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How I hate this sexy motherfucker! por Dn-sama

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Notas del fanfic:

Aaah~ ¿Qué decir? Llevo trabajando en este fic desde hace muuuucho tiempo, más del que podéis imaginar. Si es que soy una lenta para estas cosas xD Fufu~

Bueno, antes que nada decir que todo esto está basado en un rol que mantengo con una amiga, con lo cual nada de esto sería posible sin ella –da vida a Kevin, que es como el alma de la historia en sí ewe-. Por eso os invito a que la acoséis cibernéticamente tanto por Deviantart à http://kodokuna-shojo.deviantart.com/ como por su Tumblr à http://kodokunajo-art.tumblr.com/ , ya veréis como os gustan sus cositas~ uwú

Notas del capitulo:

Como ya dije anteriormente, esta historia está basada en un rol que hago con la señorita Kodokuna. Más concretamente, se podría denominar como una historia alternativa de dicho rol, ya que su contenido no afecta en absoluto a la historia original. Vamos, que esto lo hicimos para pasar el rato y ya, cojones xD

En un principio la idea era hacer un PWP [Plot? What plot? = ¿Trama? ¿Qué trama?], pero creo que ya no se podría catalogar así, supongo uwu He intentado narrar todo en tercera persona, sin centrarme en ningún personaje, pero al final he acabado concentrándome en los sentimientos y pensamientos de Kevin. Aún así, todo está narrado en tercera persona.

 

ADVERTENCIAS

Palabrotas varias, insinuaciones descaradas,  un profesor sexy sacado de una revista porno, adolescentes hormonados muy necesitados y notitas picantes, muy picantes.

 

 

 

http://nekonikisu.deviantart.com/art/Punishment-353733575 --> imagen del fic~

El tiempo siempre transcurre lentamente cuando no hay nada que hacer.

Quizás por eso los castigos de reclusión estudiantil eran tan acertados. Estar sentado durante una tarde entera, solo teniendo como entretenimiento un bolígrafo y un papel que tenía que rellenar con una estúpida oración que carecía de sentido para él… eso era una auténtica tortura. Claro que no lo iba a hacer. Se limitaría a mirar a cualquier punto de la extensa aula y rezar para que la campana que tintineaba cada hora sonara lo más pronto posible.

En cuanto escucha el pomo de la puerta imagina de quién se puede tratar; seguramente sería algún profesor desafortunado -desde el punto de vista del moreno- al que le había tocado hacer guardia en la clase de Los alumnos castigados.

Era realmente triste encontrarse él solo en toda el aula. ¿Tan malo era que se trataba del único castigado en todo el instituto? Por supuesto que no; estaba ahí por culpa de un complot del internado, quienes estaban en contra suya y arruinaban sus planes de tarde solo por puro placer. No descartaba esa posibilidad. Después de todo lo vivido, la experiencia le decía que o desentonaba demasiado en ese lugar o, simplemente, todos le tenían manía. Siempre se ha decantado más por la segunda opción.

Volviendo la vista a la puerta, identifica una bata blanca que se cuela dentro de la sala a pasos lento, haciendo que el suelo resuene con cada paso que da.

Debería de habérselo imaginado antes. Tenía que tratarse de él.

En ningún momento sus miradas llegan a cruzarse. Dave, cargando unos cuantos libros y un maletín de cuero negro, atraviesa la sala tranquilamente y llega hasta la mesa para profesores.

Kevin sigue su trayectoria con la mirada, esperando que el profesor le dijese algo. Para variar, no recibe ni un triste saludo.

 Con el mismo sosiego con el que había llegado, el castaño se sienta en su silla, abre sus libros y saca un par de papeles y libretas del maletín. No le dirige la palabra al moreno; tampoco es necesario. Sabía perfectamente que se lo iba a encontrar ahí, y no mentiría si tuviese que afirmar que esa era la razón por la que había aceptado hacer guardia esa tarde.

Entre un mutismo incómodo y miradas que se pierden en la nada, profesor y alumno pasan un buen rato ignorándose el uno al otro, hasta que el segundo decide romper ese molesto silencio.

-Así que es a ti a quien han metido aquí, ¿eh? –ríe con soberbia, apartando la mirada.

Dave no contesta, solo sigue sumergido en su trabajo como buen profesor que es.

Kevin frunce algo el ceño y sube los pies sobre la mesa, cruzándolos. Una cosa es que lo ignore y otra muy diferente que le esté haciendo el vacío. Bufa con fuerza.

-Qué asco de tarde…

-No se suben los pies a la mesa –sin apartar la vista del libro, el castaño regaña al ojiverde. Le sale una voz tosca y cansada, con un tono monótono y aburrido. –Ni tampoco se habla. Mantente en silencio si no quieres quedarte mañana también.

-Tsk… -el moreno tarda bastante en cumplir la orden, pero al final acaba obedeciendo. Cruza los brazos sobre la mesa y apoya la cabeza en ellos. Mira hacia la ventada, molesto. –Al menos podré dormir~ -piensa en alto, cerrando los ojos, dispuesto a descansar.

Y podría dormirse del tirón si no fuera porque la presencia de cierto profesor lo fastidiaba demasiado. Frunce el ceño y observa a Dave de reojo con la intención de intimidarlo con la mirada.

El castaño tarda en reaccionar. Empieza a responder la mirada del ojiverde con sonrisas fugaces. Entiende lo que está pretendiendo, y si de algo estaba seguro era de que no conseguiría ponerle nervioso. Por lo menos no si lo miraba de esa manera.

-¿Quieres algo? –pregunta, manteniendo en su rostro una sonrisa que roza lo burlesco. -¿O solo te gusta mirar a tu profesor?

-Quiero dormir y que me dejes en paz –la respuesta sale junto a un bufido. Aparta la mirada de nuevo, observando la ventana. Cierra los ojos, esta vez dispuesto a dormirse de una vez. –Y cállate, esto es un castigo para los dos. No puedes hablar.

El castaño ladea la cabeza y deja escapar una risotada algo escandalosa.

-¿Aah? ¡Qué pena! Y yo que me había hecho ilusiones… -habla para sí mismo, pero lo suficientemente alto como para que el moreno lo oiga. Suspira con fuerza, apoyando la cara en su mano. –Me pregunto qué harás por las noches para que estés tan cansado, mmm… Bah, ya me hago una idea -vuelve la mirada a su libro, cambiando la expresión a una más seria.

-Me dedico a quemar coches y al terrorismo organizado. Hay un club para dominar al Gobierno y hacernos con el mundo. –ironiza, resoplando. Deja caer su peso sobre la mesa. –Ahora que has descubierto mi secreto puedes callarte y seguir trabajando.

-No, ahora que sé eso tengo una excusa para vigilarte por las noches~ -el castaño vuelve a reírse, esta vez de una forma más agradable. Se ajusta las gafas y sigue escribiendo sobre un papel. –Aiiii, como usted mande, jefe. Yo seguiré a lo mío y tú puedes ver tu vida pasar sentado sobre una sucia silla de instituto.

-Corrección, puedo ver la vida pasar DURMIENDO sobre una sucia silla de instituto. Y tú trabajando, que no eres quién para fardar. -dicho esto, el moreno decide ignorar definitivamente a su profesor. Suspira y cierra los ojos una vez más.

De nuevo, un silencio insoportable, de esos que hacen que los oídos duelan, invade toda la sala. Dave mira de reojo al moreno. Después de todo, parece que sí se ha dormido. Suelta un débil resuello y esboza una sonrisa pícara mientras parte un pedazo pequeño de papel. Escribe rápidamente, sin pensar mucho lo que poner. Hace una bola con el papel y la lanza sobre la cabeza del moreno. Al ver que Kevin abre los ojos, vuelve rápidamente la vista hacia su libro, haciendo como si no hubiese pasado nada.

El moreno se incorpora pesadamente sobre la mesa, observando el papel arrugado con una mueca de confusión.

-Oye… Bah, olvídalo –frunce el ceño. No parece que Dave hubiera hecho nada, aunque tampoco le daba mucha importancia. Recoge el papel y lo lee, analizando cada palabra que hay escrita.

“¿Duermes? Teniéndome aquí podrías hacer cosas mucho mejores que dormir…”

Lo primero que piensa es que eso se trata de  un muy mal intento de ligue. Levanta una ceja y vuelve a mirar a Dave, que otra vez parece estar dándolo todo en el leer un libro. Duda que lo esté leyendo de verdad, y apostaría todo lo que tenía al afirmar incluso que lo estaba ojeando al revés.

El moreno coge un boli y decide darle una respuesta escrita en la misma hoja que le había tirado. Cuando termina de escribir, hace un avión de papel y lo lanza hacia su profesor. Consigue que aterrice sobre un montón de papeles que hay junto a él.

El castaño se toma su tiempo antes de recoger el avión. Va con calma, tampoco es que haya prisas. Desase el avión y lee, agarrando sus gafas para mirar mejor las letras que hay escritas en el papel.

“¿Sí? ¿Cómo qué? No veo que lleves ninguna baraja de cartas encima”

Eso hace que una ligera risa escape de los labios del castaño. Le gusta que se esté haciendo el inocente. Levanta la mirada, esperando encontrarse con los orbes esmeraldas del moreno, pero parece que ha utilizado la misma técnica que él: hacer como si nada hubiera pasado.

Dave vuelve a coger su boli para darle una respuesta a su alumno. No se molesta en si éste ve como lanza el papel o no, simplemente se lo hace llegar, consiguiendo que la hoja rebote en la mesa del moreno quien, ansioso, lo coge enseguida y ojea con las cejas levantadas.

“Tienes razón... Pero yo tengo otra cosa que de seguro te gusta más. ¿Adivinas el qué?”

El ojiverde empieza a cansarse de ese juego tan estúpido. Con pocas ganas, contesta una vez más y se lo lanza a Dave, que coge la hoja en el aire. Acto seguido, echa su cuerpo hacia adelante y observa la ventana una vez más, entrecerrando los ojos.

“¿El qué? No creo que nada de lo que tengas vaya a gustarme lo suficiente como para ir por ella.”

Por la actitud del moreno, Dave intuye que ya se ha hartado de seguirle el rollo. No se molesta en leer lo que le ha escrito, lo único que quiere es captar su atención. Y para su propia satisfacción, sabe perfectamente cómo hacerlo.

Ríe al principio con superioridad, pero a medida que va escribiendo su sonrisa se va tornando con un aire lujurioso. Lanza el papel de vuelta, atento a la reacción que pueda tener el menor. Está deseoso por ver la respuesta que le dará.

Kevin se lo piensa antes de abrir la hoja. Ya se había dicho que pasaría de seguirle el juego, pero la mirada que el castaño tenía puesta sobre él no le daba buenas vibraciones. Con las pocas ganas que aún le quedaban, desenvuelve el papel y lee. Abre los ojos de golpe al examinar la nota. Para su sorpresa, la respuesta no era como él se la esperaba.

“Abre tus piernas, zorra. O mejor, súbete al pupitre y hazme un striptease. Te estoy imaginando desnudo… Cómo me pones.”

El moreno acaba sonrojándose, pasando su mirada sorprendida entre la nota y el mayor. No sabe bien qué responderle; ni siquiera sabe si debe hacerlo. Lo mejor sería dejarlo correr y ya está… ¡Como si no hubiera leído eso! Pero… ahora que habían empezado no podía romper las reglas de ese juego, ¿verdad?

Comienza a escribir una respuesta, pero cada vez que escribe algo lo tacha, descartando los insultos que salían de manera natural. Era bastante difícil darle una respuesta sin escribir alguna palabra malsonante. Y si algo tenía claro el moreno es que no se iba a quedar atrás ante Dave. Por supuesto que no.

Cuando termina de redactar su respuesta, Kevin lanza el papel hacia su tutor mostrando una media sonrisa.

“Así que te pongo, capullo. ¿Sí? Oh Dios, porque llevas ropa, que sí no te vestía yo con mi saliva, gilipoll Ah, tendría que desnudarte. ¿Quién necesita ropa estando solo los dos en la habitación?”

El castaño relee una y otra vez la respuesta del menor, completamente satisfecho. Puede entender gracias a los tachones que no estaba muy seguro de qué contestar, pero tiene que admitir que ha conseguido despertar sus instintos. Lo mira directamente a los ojos y levanta las cejas de manera sugerente mientras escribe su contestación sin siquiera mirar al papel. Una vez terminado hace el mismo proceso hasta ahora: lanza el papel hacia el moreno y, con todos sus sentidos puestos sobre él, observa atentamente las acciones que pueda mostrar su alumno.

“Maldito calientabraguetas, deberías decir cosas así más a menudo. Me aprietan los pantalones… Ven aquí y juega con tu sucia boca. No la tienes solo para gritar insultos.”

Los ojos de Kevin brillan con picardía al ver la nota. Sus mejillas vuelven a sonrojarse inevitablemente, y esta vez no trata de ocultarlo. Ignora la mirada de Dave y le responde. Termina de escribir y dobla el papelito. Se relame los labios de manera tentadora al cruzar la mirada con Dave, admitiendo en silencio lo bien que le había quedado su respuesta. Se inclina hacia adelante y deja el papel sobre la mesa de su profesor, esperando impaciente su réplica.

“Si te aprieta el pantalón, quítatelo, pervertido. Si te da frío, quítame el mío; y si te da calor, respóndeme a esta nota y seguiré quitándote ropa”

Dave vuelve a sonreír lascivamente, mordiéndose el labio mientras relee la nota. Posa los ojos sobre el moreno, comiéndole con la mirada, y comienza a desabrocharse su pantalón lentamente; no llega a bajárselos.

Kevin lo observa manteniendo su media sonrisa, esperando una respuesta de su profesor. Comenzaba a excitarse; pensaba que iba a pasar una tarde aburrida, pero la verdad era que el castigo se estaba poniendo demasiado interesante, y bien sabía que si seguía así no sería capaz de controlarse.

Aún con la mirada clavada en su alumno, el castaño termina de escribir su respuesta. Se levanta de su silla y anda hasta la mesa del moreno, haciendo que sus pantalones se bajen poco a poco por cada paso que da. Cuando está frente a él, inclina su cuerpo hacia adelante y le deja el papel en la mano, invitándole con la mirada a que lo leyera lo antes posible.

“Te voy a follar aquí y ahora, Kevin. ¿Dónde lo prefieres?”

-En el suelo, en la pared, sobre mi mesa… -el castaño comienza a enumerar cada lugar que se le ocurre, hablando en susurros para realzar su marcado tono sensual.-…Pegados a la ventana para que todos nos vean...

-¿Tal vez en otro lugar? –responde. Una sonrisa socarrona surca su rostro. Mira de reojo al profesor, mordiéndose los labios.- ¿Cuando no esté castigado y tenga un 10 en Química~? -el pantalón ya comienza a incomodarle también. Está por arrancárselo de un zarpazo, pero se contiene.

Dave sonríe ante su comentario. Se sienta sobre el pupitre del moreno y lleva su mano hacia su rostro, dándole caricias en la mejilla con el pulgar.

-¿Estás tratando de chantajearme? –acaba riéndose entre dientes.- Vender tu cuerpo por privilegios está muy mal… -baja la mano, recorriendo su pecho, y tira del pulóver hacia él. –Por lo menos no vestido de esta forma... Librémonos de tu ropa, me molesta.

Con un gesto elegante, el moreno aparta la mano de Dave y se levanta, enfrentando sus rostros. Lo observa directamente a los ojos, retándolo con la mirada.

-¿Eso es un 8? –pregunta con algo de superioridad, aumentando su sonrisa pícara –Si yo te lo pido sin ropa será un 6… Pero si tú aceptas es un 10. ¿Qué me dices?

El castaño tarda bastante en contestar. No porque estuviera debatiéndose la propuesta, sino porque la expresión que mostraba el ojiverde conseguía volverlo loco.

Sin poder contenerse mucho más, Dave agarra de la nuca a su alumno y lo atrae hacia él, besándolo bruscamente. No tarda mucho en separarse, dejando un rastro de saliva que junta sus labios. Se relame con gusto.

-Digo que parece que vas aprendiendo de tu maestro. Y eso me gusta –junta sus bocas de nuevo, saboreando los labios del moreno. Los muerde y lame repetidas veces, esperando a que Kevin reaccionara y correspondiera, aunque no le importaba eso de llevar el ritmo. Aprovecha el contacto para ir apegándose a su cuerpo, buscando más fricción con él.

La falta de oxígeno los obliga a separarse. En cuanto se aleja, Kevin suelta una risa ahogada y lujuriosa. Limpia su boca con el puño y, con la otra mano, comienza a desabrocharse los botones de su camisa bajo la atenta mirada del castaño.

-Dilo, venga. –el moreno se pone de rodillas sobre la mesa para estar a la altura de su profesor. Se agarra a sus hombros y junta sus rostros lentamente.- “Te pondré un 10 si dejas que te folle~” –canturrea en susurros, deseando oír esas palabras salir de los labios de Dave.

Sabe que tiene toda su atención; no es capaz de parpadear en ningún momento. El ojiverde aprovecha ese momento para robarle un beso húmedo y feroz, esperando que reaccionara de una vez y dijese lo que quería escuchar.

-“ Te pondré un 10 si dejas que te quite la ropa y te meta la polla hasta el final de todo...” –susurra en su oreja, en un tono más agudo que antes, provocándolo. –Venga… dilo… dímelo…

-Te pondré un 10… -responde el castaño por fin, agarrándole de los hombros para besarlo de nuevo, profundizando todo lo que puede. Se separa de él para seguir hablando. -…cuando empiece a oírte gritar pidiendo por más… -va bajando su cabeza por su cuello, dándole besos y mordidas que luego lame, tratando de sacar algún gemido del moreno. -…cuando llores… cuando te muevas sobre mí como una puta en celo, gimiendo, jadeando… -da un mordisco con bastante fuerza en su cuello. Esta vez sí consigue sacar un chillido del menor. Sonríe y comienza a intentar deshacerse de la molesta camisa que lleva el chico. - …cuando me corra dentro de ti y llene todo tu interior… -se le escapa un suspiro que es perfectamente confundible con un gemido mal retenido. Recobra su sonrisa lujuriosa, alabando su propia contestación, y pregunta con un aire de superioridad. -¿Qué te parece, alumno?

-Con el debido respeto, estás muy desesperado. –Kevin sonríe y le lame los labios, esperando recibir más besos de su maestro. Ayuda a Dave a quitarse su camisa y la deja sobre la mesa. Instantáneamente se engancha a su cuello y lo besa violentamente, negándose a quedarse atrás de nuevo.

-¿Quién está más desesperado aquí? -Dave responde, satisfecho por ver que al fin el moreno se ha despertado del todo. Suelta gemidos en su boca, incitándolo a que siga. La necesidad de aire ya vuelve a hacer presencia una vez más. Jadean extasiados, mirándose a los ojos, hambrientos el uno por el otro.

-Mientras me pongas un 10… todo da igual. –el ojiverde suelta una risilla mientras sigue dándole besitos cortos en los labios. –Además… si no me lo pones pienso denunciarte por abuso sexual.

El moreno frunce el ceño. Habla en serio, seguro que saldría muy bien parado si hacía una denuncia así contra su profesor. Ahora que están separados agarra la bata y la camisa de su tutor y las tira al suelo. No tarda en comenzar a recorrer el cuerpo del castaño con sus manos.

Dave se niega a sumirse ante su propio alumno, así que no se lo piensa al apartarlo de él bruscamente. Se agacha frente a él y empieza estimular sus pezones, uno dándole cortas mordidas y otro frotándolo con sus dedos.

-¿Hace cuanto que no follas, Kevin? –pregunta, mordiendo con más fuerza y tirando de su pezón.- ¿Fui yo el último en hacértelo? Aah~ Pensar que otro hombre te ha metido su polla me asquea… Debería marcarte cuanto antes, ¿no crees?

Con cada mordisco que sigue dando, el moreno bajo él se retuerce e intenta reprimir cualquier sonido impuro que quiera salir de sus labios, pero no es capaz de retener un gemido bastante alto que sabe que el mayor habrá oído. Kevin frunce el ceño visiblemente sonrojado.

-Nng… Ni que fuera asunto tuyo… -el moreno chasquea con la boca, bastante molesto. No quiere parecer sumiso ni obediente, pero aún con esas decide contestarle a su profesor.- Con Chris tuve un lío pasajero en Halloween, no sé cómo. Drake se enfadó y echamos un polvo de reconciliación. –se detiene para soltar un suave suspiro, perfectamente confundible con otro gemido mal retenido. Cierra los ojos mientras aprieta los dientes y sus manos, perdidas en la espalda del castaño, se dedican a arañarlo sin compasión.-… y luego tuvimos el polvo de buenas noches, el de buenos días… El del calentón de media tarde… Después vino a mi casa, yo fui a la suya… -deja las palabras en el aire con una dejes misteriosa, sonriendo con picardía.- ¿He conseguido hacerte enfadar?

Kevin quiere picarlo, quiere que sienta celos y obtener su completa atención. Y qué mejor manera que hablarle sobre su vida sexual. Si algo sabía de su profesor era que lo trataba como un juguete, ¿y qué pasa cuando el juguete de un niño pasa a manos de terceros? Sí. Dave era una de esas personas jodidamente envidiosas y caprichosas, un auténtico culo veo, culo quiero, nunca mejor dicho.

Para ese momento, el castaño ya estaba mordisqueando con más virulencia el otro pezón de su alumno. No tarda en comenzar un camino de besos que lo llevan desde el pecho hasta el hombro del moreno y, una vez ahí, sigue mordiendo para dejar marcas. Se divertía con las expresiones del moreno, con cada movimiento, roce o sonido que salía de su boca. Y puede que lo último que acababa de escuchar fuera la gota que colmó el vaso, precisamente en el sentido que Kevin tenía planeado. Digamos que su discurso consiguió animar cierta parte de su cuerpo

-No… -contesta a su pregunta con cierta pesadez. Sus cuerpos desnudos chocan cuando el castaño se inclina para lamer sus labios, un contacto que en pocos segundos se transforma en un beso hambriento y apasionado. Se separa para morder su cuello, consiguiendo sacar más de esos gemidos que retumbaban en los oídos del mayor y hacía que sonriera de auténtica satisfacción. Al llegar a su oreja, lame el lóbulo varias veces y susurra de manera sensual y lasciva.- Saber eso me dan más ganas de hacerte solo mío…

El moreno responde con un jadeo ofuscado, tal y como el mayor se esperaba. Pero eso no era suficiente, aún quería más de esos sonidos tan melodiosos, que lo abrumara con su voz y pidiera una y otra vez por más. Y, a su vez, también quería saberlo todo sobre las sesiones de sexo que mantenía Kevin con Drake. Chris se la sudaba, solo le interesaba el otro castaño.

-¿Te dolió cuando te la metió? ¿Eres igual follando conmigo que con él? –pregunta descaradamente mientras con su boca sigue intentando sacar los jadeos que tanto anhela. Todo, quería saberlo todo.- ¿Te gusta más como lo hace él o como lo hago yo? Aa… olvida eso último, es una tontería. –la sonrisa picante aumenta de tamaño y antes de que el moreno pueda hacer algo, comienza a manosear su miembro por encima del pantalón, pellizcando fuertemente de vez en cuando. – Sé que tú me quieres a mí… porque sé cómo darte placer…

-Solo tengo ojos para Drake. –quiere seguir con ese juego, buscando poner más celoso al mayor, pero le cuesta demasiado si sigue tocándolo de esa manera. Al final iba a ser verdad que sabía cómo darle placer. Intenta abrir los ojos, pero cada vez que lo hace solo consigue derretirse al ver la expresión que lleva Dave. Expulsa todo el aire de sus pulmones con fuerza en un vago intento por relajarse. –Aaah… solo te uso para que me pongas una buena nota.

-¿Solo para eso? –exagera su tono triste, pero la sonrisa lujuriosa que lleva dice todo lo contrario.- ¿Solo para sacar una buena nota? ¿Nada más? –ladea la cabeza, apartándose el fleco de la cara y mirándolo con cierta inocencia.- Pensaba que podríamos llegar a más, alumno.

El castaño cuela su mano por dentro del pantalón de Kevin y lo masturba. Por su lado, el moreno vuelve a cerrar los ojos y se deja hacer. Sabe que Dave tiene la mirada clavada sobre él y eso solo consigue que su temperatura corporal aumente.

-Aah… ¿tú qué crees, Dave?

-Pues creo… -detiene cualquier movimiento y levanta la cabeza hasta quedarse a su altura, observándolo fijamente. Sus manos se separan de su entrepierna y recorren sus muslos, acariciándolos con delicadeza mientras va bajando los pantalones lentamente, hasta que se decide a agarrar ambas piernas con firmeza y las separa más de lo que ya están.- …que estás demasiado excitado para saber qué dices~

-Ya, ya…

Kevin aprovecha que tiene al profesor cerca para sujetar su nuca y atraerlo más hacia él, manteniéndole la mirada. Le molesta que haya parado, odia que lo dejen a medias; así que no se corta ni un pelo en llevar la mano que tiene libre a acabar lo que él empezó en su entrepierna. Besa al castaño fervientemente y gime en su boca, separándose a los pocos segundos solo para sentir la satisfacción de ver su rostro y dedicarle una media sonrisa llena de lascivia.

Dave no tarda en devolverle la sonrisa mostrando todos sus dientes. Mantiene la vista sin parpadear en ningún momento, pasando la mirada entre los ojos del moreno y su entrepierna mientras abre los ojos cada vez más.

-Vaya~ Veo que te las puedes apañar solo… -ríe con fuerza.- Mejor, así no tendré que atenderte y podré terminar mi trabajo.

-Tú trabajo ahora soy YO –responde con un tono caprichoso, pero aún con esas bastante meloso. Eso le ha molestado bastante, más de lo que se podría haber imaginado. Acaba por correrse en su mano y se relame lo labios. Vuelve a robarle otro beso al castaño.

Lo desea. Lo quiere ahora. Ya le da igual lo demás, ahora eso no tenía ninguna importancia. Lo que necesita era a Dave, tenerlo más cerca de él, sentir su piel, su aliento, su cuerpo entremezclándose con el suyo… Todo, sin importar cuáles fueran las consecuencias.

Ya habría tiempo de lamentarse más adelante.

Antes de que el castaño pueda separarse de él, muerde y lame sus labios de manera recelosa. Separa sus labios con cuidado y, sin perder el contacto, cierra los ojos y deja escapar el aire, susurrando en un tono muy bajo:

-¿…Entendido?

-… Entendido, Kevin. Gracias por aclarármelo. –no se molesta en ocultar su tono irónico. Aprovechando ahora que se ha separado de él, retoma los besos y lametazos al pecho del moreno, haciendo un camino con sus labios hasta llegar a la altura de la entrepierna. Echa su aliento y resopla pausadamente.

El ojiverde suspira aliviado y relaja todos los músculos del cuerpo. No quería hacerse el facilón, pero ya no cree que pueda aguantar mucho más. Mira al castaño desde arriba y sonríe, desviando la mirada hacia algún otro punto de la sala que no fueran los ojos de su profesor.

-Aah… ¿sabes? Me gusta más hacerlo contigo –susurra. Quiere que su profesor lo escuche, provocarlo e incitarlo a que acelere el ritmo. Como añadido, al final de la frase deja escapar un gemido que no se molesta en retener.

Por su parte, Dave no podría estar más satisfecho. La sonrisa en sus labios delata lo mucho que le había complacido ese comentario, y lo daba como una señal para que comenzara a hacer su trabajo, como bien lo había descrito antes el moreno.

Luego de dedicarle una última mirada cómplice, mira su miembro y se relame. El castaño comienza a lamer y dar besos suaves y lentos sobre su punta con la intención de desesperar a Kevin.

Lo que no se esperaba era que el moreno lo separara bruscamente de él tirándolo del pelo para ponerlo a su altura y volver a abrazarlo nuevamente. Esa acción lo desconcierta, pero parece entender lo que pasa al ver el rostro completamente excitado del ojiverde.

-Deja de jugar conmigo –esas palabras lo decían todo. Estaba impaciente, pero no precisamente por empezar los preliminares. Antes de que el castaño se pudiera separar de él, lo vuelve a besar de manera lujuriosa mientras frunce el ceño lentamente.

A pesar de que ese gesto le había molestado, Dave no podía negar que tuviera ganas de empezar ya. Corresponde los besos de Kevin con auténtico fervor, devorando sus labios. Sin separarse en ningún momento de él, mueve las caderas para dejar que se fueran bajando solos.

-Pues dime… ¿Qué es eso que tenía que hacer para ponerte un 10? –susurra en la oreja de su alumno de manera sensual, lamiendo y mordiendo el lóbulo de manera más brusca de lo que al moreno le habría gustado.

Kevin en un principio piensa que se trata de una broma, pero al ver que la situación no avanza agarra su rostro y besa su mejilla, su nariz y, por último, sus labios. Cuando se separan, lo mira con las cejas levantadas y una expresión apática.

-No seas perro y hazlo ya.

Esa respuesta lo fastidia, y muestra su rechazo separándose algo de él y chasqueando con la boca. Su objetivo ahora era que le suplicase, pero entre su dignidad y la testarudez que tenía el moreno sería casi misión imposible. Volviendo la mirada hacia él, lleva su mano a hacer un recorrido desde el rostro de Kevin, pasando por su pecho y el bajo vientre, rozando su miembro y, por último, acariciando su trasero, comenzando –por fin- a tantear con la entrada del ojiverde.

-Ai, pero aún no has dicho las palabras mágicas, Kevin. –su tono, jocoso y burlesco, contrarresta completamente con la expresión seria que su rostro mostraba en ese momento.

-¿Por…favor?

No era momento para ponerse con esos juegos tan estúpidos, y solo para provocarlo. ¿Más de lo que ya estaba? Eso solo debía tener dos posibles explicaciones: o Dave era estúpido y no se había dado cuenta de que lo deseaba desde el momento en el que lo vio entrar por la puerta, o era más puto de lo que parecía y hacía eso para que chillara que lo follara de una maldita vez. Y si de algo estaba seguro era que no quería saber la respuesta para no sentirse más humillado de lo que debería estar en esos momentos.

-Nnng, mal~ -Dave niega con la cabeza lentamente, chasqueando varias veces con la boca para dar a entender que había fallado.- Todavía no has aprendido la lección… Pero… ¿sabes qué…?

Es en ese preciso momento, en cuando sus miradas se cruzan con fervor, con ese deseo que denotan sus pupilas, cuando sus pieles se juntan y se mezclan por el sudor que les ocasiona la temperatura del momento, Kevin comprende que Dave tiene algo que los demás no le pueden dar. Esas sensaciones, ese cosquilleo en su estómago, la manera en que lo trata, esa forma de ser tan engreída, creyéndose superior ante todos los demás… Claro que no podría negarse a algo como eso. Lo mira expectante, queriendo saber qué es lo siguiente que iba a salir por esos labios ya rojizos de tanto morderlos y besarlo; pero en cuanto siente como algo comienza a rasgarlo en su interior, todos los pensamientos se desvanecen y su cabeza queda en blanco. Comienza a echar su cabeza paulatinamente hacia atrás, abriendo lentamente su boca.

-Quiero follarte ya –si lo poco que había entrado había hecho que su alumno pusiera ese rostro tan delicioso, no podía esperar a ver su cara cuando la metiera del todo. Acorde con ese pensamiento, no espera ni un segundo más y lo embiste con fuerza, profanando su interior sin piedad a la vez que un sonido ronco y placentero escapa de su boca.

Kevin no puede aguantarse un grito de éxtasis que lo obliga a chillar con fuerza. Sabe que ese berrido debe haberse escuchado por todo el pasillo, y eso hace que se le suban los colores al rostro. Con el labio temblando y lágrimas amenazando con escapar de sus ojos, se abraza fuertemente al cuello de su profesor, jadeando de vez en cuando hasta recuperar el aire que había perdido.

-¿Ves como… no siempre hacen falta palabras mágicas? –el moreno trata de esbozar una sonrisa que se queda en eso, en un intento desesperado por aparentar que ni le dolía ni sentía placer. Vuelve a besarle con ganas, mordiéndole la lengua y acariciando la espalda del castaño.

-Claro… -susurra.- No me hacen falta palabras cuando puedo ver tu rostro, pedazo de zorra.

-Cállate ya…

Dave no hace nada por moverse. Prácticamente deja que sea el moreno el que haga todo el trabajo. Ya llegaría su momento, ahora disfrutaba viendo como su alumno se retorcía bajo él de manera casi sobrehumana.

Un gemido ahogado corta cualquier insulto que le fuera a dirigir a su profesor. Quiere más, pero le estaba empezando a costar pronunciar palabra alguna. Se abraza con más fuerza al cuerpo del castaño, arañándole la espalda para dejarle unas bonitas marcas que luego le recuerden que estuvo ahí. Gime en su oreja y se muerde los labios, volviendo a intentar pronunciar palabra.

-V-ve más rápido –a pesar de que quiere que suene como una orden, sus palabras se quedan más bien como una súplica, un ruego por satisfacer la necesidad que desde hace un buen rato quiere saciar.

Como respuesta, el castaño comienza a moverse, pero sus movimientos siguen siendo toscos y muy lentos, casi como si lo estuviera haciendo sin ganas. Sus manos, que se habían perdido para acariciar los muslos de su alumno, se dirigen a la cabeza del ojiverde y agarran su cabello con fuerza, tirando de él para poder verlo mejor, ignorando si le hace daño o no.

-Iré más rápido si tú gimes más fuerte~

-Jé… Ni en sueños –es aquí cuando vuelve a recalcar su obstinación, dedicándole una sonrisa desafiante a su profesor. No le iba a dar lo que quería tan fácilmente, aunque eso le costase morderse la lengua para no dejar escapar ningún ruido extraño. Pero era difícil hacer eso al sentir una mezcla entre el dolor y el placer que lo quemaban por dentro y le provocaban tal gozo.

Dave le devuelve al moreno una mirada similar a la de él y cierra los ojos, comenzando por fin a embestirlo a un ritmo más acelerado. Dirige una de sus manos a los pezones ya abandonados del ojiverde, jugando con ellos, frotándolos con fuerza, estimulándolos. Su boca se dedica a corresponderle todos los besos hambrientos que le dedica, incitándolo a que abra y separe sus labios para dejar escapar lo que tanto deseaba oír.

-Hazlo… gime para mí…

 

Notas finales:

Fin de la parte 1

 

Continuar en el capítulo 2, jum~

 


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