino.

Pareja: Kuran Kaname x Kiryu Zero.

Resumen: Me vuelve loco tú forma de ser, Kiryu-kun.

 

Capítulo Único. Encuentro

 

            Le dio un sorbo a su cerveza, mirando en silencio a sus compañeros, Takuma sonreía con las mejillas coloradas por el frío, o quizá por el poco alcohol que llevaba en las venas. Senri dormitaba en su hombro, el ambiente estaba tranquilo, excepto para Aidou, que estaba tenso en su asiento, mirando con profundidad la botella que tenía enfrente. Akatsuki les había invitado para relacionar a sus mejores amigos con su novio. Sonrió para sí mismo, ambos menores se comportaban diferentes, Senri, que salía con Takuma, era muy tranquilo pero natural, les tenía confianza y no se sentía fuera de lugar, por el contrario Aidou, se notaba tan tímido y tensó con ganas de salir escapando, si tan solo Akatsuki no le tuviera cogido de la mano.

 

Inclinó la cabeza, recargando el codo contra la mesa de madera, usando de apoyo la mano para su mejilla, el otro brazo, balanceo con indiferencia la botella de cerveza, entrecerró los ojos, escuchando atentó le anécdota de Takuma, Akatsuki sonreía discretamente. Escucho el sonido de la puerta, abriéndose con violencia, giró el cuello, mirando de reojo a esa dirección.

 

Kiryu recargó el costado contra la puerta, esperando que el mareó que le atacaba pasara. A traspiés avanzó bajando la escalinata, tropezó con algunas mesas, y fue la mesa del castaño, la que lo llevó de rodillas contra el suelo. Soltó una risita estúpida, levantando la mirada, el corazón de Kaname palpito con violencia.

 

—¿Kiryu-kun está borracho? —preguntó Takuma con la sorpresa pintada en su rostro. Siguiendo con la mirada al tambaleante joven. Aidou, le volteo a ver de reojo, mordisqueando su labio inferior, dudó en abrir la boca, pero el rubio era más de hacer, luego pensar.

 

—Kiryu-kun término con Hiro-san —dijo bajito, sus manos jugaban con la botella media vacía de cerveza. Las miradas curiosas de todos se posaron sobre él, Aidou gimoteo avergonzado de su lengua inquieta.

 

—¿Cuándo? —pregunto Takuma saciando su curiosidad. Acomodó mejor al pelirrojo, que comenzaba a correr sobre su hombro. Besó las hebras rojizas.

 

—H-hoy. —levantó la mirada, sabiendo que no había marcha atrás y si había comenzado debía terminar. Tomó aire, balanceando de atrás hacia adelante sus pies—, Kiryu-kun encontró a Hiro-san coqueteando con un chico de Preparatoria. Tuvieron una pelea muy fuerte, poco falta para terminar en golpes.

 

Kaname estaba interesado en el caminar sensual del peliblanco, el balancear lento de sus caderas, aunque su oído no perdía detalle. Kiryu Zero siempre fue demasiado indomable, algunas y algunos había tentado su suerte al declararse, pero el peliblanco siempre rechazaba. Tenía una boca sucia, odiaba entrar a algunas clases y no dudaba en meterse en peleas. Pero aun con lo poco elegante que era, Kaname no podía dejar de verle cada que tenía posibilidad. Cuando les llegó el rumor de que entre Hiroto y Zero había algo, nadie se lo tomó enserio, primero por cómo era el peliblanco, sólo había dos personas que podían tener lazos fuertes hacía el, uno era su gemelo, y el otro era su único amigo; Takamiya. La segunda razón era que Hiroto no sabía de relaciones, dudaban que supiera su significado, cada semana cambiaba de pareja. Además de que sería algo dispareja.

 

Pero claro, que toda duda se disipó cuando se paseaban en los campus tomados de la mano. La puerta se abrió por segunda vez, dejando ver la hermosa figura de Takamiya, que buscaba desesperado y acelerado a su amigo. Bajó apresurado los escalones para ir detrás de Zero, quién se balanceaba con lentitud en la pista de baile, seduciendo a aquellos que osaban posar su mirada sobre el ebrio peliblanco.

 

—Zero —le llamó Takamiya tomando el brazo de su amigo, para dar tirones intentando sacarle—, Vamos, es tarde. Y no estás en tu mejor condición.

 

—¡Kait~o! —canturreo, colgando sus brazos a su alrededor, bailando para el castaño. Takamiya maldijo internamente a Hiro, el hijo de puta, le iba a pagar haber jugado con su amigo. Además le dolía, dolía ver a su amigo así, no pensó que la infidelidad y ruptura con el pelinegro le afectara tanto. ¿Qué tanto quería a Hiro?—, Condición, condición. Vamos, no seas amargado ¡además! No eres absolutamente nada de mí, así que piérdete, Kaito-sama~

 

Sus brazos le alejaron, dando vueltas lentas alrededor del castaño, en medio de su baile, chocó contra  algunas mesas que estaban cerca de la pista, soltando balbuceos que querían ser maldiciones. Su cantarina risa estallo, burlándose de todos, incluso de Takamiya.

 

—Zero —susurró mordiendo su labio inferior. Apretó las manos, hasta formar puños—, Llamaré a Ichiru —advirtió, dejando solo al peliblanco, que continuaba mofándose de quién-sabe-quién.

 

Y a mí me volvió loco tú forma de ser.  A mí me vuelve loco tú forma de ser.

Tú egoísmo y tú soledad, son joyas en el barco de la mediocridad.

  

Sus orbes amatistas, buscaron entre las mesas, el violeta y el vino se encontraron y conectaron por una milésima de segundo. Apoyó la mano contra su cadera, sonrió de medio lado, caminando hacia él en especial, apoyó ambas manos contra la mesa, inclinando al frente su pecho, le sonrió coqueto, quitando la cerveza de aquella mano pálida. Se saboreó los labios, antes de llevar la boquilla hasta su boca y dar profundos sorbos.

 

Estaban cerca, que pudo notar lo coloradas que estaban las mejillas del peliblanco, nadando en su demencia, Kaname no sabía qué hacer, se levantó lo mínimo para darle alcance, e intento besar sus rojizos labios. No esperaba que Zero se dejará, es más, estaba consciente de que terminara así, pero no por eso la bofetada fue menos dolorosa. La mano que uso para abofetearle aún continuaba en el aire, temblando ligeramente.

 

Frunció ambas cejas, con un semblante doloroso. Las orbes se aguardaron y su labio inferior tembló, sin pestañear apenas, las lágrimas escaparon y bajaron sobre sus pómulos, haciendo caminos húmedos. Se puso a llorar.

 

Me vuelve loco tú forma de ser, a mí me volvió loco tú forma de ser.

Tú egoísmo y tú soledad, son joyas en el barco de la mediocridad.

 

Se limpió las lágrimas con el dorso de sus manos, miró suplicante al castaño, dando media vuelta para ir hasta los sanitarios que estaban al fondo de un estrecho pasillo. La mejilla de Kaname estaba rojiza y caliente, dolía, pero eso al castaño no le importaba. Apresurado tomó su mochila y siguió los pasos del peliblanco.

 

—¿Por qué…? —preguntó Aidou incrédulo, mirando el lugar vació del castaño. Conocía indirectamente al castaño, y nunca había visto una acción tan desesperada de su parte.

 

—¿Ala? ¿No lo sabes, Aidou-kun? Kaname tiene meses enamorado de Kiryu-kun. —respondió Takuma con una amable sonrisa, siguiendo a Takamiya que había regresado y seguro buscaba al peliblanco—, Buenas, Takamiya-kun.

 

—¿Han visto a Zero?

 

—¿Kiryu-kun? Él tiene unos minutos que acaba de irse.

 

El castaño, no tuvo tiempo de agradecer, dio media vuelta para salir corriendo del bar en busca de su amigo.

 

—¿Vamos a ver una película? —propuso Akatsuki

 

::: ::: ::: :::

 

Empujó su espalda contra el azulado azulejo. Su mano acarició su muslo, tomándolo para subirlo y que rodeara su cadera, balanceo su cadera, haciendo contacto entre sus entrepiernas.

 

—Ngh… A-a~h

 

Los cubículos estaban vacíos y la puerta tenía seguro así que nadie iba a joder la situación, la camisa blanca de Zero, estaba desabotonada dejando expuesto su níveo pecho, pero Kaname estaba más concentrado en devorar su cuello, llenando cada trocito de piel de su saliva. Subiendo hasta su lóbulo donde no dejaba de llamarle por su nombre.

 

Los espejos estaban pañosos por el calor que comenzaba a encerrarse en el reducido lugar. Bajo las manos hasta su cadera, ciñendo los dedos en su pelvis, marcando un ritmo para el balanceo de su cadera. Zero estaba caliente, su cuerpo desprendía calor y las pupilas estaban perdidas en un mar de pasión y calentura, se saboreó los hinchados labios. Kaname peleo contra la bragueta del peliblanco, y curiosamente, Zero tenía el mismo problema.

 

Kaname le había seguido para ayudarle, no tenía la intención de acostarse con el peliblanco en unos sucios sanitarios, sin embargo cuando le ofreció llevarlo a casa, el ojivioleta le abordo, devorando su boca, mientras hacía insinuantes movimientos con su cadera.

 

—Ka-Kaname —gimió cuando los falos se encontraron, masajeándose entre ellos. Mezclando su pre-semen, la mano del castaño atrapo ambos miembro, intentando acariciarlos por igual. Respiró agitado, buscando los labios del menor.

 

Chupó el labio inferior, dando suaves mordiscos. La fricción entre ambos sexos se hizo más frenética, llenando los cubículos con sus gemidos y jadeos. Zero hecho la cabeza hacía atrás, corriéndose en la mano del ojivino.

 

—Más. Kaname, más. —dijo pasando la lengua sobre sus labios, girando el cuerpo para darle la espalda, sus glúteos se balancearon contra su miembro, excitando de nueva cuenta a Kaname.

 

Bajó los vaqueros oscuros del ojivioleta, recargando la barbilla contra su hombro, besando la piel que alcanzaba desde aquella posición. Sus dedos danzaban en su interior, escuchando los ronroneos guturales que escapaban de su garganta. Ladeo la cabeza, para besar su boca mientras se embestía contra los dígitos del castaño.

 

—Kiryu-kun… Relaja tú cuerpo. Iré… despacio.

 

Introdujo con suavidad su miembro. Ahogo un suspiró al sentir lo estrecho que estaba su interior, se mantuvo quieto, sabía que debía esperar para poder comenzar a moverse, su mano deambulo sobre su pecho, bajando hasta hallar su sexo duro, sonrió comenzado a masajear para ayudar  que su cuerpo se relajara y el dolor se disipara.

 

Los gemidos del menor comenzaron a nacer de nuevo, crispando las uñas en los azulejos. Ladeo la cabeza, balanceando los húmedos cabellos, movió la cadera, y volteo a ver de reojo al castaño; suplicante.

 

Kaname besó su hombro, comenzando a penetrar su cuerpo con suavidad que poco a poco, se tornaban rápidas.

 

—¡Hgm~h!… Mmm, ahag

 

Apretó los labios, continuando con las duras embestidas, el cuerpo del menor se tensaba de momentos, mandando oleas eléctricas a cada parte del castaño. Suspiró, agitando la cabeza para quitar los estorbosos mechones ensortijados de su frente. Besó su hombro un par de veces.

 

El orgasmo alcanzó a ambos jóvenes. Sin embargos las caricias y besos no terminaron, seguían deseosos del cuerpo ajeno.

 

::: ::: ::: :::

 

Zero jugueteaba con la comida de su plato, intentando no escuchar los reclamos de su gemelo o los de su amigo. Su mente no dejaba de recordar aquellas pupilas vino, chasqueo la lengua, subiendo los dedos a su frente. Juraba por Ichiru que no volvería nunca a tomar nada de alcohol.

 

El menor suspiró levantando su cuerpo de la silla, beso la coronilla de su gemelo y salió rumbo a sus clases. Takamiya se quedó haciéndole compañía un rato más.

 

—¿Quién te llevo a casa? Zero, si regresaste con ese cabrón yo…

 

—No he regresado con nadie… —hizo una pausa, mirando con profundidad a su amigo—, Kaname me llevó, ¿contento?

 

—¿Kaname? ¿Hablas de Kuran Kaname?

 

El peliblanco se encogió de hombros quitando importancia y regreso a su jugueteo con su almuerzo.

 

—Voy a entregar esté libro a Biblioteca, no te muevas.

 

—Yes, my prince.

 

—Idiota —sonrió dejando solo al peliblanco. Su cabeza taladraba tortuosamente. Parecía más tentador el ir a casa a dormir, bostezo, haciendo el cuerpo hacía atrás, desperezando como un felino.

 

—Buenas, Kiryu-kun —le saludo el castaño, tomando el lugar que antes era de Takamiya. Zero no pudo ocultar la sonrisa al verle frente a él—, ¿Qué tal tú jaqueca?

 

—Duele. Al igual que mi cuerpo.

 

—¿Quieres salir cuando las clases terminen? —pregunto mirando la bufanda que el peliblanco llevaba, a pesar de ser un día muy soleado, no pudo ocultar la risita.

 

—Bien. —se levantó tomando su mochila—, Pero antes, quiero advertirte que no volveré a ser el pasivo.

 

—Eso lo veremos, Kiryu-kun.

 

Notas finales:

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